Casas AD

PASADO compuesto

La arquitecta Sonia Rayos convirtió un piso casi centenario del Ensanche valenciano en un hogar moderno y con historia, restaurando sus elementos originales y combinándolos con acabados actuales.
Ibán Ramón

El objetivo en este proyecto estaba claro: transformar un piso casi centenario situado en el céntrico Ensanche valenciano, para adaptarlo a las necesidades de una joven pareja con niños. Desde que se construyera en 1926, esta vivienda había permanecido intacta y conservaba los elementos originales característicos de la arquitectura de la época, como los suelos de baldosas hidráulicas, las puertas de doble hoja, los techos altos adornados con molduras y rosetones decorativos o las contraventanas de madera. Pero el paso del tiempo no perdona y no todos se encontraban en buenas condiciones.

Un gran mueble de un comercio antiguo preside la entrada.

Ibán Ramón

Cuando comenzó la reforma, la arquitecta Sonia Rayos -ayudada por el diseñador y fotógrafo Ibán Ramón-, quiso restaurar estos elementos y resaltarlos, para que se llevaran toda la atención en el nuevo espacio, haciendo un guiño a la historia de la vivienda y manteniendo al máximo su esencia. La mala noticia fue que muchas de las piezas de los suelos estaban rotas y no se podían reutilizar las baldosas en su totalidad. Optaron entonces por rescatar las que estaban intactas y crear con ellas alfombras para las zonas húmedas y las dos entradas de la casa. Para el resto de estancias, se decantaron por instalar un discreto suelo de roble que aportara calidez y diera continuidad visual.

En el salón se rescató un pasillo de baldosas hidráulicas originales de la casa.

Ibán Ramón

A rasgos generales, se mantuvo la distribución que tenía la casa, aunque se tiraron algunos tabiques para juntar habitaciones y pasillos, creando espacios más amplios y luminosos. En un lado de la casa, encontramos una cocina unida a un salón y a un comedor que se emplea como zona para la familia. A través de un pasillo del que salen las habitaciones de los niños, un baño de cortesía y la biblioteca llegamos al lado opuesto, que alberga el dormitorio principal -con vestidor y baño incorporado-. Esta habitación se abre hacia un gran salón que sirve a su vez como estudio para la pareja de propietarios, que trabajan como creativos desde casa.

La decoración es espartana, minimalista y moderna. Muebles recuperados de viejos negocios y hallazgos de mercadillo conviven con piezas contemporáneas y algunos diseños de grandes nombres del siglo XX como Aalto, Eames o Wegner. En blanco o en colores serenos, con líneas rectas, discretas y actuales, el mobiliario sirve como contrapunto a los adornados elementos de la arquitectura original: los grandes protagonistas de este espacio.