Más de la mitad de los refugiados sirios en Líbano está fuera de la escuela

Más de la mitad (55%) de los refugiados sirios entre 3 y 18 años registrados por Acnur en Líbano no va a la escuela, mientras que el 35% de estos 631.209 niños y niñas frecuenta escuelas públicas, según Unicef. Solo un pequeño porcentaje (10%) estudia en centros de enseñanza privados.Luis Manuel Rivas

El 15% de los refugiados sirios en Líbano entre 3 y 18 años participa en programas de educación no formal, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), como el representado en esta imagen. Un profesor imparte una clase de árabe en la escuela de Borj Hammoud, uno de los barrios más pobres de la capital libanesa, Beirut, donde se concentra un elevado número de refugiados.Luis Manuel Rivas

<p>El proyecto Frans Van Der Lugt, que Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados llevan adelante en Borj Hammoud (Beirut) desde 2014, abarca apoyo en el aprendizaje y educación preescolar, además de servicios de apoyo psicosocial y formación profesional para mujeres. Unos 400 alumnos de entre cinco y 14 años frecuentan el centro. Las clases de apoyo están dirigidas a estudiantes que por la tarde acuden a la escuela pública.</p> <p>Entre los profesores hay libaneses y sirios. Sin embargo, estos últimos son voluntarios, debido a las restricciones impuestas por la ley para el trabajo de los refugiados.</p>

El proyecto Frans Van Der Lugt, que Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados llevan adelante en Borj Hammoud (Beirut) desde 2014, abarca apoyo en el aprendizaje y educación preescolar, además de servicios de apoyo psicosocial y formación profesional para mujeres. Unos 400 alumnos de entre cinco y 14 años frecuentan el centro. Las clases de apoyo están dirigidas a estudiantes que por la tarde acuden a la escuela pública.

Entre los profesores hay libaneses y sirios. Sin embargo, estos últimos son voluntarios, debido a las restricciones impuestas por la ley para el trabajo de los refugiados.

Luis Manuel Rivas

En Líbano, las clases de ciencias y matemáticas se imparten en francés o inglés, mientras que en Siria todas las asignaturas son en árabe. Muchos alumnos refugiados necesitan fortalecer sus habilidades con los idiomas antes de poder acudir a una escuela pública en el país de acogida.Luis Manuel Rivas

Desde el comienzo del conflicto en Siria, el sistema de educación público libanés ha doblado el número de alumnos. En algunos centros, los sirios ya superan en número a los libaneses. El Ministerio de Educación ha puesto en marcha un sistema basado en turnos dobles, de mañana y de tarde.Luis Manuel Rivas

La mayoría (71%) de los refugiados sirios acude a la escuela por la tarde, mientras que los libaneses estudian por la mañana. Algunas organizaciones no gubernamentales critican este sistema, al sostener que entorpece la integración real del alumnado extranjero.Luis Manuel Rivas

Tamim [nombre ficticio] tiene casi 14 años y nació en Alepo. Hace cuatro años dejó su país natal, Siria, para desplazarse con toda la familia a Beirut y dejar atrás un conflicto que en siete años ha causado más de 500.000 muertos. Nunca ha estudiado en una escuela, ya que no ha encontrado un centro equipado para acogerle debido a sus limitaciones físicas.Luis Manuel Rivas

<p>Hala [nombre ficticio], de 14 años, viene de Kobane. Al salir de Siria en 2013, tuvo que abandonar los estudios. Aunque admite que en su momento no le gustaron muchos las aulas, hoy sueña con convertirse en abogada.</p> <p>Hala y Tamim acuden al centro Frans Van Der Lugt para participar en las actividades del Club de los Jóvenes, dirigido por una trabajadora social.</p>

Hala [nombre ficticio], de 14 años, viene de Kobane. Al salir de Siria en 2013, tuvo que abandonar los estudios. Aunque admite que en su momento no le gustaron muchos las aulas, hoy sueña con convertirse en abogada.

Hala y Tamim acuden al centro Frans Van Der Lugt para participar en las actividades del Club de los Jóvenes, dirigido por una trabajadora social.

Luis Manuel Rivas

Un centro comunitario de educación para primera infancia gestionado por Unicef y World Vision en Zahlé, en el Valle de la Bekaa. En esta ciudad de alrededor de 62.000 habitantes viven casi 30.000 refugiados sirios.Luis Manuel Rivas

El Valle de la Bekaa es una de las regiones más pobres del país y una de las más concurridas por los refugiados sirios debido a su ubicación fronteriza. Las escasas escuelas públicas no son suficientes para acoger a los recién llegados.Luis Manuel Rivas

<p>Más de 1.600 alumnos estudian en las tres escuelas que Entreculturas y el Servicio Jesuita al Refugiado gestionan Bar Elias, en el Valle de la Bekaa, en colaboración con la Fundación Kayany. Estos centros obtuvieron un permiso especial del Gobierno libanés para impartir educación formal y suplir las carencias de estructuras públicas.</p> <p>En la imagen, un alumno de la escuela de Talyani, en el homónimo asentamiento informal de refugiados.</p>

Más de 1.600 alumnos estudian en las tres escuelas que Entreculturas y el Servicio Jesuita al Refugiado gestionan Bar Elias, en el Valle de la Bekaa, en colaboración con la Fundación Kayany. Estos centros obtuvieron un permiso especial del Gobierno libanés para impartir educación formal y suplir las carencias de estructuras públicas.

En la imagen, un alumno de la escuela de Talyani, en el homónimo asentamiento informal de refugiados.

Luis Manuel Rivas

El porcentaje de jóvenes sirios que están fuera de la escuela puede llegar hasta el 78% en algunas localidades del Valle de la Bekaa, estima el Servicio Jesuita al Refugiado. La carencia de transporte hasta los centros educativos y su elevado gasto representan uno de los principales motivos de abandono escolar.Luis Manuel Rivas

La vida en el Valle de la Bekaa puede ser muy dura. Los más de 240.000 sirios registrados en esta zona se enfrentan a un clima extremo, tórrido en verano y muy frío en invierno; la falta de empleo y, a menudo, la discriminación por una parte de la población local.Luis Manuel Rivas

Más del 70% de los sirios que residen en Líbano vive por debajo del umbral de la pobreza, según Unicef. Muchos menores de edad tienen que renunciar a los estudios para trabajar la en agricultura o en la construcción para ayudar a sus familias.Luis Manuel Rivas