La imposible huida de uno mismo: El reportero, de Michelangelo Antonioni

Para mis amigos Luisa y Fernando, que se parten de risa cuando les hablo de mis «madrugadas de sábado con Antonioni».

reportero

Desaparecer sin dejar rastro. Cambiar de vida como cambiar de traje. Ser, no ya extranjero, sino desconocido de uno mismo. Inquietante, desconcertante y angustioso fenómeno las más veces, deseo inconfesable, irrealizable brindis al sol otras, la desaparición voluntaria de un ser humano, el abandono consciente, premeditado de la propia vida para mutarla por una nueva a estrenar, a comenzar de cero, es, quizá junto al suicidio, uno de los avatares vitales más perturbadores e incomprensibles para quien no se pertrecha tras el pellejo del interesado. Decenas, cientos de veces hemos visto en el cine a personajes que llegan de ninguna parte, que no tienen nombre, que transitan de acá para allá huyendo de algo, de un recuerdo, de una culpa, de un amor frustrado, herido, y que buscan desesperadamente una redención que les reconcilie consigo mismos. El cine negro no sería lo que es sin esos personajes que, como fantasmas, siempre terminan inmersos en líos que les enfrentan a la propia realidad de la que pretenden escapar.

En otra línea muy distinta, al menos en la forma, trata el tema esta película de 1975 rodada por el gran director italiano Michelangelo Antonioni, una de esas coproducciones multinacionales setenteras que eran capaces de combinar de manera un tanto exótica actores, técnicos, directores y localizaciones de los lugares más inverosímiles en un único proyecto. Para muestra un botón: Jack Nicholson y el ex-presidente del Barça, Joan Gaspart, en la misma película… El reportero (título castellano que se aparta de la idea central de la película que sí refleja el subtítulo original de la cinta: The passenger) comienza en el África sahariana, en un país no identificado en el que está teniendo lugar una guerra civil entre tropas gubernamentales y una guerrilla (se supone que de carácter comunista, ya que el gobierno recibe apoyo occidental). Allí, un periodista inglés educado en Estados Unidos, David Locke (Jack Nicholson, en plena cresta de la ola), recorre el desierto en su Land Rover intentando dar con un testimonio de alguna autoridad rebelde que pueda contrastar la entrevista demagógica y propagandística que ha obtenido de los dirigentes del país. Su día a día alterna largas horas al volante entre las dunas con noches asfixiantes en los rácanos hoteluchos de los poblados que va encontrando, con habitaciones sin agua y sin teléfono en las que la arena se filtra por todas partes. Pero David no es precisamente un profesional riguroso y apasionado, un adicto a la acción que busca en los frentes bélicos un subidón de adrenalina. Es un hombre reflexivo, amargado, errático, que en lugar de verse varado en medio de ninguna parte por su deber de transmitir una crónica que nadie leerá sobre una guerra que a nadie le importa parece estar refugiándose de algo, como si su trabajo en aquel lugar remoto y ardiente no fuera una maldición, sino una bocanada de libertad, de aire fresco, para una vida en la que se siente oprimido, prisionero. Su oportunidad se presenta en un hotel de una zona árida y desolada. Robertson, su vecino de habitación, un hombre que viaja por el país dedicado a oscuros negocios, ha muerto. David ve su oportunidad de desaparecer, de dejar atrás esa vida que no le satisface, ese trabajo inservible, tramposo y falso, ese matrimonio que sabe mera farsa (él engaña a su mujer y su mujer le engaña a él), esa vida de títere en la que se limita a ser manejado, controlado, por unos y por otros. Aprovechando la desidia del personal del hotel, será Robertson y no David quien abandone el hotel por su propio pie para descubrir su nueva vida.

Una nueva vida muy distinta a la de David, llena de alicientes y peligros. Porque Robertson es un traficante que vende armas a los rebeldes: el nuevo Robertson mantendrá las citas que su antigua mano escribió en su agenda y recorrerá Europa en busca de sus contactos para cerrar cuantiosos negocios que le permitan dirigir su propia vida. París, Londres, Munich y, sobre todo, España, país que recorrerá de punta a punta con una mujer anónima (Maria Schneider), una estudiante que encuentra en Londres y nuevamente en Barcelona y que se pega a él en su periplo errante, serán los lugares por los que Robertson no sólo tendrá que huir de David, sino del mismo Robertson. Sin embargo, la huida es imposible: el nuevo Robertson heredará las limitaciones e inconvenientes de su vida anterior, y tendrá que pagar un alto precio. Contactos, agentes de gobiernos con los que ha negociado, policía de toda Europa y la «desconsolada» viuda junto a los antiguos compañeros de David en el periódico, que buscan al falso Robertson, el último hombre que habló con David antes de su muerte, para recabar más datos sobre ésta y obtener una impresión sobre sus últimos momentos, se lanzarán tras su rastro sin dejarle un momento de respiro. Será una huida sin fin, sin límites, con un único desenlace posible, la única huida de la que todos somos acreedores. Sólo la chica anónima, la única persona que le acompaña sin hacerle preguntas y sin exigirle nada a cambio, será su aliada hasta el final.

