INTRODUCCIÓN
La
reflexión sobre la didáctica específica en la Filosofía es una realidad que hay
que poner en práctica, pues el simple pensar no basta. Este punto es crucial
para definir con argumentos y el objetivo de la enseñanza de esta área
fundamental para la estructuración lógica del pensamiento y del lenguaje. El
escenario fundamental de esta reflexión se encuentra en el lenguaje, base de la
comunicabilidad del ser humano.
PALABRAS CLAVE
Educación,
Lenguaje, Comunicación, Filosofía, Sabiduría.
1. UNA CUESTIÓN DE DEFINICIÓN
INTERESANTE: FILOSOFÍA
Creo
que es oportuno iniciar esta reflexión trayendo a colación la definición
esencial de Filosofía, la cual inicia con identificar la acepción más común de
qué es filosofía, la definición etimológica; cuya correspondencia es a “amor a
la sabiduría, o, lo que quiere decir lo mismo, deseo de saber, o de
conocimiento” (Hessen, J., 1925). Esta definición es la más usual con la cual
nos podemos encontrar en la realidad del pensamiento filosófico, sin embargo,
la realidad esencial de la acepción de la filosofía es más profunda, pues el
carácter esencial de la filosofía está contenida en el reconocimiento de la
“tendencia a la universalidad” (Hessen, 1925) que incluye en una reflexión
sobre la realidad completa, aunque este término es inexacto, pues al decir
“realidad”, ya es una cuestión compleja y completa que define el conjunto de
implicaciones que componen el todo.
La
filosofía es una tendencia a comprender y explicar la realidad que circunda al
hombre, reconociendo que él hace parte de un todo, de la realidad. La segunda
característica que se puede vislumbrar en el texto de Hessen (1925), denominado
La Teoría del Conocimiento, él define
una segunda característica que comprende la esencia de la filosofía: la actitud
intelectual, es decir el carácter racional, en donde el papel del pensamiento
es fundamental. Con esto se empieza a perfilar el carácter del hombre frente a
la Filosofía, pues es su “espíritu” el que comienza la labor de fortalecer la
realidad del conocimiento y la intelección del mundo, con el fin de originar el
concepto del universo.
El
filósofo es esencia el que “trata de conocer, de saber”, esta valoración del
conocimiento está enmarcado en la realidad suprema presente en el espíritu:
“los valores teóricos y prácticos, sobre los valores de lo verdadero, lo bueno
y de lo bello”; esto hace que el factor cultural influencia la realidad del
carácter cognoscitivo de la mente humana.
Todo
esto confluye en la realidad que perfila la filosofía como una
“autorreflexión”. El filósofo es un ser humano que a través de su deseo de
saber, de conocer elaborar por medio de una acción del espíritu un concepto
universal sobre la realidad que lo rodea a sí mismo. Con esto llegamos a
acercarnos a un aspecto fundamental de la filosofía, en donde “es un intento
del espíritu humano para llegar a una concepción universal mediante una
autorreflexión sobre sus funciones valorativas teóricas y prácticas”. Éste es
un acercamiento pues el espíritu humano está encaminado a la comprensión de la
realidad, esa comprensión se formula a través de la autorreflexión que concluye
con la valoración moral y ética correspondiente.
Sin
embargo, para poder definir el curso de la reflexión sobre si en realidad se
¿enseña filosofía o se enseña a filosofar?, está en el reconocimiento de las
características esenciales definidas anteriormente sobre la esencia de la
filosofía. Primero, es fundamental identificar que es una “autorreflexión”, es decir,
es una acción del espíritu humano, no sólo basta la razón, es una cuestión de
autoreconocimiento. Segundo, la actitud de comprender, de inteligir la
realidad, lo cual se hace al intentar elaborar el concepto del universo, lo que
rodea al hombre y se convierte en su hábitat de desarrollo usual. Tercero, el
reconocimiento del compromiso que el mismo espíritu humano posee para evaluar
su actitud frente a esa concepción universal y frente a toda la realidad que
rodea al ser humano.
La
filosofía es una cuestión esencial e inherente al espíritu humano con la cual
se desarrolla el proceso de autorreconocimiento en la realidad. Todo esto
produce en el espíritu una actitud de conocimiento de esa realidad. La
combinación del deseo de saber, el autorreconocimiento y la curiosidad del
espíritu humano produce la acción de la autorreflexión con el cual se
compromete en la concepción del universo.
