País

Caja alista nuevos contratos de servicios privados y compra de aceleradores por crisis de radioterapia

Defensoría vigilará avance de medidas para atender a los pacientes con cáncer y otras áreas pendientes en seguridad social.

La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la Defensoría de los Habitantes acordaron montar una mesa de trabajo de ambas instituciones para monitorear las necesidades de la población en servicios de salud, así como el avance de medidas para resolver la crisis de los servicios de radioterapia desbordados por la demanda de cientos de pacientes con cáncer.

Equipos de la CCSS y de la Defensoría se reunirán cada dos meses con la tarea de analizar y atender las necesidades de salud que plantea la población. Eso fue lo que acordaron en una reunión el pasado 7 de agosto autoridades de ambas instituciones, lideradas por el nuevo presidente ejecutivo de la Caja, Román Macaya, y el Defensor de los Habitantes, Juan Manuel Cordero.

El nuevo presidente de la CCSS, a partir del 1 de agosto, fue convocado a la reunión por la Defensoría de los Habitantes para que mostrara los pasos que va a dar la institución a fin de resolver la insuficiencia de equipos para el tratamiento oncológico, que ha obligado a unos 800 enfermos a esperar meses por atención.

En la cita estuvieron, además de Macaya, el recién nombrado gerente médico, Roberto Cervantes; la directora del Hospital San Juan de Dios, Ileana Balmaceda; y el director del Hospital México, Douglas Montero.

Desde el pasado 9 de julio el servicio de Radioterapia del Hospital México comenzó a trabajar las 24 horas de lunes a sábado para tratar de bajar la lista de espera, luego de que en el Hospital San Juan de Dios un equipo de cobaltoterapia (bomba de cobalto) con 18 años de antigüedad quedó fuera de servicio. Ese hecho comprometió el tratamiento de más de 500 pacientes ahí, con lo que empeoró la situación actual, según alertó la Defensoría.

Como medida de contingencia, la Caja informó el pasado 1 de agosto que, dada la alta demanda y la escasez de equipos, volverá a contratar servicios privados de radioterapia.

La institución elabora un cartel para la adquisición de servicios externos de radioterapia, como la única opción que le queda para atender oportunamente a los pacientes, en vista de los problemas técnicos que la entidad ha acumulado desde hace más de diez años, había adelantado el presidente saliente de la Caja, Fernando Llorca.

La situación se presenta 15 años después de que, tras denuncias de presunta corrupción en contrataciones de servicios de aceleradores lineales al Centro Médico Radiológico Irazú (hoy Centro Médico Radiológico Siglo XXI), el servicio de radioterapia del Hospital México fue intervenido por la junta directiva de la Caja.

En el marco de esa investigación el jefe del servicio de radioterapia, que también trabajaba en ese centro privado, fue trasladado al servicio de radioterapia del Hospital San Juan de Dios.

Las autoridades de la institución prometieron entonces públicamente que con cuatro aceleradores lineales que estarían operando en el 2013 ya no tendrían que comprar más servicios privados (cuyo costo casi  triplicaba el de la propia institución).

El acelerador lineal es el dispositivo más comúnmente usado para dar radioterapia a enfermos con cáncer, mediante la aplicación de rayos X de alta energía o electrones al tumor del paciente.

Por no contar con suficientes aceleradores lineales para la terapia de enfermos de cáncer –la segunda causa de muerte en Costa Rica– la Caja pagaba a la empresa $3.200 (₡1,8 millones al cambio actual) por una atención que costaría alrededor de $1.350 en sus hospitales.

Ahora, en seguimiento de la crisis por el cese de operación de la bomba de cobalto en el Hospital San Juan de Dios, el presidente de la Caja fue citado a la Defensoría “para conversar sobre las medidas adoptadas a corto plazo, y la atención de los pacientes en el Hospital México, porque había preocupación de que existiera una sobreutilización de los equipos que estaban trabajando las 24 horas”, explicó el Defensor Juan Manuel Cordero.

“Sin embargo, se nos explicó que los equipos son cuatro y trabajan 12 horas dos y 12 horas los otros dos, entonces esa preocupación de la Defensoría quedó evacuada”, dijo.

