ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
INAH
SEP
¿Të m’uk texy kyiimyë? kutunk äjtën [¿Has dado de
comer? Ser autoridad comunitaria] La participación
política y social de las mujeres indígenas en el sistema
de cargos y en el gobierno local en Santa María
Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca, México.
TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE
MAESTRA EN ANTROPOLOGIA SOCIAL
PRESENTA
Liliana Vianey Vargas Vásquez
DIRECTORA DE TESIS: Dra. Dalia Barrera Bassols
Investigación realizada gracias al apoyo de Conacyt.
MEXICO, D.F.
[2016]
INDICE
INTRODUCCIÓN
1
PRIMER CAPÍTULO: EL SISTEMA DE CARGOS EN LA ANTROPOLOGÍA MEXICANA
15
I.I MARCO DE PARTIDA GENERAL SOBRE LOS ESTUDIOS DE LOS SISTEMAS DE CARGOS
16
I.II MUJERES EN EL SISTEMA DE CARGOS EN MÉXICO: ALGUNAS NOTAS ETNOGRÁFICAS CLÁSICAS
DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
I.III LA REGIÓN MIXE Y TLAHUITOLTEPEC EN LOS ESTUDIOS DEL SISTEMA DE CARGOS
32
46
I.IV SISTEMAS DE CARGOS: ACERCAMIENTO AL SISTEMA DE CARGOS DESDE LAS MIRADAS INTERNAS
EN TLAHUITOLTEPEC
58
I.V BOSQUEJO TEÓRICOS SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN EL SISTEMA DE CARGOS EN
TLAHUITOLTEPEC MIXE, OAXACA
61
SEGUNDO CAPÍTULO: LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE LAS MUJERES INDÍGENAS EN
LOS GOBIERNOS LOCALES DE LOS MUNICIPIOS INDÍGENAS DE MÉXICO
69
II.I REMEMBRANZA DE LA PARTICIPACIÓN Y LUCHA POLÍTICA Y SOCIAL DE LAS MUJERES INDÍGENAS
EN MÉXICO
69
II.II DE LA LUCHA A LA PARTICIPACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DE LAS MUJERES INDÍGENAS EN LOS
GOBIERNOS LOCALES DE LOS MUNICIPIOS Y COMUNIDADES INDÍGENAS
84
II.III MUJERES INDÍGENAS, SISTEMAS DE CARGOS Y GOBIERNO LOCAL: ACERCAMIENTOS ACTUALES
91
TERCER CAPÍTULO: EL PUEBLO AYUUJK
106
III.I CONTEXTO GENERAL
106
III.II TLAHUITOLTEPEC (XAAMKËJXP): MUNICIPIO ABORDADO
118
III.III LAS FESTIVIDADES EN TLAHUITOLTEPEC: FIESTAS PATRONALES
123
FIESTA DE LA ASCENSIÓN DE JESUCRISTO EN EL MES DE MAYO
125
FIESTA EN HONOR A LA VIRGEN DE LA ASUNCIÓN EN EL MES DE AGOSTO
126
FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE EN EL MES DE DICIEMBRE
131
III.IV OTRAS FESTIVIDADES RELIGIOSAS
131
ABRIL: LA SEMANA SANTA
131
FIESTA DE MUERTOS Y ÚLTIMO CAMBIO DE AUTORIDADES PRINCIPALES
134
CUARTO CAPÍTULO: KUTUNKÄJTËN
137
IV.I KUTUNK Y KUTUNKÄJTËN: EL SER, ESTAR Y SERVIR A LA COMUNIDAD, SISTEMA VERTEBRAL DE
LA VIDA COMUNITARIA DE HOMBRES Y MUJERES DE TLAHUITOLTEPEC
138
¿QUÉ ES Y QUIÉN ES UN KUTUNK?
138
SER KUTUNK EN TLAHUITOLTEPEC
141
IV.II FORMAS DE PARTICIPACIÓN EN EL SISTEMA DE CARGOS: KUTUNK, SERVICIOS, COMISIÓN Y
ASAMBLEA COMUNITARIA
156
KUTUNK
157
LOS SERVICIOS
157
ASAMBLEAS
159
IV. III TIPOS DE KUTUNK
MUNICIPIO KUTUNK Y EL AYUNTAMIENTO MUNICIPAL
161
162
MATÄJK: EL ALCALDE ÚNICO CONSTITUCIONAL ENTRE LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL Y LA VIDA
RELIGIOSA
170
TÄJK-MAYUT: TOPILES Y MAYORES; GUARDIAS DE SEGURIDAD MUNICIPAL
176
NÄJX NË KUTUNK: COMISARIADO DE BIENES COMUNALES Y CONSEJO DE VIGILANCIA
177
TSAPTËJK KUTUNKTË: AUTORIDADES RELIGIOSAS
187
PÏSKÄL-TSAPTÄJK: FISCALES, TOPILES DEL FISCAL Y LA PARTICIÓN DE LAS MUJERES
191
LAS MAYORDOMAS
193
AUTORIDADES RELIGIOSAS EN AGENCIAS DE POLICÍA Y COMUNIDADES CON CONSEJOS DE
DESARROLLO
199
AUTORIDADES RELIGIOSAS DE LAS ERMITAS DE PARAJES, LOCALIDADES Y BARRIOS
200
XUXPË KUTUNK Y CAPILLOS
201
ESCUELA KUTUNKTË: COMITÉS DE ESCUELA
203
CLÍNICA KUTUNK Y COMITÉ DICONSA
204
WENK KUTUNK: OTROS CARGOS
205
JOTMAY KUTUNK: CARGOS FESTIVOS
205
IV.IV KUTUNK: PERIODOS Y ETAPAS DE TRANSICIÓN DE PODERES
206
IV.V MECANISMOS DE NOMBRAMIENTO Y PERIODOS DE ELECCIONES
209
QUINTO CAPÍTULO: MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN Y VISIBILIZACIÓN DE LAS MUJERES DE
TLAHUITOLTEPEC EN EL GOBIERNO MUNICIPAL
213
V.I REMEMBRANZA HISTÓRICA; RECONSTRUCCIÓN DE ESPACIOS Y MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN
SOCIAL Y POLÍTICA DE LAS MUJERES EN TLAHUITOLTEPEC
214
V.II GOBIERNO MUNICIPAL EN TLAHUITOLTEPEC Y PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES
224
V.III MUJERES Y CARGOS ADMINISTRATIVOS DEL MUNICIPIO
231
V.IV DINÁMICAS Y TENDENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN EL SISTEMA DE CARGOS
DE TLAHUITOLTEPEC
239
V.V MUJERES Y HOMBRES EN EL MUNICIPIO KUTUNK
263
V.VI ESTATUS CIVIL Y CARGOS: ENTRE LA SOLTERÍA, EL CONCUBINATO Y EL DIVORCIO
269
V.VII GÉNERO Y MATERNIDAD EN LOS CARGOS
271
VI REFLEXIONES FINALES
275
GLOSARIO
288
ANEXOS
289
Dedicatoria y agradecimientos
A ti Anaaw, muchas gracias por acompañarme y animarme siempre.
Dedico esta tesis con mucho afecto las mujeres y hombres que me han
acompañado a lo largo de su redacción, particularmente mi gratitud con las
mujeres y hombres de Tlahuitoltepec que compartieron una parte de su vida y
experiencia, pues sin ellas, esta tesis carecería de todo sentido. Agradezco
también a la autoridad municipal, que en el periodo 2012 me dieron la oportunidad
de revisar el archivo municipal.
Un agradecimiento particular a las mujeres y hombres de mi familia, a mi
madre, padre, hermanas, hermanos, cuñadas, cuñados, sobrinas y sobrinos.
Muchas gracias por acompañarme siempre.
Un agradecimiento profundo a la Doctora Dalia Barrera por haberme guiado
y asesorado durante la investigación; no sólo por las ricas discusiones teóricas
sino con las correcciones puntuales al documento. No obvio el agradecimiento a
mis sinodales quienes amablemente se dieron la tarea de leer este trabajo,
gracias Doctor Leif Korsbaek, Doctoras Teresa Sierra, Aída Hernández y Paloma
Bonfil.
También un reconocimiento y agradecimiento al Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología que mediante el subsidio de mi estancia en el posgrado, y
en la redacción de mi tesis, me apoco económicamente con una beca
complementaria.
A mis amigas de vida, Lupita, Cele; a mis queridas hermanas Mirna,
Adriana y Mariana, gracias por su amistad. A Natalia, Jessy y Adrianita; gracias
por su apoyo. A todas y cada una de mis compañeros de generación, muchas
gracias.
INTRODUCCIÓN
-
Dos parientes rituales intercambian unas palabras:
Vea, compadre, usted no tiene que hablarme en ese tono.
Yo también ocupé un cargo
Usted lo sabe.
- ¿Ese cargo, compadre? ¡Mi mujer podría ocuparlo!
(Cancian 1979 pág. 18)
Si has sido tesorero, secretaria, vocal, lo que sea, una por lo menos puedes decir pues yo sí he servido y
ahí como que ya les puedes callar un poco la boca a alguien que te esté queriendo decir algo ¿no? te
digo, no sé cómo, o por qué funciona eso; no me vas a enseñar porque yo ya pasé ahí. Tienes la
experiencia, ya sabes cómo funcionan las cosas, si no pasas de autoridad no sabes cómo funcionan las
cosas, ¿con qué y cómo te defiendes? por lo menos yo puedo decir cómo funciona la tesorería, por lo
menos puedo defenderme con eso, en la mayordomía también. Por ejemplo hablemos de ti; [se refiere a
mí como oriunda de la comunidad que no ha dado cargo] hablando de ti que no has estado aquí, que no
vives aquí, el hecho de que quieras hablar en una reunión, el hecho de que quieras influir en una
decisión, automáticamente te callan con eso, yo sí he escuchado en varias reuniones que dicen ¡ti mets tï
x’uktumë, ti mets m’kapxypy! – ¡Y tú que has hecho, de qué me hablas!-; entonces te digo, el hecho de
que seas autoridad y prestes un cargo, o des un cargo, te da poder en ese sentido (Entrevista a una
comunera de Tlahuitoltepec, 2014, Liliana Vargas).
¿Të m’uk texy kyiimyë? es una investigación enmarcada dentro de la antropología
jurídica, la antropología política y los estudios de género. También es el producto de mi
estancia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, específicamente dentro de
la línea de investigación de género y política. Y más allá de convertirse en un requisito
académico, esta tesis intenta ser la continuación de las lecciones aprendidas y dudas
generadas durante la redacción de mi tesis de la licenciatura (Vargas, 2010), en la que
abordé aspectos relacionados con la impartición de la justicia local y la relación que
ésta tiene con el derecho internacional, principalmente con los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales; particularmente intenté vislumbrar en esa investigación, la
manera en cómo tanto hombres y principalmente mujeres recurren a los nuevos
discursos enmarcados en el respeto de los derechos humanos y la relación compleja
que existe entre la institucionalidad del aparato judicial local, inserta bajo los
reglamentos y normas orales del sistema de cargos y el aparato judicial estatal. En
aquella ocasión di cuenta del acceso de las mujeres a la justicia, también analicé las
dinámicas familiares y comunitarias que se generan antes, durante y después de un
juicio oral en las que estaban involucrados hombres y mujeres -autoridades y no- de
Tlahuitoltepec y los mecanismos de apropiación de los discursos de los derechos
1
humanos principalmente durante todo un proceso judicial comunitario, específicamente
en las deliberaciones orales de los juicios.
Resultó
interesante
observar
el
entrecruce que persiste entre la justicia y la participación política-social de las partes;
principalmente porque: a) las partes incriminadas y las partes demandantes, podían
argumentar el hecho de haber sido kutunk”, un discurso usado como argumento de un
buen comportamiento o cumplimiento de las obligaciones comunitarias o todo lo
contrario; podrían ser un mal ejemplo en tanto ex autoridades; b) las mujeres
expresaban que se requerían más mujeres en la impartición de justicia, principalmente
por el alto índice de violencia contra las mujeres; c) las mujeres que habían tenido un
cargo, tenían un panorama más amplio acerca de la violencia contra las mujeres y
tenían noción acerca de los procesos en materia judicial.
Estas y otras fueron mis observaciones, aunque el sistema de cargos no fue un
tema central abordado en la investigación, pero encontré algunas pistas para un
abordaje más detallado acerca de la participación política y social de las mujeres en el
sistema de cargos. En aquella ocasión, abordé el sistema de cargos de manera
superficial, siguiendo las sinergias de algunos autores locales y sin profundizar el tema,
compartía la idea de un sistema de servicios ascendentes y escalonados sin tantas
contradicciones, pero hoy me resulta sumamente interesante observar y realizar un alto
en mi investigación, precisamente para ver la profunda complejidad que representa el
sistema de cargos en Tlahuitoltepec.
De ahí que intento desmontar un abordaje mecanicista de causa y efecto; es
decir; una visión unilineal de servicios que solamente sea ascendente para llegar a lo
que supone que es el objetivo implícito del carguero, carguera y del sistema mismo;
lograr y otorgar el prestigio y reconocimiento social por un lado y por el otro, mantener
la cohesión social.
Seguir en esta línea de estudio, es lo que resulta ser mi objetivo principal aquí
para visibilizar la parte política y social del sistema de cargos, las imbricaciones
religiosas, culturales, étnicas y civiles y las implicaciones y significaciones que éstas
puedan tener para las y los cargueros según género, sexo, edad, clase, discapacidad,
nivel de escolaridad y la pertenencia geopolítica al interior de la misma geografía
municipal. Es por ello que para mí, resulta necesario revisar si la apertura y
ensanchamiento de la participación de las mujeres en el sistema de cargos se ha
traducido en un reconocimiento real de la capacidad y potencial para la acción política
2
de las mujeres y, si también desde la comunidad existe un reconocimiento a sus
derechos como ciudadanas, o es que las mujeres y su participación se han configurado
en representación de sus familias y de los esposos ausentes, o si es posible pensar que
ambas cosas se yuxtaponen.
Lo mencionado implica pues, hacer el ejercicio de recolección de las
experiencias personales de las cargueras así como de los mecanismos que
implementan para poder cubrir las obligaciones adquiridas durante su nombramiento y
durante el ejercicio de sus cargos. Así pues, más que partir de un sistema como un
aparato inamovible, involucramos a las partes como encargadas de hacer funcionar al
sistema, mantenerlo y/o ajustar la estructura de manera constante.
De ahí que, para la presente tesis, se convierte en el principal eje de
investigación la participación de las mujeres de Tlahuitoltepec en dicho sistema; y para
tal caso, planteo algunos interrogantes generales sobre los mecanismos de
participación política y social: ¿Qué planteamientos filosóficos, sociales y políticos
adquiere y respalda el sistema de cargos actualmente? ¿De qué manera la
participación de las mujeres en el sistema de cargos es vivida, negociada y/o re
significada por las propias mujeres de la comunidad? ¿Cuáles son los dispositivos de
acceso? ¿Qué trayectorias han tenido que seguir las mujeres para llegar a ocupar un
cargo al interior de sistema de administración municipal como un esquema complejo de
organización comunitaria, agraria y religiosa? ¿De qué manera el sistema de cargos de
Tlahuitoltepec ha permitido, o en su caso, inhibido la participación de las mujeres frente
a posibilidades de participación masculina?
La importancia de analizar un municipio que administra su vida comunitaria en
torno a todo un sistema de organización social radica por un lado, en que existe una
estructura sólida pero dinámica, es decir la vigencia del sistema de cargos y que a su
vez, tiene puntos de encuentro con otros mecanismos y órganos como el sistema
consuetudinario de elección bajo el sistema normativo propio de la comunidad
reconocidos hoy en los códigos de procedimientos electorales del Estado de Oaxaca; el
otro punto es la integración gradual de las mujeres en la participación social y política
que en Tlahuitoltepec se observa y se vive, estos casos son muy significativos porque
han dado la posibilidad de observar que la comunidad se encuentra en un constante
proceso de re-organización que va resignificando las diversas dimensiones sociales de
las relaciones de género y del sistema de cargos como tal. Ante lo anterior, se percibe
3
también que la participación de las mujeres en el sistema de cargos cívicos, agrarios,
políticos y religiosos en Tlahuitoltepec resulta visible; sin embargo, se aprecia que hay
una lógica implícita en la que a mayor jerarquía institucional, menor es la participación
de la mujer; ello es un reflejo de los constantes retos que deben afrontar las féminas
frente a una multitud de actoras y actores que van desde la familia hasta los agentes
concretos que administran la vida en los espacios públicos. En definitiva, se puede
apreciar que el sistema de cargos es un eje vertebral, transversal, estructural y
estructurante de la comunidad, que permite la cohesión social fortaleciendo
continuamente la identidad de los habitantes de la comunidad y la organización social y
política en un estado pluricultural; sistema que dota al mismo tiempo a los habitantes de
procesos propios de convivencia social y dinámicas de aprendizaje como el diálogo y
los consensos requeridos y necesarios para una carrera política-social de hombres y
mujeres. No sin dejar de apuntar que la forma de organización sociopolítica de
Tlahuitoltepec está en constante reajuste por los contextos políticos, sociales y
culturales ya sea de la comunidad, región, estado, país, inclusive, la palpable presencia
de la globalización mediante las migraciones trasnacionales y los discursos de los
derechos liberales individualistas; lo anterior ha puesto en constantes reajustes al
sistema de cargos de Tlahuitoltepec con la llamada modernidad; y es ahí donde no sólo
estamos obligadas a entender las producciones teóricas acerca del sistema de cargos,
sino darnos cuenta que la colectividad e individualismo como paradigmas de existencia
social en la tierra, develan que en algunas comunidades, como Leif Korsbaek me
observaba, ya no se ubica ni se coloca la participación de los hombres y las mujeres
como integrantes de la familia, sino en su capacidad de personas, y en este proceso se
presenta toda maleabilidad del sistema de cargos en el desarrollo de variantes
regionales. Aunque prefiero pensar que las personas en su dimensión individual tienen
una correlación con la parte colectiva, particularmente con la reingeniería social
acelerada de la familia tradicional de los Pueblos Indígenas, a la constitución de las
familias nucleares con asentamientos neo locales, muchas de ellas son familias
monoparentales en las que mayoritariamente son las mujeres quienes han ocupado el
lugar de jefas de familia, éstas sin embargo no quedan apartadas del espíritu colectivo
de la comunidad.
Ante esta realidad, habrá de reconocer que hoy por hoy es imposible que
comunidades como Tlahuitoltepec puedan tomar decisiones colectivas sin considerar
4
los vínculos del exterior y las dinámicas sociales, ya ahora podemos vivenciar la era de
la tecnologización digital de las comunidades y cómo éstas han configurado las
relaciones y dinámicas sociales; ejemplos sobran como es el uso masivo del celular
entre las y los cargueros, lo que no se observaba hace menos de 7 años.
Aun con estos cambios,
parto del supuesto de que la participación de las
mujeres en el sistema de cargos cívicos y políticos en Tlahuitoltepec es visible, sin
embargo, la estructura ha mostrado una lógica de que a mayor jerarquía institucional
menor es la participación de las mujeres; en cargos periféricos o de escalafones
primarios se observa una mayor participación femenina, principalmente en espacios
relacionados con las actividades propias del género como: comités de educación, de
salud, escuelas y cargos religiosos como las mayordomías. También presumo que
continuamente mujeres jóvenes profesionistas o no, viven involucrándose en estas
dinámicas comunitarias con constantes procesos de reflexión sobre la condición y
situación de las mujeres.
Aunque el trabajo intenta también analizar la parte del gobierno local en el
sistema de cargos; principalmente la integración y conformación del Honorable
Ayuntamiento Municipal y la participación de las mujeres como propietarias en los
principales cargos; fue necesario ampliar el abordaje en la medida que se avanzaba,
dado que al estudiar al gobierno local en Tlahuitoltepec, comprendimos que
necesariamente está ligado e imbricado con el sistema de cargos, eje vertebral de la
organización de la vida comunitaria, de ahí la necesaria revisión bibliográfica sobre el
sistema de cargos y la participación política y social de las mujeres indígenas. De esa
manera, en este texto la participación de las mujeres de Tlahuitoltepec se integra al
final, con la finalidad de deshilar el sistema de cargos en un primer momento y luego
visibilizar en él, la participación de las mujeres.
