Laura es una joven y buena esposa que vive junto a Martin; un hombre maduro y destacado asesor financiero. Martin y Laura viven al parecer el matrimonio perfecto, ambos tienen una bella mansión frente al mar, él viaja constantemente a la ciudad y ella trabaja tres días a medio turno en una biblioteca. No obstante la vida conyugal es otra, Martin es un hombre controlador y muy violento quién golpea y abusa constantemente de Laura. Una tarde la pareja es invitada a pasear en un elegante yate, pero inesperadamente se desata una tormenta y Laura ¨desaparece¨. Martin asume, resignado, la muerte de su joven esposa quien cree que se ahogó.
Laura, harta del comportamiento de Martin, ha fingido su muerte, cambia su apariencia y huye hacia otro lugar para reiniciar su vida, bajo otro nombre el de Sara Waters. Huye con algún dinero que había ahorrado y alquila una casa.
Al cabo de varias semanas, Martin descubre, por una impertinente llamada, que su esposa nunca trabajó en una biblioteca, sino que aprovechó el tiempo para asumir su miedo al mar y aprendió a nadar. También descubre que su suegra no falleció, como Laura le hizo creer. Mientras tanto, Laura empieza a superar los fantasmas de su pasado y se enamora de otra persona. Mucha historia…
¿Cuánta gente conocemos que duerme con su enemigo? ¿Cuánta gente comparte nuestro día a día y no nos respeta? ¿Cuánta gente alrededor nuestro quiere y nos orienta para que construyamos un largo plazo? ¿A cuánta gente le interesa nuestra persona y nuestra profesión más allá del corto plazo? No es fácil asociarlos a enemigos, pero no es simple creer que son las mejores compañías para poder seguir construyendo nuestro futuro.
Por supuesto que esa obligación es principalmente nuestra, pero si el entorno ayuda no vamos a tener que ir a tomar clases de natación haciendo creer a nadie que vamos a la biblioteca… Somos responsables de capitalizar nuestras experiencias, completar la hoja en blanco y sistematizar las acciones que deben formar parte de nuestro proceso de crecimiento.
Es nuestro propio desafío porque eso sí depende de nosotros.
