Economía
Transeúntes a traviesan diario por el Pasaje Chapultepec donde se observa una virgen de Guadalupe y venta de comida chatarra.

La publicidad de chatarra no se frena ni con COVID-19, en un país con 35.6% de niñas y niños obesos

29/04/2020 - 4:00 pm

Sin una regulación adecuada, la publicidad de la comida chatarra dirigida a menores se está colando aún más en los hogares mexicanos por el confinamiento, lo que ha abonado, entre otros factores, a que las ventas de tiendas como Oxxo se hayan disparado un 10 por ciento, expusieron especialistas en un foro virtual.

Ciudad de México, 29 de abril (SinEmbargo).– En el marco del Día del Niño (a), especialistas alertaron que los menores y adolescentes mexicanos están más expuestos a la publicidad de la industria chatarra en medios digitales y tradicionales por el confinamiento derivado de la pandemia, lo que aumenta el riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad, una epidemia que a su vez los vuelve más vulnerables a enfermedades infecciosas como el COVID-19.

En el país, el 35.6 por ciento de niños y niñas, y el 38.4 por ciento de adolescentes padece sobrepeso y obesidad, muestran cifras oficiales, lo que convierte a México –el mayor consumidor de chatarra en América Latina– en la nación con mayor prevalencia de obesidad infantil a nivel mundial, resaltó El Poder del Consumidor.

Las tiendas de barrio, como los Oxxos de FEMSA, han aumentado sus ventas en un 10 por ciento durante la cuarentena, informó Alejandro Calvillo, director de esta organización civil.  “Con este confinamiento están aprovechándose para obtener mayores ganancias sin importar las consecuencias”, acusó.

Las estrategias de publicidad con personajes atractivos y ambiente de aventura o fantasía, proyectadas en televisión, redes sociales, videojuegos, advergaming, esports, series, con influencers y plataformas como YouTube Kids, ha jugado un papel clave en ello, sin la suficiente regulación del Gobierno mexicano, expusieron investigadoras durante un foro virtual.

Ana Munguía, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), explicó que la publicidad provoca en la población infantil el aumento de ingesta en 30.4 kilocalorías.

“Los niños eligen productos por elementos atractivos más que por el contenido, el cual no es saludable y contribuye al desarrollo de obesidad”, dijo Munguía. “La publicidad tiene efecto en la infancia, sin capacidad cognitiva para comprender la intención de compra”.

En el CINyS han monitoreado la publicidad en televisión, en escuelas y en empaques. Encontraron que en el horario de mayor audiencia infantil los comerciales en televisión anuncian bebidas azucaradas (24.6 por ciento), dulces y chocolates (19.7 por ciento), pastelillos (12 por ciento) y botanas saladas (9.3 por ciento); los alimentos y bebidas en caricaturas tuvieron el mayor contenido de energía y azúcar, y los programas deportivos el mayor contenido de sodio, y grasa total.

Y al analizar el contenido calórico de los productos anunciados se detectó que el 67 por ciento se consideró no saludables y por cada anuncio de un alimento saludable se publicitaron cinco no saludables.

En el estudio alrededor de las escuelas, el Centro de Investigación en Nutrición y Salud encontró que el número de anuncios fue significativamente mayor en las públicas (6.5) que en las privadas (2.4), y el 97 por ciento eran a través de carteles con anuncios de bebidas azucaradas, panes y dulces.

Finalmente, Munguía expuso que en el análisis a empaques se halló que el 56.9 por ciento tiene edulcorantes no recomendables en niños y el 82 por ciento tiene personajes, por lo que la investigadora celebró que la NOM-051 publicada en el Diario Oficial de la Federación prohibirá desde octubre la presencia de estos personajes en productos no saludables, es decir, el 99 por ciento de las bebidas.

También recomendó ampliar la regulación en otros medios de difusión como plataformas de streaming, Internet, espacios digitales, puntos de venta y otros lugares donde pasan el tiempo los niños y niñas, así como aumentar la edad de protección hasta menores de 18 años.

Carola García Calderón, académica del Seminario Interdisciplinario de Comunicación e Información de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), planteó que aunque la publicidad dirigida a niños se ha expandido en los medios digitales, la televisión sigue siendo clave en la búsqueda de emociones, seducción y vínculo de las marcas con experiencias.

De los 83 mil 012 millones de pesos invertidos en publicidad, 50 mil 365 millones de pesos (el 60 por ciento) fueron a la televisión abierta y de paga, y sólo el 6.7 por ciento a plataformas digitales, documentó con cifras recientes.

“La tele sigue siendo significativa porque el 98 por ciento de los hogares mexicanos la tiene, y el 76.3 por ciento cuenta con teléfono celular”, dijo García con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL). “Tres de cada 10 niños ven contenido en Internet y la mitad de ellos sin acompañamiento de un adulto”, agregó.

La académica alertó que el coronavirus detonó el mayor uso de Internet, espacio donde la publicidad infantil también se cuela. En España, ejemplificó, en la primera semana de confinamiento subió el consumo en 5 horas y 25 minutos por persona, un 44 por ciento más particularmente en menores de 4 a 12 años.

“El alcance de las medidas gubernamentales, como el IEPS a productos chatarra o restricción de venta en escuelas, resulta limitado ante la irrupción de Internet, ya que con los medios sociales y redes virtuales multiplica el poder y el alcance global de la publicidad. Ante el crecimiento de la red, una tarea crucial de los anunciantes fue orientarse a su uso con fines de mercadeo y publicidad complementaria a los medios tradicionales”, concluyó la investigadora García.

“La falta de regulación de la publicidad en los medios digitales, se suma a la falta de un cabal respeto a las normas jurídicas y a los códigos éticos vigentes en los ordenamientos relativos a publicidad y etiquetados”.

Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), recordó que los menores tienen el derecho a participar en los temas que les afectan como la salud alimentaria y actividad física, “lo cual hasta ahora no se está dando”, por lo que llamó al Gobierno federal a implementar una comunicación dirigida especialmente a este sector poblacional y a la industria de la chatarra le exigió que transite a otras formas de negocio “que no tengan la vida de niños en sus manos para generar riqueza y afectar sus proyectos futuros”.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
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