11.8.15

Gastronomía exótica: comamos perro

Ahora que la cocina ha dejado de ser una rama de la Formación Profesional y ha alcanzado el rango de carrera universitaria, no debiéramos cerrarnos ante nuevas experiencias gastronómicas.

Afirman los entendidos que las calorías del futuro quedarán cumplidamente suministradas por la producción de hemípteros, insectos como los ortópteros, cigarras, grillos o saltamontes, o himenópteros como las abejas o las hormigas... tan solo es necesario modificar el gusto del público para descubrir estas nuevas explosiones de sabor y fuente de energía.

Otra fuente inexplorada, o no completamente estudiada que suministraría también un importante número de calorías es el consumo de carne, en este caso, carne de cánidos. Sí, carne de perro. Estos  mamíferos carnívoros digitígrados, perros o lobos, no solo nos suministrarán una sustanciosa proporción de nuestras necesidades calóricas, sino que también servirán para aplacar terremotos del ánimo cuando vemos cómo los desaprensivos abandonan estos sacos de calorías en perreras -donde mueren entre raciones escuetas de alimento- o en las carreteras, etc. 

Una subvención, por favor, a estas universidades para extraer de los perros lo mejor de su sabor cárnico, y quitar escrúpulos culturales para convertir estos cánidos habitantes de este y otro lado del cuadro del bien y del mal, en fuente calórica para consumo humano, y, sin olvidar, como decíamos, gran aliviadero de sentimientos encontrados por su abandono o maltrato. 

Camarero ¡carne de perro a la vasca! ¡perro a la catalana con pimiento de piquillo! Dígalo, nombre usted una receta con perro, y verá cómo saliva, cómo la llamada del hombre de cromagnon vuelve a su boca:

¡Perro a la plancha! -Oído cocina

¡Perro en escabeche! -A la cinco doble.

¡Perrito caliente! -¡Para el señor a la uno!

Haga la prueba, rompa la cadena cultural que le impide aproximarse al pueblo chino o al vietnamita.

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