Extraña mezcla entre cine político de intrigas internacionales, estética de documental y road movie clásica aderezada con toros de Osborne, guitarras flamencas y Renault 10 de la Guardia Civil, la película contiene interesantes elementos a destacar, sobre todo para el espectador español, pero no necesariamente para bien. Porque el paisaje natural y humano de la España de los setenta es el marco principal de la trama, por más que comience con unas bellísimamente fotografiadas localizaciones saharianas que transmiten toda la hermosura y la dureza de este ecosistema y continúe por algunas de las principales ciudades de Europa. Es España (Barcelona, Madrid, Osuna, Sevilla, Almería…) el verdadero escenario de una persecución por polvorientas carreteras de doble sentido y un solo carril y que permite apreciar, sobre todo al público joven que no haya vivido aquella época (si es que algún joven estaría dispuesto a ver una película sin tetas, violencia gratuita, tacos y estulticia a grandes dosis que sin duda les parecerá, además, «vieja»), el contraste entre unos entornos urbanos ansiosos de modernidad y de equipararse con el resto de occidente y unas zonas rurales apenas desarrolladas desde el fin de la guerra.

Ver a Jack Nicholson haciendo sus pinitos en castellano no tiene precio (se requiere ver la versión original subtitulada, el doblaje impide apreciar a Nicholson diciendo en español frases como «¿es éste el garaje de Felipe Martínez?»); ver a toda una figura de Hollywood, porque ya lo era entonces, mezclarse con los uniformes de la todavía Policía Armada o la Guardia Civil, junto a actores españoles como José María Caffarel, Ángel del Pozo, Gustavo Re o el ya mencionado Joan Gaspart como recepcionista de hotel o deambulando por un paisaje poblado de logotipos comerciales españoles (Kas, Mirinda, diversas marcas de cerveza, cabeceras de periódicos y revistas, etc.), taxis y autobuses, modelos de vehículos reconocibles desaparecidos antes de ayer (Renault 8 o 10, Seat 124, ambulancias Simca, Talbot Horizon, Seat 600 como vehículo de autoescuela, tractores John Deere verdes de raya amarilla de los años sesenta…) en calles y plazas como las que todos tenemos en nuestras fotos familiares, resulta cuando menos curioso; encontrar Madrid o Barcelona como lugar escogido para una trama no es tan infrecuente, pero sí lo es detenerse en Osuna o Almería, en este caso si no se trata de un spaghetti western, ver el paisaje urbano español con sus ruidos, tipos humanos y, sobre todo, con sus voces en su propio idioma como marco de una superproducción internacional, es poco habitual. Sin embargo, aun con todos estos ingredientes para un público estrictamente español, no dejan de interesar las evoluciones de Robertson ex-David para intentar huir de quienes, por diversos motivos y con distintas finalidades, pretenden dar con él. Su final inevitable en una habitación tenuemente iluminada de un hotel situado en algún lugar de la provincia de Almería (Hotel La Gloria, justamente, como una puerta hacia el cielo), semejante al final del verdadero Robertson en esa triste habitación en medio del desierto africano, sin que quienes le han perseguido durante dos horas puedan identificarlo como Robertson y sin que su esposa quiera identificarlo como David, constituye el cierre de un ciclo y a la constatación de que unos papeles falsificados y la ilusión de una existencia hecha a la medida no sirven para escapar de nuestro destino, esto es, de nosotros mismos.

64 comentarios sobre “La imposible huida de uno mismo: El reportero, de Michelangelo Antonioni

  1. ¿sabes que me apetecería verla inmediatamente? Por la propia historia, por Nicholson y por todos esos apuntes sociológicos que mencionas de aquella España de cuando yo nací, alguno de los cuales aún puedo recordar.
    Y es que lo setenta siempre me han parecido hasta hace poco tiempo feos y cutres, horteras en todas sus modernidades, al contrario que los 60´y los 80´que los asocio a tiempos más felices, pero de un tiempo a esta parte les estoy tomando cariño porque verdaderamente supusieron el final de una época para bien y para mal (y no te hablo de política sino de costumbres y paisajes).
    Esta apuesta de hoy me ha parecido muy original, 39

  2. La película lo es, amigo Carlos. Creo que muchos compartimos tu apreciación por esas décadas, aunque, en el fondo, puede que no sean más que estereotipos creados.
    Si consigues verla, cosa que no es fácil, ya me dirás.

