“Cuando callaron las iglesias y el fútbol se lo comió todo”: los otros jesuitas y el crimen de la iglesia de San Patricio

15/03/2013 - 12:03 am

padres-palotinos1

 

Ciudad de México, 15 mar (SinEmbargo).- “Los viejos amores que se van, la ilusión de los que perdieron, todas las promesas que se van y los que en cualquier guerra se cayeron. Todo está guardado en la memoria”.

“Fue cuando se callaron las iglesias, fue cuando el fútbol se lo comió todo, los padres palotinos y Angelelli dejaron su sangre en el lodo. Todo está escondido en la memoria, refugio de la vida y de la historia”, canta León Gieco en el tema “La memoria”, un verdadero himno para los argentinos escrito por un artista que sabe hacer himnos, por caso su canción de fama mundial “Solo le pido a Dios”.

En 2004, el veterano rockero visitó la tristemente célebre iglesia de San Patricio, en el coqueto barrio de Belgrano, en la Capital Federal, donde en 1976 fueron asesinados los mártires jesuitas en los años de plomo instituidos por la dictadura militar argentina (1976-1983), una de las más cruentas de que se tenga memoria en nuestro continente, con un saldo de 30 mil desaparecidos y una herida social que aún perdura.

PONIENDO EN CLARO LA MASACRE

En 1976, fueron asesinados Alfredo Kelly, Alfredo Leaden, Pedro Dufau, Salvador Barbeito y Emilio Barletti, los cinco curas palotinos, uno de los crímenes que, al decir de León Gieco en una entrevista otorgada a la revista La Fogata, “que terminaron de poner en claro que aquí estaban haciendo una masacre.”

“Cuando me pusieron en la lista negra –recuerda–, tenía tres temas prohibidos: “Canción de amor para Francisca”, el “Tema del mosquito” y “La historia esta”. Tuve que irme del país. No tenía un peso. Llegaba a Lima y daba un recital, juntaba algo de plata y entonces iba a Caracas, hacía otro recital y así, también pasé por México, Costa Rica y llegué a Los Ángeles, donde vivía una amiga que me ofreció su casa.

En 1978, me llamó mi agente para decirme que las cosas se estaban ablandando, que la esposa de Videla (Jorge Rafael, ex dictadora argentino) estaba en la Fundación Genética Humana y quería hacer un recital de rock en el Luna Park. Yo me vine, pero antes le pedí que me organice algunos recitales más chicos, medio clandestinos, además del Luna.

Como sabía que allí tenía la protección, aproveché para grabar esos tres temas. En el disco decía ‘grabado en vivo en el recital por la genética humana’. Eran las maniobras que hacíamos para que pudieran pasar. La dictadura era algo nuevo, no sabíamos cómo reaccionar”, recuerda el músico.

Fue en el exilio donde el artista se fue enterando poco a poco de la masacre que acontecía en Argentina, con crímenes terribles como el de los cuerpos arrojados al mar, con las manos cortadas para que no pudieran identificarse. “Era algo difícil de creer al principio, pero finalmente abrimos los ojos”, dijo.

¿QUIÉNES FUERON LOS CURAS PALOTINOS?

A más de 30 años de la masacre en la iglesia de San Patricio en el barrio porteño de Belgrano, las preguntas se multiplican. ¿Por qué los mataron? ¿Por qué lo hicieron de manera tan cruenta? En la visión de León Gieco, manifestada en la ya mencionada entrevista de La Fogata, “esas cosas no tienen lógica. A lo mejor encontraron en la agenda de un detenido la dirección de esta iglesia y vinieron acá y los mataron. No hay lógica, porque el horror que pasó acá no tiene lógica. Es ilógico, si no, no hubiera ocurrido. Atando cabos, puede haber ocurrido de cualquier lado. Alguien que da la dirección de la iglesia, un pibe que cayó preso y lo torturaron, qué se yo”, dice el cantautor argentino.

“Me parece insalubre tratar de meterse a ver el por qué porque es meterse en la cabeza de una bestia horrorosa como eran esos tipos. Es como un accidente, como una familia iraquí que le cayó una bomba y estalla toda la familia. Además, están las cosas que ya han ocurrido, porque si uno lee sobre el genocidio de los armenios por los turcos y después lo que hicieron los alemanes, allí se calcinó la inocencia. Y uno podía pensar que acá no iba a pasar y pasó”, agrega.

En 1986, el periodista Eduardo Kimel dio a conocer el libro La masacre de San Patricio. Una década después, su colega y compatriota Gabriel Seisdedos publicó El honor de Dios. Martires Palotinos. Se trata de dos trabajos de investigación que narran una historia espeluznante.

Fue en la madrugada del 4 de julio de 1976, cuando los religiosos fueron muertos a tiros en la parroquia. El Padre Alfredo Leaden, de 57 años, era delegado de la Congregación de los Palotinos Irlandeses; el Padre Pedro Duffau, de 65 años, era profesor; el Padre Alfredo Kelly, de 40 años, era director del Seminario de Cataquesis en Belgrano y profesor en el Colegio de las Esclavas del Santísimo Sacramento.

Salvador Barbeito, de 24 años, era seminarista, profesor de filosofía, psicología y catequista además de rector del Colegio San Marón; Emilio Barletti, de 25 años, era seminarista y profesor.

Predicaban la paz y condenaban la violencia. Las primeras personas que a la mañana ingresaban a la Iglesia de San Patricio encontraron sobre las paredes y una alfombra las siguientes leyendas: “Así vengamos a nuestros compañeros de Coordinación Federal” (en cuyo comedor se había colocado una bomba homicida) y “Esto les pasa por envenenar la mente de la juventud”.

En la iglesia San Silvestro, de la orden de los Palotinos, ubicada en Roma, se colocó una placa en memoria de los cinco religiosos de la orden y hay también un monumento en la iglesia donde fueron asesinados.

En 2006 el cardenal Jorge Mario Bergoglio, flamante Papa Francisco, inició los trámites para la canonización de los cinco religiosos como mártires de la fe.

La película documental 4 de julio – La masacre de San Patricio, de Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta, dada a conocer en 2007, es otro de los testimonios de la ignominia.

Fueron 20 los curas y religiosos asesinados durante la dictadura argentina. Muchos también fueron torturados salvajemente, aunque pudieron salvar su vida. El papel de la iglesia institucional frente a la violencia ejercida sobre muchos de sus representantes fue de complicidad, omisión y de una contradictoria doble cara (ayudaba a exiliarse a los perseguidos, mientras se callaba públicamente), según el caso.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video