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La sombra de los Habsburgo es alargada

3 Jun, 2011 - - @egocrata

Hace mucho, mucho tiempo, en un continente no muy lejano, vivía un emperador viejo, cansado y malquerido al que le gustaba pintar edificios de amarillo (*). Es viejo imperio centroeuropeo era un sitio de naciones diversas, fronteras extrañas, intelectuales excéntricos y aristócratas decadentes, con una querencia por los uniformes elaborados, acorazados de nombre extraño y la vida relajada.  Austria-Hungría, le llamaban, era un imperio de cincuenta millones de personas; una monarquía aburrida, ordenada y mucho más tolerante de lo que muchos recuerdan.

Ordenado. Los Habsburgo quizás fueron siempre ligeramente incompententes a la hora de pegar tiros (al menos después del s.XVIII) pero la monarquía dual siempre fue uno de esos países donde el correo era rápido, los funcionarios honestos y los trenes llegaban a tiempo. Aun con su (relativamente) tardía industrialización, nunca fue un sitio demasiado malo dónde vivir. Un estado no dura tantos años sin una burocracia decente, al fin y al cabo.

Hoy por VOX Becker y Woessman dan un vistazo a las huellas de ese Imperio, y las encuentran en un lugar curioso: casi cien años después, la vieja tradición de burócratas competentes y carteros amables sigue viva en centroeuropa. Gracias al caprichoso / arbitrario dibujo de las fronteras en la región, los autores pueden estudiar si las administraciones públicas de los estados sucesores son mejores o peores a uno u otro lado de las viejas fronteras de los Habsburgo.

Los resultados son realmente sorprendentes. Las regiones de Rumania, Polonia, Serbia o Ucrania que estuvieron dentro del Imperio son menos corruptas que las que estuvieron fuera de él, con los ciudadanos en esas áreas teniendo que recurrir a sobornos mucho menos a menudo. Esto se traduce a su vez en una confianza mucho mayor en la policía e instituciones judiciales del estado en esas áreas, algo que hace a su vez gobernar esas regiones algo mucho más sencillo. Los efectos son consistentes en todas las áreas y en todas las culturas y religiones (incluso en el viejo Imperio Otomano), sin importar demasiado cuántos años estuvieron bajo la Monarquía Dual. Aún más sorprendente, la confianza se limita a las instituciones, no a otros ciudadanos; el «efecto Habsburgo» sólo responde a un gobierno más competente, no mayor capital social.

¿Qué podemos sacar de este estudio? Primero, con los Habsburgo vivíamos mejor. Suena tonto, pero no lo es tanto; la desaparición del Imperio Austro-Húngaro tras la Primera Guerra Mundial fue origen de incontables problemas durante todo el siglo XX. Segundo, y más importante, las burocracias importan, y mucho. Los economistas, periodistas y políticos tienden a concentrar toda su atención en las grandes decisiones y proyectos ruidosos, pero algo tan simple, discreto y aburrido como tener una administración pública competente tiene unos beneficios enormes. Es una de esas reformas estructurales patéticamente obvias que llevo pidiendo desde hace una buena temporada y que sería realmente popular, pero que el gobierno parece no estar de humor para aprobar.

Tercero, y más académico, la increíble fuerza que tienen instituciones pasadas para condicionar y afectar situaciones presentes (path dependence, en jerga académica). Lo que llamamos «cultura», muchas veces, no es más el resultado de decisiones e instituciones tomadas en décadas anteriores. El hecho que las poblaciones de amplias regiones de Europa conocieran e interactuaran durante unos cuantos años con una burocracia eficaz, limpia y bien organizada hizo que los ciudadanos en esas áreas exigieran un servicio parecido tras la caída del Imperio, y que las élites gobernantes supieran cómo organizarlo. Ciudadanos exigentes, élites mejor preparadas y mejor organización de salida hacen que mantener un equilibrio virtuoso sea mucho más sencillo,  y un siglo después, el fantasma de los Habsburgo sigue paseando por Europa Central.

Viribus Unitis, incluso ahora. Quién lo iba a decir.

(*): el artículo que enlazo de Hermann Tertsch en El País (de hace once años) es uno de mis artículos de prensa favoritos, por cierto. Diga las burradas que diga, Tertsch tiene un espacio en mi corazoncito con este texto. Oh, y si alguien tiene una de las moneda que Austria sacó el 2006 con el Viribus Unitis en ella, le envidio profundamente. Uno de los acorazados más bonitos, más poderosos y más inútiles de la Primera Guerra Mundial. Muy Austríaco.