Este documento ha sido producto de varios años de experiencias personales, en
el que se encuentra el proceso de migración del campo a la ciudad, así como el
acercamiento a la academia y específicamente a la antropología, en la cual, la
investigación de campo es parte nodal de la práctica antropológica. Es pues en ese ir y
venir del diálogo, reflexión y del viaje del campo a la ciudad y viceversa, en el que se
realiza este análisis antropológico.
Es en la comunidad de Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca, localizada al sur de la
capital mexicana, donde tuve que lidiar con los ojos de una investigadora y la de una
5
mirada interna de una habitante de la comunidad, que cada vez más me develaban
experiencias complejas y de extrañamiento de una vida comunitaria, y que de no ser
por los procesos de análisis no habría podido lograr entender que una cosa es la
investigación y otra es vivirla construyendo; proceso que me interpelaba como mujer
Mixe y como investigadora. Estas miradas, a veces tensas y seguidamente dialógicas,
me han dado las herramientas para mirar a varios mundos con ojos de extrañamiento,
pero también, con un profundo reconocimiento y análisis que había permanecido en mí,
sólo en la vida cotidiana y experiencial inmediata sin ningún problema. Esa vida
cotidiana y de pertenencia comunitaria, hoy me apelan cada vez más en mi carácter de
migrante y perteneciente a una comunidad Ayuujk; esto es: mi participación
comunitaria. Ello ha implicado grandes desafíos para mí, particularmente en los
procesos de reflexión y diálogo en torno al sistema de cargos o el “kutunkäjtën”. Estos
diálogos internos me han exigido generar procesos reflexivos haciendo posible que el
cúmulo del conocimiento experiencial personal y el análisis antropológico desde la
academia y de otras disciplinas, permitan ir desatando y despabilando 1 toda discusión
en torno a los diversos temas, como la participación política y social de las mujeres
Ayuujk de Tlahuitoltepec, en una compleja organización comunitaria.
Este acercamiento inevitablemente demanda la capacidad dialógica que
caracteriza a las comunidades indígenas. Ahora bien, he de enunciar que fue a
mediados del 2011 hasta finales del 2015, el periodo de viajes con ojos antropológicos
al municipio de Tlahuitoltepec, de manera interrumpida en varias ocasiones: viajes
obligados como las fiestas de semana santa en el mes de abril, fiesta de todos los
muertos en noviembre, fiestas decembrinas y de año nuevo, estos dos últimos por su
importancia en el proceso de cambio de autoridades. Las tres etapas más significativas
de cambios de autoridades a lo largo de todo un año se realizan en las siguientes
fechas: primero de enero, 15 de enero y 1° de noviembre.
El wejën-kajën proviene de los términos wejën (conocer, despabilar, despertar) y kajën
(desarrollar, desenredar, desenvolver, descubrir), una expresión común en la comunidad de
Tlahuitoltepec cuando a procesos de enseñanza-aprendizaje se hace referencia. Para un análisis más a
detalle
se
recomienda
revisar
a
Xaab
Nop
Vargas
en
la
siguiente
liga
http://www.innovacion.ipn.mx/Revistas/Documents/Revistas%202012/Revista%2058/4Wejen_Kajen58.pdf
1
6
Valga la redundancia aquí, que las fiestas patronales son también escenarios
que ponen en juego una serie de actores incluyendo a las autoridades religiosas, civiles
y la comunidad en general; así pues, en los meses de diciembre, mayo y agosto se
ponen en movimiento actividades artísticas, culturales, económicas, políticas y
religiosas, sin dejar de mencionar que uno de los nodos medulares y articuladores del
sistema de cargos y del sistema de administración municipal y/o el gobierno local como
lo llamaremos aquí, se desarrolla en los contextos festivos de las ferias patronales de
Tlahuitoltepec.
Para la comisión de festejos -capitanía y en Mixe kaptän-, las fiestas se vuelven
la atmósfera perfecta que pone en movimiento la capacidad y estructura organizativa de
los y las capitanas, la afluencia de familiares y otros invitados cercanos a los
comisionados de festejo mediante su trabajo muestran la coordinación y atención a las
bandas filarmónicas que amenizan las fiestas. Ser capitanes o capitanas de fiesta es
una prueba no menos importante, éste puede convertirse en un filtro invisible para el
inicio de una carrera obligatoria político-social de las personas comisionadas. La
importancia de cumplir dicha comisión,
no es solo por sufragar los gastos, sino
desarrollar y mostrar la capacidad organizativa y de buen trato a las personas invitadas;
la habilidad de negociación y diálogo en cuanto a conflicto se trate; la atención digna y
respetuosa a todas aquellas personas –ayudantes y visitantes- que se acercan al
comisionado pero sobre todo, la pericia mostrada en conjunto, durante los días festivos
más ajetreados, a fin de que el desembolso de los gastos de alimento se refleje no sólo
en el agradecimiento de las bandas y de las familias ayudantes, sino sobre todo, en el
reconocimiento de la comunidad a su contribución y a su desempeño en general, con la
posibilidad de contar con una aprobación positiva en cuando al trato y atención a las
familias invitadas y ayudantes 2.
En las últimas décadas, mujeres y hombres solteros han dado este servicio en las festividades
religiosas para el suministro de alimentos. Cómo las mujeres y hombres gestionan este servicio, sigue
siendo un pendiente por ser abordado. Intuyo que a las mujeres y por su papel tradicional del rol de
género como “hacedoras de alimentos”, “cocineras” “hogareñas”, no les implica mayores presiones
sociales como lo puede ser para el varón. En una cena familiar en la que fui invitada, me platicaba un
señor que siendo soltero, él fue capitán de fiesta, me decía entre carcajadas y carcajadas y con mezcal
en mano lo siguiente: “yo fui capitán, trabajé para conseguir dinero, pero hermana, ¡cómo sufrí, de
verdad, sufrí! Mi mamá ya grande no quería hacerse responsable de la administración de la fiesta y de la
coordinación para la elaboración de los alimentos, ella ya grande, no fue a la escuela, pues cómo me iba
a ayudar, pero sobre todo porque no se sentía capaz. Pensé cómo hacerle, ella me dijo que buscara una
esposa para que me ayudara con el servicio; lo pensé, me acerqué a una mujer y no quiso, me quedé
2
7
El implícito de la comisión de festejo, es abrir el picaporte de la supuesta escala
ascendente de los cargos en cuanto a sistema jerárquico se refiere; otro objetivo
importante es que las personas se dan a conocer frente a toda la comunidad por su
retribución y su compromiso para con ella; no menos importancia tienen aquellas
comisiones realizadas por gusto y por hacer una gran fiesta, o las realizadas por
mandas,
compromisos
y
presiones
familiares.
Cierto
es
también
que
independientemente de las razones propias de cada persona, en teoría, todas ellas
inauguran una nueva dinámica ascendente de sus cargos o por lo menos eso se
entiende y se asienta como un hecho.
Intitular entonces a la tesis con una pregunta que apela al mismo tiempo: ¿Të
m’uk texy kyiimyë?3, busca no sólo enunciar la literalidad que con una traducción se
leería así: ¿Acaso has llevado el plato? Con esta forma de traducción perdería todo tipo
de sentido para con el sistema de cargos. ¿Të m’uk texy kyiimyë? es una enunciación
interrogativa y apelativa que busca provocar determinadas reacciones en la persona
receptora. Esta pregunta la recuperé de las charlas y entrevistas informales,
principalmente con mujeres que terminaban hablando con toda familiaridad de los
conflictos que habían tenido fuera de su familia nuclear, principalmente en los
problemas de linderos, con los vecinos o con otras personas que sin razón aparente
terminaban peleando por riñas añejas.
solo pensando en cómo iba a organizarme. Luego fui con otra mujer, sé que ella le sabe a la cocina, le
dije que me ayudara y que le pagaría 200 pesos diarios; yo solamente quería mano de obra, pero no
quiso, le rogué, le pregunté por qué y no me supo contestar, no quiso. De verdad hermana ¡lloré, lloré! Yo
estaba solo, imagínate comprar las cosas, las despensas, ir por las y los invitados, pedirles favor a los
ancianos guías de la fiesta, por eso te digo ¡lloré! Tenía que administrar, guiar a los músicos, estar con
ellos, repartir el mezcal, ver si ya estaba la comida que hacían mis invitadas, se sufre, yo sufrí por ser
soltero, nadie quería ayudarme. Luego me nombraron de mayor de vara, tenía como 4 meses
descansando, yo les dije que no tenía a nadie quien me ayudara para la cocina, pues quién le iba dar a
de comer a mis topiles, pero me presionaron las autoridades, me dijeron que tenía que buscar esposa;
entonces fue cuando el alcalde me dijo que le dijera a tu hermana (se refiere a su esposa), a ella la
habían nombrado de comité de salud, me acerqué a ella y le comenté, ella dudosa, pero aceptó y
entonces así fue como me junté con ella. Plática informal con un comunero, diciembre 2016 .
3
Tendría el mismo sentido la pregunta frecuentemente escuchada: y ¿Tú lo has hecho? Texy
kyiipyë es la persona encargada de llevar un plato de comida para atender a los comensales –mesero o
mesera-. Texy kyiipyë también hace referencia a la persona o familia que literalmente le da de comer a
una multitud en entornos festivos, particularmente en las fiestas patronales. Es en esta segunda acepción
que se le da sentido a la expresión, de ahí la traducción del título de la tesis, está relacionada más al
campo de lo culinario de toda una organización social.
8
Preguntarle a una persona que si ha llevado el plato en un contexto de conflicto,
es apelarle a su actitud -con toda seguridad- prepotente ante el suceso conflictivo, esto
significa que la falta de su capacidad de diálogo, reflexión y respeto, puede ser un
reflejo de que efectivamente no ha llevado el plato; y llevar el plato hace referencia al
campo semántico de los cargos comunitarios y de los procesos de aprendizaje no sólo
reducidos a la comisión de festejo que de hecho, es el lugar por excelencia y literal
donde se llevan y cargan los platos de comida para atender a las personas invitadas. La
pregunta ¿acaso has llevado el plato?, cuestiona, reclama y se convierte en un
andamiaje de defensa legítima ante un posible acto de desprecio, menoscabo y de
mando de una persona que carece de facultad; por lo tanto esta pregunta busca
apelarle si efectivamente conoce las dinámicas y reglas de la comunidad; si esa
persona cabalmente ha cumplido con todos los cargos que la comunidad le ha conferido
y si además de todo ello, aprendió del trabajo que se desempeña en los contextos de
los cargos. Esta enunciación potente, sirve de defensa ante un posible imputado o
imputada, una agredida o agredido verbal, pues con ello además, enuncia y apela el
trabajo que ha invertido en los cargos y consecuentemente en los desembolsos
económicos, en pocas palabras; significa que un cargo es sumamente trabajoso,
significa sufragar gastos y exige tener la capacidad de negociación y una actitud de
respeto y de conciliación, de reciprocidad y compartencia4; todo lo anterior, sólo puede
ser demostrado con el obrar de las personas y la realización de los trabajos
encomendados por la comunidad. En desprenderse de lo material para ser vivido en
colectivo.
Así pues, esta investigación es producto no sólo de revisiones bibliográficas, sino
de los cruces de las miradas internas sobre el sistema de cargos y los estudios sobre
Este concepto es desarrollado por Jaime Luna en los siguientes términos: […] El compartir podría
resultar un concepto utópico frente a la imposición, pero también es otra forma de resistencia. Compartir
es desprenderse de lo que tú eres: eres más que el otro, que tú mismo. Es por ello una actividad que
implica respeto, entrega y concordancia. En esta medida, la compartencia es lo que hacen todos en una
comunión y que quede claro que no hablo de comunión religiosa, sino de compartir la energía, la
capacidad y la información. Compartir la vida es también creatividad, es hacer cosas nuevas en cada
momento. Es por esto que la vida se hace entre todos. Es escribir, cantar, lucir y trabajar, la compartencia
es esencia vivencial, es describir pero, fundamentalmente, intercambiar experiencias, que es la vida de
todos. Desde esta perspectiva, la compartencia es una manera de aprender el mundo y de transformarlo:
una manera de hacerlo. Compartir es abandonar esa vieja ideología homólatra, es la más sana manera
de construir entre todos. (Luna, Jaime; 2007:344).
4
9
los mismos, así como la concurrencia de la mirada de género que me ha permitido
comprender el papel de los roles de género y su importancia en los cargos comunitarios
que tanto hombres como mujeres asumen.
Uno de los hilos conductores de la discusión, gira en torno a la configuración de
los cargos en el ayuntamiento, que son al mismo tiempo para mí, órganos del gobierno
local responsables de administrar el municipio como unidad administrativa. Pretendo
también percibir la manera como la sociedad ha hecho partícipes a las mujeres,
permitiendo o limitando el pleno ejercicio de los derechos a la participación política y
social en una lógica amplia de servicios gratuitos en la cual se inscribe el gobierno local.
En ese sentido planteo algunas otras preguntas, principalmente la relación del
sistema de cargos y el gobierno local, a saber: ¿Cuál es la relación del sistema de
cargos con el sistema de administración municipal y por lo tanto con el Estado? ¿El
sistema de cargos es el gobierno local? ¿De qué manera hombres y mujeres participan
en ello? ¿Cuáles han sido las experiencias personales de las mujeres al participar en
los sistemas de cargos y el gobierno local? ¿Cuáles son los costos políticos y
personales que han afrontado las mujeres al participar en el sistema de cargos? ¿La
participación de las mujeres ha implicado la renegociación de los roles de género o por
el contrario, ha implicado mayores responsabilidades?
Estas dudas serán respondidas a lo largo del documento, pero parto de que
antes que preguntas, son nodos analíticos capaces de conducirnos a reflexiones
profundas que van más allá de lo político; preguntas que están repletas de contenidos
filosóficos del pueblo Ayuujk de Tlahuitoltepec, en los que los asuntos relacionados con
el sexo/género no deben quedar al margen de los problemas sociales y de las
relaciones de poder que existen en los sistemas de cargos y que paulatinamente van
apareciendo en las discusiones académicas.
Regresando al punto nodal del esta tesis, se percibe que el sistema de cargos en
la comunidad tiene una relación primordialmente con los cargos municipales entre los
que destacan la figura de la presidencia, sindicatura, alcaldía, regiduría y otros cargos
administrativos, de ahí reside la importancia de utilizar una palabra y su derivado en
Mixe: “kutunk” “kutunkäjtën”, que manifiesta sin distinción alguna que cualquier persona
que es autoridad es kutunk, esta palabra en realidad devela una construcción social
más profunda que no se circunscribe sólo a los cargos municipales, sino al acto de “dar
un servicio” y legitimado por los diferentes formatos de nombramientos.
10
Como recursos metodológicos de esta tesis, se utilizaron diversas herramientas
de investigación, principalmente la observación participante, la realización de
entrevistas abiertas estructuradas y semiestructuradas a personas claves que fueron
elegidas por muestra, conveniencia y bola de nieve, así mismo recuperé y analicé
información de mi diario de campo. La revisión del archivo municipal, la revisión de
videos, la revisión y análisis de textos mediante el programa de Atlas ti también
formaron parte de mis herramientas metodológicas. Por petición y respeto a la
privacidad de algunas de las personas entrevistadas, se consideró pertinente utilizar
seudónimos. Otras más, quedaron registradas con su nombre original tal como me lo
hicieron saber.
La selección de las personas entrevistadas se realizó bajo el muestreo por juicio y
muestreo por bola de nieve, ya que a medida que avanzaba me di cuenta que debía de
entrevistar a diversas personas que no había considerado; en mi proceso de redacción
de tesis fue necesario regresar a campo para completar la otra parte de las entrevistas
enfocadas a varones. También me auxilié de charlas informales que lejos de ser una
fuente poca valiosa me revelaron datos muy significativos; para este tipo de
acercamientos no se tienen contabilizados los datos exactos sobre cuántas entrevistas
y charlas informales se tuvieron; no así para el caso de las entrevistas
semiestructuradas en el que se entrevistó a diez mujeres y siete hombres. Para el
manejo de análisis comparativos de datos cuantitativos y cualitativos se incorporaron 14
entrevistas, correspondientes a los siete varones y siete de las diez mujeres
entrevistadas.
Todos los ítems y preguntas planteadas anteriormente, encontrarán una
respuesta no necesariamente sólida, pero sí de acercamiento general bajo el siguiente
esquema. En el capítulo uno se abordarán los estudios clásicos sobre el sistema de
cargos en México; en ese mismo apartado se revisan algunas etnografías del sistema
de cargos y la participación de las mujeres en ellos, varios de estos abordajes se
realizan desde la perspectiva de género y dan cuenta de la importancia de la
participación de las mujeres en los mismos, al tiempo que se visibilizan la exclusión de
las mujeres en la teoría clásica de los estudios de los sistemas de cargos. Es en este
mismo capítulo donde se realiza una recopilación de estudios de la región Mixe en el
que se muestran las visiones externas e internas relacionadas con el sistema de
cargos.
11
En el mismo hilo conductor, en el segundo capítulo, desarrollo a manera de un
recorrido histórico, los momentos que han marcado y que inauguran una participación
masiva de las mujeres indígenas en los espacios políticos y sociales en México, y cómo
a partir de diversos contextos históricos, viraron la participación de las mujeres
indígenas en México, de un grupo que se consideraba vulnerable a actoras que se
convirtieron en agentes fundamentales de cambio en los espacios locales municipales
con la incorporación de las demandas colectivas de las mujeres. Como parte también
de este segundo capítulo se recuperan algunas investigaciones que han realizado el
ejercicio de entrecruzar la participación política y social de las mujeres indígenas en el
marco de los sistemas de participación político, social y religioso de los pueblos
indígenas o en el sistema de cargos.
Es en el tercer capítulo donde aterrizo el abordaje geográfico, territorial y político
de la región Mixe y del municipio de Tlahuitoltepec, en esta parte se desarrolla
particularmente la descripción del pueblo Ayuujk; una parte importante desarrolla los
campos donde se ponen en juego los actores políticos sociales o los cargueros o
cargueras como son las festividades.
En el cuarto capítulo se realiza el ejercicio de problematizar las categorías de
“cargueros o cargueras” o de “autoridades”, para tal caso se recuperan los términos del
“kutunk” y “kutunkäjten” de ahí el título del capítulo cuarto. En esta misma parte se
amplían algunos de los principios que obedece el ser “kutunk” en Tlahuitoltepec, quién y
por qué se es “kutunk”, cuáles son las formas de participación en el sistema de cargos,
qué tipos de cargos existen, las etapas de transición de las cargueras o cargueros y los
mecanismos de nombramiento.
En el capítulo quinto, se aborda y se deshila el mecanismo y visibilización de las
mujeres indígenas en el marco del gobierno municipal, inscritos al mismo tiempo en el
sistema de cargos. En esta misma parte se hace un breve recorrido sobre la
participación de las mujeres de Tlahuitoltepec en el sistema de cargos, cómo y desde
cuándo han participado, cuál es la dinámica que existe entre los actores del gobierno
local, el sistema de cargos y la participación de las mujeres; qué cargos ocupan las
mujeres y los hombres en el gobierno local, cómo el estado civil de hombres y mujeres
son determinantes para que ambos participen en espacios del sistema de cargo con
marcadas diferencias y cómo las actividades tradicionales de los roles de género de las
12
mujeres perfila un tipo de participación en el mecanismo de participación local para el
caso de las mujeres.
