Elecciones 2024
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Argentina tomó el gusto al populismo clientelar de izquierda que, en 12 años de gobierno, sacó al país del mapa moderno del mundo, al falsear todos los indicadores económicos y sociales y dejar la economía en ruinas, a causa de regalar dinero y no producirlo.

El domingo, los argentinos votaron abrumadoramente por el populismo en la superencuesta que son, en realidad, las primarias de su sistema electoral, con miras a la primera vuelta presidencial del 27 de octubre.

Pero lo más valioso de su decisión es que mantienen viva una de las columnas principales de la democracia: la alternancia. Porque si algo positivo tuvo el kirchnerismo fue que entregó el poder hace cuatro años y no fijó en la Constitución la reelección vitalicia, como el chavismo.

Ya, si vuelven a vivir el desastre kirchnerista es su problema. Lo que tiene que perdurar es la democracia y no la reelección perpetua. Por lo pronto, se las están viendo negras: el día que votaron, el dólar les salía en 45 pesos argentinos; ayer ya costaba 61.

¡Una devaluación del 25 por ciento en 48 horas! Además de que los inversionistas empezaron a sacar su dinero del país, porque creen que con el regreso del populismo tienen un 75 por ciento de probabilidades para que les suspendan los pagos en los próximos cinco años.

Argentina apareció ayer como el segundo peor del mundo para invertir, según la calificadora JP Morgan (el índice riesgo país pasó de 900 puntos el domingo, a mil 773 ayer), solo superado por Venezuela, Ecuador, Egipto, Ucrania y Turquía.

Hay que recordar que el índice de riesgo país mide la probabilidad de que una nación tenga lana en la bolsa para pagar lo que debe, ya sea en modo de deuda externa, bonos, letras del tesoro… algo que Argentina había superado en el gobierno que ahora castiga en las urnas.

Sin embargo, hacía dos meses que la principal calificadora de riesgo en el mundo, Morgan Stanley Capital International había sacado a Argentina de la categoría de “mercado de frontera” (en la que la dejó el populismo) y le otorgó el mismo status de México: “mercado emergente”.

Y el FMI había vuelto a confiar en Argentina, otorgándole un crédito por 950 millones de dólares que el gobierno actual debió destinar a sufragar los programas sociales que al anterior le funcionaban para formar clientelas electorales, como la “Asignación Universal por Hijo”.

Ese programa de premiar a las familias que tuvieran más hijos fue una herencia del populismo kirchnerista que, el gobierno rechazado el domingo en las urnas, tuvo que seguir pagando, porque millones de argentinos se acostumbraron a recibir dinero sin trabajar.

Uf: el eterno problema de regalar pescado.

Sin enseñar a pescar.