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EE. UU. y la crisis de los opioides: ¿la cura se volvió peor que la enfermedad?

Mientras el presidente Donald Trump reafirma su lucha contra las drogas, 140 personas mueren al día en EE. UU por sobredosis de opioides, analgésicos prescritos por los médicos para calmar el dolor. Lo importante es que cese, pero...¿A qué costo?

Principal causa de mortalidad entre los menores de 50 años, por delante de los accidentes de tráfico y las armas de fuego, estos medicamentos psicotrópicos sintéticos se usan como analgésicos.
Principal causa de mortalidad entre los menores de 50 años, por delante de los accidentes de tráfico y las armas de fuego, estos medicamentos psicotrópicos sintéticos se usan como analgésicos. ARTE, Valérie Defert
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La familia de Spencer Warfield lo supo hasta el final. El estudiante de 24 años de la ciudad de Everett en Washington, falleció por una sobredosis. Cuando se dislocó el hombro, su médico le recetó opioides para el dolor. Así empezó a abusar de estos medicamentos y después siguió con la heroína. Sus padres nunca imaginaron que esta simple prescripción sería el comienzo de su letal adicción.

Los opioides, medicamentos derivados del opio, son muy efectivos para aliviar el dolor. Por eso se convirtieron en las medicinas preferidas por los doctores durante los últimos 20 años para tratar a los pacientes, sin importar que tan leves fueran su dolencias.

"Desde finales de la década de 1990, a los médicos estadounidenses y a otros proveedores de atención médica se les enseñó que el dolor era el 'quinto signo vital' y que era necesario controlarlo de manera agresiva", explicó el doctor Howard Liu, psiquiatra del Centro Médico de la Universidad de Nebraska.

Lo que no explicaron los grandes laboratorios fue el efecto que estas sustancias producirían en los pacientes. "Las farmacéuticas les dijeron a los médicos que estos opioides no eran adictivos y esto llevó a un aumento de las tasas de prescripción", explicó Liu, pero más adelante se comprobaría que eso no era tan cierto.

Por eso, en el 2000 los opioides pasaron a ser la referencia para tratar el dolor. Entonces aparecieron la hidrocona y el Oxycotin y luego el fentanilo, un narcótico sintético de origen chino 50 veces más adictivo que la heroína. Así el consumo creció de forma desproporcionada. "Antes los doctores solían decir: va a doler, lidia con eso" explicó el médico adictólogo Matthew Torrington, pero esta idea cambió.

En diez años se pasó de prescribir 35.000 recetas de opioides a 14 millones y aunque se creó el Programa de Control de Medicamentos Recetados, para hacer seguimiento a las drogas entregadas a los pacientes, la situación no logró revertirse. Así, se reunieron los factores que generaron una emergencia de salud pública: los profesionales de la salud recetaban las drogas con bastante frecuencia y sin demasiado control y los pacientes, sin mayor información, abusaban de ellas con la complicidad de las farmacéuticas.

La publicidad engañosa, una estrategia que derivó en el 'boom' de los opioides

Ya en 2007, la gigante estadounidense Purdue Pharma, que produce el Oxycotin, una poderosa droga que se receta para el manejo del dolor, fue hallada culpable de promover publicidad engañosa. El laboratorio afirmaba que esa droga tenía un riesgo muy bajo de adicción y la justicia comprobó que era falso, pero ya era demasiado tarde.

Para 2016, cerca de 2,1 millones de personas eran adictas a esos analgésicos y 42.249 murieron por sobredosis de opioides en Estados Unidos, cobrando más vidas que los accidentes de tránsito o las armas de fuego en ese país. Ese año la cifra de fallecidos por esas sustancias batieron los records y las autoridades encendieron las alarmas.

"Mientras me tomaba esos opioides todo iba bien, se iban los problemas, no les voy a mentir. Para mí la heroína era para los drogadictos y yo no lo era, yo era una profesional exitosa, con hijos, pero si yo me volví adicta, le puede pasar a cualquiera", dijo Bobbi Cattenese una socorrista de Everett, Estados Unidos, quien, tras un grave accidente a caballo empezó a abusar de estos medicamentos.

Por eso, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas del Gobierno estadounidense, entre el 8 y el 12% de las personas que les prescriben opioides se vuelven adictos a estas sustancias y alrededor del 80% de quienes consumen heroína abusaron antes de los opioides recetados.

La Administración Trump, decidió declarar la emergencia pública, el 26 de octubre de 2017. El presidente prometió combatir esta epidemia y destinar fondos para evitar el uso excesivo de estos medicamentos, pero los expertos temen que solo sea un efecto publicitario.

El debate sobre el uso de los opioides está más álgido que nunca y aunque las prescripciones de estos medicamentos han disminuido, la cuestión es si existirá la voluntad política para hacer frente a la crisis y si los gigantes farmacéuticos estarían dispuestos a renunciar a las millonarias ganancias que dejan estos productos para contribuir a su regulación.

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