  3. Ésta no la he visto, pero lo de las desapariciones me ha recordado: a) A las novelas de Friedrich Ani con el inspector Süden, que se dedica a buscar personas desaparecidas, porque reflexiona bastante sobre el asunto. b) Al personaje que hacía Julianne Moore en «Las horas», que, quieriendo abandonar una vida asfixiante, en vez de suicidarse, decidió desaparecer. Pero, qué curioso, los suicidas dan lástima y quienes desaparecen son monstruos.

  4. Quizá la diferencia en la percepción, Noe, radica en que el suicidio no tiene marcha atrás, no cabe el arrepentimiento. Sin embargo, en quienes desaparecen sin más, en principio, sí podría caber, podría haber una explicación, una clave, para quienes ha dejado atrás. Quien pierde a un suicida, supongo que se resigna, se crea su puzzle mental para explicárselo y, ante la falta de alguien que lo confirme, cierra el asunto (que no el dolor). Pero con un desaparecido, que en cualquier momento podría volver a aparecer o bien explicar sus razones, nunca llega a cerrarse del todo. Creo que, en otro plano, es lo mismo que les sucede a quienes esperan recuperar el cadáver de alguien que sabe que han muerto pero que no saben dónde, cómo o por qué.

  5. Recuerdo vagamente haberla visto en el cine cuando su estreno (uno ya es veterano) y me pareció un tanto extraña, quizás porque en aquella época ver en la pantalla la realidad cotidiana no era -no suele ser- muy atractivo.

    Además, la extraña mezcolanza de historia, actores principales, actores secundarios y paisaje, me produjo una especie de vértigo que me alejó de la sustancia de la película, que tú, 39escalones, has sabido destilar oportunamente sacando el grano de entre tanta paja.

    No me importaría revisarla, pasados tantos años, aunque, puesto a elegir, prefriría revisar Blow-Up que sí me gustó a la primera.

    Saludos.

  6. Efectivamente, es extraña, porque no se cuenta tanto la huida y persecución como la propia introspección de John hacia sí mismo, lo que va en contra de cualquier noción de ritmo o suspense.
    Y, por supuesto, Blow up es, para mí, muy superior.
    Saludos.

  7. Gracias por tu visita, 39 escalones. Me estreno en tu blog, a pesar de no entender mucho de cine; pero así aprendo y , además, voy conociendo esta bitácora, subiendo y bajando sus escalones. No he visto la película pero reconzco que tras leer el artículo me apetece bastante verla. Me gusta interpretar el cambio de vida como brindis al sol, comparable quizá con un suicidio o tal vez con una resurrección. O, simplemente, la insurrección de un yo profundo que, de vez en cuando, tiene que coger carretera y manta.
    La veré a esa luz y me montaré mis propias madrugadas con Antonioni;-)
    Saludos y enhorabuena por el artículo.

  8. Gracias, Olga, bienvenida. No se trata de entender más o menos, se trata de compartir pelis que todos hemos visto o descubrir películas que hay que ver.
    No te recomiendo lo de las madrugadas. Mejor los recitales.
    Saludos.

  9. ¡ QUE BIEN LO CUENTAS, QUE AMENO LEERLO !.No he visto la película.He vivido los años setenta,y le doy un poco de razón a Carlos. Algo feos y cutres,si que lo fueron. Mejor los 60,80 etc. Aunque del 75 al 80 fue un lustro,por lo menos para mí,vivido con expectación e ilusión,por los cambios que se fueron sucediendo.No me refiero solo a la política,aunque lógicamente no se puede separar.
    Oír decir a Nicholson ,Felipe Martinez, ver de portero de hotel a Joan Gaspart,anuncios de Mirinda, Renaults 8 , Seats 600 de autoescuela ,(yo me saqué el carné con uno)……….Gustavo Ré. De pequeña veía un programa en la TVE (no había otra,ni siquiera UHF )se titulaba «Fantasía».Era de las marionetas de Herta Frankel y le acompañaba él.
    Alfredo, un consejo cariñoso; A ver si esas madrugadas te cuestan algún tornillo que otro. Y que yo sepa,los necesitas todos…Saludicos

  10. Gracias por el consejo, ya ves que no voy sobrado de tornillos. Un par solamente…
    Los setenta son una época rara, al menos para alguno de los que hemos nacido en ella, compendio de genialidad y cutrerío, de películas estupendas a la vez que es, dicen, la peor década del cine desde su nacimiento. Y esta película no nos saca de dudas, aunque resulta ciertamente nostálgica para el espectador español.
    Saludos.