Finalmente en las reflexiones finales se resumen los hallazgos y las lecciones
aprendidas que arrojaron este proceso de escritura, de diálogo y reflexión, una aventura
que trajo además, ricas experiencias pero sobre todo, comprender que este es México,
estos son los pueblos, y con ellos, son otras formas de servir y comprender la realidad
donde la ciudadanización no debe de pasar ni ser calificada desde un ojo panóptico
cribador de expertos y expertas en el que las vigencias de ciudadanías de primera y de
segunda claro está, obedecen a cuestiones de clase, etnia, raza y género y de un
sistema democrático formal debilitado por la corrupción. Por tanto, abordar la
ciudadanía desde los pueblos y para los pueblos, la participación de las mujeres y el
ejercicio de sus derechos políticos y sociales han de mirarse con ojos críticos no
ahistóricos, donde los derechos a la participación llevan implícita una obligación para el
compartimento de las experiencias y recursos, pero también; llevan miradas críticas
donde la naturalización de la desigualdad de género ya no tiene cabida ante sistemas
opresores de los pueblos y de las mujeres; los cuales han encontrado eco en las
mismas mujeres indígenas irreverentes y disruptivas a su manera.
Resta decir que el propósito de esta tesis es seguir contribuyendo al
ensanchamiento de los diálogos y miradas acerca de la participación de las mujeres
indígenas en los contextos comunitarios. Por otro lado también se busca contribuir a los
estudios de género desde la complejidad de las dinámicas comunitarias y desde las
miradas privilegiadas y críticas a manera de respuesta ante aquellos planteamientos
mecanicistas, impositivos, utilitarios y carentes de fundamentos sobre la idea
generalizada de la supuesta exclusión de la participación de las mujeres en las
comunidades indígenas, que bajo la mirada condescendiente del Estado –no garantes
de derecho- y el discurso victimista, suelen conformar una mancuerna perfecta para el
uso del discurso que pretende ignorar y deslegitimar esta complejidad social en un
México formado por una inmensa variedad de culturas, que de hecho y por derecho
permanecen5.
Se manejan datos que refieren que en 76% de los municipios que se rigen por el sistema de usos
y costumbres se permite votar a las mujeres correspondientes a 317 Municipios y en 38% de los
municipios se permite la participación de las agencias, lo que abarca 158 Municipios respectivamente
(González Oropeza & Martínez Sánchez, 2011:344).
5
13
Otro de los propósitos es seguir contribuyendo a la sistematización de saberes
del Pueblo Mixe y la participación de las mujeres; que dicho sea de paso es un pueblo
privilegiado por su inmensa cultura y como tal, se traduce en un reto mayor en estos
tiempos donde la dinámica y el cambio sociocultural es cada vez más perceptible en
periodos breves. Pongo pues en sus manos este trabajo que intentó escabullirse en las
venas del sistema de cargos que, a veces se atoraba en la corriente no sanguínea de
las charlas, análisis, reflexiones e interpelaciones y luego, se decidía fluir con los
suspiros y acompañamientos del aire, el agua, las nubes, las abuelas, los abuelos, las
mujeres, los hombres, las niñas y niños, las fiestas, la música y la comida, no sin antes
reconocer que ha implicado un ejercicio personal de reencuentro, particularmente el
saber que los conocimientos y saberes locales, comunales hoy son fuente de
estrategias de resistencia ante los embates de las políticas neoliberales.
14
PRIMER CAPÍTULO: EL
ANTROPOLOGÍA MEXICANA
SISTEMA
DE
CARGOS
EN
LA
En esta primera parte se hará un recuento teórico acerca de los estudios clásicos sobre
el sistema de cargos que ha dejado la antropología, visibilizando las bases principales
sobre las cuales también se han realizado aportes sobre la complejidad de éste
componente social; principalmente de comunidades indígenas, sin dejar de apuntar que
tanto en las zonas rurales campesinas y urbanas podemos encontrar también sistemas
de cargos diversos. Para tal caso, esta primera parte estará conformada por varios sub
capitulados: el primero refiere al marco de partida general; el segundo plantea los
estudios acerca del sistema de cargos realizados por antropólogas que se han
interesado en visibilizar la situación y condición de las mujeres en los sistemas de
cargos, luego habremos de encontrarnos con la producción teórica que existe en torno
al tema del sistema de cargos en la región Mixe, para luego cerrar este capítulo con el
aterrizaje de las investigaciones internas que han realizado las y los intelectuales de
Tlahuitoltepec.
Las bases conductoras de la discusión serán las de visibilizar de qué manera en
los planteamientos teóricos aparecen las mujeres al interior del sistemas de cargos, o
en su caso, observar de qué manera se encuentran invisibilizadas, así como en qué
medida en la tradición antropológica, las investigaciones en torno al sistema de cargos
se han realizado desde una perspectiva que busca entender sólo al sistema y estructura
como un ente aparte y no como ordenador de la vida colectiva y social, en el que se
olvida la importancia del papel de las personas, por ejemplo la participación y el papel
determinante de las mujeres en la parte política, en la vida social, religiosa, económica y
ritual que requiere el sistema de cargos para su vigencia, pues tanto las mujeres como
colectivo y el sistema de cargos como un ente vivo, han coexistido a lo largo de los
cambios generacionales, y en los que la condición de las mujeres han cambiado,
muchas de ellas han venido a ocupar cargos de titularidad y por tanto con ello han
obligado a los sistemas de cargos a abrir espacios de participación de las mujeres en
sus más variadas formas y más allá de ser vistos sólo como derechos de las mujeres.
15
I.I MARCO DE PARTIDA GENERAL SOBRE LOS ESTUDIOS DE LOS
SISTEMAS DE CARGOS
No tenemos que desentendernos de que gran parte de las raíces de la antropología
clásica dedicada a los estudios del sistemas del cargos y otros temas, tuvieron sus
orígenes en la antropología Norteamericana mediante sus proyectos de expansión; éste
a su vez, con una notable tradición compartida de la antropología anglosajona mediante
también su expansión colonial hacia el mundo, particularmente en África. Así, la ciencia
colonialista ha aflorado durante varios ciclos en sus primaveras a modo, tal cual nos
muestran los estudios críticos de las ciencias sociales y los estudios feministas. Y en
estas perspectivas críticas, he de enunciar aspectos fundamentales antes de
introducirnos de manera general a los estudios del sistema de cargos: 1) aún existe una
tradición marcada de una visión androcéntrica de las ciencias sociales, aunque
recientemente se habla de investigaciones decoloniales, pero algunas feministas, sobre
todo indígenas dirían que para decolonizar hay que des patriarcalizar, ya sea a la
ecología de saberes y a la sociedad en general, sobre todo, aquellas que sufrieron
procesos de colonización como los Pueblos de la América actual; 2) ¿Cómo hacerle
para que esas desigualdades, algunas instauradas, otras profundizadas con el proceso
de colonización sean vistas desde una mirada crítica en la que las perspectivas
feministas y de género no sólo describan las relaciones tradicionales de género que
enfatizan la necesaria construcción individualizada de las personas para una sociedad
más incluyente y plural, y en la que la reciprocidad, el trabajo solidario, colectivo y
gratuito no tiene cabida tal como en las comunidades indígenas?
En esos cuestionamientos es que se pretende trabajar, lo que Boris Marañón
llama la racionalidad alternativa (Marañón, 2014). Sea como sea, tenemos dos grandes
retos: todos aquellos estudios dedicados a entender las relaciones sociales enmarcadas
en las comunidades indígenas no deben desechar la perspectiva histórica decolonial y
para aquellas revoltosas antropólogas que queremos comprender la naturaleza de las
relaciones humanas, estamos obligadas a desdibujar la idea de las perspectivas
neutrales o esencialistas con sus pinceladas que anotan que las mujeres siempre
hemos participado y mucho, en la cocina, en las religiones, en los rituales, en la crianza
de los hijos y en los cuidados de los padres y maridos; pero que dejan a un lado por
16
comprender qué es eso que determina que las mujeres participemos mayormente en
esos espacios y dinámicas; por qué las mujeres históricamente hemos estado excluidas
en espacios de poder y autoridad y por qué en los sistemas de cargos políticos y
religiosos son los varones generalmente quienes representan a las familias. También
por supuesto es necesario comprender si para una mujer indígena significa la absoluta
violación a sus derechos humanos o en su caso, implica para ellas modos diferentes de
vida en la que las normatividades indígenas tienen un gran reto para su propio
autoanálisis con respecto a las condiciones de vida de las personas, particularmente
mujeres y niñas.
Las feministas estamos obligadas a comprender posibles rutas de participación
en condiciones más igualitarias, incluyentes y diversas de lo colectivo e individual sin
dejar de señalar las tensiones permanentes que existen y sin dejar de denunciar el
androcentrismo, machismo y patriarcado que nos atraviesa por usos y costumbres para
generar nuestros pensamientos y acciones propias. Esta es la mirada que guiará la
discusión que intenta comprender lo complejo que significan las estructuras de
organización social actuales de los Pueblos indígenas, que han sufrido grandes
procesos de encuentros y desencuentros en los procesos históricos.
Evoco a Leif Korsbaek por ser uno de los antropólogos notables y actuales en el
tema de los sistemas de cargos. Este autor nos dice que el sistema de cargos ha sido
caracterizado como la más importante institución social y económica en las
comunidades indígenas de Mesoamérica, y que el centro motriz es el sistema político y
religioso de estas comunidades al tiempo que la jerarquía es virtualmente la estructura
social de un municipio indio (Korsbaek, 1995). Aunque forzosamente habríamos de
remitirnos a la definición clásica y primigenia de Sol Tax; 6
quien partió desde el
abordaje estructural funcionalista, que se aprecia claramente en su artículo “Los
municipios de las tierras altas del medio oeste de Guatemala” publicado en 19377.
El antropólogo Tonatiuh Romero Contreras, refiere a Carlos Noriega Hope como el primero que
comenzó a realizar las descripciones etnográficas en las comunidades indígenas de San Juan
Teotihuacán entre 1918-1919, sin embargo, los hallazgos etnográficos no fueron suficientes para ser el
parteaguas para el inicio de un nuevo curso en la antropología para el estudio de los sistemas de cargos.
6
Inician sus trabajos coordinados por Radcliffe Brown y auspiciados por la Smithsonian Institution
de Washington. El campo de investigación del programa, abarcaba Chiapas, Yucatán, Belice y
Guatemala. Es en Guatemala donde Tax investiga y escribe su famoso trabajo sobre el sistema de
7
17
Describe a las comunidades como sociedades fijas con un toque sincrónico en tanto
municipios como categoría administrativa estatal, como unidades físicas-geográficas, y
como unidades lingüísticas y étnicas. La descripción que el autor hace de los municipios
como unidades hasta cierto punto borra la posibilidad de entender que las normas,
reglas y valores de las instituciones internas y externas se encuentran en movimiento
constante, al grado de que las instituciones vistas como unidades étnicas en cierta
medida aisladas, hace pensar en la imposibilidad de las relaciones interétnicas entre
los municipios de la misma etnia y/ otras culturas. Al interior de los municipios, Sol Tax
nos advertía la existencia de instituciones internas –no llega a hablar del sistema de
cargos- sobrepuestas en el que existía una jerarquía entre los funcionarios seculares de
cada municipio; encontró una jerarquía paralela de los funcionarios religiosos y pudo
destacar que los oficiales eran elegidos y servían bajo una dinámica rotativa que
iniciaba con cargos más bajos y gradualmente los involucrados iban ascendiendo
dentro de un orden, en sus propias palabras concluye que esta organización sigue un
patrón general en el altiplano meso occidental con una clara diferencia ecológica, racial,
cultural y religiosa de cada municipio, lo que resume así:
En síntesis, hay una jerarquía de cargos seculares en cada municipio cuyas
funciones van desde las de un alcalde y juez de paz, hasta los de un conserje y
mensajero y una jerarquía paralela de funcionarios religiosos encargados de los
santos importantes del municipio. Los dignitarios son teóricamente "electos", pero
en realidad siguen un orden, principiando con los cargos más bajos y ascendiendo
por grados; en el ascenso hay una alternancia entre las jerarquías secular y
religiosa, de suerte que las dos están en realidad eslabonadas. Eventualmente, al
pasar todos los cargos, el individuo se convierte en un principal, un patriarca de la
comunidad eximido de servicios adicionales en el pueblo. Hay casi tantas
variaciones de este esquema, en cuanto a detalles, como municipios existen.
(Tax; 1937: 109 en Korsbaek; 1996)
Ver a los municipios como unidades sociales y grupos únicos, permitió al autor
observar que la clasificación de los indígenas se daba por sus municipios, su historia,
mitos, lenguas y dialectos, así como sus propios santos y formas de organización social
y religiosa. Llama la atención la poca importancia que se atribuye al papel de los
cargos The Municipios of the Midwestern Highlands of Guatemala, junto con los primeros alumnos de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia (Korsbaek Leif, Introducción al sistema de cargos, 1996).
18
ejercicios colectivos de responsabilidad para la elección de los cargueros indígenas, es
decir, no se leen mecanismos de legitimización colectiva de las autoridades. Sin juzgar
sincrónicamente, hemos de entender que la tradición de la antropología clásica está
más que presente en el texto; particularmente con la tradición descriptiva de las
culturas, instituciones, dinámicas y actores, y es desde esa tradición que poco se
reflejan los modos y mecanismos de adecuación, resistencia, vigencia y creatividad de
las comunidades indígenas como cuerpo vivo para mantener su identidad cultural y el
ejercicio colectivo de su memoria y existencia histórica. Y es en esa tradición del
ejercicio antropológico marcadamente androcéntrico que no aparecen las mujeres como
actoras vivas y determinantes para la vigencia, resistencia, reinvención de los sistemas
de organización social de las comunidades indígenas, y sólo han pasado a ser parte de
los objetos descritos, por ejemplo sus trajes y atributos fenotípicos:
[…] las mujeres de Chichicastenango parecen ser más bajas y feas que las de
Momostenango, por ejemplo; y las mujeres de Atitlán parecen más delgadas que la
mayoría de las de otros municipios y sus caras tienen una forma malaya. Los
hombres de San Pedro son notoriamente guapos y las mujeres son famosas por su
belleza; puede haber en San Pedro una fuerte mezcla de sangre blanca.
(Introducción al sistema de cargos, Sol Tax: 83, en Leif Korsbaek, 1995)
Pese a que la mirada central del autor fue la descripción de estas unidades y
estructuras de organización, habríamos de apuntar que es aquí donde las personas con
funciones propias y particulares al interior de los sistemas quedan desdibujadas al
tiempo que el abordaje histórico es nulo, que bien podría habernos introducido a la
pregunta de cómo es que se integró un sistema que resume la vida política, religiosa,
económica y social de una comunidad indígena. Aún con los grandes vacíos existentes
acerca de la participación social y política de las mujeres indígenas en las más variadas
formas de organización social de los municipios indígenas en México y especialmente
en Oaxaca, este texto introductorio del Sol Tax, permite inferir sobre las varias
posibilidades de participación social, político y religioso de hombres y de mujeres en
tanto que existe un sin número de comunidades indígenas y no indígenas. Por otro lado
podemos comprender que la organización social de las comunidades indígenas de
Guatemala se complejiza con la estructura del gobierno local en tanto municipio, al
tiempo que conforman una unidad administrativa del gobierno estatal imbricadas con
funcionarios y funciones religiosas.
19
Sin ir más lejos, esto es lo que sucede hoy en las comunidades del pueblo Mixe
de Oaxaca, en las que los municipios indican una diversidad de organización social,
diferencias dialectales, diversidad de formas de organización social, política y religiosa,
es decir, se es “autoridad-kutunk” de diversas maneras y tiene una correspondencia
directa con el número de municipios y agencias que se auto identifican como
étnicamente diferentes. Es en esa misma línea que Etsuko Kuroda como estudiosa
clásica de la cultura Mixe anota que “La categoría primordial de Ia conciencia del
espacio para las gentes de Tlahui y Ayutla es su municipio, una unidad endógama,
donde viven dentro de Ia estructura de parentesco, de un mismo dialecto y las mismas
tradiciones” (Kuroda, 1993: 34) hoy esa unidad cerrada ha ido cambiando a lo largo de
los último años, quedó más que confirmada con el nombramiento de una presidenta no
originaria de Tlahui, quien ocupó el cargo máximo del gobierno local en el año 2012.
Regresando a la cargología ubicamos a otro autor, Frank Cancian (1979), quien
realizó una investigación en Zinacantán Chiapas y define que los sistemas de cargos
han servido para establecer los límites de una comunidad; indica que en la medida en
que un ciudadano varón adulto participa en el sistema de cargos de la comunidad, era
zinacateco. Con este hallazgo quizás habríamos de decir que nuevas categorías para el
análisis del sistema de cargos aparecieron, más cercanas al campo cultural y étnico.
Sin embargo, encontramos que el sistema de cargos descrito por el autor, solamente
los varones adultos participan y en esa medida, se les reconocía como Zinacanteco.
Con esta contundencia, lo que encontramos es que Frank Cancián ignora la
participación de las mujeres indígenas como actoras relevantes del entramado cultural
sobre la cual descansa la configuración étnica, significa también que el abordaje de las
dinámicas sociales, políticas, religiosas, culturas y económicas de las comunidades
indígenas vistas como sistemas y estructuras políticas, vacían la parte procesual e
histórica de las comunidades y pueblos indígenas que tienen maneras propias de
organización frente al Estado y al interior de los mismos.
Al igual que Sol Tax (1937), Frank Cancian encontró que en el sistema de
cargos en Zinacantán se instituía un recorrido individualizado de las personas, de
manera tal que iban ascendiendo en la jerarquía del sistema a lo largo de sus vidas
hasta llegar a ser principales, a diferencia de aquellas personas que no asumían cargos
encomendados – y aquí se encuentran las mujeres y la niñez-. El antropólogo daba
cuenta que numéricamente, eran pocas las personas que no participaban y eran
20
ubicadas en el escalón más bajo junto con otros sectores debido a las condiciones de
pobreza y precariedad. Sin embargo, ello no era la única excepción; curanderos y
líderes políticos también tenían impedimentos para participar debido a sus múltiples
actividades. La visión economicista del autor acerca del sistema de cargos en
Zinacantán es manifiesta cuando llega a observar que la participación dejaba a las
familias en aprietos económicos, principalmente con las deudas. El autor encontró que
los cargos de mayor reconocimiento tienen una correlación directa con el prestigio
económico de las personas, pues tener un cargo en Zinacantán implica gastos
considerables por cada carguero, lo que paralelamente les confiere un mayor prestigio y
refuerzo de los compromisos internos con valores propios de la comunidad. Cobra
interés aquí cuando el autor considera que el sistema de cargos permite la reducción de
conflictos y que logra mantener los esquemas de parentesco de la comunidad, lo mismo
cuando anota que genera las condiciones para la integración de la comunidad mediante
la reunión de las personas comprometidas en la realización de sus obligaciones rituales
y la asistencia a las fiestas. Así pues, el sistema de cargos proporciona para el
antropólogo “las normas según las cuales un hombre puede elevar su imagen pública y,
de este modo, ayuda a reducir al mínimo la innovación y competencia que son
potencialmente separatistas o desintegradoras” (Cancian, 1979:171).
El dueto económico-social de la visión de Frank Cancian, abona a la ampliación
de la mirada sobre el sistema de cargos: por un lado una incipiente mirada a la parte
étnica en tanto el cargo como proceso legitimador de pertenencia y el cargo como
dinamizador de las normas que permite la socialización del individuo, finalmente se
tiene una estructura que se rige, es atravesada y condicionada por las dinámicas
económicas. También es necesario prestar atención sobre la ausencia de una mirada
tanto histórica y política sobre lo que hoy llamamos sistemas de cargos, y en esa
medida es que se excluyen los contextos históricos como los casos concretos de los
cambios generacionales de la condición social y política de hombres y mujeres
indígenas junto con sus comunidades, en el que el racismo estructural y discriminación
por género, clase, etnia, sexo y raza no han permitido reconocer el papel determinante
de las mujeres para la vigencia o transformación de las formas de organización social y
política de las comunidades y pueblos indígenas, mucho menos encontramos indicios
acerca de cómo los Pueblos y comunidades indígenas han afrontado con toda las
21
vicisitudes, las políticas normativas de la administración de la vida local de las
comunidades.