21 comentarios

  1. Ian Curtis dice:

    Las crónicas de Tertsch en El País sobre Centroeuropa eran formidables, de lo mejorcito del periódico.

    Por cierto, yo la enseñanza que saco del asunto es que el nacionalismo se lo cargó todo. Si todo funcionaba tan relativamente bien, para qué cargárselo? Porque había que ser independiente, claro está. No se hubiera podido separar la nación en Saint-Germain-en-Laye si ésta hubiera sido una nación unida y no un compendio de Aranas y Fabras (el catalán, no el valenciano).

  2. jesus alfaro dice:

    Enhorabuena.
    Totalmente de acuerdo con lo de Terstch. Sus artículos antiguos sobre Centroeuropa en EL PAIS eran de lo mejor
    En lo de que la sombra de las instituciones es alargada, hay un artículo por ahí en SSRN sobre los efectos actuales de la «mita» creo que se dice, o el sistema de semiesclavitud empleado por los españoles en la América andina colonial que corrobora lo que dices

    Truyol Serra: catedrático de Derecho Internacional y Magistrado TC le dijo a una amiga mía allá por los finales de los 80 principios de los noventa (guerra de Yugoslavia): ¡se ha dado Vd., cuenta de la enorme desgracia que ha sido la desaparición del Imperio austrohúngaro!

  3. carloss dice:

    Interesantes ambos artículos.

    PD: y ahora me vas a odiar, pero como tú también escribes para quien se fija en las erratas, jeje; me vas a permitir:

    en la segunda línea te falta una «e» para «Ese viejo imperio». Y entiendo que después dices «carencia» donde querías decir «querencia».

    Tienes «eleborados» por «elaborados» y luego te falta una «a» en monarquía» en la última línea del primer párrafo.

    Y en la primera línea del segundo «incompeNtentes».

  4. Pescador dice:

    Ya, pero seguro que los funcionarios del Imperio tenían unos criterios de acceso a su posición mucho más estrictos que los «latinos», donde el método más habitual – en partidos de todos los colores – es entrar como contratado, hacer puntos y cuando hay un número suficiente convocar unas oposiciones con valoraciones a la medida. Eso cuando no te filtran el examen directamente….

  5. Alatriste dice:

    Los edificios oficiales austriacos eran amarillos probablemente porque los colores oficiales del imperio eran el amarillo y el negro, el que llevaban los soldados en sus escarapelas, por ejemplo; aunque su distintivo más conocido no era ése sino un ramillete de hojas verdes.

    Y tampoco estoy muy de acuerdo en esa peculiar visión del ejército austriaco como algo bonito pero poco práctico. Vale, los franceses y los piamonteses lo derrotaron en 1859 y los prusianos en 1866 pero ¿antes de eso? Y mencionar a Napoleón no vale, Napoleón le sacudía a todo el mundo y los austriacos no solo estuvieron a punto de zurrarle en Marengo, sino que le zurraron en Aspern-Essling y a la última coalición no le iba nada bien hasta que los austriacos se unieron a ella.

    Personalmente creo que lo que condenó al imperio de los Habsburgo fue el compromiso con los húngaros, la formación de la monarquía dual. No porque fuera malo en sí, el problema estaba en que el acuerdo era solo con los húngaros, que resultaron mucho más centralistas, opresores con las demas etnias, y opuestos a cualquier compromiso con checos, rumanos, polacos, croatas o serbios (sí, creo que el «café para todos» era y es una solución mucho mejor).

    Y luego, es fascinante la historia de los últimos años del imperio, especialmente tras la muerte del viejo Francisco José. La ironía está en que con la ayuda de Alemania Austria en 1917 había conseguido todos sus objetivos iniciales y mucho más (¿Serbia? conquistada, ¿Rumanía? conquistada ¿Polonia? totalmente ocupada ¿Rusia? machacada ¿Italia? humillada y al borde del colapso) pero a pesar de todos sus esfuerzos no pudo conseguir una paz de compromiso entre todos los beligerantes, y no pudo o no quiso negociar una paz por separado con los aliados.

    Pero todavía recuerdo un pasaje de unartículo muy crítico con Woodrow Wilson que leí hace muchos años, y que decía con mucha razón que hasta desde el punto de vista de la autodeterminación nacional, etc, substituir un imperio multinacional por media docena de repúblicas multinacionales no solo no había resuelto ningún problema sino que había creado varios nuevos, entre ellos que ninguna era lo bastante fuerte para hacer frente a Alemania si se rearmaba…

  6. Renaissance dice:

    Hay otras curiosidades muy similares. Por ejemplo, el resultado de las elecciones polacas por distritos en 2010:

    AQUÍ

    El extinto reino de Prúsia en 1861:

    AQUÍ

    Ahí está escondida prúsia oriental, agazapada e invisible, pero estar.. está.

