La primera empresa foránea que llega al polígono en treinta años

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

ROI FERNÁNDEZ

Gallaecia Delicatessen rompe una larga racha de proyectos que nunca cristalizaron

30 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta vez fue una historia con final feliz. Así definió el alcalde de Monforte, José Tomé, el desenlace de sus negociaciones con el empresario Jesús Hernández Bleda, que cristalizaron en la instalación de Galicia Delicatessen en el polígono industrial de O Reboredo. Los desenlaces de este tipo no son habituales ni en el parque empresarial ni en el puerto seco, pendiente de la llegada de algún operador desde su inauguración en febrero del 2014. Tomé también sufrió su particular desengaño con la frustrada instalación de Pacadar. Ahora, por fin, se quita esa espina.

«Hace ya más de dos años, el alcalde me propuso que desarrollara algún proyecto empresarial en Monforte, porque era un buen lugar para hacer negocio. Su insistencia fue continua y a día de hoy tengo que decir que ha sido un acierto», explicó el propietario de la empresa cárnica al dar a conocer su puesta en marcha. Gallaecia Delicatesen, según indicó, «es la primera empresa nueva con este nivel de inversión que se instala en el polígono industrial de O Reboredo en muchos años».

No le falta razón. Para encontrar noticias sobre algún nuevo asentamiento en el polígono de Monforte por parte de firmas foráneas hay que remontarse al año 1989, cuando se inauguró el nuevo matadero Mafrilemos. Tras su entrada en concurso de acreedores, a comienzos del pasado año fue adquirido en subasta por una empresa de Rábade. La empresa láctea Euroserum Ibérica, hasta entonces de capital francés, pasó en enero a manos de la compañía china Yeeper. Pero las altas propiamente dichas, en treinta largos años, correspondieron a empresas locales.

El Grupo Villar Mir estuvo a punto de instalar una planta de prefabricados de su filial Pacadar. El ahora alcalde, entonces diputado autonómico del PSdeG, presentó el proyecto a los empresarios de Monforte en abril del 2007. La previsión era que la fábrica funcionaría en el plazo de dos años. En el 2010, la Diputación cerró a través de Suplusa la compra de los terrenos necesarios, suelo rústico situado en los límites del polígono. La empresa, sin embargo, renunciaría al proyecto por la falta de avances en la recalificación de los terrenos. Según Tomé, el anterior gobierno del BNG no habría puesto todo el interés necesario.

Por el camino queda una larga lista de iniciativas que iban a dinamizar el polígono y quedaron en nada. Los años de mandato del PP, entre 1995 y 2003, generaron muchas expectativas. Se habló de una industria de calzado que aglutinaría al sector local, de una destilería de güisqui y de una fábrica de calzado de lujo de capital italiano. Por fin, Gallaecia Delicatessen fue en serio. Y ahora Tomé saca pecho.

Diecinueve empleos pendientes de una mayor potencia eléctrica

La carencia de infraestructuras, en particular una autovía que discurra por sus proximidades, es un argumento recurrente para explicar el escaso desarrollo del polígono de Monforte. El alcalde, sin embargo, no comparte ese punto de vista. «Hai polígonos moito peor comunicados que teñen moita actividade industrial», precisa Tomé. Los datos sobre el parque empresarial de O Reboredo que recoge en su web Suelo Empresarial del Atlántico (SEA), la sociedad que lo gestiona tras la disolución de Sigalsa, apuntan en esa misma dirección.

La página de SEA carga las tintas en la ubicación estratégica del polígono de Monforte, del que destaca que está situado a 800 metros de la conexión con la N-120, cerca de Lugo y Ourense y a tiro de piedra de una estación ferroviaria llamada a desempeñar un papel relevante en el transporte de mercancías.

Dos millones de inversión

La dotación de servicios, sin embargo, no siempre está a la altura de esa posición «privilegiada». Gallaecia Delicatessen, enfocada a la venta de carnes selectas de vacuno gallego, ha invertido dos millones de euros en su proyecto con el objetivo de crear veinticinco empleos directos. Pero de momento son seis porque no le facilitan potencia eléctrica suficiente para todas las cámaras de maduración y curado.

La empresa trabaja con un cuadro de obra que le proporciona 86 kilovatios de potencia, pero necesita 220 para trabajar a pleno rendimiento. «Los tenemos solicitados a Naturgy, pero de momento no nos los ha facilitado», señala el empresario.