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Fundido en negro (artístico) en Berlín

El grafitero italiano Blu «borra» dos de sus míticas y fotografiadas obras en la capital alemana para evitar que una inmobiliaria saque provecho de ellas

Fundido en negro (artístico) en Berlín ABC

ANDREU JEREZ

Blu decidió morir matando : hace unos días, de noche y sin previo aviso, el artista urbano cubrió con una capa de pintura negra sus grafitis en la Cuvrystrasse, unos de los más míticos y fotografiados del popular distrito de Kreuzberg y, por consiguiente, de Berlín.

La noticia corrió como la pólvora por redes sociales y medios de comunicación. Tras muchas especulaciones, el grafitero italiano lo confirmó horas después en su blog: «En 2007 y 2008 pinté dos muros en la Cuvrystrasse, en Berlín, con el apoyo de Lutz, Artitude y sus voluntarios. En 2014, y tras ser testigos de los cambios sufridos por la zona durante los últimos años, sentimos que era hora de borrarlos».

Un hombre sin cabeza y con dos relojes de oro en sus manos atados con una cadena en forma de esposas; en el muro de al lado, dos figuras con las cabezas cubiertas se desenmascaran mutuamente bajo la frase «Reclaim your city» (reclama tu ciudad). Los dos grafitis, situados en un descampado de una de las calles más cotizadas de Kreuzberg, se habían convertido en un lugar de culto para los amantes del arte urbano.

250 pisos con vistas al río Spree

Tras el fundido en negro de corte reivindicativo decidido por Blu, lo único que ha quedado de la obra son las palabras «your city». El artista ha querido dejar así clara su opinión: Berlín está dejando de ser de sus habitantes para caer en manos de grandes intereses económicos e inmobiliarios.

En el solar, una empresa inmobiliaria tiene previsto construir 250 pisos abalconados con vistas al río Spree. Es uno más de los numerosos proyectos inmobiliarios que están cambiando la fachada de la ciudad a marchas forzadas. Desde la caída del Muro, Berlín se había caracterizado por contar con numerosos espacios vacíos en lugares céntricos utilizados por grafiteros e interventores del espacio público.

«Tras enterarse de que el nuevo edificio sería construido también con vistas a los grafitis, los artistas decidieron pintarlos de negro para que nadie pudiera sacar provecho de la obra original». Así lo apuntaba una declaración difundida en internet por el entorno de Blu.

Berlín no es Múnich

«Berlín sin grafitis es Múnich». Es uno de los eslóganes-protesta que se pueden leer estos días en las paredes de la capital alemana. La frase recoge el espíritu de esta extraña capital europea: a diferencia de Londres, París o Barcelona, el atractivo de Berlín había residido hasta ahora en ser una ciudad destartalada y urbanísticamente caótica, lo que dio lugar a espacios como el solar con los grafitis de Blu.

Berlín no es Múnich, pero la (exitosa) estrategia de marketing que ha colocado a la ciudad en lo más alto del ranking turístico mundial ha cambiado a la capital alemana para siempre. El director de dicha campaña reconoció una vez que «los lemas contra los turistas en las paredes de la ciudad contribuyen a reforzar el encanto berlinés algo crudo y hace precisamente a la ciudad interesante para los turistas».

La intención de la inmobiliaria de capitalizar los grafitis de Blu encaja a la perfección en esa lógica. Y, aunque muchos celebren el «haraquiri» artístico de Blu como un golpe maestro, el artista parece ser consciente de que sólo se trata de una victoria pírrica.

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