Desde El Alto 

La Ceja es el centro neurálgico de El Alto, la ciudad más joven de Bolivia. Fue el epicentro de la llamada Guerra del Gas en 2003, con su secuela de represión y muerte. Por el peso simbólico que tiene, Evo Morales siempre elige ese lugar para cerrar sus campañas. No fue la excepción esta vez, cuando va por su cuarto mandato. A 4.090 metros sobre el nivel del mar, el presidente convocó a una multitud que escuchó uno por uno a sus logros de gobierno. Los cinco mil kilómetros de caminos construidos. El sistema de Teleféricos que cambió la fisonomía de La Paz. La nacionalización de los hidrocarburos. La proyectada industrialización a partir de un insumo clave: el litio (la mayor reserva mundial está en el salar de Uyuni, el más extenso de la Tierra de casi 10.000 kilómetros cuadrados). El líder del MAS enfatizó en los progresos más visibles de su gestión, pero además criticó con dureza a una oposición inconexa.

 “Estamos convencidos de que en estas elecciones nuevamente vamos a darles una paliza a los vendepatrias, a los neoliberales, a quienes privatizaron nuestros recursos naturales", dijo encendido."Bolivia tiene su programa rumbo a su bicentenario (2025), debatido con los movimientos sociales y el aporte de empresarios, intelectuales y profesionales; no importamos políticas del Fondo Monetario Internacional (...), nos hemos liberado gracias a la conciencia y el voto del pueblo, hemos recuperado la patria."

Lo hizo como a él le gusta: en contacto directo con su pueblo, pero no solo en La Ceja donde se levanta una inmensa mole de metal que es la estatua en homenaje al Che Guevara. Viajó en un periplo electoral que lo llevó por los nueve departamentos de Bolivia, incluso por ciudades hostiles a su gobierno como Santa Cruz de la Sierra. Evo se mostró como lo hizo en el distrito boliviano que más creció demográficamente. El Alto es la segunda ciudad detrás de Santa Cruz; también la puerta de entrada a Bolivia desde su principal aeropuerto. Resulta casi inevitable sufrir cierto sofocón apenas se posa el avión a esas alturas. La falta de oxígeno se irá aplacando con el correr de las horas gracias a varios tés de coca.

Mientras tanto, Evo estaba en pleno desarrollo de su discurso. Jugaba de local aunque no parezca tanto. En El Alto gobierna una alcaldesa opositora: Soledad Chapetón, de Unidad Nacional, la fuerza política del empresario Samuel Doria Medina. En ese distrito fundado el 6 de marzo de 1985, Morales se mostró fortalecido como se percibe en las encuestas y más allá de que esta será la elección más difícil de todas en las que compitió: en 2005 ganó por el 54 por ciento, en 2009 por el 64,22 y en 2014 por el 61,36 por ciento.

Los colores del MAS, el azul y el negro, le daban uniformidad a los alrededores del palco levantado en La Ceja donde el presidente cerró su campaña. Una banda de sikuris hizo su aporte musical y otro grupo de bailarines de tinku (un ritmo potosino tradicional) le dieron un clima festivo al encuentro. Justamente tinku, en quechua, significa eso: encuentro.

Evo bailó sobre el escenario con la candidata a diputada de su partido Bertha Acarapi, una mujer joven que es licenciada en Trabajo Social y ha trabajado en medios de comunicación. Suele vérsela vestida de cholita con sus coloridas polleras y es una referente en El Alto. También estaba Valeria Silva, de Generación Evo, una joven diputada que define al presidente con estas palabras: “Un Evo Morales no nace cada día. Fue él quien situó a Bolivia en los principales puestos de crecimiento económico de la región en los últimos años, fue él quien garantizó la participación de las mujeres en política con paridad obligatoria, fue él quien nacionalizó los recursos naturales”.

Tanto en El Alto como en La Paz, a Carlos Mesa, el principal candidato opositor, se le recuerda en pintadas o carteles improvisados su papel en la Masacre de Octubre, que dejó más de 70 muertos en El Alto allá por 2003 durante la llamada Guerra del Gas. El ex vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada es el mismo que lo sucedió en el gobierno de Bolivia cuando aquel se escapaba a Estados Unidos. Dejó un país incendiado y hoy se lo señalan en las calles serpenteantes que bajan desde El Alto a La Paz, donde se consigue un pequeñísimo alivio al descender a sus 3.640 metros. Entre esas dos ciudades que están casi pegadas se concentra un alto porcentaje de la población boliviana. Mesa se defiende de las imputaciones como lo hizo en su libro Presidencia sitiada, que son sus memorias como primer mandatario.

El miércoles se cerraron las campañas. Los principales rivales de Evo lo hicieron en Santa Cruz. Mesa, Oscar Ortiz de Bolivia dice No y el coreano-boliviano Chi Hyun Chung, un pastor evangélico al que en el país se lo compara con el estilo político de Jair Bolsonaro. Bolivia elegirá además de a su fórmula presidencial -Evo repite con Álvaro García Linera de compañero-, 130 diputados del Estado Plurinacional y 36 senadores a razón de cuatro por cada uno de los nueve departamentos. Once mil integrantes de las fuerzas armadas custodiarán los comicios donde están en condiciones de votar 7.315.364 electores.

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