Quizá el autor que cambia su abordaje y trae un nuevo sabor de boca a raíz de la
ausencia de la perspectiva histórica que se les había dado a los estudios sobre el
sistema de cargos hasta la década del 70, sea Pedro Carrasco (1979) quien considera
que el sistema de cargos es la continuidad de las organizaciones políticas de las
sociedades precolombinas, el autor argumenta que con la invasión española los
sistemas de organización política y social de las comunidades indígenas, sobre todo
basados en la trayectoria de ascenso social mediante el comercio, el sacerdocio y la
guerra, habrían de sufrir cambios mediante la imbricación gradual entre el sistema de
escalas, la administración municipal española y la imposición religiosa del catolicismo.
De ahí que el autor detecte similitudes entre la organización de las comunidades
indígenas y el sistema municipal español. Parte también de una hipótesis que postula
que “la administración municipal y las cofradías católicas se reconstituyeron y
canalizaron según los rasgos principales de la estructura ceremonial y política indígena”
(Carrasco, 1979:334).
Bajo este precepto el autor argumenta que estos restablecimientos estaban
directamente ligados a la continuación directa de los cargos de niveles inferiores de la
organización indígena como la figura del topil. Del lado religioso, los jóvenes pasaron a
ser útiles para tareas serviles en la iglesia, de la misma forma que apoyaban al
sacerdote precolombino, anota:
En los niveles medio y alto de la jerarquía, la introducción del sistema español de
administración municipal tuvo como consecuencia lo que llamaré el gobierno dual,
es decir, que el antiguo grupo dominante continuó en el poder al mismo tiempo que
los funcionarios del recién introducido sistema eran a su debido tiempo elegidos, y
ambos grupos de funcionarios unidos constituyeron el cuerpo administrativo de la
ciudad […] aunque los nuevos cargos eran de duración anual y tenían prohibida la
reelección durante los dos años siguientes, existen pruebas claras de que el mismo
grupo de personas disponían repetidamente de todos los altos cargos de la nueva
administración, alternándose entre ellos (Carrasco, 1979:334).
Pedro Carrasco (1979) también apunta que la eliminación de la nobleza indígena
como grupo diferenciado permitió la posibilidad de participación de todos los habitantes.
22
A diferencia de los autores anteriores, el antropólogo le da un énfasis especial al
patronazgo de ceremonias, el cual según él, se extendió mediante las fiestas y el
patrocinio de las funciones religiosas del catolicismo. El sistema de cargos para
Carrasco es por tanto, la tradición de estos procesos coloniales que han dado lugar a
El autor manifiesta –
una reconfiguración que deja sentir el legado precolombino.
retomando los hallazgos de Sol Tax y Frank Cancian- algunos rasgos del sistema de
cargos de la siguiente manera:
…] una jerarquía ordenada conforme a rango y línea de autoridad, b) es un
sistema tradicional o consuetudinario no […] exactamente igual al gobierno local
[…] constituido según la ley municipal; c) los puestos son generalmente por un año
o al menos por un periodo corto, y no hay reelección; d) los cargos están
dispuestos en una escala y se deben de ocupar en un orden determinado… [a
cuyo término, y luego de cubrirlos todos, se adquiere el grado de anciano,
principal, pasado o cabildo]; e) la escala combina puestos civiles y religiosos de
modo que los participantes alternan unos con otros[…] no existe una separación
entre la iglesia y el estado; f) la participación en la escala de cargos está abierta a
todos los miembros de la comunidad; g) cuando la comunidad está dividida en
barrios, hay alternancia […] entre los representantes de cada uno de ellos; h) hay
patrocinio individual […], el funcionario […] debe sufragar gastos para convites y
ceremonias religiosas durante el ejercicio de su cargos o como requisito para
ocuparlo; i) dichos gastos sustraen recursos de la posible acumulación de bienes
materiales o de la inversión en actividades productivas, pero aumentan el prestigio
del patrocinador (Carrasco, 1990:307 en Topete, 2005 (a): 92-93]
Si bien, la parte etnohistórica del sistema de cargos de Carrasco, refrescó el
corte sincrónico de la antropología clásica, también es cierto que muchos de los
acercamientos a las formas de organización social en las comunidades indígenas tienen
bases fundamentalmente históricos de la región y cultura mesoamericana como la obra
de Eric Wolf (1967) en el que si bien, no se hace un estudio detallado de las
organizaciones políticas y sociales, el autor lanza algunas rutas de abordaje;
particularmente,
enfatiza
acerca
de
los
cambios
que
vivieron
los
pueblos
mesoamericanos a raíz de la colonia. Wolf encuentra que el poder de los sacerdotes de
las comunidades indígenas residía en el poder ideológico de los pueblos
23
precolombinos, además de eso, los sacerdotes eran administradores y organizadores
de fuerzas agrícolas y administraban la tierra. En esas estructuras de administración
social, cultural y económica de los pueblos precolombinos, es que la labor misionera del
siglo XVI de los frailes españoles, se convirtieron en la vanguardia que solidificó las
bases de los esfuerzos religiosos del catolicismo, que instalados dentro de las iglesias y
en las partes centrales de las tierra conquistadas, adoptaron una misión de penetración
y donde el control político español logró ser mucho más fuerte y estratégico frente a los
sacerdotes y autoridades indígenas y frente las tácticas militares de la colonia (Eric
Wolf, 1967:156).
Más reciente y más allá de la postura política indigenista como la de Aguirre
Beltrán, quien en su libro: Formas de gobierno indígena, hace evidente el desarrollo de
su andamiaje teórico para las políticas indigenista en busca de la integración del indio
inculto a la nación mexicana, ubicamos a Guillermo Bonfil (1990), quien desde una
antropología crítica mexicana, trajo a discusión abiertamente
el problema de la
herencia colonial, hecho manifiesto en su libro México profundo, una civilización
negada. Este libro clásico para el abordaje examinador de los asuntos indígenas, habrá
de dejar en claro que los problemas de los Pueblos Indígenas y de México, son un
problema heredado de la colonia que ha buscado borrar el arcoíris de paradigmas
culturales que hoy conforman a México, como un intento de olvidar y borrar la propia
historia de lo que hoy es la nación mexicana. En palabras suyas advirtió que:
La dominación colonial ha tenido efectos profundos en todos los ámbito de la vida
indígena: ha constreñido su cultura propia, ha impuestos rasgos ajenos, ha
despojado a los pueblos de recursos y elementos culturales que forman parte de un
patrimonio histórico, ha provocado formas muy variadas de resistencia, ha intentado
por todos los caminos asegurar la sujeción del colonizado, más efectiva cuanto más
se convenza éste de su propia inferioridad frente al colonizador (Bonfil Batalla,
2001:48-49)
Para el autor, significa que la herencia de la dominación colonial intentó -y sigue
intentando- de manera sistemática, la destrucción de las formas y niveles de
organización social más amplios de las comunidades, reduciendo el papel y la
importancia de la población indígena en el ámbito local:
24
Esta atomización de los pueblos indios originales ha tenido efecto en el desarrollo
de la civilización mesoamericana, y también ha provocado que se refuerce la
identidad local, en detrimento de la identidad social más amplia que corresponde a
la organización social de los pueblos antes de la invasión europea (Bonfil, Batalla:
2001; 50).
De ninguna manera sería descabellado pensar que los municipios mixes,
tuvieron que abandonar esta organización social del que habla el autor. El último
registro de atomización fue con la entrada del Programa de Certificación de Derechos
Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE), en el que los únicos cinco municipios
Mixes mancomunados firmaron la disolución en el 2005 con el registro de las
mediciones del deslinde de los pueblos mancomunados con el discurso legitimador de
resolución
de
conflictos
de
linderos
territoriales
intermunicipales,
borrando
perversamente las herencias y fuerzas colectivas que estas formas de organización
territorial representaban (Plan Territorial de Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca, 2011:11).
Hasta ahora poca crítica hemos encontrado acerca de lo que ha representado la
colonialidad en los sistemas de cargos en tanto campos políticos de concretización de
relaciones de saberes y filosofías de los gobiernos indígenas y no indígenas y desde
paradigmas diferenciados. Y es aquí que parafraseamos lo que la boliviana Julieta
Paredes ha denominado el entronque patriarcal, es decir; cómo es que dos formas de
administración social, política, económica y cultural
(nuevo y viejo mundo) para
gobernar, se encontraron para establecer sobre sus propias bases, nuevas formas de
organizaciones sociales que pudieron permitir y legitimar el racismo y discriminación
contra las comunidades indígenas, contra los hombres, mujeres, niños, jóvenes,
ancianos indígenas y por otro lado, cómo es que en tanto pueblos Mixes, Zapotecos,
Seris, Purépechas resistieron al embate colonial mediante la forzosa creatividad
colectiva para mantener el espíritu étnico de sus pueblos e instituciones políticas. Aquí
es donde encuentra sentido el racismo, discriminación, sexismo y clasismo,
experimentado de manera diferenciada entre “autoridades municipales” indígenas y no
indígenas, ya sea que éstos rijan su vida política social mediante el sistema de cargos o
no. Es aquí también, donde la visión sólo de derechos humanos no encuentra eco, pues
se ignora que la violación a los Derechos colectivos e individuales de los Pueblos,
25
mujeres y hombres Indígenas ya sea al interior y exterior de las mismas comunidades
también son el legado del racismo y clasismo colonial fulminante, sustentados en la
ideología discriminatoria por la clase, raza, sexo, etnia y adulto céntrica.
Aun actualmente, los y las estudiosas del sistema de cargos poco se han referido
al espíritu político de reivindicación étnica de estas formas de gobierno local; o del lado
contrario, encontramos aquellos estudios que se han acercado más desde el punto de
vista de participación social encargándose de enunciar la violación de los derechos de
las mujeres indígenas al interior de sus comunidades así como de visibilizar los grandes
retos que significa para una mujer ser autoridad comunitaria, sea dentro del sistema de
cargos o no.
Si bien, nos queda claramente definido que lo que hoy existe en el mundo
indígena no se encuentra en su pureza total, cierto es que tampoco son estructuras
inamovibles y poco cambiantes, es decir, que si en el mundo indígena la parte vivencial
y el espíritu vivo de las cosas tiene importancia, las organizaciones colectivas también
lo tienen, particularmente porque representan el espíritu y el mecanismo que da
vigencia y fortaleza a la etnicidad indígena. Inclusive, las organizaciones sociales y
políticas mediante el sistema de cargos a veces pasan o son parte del proyecto político
local, municipal e intermunicipal para la reivindicación y resistencia política y el derecho
a la diferencia, y es ahí donde también se colocan las mujeres indígenas. Es desde ahí
que los exponentes actuales sobre los sistemas de cargos siguen teniendo este gran
vacío crítico, aunque algunos han abonado de manera introductorio la parte étnica al
sistema de cargos. Así encontramos que nuevamente Leif Korsbaek (2008), recoge
algunos de los postulados de Pedro Carrasco sin mayor crítica para luego dejar
asentado que el sistema de cargos es un mecanismo de legitimación étnica de carácter
colectivo. Acerca del sistema de cargos, lo describe de la siguiente manera:
Un número de oficios que están claramente definidos como tales y que se rotan
entre los miembros de la comunidad quienes asumen un oficio por un periodo corto
de tiempo después de lo cual se retiran a su vida normal por un largo periodo de
tiempo. Los oficios están ordenados jerárquicamente y el sistema de cargos
comprende a todos [o casi todos] los miembros de la comunidad. Los cargueros no
reciben pago alguno durante su periodo de servicio, por el contrario, muy a menudo
el cargo significa un costo considerable en tiempo, de trabajo perdido y en gastos en
26
dinero en efectivo, pero como compensación el cargo confiere al responsable un
gran prestigio en la comunidad. El sistema de cargos comprende dos jerarquías
separadas, una política y una religiosa, pero las dos jerarquías están íntimamente
relacionadas, y después de haber asumido los cargos más importantes del sistema
un miembro de la comunidad es considerado como “pasado” o “principal” (Korsbaek,
en; Cámara, 2008:182).
Korsbaek también precisa una diferencia entre los tipos de cargos y anota que
“[…] los cargos religiosos son invariablemente sin remuneración, mientras que los
cargos civiles y constitucionales frecuentemente llevan una remuneración económica,
según las disposiciones legales” (Korsbaek; 2008:43), aunque en esta diferencia que
establece, se refiere particularmente a las comunidades del valle de México. En ellas
existen dos jerarquías que no están integradas, a saber: las cívicas y las religiosas; esto
hace justo anotar que como bien lo dice el mismo autor, la idea del típico sistema de
cargos sólo retomaba las variabilidades de los sistemas de cargos de Chiapas,
Guatemala y Oaxaca, donde ambas jerarquías se encuentran relacionadas. Hoy por
hoy, podemos hablar de regionalizaciones y variabilidades de los sistemas de cargos lo
cual evita inferir sistemas anómalos a partir del “típico sistemas de cargos”.
A manera de respuesta y desde una mirada más amplia, es aquí donde Korsbaek
advierte a los diversos abordajes de la cargología antropológica que:
Mientras que es muy seguro postular que el sistema de cargos definitivamente no
garantiza la equitativa distribución de los recursos y los ingresos a las
comunidades indígenas y así mismo sostener que no es una institución que
asegure la democracia, hay que tener más cuidado antes de negar que el sistema
de cargos sea la institución que cristalice y exprese la identidad étnica y
comunitaria (Korsbaek, 2008:48).
Contrario a Leif Korsbaek, Saúl Millán (2005) define que los sistemas de cargos
carecen de un modelo paradigmático a partir del cual se pueda inferir anomalías en los
modelos restantes. Crítico del abordaje estructural funcionalista del sistema de cargos,
al tener como tradición la proyección de una institución uniforme, su malestar por
supuesto, lo lleva a criticar a los estudiosos del sistema de cargos con marcadas
tradiciones de la escuela británica con los estudios de grupos corporados como los
27
linajes africanos. De ahí que enuncia el esfuerzo comparativo que se ha hecho de los
linajes con los sistemas de cargos. El interés de Millán es:
[…] advertir que el sistema no se limita a establecer relaciones de causalidad entre la
jerarquía y la comunidad, sino también proporciona un marco clasificatorio donde las
categorías sociales pueden expresarse […] Por un lado, la división que separa a aquellos
que no participan directamente en los cargos comunitarios como es el caso de las
mujeres y los niños y aquellos que, por su género y su edad son candidatos potenciales a
ocuparlos (Millán, 2005: 232-233).
Con base en su propuesta clasificatoria de cargos, Millán propone que es
necesario entender a los sistemas de cargos como expresiones locales de una
institución que se caracteriza tanto por sus semejanzas como por sus adaptaciones y
que da la posibilidad de una configuración étnica y cultural. Finalmente es evidente en
el antropólogo el disgusto por el abandono de la propuesta de los hechos sociales
totales del sociólogo francés Marcel Mauss en la que la interpelación y la interrelación
entre los aspectos sociales, históricos, culturales, psicológicos, físicos son hecho
sociales y dentro del cual, el antropólogo participante de su propio objeto de
observación y estudioso de los temas tendría que sumar su perspectiva individual y
social para llegar a comprender al hecho social total sin necesidad de parcelar los
campos de estudio.
Como propuesta ante la idea de que el sistema de cargos es un medio de
preservación de la reproducción comunitaria, propone el abordaje simbólico que
desmonta la visión jerarquizada y funcional de una sociedad, para dar cabida a un
abordaje de sistemas de representaciones que proyecta y elabora el contenido y la
condición de formación de las diversas instituciones como lo es el sistema de cargos.
Aquí lo que habríamos de anotar, es que postular que el sistema sea un mecanismo de
clasificación, borra la posibilidad de ver al sistema de cargos desde una mirada crítica e
histórica más amplia. En ese sentido sería necesario plantearnos cuál es la ideología –
sea política, económica, de género- que preservan los sistemas de cargos para
clasificar de tal o cual manera la participación activa o pasiva, un ejemplo particular son
los lugares que ocupan las mujeres y los niños; al mismo tiempo, tendríamos que
plantearnos cómo es que se configuran esos sistemas de representaciones; qué papel
28
ha jugado la política colonial, mediante la imposición y transformación de las religiones
indígenas y sus formas de gobierno; pues que como es sabido, los pueblos indígenas
han vivido experiencias que han marcado el rumbo político, étnico y religioso de sus
vidas, en el que la cosmovisión sigue vigente no en su pureza total, sino con una
marcada influencia de occidente.
Otro autor no muy convencido del “típico sistema de cargos” es Hilario Topete
(2005b) –aunque su postulante ya ha apuntado que sólo son típicos en las regiones del
sur del país- quien a diferencia de la idea del “sistema de cargos” se orienta a la
pluralidad de los “sistemas de cargos”. Para el autor, el sistema de cargos podía haber
tenido diversos rostros: el de una jerarquía cívico-religiosa u organización políticoceremonial y simplemente el de un sistema de cargos religiosos; es decir, una jerarquía
laica (dispuesta en escalafón ascendente) para efectos del ceremonial, encargada de
las cuestiones religiosas, articulada con —subordinada a, coordinada con, o
subordinando a— puestos del orden civil; en ambos casos para el autor se trata de
verdaderos sistemas de cargos toda vez que, “sistema de cargos”, en tanto sistema y
como categoría política, tomaba parte de su razón de ser en relaciones de poder
institucionalmente jerarquizadas (Topete, 2005a:94-95).
El mismo autor, desde su
propuesta de la diversidad del sistema de cargos, menciona que:
[…] es menester hacer énfasis en que el conjunto de oficios jerarquizados es una
estrategia mediante la cual los miembros de una comunidad hacen posible la
realización de ciclos ceremoniales que coadyuvan a la conformación de
identidades, que dan coherencia, sentido a la vida cotidiana de una comunidad
mediante procesos como la reafirmación de estatus y roles entre otros y, en
última instancia, proporciona a los involucrados, sentido de la existencia misma.
Por otro lado, el soporte del sistema descansa, aunque no exclusivamente, […]
en una compleja red de relaciones sociales (estructura social), no exentas de
poder, debidamente normada, que atraviesan y son atravesadas por una serie de
fracturas y constantes reelaboraciones en el seno de las propias comunidades
[…] La institución es un ingrediente de la organización social comunitaria que no
necesariamente se constituye como jerarquía cívico-religiosa, como muchos
estudiosos han creído; el sistema de cargos, merced a la separación de la Iglesia
y el Estado, en muchas comunidades se ha recluido en el ámbito religioso
conformando sistemas de cargos religiosos allí donde existía algún sistema
29
escalafonario alternado […] Pero separación no significa necesariamente
aislamiento ni oposición: en muchas otras comunidades podemos observar que
entre los puestos y los cargos cívicos y los cargos religiosos existe cierta
articulación. Ésta es posible mediante la inserción de autoridades oficiales en la
urdimbre de cargos ceremoniales o mediante la normatividad comunitaria que
transita subrepticiamente de manera no oficial entre el sistema y los diversos
puestos político-administrativos, normados a su vez por las leyes reglamentarias
del artículo 115 constitucional (Topete, 2005b:102).
