A veces meditar es más fácil de lo que muchos creen. No necesitas estar en la posición del loto (o padmasana) ni poner la mente en blanco.

Tras conocerse los efectos positivos de la meditación para disminuir el estrés, la práctica del Mindfulness comenzó a ganar cada vez más adeptos.

Bárbara Porter, psicóloga clínica y precursora de Mindfulness en Chile, señala que esta consiste en “invitarnos a darnos cuenta del momento presente con aceptación; estar atentos sin resistirnos o enjuiciar lo que nos está pasando en todo ámbito de nuestra cotidianidad”.

En entrevista con Página 7, la profesional explica que ésta “es una práctica que tiene más de 2 mil años de antigüedad, de hecho el origen es la práctica de meditación budista. Tiene miles de años de tradición y lo innovador, que ocurrió durante el siglo XX, es que algunas personas -que por su camino personal habían incursionado en ella- se dieron cuenta que tenía un potencial sumamente sanador; el primero fue un monje zen vietnamita que se llamó Thich Nhat Hanh, y Jon Kabat-Zinn, un biólogo estadounidense que practicó meditación” y lo quiso llevar a más gente.

Según comenta, “dentro de los últimos 15 años ha habido un aumento exponencial del interés de la ciencia sobre este tipo de práctica, que antes eran como espirituales, esotéricas. Hoy se ha logrado establecer mediante método científico, por ejemplo, imágenes cerebrales, mediciones del sistema inmunológico, que esto efectivamente tiene un impacto, observable, cuantificable”, añadió.

Por este motivo, el mindfulness se ha ido incorporando al tratamiento de distintas patologías y ha tenido buenos resultados. “Ha tenido buenos resultados en personas con dolor crónico, con psoriasis, con problemas cardíacos, hipertensión, trastornos del sueño y aporta en personas con trastornos depresivos, con estrés, en quienes tienen trastornos de personalidad límite, adicciones, entre otros”, detalló.

Barbara Porter | Página 7
Barbara Porter | Página 7

“Tú puedes decir, ‘¿cómo es que te sirve para todo?’ Lo que pasa es que te da una base para poder trabajar otras cosas, una capacidad para detenerse, para darse cuenta, que es como la base para cualquier cambio terapéutico. Y al mismo tiempo se ha visto que en el cerebro, la práctica sostenida de mindfulness, al menos por 8 semanas porque ese es el periodo mínimo, hay un fortalecimiento del sistema inmunológico, por lo tanto se aplica como una práctica apropiada para pacientes con cáncer, por ejemplo”, agrega.

Pero no es lo único, porque según Bárbara Porter, también “a partir de 8 semanas se han visto cambios en la morfología del cerebro, no solo en la funcionalidad; allí se ha visto que las áreas del cerebro relacionadas con la emocionalidad positiva están significativamente más activas que la parte del cerebro que está asociada a las emociones negativas.

Yendo a lo concreto ¿en qué consiste?

“Hay hartos ejercicios, pero lo básico del mindfulness es darse cuenta del momento presente y con aceptación. Y desde ahí la práctica central, el abc, tiene que ver con practicas de atención a la respiración y el cuerpo; sentado, en movimiento, recostado”, explicó.

“Lo central es que tu atención esté en el estímulo que tú estás eligiendo. Tú decides dónde focalizar tu atención, tiene que ser un estímulo del presente. El cuerpo está siempre presente, a diferencia de la mente que puede estar en el pasado o futuro. Si tú traes tu atención a la sensación física de la respiración ya estás en el presente”, añadió.

¿Qué pasa si me distraigo?

“En algún momento tu atención se va a ir (‘se me quedó la llave del gas abierta’, ‘tengo que pagar esta boleta’, etc.), pero esta práctica no es que tú te distraigas, es que simplemente te des cuenta ‘oh, me fui’ y amablemente te invites a volver”, aseguró.

La profesional explica que no pasará solo una vez. “En 5 minutos más te vas a volver a ir, pero tú practicas el volver, y eso es. La práctica no consiste en no distraerse, en dejar la mente en blanco, sino simplemente de ser consciente de tus distracciones, y fortalecer el músculo de volver“.

En este contexto indicó que en la medida que se practica sin retarse por distraerse, sin resistirte, los periodos de atención van siendo un poquito más largos.

Pexels (cc)
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20 minutos

“Lo que está estudiando científicamente y es lo que hacemos en los talleres, es que las prácticas duran alrededor de 20 minutos, por lo menos 4 veces a la semana: dentro de lo que se hace es atención a la respiración, escaner corporal que es la atención a las sensaciones del cuerpo, etc.; hay distintos tipos de ejercicios. Al cabo de 8 semanas se deberían ver los cambios. Eso es lo que dice la ciencia”, recalcó Porter.

No obstante, dice que en la práctica “lo que yo suelo recomendar, es que lo perfecto es enemigo de lo bueno, porque por algo acompañamos durante 8 semanas a las personas, no es fácil detenerse. Pero entre practicar y no practicar, si tú me dices que prefieres hacerlo 5 minutos todos los días, hazlo”.

Finalmente, recomendó aprovechar el tiempo en la ducha, los momentos en silencio del hogar, una ventana entre una actividad y otra, o incluso meditar en el auto cuando se llega a la casa.

¿Te gustaría practicar Mindfulness? ¡Tiene muchos beneficios!