Defensora por campesina

"He descubierto que para mí ser defensora de derechos humanos es la misma apuesta política que ser mujer campesina". Con esta naturalidad, explicaba una mujer colombiana que es, ser defensora de derechos humanos. No es un curso, no es un proceso, es levantarse, mirar alrededor y luchar. Y ser coherente con lo que ves ahora y lo que has visto toda la vida.

De repente, ver te lleva a conocer, y conocer te da autoridad. Y la autoridad te hace líder. No es una decisión o una escuela, sino el día a día lo que te lleva a serlo naturalmente y sin querer. Es por eso que aún se hace más duro cuando de un día para otro, un proceso tan natural, supone recibir amenazas de muerte, amenazas a tu familia o todo tipo de presiones. Y no son falsas amenazas. En Colombia desde la firma del acuerdo de paz, 56 mujeres han sido asesinadas por este motivo. Por haber defendido el medio ambiente, la tierra o sus derechos. Por haber sido campesinas, como dirían ellas.

La retirada de la guerrilla ha hecho que algunas zonas de Colombia hayan caído en manos de grupos de inversores. Inversores que quieren hacer extracciones de minería, conquistar tierra o que instauran procesos industriales que contaminan gravemente ríos y entorno. El gobierno y el ejército apenas llegan a esas zonas y ellos imponen sus intereses a cualquier precio. Y a pesar de la situación, por suerte, ellas no desfallecen ni "escarmientan".

No las vereis en la ONU como a Greta ni en los periódicos, a pesar de que su lucha por el medio ambiente es la misma y concreta, tangible. Nadie les hará entrevistas, porque son indígenas y campesinas. El único homenaje, con suerte, será después de su asesinato como el caso de Berta Caceres asesinada en 2017.

Algunas de ellas están en nuestro país en el programa de defensoras. Un programa que invita a las más amenazadas a nuestro pais y las protege durante un tiempo. Les da un descanso, formación y la oportunidad de explicar su lucha. Si veis una charla de defensoras de derechos humanos, no dejeis de ir. Vale la pena conocer su lucha y dar al menos calor humano a quien se está jugando la vida por causas que acaban siendo las del planeta, las de todas.

Calor a ellas, exigencia a su gobierno para proteger a todas las ciudadanas y presión a nuestros gobiernos para que no miren a otro lado.


Más información:


Artículo publicado en la revista "El Portal" de Centelles num. 302 de octubre del 2019

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jesús nace en Gaza. Navidad 23

¿Votamos lo que queremos?

Jesús nace en prisión. Navidad 2022

Navidad 2014. Mi visión de esta Navidad

Sucesión, un impuesto invisible.

Navidad 2018: Mi visión de esta Navidad