2. FILOSOFÍA: ENSEÑAR O INVESTIGAR
Comprendiendo
la realidad anteriormente expuesta, el dilema del profesor de Filosofía
comprende la situación de encontrar herramientas necesarias para ejercer su
papel como docente en esta área, específicamente, al tratar de mirar su
funcionalidad.
Por
esa razón, se cree desde lo más profundo de la personalidad que hay una gran
situación para superar, pues la filosofía necesita de mucha orientación, claro
que el papel del docente debe ser la de aquel orientador que sondea y señala
caminos.
Claro
también, que se debe observar otra realidad, el docente debe asumir su
responsabilidad de enseñar y de orientar, sin embargo, eso no omite su función
principal que es investigar en la realidad pedagógica como mejorar la
asimilación de los distintos aprendizajes en el estudiante.
Por
eso la segunda cuestión, al intentar resolver la pregunta problema es el dilema
del ¿enseñar o investigar? La respuesta puede ser clara, el filósofo es aquel
que no puede estancar el conocimiento, pues su esencia es la del deseo de
conocimiento o de saber, al cual tiende a través de la investigación. El
docente forma con su ejemplo y con su labor constante de entrega a su
investigación. Especialmente, el filósofo es aquella persona que sondea la
realidad e investiga en ella para poder crear su concepto universal.
En
ese dilema del enseñar o investigar, el filósofo encuentra la
complementariedad, pues si no se investiga, el conocimiento se estanca y los
procesos de formación o de generación de aprendizajes quedarían igual. La
investigación es la fuente que enriquece la realidad de los procesos de
Enseñanza-Aprendizaje-Evaluación en Filosofía.
La
investigación en filosofía se convierte en el motor fundamental de la realidad
axiomática del aprendizaje significativo en esta área.
3. FILOSOFÍA ES CUESTIÓN DE
COMUNICACIÓN
Esta
tercera cuestión, también es fundamental para la resolución de este dilema,
pues la principal función de la filosofía es la comunicación. El filósofo es un
comunicador por excelencia.
¿Cómo
se ve esta situación? En lo que se podía exponer anteriormente, se decía que el
motor de la filosofía es la investigación, sin embargo, esa investigación se
torna oscura e inservible si no se puede comunicar o compartir para enriquecer
el conocimiento del otro, además en la comunicación el filósofo cae en la
cuenta de su verdadera labor como cuestionador de la realidad.
Se
encontraba anteriormente en varias lecturas realizadas en obras de Hessen, que
la filosofía está encaminada desde su origen en la obtención de la sabiduría.
Sin embargo, esa sabiduría en la antigüedad era entendida como la fuente de un
saber vivir. La sabiduría es práctica, es puesta en consideración en la
realidad. Sabiduría no era entendida como la acumulación de saberes para
desenvolverse de manera fluida en los aspectos académicos, sino que era vista
como la realidad que regía la misma existencia, es decir, la sabiduría era una
cuestión existencial. Sabiduría era vista como el “saber vivir bien”.
Por
esa razón, el sabio no es aquella persona que sabe mucho, sino aquella persona
que sabe gozarse su propia existencia.
4. ¿SE ENSEÑA FILOSOFÍA O SE ENSEÑA
A FILOSOFAR?
El
principal objetivo del filósofo que se dedica a la docencia no es el de
simplemente enseñar filosofía, la cuestión no es la de transmitir una cantidad
de contenidos que pueden llegar a ser descontextualidad a una realidad que
abarcan al estudiante.
Por
qué tanta “carreta” para llegar a esta situación, es simple: el filósofo es
aquel se encarga de visualizar en la realidad el Ser que lo domina, y pretende
reflejar con su investigación la posibilidad que el Hombre pueda vivir mejor y
no “alienado” o “enajenado”, como lo expresaban Marx y Fromm.
El
filósofo se enfrenta a una realidad expresada por el materialismo histórico
durante la historia de la filosofía, y para la realidad personal se podría
definir así: el filósofo que enseña contenidos preestablecidos para ser
aprendidos y no reflexionados está enajenando al estudiante, creando en él la
imposibilidad que surja un pensamiento propio y crítico de la realidad que lo
supera.
Por
esa razón fundamental, se cree que el principal objetivo motivador de un
filósofo cuando se enfrenta a la docencia es la puesta en práctica de
herramientas y contenidos que colaboren con la generación de aprendizajes
significativos basados en la autorreflexión, la investigación y la comunicación
en el estudiante.
Luis Eduardo de Jesús Ortiz Gómez
Licenciatura en Filosofía y
Educación Religiosa
La Didáctica como un Ámbito de
Reflexión para el Aprendizaje
CIBERGRAFÍA