Importancia del ácido fólico y el hierro en el embarazo

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Una vez que una mujer descubre que está embarazada le entran unas ganas inevitables de cuidarse. Eso es bueno, pero sin obsesionarse. Una correcta alimentación, ejercicio moderado (siempre y cuando no esté contraindicado) y un aporte extra de vitaminas son suficientes en la mayoría de los casos.

Una vez que se ha acudido al primer control ginecológico del embarazo, el médico podrá recetar complejos multivitamínico y minerales.  Estos compuestos suelen estar formados por ácido fólico, yodo, hierro, Vitamina D y otras vitaminas y minerales que ayudan a conseguir un buen estado nutricional de la mujer, esencial para el correcto desarrollo del feto.

Importancia del ácido fólico y el hierro en el embarazo

Dentro de estos compuestos los más importantes son el ácido fólico, el hierro y el yodo.

  • Ácido Fólico. Si se trata de un embarazo planificado, lo normal es que el médico recomiende empezar a tomarlo dos meses antes de la concepción y luego continuar durante todo el embarazo.  Ayuda a prevenir los defectos de nacimiento del tubo neural, problemas serios de nacimiento que afectan a la médula espinal (Espina Bífida) y al cerebro (Anencefalia). El cuerpo de la madre además necesita el ácido fólico para crear glóbulos rojos y prevenir la anemia. Además es importante para el rápido crecimiento celular de la placenta.
  • Hierro.  Se trata de un mineral fundamental para la formación de glóbulos rojos en la sangre. Durante el embarazo se necesita en mayores cantidades porque el volumen sanguíneo aumenta, y después del parto también para reponer el cuerpo de posibles hemorragias. El feto lo utiliza para crear su propio sistema sanguíneo. Su déficit puede provocar anemia ferropénica en la madre con el consecuente crecimiento inadecuado del feto. Su consumo extra estaba asociado a una serie de efectos secundarios molestos como molestias gastrointestinales, pero recientemente existe un producto de hierro microencapsulado cuya liberación es progresiva y su absorción es óptima en el duodeno para evitar estos molestos efectos secundarios.
  • Yodo. La carencia de yodo puede dar lugar a enfermedades del tiroides en la madre y causar lesiones cerebrales en el feto. Las necesidades de yodo de la mujer aumentan considerablemente durante el embarazo para que el feto pueda disponer de la cantidad suficiente.

Dr. Manuel Marcos Fernández

Jefe de Ginecología y Obstetricia HM Hospitales

www.egom.es

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