  11. Alfredo, los 70 no creo que pueda ser la peor época del cine, no hay más que ver un pelín el panorama de las últimas décadas, el nivel medio es cada día más rastrero, Hollywood está en bancarrota creativa casi total, a base de subproductos, sagas que son franquicias, viviendo de buenas ideas que tienen en cinematografías europeas o asiáticas… por no hablar de que Almodóvar pasa hoy en día por un genio poco menos, lo que ya es dejar esta época en la entronización del diseño en vez del arte. Un saludo, y no abuses de Antonioni, que ya sabemos que sus personajes en fin, andan pelín perdidos… tanto como las madrugadas de los sábados, pero bueno yo hubo una época en la que veía Bergman las madrugadas de los viernes o los sábados…

  12. Bueno, Sam, por eso digo que dicen que es la peor. Yo no lo creo, visto lo visto hoy en día sobre todo, pero algunos de los más reputados críticos afirman que es la peor década cinematográfica del siglo XX. Y no son uno ni dos.
    Oye, puestos a no estar de copas por ahí, no sé si es peor compartir la madrugada con Antonioni o con Bergman… Joer, este sábado, marcha. Acabo de decidirlo.
    Saludos.

  13. Vale, prometo no hacer más bromas sobre Antonioni, a quien admiré un tiempo y ahora no tanto, aunque sigue habiendo películas suyas que siempre defenderé. El post es fantástico, querido: enjundioso, divertido y atinadísimo. Así que gracias mil por la superdedicatoria, ¡je suis contente comme unes castañuelas!
    Besotes

  14. Espera a ver la peli, Entrenómadas.

    Te tomo la palabra, Luisa. Además, me he pasado a las «madrugadas con Bergman» siguiendo el consejo de un amigo. Muy distintas, dónde va a parar…
    ¿Cómo se dice castañuelas en gabacho? ¿Castagnuelles?
    Besos.

    Raúl, merece la pena. Yo empezaría por Blow up o, ya en materia, El desierto rojo. Richard Harris está fabuloso.

  15. Una vez más me doy cuenta de la cantidad de películas, directores y actores que me quedan por conocer. Gracias por mostrármelos aquí. Ya he descubierto alguna joyas gracias a tu blog.

  16. Leí una crítica sobre la película que acabo de buscar, y que me gustó (la crítica, no la película, que no he visto) porque resumía todo lo que en ella se decía en seis frases, no se si acertadas o no, pero en todo caso concretas.
    La huida es imposible.
    La vida es drama
    El futuro es inmutable
    Un mundo sucio
    El amor es una mala compañía
    Omnipresencia de la muerte

    Tu me dirás si se aleja o no de lo que la película dice.
    En todo caso, otra para ver, si es que damos abasto con tantas.

    Saludos

  17. Alma, la película confirma todo eso salvo lo de que «el amor es una mala compañía». Al contrario, buena o mala, a veces ambas cosas, es la única compañía posible.
    Saludos.

  18. No conozco la película, pero la reseña que hace Ud. es magnífica, densa, amena, aderezada de guiños divertidos (Joan Gaspar y Nicholson juntos en una peli :-O). Al momento, como a los demás, me apetecería verla con el apoyo de lo aquí leído, pero tras un rato decido que esta vez no. Esta vez me quedo con la excelente sensación que, de la misma, me dejan sus palabras.

    1. Bueno, Celebes, muchas gracias pero no estoy de acuerdo. Mejor que cualquier escrito es ver la película como mejor que la descripción de un cuadro, por buena que sea, no es lo mismo que verlo.

  19. Compartimos las madrugadas de los grandes vacíos de Antonioni,que es también como decir,las escapadas hacia ninguna parte.Los demás directores cuentan historias,Antonioni los vacíos que hay en toda historia,en todos esos desiertos rojos,en todas esas noches de los escritores que no escriben,en esas aventuras que se olvidan de que son aventuras nada más zarpar hacia unas islas griegas,en esas fotografías ambiguas de dejan entrever algo que es observado desde la lentitud de la mirada.Si,mi querido amigo,compartimos madrugadas de vértigos y Antonioni nos arropa.

    Excelente texto.
    Un fuerte abrazo.

