La actividad manufacturera de China se expandió a un ritmo más fuerte en junio tras el levantamiento de las medidas de confinamiento y el aumento de las inversiones por parte del Gobierno chino, pero la persistente debilidad de los pedidos de exportación sugiere que la crisis del coronavirus seguirá siendo un lastre para la economía durante algún tiempo.

El índice oficial de gestores de compras (PMI) del sector manufacturero llegó a 50,9 en junio, frente a 50,6 de mayo, según los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés) publicados el martes. El dato también se situó por encima del 50,4 que estimaban de media los economistas consultados por Reuters.

La marca de 50 puntos separa la expansión de la contracción sobre una base mensual.

El repunte fue impulsado por la aceleración del ritmo de la producción. El indicador del total de nuevos pedidos previstos también se incrementó, subiendo a 51,4 desde 50,9 de mayo, lo que sugiere que la demanda interna se está recuperando a medida que las industrias, desde los metales no ferrosos hasta el equipamiento general y la maquinaria eléctrica, mostraron una mejora.

Pero los pedidos de exportación siguieron contrayéndose, aunque a un ritmo más lento. El subíndice se situó en 42,6 en comparación con 35,3 en mayo, todavía muy por debajo de la marca de 50 puntos.

“A pesar de la fuerte recuperación entre marzo y mediados de junio, creemos que una recuperación económica completa sigue estando lejos. En nuestra opinión, es demasiado pronto para que Pekín cambie su postura de relajación”, dijeron analistas de Nomura en un informe para clientes.

El representante de la NBS, Zhao Qinghe, subrayó en un comunicado la incertidumbre que prevalece sobre las perspectivas, señalando que las pequeñas empresas en China están sufriendo más que las grandes.

De hecho, a pesar de una serie de medidas gubernamentales para apoyar a las empresas más pequeñas, la encuesta del PMI mostró que la actividad de estas empresas se contrajo el mes pasado.

Presión a la baja

Pekín ha intensificado las medidas de apoyo este año para reactivar la economía, que se contrajo fuertemente en el primer trimestre.

Los datos chinos de alta frecuencia rastreados por Nomura mostraron recientemente un aluvión de indicadores con resultados mejores de lo esperado, mientras que se espera que el aumento del gasto -en particular en infraestructuras- impulse la actividad económica durante el resto del año.

Una encuesta oficial separada sobre el sector de los servicios de China mostró que la actividad se expandió a un ritmo más rápido en junio. El PMI no manufacturero subió a 54,4, desde 53,6 en mayo, lo que sugiere que la confianza de las empresas se está estabilizando.

Aun así, la actividad de la construcción, un motor clave del crecimiento, se desaceleró con respecto al mes anterior, lo que pone de relieve la naturaleza desigual de la recuperación tanto en el sector como en la economía en general.

Algunos analistas han advertido que no hay que ser demasiado optimistas sobre las perspectivas, dadas las incertidumbres en torno a la pandemia de COVID-19.

Si bien la mejora de este mes podría deberse a la disminución de las restricciones en algunos países, la demanda de exportaciones se mantuvo débil en general, con un aumento constante de las infecciones en todo el mundo.