Amnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid Icons
Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

Grecia: Personas ancianas, mujeres embarazadas y bebés durmiendo en el suelo

Noura junto varios miembros de su familia
Noura vive en un campo para personas refugiadas en Grecia donde espera la oportunidad de reunirse en Alemania con su padre. © Giorgos Moutafis/Amnesty International
¡Gracias!

Esta acción ha finalizado. Hemos sido 16.645 firmantes

Damos las gracias a todas las personas que han apoyado esta petición.  Los países de la Unión Europea deben compartir la responsabilidad de acoger y dar protección a la población refugiada que está en Grecia. Pero mientras tanto, las autoridades griegas deben tomar todas las medidas posibles para que Grecia garantice con urgencia la seguridad y la dignidad de las personas refugiadas y solicitantes de asilo que se encuentran atrapadas en su territorio.

Queremos compartir la buena noticia de que el refugiado sirio Alan y su hermana Gyan, ambos con distrofia muscular que les impide caminar, ya no se encuentran en un campo de refugiados, sino en un hotel y han iniciado los trámites para solicitar reunificación familiar con su padre, que reside en Alemania. Alan envío su agradecimiento a todas las personas que han actuado por su caso, así como también mostró su solidaridad con otras personas que aún siguen en los campamentos:

“Estoy muy contento. Me hace muy feliz poder estar con mi hermano, mis hermanas y mi madre en un lugar limpio y cálido. Es como si hubiera recuperado la normalidad en mi vida. Vivir en una tienda no es vida. Pero, aunque estoy contento por mi familia, me entristece la situación de todos mis amigos y todos los refugiados que he dejado atrás, en el campo de Ritsona. Hay niños y bebés que en condiciones muy malas. El invierno se acerca y, cuando empiezan las lluvias fuertes, entra agua en las tiendas e incluso se caen. Nosotros estamos ahora en otra etapa del camino. No sabemos cuánto tiempo nos quedaremos aquí, pero espero que pronto podamos ir a Alemania para estar con mi padre y mi hermana, mis tíos y mis tías.”

Desde Amnistía Internacional seguimos trabajando para que las condiciones de acogida mejoren tanto en Grecia como en otros países adonde llegan las personas refugiadas, demandantes de asilo y migrantes.

Petición antes del cierre

“Quizá no morimos en nuestro país pero moriremos aquí si seguimos viviendo así” (Refugiada siria)

Ha pasado un año desde que los gobiernos de la Unión Europea acordaron compartir la responsabilidad de acoger de una manera digna a las personas refugiadas y solicitantes de asilo atrapadas en Grecia.

Pero de aquellas 66.000 plazas prometidas, menos de 4.000 personas han podido rehacer sus vidas en algún país de Europa. Las demás siguen malviviendo en viejos almacenes, en sucias y destartaladas tiendas de campaña o, simplemente, en la calle, durmiendo a la intemperie.

No nos sentimos seguras en el campo. No utilizamos las duchas. Nos hemos construido un hammam al lado de nuestras tiendas.light

Personas ancianas, mujeres embarazadas y bebés recién nacidos duermen en el suelo. Otras personas, con enfermedades crónicas, con discapacidades, etc. se encuentran atrapadas en lugares inadecuados, lejos de hospitales y la atención médica que necesitan. Además, miles de niños y niñas no van al colegio desde hace más de un año.

Algo tan sencillo como ir al baño, para las mujeres se convierte en un verdadero riesgo que tienen que solventar entre ellas a falta de apoyo oficial. Personas con discapacidad como Alan y su hermana Gyan, de Siria, con distrofia muscular, dependen de que alguien les ayude a mover las sillas de ruedas porque las autoridades no les trasladan a un lugar accesible. Y los niños y niñas no acompañados apenas han encontrado respuesta en su búsqueda de un lugar seguro.

La mayoría de estas personas han sido olvidadas por la comunidad internacional e ignoradas por el Gobierno griego. No pueden hacer otra cosa que esperar una respuesta que no llega.

En última instancia, Europa debe ofrecer plazas de reasentamiento y otras vías de admisión, y compartir la responsabilidad de prestar protección a esa población refugiada. Pero ahora mismo, Grecia debe garantizar con urgencia la seguridad y la dignidad de las personas acogidas en su territorio.

Pide a las autoridades griegas que mejoren las condiciones de acogida de las personas refugiadas y solicitantes de asilo.