Evo Morales, el narcotráfico y la justicia de Estados Unidos

Una enorme cantidad de información sobre el ex presidente boliviano fue recabada por un ministro que trabajó para el gobierno de Jeanine Áñez y ahora está preso en Miami. Esos datos pueden llegar a la justicia del país norteamericano

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El expresidente boliviano Evo Morales (EFE/Jorge Abrego)
El expresidente boliviano Evo Morales (EFE/Jorge Abrego)

Arturo Murillo, ex ministro de Jeanine Áñez, tiene información que cabe en tres terabites sobre las conexiones de Evo Morales con el narcotráfico y ahora está a punto de entregársela a la justicia de Estados Unidos.

La semana pasada, desde una cárcel en Miami, Murillo admitió haber cometido el delito de soborno y lavado de dinero en un banco, lo que le convierte en un testigo protegido de la justicia de ese país.

La noticia puso muy nervioso a Morales. Dijo en una entrevista de radio que todo eso era muy sospechoso, dando a entender que Murillo podría entregar información delicada, que le perjudique.

¿Qué puede temer el dirigente de las seis federaciones de cocaleros del Chapare y ex presidente de Bolivia de lo que pueda contar Murillo a los jueces norteamericanos?

La pregunta ha sido respondida por el propio Morales: “A los antiimperialistas que defienden la patria grande, si no los acusan de corrupción, es de narcotráfico”.

Sabe el cocalero que Murillo entregará documentos para acusarlo de haber estado, o estar todavía, vinculado con la actividad de transformación de la coca que se produce en la región de la que es dirigente vitalicio.

Antes de ser ministro, Murillo había sido propietario de un hotel en Chapare, que fue incendiado por los cocaleros de Morales, dando lugar a esta rivalidad que ahora llega hasta los tribunales de justicia de EEUU.

En esa región no rigen las leyes de Bolivia sobre la propiedad privada. Nadie puede ni vender ni comprar un bien inmueble en Chapare sin el consentimiento del “sindicato” correspondiente. Y todos los sindicatos, reunidos en federaciones, responden a Morales. Una dictadura que el cocalero quiso extender a toda Bolivia.

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Arturo Murillo, ex ministro del gobierno de Jeanine Áñez detenido en Estados Unidos (REUTERS/David Mercado/Archivo)
Arturo Murillo, ex ministro del gobierno de Jeanine Áñez detenido en Estados Unidos (REUTERS/David Mercado/Archivo)

La información

Lo que se ha difundido en Bolivia es que Murillo ha llevado consigo documentos que ocupan tres terabites, según la periodista Marianela Montenegro.

Esa información, para ser tomada en cuenta por la justicia de EEUU, y procedan los beneficios para el procesado, deberá ser verificada.

Por de pronto, Morales está muy preocupado. Ha suspendido sus reuniones con el presidente Luis Arce para enfrentar al movimiento cívico que exige el cambio de fecha del censo previsto para 2024. Su obsesión de ser candidato en las próximas elecciones ha pasado a segundo plano.

Quizá figuren en los archivos de Murillo alusiones al Cártel de los Soles, una organización de narcotráfico en que habrían participado como socios personajes de los gobiernos de Bolivia y de Venezuela.

Es probable que figuren también informaciones sobre el “puente aéreo” entre Bolivia y Venezuela, con aviones militares, llevando droga del Chapare, como denunció el periodista brasileño Leonardo Coutinho en su libro “Hugo Chávez, o espectro”.

El origen de esa documentación es variado pero un volumen importante proviene de las computadoras de los colaboradores de Morales, incluso de quienes fueron sus ministros.

Evo Morales llega a la Ciudad de México tras escapar de Bolivia en noviembre de 2019 (FOTO: GRACIELA LÓPEZ /CUARTOSCURO)
Evo Morales llega a la Ciudad de México tras escapar de Bolivia en noviembre de 2019 (FOTO: GRACIELA LÓPEZ /CUARTOSCURO)

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Cuando huyó el cocalero, el 11 de noviembre de 2019, sus colaboradores escaparon también y se metieron en embajadas, porque todos ellos estaban convencidos de que la gigantesca protesta popular que se dio en todo el país era el comienzo de una verdadera revolución.

Creían que quienes manejarían el poder desde ese momento cerrarían el parlamento, restablecerían la república con todas sus instituciones y sería el fin del “proceso de cambio” dirigido por Morales.

Si eso no ocurrió es culpa de todos los que participaron del gobierno de Jeanine Áñez, incluido Murillo, quien podía haber convertido la rebelión popular en una revolución, pero no pudo hacerlo o no tuvo capacidad para hacerlo.

En circunstancias parecidas, Vladimir Illich Lenin, un agente alemán, convirtió la revuelta popular rusa en una revolución en 1917.

En cambio, lo que hizo Murillo fue mandar que se incauten las computadoras de todos los colaboradores de Morales y se recupere cualquier información que permita sumar cargos contra el fugado.

Todo eso está contenido en discos duros que Murillo tiene en sus alforjas y desea entregar a la justicia de EEUU.

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