Creed 1
El momento en que Rocky decide entrenar a Adonis da inicio a una secuencia de escenas clásicas que ya todos conocemos.

Posiblemente Sylvester Stallone no tendría idea del impacto que generaría la creación del personaje de Rocky Balboa en la historia del séptimo arte. En el año 1975 se sentó a escribir de manera endiablada, el guion de lo que sería una historia protagonizada por el mismo. Luego de innumerables inconvenientes con los estudios de producción, logró convencerlos de ser el protagonista de la cinta. La empatía que generó el personaje no se hizo esperar y los resultados fueron notables: diez nominaciones a los premios de la academia, obteniendo la victoria como mejor director para John G. Advilsen, y también el premio a mejor película. Cuarenta años después la leyenda aún sigue con vida.

La primera impresión que se obtiene al ver Creed es que estamos ante una historia que ya conocemos. La estructura narrativa de la película, maneja los mismos ingredientes que hicieran famoso al personaje interpretado por Stallone. Vemos a un joven llamado Adonis Creed (Michael B. Jordan) que  lleva la sangre del gran campeón Apolo. El ser hijo del famoso boxeador no lo llena de gloria. Su corazón está lleno de rencor hacia su padre por haberlo abandonado. En ese largo camino de confusiones y reproches su vida necesita un mentor. Es entonces cuando aparece el gran Rocky Balboa (Sylvester Satallone) para ser su guía, su “tío”, y lo más importante: su entrenador.

La historia da inicio con la infancia de Adonis. Plagada de violencia y entradas y salidas a reformatorios. Su madre adoptiva Mary Creed (Phylicia Rashad) no desea que su hijo tenga el mismo futuro que su padre, pero la sangre Creed corre por sus venas y, en un acto de rebeldía, abandona su casa y vida de lujos para dirigirse a Filadelfia. En ese momento la historia recuerda las anécdotas narradas por Mike Tyson en su documental Undisputed Truth (2013) dirigido por Spike Lee, donde el boxeador narra de manera elocuente las veces que estuvo en prisión siendo niño y como llevaba su vida por el camino equivocado.

La primera toma en donde Adonis se encuentra con Rocky en un restaurant, da un indicio del cauce por donde se dirigirá la relación de ambos personajes. Como sucedió en Rocky (1976), Adonis no realizara su travesía solo. En el apartamento donde se hospeda conocerá el amor en Bianca (Tessa Thompson), una artista de los suburbios de Filadelfia con problemas de sordera, que se convertirá en un segundo tanque de oxígeno para Donnie. La relación recuerda al gran amor de Rocky, Adrian (Taila Shire), la actuación de Thompson es destacable y sobrepasa con buen ritmo las necesidades de la caracterización de su personaje.

Cada fragmento de celuloide en Creed lleva impregnado el gran amor y respeto que Ryan Coogler siente por esta legendaria saga. Muchas de las composiciones fotográficas, realizadas por Maryse Alberti a lo largo de la película, son pequeños homenajes a películas anteriores de la serie. La manera en que Coogler lleva a cabo el trabajo de director es una prueba de que lo que sucedió con Fruitvale Station (2013) no fue un éxito de director primerizo. Sabe cómo jugar con las emociones fuertes con ayuda de su cámara. Cuando es necesario, la acerca para convertir la imagen en una serie de primeros planos intensos y apasionados. Cuando lo cree prudente su cámara se vuelve un mero espectador y su falta de movilidad deja que los actores hagan el trabajo.

El momento en que Rocky decide entrenar a Adonis da inicio a una secuencia de escenas clásicas que ya todos conocemos. El entrenamiento de la vieja escuela y una preparación física en la que el corazón y el cuerpo van de la mano. La interpretación de Jordan es inquietante. Logra transmitir con extrema naturalidad las intranquilidades de un adolescente de su edad. Su mirada es penetrante y llena de dudas. Cuando quiere ser feroz, lo logra sin ser violento. Su ferocidad la transmite con su mirada.

Como uno de esos milagros que solo el cine puede regalar. Rocky recibe una terrible noticia. La interpretación de Stallone no es la de un actor ‘dramático¿ con exceso histriónico. Su performance abarca todo lo contrario, su mirada dispara frustración, melancolía e impotencia. Y finalmente vemos a un simple hombre quitarse el sombrero  admitiendo su demoledora realidad con gallardía. La actuación en esta secuela, probablemente termine por otorgarle su primer Oscar como actor, coincidiendo con el que quizás sea el ocaso de su carrera.

Luego de obtener la victoria en varios combates locales, Rocky y su pupilo deciden ir por el gran premio en una pelea por el campeonato mundial contra Ricky Coleman (Tony Bellew). La decisión de poner a Bellew como el ‘gran’ contrincante a quien debe vencer Donnis para redimirse, parece ser desacertada, sobre todo al recordar los portentos físicos contra los que había peleado Balboa en anteriores películas.

El guion coescrito entre Coogler y Aaron Covington, es quizás uno de los puntos menos álgidos de la producción. La historia toma muchos clichés y recursos ya vistos en otras películas de la saga y en ocasiones abusa de ellos sin contemplación. Por momentos sentimos que estamos ante una historia ya vista pero con diferentes personajes. Lo que no quita brillantez al trabajo realizado en general. Pero hace que se eche un poco de menos un tono mayor de originalidad.

Situar a Creed en el Olimpo de las mejores películas de boxeo de la historia sería un poco atrevido. La cinta, sin lugar a dudas, mantiene vivo el ADN de Rocky en todo su recorrido, y fue una de las mejores películas del año, pero es pronto para situarla junto a grandes obras maestras como Raging Bull (1980) de Martin Scorsese o la magnífica joya de Clint Eastwood  Million Dollar Baby (2004).

Creed, al igual que otras películas de Balboa, sigue explorando el mundo de las perdidas, de la lucha contra la soledad, del proceso de encontrar una identidad que se cree perdida, del momento en que el dolor hace imposible que se siga avanzando, y de esa búsqueda del verdadero propósito de la vida.

Como un aire esperanzador lanzado hacia el futuro, Coogler nos regala una hermosa escena al final de la película, que posiblemente nos indique que este será el último round de Balboa.

 

About The Author

Deja una respuesta