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Libro "Gestos del centauro": una aproximación equina desde el ensayo

El joven autor Marcos Daniel Aguilar reúne ocho ensayos de escritores y artistas hispanoamericanos que se han ocupado del brioso caballo

CULTURA

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“Son ensayos que se dividen en dos partes: caballos que encontré en piezas de arte y artistas que pintaron caballos Foto: Especial

Alfonso Reyes (1889-1959), dice Marcos Daniel Aguilar (Ciudad de México, 1982), estuvo “estrechamente” relacionado con el caballo toda su vida: lo acarició y lo maldijo desde sus primeros años junto a su padre, quien le enseñó que el equino “no sólo es uno de los mejores compañeros del humano, sino que es su más noble conquista”.

El joven autor también ha sellado perpetuamente su vida a la de esta “briosa bestia”. Bajo el sello conjunto de Ediciones Periféricas/ITAC, Aguilar pública “Gestos del centauro” (2021), breve volumen en el que reúne ocho ensayos que exploran la relación que el arte plástico y la literatura, mayormente de autores hispanoamericanos, han tenido con el portentoso caballo.

Especialista en Reyes, el autor parte del concepto acuñado por el mismo intelectual regiomontano, quien bautizó al ensayo como “el centauro de los géneros”, en la idea de que contiene dos partes que son al mismo tiempo complementarias. El libro es al mismo tiempo un ejercicio de reflexión sobre el género y un repaso por fugaces experiencias e ideas de autores como Jorge Luis Borges, José Hernández, Saint- John Perse, Leopoldo Lugones, Ricardo Güiraldes, Ernesto Icaza, César Hipolito Bacle, Julio Ruelas y Raúl Anguiano.  

¿Cómo está compuesto “Gestos del centauro”?

“Son ensayos que se dividen en dos partes: caballos que encontré en piezas de arte y artistas que pintaron caballos para ejemplificar una época, o caballos que están en la literatura, la hispanoamericana de finales del siglo XIX y principios del XX. Se llama “Gestos del centauro” porque habla de personajes montados en un caballo y autores como Reyes, el mismo Borges, Leopoldo Lugones, que siempre escribieron algo en torno al caballo. Cuando los escribí (entre 2009 y 2013) trabajaba como jefe de información cultural de una revista que publicaba notas sobre carreras ecuestres y sobre productores de vino y queso, ahí comencé a armarlos”.

¿Cómo aparece el caballo a través del arte y la literatura?

“Los autores latinoamericanos han trabajado al caballo desde su parte más histórica. Reyes recuerda la importancia del caballo en la conquista de México y ahora que conmemoramos los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan, es un tema hablar del caballo como elemento bélico. Otros autores que exploro son Leopoldo Lugones y Ricardo Güiraldes, el primero recuerda al caballo en la guerra de independencia de Argentina y como indígenas y gauchos fueron utilizados en la pampa por diversos gobiernos para llevar a cabo conquistas. En el caso de Güiraldes es muy interesante porque él se aprende todas las vanguardias estéticas en Europa y cuando regresa a Argentina se da cuenta que la única forma de hacer algo es volviendo a sus orígenes, él escribe “Don Segundo Sombra” donde explora la vida del gaucho y habla de la vida rural en una Argentina que en ese momento vive una etapa de desarrollo mercantil y tecnológico, pero el autor de más avanzada relata una historia sobre un hombre montado en un caballo, es curioso porque lo mismo va a hacer Reyes, cuya obra más avanzada, “Visión de Anáhuac”, es una historia sobre conquistadores de hace cinco siglos que llegan a estas tierras a caballo”.

¿Qué hay de la parte mítica del caballo?

“La figura del caballo para nuestras sociedades tiene dos vertientes: la histórica, el caballo que ha servido para las guerras, sobre todo en la Independencia o en el caso de México en la Revolución, pero también a nivel simbólico y mitológico es una figura a reflexionar. La misma imagen del centauro que supuestamente ven los indígenas mexicanos cuando ven llegar al conquistador encima del equino; hoy se pone a debate y en polémica si los indígenas eran tan incrédulos para suponer que eran seres divinos, como mucho tiempo señaló la historia oficial, pero de que marcó una diferencia, es verdad. El caballo está de manera mítica en la construcción de las identidades de los países de América Latina: cabalga entre el hecho práctico y el hecho simbólico”.

¿Cómo es que Reyes define al ensayo como el centauro de los géneros?

“Justo el que bautiza al ensayo como centauro de los géneros es Alfonso Reyes, es curioso que hoy se conoce así al ensayo en todos los países de lengua española y que lo haya bautizado un mexicano, pero no es gratuito porque justo la relación de Reyes con los caballos es muy estrecha: su papá, el gobernador de Nuevo León, Bernardo Reyes, héroe de la intervención francesa, ministro de guerra de Porfirio Díaz, era general de caballería y lo matan sobre un caballo el 9 de febrero de 1913, en el primer toque de metralla es asesinado sobre su caballo, que se llamaba Lucero.

Cuando Reyes empieza a asociar la parte real de la vida, la guerra a caballo, con la parte que le gustaba estudiar que es la mitología griega, asocia cómo, tanto en la batalla como en la vida del campo, donde el campesino también hace su labor sobre un caballo, el militar y el jornalero se convierten en un solo ser, pero en un ser que se puede dividir. Reyes dice entonces que el ensayo es justamente eso, un género que a la vez que es reflexivo también puede ser narrativo, que puede ser analítico, pero también poético. Con los  ensayos de Reyes, de Borges, de María Zambrano, el lector se pregunta si se trata de un poema o de un artículo de opinión, pero es las dos cosas, está compuesto de dos partes. Para Reyes es como un centauro que se puede separar, pero que junto forma un solo elemento. Cuando reuní estos ocho ensayos pensé que son doblemente centáuricos: son ensayos (centauros) que hablan sobre centauros”.

¿Cómo te gusta explorar el ensayo?

“El ensayo es un género muy libre, muy elástico, que se puede llevar hacia donde se quiera. Es difícil en cierta forma porque se necesita un elemento o hipótesis para llegar a un punto, algo que no hayan dicho los demás, originalidad, algo sobre lo que no se haya escrito demasiado. En mi ensayo “Borges visita el zoologico”, habló del libro que le publicó a Borges el FCE y que es muy poco mencionado, el “Manual de zoología fantástica”, que pocas veces se cita y que publica en conjunto con Margarita Guerrero. Me parecía que escribir sobre él podía motivar a generar nuevos lectores en torno a este libro, Borges habla sobre seres fantásticos entre ellos el centauro, el caballito de mar, un asno de tres patas, que no deja de ser parte de los equinos. A mi lo que más me preocupa del ensayo es poder encontrar posibles respuestas a preguntas que me genera un hecho, siempre me pregunto algo que ignoro y de lo que no encuentro la respuesta”. 

 dhfm