La visión social, cultural y ligeramente política de Hilario Topete, le permite
abordar en la región purépecha de Michoacán, el pintekua como una etno categoría que
le resulta crucial para entender el sistema de cargos de la región. Como veremos más
adelante, es en ese mismo sentido que hago uso de varias categorías Ayuujk que
develan el sentido de los cargos comunitarios en Tlahuitoltepec; la palabra kutunk y
kutunkäjtën, ambas palabras sustantivo y verbo del estar y ser kutunk, denotan y
encierran las bases del actuar político y filosófico que en teoría, cada carguero o
carguera asume y comprende; al mismo tiempo, con ambas palabras se enuncia la
naturaleza de todos los cargos
Una reflexión del sistema de cargos en torno al poder, también es abordada por
Topete, reconoce las relaciones posicionales entre las personas de la colectividad en
los siguientes términos:
[…] Cada paso, en la escala posicional, requiere del cumplimiento de una serie de
normas, formalidades y rituales que lo hacen posible. Cuando todo ello se cumple y es
legitimado por la comunidad, ésta recompensa al carguero con una dosis de prestigio. El
prestigio, en este caso, refiere a una cierta preeminencia adquirida, a una dosis de poder
diferencial sobre las acciones de otras a merced a que éstos así lo deciden por motivos
de lo más variopinto. En el accionar del sistema de cargos, así como del gobierno local y
de la organización comunitaria para el ceremonial, el prestigio […] es también, en cierto
sentido y por el contrario, una resultante y no un instrumento para la acción (Topete Lara,
2005: 297).
Lo que el autor describe es lo que en Tlahuitoltepec también se puede observar.
Los gustos por el cargo, la aparición de los santos en los sueños de los cargueros que
30
el autor encuentra, no necesariamente son horizontes para la búsqueda del prestigio.
Casos de obligatoriedad como ejercicio de ciudadanía local, por compromiso y presión
familiar, por gusto, por compartencia, por hacer fiesta en grande, son quizás algunas de
las razones que en Tlahuitoltepec bien pueden hallarse.
El breve recorrido hasta ahora, muestra el gran cuerpo teórico con relación a los
sistemas de cargos y la tradición estructuralista que permea. Y es ahí donde el campo
de lo político y la política como mecanismos inseparables forman parte también de las
dinámicas sociales, visión desde la cual se tiene un gran laberinto por trabajar y en el
que las y los actores que le dan vida y movimiento a la estructura y sistemas de cargos,
no sólo deben ser abordados como actores aislados, sino que existe una relación
inseparable con los contextos históricos y sobre ellos, las configuraciones de las
relaciones sociales, políticas, económicas, religiosas y de género vigentes en las
comunidades, pues no se debe de perder de vista que actualmente el sentido y rumbo
de los cambios y conflictos sociales es a raíz de la vigencia y poca compatibilidad entre
las políticas comunales y las políticas coloniales que se sujetaron en la ideología de la
monarquía occidental para luego tomar la investidura de la democracia formal liberal,
ambas machistas y androcéntricas.
Es en ese vacío también que se observa la ausencia concreta sobre la manera
en que las personas indígenas, -mujeres, hombres, la población infantil, juvenil y de la
tercera edad- viven, entienden y se relacionan a partir del sistema de cargos para darle
sentido a la vida colectiva sobre la cual rige la dinámica de la comunalización de las
cosas, actividades, responsabilidades y las normas jurídicas.
Y buscando estos acercamientos, es que en el siguiente apartado saltamos de la
ausencia de las mujeres en los sistemas de cargos a la paulatina visibilización de las
mismas. Esto por un lado nos permite ver desde la antropología, el lugar que las
mujeres indígenas han ocupado en los hallazgos y descripciones de las antropólogas y
de qué manera se ha criticado o no los estudios tradicionales de los sistemas de cargos
y si el entrecruce de la perspectiva de género desmonta la idea de un sistema
anacrónico y machista.
31
I.II MUJERES EN EL SISTEMA DE CARGOS EN MÉXICO: ALGUNAS NOTAS
ETNOGRÁFICAS CLÁSICAS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Siguiendo a los estudiosos clásicos de la cargología, Desirée Bonardel Chaparro en un
texto de su autoría y con un título que enuncia puntualmente el vacío que existe en los
estudios de los sistemas de cargos, escribe “La ausencia femenina en la teoría de
cargos”; una reflexión que hace la autora a propósito de los vacíos que encuentra
durante el proceso de elaboración de su tesis de licenciatura con respecto a la
participación de las mujeres en los cargos cívico-religiosos en una comunidad otomí en
el Estado de México. En su revisión se percató de dos cosas: que la presencia de las
mujeres en las definiciones es nula y la teoría del sistema de cargos en los estudios
clásicos y contemporáneos no ha mostrado interés alguno para el abordaje desde la
perspectiva de género (Bonardel, 2015)8.
Con procesos y preguntas similares me he encontrado ¿Qué hay acerca de la
presencia de las mujeres en los estudios del sistema de cargos? Desde el gremio de la
antropología jurídica y política, las investigaciones siguen siendo limitadas; las pocas
que existen hoy son muy significativas porque han logrado que varias estudiosas sobre
la participación de las mujeres en los sistemas de cargos puedan contar con
planteamientos importantes sobre los cuales se han complejizado los estudios,
particularmente el abordaje desde la perspectiva de género. De ahí que, más que
aportes desde la corriente teórica de la cargología, he encontrado algunos hilos
conductores que las descripciones etnográficas han visibilizado; por ejemplo la
presencia y las responsabilidades de las mujeres son descritas en las organizaciones
civiles y religiosas de las comunidades, discurso en el cual muchas veces los aportes
analíticos quedan en el plano de las etnografías.
Comienzo con una publicación realizada en 1983, primero en inglés y después
en español. Etsuko Kuroda (1993) logra realizar una de las primeras etnografías
detalladas en dos municipios Mixes en el Estado de Oaxaca: Tlahuitoltepec y Ayutla
Mixe respectivamente. La antropóloga imprime en su trabajo la historia y vida cotidiana
de los pobladores de Tlahui como se conoce el municipio en la región (en adelante
Tlahui) y Ayutla, este documento es producto de una investigación realizada en la
Este texto se puede consultar en el siguiente enlace:
http://www.academia.edu/1607837/La_ausencia_femenina_en_la_Teor%C3%ADa_de_cargos.
8
32
década del 70. Entre los capitulados de su trabajo, uno versa acerca de la organización
social de Tlahui, y la aparición de las mujeres en la descripción etnográfica confirma lo
que Bonardel señala y es que “las mujeres siempre hemos estado ahí”.
Etsuko Kuroda (1993) divide en dos categorías los cargos tradicionales, el
primero referido a los cargos por jerarquía dentro de las cuales se encuentran los
religiosos y civiles; el segundo se refiere a los especialistas fuera de la jerarquía. En
este sistema de cargos que describió la antropóloga, las mujeres ya figuraban, aunque
algunas, como integrantes no plenas de la comunidad. Con esto, pareciera confirmarse
también lo que otras estudiosas han encontrado acerca de la participación política y
social de las mujeres indígenas al interior de sus comunidades: “las solteras no son
tratadas como miembros plenos de la comunidad, puesto que no participan del tequio o
pagan impuestos. Como compensación de estas omisiones, tienen la obligación de
comprar fuegos artificiales para las fiestas de los santos mayores” (Kuroda, 1993:103).
En la participación de las mujeres, particularmente en las fiestas religiosas en Tlahui;
para la autora no necesariamente subyacía la búsqueda de un prestigio social
femenino, contrario a ello, las mujeres que participaban lo hacían en torno a una
sanción, reconocimiento, aceptación y aprobación social a su maternidad y a su
soltería.
En ese mismo tenor, Kuroda describe cómo las autoridades municipales,
representadas por el presidente municipal, síndico y alcalde, imponían a las mujeres
cargos que si no se aceptaban, estaban condenadas a recibir castigos que consistían
en multas y cárcel9.
El pago de las misas y la elaboración de alimentos para los
músicos y la compra de fuegos artificiales en las fiestas, recaían en las mujeres solteras
mayores de 25 años. El grupo de mujeres elegidas que tenían que cooperar
económicamente con gastos equitativos y con mano de obra, se veían obligadas a
buscar dinero con la vendimia de los productos locales (cosechas, terrenos, animales,
leñas) principalmente las cosechas del campo y unas cuantas salían a trabajar fuera de
la comunidad.
Las mujeres molineras que eran nombradas por el fiscal para ayudante en la
casa parroquial (casa-hogar del cura), no podían evadir el nombramiento dado que eran
cargos impuestos directamente por las autoridades de alta jerarquía (municipales);
El encarcelamiento era una de las sanciones más comunes junto con la multa. Hoy la multa se
sobrepone sobre el encarcelamiento cuando de cargos se trata.
9
33
estos mecanismos reforzaban la presión social sobre ellas, principalmente porque el
cargo para las mujeres era al mismo tiempo una obligación, un mecanismo de
reconocimiento social y un castigo. Contrariamente a lo que se pudiera pensar, en las
asambleas la antropóloga observaba que las mujeres participaban en la elección
levantando sus manos más activamente que los hombres y se aventuró a decir que
entre 1973 y 1974, Tlahui, constituía un buen ejemplo de la democracia de una
pequeña comunidad (Kuroda, 1993: 241- 242).
“We are mayordomos”: a reinterpretation of women's roles in the Mexican cargos
system, de Holly F Mathews (1985) daba cuenta que el movimiento feminista de las
décadas del 60 y 70, había dejado un gran legado para que las antropólogas tomaran
en sus manos la responsabilidad de visibilizar y llenar los vacíos que el sesgo
masculino en la etnografía había impreso, principalmente en campos prácticos donde
los roles de las mujeres brillaban por su ausencia en las descripciones etnográficas 10.
En esa línea, la antropóloga realizó una investigación acerca de la participación
femenina en la que no sólo se limitó en los estudios que las feministas habían
impulsado acerca de los espacios privados y públicos que ocupaban mujeres y
hombres, sino que se aventuró a analizar la unidad familiar sobre la cual recaían en
gran medida el trabajo y sustento del carguero. En ese sentido, F. Mathews encontró
funciones paralelas entre las mujeres y hombres, desde las cuales se compartían el
título de los cargos y las obligaciones. Sin embargo, encontró que los cargos civiles
(dentro de los cuales se encontraban los cargos municipales) recaían en una sola
persona; esta lógica de participación se sustentaba sobre las habilidades y bienes que
debían de tener las personas, entendidas como recursos de garantía para una
participación activa, de los cuales, las mujeres en gran medida carecían (poder
Quizás uno de los textos antropológicos pioneros acerca de las atribuciones sociales entre
hombres y mujeres en culturas diferentes fue publicado por Margaret Mead en 1973, en éste, la autora
daba cuenta que cada cultura institucionaliza de manera diversa los papeles de hombres y mujeres en
que la edad y el sexo son factores importantes. Herietta L. Moore (1999) por su parte, precisa que el
tratamiento etnográfico en la tradición antropológica ha tenido problemas con la representación
androcéntrica acerca de las mujeres, tergiversado por una serie de suposiciones y expectativas del
antropólogo acerca de las relaciones entre hombres y mujeres. Considera que el efecto distorsionador de
la sociedad de estudio, también puede encontrarse –en muchos de los casos- en la consideración de que
la mujer está subordinada al hombre y será esta relación entre los dos sexos la que probablemente se
transmita al antropólogo encuestador. Patricia Castañeda Salgado (2006) en un artículo, coloca una
discusión acerca de las aportaciones más significativas que han hecho las antropólogas, principalmente
por las visibilización de la diversidad de arreglos culturales del ser mujer y hombre que han encontrado.
10
34
económico, escolaridad entre otros). De esa manera, la participación masculina tenía
una mayor presencia, principalmente si se tomaba en cuenta los recursos y habilidades;
quedando al margen la participación de las mujeres de las decisiones y participaciones
públicas.
F. Mathews logra visibilizar que los espacios públicos y privados de los roles de
género no se encuentran polarizadas ni opuestos, esto es, que ambos se condicionan
para compartir un título que la comunidad le otorga a la familia, representada por el
varón y por la mujer desde los espacios tradicionales que se ocupan por los roles de
género. En cierta medida lo que podemos leer es la tensión permanente que el
feminismo y la antropología encuentran entre el protagonismo individual, el papel
colectivo de los mismos protagonismos y la inequidad social entre hombres y mujeres
indígenas. También lo que en cierta medida se enuncia es que la participación
individual de los varones en los cargos públicos, revela que las posibilidades
diferenciadas que se generan a partir de una condición de sexo-género, permiten o
limitan la participación social en otros campos y diferenciados de mujeres y hombres.
Casi en la misma línea, Lynn Sthephen (1998) observaba acerca del papel de la
mujer Zapoteca del Valle de Oaxaca, específicamente en la fiesta y en el sistema de
cargos. Durante su trabajo de campo en 1991, la antropóloga observó que la vida
política local de Teotitlán del Valle tenía una estrecha relación con las ritualidades
locales. Encontró que el sistema de cargos religiosos de Teotitlán, funcionaba como
andamiaje principal para la propulsión de la vida ceremonial, el desarrollo del prestigio y
el acceso a la participación política. El proceso de separación que encontró en esta
comunidad zapoteca entre los sistemas religiosos y los sistemas de participación civil
(política), estaba preparando el mismo escenario que en el caso anterior, en el que los
puestos religiosos se perfilaban para la población femenina (fiestas patronales,
mayordomías), y los cargos civiles (municipio, cargos políticos) para los varones. Para
la antropóloga, la disminución de la celebración de las mayordomías tuvo un impacto en
la vida política y ceremonial de las mujeres 11; sobre todo, porque las mujeres habían
estado excluidas de la política formal; luego marginadas de las relaciones políticas al
disminuir las mayordomías, dado que la ritualidad religiosa y la participación en la vida
Las mayordomas llevan a cabo rituales y festividades relacionados con algún santo o virgen que
están a su cargo.
11
35
política local eran intrínsecas, es decir; el respeto, prestigio y el status social se
consolidaba con base en las ritualidades religiosas en las que hombres y mujeres
estaban involucrados, y estos reconocimientos eran fácilmente transferibles a la política;
“para las mujeres, esto era de gran importancia, su participación en las mayordomías
como líderes rituales de las comunidades les proporcionaba una fuente de autoridad
que les permitiría tener un impacto en la política de la comunidad (Stephen,1991: 206).
La separación de los cargos civiles y religiosos en esta comunidad del distrito de
Tlacolula, trajo como consecuencia que para la elección de autoridades municipales, a
las mujeres se les excluyera de los mecanismos de elección, como su participación en
las asambleas comunitarias, donde sólo los varones acudían. Entre los factores que
limitaban la participación de las mujeres se encontraba el grado de escolaridad y el
manejo del español como lengua de interlocución con instancias externas; este mismo
fenómeno había sido observado por Holly Mathews (1985). Stephen Lynn recupera y
describe:
[…] la eliminación del patrocinio religioso como requerimiento para el servicio
político en los sistemas de cargos civil y el énfasis en las habilidades individuales
como el manejo del español y la experiencia con los burócratas estatales como base
para la elección a los puestos políticos de la comunidad han eliminado a muchas
mujeres de la competencia. Además, las responsabilidades de muchos de los
anteriores mayordomos y mayordomas ahora forman parte de los cargos civiles
masculinos en los comités eclesiásticos creados por orden de Calles en los años
veinte (Stephen, 1990a en Stephen 1998:205).
Entre las conclusiones que vemos es que la autora encuentra que al interior del
sistema de mayordomías, las mujeres y hombres tienen responsabilidades marcadas y
complementarias, ejemplo de ello es que los rituales no se pueden realizar
apropiadamente sin la participación de mujeres y hombres. A diferencia de F. Mathews,
Lynn Stephen introduce la política formal como el campo político de los varones y es
aquí donde ubica el papel de los Estados en mermar las estrategias legitimadoras y
colectivas de participación de las mujeres, que potencialmente podrían ser tramas de
posibilidades para ocupar eventualmente cargos civiles. Es en ese sentido que la
antropóloga encuentra que la separación de los cargos civiles de los religiosos, trajo
36
consigo la disolución de espacios legitimadores de
presencia, poder y prestigio
colectivo local de las mujeres.
La antropóloga y feminista Patricia Castañeda (2002), por su parte aborda la
participación de las mujeres en el sistema de cargos en Tlaxcala, identifica algunas
particularidades de la participación al interior del sistema de cargos religiosos 12. Detecta
que en el caso de la participación de los hombres en el sistema de cargos, se les exige
reunir un conjunto de atributos genéricos de la comunidad, asociados a lo que es
considerado masculinidad positiva junto con la posesión de recursos económicos
suficientes. Las mujeres son conocidas como Xochimayordomas y en la estructura del
sistema de cargos religiosos no tienen posibilidad de ascenso, se dedican al aseo diario
del templo y curato, pueden ser reelegidas continuamente y desembolsar una cuota
asignada, obligatoria y anual por la visita cotidiana al templo:
La participación femenina en el cumplimiento de los cargos las dota de una
presencia social innegable pero soterrada por el carácter de hacedoras de fiestas;
hecho que, paradójicamente, sirve de elemento compensatorio respecto de otros
ámbitos de actividad objetiva y simbólica, en los cuales la presencia de las mujeres
no alcanza aún reconocimiento público (Castañeda, 2002: 217).
Castañeda lo que trae a discusión en cierta medida, es que los atributos de
género son mecanismos clasificadores y determinantes para que hombres y mujeres
puedan participar en los sistemas de cargos en determinados espacios. En la misma
línea de visibilización de las mujeres en el sistema de cargos, encuentra que son ellas
quienes participan en mayor medida en los cargos religiosos.
Ivonne Vizcarra (2002) hace un giro interesante en su investigación e intenta
desentrañar cómo las asignaciones sociales del rol de género femenino en los sistemas
de cargos han sido socialmente aceptadas, pero sin que esto haya impactado en las
redistribuciones del poder. La autora parte de un binomio a partir de las categorías
mujer-comida y su importancia en el sistema de cargos en una comunidad mazahua. Lo
mismo que Patricia Castañeda, encuentra que en la comunidad de Tlaxcala, la
En Tepeyano, localidad rural de Tlaxcala, el sistema de cargos religiosos tiene una correlación
muy fuerte con las mayordomías y la fiscalía, este último funge como intermediario entre la comunidad y
representantes del gobierno.
12
37
elaboración de alimentos en las mayordomías se convierte en la dinámica tradicional de
las mujeres y dentro de las cuales la visibilización de la participación es primordial. Para
tal caso, las cargueras deben de prepararse con suficiente antelación para cubrir los
gastos de alimentación y la elaboración de los mismos. Al respecto, Vizcarra anota “se
debe de tomar en cuenta el conjunto de relaciones que hacen posible el acceso a
diferentes fuentes de recursos para prepararla [la comida], la interacción en forma
recíproca entre las relaciones y la distribución de la comida, antes, durante y después
de la celebración” (Vizcarra; 2002: 186).
Concluye la autora que la asignación de las responsabilidades a las mujeres por
mandato de género a lo largo de la historia, la importancia del papel de la mujer en la
preparación de los alimentos, la sabiduría en el manejo de la salud, la elaboración del
vestido y el prestigio de los cuales gozaban estas atribuciones, han padecido
paulatinamente de la extracción del valor simbólico y económico que éstas tenían,
puesto que la instauración de las nuevas responsabilidades que adquirieron los varones
a partir de la colonia, les otorgó a los hombres nuevos mecanismos de distribución
social de los recursos con fines públicos a diferencia de las mujeres:
Las mayordomías, sus estructuras jerárquicas y sus sistemas escalafonarios,
aunque tenían similitud con la organización prehispánica, excluyeron por completo
la participación de las mujeres en la toma de decisiones como en la posibilidad de
acceder a un puesto. Sin embargo, sin el trabajo de las mujeres no hay fiestas para
el santo (Vizcarra, 2002: 193-194)13.
En ese mismo tenor, Vizcarra también trae a colación la relación existente entre
la migración y la participación de las mujeres al interior de los cargos; principalmente
por las nuevas configuraciones de los roles de género al interior de las comunidades.
De estas dinámicas se desprende por ejemplo que el papel de hacedoras de alimentos
al interior de las mayordomías, en realidad no sólo se agota en los espacios y periodos
festivos, antes bien, todas estas actividades son antecedidas por una serie de
estrategias concretas que permiten a las mujeres cargueras contar con los recursos
Podemos pensar en Zinacantán, Cancian en el apéndice de su texto, proyecta las dificultades
que veía –y sentía- durante su observación participante durante el ritual de jerarquía. Un hombre sin
ningún papel formal en el ritual no debe de estar presente con la vergüenza que estos pueden sentir al
ser invitados a comer con la implicación de que no tienen comida propia.
