No solo turismo
TODO comenzó en junio de 1983 con la publicación del Libro Blanco de la reconversión industrial del entonces ministro de industria socialista Carlos Solchaga, que castigaba con especial intensidad a los sectores de la siderurgia y los astilleros.
Para paliar sus devastadores efectos el primer mecanismo puesto en marcha fue la llamada Zona de Urgente Reindustrialización (ZUR), de infausto recuerdo en Ferrolterra por su inutilidad que, olvidándose una vez más de las singularidades de los territorios que conforman el Estado, puso si acento en un determinado sector industrial en crisis, más que en la crisis padecida por un territorio.
Décadas después el sector industrial sigue maltratado con carácter general y en particular en aquellos territorios y sectores donde la reconversión se aplicó con mayor intensidad. Hoy en día los astilleros siguen sin levantar cabeza en Ferrol o Vigo. Tampoco la adhesión a la UE ayudó, siendo muestras el veto a la construcción de buques en la antigua Astano o que fuesen algunos políticos, que no el mercado, los que señalasen cuanta leche o barcos se podían producir o cuanto se podía pescar.
Las carencias de la falta de una política industrial, también en el ámbito autonómico, se han querido sustituir, que no complementar, con el recurso al maná del turismo, sector que en 2019 representaba el 10,5% del PIB mundial. Precisamente el más afectado por la crisis sanitaria y el que ha requerido mayores recursos del Fondo de Solvencia para Empresas Estratégicas y del Fondo de Recapitalización de empresas afectadas por la covid-19.
El país con más turistas de Europa es Francia con 85 millones de visitantes, seguido de cerca por España e Italia y más lejos por Reino Unido y Alemania.
Pero en Francia, Alemania y Reino Unido solo representa el 9% de su PIB. Mientras que en Italia sube al 13% y en España al 14,3%, lo que la convierte en líder y en hacer caso omiso a la máxima de Maquiavelo que decía que los hombres “apenas hacemos más que imitar a nuestros predecesores en las empresas que llevan a cabo”, con razón en los modelos de éxito de Francia, Alemania o Reino Unido quienes, sin renunciar a una potente industria del turismo, mantienen un más que poderoso sector industrial que permite equilibrar coherentemente su PIB.
En Galicia el 10,4% del P.I.B. procede del turismo, lo que nos situaría en línea con los países occidentales más avanzados, pero en la última década, por incompetencia, nada se hizo por potenciar nuestra industria, que acusa graves problemas estructurales inatendidos, lo que debe resolverse, sin demora, antes de que sea se extinga o, por encima, nos quedemos sin camareros.