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Pasada la euforia de la firma de la paz, el país se sumerge ahora en la recta final del plebiscito de este domingo 2 de octubre, mecanismo decidido por el presidente Juan Manuel Santos para refrendar lo pactado, aceptado por las partes en la mesa de negociaciones de La Habana y avalado por la Corte Constitucional. Se trata, ni más ni menos, del punto de partida para darle paso a la implementación de los acuerdos, pues solo si los colombianos deciden darles su respaldo diciendo mayoritariamente que Sí, se podrá iniciar con el trámite en el Congreso de las leyes y reformas constitucionales que requiere la paz. A su vez, las Farc arrancarán en firme con el proceso de concentración, desarme y desmovilización. (Vea acá el especial "Callaron los fusiles")
De hecho, persisten las dudas sobre cuál es en realidad el Día D, es decir, el momento en que comienza a correr el tiempo para que las unidades guerrilleras inicien su desplazamiento hacia las zonas transitorias. El jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, reconoció que las Farc tienen su propia interpretación, por lo que se va a programar una reunión para escucharlas y aclarar las supuestas diferencias. Como se sabe, Iván Márquez dijo recientemente que solo se concentrarán cuando esté lista la ley de amnistía e indulto. Y el senador Mauricio Lizcano, presidente del Congreso, ha indicado que dicho proyecto tendrá prioridad y podría estar evacuado hacia mediados o finales de octubre. (Lea: Del plebiscito y la implementación)
Vea también: ¿Qué es el plebiscito para la paz?
Para De la Calle, es claro que el Día D fue el lunes 26 de septiembre: “Lo primero que debe ocurrir es de nuestro lado: la disposición de las tropas del Estado en forma que permita la movilización y el tránsito de las Farc hacia las zonas de normalización, eso debe ocurrir ya. En segundo lugar, tenemos la obligación de presentar un grupo de proyectos de ley y de reformas constitucionales, estamos en el proceso final de preparación. Luego, la dejación de armas comienza con la destrucción de las armas artesanales (...) hay una discusión que han planteado las Farc sobre el tema de la amnistía. Nos vamos a sentar a oírlas”, explicó en diálogo con Blu Radio.
Lo claro es que el Gobierno y sus aliados dedicarán estos cuatro días a hacer pedagogía y a “vender” los beneficios del fin del conflicto para todos los colombianos. Ayer, el presidente Santos estuvo inicialmente en Barranquilla, en un acto realizado en el parqueadero del estadio Metropolitano, y luego se desplazó hasta Ciénaga (Magdalena) para participar en una marcha a favor de la paz. En ambos sitios estuvo acompañado por el Germán Vargas Lleras, por lo que se puede decir que el vicepresidente ya entró de lleno a apoyar los acuerdos e impulsar la campaña por el Sí en el plebiscito, como tirios y troyanos le venían pidiendo.
Mientras tanto, la oposición, que lideran el expresidente Álvaro Uribe y su Centro Democrático, insiste en reafirmar la frase de que “Votar No es decirle Sí a la paz”, con la tesis de que es necesario renegociar unos acuerdos que implican impunidad. Contando ahora con un nuevo aliado: el exprocurador Alejandro Ordóñez, a quien se le vio el lunes en Cartagena, mientras se firmaba la paz, al lado del exmandatario y arreciando en sus críticas: “Estamos aquí para decirle al mundo, a los colombianos y a las víctimas, que el acuerdo Santos-Timochenko no equivale a la paz, porque es el acuerdo de dos élites: la oligarca y autoritaria que representa Santos y la criminal de las Farc”.
Un fuerte pulso mediado por encuestas de todo tipo, en las que todas pronostican el triunfo del Sí el próximo domingo, aunque unas con mayor ventaja que otras. Así, por ejemplo, el estudio revelado ayer y realizado por Ipsos-Napoleón Franco para Semana, RCN Radio y RCN Televisión, marca 66 % para el Sí y 34 % para el No. Otro, de Cifras y Conceptos para Caracol Radio y Red + Noticias, da 62 % por el Sí y 38 % por el No. Cabe aclarar que en ambos casos las muestras fueron realizadas antes de la ceremonia de la firma de la paz, un hecho que genera emociones en la gente y que, quiérase o no, juega a favor del Gobierno y su campaña por el Sí.