13
38
suficientes para solventar no sólo el tiempo invertido para la preparación de los
alimentos sino para gestionar y administrar los materiales requeridos para ello (trastes,
despensas, verduras, ingredientes, carne).
Por último, la autora reconoce que esas jornadas refuerzan la identidad de las
mujeres y consolidan sus espacios sociales de acción y reacción: la cocina. Y termina
por reconocer que desde los estudios feministas, los abordajes desde la perspectiva de
género han abierto nuevos campos que dan cuenta que al involucrarnos en el estudio
de los sistemas de cargos existe una negligencia de las ciencias sociales para el
abordaje de la construcción social del género femenino.
Teresa Ochoa (2007) va más allá, y habla de la dominación masculina en el
sistema tradicional de cargos en Amanalco, Texcoco, un abordaje bourdiano que
enuncia la dominación masculina sobre la mujer en los campos religioso, cultural y
político; en estos campos las mujeres son “las esposas de” y su participación se
restringe a las actividades propias de su género, como la cocina, el cuidado de los hijos,
el lavado de ropas y utensilios y la elaboración de alimentos. Asimismo, las mujeres
sirven de garantía de la condición de género del aspirante a un cargo, pues éste debe
tener una esposa e hijos; en resumidas cuentas, para la autora se requiere un hombre
heterosexual para ocupar un cargo. La misma autora observa que existe una lógica de
competencia –entre los mayordomos en función, los antecesores y predecesores- una
competencia de barrios: “qué barrio manejó mayor recurso económico”. La otra es de
rivalidad entre los mayordomos por el mejor cumplimiento de sus obligaciones, de esa
manera concluye que el sistema de cargos tradicional de la comunidad, “es una
institución religiosa en donde se producen y reproducen prácticas de dominación
masculina”.
Desirée Bonardel Chaparro (2011), realiza una investigación sobre la
participación de las mujeres en los cargos cívicos y religiosos en San José Boctó en
una comunidad otomí del Municipio de Acambay, Estado de México. En éste da cuenta
acerca de la forma de participación de las mujeres para la realización de fiestas
religiosas en una dinámica de constantes movilizaciones causadas por el flujo
migratorio. Argumenta que el sistema para las festividades, las relaciones sociales y de
parentesco en la comunidad son un mecanismo –aunque el varón se encuentra en la
escala más alta en la jerarquía con constantes transformaciones - de integración
cultural a partir de los cargos así como el mantenimiento de las festividades y sus
39
rituales. Considera que la participación en el sistema de cargos, sirve para mantener las
costumbres y la conformación de una identidad. Un aporte interesante de este estudio,
es que pone una mirada crítica no sólo de los roles de género en estos espacios, sino
que reconoce que existe una dinámica particular de una auto inclusión de las propias
mujeres al sistema de cargos religiosos como producto de los constantes movimientos
sociales.
Eugenia Rodríguez Blanco (2011) habla de la feminización del sistema de cargos
en Cuetzalan, Puebla, sobre todo porque observa una creciente participación de las
mujeres en el sistema de cargos como nuevas actoras. Sin embargo, Rodríguez se
cuestiona si la visible participación de las mujeres representa un cambio en las
relaciones de género y si ello revela un cierto empoderamiento de las mujeres. Su
respuesta es que no. Pues las mujeres y hombres atienden dinámicas diferenciadas. En
contraste con los varones y mujeres mestizas, las mujeres indígenas acceden al
sistema a través de los cargos religiosos que van perdiendo prestigio, sobre todo
porque sus participaciones se inscriben en las ceremonias de menor rango,
particularmente frente a los y las mestizas que van abriéndose mayores posibilidades a
cargos políticos, pues paulatinamente van asumiendo cargos civiles y religiosos de
mayor jerarquía. Rodríguez también pudo observar cómo la división de los roles de
género se sigue manteniendo sin romper las relaciones de poder, pues para las
mujeres, participar en las festividades significa mayores responsabilidades domésticas,
es decir, el incremento de actividades de “puertas para adentro” frente a las de “puertas
para fuera”. Entre sus conclusiones encuentra que “las mujeres, con sus nuevas
posiciones como cargueras, suman a su tradicional carga de trabajo, el propio cargo.
Por tanto, el acceso de las mujeres a los cargos comunitarios no implica
necesariamente una superación de la tradicional división sexual del trabajo propia de
esta institución cívico-religiosa.” (Rodríguez, 2011:96).
Pero es María Cristina Velásquez (2003) quien lograr realizar en una comunidad
zapoteca del Valle un abordaje desde los conflictos y los derechos ciudadanos. El caso
es que en 1998 la autora narra que un grupo de mujeres de Asunción Tlacolulita,
Oaxaca, demandó el ejercicio del voto femenino en la asamblea comunitaria bajo el
sistema de usos y costumbres, esta iniciativa no tuvo éxito. Tres años más tarde
durante el proceso electoral del año 2001, hubo un acontecimiento parecido, sólo que
para esa ocasión las mujeres se habían organizado para no ejercer el voto en las
40
asambleas, contrario a lo que pudiera parecer, estas mujeres expresaron su total
acuerdo al respeto de los usos y costumbres tradicionales según los cuales las mujeres
no participan políticamente, no votan y no son electas en cargos. El argumento de ellas
según la autora es que la participación de las mujeres y el voto, implicarían la obligación
de ocupar cargos, prestar servicios o dar cooperaciones comunitarias, situación que iba
en quebranto del tiempo requerido para la atención de las actividades del hogar y el
cuidado familiar.
Una situación parecida me encontré hace unos años. Se hacía evidente las
diferentes posturas entre madres solteras, viudas, divorciadas, y mujeres casadas con
respecto a la participación de las mismas en el sistema de cargos en Tlahuitoltepec 14.
En relación a estas posiciones, Velásquez recupera tres razones:
[…]resultan significativas, al menos en tres sentidos: por una parte, reflejan los
cambios que viven las mujeres al interior de las comunidades indígenas respecto a
la participación y sus derechos dentro de los sistemas de gobierno local; por otra,
hace evidente que este ejercicio está relacionado con las condiciones económicas
individuales y comunitarias en las cuales se pueden ejercer plenamente estos
derechos; además, denotar que la discriminación política de las mujeres no siempre
tiene el mismo significado, aún entre las propias mujeres (Velásquez, 2003:152).
Aquí la autora encuentra nuevos elementos interesantes que complejizan más
acerca de lo que significa la participación de las mujeres y los hombres en el sistema de
cargos.
Es necesario apuntar que al seguir la participación de las mujeres indígenas,
desde el campo de las investigaciones sobre el sistema de cargos realizadas por
investigadoras, podemos precisar algunas debilidades: o se discute ni se problematiza
desde la perspectiva de género y desde la decolonialidad acerca de lo que ha sido
entendido como sistemas o sistema de cargos. Esto en cierta medida significa aceptar
la a historicidad con la cual ha sido presentado el campo de estudio. Otra de las
flaquezas es que en sí mismos, los estudios y/o abordajes de los sistemas de cargos no
14
Entendemos como solteras a mujeres que no tienen ni vivan con sus parejas ya sea por decisión
propia, por viudez, por separación y divorcio; pueden ser madres o no. No nos referimos a mujeres solas
como referencia a que vivan y tengan una residencia no compartida, es decir, que vivan solas en sus
casas.
41
se han realizados desde la comunidad y las intersecciones existentes entre los
derechos colectivos y los derechos individuales; que a su vez encuentran cuerpo en el
ejercicio de una ciudadanía colectiva de las comunidades y el ejercicio de los derechos
individuales de las personas; esto en cierta medida podría imprimir que la comunidad
como sujeto colectivo no está separada de las personas, como tampoco las personas
nos encontramos separadas de la misma.
Es por ello que ha sido necesario saltar de sólo la visibilización de las mujeres en
el sistema de cargos desde los espacios tradicionales del género, a nuevos
planteamientos como el hecho de revisar de qué manera los derechos de las mujeres
indígenas a la participación política son colocados y respetados dentro de una forma de
organización social y política, y de qué manera los derechos colectivos pudieran limitar
o posibilitar la participación de las mismas en estos espacios, o en su caso, cómo ellas
negocian
su participación en los espacios de decisión que tradicionalmente han
ocupado los varones en representación de sus familias, no sin dejar de mencionar
sobre qué es en sí, el sistema de cargos para la comunidad y para las personas que
habitan en ella.
Pues el legado de la antropología clásica de los estudios del sistema de cargos
desde la década de los años 30 y hasta en la actualidad tiene este vacío, dado que se
puede distinguir la importancia que le da a la mirada estructural y funcionalista, en la
que la etnografía descriptiva y detallada cumple un papel determinante para la
operativización de categorías como jerarquía, cargos, puestos, sistema, prestigio,
compadrazgo, recorrido, consejo de ancianos, esquema, nivelación, alternancia, entre
otras. Por otro lado, la revisión sobre la producción de conocimientos que entrecruza la
parte social del sistema de cargos mediante la participación de las mujeres y la mirada
de género o perspectiva feminista, revela la ausencia o la poca existencia de
investigaciones que ubiquen a las mujeres indígenas como portadoras de conocimiento
sobre el sistema de cargos y como actoras orgánicas del sistema en tanto personas y
parte de la comunidad. Sin embargo, tampoco existen estudios desde la mirada de
género que permitan comprender cómo las categorías de la tradición de los estudios del
sistema de cargos son vividas por las mujeres y cómo a raíz de ellas adquiere vida el
sistema. No sin reconocer que los aportes de las antropólogas ha sido la visibilización
de la participación de las mujeres en los espacios que tradicionalmente han ocupado
por su género, como ya hemos mencionado, pero encontramos vacíos para
42
comprender cuáles son los postulados colectivos que mantienen vigente los sistemas
de cargos y que eventualmente pudieran limitar o abrir brechas de participación para las
mujeres indígenas.
Para librarnos de conclusiones que tramposamente pueden deducir que hay una
total dominación masculina o que sólo las mujeres participan en los espacios privados o
determinados por sus roles de género o que el sistema de cargos y el ámbito del
espacio social de las comunidades indígenas se dedican a violentar los derechos de las
mujeres indígenas; hemos de tener cuidado y estar alertas, pues como ya he anotado
anteriormente, este puede ser un recurso perfecto que condene a las formas de
gobierno indígena junto con sus sistemas de cargos y/o formas de elecciones propias
donde los partidos políticos no tienen cabida y donde el feminismo blanco pudiera
encontrar un nicho perfecto para condenar como opresor cualquier práctica sin mirar a
la suya, con lo cual estaría eliminando la capacidad analítica, crítica, revolucionaria y
transformadora de las propias mujeres indígenas pues ¿Quién ha sentenciado que las
mujeres indígenas no comprendemos nuestra realidad y no vemos estas desigualdades
sociales? ¿Quién ha dicho que no tenemos consciencia de tener la responsabilidad de
cambiar estas inequidades que experimentamos al interior y exterior de nuestros
pueblos? ¿Quién ha condenado que no podemos dialogar con otros saberes o campos
científicos que tengan entre sus postulados el diálogo y pluralidad de conocimiento,
estrategias y tácticas para una vida digna?
De ahí que, nuevamente surge la necesidad de regresar al espíritu dialógico y
decolonial que requieren las investigaciones. Pues nuevas categorías como derechos,
participación política, escolaridad, poder, autonomía, pueblos indígenas, etnicidad,
gobierno local, municipio, administración municipal, proyecto político, liderazgos, ponen
a las investigaciones referidas al sistema de cargos, nuevos retos que no sólo deben de
partir desde la urdimbre de los derechos humanos universales; sino partir de la
producción de saberes y prácticas situadas y éstas, entendidas como lucha y
resistencia política frente a prácticas vigentes coloniales.
Y es desde ahí que paulatinamente se han planteado nuevos escenarios de
investigación, muchos de ellos marcados por el movimiento indígena, específicamente a
raíz del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Con ello, la
Ley revolucionaria de las mujeres zapatistas abrió otro campo fértil que hasta el
momento poco se había señalado: La demanda de las mujeres indígenas a la
43
participación en sus comunidades como autoridades comunitarias en representación de
ellas mismas o de sus familias.
Lo que se ha encontrado acerca de la participación de las mujeres en los
espacios de la administración municipal y los espacios religiosos, enmarcados en el
sistema de cargos o mediante elecciones propias como ya se expuso en párrafos
anteriores, es la permanencia de la idea de la obligatoriedad del trabajo comunitario,
esto significa que gran parte del trabajo de las mujeres, son aportes a la comunidad, sin
que dejemos de señalar que estas obligaciones, muchas veces son de carácter
involuntario como lo anota Velásquez, y que lejos de analizar solamente la idea de la
equidad e igualdad de condiciones de participación, existen momentos críticos en los
que las mujeres y diversos actores se cuestionan la carga de trabajo que implican, los
gastos económicos que exigen y otras más se cuestionan la cargas adicionales a las
actividades productivas, y sin embargo; también hay voces que exigen que las mujeres
deben de participar como ciudadanas capacitadas para tomar en sus manos el
desarrollo de la vida de la comunidad y unas más, se interesan en colocar agendas de
género.
Finalmente estos acercamientos teóricos a los sistemas de cargos, develan
miradas que no sólo enuncian el carácter social, político y religioso de estos
mecanismos y sistemas de organización social; sino también es claro que son fuentes
fundamentales y estructurantes para el fortalecimiento de la identidad étnica colectiva e
individual de las y los cargueros, en las que las mujeres paulatinamente se van
visibilizando con todos los retos que puedan implicar para el ejercicio de sus
ciudadanías individuales y colectivas en los espacios políticos de toma de decisiones.
También cabe mencionar que la imbricada red de elecciones entre los Sistemas
Normativos revela la urgente necesidad de clarificar vacíos evidentes: no todas aquellas
comunidades que eligen a sus autoridades mediante sus propios sistemas normativos
están libres de conflictos y de partidos políticos, ejemplo claro de ello son los ejercicios
de los cacicazgos políticos en las comunidades. Tampoco todas las comunidades que
hacen sus elecciones de autoridades mediante sus propios mecanismos pudieran tener
un sistema de cargos que concrete las imbricadas redes y dinámicas sociales,
religiosas, políticas y económicas. Existente tantas variedades de elección como
comunidades existan, en unas participan activamente más mujeres y en otras, la
participación de las mujeres es prácticamente nula.
44
Es necesario reconocer que las participaciones de los municipios indígenas
adscritos al Sistema Normativo Indígena en el caso de Oaxaca, tiene una multiplicidad
de formas de participación política y social, algunas de ellas se inscriben en el sistema
de cargos como es el caso de Tlahuitoltepec, otras no necesariamente o tienen los
campos estrictamente separados, por un lado se realizan las actividades y elecciones
de autoridades religiosas y por otro las autoridades administrativas, sin que ello
implique necesariamente que no exista coordinación. La participación de las mujeres
indígenas en los sistemas de cargos siempre ha estado presentes, sobre todo por la
coordinación de las actividades religiosas, la poca visibilización acerca de la pluralidad
de participación de las mismas, sigue siendo un reto. La visibilización evitaría
responsablemente introducir en una misma bolsa clasificatoria en que “las comunidades
indígenas no dejan participar a las mujeres”, pues en más del 60% de los municipios
indígenas de Oaxaca las mujeres votan, cumplen sus cargos y participan en la vida
pública de la comunidad; ¿Saber cómo participan las mujeres en los municipios que
eligen a sus autoridades por mecanismos propios? Es un gran reto.
También se hace presente la urgente necesidad de identificar los vacíos que
existen en el ejercicio pleno de las ciudadanías colectivas e individuales y las
constantes tensiones y retos que implican para las mujeres indígenas 15. Y es por eso
que considero necesario seguir el transcurso de las investigaciones en el campo que
interesa, para ir despabilando hilo por hilo. En el siguiente apartado nos interesa seguir
a los diferentes autores que han escrito acerca de los sistemas de cargos en la región
Mixe, y es aquí donde debo de aprovechar para decir que toda investigación realizada
en las comunidades Mixes, se han visto necesariamente obligadas a abordar al sistema
de cargos, pues éste significa una parte fundamental de la vida colectiva, si es que aún
no podemos argumentar que éste significa la vida colectiva misma. Advierto que en la
siguiente parte podría existir una sensación repetitiva de las investigaciones, sin
embargo es con el objetivo de mostrar el camino cronológico de las investigaciones en
la región, que han saltado de las descripciones etnográficas a nuevos abordajes sobre
María Cristina Velásquez (2003) manejaba una estadística de la población femenina y su
participación bajo el sistema de usos y costumbres: de 418 municipios el 10% de las mujeres no ejercen
voto en sus elecciones internas y la participación pública es baja o nula; el 9% tampoco ejerce el voto
pero sí ejercen cargos comunitarios, el 21% sí votan pero la tendencia de participación pública es baja o
nula y el 60% además de votar, cumplen cargos y participan en la vida pública de la comunidad
(Velásquez, 2003:153).
15
45
el sistema de cargos como la parte jurídica, política y étnica, aunque de manera
superficial.
I.III LA REGIÓN MIXE Y
SISTEMA DE CARGOS
TLAHUITOLTEPEC EN LOS ESTUDIOS DEL
Esta parte del texto tiene como objetivo visibilizar los aportes etnográficos con respecto
a los estudios sobre el sistema de cargos en la región Mixe. Para tal caso, tomaré como
base cronológica el texto de Gustavo Torres (2008), particularmente del capítulo sobre
el complejo festivo Mixe de su libro Mëj Xeew. En éste, hace referencia a los estudiosos
de la región Mixe.
Iniciamos con Ralp Beals (1945) quien sacaría a la luz la publicación de su texto
Ethnology of the Western Mixe producto de una investigación iniciada en 1933, época
en que el liderazgo del coronel Daniel Martínez, de Ayutla, se encontraba en pleno
apogeo. El antropólogo norteamericano se adentra a la región y se establece en Ayutla.
En su publicación Beals anota con respecto al sistema de gobierno lo siguiente y sin
mayor detalle:
Incómodo e ineficiente como es el sistema de gobierno, los Mixes están fuertemente
sujetos a él [...]. La organización eslabonada iglesia-estado con sus elaborados
mecanismos de prestigio es el corazón de la sociedad Mixe. Los rituales de la
iglesia relacionados con la organización son la fuerza integradora primaria de la
comunidad. Con todas sus fallas, el sistema trabaja porque detrás de él está toda la
fuerza del apoyo y aprobación de la comunidad (Beals, 1945:28).
Por su parte, Alfonso Villa (1956) en la introducción al texto de los cuentos Mixes
de Walter Miller hace un pasaje acerca de la estructura política y social y la forma de
gobierno, y describe que los municipios Mixes contaban con un cuerpo de autoridades
que integraban el Ayuntamiento y por otro lado, con el consejo de ancianos conformado
por personas “principales” que habían cubierto los cargos oficiales. Ubica a las
autoridades del Ayuntamiento como intermediarios entre el municipio y las autoridades
estatales o federales y el consejo de ancianos como los intermediarios entre las
autoridades oficiales y la masa del pueblo. Las autoridades municipales habrían de ser
elegidas por votación popular, sin embargo, detectaba que eran los "principales"
46
quienes acordaban los próximos electos, siguiendo la progresión de los cargos de las
personas hasta su incorporación al grupo de los principales. En esa trayectoria, también
Villa describe que el sistema de cargos oscila entre los cargos de carácter civil y
religioso. En el primero es conformado por la presidencia, secretaría, tesorería, el juez o
alcalde, dos fiscales, cuatro regidores y dos topiles. Para el cargo religioso habría de
ser la mayordomía, el cargo de más importancia frente al de sacristán (Villa, 1956: 2930).
