Al comprender cómo influye el diálogo interno en la ansiedad podrás aprender a controlar mejor tus estados ansiosos.

Cuando hablamos de ansiedad no debemos perder de vista que es un fenómeno que depende en gran medida de un elemento cognitivo (pensamiento) y una respuesta fisiológica a ello, lo que significa que la experimentamos tanto en la mente como en el cuerpo.  

Así es, la ansiedad es una respuesta a una falsa alarma, generalmente producida por nuestro pensamiento y el diálogo interno que al respecto tenemos. Un ejemplo de ello lo da el periodista Scott Stossel, quien ha vivido con ansiedad la mayor parte de su vida y por lo que escribió el libro Ansiedad.  

El ataque de pánico 

Frente a una mínima señal corporal, el cerebro lo interpreta como una amenaza y el diálogo interno se pude dar, por ejemplo, de esta manera:  

«¿Tengo fiebre? ¿Me estaré poniendo enfermo? ¿Voy a desmayarme? ¿Voy a vomitar? ¿Me quedaré paralizado de un modo u otro antes de poder escapar o pedir ayuda?» 

-Es solo un ataque de pánico. Estás bien. Relájate. 

– ¿Y si no es un ataque de pánico? ¿Y si esta vez estoy enfermo de verdad? ¿Y si estoy sufriendo un ataque cardiaco o un derrame cerebral? 

-Siempre es un ataque de pánico. Haz tus ejercicios de respiración. Mantén la calma. Estás bien. 

– Pero ¿y si no estoy bien? 

-Estás perfectamente. Todas y cada una de las 782 veces en las que estabas sufriendo un ataque de pánico y pensaste que quizá no era un ataque de pánico, era un ataque de pánico. 

-Vale, ya me estoy relajando. Inspiro y espiro. Evoco los pensamientos tranquilizantes que me han enseñado esas grabaciones de meditación. Pero simplemente porque las últimas 782 veces fueran ataques de pánico no quiere decir que la número 783 también lo sea, ¿no? Me duele el estómago. 

Todo esto pasa en la mente del periodista mientras está pasando por un ataque de pánico. Un claro ejemplo del diálogo interno que se puede experimentar.  

¿Cómo influye el diálogo mental en la ansiedad? 

En términos biológicos el cuerpo responde a la señal de alerta, aunque no exista una verdadera amenaza. La persona que vive el momento de pánico percibe cualquier signo como una señalar ante la cual comienza un diálogo interno que refuerza sus ideas negativas y catastróficas, por lo que pierde el control y entra en crisis.  

Las crisis implican dinámicas mentales negativas aprendidas con modelos de pensamientos que, de identificarlos adecuadamente, pueden ser modificados y llevarnos a un control del diálogo interno para evitar la crisis o actuar de manera asertiva frente a la ansiedad.  

Tipos de diálogo interno  

Los especialistas han catalogado esencialmente cuatro tipos de diálogo interno que suelen preceder al ataque de pánico, pues estos son detonadores de angustia y ansiedad. Estos son: catastrófico, autocrítico, victimista y autoexigente.  

Diálogo catastrófico 

Los pensamientos se dirigen hacia los escenarios más catastróficos posibles. Se anticipan a los hechos (que seguramente no sucederán) y se magnifican. La frase esencial de un diálogo interno catastrofista se basa en “todo puede convertirse en una tragedia cuando menos lo espero”.  

Pensamiento autocrítico 

Quien tiene pensamientos autocríticos suele juzgarse a sí mismo de manera constante, además valora negativamente su comportamiento. Siempre estará señalando sus limitaciones y defectos, lo que le generará una percepción de una vida ingobernable. Ello le hace ser dependiente de los demás, con quienes se compara y siempre se encuentra en desventaja.  

Su diálogo interno se base en frases como: no puedo, soy incapaz, no me lo merezco.  

Diálogo victimista 

Se caracteriza por sentirse desprotegido y desesperanzado. Esto refuerza una idea de que el trastorno ansioso no tiene cura ni puede haber progreso. Se cree que todo seguirá igual y que los  obstáculos son insalvables frente a lo que se desea.  

El diálogo interno del victimista comienza con afirmaciones como: nadie me entiende, nadie me valora, sufro y no les importa…  

Diálogo autoexigente 

Este tipo de pensamientos hace evidente una intolerancia frente al error que lleva al agotamiento y el estrés crónico en función de la perfección. La autoexigencia atribuye los errores a otros y no a uno mismo. Hay un amplio desgaste pensando en que no se alcanzaron los objetivos por falta de dinero, apoyo, estatus, etc.  

El diálogo parte de frases como: no es suficiente, no está perfecto, no ha salid como me hubiera gustado, etc.  

Cuando surgen estos diálogos internos nos hacen estar atentos al error, a la amenaza, al peligro y activar las alertas neuronales que generan la ansiedad y, posiblemente, los ataques de pánico. Son pensamientos inconscientes que se detonan en cualquier momento y sin control.  

Se requiere hacerse el hábito de cuidar los pensamientos que preceden a la ansiedad para identificar el diálogo interno. Un primer paso para recobrar el control y evitar una percepción negativa que dispare el estado de ansiedad.  

AQUÍ 5 Recursos para el control de la ansiedad  

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