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  • Foto del escritorAdrián Gusqui

Usted Señálemelo en Quito

Las filas de los conciertos suelen ser motivos de fundirte en un cigarro, jugar al “veredazo” o conocer rostros que sólo has visto por Instagram y señalar con tus ojos a quien sabes que está en tu onda, y saber sus nombres sólo por el username. Es hermoso. Porque en este pre olvidas que estás en una fila y el feeling te empieza a desmenuzar las entrañas. Quieres pogear y necesitas entrar.


Esta fue la fila de La Ideal. El espacio que hasta ahora no sé cómo definir. Pero si dijera algo en este instante, diría que es “el lugar para los pogos”. En las cinco veces que he ido, siempre hay una luz específica para los recuerdos que en unos meses iré recreando e hiperbolizando. Este sábado hubo un violeta para La Máquina Camaleón, un verde para La Tri y en Usted Señálemelo las luces estuvieron apagadas la mayoría del tiempo. Es decir, recuerdos hay para unos años.



Yo entré (y me personalizo para que entren conmigo) con un dolor en las piernas que pensé en irme temprano, y (absurdamente) tratar de no pogear. Pero terminé pogeando más de 15 veces. Fue inevitable.


El camaleón y la maquinaria


El show inició y mi dolor se esfumó. Fue como una medicina. La Máquina Camaleón es extraña. Con el nuevo objetivo de: “bailar envés de pogear”, desde el Infinity en Riobamba, su cambio ha invadido de bailes estáticos, como si estuviera en un barco entre olas, yo estoy en el barco que no se mueve, sin embargo tengo tantas olas en sus canciones que soy más allá que el mar. Obvio aún hay la fidelidad al pogo. Canciones como El Inmenso y Motora iniciaron los golpes de espaldas y hombros. El encuentro con otros cuerpos que sonreían con los ojos cerrados y reían. Su risa (yo también reía) era como un fin con uno mismo. Al fin estábamos en sintonía.


La Máquina Camaleón
Felipe de La Máquina Camaleón / Foto: Paula Jibaja

Los camaleones presentaron nuevas canciones. Una nueva con Paola Navarrete y una canción exclusiva de Rodrigo Capello, y acerca de esta canción, solo diré que se lo merecía, y lo hizo perfecto. No será extraño que sí algún día La Máquina ya no está, Rodrigo sea el prócer de una nueva maquinaria de hits.


Paola Navarrete
Paola Navarrete / Foto: Paula Jibaja

Como de costumbre, Felipe se abalanzó al público y este fue el fin. Todos esperan ‘Azul’. El camino está preparado. Todos lo saben.


Felipe Lizarzaburu
Felipe en el público / Foto: Paula Jibaja

Osos tripulantes


En el break hacia la Tripulación de Osos le dije a mi acompañante que no resistiría. De hecho, en Shiva corrí al baño a tomar agua. No veía, y regresé con más fuerzas.


Antes de ‘La Tri’ me senté en el piso, a lado de los pies de todos. El tiempo pasó lento. Pero llegó. El 90% del show de los osos fue de pogos. Golpes por doquier, remolinos, camisas fuera, gente con la piel expuesta. Pura gloria.


Tripulación de Osos
Mauro Samaniego en La Tri / Foto: Paula Jibaja

En ‘Remolino Penal’ y ‘Cumpleaños’ todos respiraban. Inhalar y exhalar, esa era la convicción. Todos necesitábamos energía. Y así fue, porque en ‘Electrolitos’ y ‘Factura’ (como dijo mi compañía) se fundió todo.


Este fue el último concierto en Ecuador de La Tri rumbo a su gira de 3 semanas en México. Juan, el guitarrista y voz, dijo al final “bailen todo, bailen”, “saqué la visa luego de esta semana, sufrí mucho (...) pero la saqué gracias a todos los que me apoyaron”. Por estas palabras y todo, imposible no emocionarse.



Usted Señálemelo


Y llegó el fin. Usted Señálemelo.



En este momento era imposible moverse en las primeras filas. Hacía calor y no era posible pensar en irse. Mi dolor de las piernas regresó. Las luces estaban apagadas y los encargados del sonido hacían señas confusas. De repente entró Lucca, luego Gabi, con su camisa con estampado de Goofy y finalmente Juan. Se arrinconaron en un lugar después de conectar los equipos. De fondo musical se escuchaba una semi cumbia/electrónica. Y se fundió.


Las teclas sonaron. Y Usted Señálemelo inició. Juan traía consigo la máscara verde de todos los conciertos, vestía de negro entero. Su altura y flaqueza lo hacía ver imponente. Todos saltamos. Saltábamos porque sabíamos que éramos la historia.


Usted Señálemelo
Juan de Usted Señálemelo / Foto: Paula Jibaja

No, las canciones de ‘Usted’ no son para pogear excesivamente. Son como las canciones de Soda Stereo. Se sienten al mil.


Gabi y Juan cantaban mientras atrás Lucca se desdoblaba en la batería. A pesar de qué dije que no es una banda de mega pogos, necesitábamos un respiro. Y Juan cantó Agua Marfil. Diré solamente que sí con La Máquina me sentía ola, en esta canción todos éramos mar.


En Láser 420 los olores eran de Woodstock. El galanteo y el coqueteo en la perspectiva adecuada. En el lugar Ideal. ‘Usted’ dijo “nos queda una” y yo pedía Big Bang en mi mente. Soñaba con saltar sonriendo en el “Venimos de explotar y vamos a ello. En medio de la oscuridad.” Y sucedió.



Declararé que la onda de los argentinos es demasiado buena. Su vibra es su marca. La voz de Juan es la adecuada para las letras épicas y la de Gabi para los bajos en que las canciones se ponen misteriosas.


¿Fue un buen concierto?


Fue el mejor en lo que va del año. Un line-up extraordinario, y no sólo en Quito. El Descanso está revolucionando la organización de los festivales. En Cuenca lo hizo perfecto, mezclando la tiranía de La Madre Tirana y la energía de La Máquina Camaleón. En el Guayas lo fue de la misma manera, pero con Cometa Sucre, y la intrusión de El General Villamil.


Solo queda esperar unos meses hasta noviembre. Porque si estos eran los sideshows, ¿cómo será el festival? En fin, todavía me duelen las piernas, pero valió la pena. Esto no se olvida, se fundió todo.

Fotos de Paula Jibaja
Foto: Paula Jibaja

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