La siesta es beneficiosa para la salud de los niños
El hábito de la siesta repercute positivamente en el desarrollo de los niños. Los pequeños deben dormir al menos 20 minutos de siesta sin sobrepasar las dos horas, ya que un tiempo excesivo repercute en el descanso nocturno.
La hormona del sueño ayuda a que los niños crezcan y se desarrollen, durante la siesta los más pequeños se relajan y reponen energías.
No dormir la siesta en la infancia está asociado a una conducta impulsiva y a la disminución del interés por el aprendizaje.
Preparando el ambiente para la siesta
Muchos niños no quieren dormir la siesta a pesar de que el sopor y el cansancio se hagan evidentes, prefieren jugar. Los padres podéis ayudarle a conciliar el sueño proporcionándole un ambiente relajado que invite al descanso.
Sigue una rutina para la siesta, siempre a la misma hora, preferiblemente después de comer, baja las persianas de la habitación para que esté en penumbra, pero no en oscuridad total. Puedes ayudarle a que se relaje poniéndole música suave o contándole un cuento.
Y si se niega a dormir la siesta
Dormir la siesta es una necesidad fisiológica, pero cada organismo es diferente y hay etapas en que el niño se niega a dormir por la tarde, bien sea porque está muy interesado en el mundo que le rodea y no quiere perder ni un minuto o bien porque pasa por una época de rebeldía en la que quiere hacer valer su opinión.
Si tu pequeño no quiere dormir la siesta, no insistas, explícale que aunque no se duerma sí debe estar un rato tranquilo, relajado y tumbado. Dale algún muñeco para que juegue o un cuento con el que se pueda distraer
Siempre es mejor que duerma, pero si consigues que aguante de 30 mintuos a una hora en reposo puede que le sea más fácil afrontar el resto de la jornada, ser más sociable y menos irritable.
