Patrimonio cultural y paisaje urbano

El proyecto inicial fue encargado a Ventura Rodríguez por el marqués de Astorga y conde de Altamira. Iba a ser uno de los mayores palacios de la capital, ya que su planta ocupaba toda la manzana comprendida entre las calles de San Bernardo, Marqués de Leganés, Libreros y Flor Alta. No se sabe realmente cual fue la causa por la que finalmente no se construyó con esa magnitud, pero una de las razones pudo haber sido que Carlos IV, celoso de que la mansión de un noble pudiese emular la suya diese orden de que "no creciera", o bien, pudo ser por falta de recursos económicos. Iniciada en 1788, solo se ejecutó la parte correspondiente a la calle Flor Alta. La planta era rectangular con fachada principal a San Bernardo, distribuida en torno a un eje marcado por la escalera monumental, un gran patio y una grandiosa capilla oval, situando al fondo un patio ajardinado con parterres a la francesa. Lo único que ha quedado de todo ello es la fachada a Flor Alta que, aun así, es una interesante obra del neoclasicismo en Madrid. En 1887 el arquitecto Mariano Belmás hizo un proyecto para completar el trozo de fachada que había quedado sin concluir. En el siglo XX fue destinado a oficinas adaptándose el interior a este nuevo uso, hasta que acabo cerrándose durante más de una década sufriendo un gran deterioro. Finalmente, tras una larga y compleja rehabilitación dirigida por Gabriel Allende, alberga en Instituto Europeo del diseño abierto en el 2006.