    1. Gracias Francisco. En Antonioni es más importante lo que no se muestra, lo que se sugiere, que lo que se ve. En esta película es también así. Las lagunas que el espectador debe completar, un espectador activo, claro, ése del que ya apenas queda un recuerdo.
      Un abrazo.

  20. ¿Tan malo es el panorama actual? Yo diría que se siguen haciendo grandes películas en muchos géneros, o mejor interesantes para englobar las películas baratas? Bien, aunque sea innegable que tienen referencias de pelis anteriores, Ahora recuerdo por ejemplo, Pozos de Ambición, Antes de que el diablo sepa que estás muerto, Gran Torino y el Intercambio (aunque se que no te gusta, pero que a mi me entusiasmó con ese giro macabro que no me lo esperaba) R.E.C, La vida de los otros, (creo que se titulaba así aquélla del ´policía de la RDA)…

  21. Es penoso, Carlos, mira la cartelera. El principal problema no es que no se haga buen cine; se hace, no mucho pero se hace. El problema es que lo que se nos vende como buen cine, lo que la publicidad nos pretende hacer tragar, suele ser basura o, como mínimo, mediocridad. De las películas que citas, todas ellas muy exitosas, desde luego me sobra en la lista REC, La vida de los otros y El intercambio merecen varios matices en cuanto a su concepción y desarrollo, Pozos de ambición, como en todo el cine de P. T. Anderson, posee partes de metraje innecesarias, pérdidas de pulso y ritmo, y sólo me quedo sin objetar demasiado con la de Lumet y Gran Torino, de las que también habría mucho que decir, casi todo elogioso, pero no todo. ¿Buenas películas? Puede. Ahora compara los títulos que has citado, que pertenecen a tres-cuatro años, con la cartelera anual que padecemos. El pesimismo es inevitable a poco que uno mire con detenimiento.

  22. A mí me gustó R.E.C. y no me voy a desdecir aunque ya he aprendido a valorar como se merecen tus puntos de vista porque son expertos , tú ya has visto de todo y no te dejas engañar.
    En cuanto a Pozos de Ambición, será por defecto profesional del que trabaja en mecánicas, pero todos esos minutos empleados en mostrarnos el descubrimiento inicial en medio de la soledad y el silencio absolutos y las técnicas de extracción del petróleo me parecieron interesantísimos, y luego le epopeya familiar,los conflictos e intereses e hipocresía del predicador y la música extraña… Me pareció algo comparable a pelis como Lo que el viento se llevó. El caso es que las dos horas y tres cuartos se me pasaron volando, sin pestañear.

  23. No, Carlos, no se trata de gustos. Me parece muy bien que te guste REC, lo que yo opine sobre ella nada impide que guste o no a la gente, no tiene que ver con eso. Aspiramos a separar las cualidades objetivas de un film (lo que cuenta, cómo lo cuenta y por qué lo cuenta de un modo determinado, y cómo o por qué está bien o podría contarse mejor) de las subjetivas (si me gusta o no). Parece que es lo mismo pero no lo es. Por muy mal que aquí pongamos una película, la salvedad que cabe hacer a cualquier crítica es que, como decimos siempre, el gusto es soberano.
    En cuanto a la película de Anderson, lo que dices no contradice lo que yo digo. Me parecen excelentes cualidades esas que señalas, pero hay una media hora aproximadamente en que la película pierde pulso, ritmo, incluso sentido. Es algo ligado a un aparente capricho puntual en orden a la psicología de los personajes, cierto momento en que derivan hacia un derrotero ilógico a la vista de lo anterior. Es una «deficiencia» común a todo el cine de Anderson que he visto. Pero es una gran película, de eso no cabe duda, aunque a mí sí se me hizo larga.

  24. Antonioni capta la vida misma, no te cuenta ua historia, es mucho más, es eso en lo que no nos fijamos y es esencial. He visto muchas veces esta peilcula, The Passenger, que es fantastica. Cada vez se descubren aspectos y conexiones nuevas, crece contigo y tú misma/o creces.

    Hay una cosa técnica que me ha impactado en tu artículo: que identifcas el Hotel de la Gloria como situado en Almeria…. y creo que tienes razón. En la película se supone que es en Osuna, Sevilla, pero varias pistas, un par de articulos, y una declaraciones de Mark Peploe, y sobre todo el ambiente, señalan a Almeria. Estoy muy muy interesada en localizaz el lugar exacto donde se rodó esa escena, con el Hotel de la Gloria (edificio que probablemente modificó Antonioni pero ya existía, contrariamente a lo que dice Nicholson) y esa plaza de toros o tientas modificada.

