Cuatro años después

Telefónica enfría la venta del cable y Pontegadea revisa su papel en Telxius

El brazo inversor de Amancio Ortega analiza si mantener su posición accionarial junto a KKR o salir después de que no haya previsión de vender el único activo que queda en la filial de infraestructuras de la teleco.

Amancio Ortega
Amancio Ortega, fundador de Inditex.
EUROPA PRESS

La venta del cable submarino de Telefónica se enfría. La transacción está frenada, después de que haya transcurrido más de un año desde el proceso competitivo al que acudieron los principales fondos internacionales de infraestructuras del mundo. Esta decisión abre la puerta a una reorganización accionarial en Telxius, la filial de activos físicos de la operadora de telecomunicaciones en la que se aloja. Amancio Ortega, fundador de Inditex, convive con la gestora estadounidense KKR. Ahora, ante el giro en la estrategia, el brazo inversor del empresario, Pontegadea Inversiones, revisa su papel en la compañía.

Ortega irrumpió en el accionariado de Telxius en el año 2018. Lo hizo a través de una sociedad conjunta con Telefónica, Pontel Participaciones, que era la dueña del 60% de las acciones. Esto hacía que el empresario gallego controlara el 9,99% de la gestora de infraestructuras. Para hacerse con esa participación invirtió inicialmente 378 millones de euros, a los que sumó la ampliación de capital que se ejecutó en 2020 para adquirir las torres de la filial alemana. Era su manera de salir de nuevo del sector inmobiliario y apostar por activos físicos que estaban siendo especialmente codiciados por inversores internacionales y que generaban múltiplos generosos.

Casi cuatro años después se ha abierto un proceso de reflexión tanto en Pontegadea, como en el resto de los accionistas, tal y como reconocen fuentes conocedoras. Este cambio viene marcado por la decisión de mantener bajo el paraguas de Telxius, al menos por ahora, los 94.000 kilómetros de cable submarino con instalaciones en una docena de países. A finales de 2020 se inició un proceso competitivo por parte de la operadora para desprenderse de este activo con valoraciones entre 1.500 y 2.000 millones de euros (entre 7,5 y 10 veces el resultado bruto de esta división). Presentaron credenciales fondos como Brookfield o EQT. Sin embargo, la operadora dejó en suspenso la transacción, al entender que no había necesidad de hacerlo tras la venta de las torres -y la reducción de deuda que implicó- aceptando precios menos ambiciosos en un segmento en el que ha crecido la competencia con gigantes como Google, Facebook o Microsoft construyendo sus propias infraestructuras.

Ante este enfriamiento de la operación, Pontegadea debe decidir si sale definitivamente o mantiene en su poder el 9,99% de Telxius que, a día de hoy, sólo ostenta el cable como activo. No hay aún ninguna resolución sobre la mesa, aunque todo apunta a que habrá una decisión pronto. La salida es una opción. En caso de que decidiera esto último habría que deshacer la ‘joint venture’ que controla el 60% de Telxius o vender su porcentaje en Pontel a otro actor. Por su parte, KKR es un fondo que tiene un vivo interés en las infraestructuras de telecomunicaciones y que ha construido numerosos lazos corporativos con Telefónica en infraestructuras con compañías para desplegar y gestionar fibra en Latinoamérica.

Para sustituir a Pontegadea por un socio externo habría que lidiar con valoraciones de los activos potencialmente a la baja. En Telefónica ya tienen menos prisa que hace año y medio para reducir la deuda, mucho más controlada tras las transacciones de las torres de telefonía móvil en Europa y Latinoamérica y la ‘joint venture’ con Virgin Media en Reino Unido. Y con un sector, el del cable submarino, que se enfrenta a inversiones de más de 8.000 millones de dólares lideradas principalmente por los gigantes tecnológicos, según varias previsiones del sector, citadas recientemente por el diario The Wall Street Journal.

Con estos gigantes tecnológicos Telxius ya ha llegado a acuerdos para vender el acceso o, incluso, para construir una parte de la infraestructura, como es el caso del cable Marea (en colaboración con Facebook y Microsoft y que entró en funcionamiento en 2017). En el ámbito comercial, por ejemplo, la infraestructura de Google llamada Grace Hooper, que conecta EEUU con el Reino Unido y España, amarró en el tercer trimestre del año pasado en la estación de Sopelana, cerca de Bilbao, de Telxius, gracias a sus servicios de amarre y colocación. El tráfico de toda la red desplegada por la filial de la teleco se incrementó un 14% en el trimestre veraniego a pesar de que se compara con un 2020 excepcionalmente bueno. En 2020, último con datos completos, a 416 millones de euros.

Telxius hoy se encuentra bajo el paraguas de lo que se conoce como Telefónica Infra, una división que arrancó a finales del año 2019 en la que se engloban todos los activos de infraestructuras. Ahí se enmarcan las más de 35.000 torres de telecomunicaciones que aún obran en su poder (incluidas las que tiene en la alianza con Vodafone en Reino Unido), las ‘joint ventures’ de fibra creadas en Alemania, Brasil, Colombia o Chile con Allianz, CDPQ o KKR para desplegar fibra o los centros de datos. “Continuamos analizando nuestro portfolio para capturar crecimiento futuro y asumir nuestra ‘opcionalidad’ con todos estos activos”, aseguraba el consejero delegado, Ángel Vilá, en la última presentación de resultados.

La rentabilización de Pontegadea

Pontegadea ya recibió a lo largo del año pasado los pagos por la venta de las torres de telecomunicaciones al gigante estadounidense American Tower por 7.700 millones. En base a su porcentaje en el grupo, al brazo inversor le corresponderían más de 700 millones de euros, frente a los más de 480 millones que ha desembolsado tras la inversión inicial y los 100 millones de euros que le correspondían con la ampliación de capital que se ejecutó en octubre de 2020 para la compra de las torres de telefonía de la filial alemana de Telefónica. Durante estos años también ha ido recogiendo dividendos: sólo en ese año 2020, según las cuentas de la ‘joint venture’ Pontel, Ortega recibió casi 14 millones de euros. En los dos ejercicios anteriores sumo casi 30 millones.

El ‘family office’ ha ido diversificando su perfil inversor, muy pegado tradicionalmente al sector inmobiliario. Para ello, además de la entrada en Telixus, ha tomado posiciones en el sector energético durante el último año y medio. Las tres principales transacciones en este área son la adquisición del 12% del capital del operador de red eléctrica portugués Redes Energéticas Nacionales (REN) por unos 190 millones de euros; del 5% de Red Eléctrica Española, valorado en más de 450 millones, y del 5% de Enagás, por cerca de 280 millones. Pese a que suponen representaciones relevantes ha descartado entrar en el consejo de administración.

Además de esta potencial reorganización en Telxius, Telefónica tiene aún pendiente una operación corporativa relevante aún sin cerrar: la compra de los activos móviles del operador brasileño Oi junto a Carlos Slim y la antigua Telecom Italia, que sigue sobre la mesa del regulador de la competencia del país. La operadora asegura encontrarse en un momento en el que potencia más el crecimiento frente a unos años en los que ha enfocado sus esfuerzos en vender y rentabilizar activos. Aún así sigue sobrevolando la posibilidad de la venta parcial de la fibra óptica en España para cristalizar el valor de esta particular 'joya' ante la ola de capital privado de fondos de inversión destinado a infraestructuras de telecomunicaciones.

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