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Estos robots hechos por estudiantes competirán por aterrizar en la Luna

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En 1972, los tripulantes del Apolo 17 fueron los últimos seres humanos en pisar la superficie de la luna. Desde entonces, y aunque diversas cápsulas han aterrizado sobre ella, nuestro satélite ha permanecido relativamente inexplorado. Ahora, un concurso fundado parcialmente por Google pretende devolver la gloria de las viejas misiones lunares.

El objetivo es en apariencia sencillo: construir un robot que sea capaz de abandonar la tierra rumbo a la luna para aterrizar sobre la misma y luego o bien emprender el viaje de regreso o bien desplazar un pequeño rover que envíe de vuelta imágenes y material audivisual de gran calidad.

Hay algunas que otras condiciones extra, como por ejemplo que el 90% del capital empleado en el proyecto sea de origen privado. La intención es que la exploración lunar no sea una cuestión meramente gubernamental y cada vez sean más las organizaciones y compañías que lancen proyectos de gran envergadura para explorar y colonizar la luna. Una propuesta que, sobre la mesa, parece loable pero que despierta alguna que otra sospecha si tenemos en cuenta que tampoco es que hayamos tratado a nuestro planeta de origen, la tierra, especialmente bien.

El premio, que recibe el nombre de Google Lunar XPRIZE, consta de un total de $30 millones de dólares, 20 de los cuales están financiados directamente por Google. De los 30 equipos iniciales participantes, quedan 5, que han recibido un premio parcial de $5,25 millones a repartidos entre ellos según lo avanzado de cada proyecto. Son estos:

Astrobotic

Los claros favoritos. Han recibido $1,75 millones de premio parcial y hasta el momento son los que han conseguido cumplir con más ítems de la lista de especificaciones que exige el premio.

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Hakuto

El equipo japonés ha conseguido medio millón de dólares y además ha creado un pequeño rover de nombre TETRIS que pesa sólo dos kilos y tiene más movilidad que ningún otro competidor.

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Indus

Desde la India, según sus responsables Indus quiere ser un ejemplo del empeño firme del país por convertirse en una potencial espacial junto a Estados Unidos, Rusia o China.

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Moon Express

Tienen el enfoque más business de todos y pretenden, en algún momento, establecer una ruta fija para el transporte, la investigación y la exploración lunar.

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Part-time Scientists

Su mérito es que casi todo el proyecto está hecho a base de colaboraciones voluntarias que lo tienen como un trabajo a tiempo parcial. Su rover lunar se llama Asimov e irá montado sobre un módulo de 250 kilos, muy parecido al de las misiones Apolo.

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Debido en parte a la falta de financiación y de fondos, tras la llegada del hombre la Luna ha permanecido como un objetivo secundario para la mayoría de misiones espaciales. De hecho, hasta la exploración de Marte está en serio entredicho por la falta de dinero.

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La posibilidad de que empresas privada, de manera similar a lo que está ocurriendo con el turismo espacial, puedan visitar y alcanzar la Luna es interesante pero, como comentaba antes, también tiene sus particulares peligros a la hora de tocar lo que durante siglos ha sido un templo geológico intacto orbitando en torno a nuestro planeta.

En el proyecto entran en juego otras consideraciones bastante interesantes como la Ley de Moore, que establece que el crecimiento exponencial de los sistemas necesarios para llegar a la luna implica que el ordenador que en 1969 puso a Neil Armstrong sobre su superficie ahora quepa cómodamente en nuestro bolsillo o en nuestra muñeca.

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Imágenes: Google Xprize

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