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Este reportaje fue publicado en el Periódico Hoy en abril de 2019
Miurel McField Polanco nunca aceptó la relación que su madre, Ruth Polanco, tenía con Oscar René Espinoza, pues estaba convencida de que era un hombre malo. Los desplantes de la pequeña despertaron en Espinoza a la fiera que llevaba dentro y el 21 de agosto de 1998 la asesinó de forma atroz. Pero no solo a ella, sino también a su hermanito Walter José Polanco, de cinco años, y a la niñera Alba Lubi Chica Dávila, de 35 años.
La mañana del 21 de agosto de 1998 Ruth Polanco Vallecillo, mientras alistaba a sus niños para ir a la escuela con ayuda de la nana, escuchó a su esposo Oscar René Espinoza decir que ya volvía, no quiso saber adónde iba, en ese momento su único deseo era que tomara sus cosas y se fuera de la casa.
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La noche anterior (20 de agosto) se lo había gritado a todo pulmón y es que Polanco ya no confiaba en él, los pleitos con Miurel y una serie de comportamientos anómalos le habían convencido de que no era bueno y tenía que dejarlo.
Ya en el trabajo (zona franca), como a eso de las 11:00 de la mañana, Ruth Polanco Vallecillo sintió un mal presentimiento cuando descubrió que había olvidado las llaves en la casa. Llamó por teléfono y respondió Miurel, cruzaron algunas palabras.
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—Mamita, me das permiso de ir en la tarde a hacer tareas donde la Karen y después andar en bicicleta —refirió la niña.
—Bueno, pero que se salga doña Alba a cuidarte —ordenó Ruth.
—Mamita y a mí me traen algo ¿oye? —interrumpió Walter acercando la cabeza al teléfono.
—Sí mi muchachito.
Ese fue el último acercamiento que Ruth Polanco tuvo con sus hijos.
Hora fatal
Las manecillas del reloj marcaron las 12:00 del mediodía, Oscar René Espinoza bajó de un taxi y entró a la casa en busca de unas cartas que debía entregar al Tecnológico Nacional (Inatec), en la entrada Miurel de 11 años lo confrontó y sin rodeos le dijo que se fuera de la casa.
Espinoza la miró con ojos endemoniados, se dirigió al pantry preso de la cólera, tomó un cuchillo y fue al cuarto donde la niña miraba televisión con su hermanito, la obligó a escribir “si querés viva a tu hija tenés que entregarme cien mil dólares”, en la última hoja de su block, luego se abalanzó sobre ella y la degolló. El pequeño Walter, al ver la horrenda escena, empezó a gritar y el asesino también le cortó el cuello.
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La tercera víctima de Espinoza fue Alba Lubi Chica Dávila, la nana de los niños, que en ese momento se encontraba lavando ropa; la sorprendió por la espalda y también la degolló. En lo que arrastraba el cuerpo hacia el cuarto de los niños, miró a la pequeña Miurel corriendo mareada rumbo a la calle, logró alcanzarla y volvió a acuchillarla hasta cerciorarse de que estuviera muerta. Finalmente, reunió los cuerpos en el cuarto y los apiló en forma de cruz.
Al ver su desastre, Espinoza —quien días después sería llamado el Carnicero del reparto Schick— quiso limpiar un poco con el lampazo, pero al notar que era imposible optó solamente por limpiarse los zapatos y buscar otra camisa, porque la que llevaba puesta estaba ensangrentada.
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Esa tarde, el Chacal, antes de volver al trabajo, llegó donde su expareja Damaris Estrada Salgado y le pidió que le lavara la camisa ensangrentada, luego se fue al trabajo.
Terrible visión
A las 6:30 de la noche, Ruth Polanco regresó a casa, el Chacal había resuelto ir a traerla al trabajo. Miró de largo la extraña oscuridad de la vivienda y pensó en un cortocircuito. Caminó rápidamente y al llegar a la entrada se percató que no había candado.
Corrió al cuarto de los niños, donde al parecer estos miraban televisión y al abrir la puerta distinguió el cuerpo de Alba tirado en el suelo, sintió alterarse porque creía que el cortocircuito los había quemado, pero en ese instante el Chacal encendió la luz y sus ojos observaron perplejos la escena más espantosa; la nana y sus dos hijos yacían muertos en medio de un charco de sangre y tras ella el asesino sudoroso y empalidecido, movía una mecedora con total nerviosismo. El mismo que lo delató.
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El 21 de agosto, Ruth Polanco Vallecillo entregó a su esposo a la Policía. Pidió que lo investigaran por los asesinatos. “Creo que fuiste vos el que me los mató. Porque vos los odiabas”, dijo. Cuatro días después, Espinoza confesó delante de la juez Ada Benicia Vanegas que él había asesinado a sus hijastros porque le hacían imposible su relación con Ruth y en torno a la empleada, dijo que tuvo que matarla porque podía delatarlo.
El comisionado Francisco Díaz, (en ese tiempo) jefe del Distrito Cinco de Managua, estuvo al frente de las investigaciones del triple asesinato y sostuvo que desde el punto de vista técnico y científico, el único autor de la masacre era el padrastro de los niños.
Días después de haber confesado los crímenes, Espinoza da pie atrás y se declara que es inocente. Afirma que la Policía con maltratos físicos y psicológicos lo obligó a culparse. Luego, la Junta Médica del Hospital Psiquiátrico Nacional establece que el Chacal padece un trastorno de personalidad que lo convierte en un sujeto antisocial, psicopático, asocial y amoral.
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En febrero de 1999, Espinoza es condenado a 30 años de cárcel, pero 10 años después, en 2009 supuestamente por”buen comportamiento” y en un proceso anómalo es puesto en libertad. Espinoza salió escondido de La Modelo en una camioneta Toyota Hilux placas M0559793, color blanco y se dirige a la sede de la Corte Suprema de Justica donde su hermano, Róger Espinoza Martínez (en esa época) es administrador general. El abogado del Chacal, Virgilio Mariano Flores Arróliga argumenta públicamente a favor de su cliente que este había tenido un comportamiento ejemplar en la cárcel.
Estuvo cinco años en libertad, pero en 2014 fue enviado nuevamente a prisión debido a las anomalías del proceso. Espinoza cumple su condena hasta 2029.