    ¿Sabrias donde está? ¿Reconoce alguien la plaza de toros? ¿Alguna pista por favor?
    ¿ O alguien a quien le pueda preguntar?
    Muchas gracias.

    ps.- ¿ Sabias también que el «footage» de una ejecución es una filmación de la vida real, no es representada? Es durísima, apuesto a que Michelangelo Antonioni la incluyó como una denuncia.

      1. Bueno, Julio, es la clase de hotel que tarde o temprano, si no lo encuentras, te termina encontrando a ti.
        Saludos desde Aragón (y todo el apoyo contra el decreto anti-gallego).

  25. Y por cierto, es facilisimo conseguirla y además en una version remozada (Masters collection), por ej. en amazon.com o en amazon.co.uk….

  26. Estoy seguro, Belén de que es así, de que Antonioni lo hizo aposta.

    En cuanto a la localización, desgraciadamente no reconozco el lugar exacto (yo soy de un pelín más al norte y nunca he ido por allá abajo), pero en la ficha oficial de la película aparecen tres localizaciones andaluzas para el rodaje: Sevilla, Málaga y Almería. Personalmente, al igual que tú, he leído en alguna parte comentarios o referencias al rodaje almeriense de la película, precisamente acerca del conocimiento del lugar que tenían algunos de los técnicos italianos por su participación en algunos westerns rodados también allí y de la selección de localizaciones, y no me cabe duda de que por la orografía predominante en las escenas que transcurren en la Andalucía rural, son ésas (además de alguna toma urbana suelta) y no otras las que están rodadas en la provincia de Almería. Si nos guiamos por la referencia de los westerns italianos en los que participó parte del equipo, habría que pensar por fuerza en la zona de Tabernas, pero dada la cantidad de kilómetros que los equipos de rodaje hacían al día, puede ser cualquier parte.
    En cualquier caso, me pongo yo también tras la pista, a ver si puedo averiguar algo.
    Gracias por un comentario tan enriquecedor.

    PS. Yo es que para las compras por internet sigo siendo un dinosaurio…

  27. Me ha gustado mucho el comentario sobre la película, al igual que la pelicula en si misma me tiene fascinado. Aun así no tengo tan claro el papel de Maria Schneider, parece que no es tan inocente como quiere aparentar no? El hecho de que estuviera en Londres (esperando al auténtico Robertson?) O qué después esté tan interesada en que Jack continue las citas (también juega con los nombres de la agenda, se intuye que puede ser Daisy), i finalmente hay esa genial escena final en la que parece tener relacion con los «asesinos» de Jack. Tampoco lo tengo muy claro ya que el encuentro en Barcelona parece casual… Bueno, me gustaria que lo analizaras y a ver como lo ves. Un saludo!

  28. Se trata, en efecto Albert, de una presencia un tanto ambigua, como colocada en un principio como topo para el espionaje de los negocios de Robertson y después, en cambio, al enamorarse de Locke, reacia a seguir con su función. Visto así, aunque el personaje adquiere una nueva dimensión, hay algunos aspectos que quedarían un tanto deslavazados, como bien dices, el encuentro entre ambos en Barcelona o ciertos momentos en los diálogos, pero si pensamos en una conexión subterránea de ella con quienes persiguen a Locke, bien pudiera ser que el encuentro sólo fuera casual en la forma…
    Saludos.

  29. Hotel de la Gloria was a temporary building constructed by Antonioni next to the bullring in Vera, Almería. Look on Google Streetview and it’s visible!

  30. 39escalones,
    hace 7 dias, en la cadena la sexta3, pusieron esta película de Antonioni. Es tal y como la describes en tu entrada. Todavía tengo en la cabeza planos imborrables, llenos de belleza y desasosiego, como el realizado desde dentro de la habitación de David, desde la ventana abierta de par en par hacia la calle, por donde van medio apareciendo niños, policias, matones, polvo, la chica…se barrunta la amenaza. Toda la película es un impacto. El paisaje, no puedo imaginar otro mejor, que signifique más. Saludos.

  31. Cuán agradecidos debemos estar a LaSexta3, Say, por ofrecernos cine imposible de ver en ninguna otra parte si no es con calderilla de por medio. En cuanto a calidad, respeto y rigor a la hora de programar (aunque se repiten mucho los títulos, pero no se puede poner todo…), no hay comparación en la parrilla televisiva actual en abierto.
    Saludos.

  32. ¿Esta película tiene algo de existencialismo? Quisiera saber esto porque estoy recopilando películas de éste tipo y antes de verla quisiera una guía gracias

  33. Pues bueno, Estefanía, hay millones de películas que, de un modo u otro, de manera más profunda o más ligera, tratan cuestiones diversas desde un punto de vista existencial. Esta, también, claro. Pero como pretendas recopilar mucho, con el cine no vas a dar abasto.
    Gracias a ti.

