Discos Críticas

Para mi ha sido todo un acontecimiento la edición de On The Line, nuevo disco de Jenny Lewis después de cinco años desaparecida, mucho tiempo, algo normal si tenemos en cuenta que lleva cuatro discos en más de doce años.

Sigo la pista de Jenny Lewis porque ocupa un lugar importante entre algunas de mis voces favoritas neomilenarias (Neko Case, Eilen Jewell, Jolie Holland, Holly Golightly, Jesse Sykes, Chan Marshall…), artistas que empezaron al tiempo que a los chicos guays de la pandi se les pretendía la salvación del rock, juas! mientras la mayor parte de aquellos grupos se han quedado en agua de borrajas, estas mujeres se han abierto camino y han encontrado su sitio a base de mucho trabajo, grandes discos y mucha calidad. Jenny Lewis es una de tantas que no se queda atrás en comparación, desde su aporte al indie rock con la banda Rilo Kiley, hasta sus discos en solitario que se caracterizan por venir acompañada de colaboraciones de lujo. Rabbit Fur Coat y Acid Tongue son dos discos perfectos que se subían al carro del alt-country acompañada de gente como M.Ward, Conor Orberts, Jonathan Wilson, Elvis Costello, Chris Robinson, Jonnathan Rice… Dos primeros discos que hacían olvidar su pasado de niña prodigio de la televisión y daban una continuidad excelente a su banda ya disuelta.

Con The Voyager dió un giro que me sorprendió gratamente de la mano de Ryan Adams (con la ayuda de Beck y Jonnathan Rice), dejaba de lado el alt-country y se abrazaba hacía un pop de corte más clásico y fuera de tiempo, radiofórmula californaiana donde aparecen como referentes ineludibles Fleetwood Mac época Stevie Nicks/Lindsey Buckingham, al igual que el Tom Petty más comercial, un disco hermanado con el que Ryan Adams publicaría posteriormente ese mismo año y en el que también dejaba de lado su sonido habitual. Una delicia sólo apto para amantes del buen pop con tonadas tan redondas como One Of These Guys (https://youtu.be/Irvcf6dCk-k).

De nuevo los colaboradores son de auténtico lujo, no podía ser de otra manera, repiten Ryan Adams con la ayuda de Beck a los mandos, junto a músicos de la talla de Don Was, Jim Keltner, Benmont Tench, hasta Ringo Starr!!!!!!. Pero no se trata de un disco de colaboraciones, Jenny Lewis lidera la banda en una grabación que tiene el mérito de haber sido realizada en directo en los estudios del sello con canciones de su puño y letra, un portento a tenor del resultado porque On The Line es un disco de POP en mayúsculas con canciones que tienen más verdad que la mayor parte de rock machirulo guitarrero de la actualidad, canciones marcadas por la muerte de su madre, adicciones varias y una ruptura (con Jonnathan Rice, colaborador y pareja de años).

Con Heads Gonna Roll y Wasted Youth estamos hablando de mainstream pop, es la radiofórmula que sonaba cuando éramos unos críos, me resultan perfectas, quizás demasiado almibaradas para quien busque rock de guitarras, si con el inicio no conectas, desconecta, cambia de canal. Aunque aquí en este disco se encuentran algunas de las partes de guitarra eléctrica más elegantes que podréis escuchar este año, escuchad sino Red Bull & Hennessy, calidad a borbotones, es la canción, sólo por esta tonada ya vale la pena que este año empezara, y no desentonaría entre los grandes hits que cantó Stevie Nicks. Las baladas agridulces ganan peso con las escuchas: Hollywood Lawn, Dogwood y Taffy son para derretirse. En Do Si Do se nota la mano del Beck más ochentero, lo suficiente para no molestar y para dejar a la altura del betún a cualquier nueva diva del pop que venga con pedaleras o como venga. Little White Dove deján entrever el directo al toque de baquetas y el bajo en primer plano que marca el compás y Oh!!! Lewis canta como nunca. El tono agridulce y nostálgico gana la partida en Party Clown y On The Line, y cierra con la destacable y adictiva Rabbitt Hole.

On The Line sigue la estela donde la dejó con su predecesor dando un paso más allá, explorando territorios incluso más comerciales en un sentido finales de los 70, principios de los 80, una gran producción como las de antes de cuando el mainstream no estaba reñido con la calidad. Pero sobretodo trata de una artista que ha entrado en la madurez haciendo muy buenas canciones, canciones empoderadas, incisivas, cargadas de acritud y desencanto, trasfondo que contrasta con el tono de la música. Además Jenny Lewis canta mejor que nunca y está de vuelta de todo, con poderío y en estado de gracia. Así que si ya estás cansada del mismo disco de rock de siempre, de escuchar las mismas influencias una y otra vez, estás de enhorabuena porque aquí tienes buen POP tocado con suma elegancia por un plantel de auténtico lujo. No apto para diabéticos musicales. Un disco destacado del año en curso.

Por Chals Roig

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