En 1965, Salomón Nahmad bajo el auspicio del extinto Instituto Nacional
Indigenista, editaría su libro intitulado Los mixes, estudio social y cultural de la región
del Zempoaltepetl y del Istmo de Tehuantepec 16. En este, dio cuenta del gobierno y las
autoridades tradicionales:
Todo el esfuerzo de los españoles para incluir a los Mixes dentro de la órbita de la
colonia, fracasó, y no permitió que la organización interna de los pueblos se
modificara. Por ello mantuvieron un sistema de gobierno, parecido al que ha sido
descrito para la época prehispánica. La presencia de los dominicos entre los Mixes,
durante los últimos siglos de la colonia, incrementada durante el siglo pasado, con
las luchas de la Independencia y la Reforma, modificaron la composición orgánica
de los gobiernos de los pueblos Mixes, en lo que respecta a la terminología a ciertas
funciones, pero en lo fundamental no alteraron el sistema de gobierno propio que
después de la Revolución de 1910 ha empezado a presentar algunos cambios
significativos, con la creación del municipio libre, ordenado por la Constitución
Política de 1917, y que unido a ciertas formas de los dos sistemas anteriores, ha
dado como síntesis una forma de gobierno en el que confluyen estas tres formas
(Nahmad, 1965:84).
El autor da cuenta que la forma de gobierno mixe tenía algunos de los rasgos
que ya se han descrito anteriormente: una estructura piramidal y escalafonaria, la
cúspide lo ocupaban las personas mayores en un consejo de ancianos quienes
actuaban como enlace entre las autoridades religiosas y cívicas, había rotación de
cargueros y la gratuidad del servicio era parte de los principios. Describe que los
procesos de transición estaban cubiertos de rituales en cada comunidad, como por
16
47
Se puede revisar el documento para mayor profundización, página 79 al 93.
ejemplo; el hecho de que las nuevas autoridades se bañaran en la madrugada antes de
tomar posesión, la recepción de la bendición en la iglesia por los rezanderos y la
entrega de los bastones de mando. Para el caso de Tamazulapam, Nahmad apunta
que:
Tres días después se celebra el mag dug (tres días) que es la primera ceremonia
ritual que deben efectuar las nuevas autoridades. En esta ceremonia deben de ir,
por la noche, al edificio municipal, a sacrificar aves de corral y perritos tiernos.
Además deben llevar pinole, tepache, mezcal y tortillas hechas especialmente para
este fin que tiene forma de animales. […] Colocan en el suelo las cazuelas y las
ollas llenas de tamales de pinoles y tortillas; degüellan los animales y rocían la
sangre sobre los alimentos ceremoniales. (Nahmad, 1965:85).
Tanto Nahmad (1965) y Kuroda (1993) traían consigo el aliento de la descripción
clásica en la antropología, ello se observa en el libro de Kuroda “Bajo el Zempoaltépeltl”
que, con las descripciones de la región y de los municipios abordados se dibujan
claramente y la parte de las organizaciones civiles y religiosas ocupa un apartado. A
diferencia de Nahmad, Kuroda logra imprimir en su trabajo el hilo conductor sobre la
aparición de programas de gobierno, (especialmente la escuela y salud) y observa que
en los primeros años de la década del 70, los dos municipios Mixes vivían procesos de
modificación de su organización cívico-religiosa abriendo nuevas posibilidades de
reajuste.
Merece puntual atención cuando la antropóloga hace énfasis en la denominación
de los cargueros como autoridades, cosa que actualmente persiste. Logra realizar una
detallada descripción de las responsabilidades y funciones de cada cargo. Describe los
cargos civiles de la administración municipal, que como ya se ha anotado se encuentra
imbricada con otros tipos de cargos como los religiosos. Esta relación superpuesta
entre la vida religiosa y los cargos cívico-religiosos, donde el alcalde ocupa un papel
principal como articulador de la vida religiosa y cívica, sigue observándose actualmente
en Tlahui. También Kuroda hace énfasis en los especialistas externos a la jerarquía y
los nuevos cargos que fueron surgiendo en la década del 70 17. Toman importancia
también los principios rectores que identifica la antropóloga:
El profesor Filemón Díaz Ortiz (2003) en su libro “Historia y Vida de Santa María Tlahuitoltepec
Mixe” da cuenta acerca de cómo diversas instituciones de gobierno se fueron introduciendo a la región.
17
48
En teoría se espera que cada hombre adulto del municipio de Tlahui "ascienda Ia
escalera" de cargos, desde el más bajo de topil hasta el de alcalde, el pináculo de
la jerarquía. En la práctica, sin embargo, a veces se pueden saltar pasos, y pasar
del cargo más bajo al más alto, porque no hay una rígidamente establecida. En la
secuencia más común, algunas de las funciones preeminentes para seleccionar
autoridades en Tlahui, incluyen: Un joven inicia su servicio en el cargo de topil, ya
sea municipal o de Ia iglesia […] No es necesario progresar a través de las
jerarquías, alternando los cargos civiles y religiosos; algunos hombres han llegado
a presidente sin ninguna experiencia en cargos religiosos […] Para pretender el
cargo de mayor de vara en la jerarquía civil se espera que uno cumpla con el
cargo de capitán en la fiesta de algún santo mayor. Esto es casi una norma. El
cargo de capitán es el puesto que cualquier hombre adulto necesita cumplir para
ser elegible a cargos más altos. Esta es la única y sola regulación en la selección
de autoridades. Después de ser capitán le es permitido a uno saltar varios cargos,
dependiendo de la habilidad y las necesidades comunitarias. De acuerdo a Ia
situación actual, uno puede saltar hasta suplente o síndico […] El más alto cargo
religioso de mayordomo se considera de carácter sagrado y, por tanto, en la
conciencia de la gente este puesto tiene un prestigio igual al del presidente, si bien
el último goza de mayor prestigio social y económico. En algunos casos, un
hombre se ha convertido en mayordomo después de haber sido presidente
(Kuroda, 1993: 119).
Entre las conclusiones de Kuroda, con respecto a las organizaciones civiles y religiosas
de aquellos años, es que encontró en Tlahui una especie de economía festiva igualitaria
en comparación con la economía de prestigio jerarquizada que habría notado Cancian
en Zinacantán, Chiapas. La antropóloga encontró también que los recursos económicos
para la realización de las fiestas provenían de varias fuentes como los recursos
Con programas y proyectos como las Misiones Culturales de la SEP, la Comisión del Papaloapan, las
tiendas de CONASUPO, la instauración de las escuelas primarias, secundarias y media superior, la
escuela normal experimental, la instalación del CECAM, la organización de equipos deportivos,
específicamente del basquetbol, las escuelas primarias y telesecundarias en las rancherías, el
establecimiento del IMSS-COPLAMAR, las casas de Salud de la Secretaría de Salud, el DAAC,
organismo desaparecido de la Procuraduría de Reforma Agraria y quien solicitaría la conformación de los
Bienes comunales. Todo lo anterior requirió el trabajo de comités integrados por hombres y mujeres de la
comunidad.
49
recuperados por las mayordomas de las iglesias del centro de la población y de las
ermitas, la cooperación y paga de misa la realizaban las madrinas de velas, las fiestas
de navidad recaían en un grupo de padrinos, la compra de castillos estaba bajo la
responsabilidad de las mujeres solteras comisionadas por el alcalde, los premios de los
jugadores de básquetbol también provenían de los apoyos de las mujeres comisionadas
como madrinas.
Es importante señalar la tendencia que habría observado Kuroda con respecto a
que las organizaciones civiles y religiosas de la década del 60 y 70, proyectaban la
separación de la organización civil de la religiosa. En cierta medida pudiera ser cierto,
particularmente si hablamos de los espacios físicos de gestión, no así de coordinación.
También expuso la diferencia que encontró entre los sistemas de cargos de las
comunidades Mixes. Mientras que en Tlahui (como sigue sucediendo hoy) la comisión
de festejos sigue siendo un requisito propulsor para los cargos en la administración
municipal, en Ayutla Mixe desde hace cuatro décadas, la jerarquía civil ya estaba
completamente separada de la religiosa según Kuroda. Su estudio comparativo entre
Tlahui y Ayutla, logró proyectar que ambas comunidades se diferenciaban entre un
espíritu conservador y marginal y una comunidad con alto movimiento en tanto lugar
central del mercado Mixe de las tierras altas así como receptor de instituciones civiles y
religiosas. Kuroda también se aventuró a señalar que observaba un decaimiento
general del sacrificio mixe como irreversible en la región, pues para la antropóloga la
cosmología mixe del sacrificio no constituye un amortiguador ideológico. No logra
especificar exactamente a qué se refiere con ello. La idea del decaimiento pareciera no
ser exactamente lo que los estudiosos de la región han encontrado (Ballesteros, s/f;
Lipp, 1991, Munch, 2003; Torres, 2004)
Gustavo Torres (2003) en un libro emblemático que aborda la festividad mixe del
3 de mayo en honor de Jesús Nazareno del Señor de Alotepec de la región mixe media,
da cuenta de la persistencia de
los sacrificios y rituales mixes en los diferentes
escenarios:
El sacrificio es realizado por ancianos principales, algunos de los cuales son
xëëmapyë o “adivinos”, “los que saben contar”. Los principales se reúnen en casa
del futuro presidente municipal y rezan incansablemente, dejando escuchar un leve
murmullo durante todos los actos de ofrecimiento. Cada uno de los ancianos ofrece
las víctimas del sacrificio (gallina, huevos, cigarros, mezcal y maíz molido) al altar de
50
la casa del futuro presidente […] Un especialista que sabe “hablar” invoca al trueno,
el rayo, el viento, la tierra y la montaña, pidiendo que las autoridades no tengan
problemas con el desempeño de sus cargos durante el próximo año. Al terminar se
dirigen al lugar señalado (las ermitas, la presidencia municipal y el panteón)
llevando a cabo el sacrificio […] Este sacrificio de las aves se lleva a cabo, se le
ruega a estos seres para que no acudan y a los santos católicos por la protección
del pueblo en general (Torres, 2004: 274-275).
Torres (2003) también logra introducirnos a la fiesta patronal más grande de la
región Mixe, al aspecto mitológico y ritual de la misma, y su relación con el sistema de
cargos y el carácter étnico que éste posee, fundada en las dinámicas comunitarias de
las fiestas y sus rituales. Para el autor, el ritual es el escenario que permite la
comunicación social bajo la forma de un sistema de intercambio en un nivel abstracto:
La fiesta del 3 de mayo en Alotepec expresa la forma en que la vida comunitaria se
identifica consigo misma a causa precisamente, no a pesar, de la presencia de los
visitantes que acuden al santuario. Todos los habitantes de la comunidad asumen, en
el transcurso de la fiesta, papeles y roles distinto de los que observamos en los
peregrinos. La participación total de la comunidad en la fiesta es una manifestación
de la forma en que la vida étnica de esta comunidad fluye por cada uno de los
peldaños del sistema de cargos. La participación de todos (desde los topiles hasta los
“principales”, pasando por las mujeres e incluso por los niños) es esencial para el
desenvolvimiento de la fiesta. Todos los habitantes de la comunidad, incluso aquellos
que ya no residen en ella, son anfitriones y como tales su propósito es que los demás
se diviertan y se congratulen con el santo, esto con la finalidad de que retornen
nuevamente. Como decía un anciano, “la fiesta la hacen los de fuera”.
De tal manera, la identidad de los mixes de Alotepec se reafirma en la medida que
hay una oposición étnica en el seno de su comunidad durante los días de fiesta. Por
otro lado, es muy difícil generalizar acerca de un sentimiento mixe de identidad, pero
fiestas como la del 3 de mayo en Alotepec, por su gran concurrencia, así parecen
confirmarlo (Torres, 2003:342).
Este quizás sea uno de los pocos trabajos que intenta abordar el carácter de la
etnicidad a partir de las fiestas. Desde otro ángulo y recuperando el aspecto étnico que
51
otorga el sistema de cargos, Saúl Ramírez (2006) desarrolla el abordaje desde la
migración trasnacional y lo define de la siguiente manera:
El sistema de cargos es un conjunto de convenciones de control y cohesión social
cuyas normas están imbricadas unas con otras y regulan, al mismo tiempo, las
relaciones políticas, económicas, familiares, comunitarias e inter étnicas. Sin
necesidad de separar en esferas concretas y sin relación entre sí los ámbitos de lo
político, religioso, económico, jurídico civil o jurídico penal, los Mixes tienen su
propia organización, sus autoridades, sus normas jurídicas, sus sanciones.
(Ramírez, 2006: 40).
El carácter comunal al que hace referencia el autor con relación a la
reconstrucción de la etnicidad encuentra sentido en los sistemas de cargos; pues según
Ramírez, la participación en los cargos cívicos y religiosos se fundamenta en el espíritu
colectivo y por ende, sobre la misma se construye, constituye, transforma, permanece y
trasciende la etnicidad. El espíritu comunal de los cargos, se refleja en los vínculos que
establecen y permiten mantener los migrantes trasnacionales y los pobladores de la
comunidad, en los que continuamente se refuerzan las etnicidades “los vínculos que
hacen posible la transpertenencia de los migrantes Mixes se cimientan en el sistema
cívico-religioso, un sistema que forma parte de la vida comunitaria en el pueblo madre.
Los indígenas entrevistados en Los Ángeles han ocupado cargos tanto en la comunidad
de origen como en esta ciudad” (Ramírez, 2006: 40).
Por su parte, Teresa Valdivia (2000) advierte el vacío evidente que existe en la
región Mixe, acerca de los estudios del sistema de cargo desde el punto de vista
jurídico y normativo. A partir de ahí es que la autora parte desde los derechos indígenas
y donde el sistema de cargos es un componente fundamental para el mismo, lo cual
regula la vida interna de las comunidades. Para la autora el derecho indígena
corresponde:
[…] al conjunto ordenado de normas y procedimientos con que se determina y hace
funcionar lo debido e indebido en situaciones que afectan los intereses de otros,
pertenecientes a la misma etnia, pueblo o nación indígenas. Este conjunto expresa
valoraciones compartidas socialmente y funciona como una unidad dependiente o
independiente del Estado hegemónico al cual se subordina en condiciones
52
normales, dado que presenta características de un sistema abierto. El derecho
indígena hace referencia directa a la construcción de un sistema jurídico propio y
diferenciado (Valdivia, 1996-1999:327 en Valdivia, 2002:99).
Para que lo anterior sea un sistema jurídico propio y diferenciado, para la autora
deben de existir otros elementos como una serie de reglas obligatorias, un cuerpo
institucionalizado de autoridades, mecanismos o procedimientos para ejercer las leyes
locales, la vinculación constante con actores del Estado, y el manejo constante de las
relaciones de poder dentro del sistema jurídico, que en conjunto se articulan y se
transmiten desde la oralidad. Con base en esto, Valdivia hace un reconocimiento acerca
de que los municipios Mixes tienen sistemas de cargos diferenciados pero también
encuentra ciertas semejanzas como el periodo de duración, los requisitos previos para
asumir un cargo, las sanciones, entre otros:
Con todas sus diferencias creo que si bien no se podría construir un modelo general
del sistema de cargos Mixe, sí se podría reconocer una forma o guía de
ordenamiento lógico de las estructuras locales, en donde encontramos que el
máximo nivel de la estructura es la Asamblea General Comunitaria seguida por el
presidente municipal, o por el alcalde, quien dirige a su vez las cabezas de las
subestructuras que conducen los trabajos por áreas de competencia política,
agraria, civil, justicia, religión, desarrollo y policía, como en Santa María Alotepec
(Valdivia, 2002: 103).
La autora hace evidente la relación existente entre la estructura local del sistema
de cargos con las instituciones del Estado así como al interior de las comunidades, en
la que la relación se limita al espacio local como la existente entre el acceso y disfrute
de los bienes y la obligación de participación en el sistema de gobierno:
[…] la tierra sigue siendo el recurso más importante para la vida familiar y comunal.
Diría sin temor a equivocarme, que es la base del derecho Mixe: es Mixe aquél que
cumple con sus obligaciones en el sistema de gobierno y, el cumplimiento de éstas
le otorgan derechos, el primero de las cuales es la tierra. En este sentido, no se es
Mixe de nacimiento, tal y como se establece la ciudadanía en la constitución
Mexicana (Valdivia, 2000:72).
53
David Recondo (2007) en su libro Política del gatopardo, Multiculturalismo y
democracia en Oaxaca, tiene un pasaje sobre el peso de los cargos y los límites del
gobierno comunitario, sobre todo la experiencia de Tlahuitoltepec, explica que las
costumbres no sólo se reducen a los procedimientos de designación de las autoridades
municipales, es decir, los usos y costumbres no solo son los procedimientos de elección
de autoridades municipales, sino antes bien una forma local de gobierno que descansa
en el principio del servicio obligatorio:
Toda persona perteneciente a la comunidad o a una de las comunidades del
municipio debe cumplir un cierto número de cargos a lo largo de su vida. Éstos
pueden durar de uno a tres años. Hay cargos civiles, más directamente ligados a la
gestión municipal, que incluye los del ayuntamiento y los diferentes comités
municipales. Hay que agregar los cargos religiosos, que tienen que ver con el
mantenimiento de la iglesia y de las capillas del pueblo, con la celebración de las
fiestas patronales y con las mayordomías. Finalmente, los miembros de la
comunidad – o del ejido- deben de desempeñar funciones agrarias. Cada núcleo
agrario posee un comisariado, encargado de administrar los asuntos agrarios
(repartición de parcelas, resolución de disputas, sobre los límites de los núcleos y,
en el interior de éstos, entre los titulares de las parcelas, etcétera). Los miembros
del comisariado también son designados por la asamblea de comuneros o de
ejidatarios y deben de cumplir con sus funciones durante tres años (Recondo,
2007:372-373).
El autor anota que la asignación de cargos exige a la persona sortear los retos
que implica. A partir del nombramiento, cada persona se preocupa de conseguir
recursos
económicos;
así
pues
tanto
asalariados,
campesinos,
artesanos
y
comerciantes deben de buscar estrategias para soportar el año de servicio a diferencia
de los maestros, quienes por acuerdos con su sindicato poseen una posición de mayor
prerrogativa:
Su sindicato ha establecido un acuerdo con la administración que les da derecho a
una licencia con goce de sueldo cuando ejercen algún cargo de elección popular. Si
los eligen presidentes municipales, continúan recibiendo la totalidad de su salario
durante todo su mandato, la administración se encarga de pagar a un sustituto, que
recibe una paga menor y esto permite al maestro conservar una buena parte de su
54
salario. Este privilegio explica sin duda que en regiones especialmente marginadas
como el Mixe, los maestros ocupen la mayoría de los puestos del ayuntamiento y
constituyan, de hecho, una especie de clase política profesional. Su situación
económica les permite asumir los costos de un servicio municipal no remunerado
pero por el que reciben una retribución de manera indirecta (Recondo, 2007:374)
Ante esta posición desigual se revela que la condición de los campesinos,
albañiles y otras profesiones, son marcadas por la vulnerabilidad que significa
abandonar su campo de trabajo, renunciar o pedir permiso temporal en sus empleos si
la situación y el empleador lo permiten. También sucede aunque no se diga
abiertamente, que el carguero dependa totalmente de la economía doméstica y extra
doméstica de las esposas.
De ahí que el autor anote que “el servicio comunitario alimenta una cadena de
desigualdades y dependencias, ya que la mayoría de las veces el campesino pobre
pide prestado a los maestros o a los comerciantes a una tasa de 15 o 20% de interés
anual” (Recondo, 2007:78).
Juan Carlos Martínez (2004) por su parte, considera que en Tlahuitoltepec, el 6%
de la población anualmente se encuentra dando servicio comunitario, más la
participación de las mujeres y otros miembros, el porcentaje asciende posiblemente a
más de 12%. Este porcentaje correspondería alrededor de 1159 personas
aproximadamente, cifra calculada con base en los datos del Censo de Población 2010
del INEGI.