  7. Alatriste dice:

    Respecto al artículo de Becker y Woessman sus conclusiones son muy interesantes, pero el hecho de que lo que llaman «el efecto Habsburgo» no dependa de la cantidad de tiempo que pertenecieron al imperio es muy sospechoso.

    Resulta difícil creer que áreas como el norte de Galitzia, que solo formaron parte del imperio entre 1795 y 1809, o las zonas de Serbia y Rumanía que solo lo estuvieron entre 1718 y 1739 (como Belgrado) recibieran un impacto psicológico tan fuerte que aún sea visible siglos después.

    Y tambien se pregunta uno porque han ignorado olimpicamente en su estudio los territorios occidentales del imperio, en Italia, los Países Bajos y el sur de Alemania. La comparación entre las distintas zonas de Italia habría sido extremadamente interesante, y otra entre Bélgica, Holanda y Francia también.

  8. MªROSA dice:

    Me ha encantado el artículo.Lo comparto en mi muro por si alguien lo quiere leer.

  9. Iracundo dice:

    ¿Pero es que nadie va a pensar en los pobres rutenos?

  10. Roger Senserrich dice:

    Hombre, decir Austria hizo algo bien militarmente en las guerras Napoleónicas es como decir que España molaba mazo gracias al churro de Bailén. :-).

    Lo de los resultados electorales es tremendo.

  11. BorjaHH dice:

    Muy bien, a mí este tema de la «dulce decadencia» del Imperio austriaco siempre me ha gustado. Su desaparición fue más bien patética e innecesaria.

    Y Woodrow Wilson un chapucero manazas imbuído de una ideología absurda: pero es que las intervenciones diplomáticas de EEUU en Europa (no me refiero a las militares, que fueron imprescindibles) siempre han sido un desastre. Empezando por esto y acabando con lo de Kosovo.

  12. […] Habsburgo es alargada – o como la competente burocracia AustroHúngara nunca se fue del todo http://bit.ly/jDfHuk hace 15 horas Favorito Deshacer Retweet Responder » droblopuntoesDroblo La Historia con […]

  13. Iracundo dice:

    Hay un libro llamado «El Estado fragmentado», de Sosa Wagner y su hijo, en que precisamente se observa la decadencia y caída del Imperio Austro-Húngaro como el ejemplo a evitar en España: que parece seguirlo en muchos aspectos respecto a las «identidades» regionales.

  14. Ian Curtis dice:

    El mapa de las elecciones polacas de 2010 de Renaissance es tremendo, pero no sé cómo interpretarlo: esas tierras fueron «limpiadas» de alemanes en 1945, que fueron expulsados, fundamentalmente a la RFA, y repobladas por polacos. Vamos, que no debería haber diferencia ente la antigua Prusia Oriental y el resto de Polonia.

  15. Ian Curtis dice:

    Zonas más urbanas? Las ciudades grandes son todas naranjas.

  16. Ignacio dice:

    Interesantísimo el artículo. Yo que conozco bien Europa del este me había fijado mucho en estas diferencias y siempre lo había achacado al factor religioso (católico-protestante vs ortodoxo-musulmán).

    En la antigua Yugoslavia, esta división es más patente que en ningún otro sitio. Las diferencias económicas, políticas y culturales entre Eslovenia y Croacia por un lado y Serbia-Macedonia-Bosnia por el otro son abismales. Aunque en este caso los orígenes de la frontera hay que buscarlos mucho antes… ¡el Imperio Romano de Occidente y el de Oriente, ni más ni menos! (la frontera SLO-CRO vs SRB-BOS es sospechosamente parecida a la anterior). Es decir, que la antigua Yugoslavia estaba construida sobre una falla de casi dos milenios de antigüedad, ni más ni menos.

    Por cierto Ian Curtis, sobre Polonia, hay un factor no desdeñable: lo que los colonos se encontraron allí, aunque arruinados, eran los restos de Alemania. Universidades, teatros, archivos…

    Los polacos de la actual zona oriental continuaron viviendo en «su» Polonia, mientras que los de la actual zona occidental construyeron un nuevo estado polaco sobre las ruinas alemanas. Su identificación con la «antigua Polonia» es mucho menor (entre otras cosas porque se vieron obligados a desplazarse en masa de ella hace 60 años). Si preguntas a cualquier polaco con cierto interés y conocimiento en estos temas, te reconocerá que la frontera, aunque sutil, existe; y la influencia alemana en Polonia occidental está muy presente.

