“Somos una civilización que se desmorona y se acaba”

Tengo 59 años. Nací en una granja en el norte de Alemania y vivo en Boston, Massachusetts. Hay que reinventar la política. Menos de derechas o izquierdas y más acerca del cambio organizacional de los sistemas para ponerse al servicio de todos los seres vivos del planeta. Somos una civilización que se acaba

Otto Scharmerprofesor titular de la Sloan School of Management del MIT

Cuál es su foto del mundo actual.

Somos una civilización que se desmorona y se acaba.

Vaya.

Pero una nueva civilización que ­requiere una nueva manera de organizar la economía y recrear la manera en la que convivimos está al nacer.

¿Estamos en el inicio de un cambio?

Estamos ante el abismo y solo podemos cruzarlo si nos encaramos con el reflejo de la sociedad que hemos creado. El mundo actual está por cruzar un umbral de posibilidades y cambios.

Parece que van a ser trabajosos...

Es necesario redirigir de manera bifocal el rayo de nuestra atención para mirar hacia dentro de nosotros mismos tanto como miramos hacia fuera.

¿Propone pasar del ego al eco?

Por mi experiencia de trabajo con equipos y grandes organizaciones sé que si realmente quieres cambiar el sistema, necesitas transformar la conciencia, es la única manera.

¿Y cómo se hace?

Hacer el cambio de ego a eco implica que cuando yo hago algo, tengo realmente una conciencia de lo que significa para ti, en lugar de estar cegado a la realidad del otro y seguir perpetuando mis viejos comportamientos. Necesitamos una nueva conciencia.

¿Individual, y también colectiva?

Por supuesto, también es necesaria una toma de conciencia colectiva para formar nuevas organizaciones más flexibles, equitativas, fluidas y adaptativas a los cambios del medio ambiente en el que vivimos.

Hemos vuelto a los insostenibles niveles de contaminación en los que vivíamos...

Debemos transformar nuestra economía, nuestro estilo de vida y la forma en que realizamos y elegimos todo lo que es público. Pasar a la energía renovable y la agricultura orgánica. Y un sistema diferente de gobierno y de toma de decisiones democráticas que nos permita realinear la actividad económica con intención humana.

¿La pandemia va a derivar en un mundo de mayor control social?

No se trata solo de un problema de gobiernos más o menos autoritarios sino de negocios autoritarios, como las grandes empresas de datos que se apropian de nuestros datos sin tener legitimidad para hacerlo y mantienen un modelo de negocio que está socavando la democracia y amenazando el futuro de nuestra civilización.

A los ciudadanos nos cuesta percibirlo.

Necesitamos un nuevo contrato social en torno a nuestro sistema económico y financiero, porque demasiado de este se basa en la extracción. La extracción de trabajadores está amplificando la desigualdad estructural, y la extracción de recursos naturales, la destrucción del planeta.

Hay muy buenas propuestas por el mundo, ¿por qué no arrancan?

Urge poner en marcha una conversación diferente como país y como sociedad, porque todos los subsidios, todos los recursos públicos están actualmente al servicio de los viejos sistemas. Necesitamos un sistema diferente de gobierno y de toma de decisiones democráticas que nos permita realinear la actividad humana.

Una actividad económica con intención humana, dice.

Tendremos más trastornos, lo sabemos, tendremos más paquetes de rescate, lo sabemos. La cuestión es si para superar la crisis vamos a seguir invirtiendo el dinero en las viejas estructuras, como las aerolíneas, que están a punto de morir de todos modos, o vamos a apostar por invertirlo en el bienestar sostenible para todos. Necesitamos transparencia.

Esta crisis está dejando a miles de personas en la calle; ¿qué futuro vislumbra?

Creo que estamos al comienzo de un periodo de grandes sacudidas. Necesitamos desarrollar la resiliencia como individuos, como familia, como comunidad y como sociedad global.

¿Cómo liderar esos cambios?

Los masivos fracasos de liderazgo que estamos viendo son en general por falta de escucha. Escuchar es realmente la base de todo gran liderazgo y de todo gran logro humano.

Hábleme de los cambios necesarios.

Para mí hay tres grandes brechas: la brecha ecológica, que desconecta nuestro ser de la naturaleza, porque la brecha entre nuestra conciencia y lo que hacemos es cada vez mayor.

Cierto.

La brecha social desconecta nuestro ser de los otros y está provocando una creciente división e injusticia social. Y la brecha espiritual, que desconecta a nuestro ser de sí mismo. Hay que abordar estos temas.

¿Cuál es su esperanza?

Cuando miras la respuesta social al coronavirus o al racismo, la Black Lives Matter, entre muchas otras, vemos una nueva fuerza que nos permite producir un profundo cambio, una acción colectiva basada en la conciencia.

No parece usted economista.

Si comenzamos a operar desde un espacio de conciencia compartida para identificar los problemas más profundos y hacia dónde queremos ir, eso nos permite organizar y colaborar de una manera mucho más fluida. Si unimos atención e intención, creamos un ciclo de retroalimentación positiva y efectiva ante los desafíos que están por venir. Yo tengo esperanza.

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