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La literatura de Bernardo Atxaga llega al Centro Dramático Nacional

Tanttaka Teatroa adapta 'El hijo del acordeonista', la novela que cerró el ciclo sobre ETA del autor Tres ayuntamientos vascos han coproducido el montaje, mejor recibido que el libro en 2004

Tereixa Constenla
Escena de 'El hijo del acordeonista'.
Escena de 'El hijo del acordeonista'.M. Díaz de Rada

Algo ha cambiado en el País Vasco. Algo ha cambiado entre 2004, cuando la publicación de El hijo del acordeonista le costó a Bernardo Atxaga notables sinsabores, y 2012, cuando la adaptación teatral de la misma obra, desató lágrimas catárticas para muchos espectadores vascos. “La reacción fue extremadamente conflictiva, mientras que ahora se ha recibido con una serenidad que antes no hubo”, comparó ayer el escritor en el Teatro Valle-Inclán, donde el viernes se presenta el montaje de Tanttaka Teatroa.

De la novela se aireó la clave política y se marginó la personal, la relación de dos amigos de la infancia, David y Joseba, que comienzan a militar en ETA en los setenta. La obra tenía dos esquirlas para los extremistas: la traición de uno de ellos a la banda terrorista (urticaria para el entorno abertzale y más allá) y la humanización de los etarras (anatema entre radicales de la otra vereda). “Que El hijo del acordeonista podía llegar a ocupar un lugar entre los clásicos que el teatro vasco aún no tiene era una idea que compartíamos desde el momento en el que cayó en nuestras manos la novela”, escriben Fernando Bernués (director) y Patxo Telleria (adaptador y actor).

Para llevar al escenario la trama, Telleria podó personajes, escenarios y conflictos hasta dejar el corazón al desnudo: “Adaptar una novela es un ejercicio de renuncias”. “Hay que convertir un tren en una bicicleta”, corroboró el director Fernando Bernués. Joseba (el propio Telleria) y David (Joseba Apaolaza), frente a frente, en un hospital para ajustar sus cuentas. Echando mano de las palabras de Agustín García Calvo, el autor de Obabakoak recordó: “Ya se sabe que las traducciones son imposibles, pero lo importante es cómo es ese imposible. Esta adaptación es un buen imposible. El núcleo duro del libro está ahí”.

Con este montaje se rompen largas tradiciones. Una de ellas la citó de entrada el director del Centro Dramático Nacional, Ernesto Caballero: “Será la primera vez que se escuche euskera en el CDN”. No hay que asustarse. Solo dos funciones –la obra estará en cartel hasta el 7 de abril– incluirán diálogos en euskera (con subtítulos), tal y como figuran en el montaje original que se presentó en el País Vasco, y que contó con la colaboración del Instituto Etxepare.

Otra tiene que ver con la producción. “Se han juntado los recursos de tres teatros de ayuntamientos gobernados por distintos partidos, lo que abre un camino de esperanza”, subrayó Bernués. “Poner encima de la mesa nuestro pasado a todos nos siente bien”, agregó.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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