Circulo No. 3 Año 1

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Material Rodante de la “Jalapa Railroad and Power Company”, 1898 – 1926. Por José Antonio Flores Jácome

La necesidad de transportar

materiales cada ves más rápida y eficazmente generó los novedosos artilugios como los trenes a vapor que sorprendieron a la gente desde el siglo XIX y hoy en día, siguen siendo de utilidad en muchas latitudes. Algunos le llamaron “El caballo de hierro”, otros “La Bestia”; en la región se apodó el ferrocarril como “El piojito”; con sus pesadas maquinas arrastraba un gusano de hierro que serpenteaba las montañas cubiertas por el bosque de niebla en la región de Xalapa, Coatepec, Xico y Teocelo, rodaron por los rieles café, caña de azúcar, naranja y textiles en sus carros de carga y personalidades distinguidas se transportaron en sus coches de pasajeros. Ver una locomotora de vapor en acción debió ser todo un espectáculo: despidiendo vapor de los cilindros, humo arrojado de la chimenea, su sonido rítmico inconfundible y el silbato de timbre inolvidable. Por 47 años reinaron los rieles de nuestra región, ahora impera la nostalgia de los coatepecanos y vecinos que los abordaron y disfrutaron el verlos

rodar. Pero ¿cómo eran? ¿quién los construyó? y ¿cuándo? El equipo del ferrocarril generalmente se divide en dos: por un lado esta el material fijo, que son las vías y sus partes, los edificios e instalaciones como puentes y túneles; y por otro lado el material rodante el cual se desplaza sobre las vías, este a su vez se divide en fuerza motriz y en equipo de arrastre. Los primeros se tratan de locomotoras (de vapor, eléctricas o diésel) y automotores; los segundos son los coches de pasajeros y los carros de carga. La apariencia de estos está determinada por el fabricante, el tipo de trabajo que realizan, la carga a soportar, la tecnología del momento y las modificaciones que se hacen para adaptarlos al lugar donde trabajarán, un ejemplo de ello es el ancho de vía. “La distancia entre los rieles se denomina como ancho de vía y varía en todo el mundo. Muchos ferrocarriles sobretodo los que atraviesan un terreno abrupto son de vía angosta, de tendido y mantenimiento más baratos y rápidos” (Coiley, 1994, p.24) además que permite curvas y

túneles más cerradas y pequeños al ser el material rodante de menores dimensiones. La vía angosta fue ideal para la región montañosa donde corrió el Ferrocarril Jalapa-Teocelo, que al estar conectado al Ferrocarril Interoceánico compartiría el mismo ancho de vía. Esta separación fue de 914mm o 3 pies en el sistema imperial, a comparación de la vía estándar de 1435mm o 4 pies 8 pulgadas y media. La vía angosta fue usada extensivamente en Estados Unidos para trenes que transportaban minerales y metales preciosos sacados de las minas; el material rodante de “El Piojito” al ser de construcción estadounidense también era muy parecido a esos ferrocarriles. En México hubo otros ferrocarriles con este ancho característico como el Ferrocarril Coahuila y Zacatecas o los Ferrocarriles Unidos de Yucatán. Hay unos documentos que enumeran el material rodante que tuvo el tren Jalapa-Teocelo entre su formación en 1898 y el momento de la compra por parte del Gobierno de Veracruz en 1926. Según Gerald M. Best en su libro Mexican Narrow Gauge (Vía angosta mexicana) la fuerza

motriz del ferrocarril constaba de 5 locomotoras de 3

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