Es común que, en ocasiones, nos prohibamos a toda costa sentir sufrimiento, dolor y enojo por ser emociones “negativas”. Pero, ¿qué consecuencias puede tener esto? ¿Cómo podríamos solucionar este problema?

La psicóloga de la Universidad de Concepción, Valentina Cancino, en conversación con Página 7, explicó que: “En la actualidad, utilizamos gran parte de nuestra energía en evitar sentir y expresar nuestras emociones. Debido a ello, vamos generando tensiones musculares que tienen la función de bloquear la experimentación y expresión emocional“.

La profesional señaló que, por ejemplo, cuando sentimos rabia, la musculatura de nuestros brazos, mandíbula, abdomen y espalda se llena de energía, lo que nos permite poner límites y decir ‘no’ a aquello que consideramos injusto y defendernos de un potencial atacante.

Sin embargo, reconoció que debido a nuestro proceso de socialización, culturalmente consideramos la rabia como una emoción “negativa” por lo que no nos permitimos sentirla, ni mucho menos expresarla en palabras o gestos. Esa energía muscular no expresada, queda en el cuerpo en forma de tensiones crónicas que van rigidizando nuestro cuerpo y nuestra forma de funcionamiento emocional.

Debido a esto, la experta explicó que nos vamos desensibilizando a lo que sentimos y nos cuesta tomar conciencia de lo que nos pasa. “Finalmente, estas tensiones y sus estrategias de funcionamiento se vuelven tan habituales que perdemos conciencia de ellas y pasan a dominar nuestra vida”, contó.

Agregó que: “Por ejemplo existen personas a quienes les cuesta reconocer y sentir sus emociones, existen personas que no pueden sentir o expresar rabia, u otras que aunque lo intenten, no pueden llorar”.

Terapia ayuda a liberar emociones como la rabia y pena
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El problema es que, aunque esta estrategia busca evitar sentir el dolor, al suprimir lo que sentimos, suprimimos todo nuestro abanico emocional. “Si reprimimos la rabia, también suprimimos la posibilidad de sentir amor, mientras que si reprimimos la pena, tambien reprimimos el acceso al placer”, precisó.

Cancino, quien también es terapeuta corporal emocional, afirmó que una de las formas de poder lidiar con este problema es realizar una terapia que busca recuperar el flujo energético natural del cuerpo.

Y ¿de qué se trata?

La Terapia Corporal Emocional es una forma de entender los procesos emocionales desde el cuerpo. Considera al ser humano como una totalidad, en la cual la mente, emociones y el cuerpo actúan como aspectos de un mismo proceso. Lo que ocurre en nuestra mente y emociones se refleja en nuestros movimientos y en nuestras tensiones musculares.

Para esto, “se trabaja a través de ejercicios posturales, los cuales en conjunto con ejercicios de respiración y toques en la musculatura, permiten que el organismo vuelva a recuperar su flujo energético original. De este modo el cuerpo libera emociones, movilizando grandes cantidades de energía y aliviando el sufrimiento y la pesadez“, afirmó.

¿Cuáles son sus beneficios?

El propósito de esta terapia es expandir la capacidad para sentir y expresar emociones, soltar el viejo equipaje emocional, sentirse vivo y expresar esa vitalidad y vivacidad. Además tener un cuerpo más relajado y más suelto.

“Influye en una mejor calidad de vida, la persona somatiza menos y se siente mejor. También es útil para liberar las emociones reprimidas que han surgido por grandes dolores en nuestra vida“, dijo.

También comentó que cualquier persona mayor de 18 años puede someterse a esta terapia, la cual tiene que ser guiada por un profesional.