¿Sabes reconocer tu tipo de piel?

Cuidados faciales

Actualizado a: Viernes, 17 Noviembre, 2017 14:07:54 CET

A simple vista parece una pregunta fácil, una de esas cosas que pareces obligado a saber, de las que también tienen una respuesta sencilla. Pero seguro que más de una vez te has hecho esa pregunta mirándote al espejo con detenimiento, esperando hallar una respuesta, como si del espejito mágico de Blancanieves se tratase. Y es que la respuesta no es tan clara, determinarlo no siempre es fácil, ya que cada piel es un mundo y, además, va cambiando con el tiempo.

No obstante, la piel se puede clasificar en cuatro tipos, cada una con sus propias características y tratamientos, tal y como explica Macarena Viro, de la Farmacia Bombos de Córdoba y especialista en dermofarmacia y el dermatólogo Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral de Madrid.

Piel normal

Este tipo de piel presenta una textura regular y no tiene imperfecciones. Además, tiene un aspecto suave y limpio sin necesidad de hacer nada. “Se caracteriza porque no tiene brillos y el poro es pequeño. Las personas que poseen este tipo de piel tienen un tono rosado y uniforme”, explica Viro.

La piel normal es probablemente la más fácil de tratar, ya que no necesita atenciones especiales. Aunque, no hay que descuidarse mucho, pues aunque no necesite tantos cuidados como otras, también hay que prestarles atención, ya que con el tiempo tienden a convertirse en pieles secas.

Sánchez Viera apunta que la piel requiere una tonificación y limpieza, así como darse crema hidratante día y noche, para proteger e hidratar la epidermis. “Hay que utilizar una crema de loción rica, pero de absorción fácil, que suavice el tacto de la piel, hidrate en profundidad y calme la piel extremadamente seca”, afirma.

Aunque las pieles normales no presenten ningún problema en particular, es esencial disponer de un cuidado específico para evitar daños debido a factores externos como la exposición solar o al envejecimiento natural.

Piel mixta

Como la misma palabra dice, este tipo de piel está entre la piel normal y la piel grasa. La zona más grasa suele corresponder con la zona T (frente, nariz y barbilla), mientras que en las mejillas la piel es entre normal o seca.

Ambos expertos coinciden en que este tipo de piel es la más difícil de cuidar debido a su mezcla de características. Es necesario conseguir una correcta hidratación y al mismo tiempo que no genere sebo y que trate las zonas por separado, para no mezclarlas. Se aconseja realizar una exfoliación y mascarilla nutritiva una vez por semana.

Piel grasa

Las personas que poseen la piel grasa tienen un aspecto brillante en toda la cara, debido a la elevada producción de sebo. El mayor problema de este tipo de piel son los granos y puntos negros. La especialista en dermofarmacia señala que “se caracterizan por tener un poro muy dilatado y un aspecto cetrino”.

El exceso de sebo requiere una rutina y productos específicos. La piel grasa debe exfoliarse a menudo para evitar la suciedad. Existen diversas causas y factores que pueden provocar exceso de grasa en el rostro: desequilibrio hormonal, herencia genética, edad, clima, alimentación y estilo de vida entre otros, explica Sánchez. “Lo ideal para poner fin a este tipo de problema es desenmascarar la causa mediante un diagnóstico en profundidad y seguir un tratamiento específico, así como evitar los alimentos fritos y las grasas saturadas”, apunta.

Piel seca

La piel seca se caracteriza por la falta de humedad en la misma, lo que da una sensación de tirantez y rigidez. Se puede pelar y tienen un aspecto apagado y blanco, y un tacto áspero. A veces suele tener manchas y en ocasiones parece más envejecida de lo que realmente es, además de que se ve muy afectada por los cambios climáticos.

Para tratar este tipo de pieles, ambos expertos recomiendan una buena hidratación con cremas hidratantes. Estos cosméticos contienen ácidos grasos esenciales y sustancias antioxidantes que ayudan a restaurar la humedad natural de la piel seca para aumentar su flexibilidad. Su aplicación continúa disminuye el aspecto áspero y crea una barrera protectora.

Nuestra piel también cambia

La piel se define en el nacimiento, de hecho el tipo de piel suele ser la misma durante toda la vida. Sin embargo, hay algunos aspectos que van a influir y hacer que se vaya transformando.

El director de Dermatología Integral explica: “cuando nacemos nuestra piel es muy fina y permeable a muchas sustancias o los rayos solares. Además, las defensas de la dermis no se han desarrollado completamente”. La  adolescencia está marcada por los cambios hormonales, durante los cuales muchos adolescentes tienen acné, que se pueden paliar con una buena higiene y la consulta a un especialista si fuera necesario.

En la edad adulta la piel sigue cambiando, generando ciertas confusiones sobre cuál es su estado. De hecho, las personas que de joven tienen la piel grasa, con la edad se seca, aunque el acné suele continuar muchas veces a cualquier edad con brotes puntuales. Por otra parte, las pieles secas durante la adolescencia, tienden a una sequedad extrema y a descamarse y arrugarse más fácilmente. Por eso, es bueno ir cambiando de productos cosméticos según Viro.

Además existen diversos factores que influyen en los posibles cambios de la piel. Sánchez habla de dos tipos de factores: uno endógeno, cuya causa principal es la genética que produce la reducción de las secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas, la degeneración de las fibras elásticas o la aparición de la dermatitis atópica; y otro exógeno, como los rayos ultravioletas, la alimentación, la contaminación, el estrés o la falta de sueño. 

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