Cuerpo

Así afecta tu entrenamiento a la salud de tu boca (y viceversa)

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Quizá a la hora de calzarte las zapatillas y empezar a trotar nunca hayas deparado en ello, pero la manera en que entrenas puede afectar -y mucho- a tu salud bucodental. No sólo tienes que estar pendiente del impacto que ejerces sobre tus articulaciones o de estirar los músculos, también conviene que prestes atención a tus encías y tus dientes.

De hecho, las bacterias e infecciones presentes en nuestro cuerpo, muchas en la boca, están directamente relacionadas con problemas musculares, respiratorios, articulares y cardiovasculares, según explican en la Asociación Compromiso y Seguridad Dental. Sin embargo, aún son pocos los que relacionan estos dos campos, pese a que el estado de nuestra boca tiene un alto impacto en el rendimiento deportivo.

"La razón científica es que la sangre puede trasladar las bacterias de las infecciones bucodentales a los músculos y articulaciones, llegando incluso a producir astenia que se manifiesta en forma de fatiga muscular y cansancio excesivo", explica el Dr. Antonio F.-Coppel Garcia, colaborador de Compromiso y Seguridad Dental. "Esta situación conlleva la pérdida de tono fibrilar, causando fatiga muscular o inflamación articular, motivos suficientes para producir desgarros, dolores articulares, o lesiones tendinosas en personas que someten sus sistemas a altos desgastes. En paralelo, algunos efectos de la práctica deportiva y el consumo de determinados complementos alimenticios, favorecen la aparición de problemas relacionados con la salud buco dental".

Estos son los puntos a los que debemos prestar atención:

Caries: Al practicar ejercicio, inhalamos mucho aire por la boca, fruto de la fatiga y el cansancio que nos lleva a respirar de esa manera, lo que hace que se seque la boca y que haya menos saliva para protegerla de las caries y otros problemas. Hay que tener en cuenta que el consumo de productos para hidratarse con elevados niveles de azúcar, carbohidratos, minerales y ácidos o bebidas con un Ph bajo fomentan la aparición de caries. Ojo a las barritas energéticas, que se adhieren a los dientes y se quedan en zonas poco accesibles con el cepillo.

Encías: por si no lo sabías, la composición de la saliva cambia con la práctica del deporte -se hace más alcalina-, lo que lleva aparejado la creación de sarro. Es muy importante eliminar o tratar la placa bacteriana, porque de no hacerlo se produce una inflamación de las encías -la incómoda gingivitis-, y esto puede derivar en periodontitis, cuando además hay pérdida de hueso.

Amarillamiento dental: Esto ocurre sobre todo en los deportes en los que se está en contacto con el agua debido a los agentes químicos empleados para el mantenimiento del agua.

Desgaste dental o bruxismo: el estrés y la tensión a la hora de hacer ejercicio hace que se aprieten en exceso los maxilares haciendo que el contacto de unos dientes contra otros sea mayor. La principal consecuencia es el desgaste de las piezas y dolores en la musculatura de masticación y la articulación temporomandibular.

Traumatismos dentales: Ojo si practicas fútbol, baloncesto y balonmano, porque hay mayor riesgo de traumatismos en los dientes, roturas, movimientos e, incluso, pérdidas de piezas dentales -el 39 % de los dientes perdidos en la población es por traumatismo deportivo-, según datos de la asociación

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