  17. Ciertamente, países relativamente bien sedimentados como Francia o Rusia no tienen un registro militar mucho mejor en el siglo XIX. Y se solventó la difícil prueba de 1949-49 con éxito total en dicho aspecto. El problema de los Habsburgo fue la falta de cohesión social que una deficiente liberalización e industrialización provocó: las elites funcionariales por derecho de sangre, la escasa implicación de la burguesías y sus ideas y la nula política de redistribución generaron un malestar interno que marcó la inviabilidad del Imperio mucho antes de que cayera en 1918. (Los soviets le harían el trabajo sucio al estado zarista). Claro, su presencia -como la del otro enfermo de Europa, la Sublime Puerta- resultaba práctica para los dominadores del continente, aunque cabría dudar de si a la larga no acabó por generar más situaciones de conflicto de la que evitaba, como el mismo inicio de la Primera Guerra Mundial que supuso su ruina.

    Alatriste, los mismos autores lo explican: los resultados sólidos les salen obviando la parte occidental de los dominios habsbúrgicos y creen en los efectos duraderos de las exposiciones breves, También reconocen que la mayor correlación se da respecto a los antiguos territorios turcos. Conviene destacar que, junto al norte de Serbia, la otra gran área plenamente ex-otomana bajo control vienés fue la Hungría nuclear (Transilvania siempre fue caso aparte y el resto eran países de frontera), y ambas devinieron dolores de cabeza fatales para la suerte de la Monarquía. Estoy de acuerdo en que el Ausgleich de 1867 no evitó, sino que aceleró, las tendencias centrífugas y los agravios étnicos, aunque también hubo tendencias de largo plazo y se evitó un nuevo conflicto interno en las décadas que siguieron, con lo que eso implicó para el resto de Europa. La asunción de Bosnia y el Sandjak, más tarde devuelto, con su contingente musulmán y su pasado (vid. supra), fue una huida hacia adelante que precipitaría el fin.

    Ignacio, en efecto: la procedencia múltiple de los nuevos habitantes de la actual Polonia occidental – incluyendo los territorios anexionados por la URSS o la propia Alemania- labraron un nuevo sentimiento de identidad, una koiné alejada tanto de las querencias católicas tradicionales como de los seculares regionalismos y particularismos de clase. Además, la política colectivizadora, con la expropiación de las numerosas fincas alemanas y su reconversión agrícola permitió crear economías de escala que tras 1989, junto al doble legado germano -recuperación de derechos de las infraestructuras que mencionas- fue la causa del notable despegue de la zona. En cambio, el modelo de minifundismo castrador e industria artificialmente sostenida impuesto por los líderes comunistas en el este del país, de donde nacieron la mayoría de ellos, acabó por sumir a sus habitantes, aún más, en su atávico apego a la Polonia de siempre. Una paradoja que el mayor triunfo de la «sociedad nueva» que el marxismo construía a golpe de ingenieria social acabara dando lugar a una de las regiones más inclinadas al libre mercado, el europeísmo y el dinamismo económico…

    El artículo, como apuntan Ignacio y Alatriste, no mide solo la huella de los Habsburgo, sino de una sima bastante más antigua…

  18. Ferrim dice:

    Lo que voy a decir no es particularmente sorprendente, pero aun así…

    Las diferencias entre las dos Alemanias a la hora de votar también siguen notándose mucho. Y no es sólo que «La Izquierda» tenga muchos más votos en el territorio que ocupaba la extinta RDA, aunque no deja de ser curioso ver los votos sobre un mapa.

    Estuve en Berlín en abril de 2009, y por aquellos días se celebró un referendum acerca de la enseñanza de la religión en los colegios. No recuerdo qué se votaba exactamente, pero el caso es que al día siguiente vi la portada de un periódico en la que se veían los resultados sobre el clásico mapa de Berlín que todos hemos visto alguna vez al estudiar la Guerra Fría.

    Bueno, pues si hacías una línea imaginaria por donde pasaba el muro, los barrios a la izquierda (Berlín Oeste) habían votado una cosa, y los barrios a la derecha (Berlín Este) la contraria. Y creo recordar que la delimitación era perfecta.

  19. […] qué viene todo esto? Bueno, quería hablar sobre burocracias, herencias históricas,  gobiernos competentes y demás detalles técnicos importantes en el paquete de reformas […]

  20. […] realmente complicada. Es posible hacerlo, diría. Tenemos pistas que la influencia exterior puede cambiar estas tendencias. Pero sobre eso, hablamos otro día, si hay […]

  21. […] – La sombra de los Habsburgo es alargada […]

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