Fueron sus confidentes y, aunque vivos, un denso mutismo acompaña hoy sus pasos. Un año después de que Abu Bakr al Bagdadi se desvaneciera a unos metros bajo tierra -en el túnel de una vivienda que fue el último escenario de su huida, en el pequeño pueblo sirio de Barisha, a seis kilómetros de la frontera turca-, las sombras rodean a las dos viudas que lograron escapar a la muerte. Fuentes conocedoras de los entresijos de la organización terrorista reconocen a Crónica que algunos de los parient
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