  34. Recuerdo donde la ví.
    En el cine El españoleto. Apenas 25 persona donde cabían mas de mil. Comenzaba la crisis… de los cines.
    De María , ademas de su boquita y su cara de angel me gusrtaba su pelo. Conocí por entonces a una joven que lo llevaba igual; mi memoria me lleva a Malasaña, a un bar con piano y espejos donde ella bebía pacharan.
    El tema me fascinó. Suplantar la personalidad de un fallecido, aún
    sabiendo que tu pasado te perseguirá allá donde vayas, sin poder huir de él. Y que el futuro, por nuevo y desconocido, se presenta enigmático, peligroso y desconcertante, me parecó una ventana abierta a una nueva vida y añadía, allí donde no habia ilusión por vivir, un espectro de posibilidades de aventura, emoción y peligro, donde el mero hecho, de sobrevivir a los peligros lógicos, que conlleva el oficiio de traficante de armas, parecería todo un reto.

  35. Qué bueno es que el cine traiga buenos recuerdos… Es una película ejemplar en cuanto a cómo una técnica narrativa llega a impregnar, y también a impregnarse, de un tema central, que no es otro que la difusión del concepto de identidad, de su naturaleza difusa, confusa, convencional, arbitraria. Un hombre que sucumbe a los efectos de un pasado que ni siquiera es el suyo, sino el que suplanta. Implacable, pero quizá menos duro del que le hubiera aguardado siendo él mismo.

  36. Nunca había escrito sobre cine en internet y cuado ayer, a vuelapluma, dejé un comentario sobre la pelicula de Antonioni, El reportero, al firmar, sin saber que palabra poner, se me ocurrió dersuzala, en homenaje al bello film de Kurosawa, pero hoy he comprobado que con ese mismo apelativo se identifica una señora o señorita, a la que pido disculpas e indico que fué sin mala fé.
    Buscaré otro apelativo que no coincida con nadie y me llamaré, creo escuchar todavía…

  37. Allá donde vayas la ciudad irá contigo. Kavafis.

    – A pleno Sol.

    – Lord Jim.

    – El hombre que nunca existió.

    -Laurence de Arabia

    ¿Qué os parecen esas pelis.

    Soy el antiguo dersuzala ahora me llamaré -LI
    PO-

  38. Estas cuatro peliculas que he citado en mi último comentario, vienen a significar, enlazando con la suplantación de personalidad de El reportero,
    el intento por meterse dentro de otro.

    En «A pleno sol», Ripley magnificamente inrpretado por Alain Delon, de hecho lo consigue y solo por una broma del destino aparece el cadaver de su compañero y es detenido. La música de cuerda de Nino Rota, es maravillosa.

    En «Lord Jim» el personaje (Peter O´Toole) es juzgado por cobadía teniendo que huir y llevar una vida anónima hasta que tras una lucha heroíca se convierte en héroe de su pueblo.

    El mismo actor en «Lawrence de Arabia», olvioda su personalidad de oficial británico, para convertirse en todo un arabe, que llevará a su gente a entrar en Damasco. Es decir a la victoría.

    Por otra parte «El hombre que nunca existió» roza el paroxismo. Nada menos que el cadaver de un desconocido suplanta a un supuesto espia con un maletín esposado a su muñeca, y será decisivo en el devenir del desembarco de Normandía.

    Estos cuatro casos, a mí parecer, de intentar evadirse de uno mismo, demuestran, y por éso los versos de Kavafis, que nuestro lastre, (nuestra ciudad) siempre nos acompaña y es inutil huir. Siemptre seremos nosotros. Evidentemente el caso del muerto con el maletín es excepción.

  39. esta película es mi segunda preferida (despues de Alice in the Citys, the Wenders)
    y me hizo pensar qué hace buena una película

    porque sí, desde lo cinematografico es inferior a blow-up, por citar un ejemplo del mismo director. Pero a mi particularmente no me gustan las peliculas de ritmo rapido, es decir, de muchos planos, de planos cortos, como blow-up.

