Los bares están llenos y las playas abarrotadas para lo que está siendo una primavera inusualmente cálida. El panorama general en Río de Janeiro y en la mayoría de ciudades brasileñas es cada vez más parecido a la vieja normalidad. En junio empezaron a flexibilizarse las ya de por sí ligeras restricciones que habían impuesto alcaldes y gobernadores. Los epidemiólogos alertaron (y siguen alertando) del peligro de esa relajación precipitada, pero contra todo pronóstico, cuatro meses después, los c
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