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Salvaguardar la JEP

Lo que pase con ‘Iván Márquez’ y ‘el Paisa’ no puede llevar a que este sistema sea debilitado.

Los reflectores vuelven a apuntar por estos días a la Jurisdicción Especial para la Paz. Dicho sistema alternativo de justicia ha citado personalmente a 31 miembros de la antigua guerrilla de las Farc para que respondan a un conjunto de preguntas en el marco del primer macrocaso por secuestro, abierto por esta jurisdicción. Comparecerán en calidad de sindicados de ser los máximos responsables de este atroz delito –que marcó un antes y un después en la imagen de esa organización frente a la opinión pública– en el período transcurrido entre 1993 y 2012.
En principio, se trata de una diligencia ordinaria. Pero ocurre que entre los llamados se encuentran Iván Márquez y Hernán Darío Velásquez, el ‘Paisa’, dos antiguos comandantes que se acogieron a esta justicia transicional, pero de cuyo paradero hoy no se tiene certeza. Tampoco se sabe si continuarán bajo esta sombrilla.
Mientras Márquez ha enviado señales confusas, pero aun así ha cumplido hasta hoy con los compromisos, el caso de Velásquez es el más crítico, toda vez que contra él ya cursa un incidente de incumplimiento. Márquez se expone a que se le abra uno si no responde a la solicitud, presentándose personalmente. En anteriores oportunidades lo hizo a través de un apoderado, mas ahora sí es obligatorio que lo haga él en persona.
Detalles procesales aparte, lo central aquí es la importancia de que el desenlace de estos casos puntuales no termine causándole un perjuicio a una institución que, como la JEP, es la piedra angular de la construcción de paz posterior a la firma de los acuerdos con las Farc. El trabajo que a esta le corresponde en la crítica misión de alcanzar un grado satisfactorio de verdad respecto al conflicto armado que vivió el país –para, por esta vía, lograr también reparación y justicia para las víctimas– debe continuar y, en cualquier caso, es mucho más importante de lo que pueda ocurrir o no con un puñado de los miles de casos que deberán pasar por su tamiz. Advertencia necesaria ante los no pocos indicios que flotan en el ambiente de que lo que suceda finalmente con Márquez y el ‘Paisa’ –además del desenlace del caso de Jesús Santrich– pueda minar su credibilidad o causarle un daño mayor.
Por supuesto, el anterior llamado no excluye poner de presente la necesidad de que esta justicia tome pronto las decisiones que deban tomarse con respecto a estas dos situaciones y que ellas no dejen duda alguna.
La JEP fue uno de los más importantes logros del proceso de paz. Con su diseño y creación se consiguió la muy difícil misión de armonizar la necesidad de poner fin al conflicto armado con las Farc, con las obligaciones internacionales en materia de no impunidad para delitos atroces y con el compromiso moral, ya mencionado, de llevar verdad, justicia y reparación a las víctimas. Tamaña realización, en la que millones de víctimas tienen cifradas sus esperanzas de poder pasar con dignidad traumáticas páginas de su existencia, no puede quedar en entredicho de buenas a primeras. Menos a causa de episodios en cuyo desarrollo, por cierto, no ha tenido esta un papel protagónico todavía.
editorial@eltiempo.com
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