"Las mujeres son mayoría en las universidades del Magreb pero su tasa de desempleo dobla la de los hombres"

  • Las revueltas de los últimos días en Túnez tienen parte de su origen en la gestión educativa del Gobierno, así lo cree Abdeljalil Akkari, que acaba de realizar un estudio sobre la situación de los colegios en el Magreb y las complicaciones de la relación entre religión, Estado y educación en Marruecos, Argelia y Túnez.
Abdeljalil Akkari
Abdeljalil Akkari
Santiago Zarraga
Santiago Zarraga
Santiago Zarraga

¿Cómo describiría las escuelas magrebíes?

Masificada y de baja calidad en términos de conocimientos que los alumnos tienen al salir de la escuela. ¿Qué sabes cuando pasan cinco o seis años después de terminar?

Otro aspecto importante es la conexión entre la escuela y la sociedad en general, evolucionan de manera paralela. Parece que está un poco aislada y que está haciendo su propia agenda desconectada del ámbito social y político. Las escuelas del Magreb buscan su modelo, pero todavía no han conseguido tener una tradición pedagógica propia.

¿Hay mucha desigualdad de género en la zona?

La situación es ambivalente. Si tenemos en cuenta las leyes sobre el acceso de la mujer a la política o al mercado laboral, la mujer en el Magreb está en situación de inferioridad. Pero si nos fijamos en la situación que vivían en los años sesenta o setenta, se han dado algunos progresos importantes.

Por otro lado existen tendencias de ir hacia atrás en éste proceso. Me refiero a la aparición de grupos integristas y cierto conservadurismo social que amenaza los avances sociales. En todo caso es necesario relativizar. Las situaciones son diferentes en Argelia, Túnez o Marruecos, cada país tiene características propias.

¿Qué papel juegan los centros de formación en el proceso?

Las mujeres son mayoría en las universidades de Túnez y Argelia, y en Marruecos están muy igualados (un 48 o 49 por ciento), por lo que más de la mitad de los estudiantes son mujeres.

En el caso concreto de Túnez, casi la mitad de los profesores son mujeres. Yo trabajo en la Universidad de Ginebra (Suiza), y solamente el 22 por ciento de los profesores son mujeres. Siempre hay que relativizar.

Pero por otro lado, la tasa de desempleo de las mujeres con diploma universitario es el doble que la de los hombres. De un lado tenemos avances, pero por siguen existiendo desigualdades.

¿A qué problemas concretos se enfrentan los colegios del Magreb?

La cuestión del analfabetismo que afecta principalmente a las mujeres del ámbito rural necesita una solución inminente. Otro problema es el desempleo de los jóvenes con diploma universitario. Y la otra cuestión es que las escuelas no preparan a los estudiantes para una correcta integración en el mercado de trabajo. Cuando decimos que las escuelas van relativamente bien, hablamos en términos cuantitativos, pero tienen que mejorar la calidad.

¿Qué pueden hacer las escuelas para alcanzar un buen equilibrio social?

La escuela puede trabajar para disminuir desigualdad social y no dejar que algunos grupos vuelvan a una interpretación radical de la religión. Hay que trabajar sobre los vínculos religión-estado-educación. Creo que ese problema se da en muchos lugares del mundo, pero en el caso del Magreb es muy difícil de separar.

¿Qué cambiaría del sistema educativo magrebí?

Creo que hay mucho más que cambiar en la sociedad que en las escuelas. Necesitamos más educación por la ciudadanía, explicar más el concepto de igualdad. Las escuelas cuentan con las condiciones para trabajar en este sentido.

La sociedad, los intelectuales, la prensa o el mundo político no afrontan el problema de manera directa. Las escuelas hacen lo que pueden hacer, es la sociedad la que no hace lo que debe hacer.

¿Educación para la ciudadanía en lugar de religión?

Es una evolución internacional y natural. Cuándo una sociedad se vuelva más democrática y diversa, es difícil que las tradiciones del siglo pasado se queden. Pero es necesario alcanzar una cierta madurez democrática para aceptar que todos los españoles no van todos los domingos a la iglesia, o que todos los magrebíes no van cada semana a la mezquita. El modelo escolar es producto de una situación y costumbres, pero siempre habrá grupos que opongan y digan que se está perdiendo la tradición.

¿Y qué tiene que cambiar para que mejoren la igualdad de derechos en la región?

El origen del problema es la conexión entre religión y sociedad, lo que engloba también la situación concreta de las mujeres. Ésta conexión también afecta a la pluralidad y diversidad social.

Tampoco se puede olvidar el obstáculo que suponen los sistemas educativos bilingües. En el caso del Magreb se enseña francés y árabe, y el tiempo que la educación religiosa ocupa el 5 o 6 por ciento del horario. Es momento de tener el coraje para decir que vamos a dejar la educación religiosa fuera de las escuelas, para eso existen mezquitas y existe la familia.

Lo difícil en la práctica es que no hay posibilidad de cambiar horarios. Al ser un sistema bilingüe, los alumnos pasan mucho tiempo estudiando lengua, y no estudian matemáticas, física o tecnología, y además tienen que estudiar religión.

¿Se puede establecer un ranking escolar entre los países del Magreb?

Sin tener en cuenta Mauritania [Akkari no la incluyó en la investigación], se han dado avances en términos cuantitativos (matrículas y alfabetización). Túnez ha hecho más avances teniendo en cuenta que no tiene los mismos recursos que Argelia. Pero ambos países han cambiado más que Marruecos.

Un dato que refleja la situación: Túnez tiene tres veces menos población que Marruecos y casi el mismo número de estudiantes. Marruecos se queda atrás.

¿Y una clasificación sobre la equidad entre hombres y mujeres?

El ranking sería el mismo. El modelo tunecino ha tenido mayores avances, pero no olvidamos que la estructura del Estado en Marruecos y la conexión entre el Rey y la religión es diferente a la de Túnez. Creo que los problemas son comparables, pero la situación socio-política o socio-económica son diferentes.

No hay que olvidar que en Marruecos la cuestión del analfabetismo puede estar ligada a la cuestión lingüística. En Marruecos el 30 o 40 por ciento de la población tiene el bereber como lengua materna, y la educación se hace en árabe. Puede ser que los avances de Túnez tengan que ver con esta homogeneidad lingüística.

Abdeljalil Akkari es profesor en la Universidad de Ginebra y titular de la cátedra 'Dimensiones internacionales de la educación'. Ha trabajado en las universidades de Friburgo (Suiza) y Maryland (EEUU). En la actualidad estudia la evolución de los sistemas educativos en el mundo árabe. Es autor del libro 'La escuela en el Magreb. Un desarrollo inacabado', libro sobre el que hablo en una conferencia organizada por Casa Árabe en Madrid.

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