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GUÍA DE LECTURA

Letras Interiores José Luis Calderón Vela comp. / Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

José Luis Calderón Vela
José Luis Calderón Vela
Letras Interiores José Luis Calderón Vela comp. / Jaime Panqueva

in memoriam

Conmovido por la muerte intempestiva del poeta, actor y articulista irapuatense x, me apresuro quizá a escribir esta guía como agradecimiento a su trayectoria más reciente: como fundador e impulsor de las tertulias literarias en el estado de Guanajuato. Letras interiores es fruto de una convocatoria a lo largo y ancho de 30 municipios donde José Luis realizó encuentros literarios e invitó a quienes quisieran compartir sus escritos con los asistentes. Como editor, realizó previamente la compilación de los más recientes encuentros de escritores en Salvatierra. De su experiencia, con la cordialidad y apertura que lo caracterizaban, procedió a recopilar colaboraciones de más de 150 escritores, entre poetas reconocidos y escritores noveles, para formar este panorama de las letras locales.  

Al hojear sus páginas se siente aún más la ausencia, pues su trabajo constante de búsqueda y promoción a través de redes sociales logró crear una red con cientos de participantes que en estos momentos deben sentirse huérfanos. No quiero ahondar en la sensación de pérdida; prefiero celebrar al José Luis poeta con estos versos que recibimos hace un par de años para publicar en Argonauta 10. Ignoro si han sido publicados en otro espacio, pero los incluyo aquí a modo de despedida y homenaje. José Luis Calderón Vela S.T.T.L. 

FRUTA ORIGINAL

Tu mano sólo existe cuando está sobre mi sexo
igual que un sauce al borde de un río.
Todo es infinito cuando calmo la sed en tus labios
y comenzamos a plantar de nuevo
los suspiros en el espejo.
Nuestro viaje parece eterno
aunque la verdad de los minutos
termine por ponerle puntos
suspensivos a nuestra historia
con una tinta que seca muy pronto
en un papel que quiere guardar
nuestros nombres hasta que las montañas
pregunten por dónde se acuesta el mar.
Ni Adán y Eva pudieron sacar tanto
de la máquina del tiempo para amarse
porque nunca supieron escribir sobre el mar
ni construir música en primavera.
Deja que en tu mano se derramen mis fuentes
mientras tu lengua me saborea
como una fruta original
y entretanto adivino las figuras formadas en el techo
y escribo en la pared con mi mirada
de acero cuánto te quiero.

ESTE MARTES O CUALQUIER OTRO DÍA QUE SEA BELLO

Eres un árbol de versos que saluda a las edades,
una fuente de campanas que alejan las desgracias
y con las agujas del viento derribas mis ojos,
derrites mis sueños como una epidemia activa.
Mis ojos no comprenden que mi cuerpo obedece
a las leyes naturales y que verter la misma miel
es como escribir un poema en la suela de un zapato
o en el rostro de un muchacho encorvado.
Este martes o cualquier otro día que sea bello
también voy a poner mis ojos anegados de tormentas
en la multitud de mariposas que deja sobre mi lecho
tu cuerpo de mujer, montaña de pechos y de abrazos,
de estrellas que pululan bajo el agua.
Le pediré al silencio que envuelva el muro de mis miedos
y libere el horizonte de pájaros atrapados en este corazón
que tú conoces muy bien como la derrota de mi tierra patria.
Cerraré la puerta y echaré el cerrojo de hojalata
y tumbados en nuestros jardines de canarios y guacamayas
le tenderemos una emboscada al tren de nuestra vida,
escribiremos locas utopías en nuestra bitácora
aunque nos mire esa luna redonda y encaprichada
que me sigue como una amarilla mancha desde niño.

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