    Y si bien reconozco que El Pasajero esta lejos de ser perfecta, (como quizas Stranger than Paradise, de Jarmusch), pero me ha tocado de una manera muy especial
    creo que, esta pelicula esquiva los analisis y criticas convencionales, no puede ser criticada, es simplemente perfecta porque transmite algo que ninguna otra pelicula transmite tan bien (junto con Alice )

    quizas lo que quiero mencionar es el poder que tienen las peliculas mas alla de su calidad intrinseca,

    1. Tal vez, Nicolás. Yo no diría tanto como que no puede ser criticada. No obstante, hay un espacio, en efecto, que va más allá de todo comentario, no solo en esta película, sino en el cine en general (al menos el que pretende hacer algo más que caja), algo que excede el análisis, quizá eso que llaman la magia del cine y que no está tanto en la ilusión como en el poder de conmocionar, de perturbar, de emocionar.

      Gracias por tu comentario.

      1. Sí, exageré con decir que no puede ser criticada.
        lo que me llamaba la atencion, creo, era
        como una pelicula puede transmitir una sensacion tan particular
        o causar un encanto tan particular
        mas alla de si está bien hecha o no.

        (el otro día la vi por quinta vez creo, y por primera vez noté cuanto abusa antonioni del un recurso que no se bien como se llama. Abandona constantemente a los personajes, dejandolos fuera de campo, y a veces a la inversa, empieza fuera de campo, y panea hacia los personajes.
        me pareció que abusa de ese recurso, y me mareo un poco la verdad jaj.
        Pero mirá si sera tan encantadora la pelicula que las primeras 4 veces que la vi ni siquiera note esto !)

      2. Naturalmente, es deliberado. En una película que trata de lo difuso de la propia identidad, de la asunción de otras realidades, la forma visualmente narrativa de marcar constantemente el tema es esa. La eclosión final tiene lugar en el maravilloso plano secuencia que cierra la película, ese cambio de perspectiva, ese vaivén absolutamente brillante alrededor de esa ventana enrejada.

  40. Una película misteriosa que, en realidad, no posee más misterio que la propia existencia. Hipnótica, llena de claves, lugares y esencias que confluyen en lo más oculto del ser humano.

    Personalmente, el tema de las desapariciones voluntarias es una cuestión que siempre me ha interesado vivamente por cuanto tiene de perturbador y verdadero desasosiego, de elemento que, como una pesadilla recurrente, agita y remueve continuamente el alma de los que nada saben y esperan.
    Con una premisa así, creo que sólo podrían salir dos tipos de película: un thriller o film de intriga con una trama clásica (es decir, una película made in Hitchcock con todos los honores) o una película tan atípica como ésta y que Antonioni la convierte en algo etéreo e inaprensible.

    La larga (que no aburrida, en absoluto, por mucho que haya espectadores que recelen del cine de este cineasta – ellos se lo pierden -) secuencia final es magistral. Esa cámara, primero estática en la habitación de Nicholson para, a continuación, acercarse a las barras de la ventana y, en un momento determinado, atravesarlos posee una magia indescifrable.

    Lo dicho: tan misteriosa como fascinante, tan turbadora como paradójicamente soleada, tan ligera como profunda. Se desliza, ante nuestros ojos, como una corriente subterránea que surca los rincones más recónditos del hombre cuando éste descubre su profunda insatisfacción vital sin posibilidad de recuperar la ilusión.

    Besos.

    P.D. En «Psicosis» hay un diálogo que, para mí, siempre resulta estremecedor y que, a colación de esta película de Antonioni, merece que lo rescate. El momento en que Janet Leigh y Anthony Perkins conversan en la oficina del motel y Perkins le espeta que huir de los problemas de uno es imposible, tarde o temprano volverán.

    1. Efectivamente. Y a Antonioni no le interesa la intriga, porque este es el prisma de los terceros; a él le importa el protagonista, el que decide, para el cual el misterio sigue existiendo, pero es otro muy distinto, íntimo, personal, indisoluble de su propio ser y por ello indescifrable. De ahí la idea de huida, pero de huida imposible de uno mismo. Como sabes, el tema de las desapariciones voluntarias también me interesa, y más por la vía Antonioni que por la del thriller clásico, aunque Hitchcock me vale, porque nunca se limitaría a hacer un thriller clásico.

      Esa secuencia de Psicosis me encanta, es absolutamente reveladora, plasmación gráfica de esa capacidad del cine clásico americano y de sus mejores guionistas para condensar el sentido, el significado, el tema de una película una secuencia a la que van a aludir todos los demás elementos. Además es ahí donde dice eso de que «el mejor amigo de un muchacho es su madre», o cuando Norman se pone hecho un basilisco cuando Marion le sugiere que lleve a su madre a «algún sitio» y habla, con evidente conocimiento de causa, del rostro de los internos en los manicomios… Todo bajo la atenta mirada de los pájaros disecados. Los pájaros, ay, los pájaros. Pero qué grande era este hombre, puñeta.

      Besos

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