Siempre sentí curiosidad por la Biblia, donde me interesé en la vida de los profetas, las profecías que escribieron, los cumplimientos históricos, las etimologías de las palabras, sus significados ocultos, los números y las señales. Desde niño, mis padres me leían pasajes de este maravilloso libro, y me mostraban el vasto universo en noches brillantes de estrellas.
Cierto día, asistí a un encuentro bíblico que se celebraba en un amplio salón de una casa antigua. En el centro colgaba una lámpara grande con bellos cristales y faroles de diversos contornos, que