Como parte de las medidas de contingencia, la radiación de  hemoderivados (componentes de la sangre) la realizará el Instituto Tecnológico, con lo cual  se habilita campos para más pacientes en el Hospital México.

MEDIDAS

El presidente ejecutivo de la Caja, Román Macaya, expuso en la Defensoría de los Habitantes las gestiones que se están realizando para atender los problemas surgidos en los últimos días con los servicios de radioterapia de la institución que se ofrecen en los hospitales San Juan de Dios y México.

Las gestiones pasan por estrategias inmediatas como el monitoreo constante de la situación mediante una comisión de especialistas, la opción de contratar servicios privados, nuevas formas de contratación de equipos y de espacios para ampliar el número de pacientes bajo tratamiento.

A mediano plazo se contempla la adquisición de cinco aceleradores lineales para ubicarlos en los hospitales Calderón Guardia, San Juan de Dios y México, según comunicó la CCSS luego del encuentro de más de tres horas en la Defensoría.

En la cita también se plantearon otros problemas pendientes de solución, tales como el déficit de especialistas, la atención oportuna, la infraestructura, el trasplante hepático y la sostenibilidad del régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).

Según el defensor Cordero, el jerarca de la Caja les aseguró que en corto o mediano plazo la institución se abocará a la compra de aceleradores lineales para cumplir con la demanda.

El país necesita diez aceleradores lineales para poder cumplir con la norma internacional, comentó Cordero.

Recordó que lo que tenía el Hospital San Juan de  Dios era una bomba de cobalto (de tecnología más antigua), y que el Hospital México cuenta con cuatro aceleradores lineales, instrumentos más sofisticados para el tratamiento de ciertas patologías.

Cordero apuntó que otra de las preocupaciones de la Defensoría tenían que ver con la información que reciben los pacientes objeto del tratamiento.

Sobre el particular se les explicó que se habilitaría un número telefónico donde las personas puedan llamar y evacuar cualquier duda en relación con el tratamiento.

La Defensoría sugirió además habilitar una dirección electrónica para que las personas puedan evacuar dudas en cualquier momento, comentó Cordero.

Se acordó que a esta dependencia se le enviará un cronograma e información sobre el cumplimiento de las medidas a corto y mediano plazo, como la compra de servicios de radioterapia a terceros y, eventualmente, la contratación de un acelerador portátil para el Hospital San Juan de Dios, agregó.

La Defensoría quedó satisfecha con las respuestas y dará un seguimiento puntual a las medidas.

“Sí fuimos enfáticos en relación con el tema de la previsión y la prevención, que estas situaciones no lleguen a suceder en casos límites, porque el trastorno para los pacientes puede ser muy complicado”, destacó Cordero.



Antecedentes

Luego de que en el 2001 el diario La Nación revelara testimonios de médicos a quienes presuntamente una empresa privada de radioterapia les había ofrecido comisiones a cambio de que refirieran pacientes de la Caja, la junta directiva de la institución suspendió temporalmente la compra de esos servicios y encomendó a la auditoría interna investigar la denuncia.

La auditoría presentó documentos hallados en la contabilidad interna del Centro Médico de Radioterapia Irazú, que consignaban el pago de comisiones a médicos, incluidos un hombre y una mujer que laboraban en los servicios de oncología de los hospitales México y Calderón Guardia, y también en el mencionado centro privado.

Los documentos detallaban las liquidaciones que habría realizado la citada empresa, con los nombres de los pacientes atendidos y el cálculo de un porcentaje de comisión para el médico.

El gerente de la empresa sostuvo que la palabra “comisión” utilizada en las liquidaciones que la CCSS halló en su empresa era una cuestión de “palabras”, y que en realidad se trataba de honorarios profesionales pagados a los médicos por la atención de los pacientes referidos.

Las autoridades de la Caja prometieron llegar al fondo del caso y determinar si se pagaban o no comisiones y si se daba un conflicto de interés, mas no trascendió el resultado de la investigación.

En el  2002 la misma empresa se adjudicó la contratación de 800 tratamientos con acelerador, por un valor de $2,2 millones (¢1.250 millones).

En el 2012 Radioterapia Irazú, única con servicio privado de aceleradores lineales, fue adquirida por la compañía estadounidense Radiation Therapy Services International.



 

 

 

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