En otra investigación de Juan Carlos Martínez (2011) señala que esta
participación tiene una correlación fuerte con el sistema de cargos, fundamentalmente
porque es parte de la normatividad local tradicional. En este sistema local de cargos,
observa Martínez, los cambios sustantivos como el hecho de que antes de 1930 la
distribución del poder en Tlahui estaba basada en el grupo de parentesco junto con su
participación en asuntos púbicos; la aparición del cacicazgo regional y municipal y la
centralización del poder con la introducción de la reformas modernizadoras obligó al
sistema de cargos a tener algunos ajustes, particularmente enfocados a la relación con
el Estado; la aparición de la figura de los maestros y las instituciones de gobierno
también obligaron a que el sistema y los actores introdujeran otros temas y dinámicas
de discusión y resolución de conflictos, como la configuración y aparición de los comités
de las rancherías que pasó de ser el vínculo territorial y control del poder caciquil, al
55
ejercicio y control social de las organizaciones locales mediante los comuneros y la
coordinación con las autoridades municipales; la aparición de profesionistas e
intelectuales nativos de la comunidad junto con sus planteamientos de reivindicaciones
políticas y étnicas al interior y fuera del municipio como resistencia y respuesta a las
políticas caciquiles del Estado, trajo consigo una remembranza histórica de la
resistencia de los pueblos y el replanteamiento de la vida colectiva, particularmente el
papel de los cargos comunitarios, las autoridades y la defensa de los recursos naturales
y por último también encontramos las reformas estatales en materia indígena, como el
reconocimiento de las elecciones en las comunidades indígenas mediante los sistemas
normativos internos (antes usos y costumbres). Ante estas dinámicas, Martínez también
anota que la participación en el sistema de cargos en Tlahui es obligación básica de las
personas:
En Tlahuitoltepec prestar servicios en la comunidad es una de las obligaciones
básicas de todo poblador. La idea de que los propios ciudadanos deben ser
quienes encarnen el poder local y vayan mostrando ante el pueblo su capacidad
de servir de manera sensible y eficiente se conecta con la idea de que los seres
humanos están en este mundo en un periodo de “prueba” para elevar su nivel
espiritual, y el servicio es uno de los medios principales para alcanzar este objetivo
(Martínez, 2011:181).
Sin embargo el mismo autor anota que en la perspectiva local se sabe que no
todos están destinados a llegar a los puestos más altos y al igual que Recondo (2007)
encuentra que los maestros del magisterio oaxaqueño tienen un papel protagónico al
respecto:
Por otra parte el acceso a los puestos superiores se restringe cada vez más a los
profesionistas, particularmente a los maestros, pues la estructura sindical del
magisterio oaxaqueño permite a los docentes ausentarse en su cargo por un año.
Son los distintos grupos magisteriales quienes de alguna forma han tomado el papel
que antes jugaron los barrios familiares o linajes y quienes tienen mayor influencia
en las asambleas y en las determinaciones del pueblo. Eventualmente algún
campesino o profesionista de otras ramas llega a altos cargos municipales
(Martínez, 2011:184).
56
Es necesario anotar que el sistema de cargos en las comunidades Mixes, y en
especial en Tlahuitoltepec, sigue siendo la columna vertebral en torno al cual se realiza
la organización y participación comunitaria, en ese sentido; hoy es una institución viva
con reglas y normas que cristaliza no sólo una parte importante de la identidad étnica,
sino que de él depende el desarrollo de proyectos emergentes pues convoca a toda la
comunidad, sin embargo la ausencia de las mujeres como comuneras y ciudadanas de
la colectividad no encuentra eco, es decir, las mujeres Mixes no están del todo borradas
de los espacios de decisión que claramente en los municipios Mixes se encuentran en
los cargos de la administración municipal. Lo que leemos entre líneas en toda esta
gama de investigaciones, es la poca visibilidad de la participación de las mujeres en los
sistemas de cargos.
El resumen, lo que podemos encontrar es que los sistemas de cargos en las
comunidades Mixes han sido abordados como: una descripción sólo etnográfica; campo
de lo político y relaciones de poder, como proyecto étnico-político y mecanismos de
reivindicaciones étnicas, de ahí su espíritu transnacional y como parte central de las
normas jurídicas. Esta pluralidad de perspectivas teóricas, ha dado cabida aunque de
manera paulatina, que la participación y los derechos políticos de las mujeres, así como
la reflexión comunitaria sobre el sistema de cargos, hoy sean temas obligados en las
discusiones internas como es el caso de Tlahuitoltepec. A pesar de ello, sigue habiendo
un gran vacío teórico que pudiera ampliar la discusión con respecto a las variadas
participaciones de las mujeres en la región mixe, mismas que bien podrían servir de
herramientas metodológicas que abonen a la creatividad en torno a las discusiones que
las propias mujeres mixes han emprendido a lo largo de los últimos 20 años con
respecto a los derechos colectivos e individuales, la lucha y resistencia étnica-política y
los mecanismos de participación que visibilicen las constantes tensiones no sólo vistos
de manera aislada e interna, sino como proceso que toda sociedad requiere y como
parte de la herencia colonial.
Y es justo aquí donde podemos colocar la importancia de las reivindicaciones de
las luchas indígenas y junto con ellas, las demandas de las mujeres indígenas frente al
Estado y al interior de sus propias comunidades que se han dado a lo largo y ancho del
país. Que en el caso más práctico, profundo y garantizador desde la lucha de los
Pueblos Indígenas, se postula y demanda que mientras el respeto a los derechos
colectivos mediante el reconocimiento jurídico y político a la libre determinación de los
57
pueblos no sea garantizado, significa que no se nos garantiza a las mujeres indígenas
que ejerzamos plenamente nuestros derechos, porque no se cuenta con un referente
jurídico que garantice a la colectividad indígena trabajar por el respeto a los derechos
de las mujeres indígenas, como tampoco lo hay desde
el derecho positivo, que
pretende garantizar el respeto a los derechos desde una mirada punitiva, perdiendo de
vista que lo que debe regir
es el espíritu de la dignidad humana o el buen vivir
sustentado en la colectividad de los Pueblos Indígenas, con sus propias contradicciones
como cualquier otra sociedad. Y es desde ahí que los propios intelectuales de las
comunidades mixes han teorizado, discutido y reflexionado qué es aquello que la
colectividad mantiene, cuál es su espíritu. Aparece de nuevo, que las formas de
organizaciones sociales y políticas mediante el kutunkäjtën o el ser autoridad, son parte
nodal de la vida en comunidad como podremos darnos cuenta en el siguiente apartado.
I.IV SISTEMAS DE CARGOS: ACERCAMIENTO AL SISTEMA DE CARGOS
DESDE LAS MIRADAS INTERNAS EN TLAHUITOLTEPEC
Aterrizamos en Tlahuitoltepec y antes de cualquier discusión habremos de saber que la
dinámica comunitaria de Tlahui ha girado en torno a la organización local, ésta se ha
traducido en proyectos y propuestas de educación comunitaria, de administración de los
recursos naturales, análisis sobre la situación del “kutunkäjtën” o el ser autoridad, así
como proyectos lingüísticos entre otros.
Por ser nuestro tema de interés el sistema de cargos, recuperamos la definición
que se tiene acerca de la participación en los cargos en el estatuto comunitario de
Tlahuitoltepec y que en su artículo ocho enuncia que el sistema normativo oral es el
conjunto de prácticas que los comuneros se transmiten de generación en generación
para el cumplimiento de los cargos comunitarios, el actuar del individuo dentro de la
colectividad y su propia formación. En el Artículo 16, del título II, capítulo primero, se
asienta: “se entenderán por Autoridades Comunitarias a los integrantes del Cabildo
Agrario, Cabildo Municipal y Autoridades de cada una de las localidades”.
Se dice también que los cargos comunitarios son parte de un sistema que rige la
vida comunitaria, en el que la oralidad es la vía principal de transmisión de conocimiento
que sirve a su vez como mecanismo de formación para el quehacer comunitario. Sin
embargo, podríamos preguntarnos si con ello se asienta que el sistema normativo oral
58
se reduce al conjunto de prácticas para el cumplimiento de los cargos comunitarios, o
es que en sí mismo representa un concepto mayor donde los aprendizajes y trabajos
comunitarios se ponen en movimiento para responder a demandas y necesidades
concretas de la comunidad y que trasciende al formalismo de la institucionalidad.
Cierto es también que este ordenamiento normativo hace referencia a la vida
comunitaria y las responsabilidades de los habitantes y sus autoridades; no sin antes
mencionar que en el mismo documento se reconoce el carácter político del sistema y
asienta que el sistema normativo oral es una forma de organización social y política
incompatible con el sistema de organización por partidos políticos. ¿Podríamos suponer
que es una forma de organización política paralela al sistema de partidos políticos y que
no tienen puntos de encuentro? ¿Qué lugar ocupa el sistema de cargos en la definición
del sistema normativo oral, en los cargos comunitarios y en las autoridades
comunitarias? O ¿Será que la necedad de la mirada antropológica no tiene cabida
exactamente con sus definiciones clásicas si el abordaje se realiza desde las miradas
internas? Ante estas preguntas lo último que queda es recapitular y problematizar las
etno categorías que el antropólogo Mixe Floriberto Díaz habría hecho con la palabra
kutunk, y quien hizo una diferenciación entre el significado de autoridad y el homónimo
en mixe kutunk:
Kutunk, en mixe, nada tiene que ver con el significado occidental de la palabra
autoridad, significa literalmente “cabeza de trabajo”, “jefe de trabajo”; en la práctica
es quien con su ejemplo motiva que la comunidad realice las actividades necesarias
para su propio desarrollo. Por ello, a pesar de que todos nacemos signados para ser
servidores, solamente aspiran a ser mëj kutunk (gran autoridad) aquellos que
mediante el escalafón de servicios demuestran a la comunidad que tienen
capacidad de ser cabezas, a uno que tiene estudio y es jactancioso es frecuente
que le digan cuando llega a ser autoridad: ¿ya trabajase para que me mandes?
(Robles, 2007: 61).
Desde esta perspectiva, Díaz Gómez pone en la mesa de reflexión la base
filosófica sobre el que se sostiene el quehacer del kutunk. Pero el autor va más allá
cuando reconoce que la organización comunitaria del ser kutunk es un proyecto político
comunitario y mecanismo para hacer comunidad, así como formas de resistencia ante
los embates colonialistas. De ahí que también el que fuera luchador social, ubicara a las
59
organizaciones comunitarias indígenas como parte de los proyectos autonómicos y de
la libre determinación de los pueblos indígenas18.
Pararse no desde el sistema de cargos, sino desde el ser kutunk, implica nuevas
posibilidades para entender no sólo el cómo se organiza una comunidad en torno a un
sistema de organización social, sino responder el cómo y para qué se es kutunk, donde
el prestigio no necesariamente forma parte de la lista, pues puede ser sólo el resultado a veces temporal, diluyente o permanente- del trabajo de las o los cargueros.
Por otro lado, la vigencia del ser kutunk en Tlahui, no es otra cosa que una larga
vida
de
instituciones
que
hoy
siguen
manteniendo
lo
que
constituyen
a las comunidades indígenas como tal: trabajo, reciprocidad, compartencia, respeto,
diálogo, re-educación, gratuidad, colectividad, comunalidad etc.
Desde ahí es que Marino López Vargas (2005) comparte su experiencia personal
al ser una de las personas que han sido kutunk, apunta que estos son parte esencial de
la vida interna de la comunidad puesto que forjan un sentimiento de reconocimiento, de
pertenencia, de reafirmación de la identidad y permiten la posibilidad de realización
individual. López reconoce que los cargos otorgan prestigios, reconocimientos,
satisfacción personal y/o comunitaria, así como cohesión comunal. De ser rechazado un
nombramiento, este se convierte automáticamente en un mecanismo de autoexclusión.
Finalmente acota que hay dos tipos de autoridades: la municipal y la agraria.
Crisóforo Gallardo Vargas (2005) por su parte aborda la visión comunitaria y su
relación con los ritos y festividades comunitarias, explica que el diálogo con la
naturaleza no sólo se enmarca en los ciclos agrícolas sino antes bien, las autoridades
principales de la comunidad aparecen en diversos eventos festivos y de convivencia
comunitaria: por ejemplo en las siembras, en las ceremonias de agradecimiento en el
cerro sagrado del Cempoaltépetl. Gallardo identifica que la importancia del “ser
autoridad” – se refiere al kutunkäjtën- se sustenta en el performance religioso y
espiritual que todo ello conlleva. Al igual que López, Gallardo reconoce que dentro de la
En el libro: Floriberto Díaz, Comunalidad, energía vida del pensamiento Mixe; compilado por
Sofía Robles y Rafael Cardozo, se comparten las reflexiones y planteamientos de Floriberto, en el que los
proyectos autonómicos y de los derechos de los pueblos indígenas, ocupan central atención y que, desde
el vivir cotidiano del antropólogo, este pudo tejer diálogos internacionales en materia de defensa de los
pueblos indígenas, la libre determinación y desarrollo.
18
60
organización política existen dos tipos de autoridades, las del municipio y las del
Comisariado de Bienes Comunales. Comparte que el desempeño en los cargos implica
trabajar en equipo y significa una oportunidad de servir, guiar y obedecer los mandatos
de la comunidad. La mirada de Gallardo acerca de los cargos apunta que durante el
ejercicio de los mismos, las personas adquieren mayores sabidurías, estabilidad y
experiencia para la convivencia cotidiana. Compara los ritos de paso entre la obtención
de títulos y grados académicos y los cargos comunitarios, porque ambos permiten dar
prestigio y satisfacción.
Aunque esta breve recopilación no recupera todas las miradas, sin embargo
revela las vivencias, análisis y reflexiones en torno a la participación en los cargos. Si
bien, ninguno de los dos últimos autores hace referencia al análisis del sistema de
cargos, o que el kutunkäjtën ocupe una categoría de análisis desde adentro, puede ser
explicado porque el carácter comunitario del sistema de cargos y el papel de las
autoridades comunitarias son inmanentes a la vida de cada uno de los habitantes de
Tlahuitoltepec y pasan a ser parte de la cotidianidad. En ese sentido ha hecho falta una
reflexión profunda desde la comunidad acerca de la relación entre ser autoridad y el
desarrollo comunitario.
Observamos también que al igual que los estudios sobre el sistema de cargos
desde a antropología, no existe una visión que recupere cómo participan las mujeres y
los hombres. Borrar la trama de participaciones desde el género, acarrea el peligro de
dar por sentado que tanto mujeres y hombres participan en condición de igualdad social
ante una institución colectiva que pareciera proveer las mismas oportunidades tanto a
hombres y mujeres. En ese sentido es que estudiosas del tema han apuntado algunos
hallazgos que develan que hay una complejidad de situaciones sociales que no ubica a
mujeres y hombres con las mismas oportunidades, pero que tampoco las excluye
totalmente, como se verá en el siguiente apartado.
I.V BOSQUEJO TEÓRICOS SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES
EN EL SISTEMA DE CARGOS EN TLAHUITOLTEPEC MIXE, OAXACA
Un estudio sugerente acerca del sistema de cargos con perspectiva de género en
Tlahuitoltepec, es el realizado por Carolina Vásquez García (2008), antropóloga oriunda
de la comunidad. Ella aborda las relaciones de género en el sistema de cargos en
Tlahuitoltepec; en esa investigación toma como parte esencial la participación femenina
61
en la organización comunitaria y refiere que esta participación traspasa los límites de
los espacios de organización familiar, ampliándose a otro nivel al interior del sistema de
cargos, Vásquez hace un ejercicio por visibilizar los mecanismos de integración de las
mujeres a las organizaciones y actividades comunitarias, y puntualiza:
La función de esta vida comunitaria se basa en la relación y concepción de los
elementos de la naturaleza, se concibe como la integridad de la vida del ser humano
con la naturaleza que se manifiesta en el trabajo común, la reciprocidad en la fiesta
familiar y comunitaria; este proceso histórico de la vida comunitaria determina una
estratificación social y política, donde las relaciones sociales y políticas que se
manifiestan no son del todo armónicas ni quedan exentas de los conflictos y roces,
sin bien es cierto que la vida comunitaria es integradora, hermanada; dentro de ella
no es homogénea ni estática, puesto que incide la formación del género, la
asignación de roles para los hombres y mujeres de acuerdo a su condición genérica
y edad, donde se experimentan diferentes tipos de trabajo y acceso a los espacios
(Vásquez G, 2008: 86-87).
La autora también ilustra cómo los primeros espacios de participación pública de
las mujeres fueron en los marcos festivos como el nombramiento de las señoritas madrinas- para acompañar a los jugadores en la ceremonia de premiación de la liga del
baloncesto de las fiestas patronales. En 1974 Kuroda también describía algunas de las
comisiones relacionadas a las actividades deportivas en las que las mujeres
participaban:
En la fiesta de Santa María Asunción, el 15 de agosto de 1974, algunas
adolescentes recibieron una carta escrita a máquina con el sello municipal y la firma
del presidente. En un español rústico, la carta dice. “El presidente de Tlahui tiene el
honor de designarla como madrina del torneo de básquetbol que será efectuado
durante la fiesta. Usted pagará 10 pesos para financiar el torneo. Si no acepta este
cargo, la autoridad municipal le impondrá un castigo”. De esta forma la autoridad
municipal impone un nuevo tipo de compadrazgo, posiblemente difundido desde
Ayutla, donde ha comenzado la proliferación del compadrazgo. (Kuroda, 1993:107)
Sin embargo, Vásquez García (2008) observa como parte de los procesos de
legitimación y formalización de los cargos, que los varones son presentados durante la
62
toma de protesta. Un fenómeno reciente acerca de cómo las mujeres en su estatus de
kutunktë´ëxy o esposa de autoridades ha ido cambiando, es el hecho de que hoy en los
días de presentación y entrega de bastones de mando ante la comunidad, ellas como
esposas de los titulares son presentadas. La presentación pública de las y los
cargueros permite que la comunidad se entere y conozca quiénes son las autoridades,
sea como persona o como familia. Presentar a las esposas es un cambio notable
resultado de las demandas que las mismas mujeres han discutido; esto es significativo
en cuanto a que una de las razones a las que obedece este cambio es la de visibilizar y
reconocer públicamente el aporte y participación femenina en los cargos comunitarios, y
por otro lado refleja el resultado de la insistencia e inconformidad de las propias mujeres
por la no visibilización del aporte que hacen como “esposas de” el carguero.
El trabajo antropológico de Vásquez García, también es ilustrativo en cuanto que
aborda el proceso de participación de las mujeres en los cargos cívicos, religiosos y
políticos desde los roles tradicionales de género como la preparación de los alimentos,
al tiempo que rescata la importancia del rol de las mujeres durante la transición de las
autoridades. Para la autora, estos procesos se convierten para las mujeres en
dinámicas de aprendizaje paulatino que enmarcadas en los servicios y cargos, dotan de
experiencia para futuras responsabilidades de mayor envergadura.
La autora define
“un sistema normativo para regular las relaciones socio-
políticas y la cohesión social de las comunidades indígenas donde participan hombres y
mujeres, y componen la estructura del poder en la comunidad” (Vásquez, 2008: 104) e
identifica las siguientes características de participación en Tlahuitoltepec:
Se adquiere mediante la simpatía, respeto, experiencia y trabajo en la comunidad
Se nombra mediante la asamblea comunal
Se hace una presentación de nuevas autoridades el día 25 de diciembre
Los cargos están estructurados de manera jerárquica
Los cargos son asumidos por mujeres y hombres de la comunidad
Las autoridades entrantes hacen una cooperación económica y material
Las autoridades entrantes se reúnen cinco días antes de la transmisión de poderes
(1 de enero) en la casa del C. Alcalde único constitucional para realizar un ciclo de ritos
y prácticas colectivas
Los comuneros y comuneras que asumen un cargo poseen un “bastón de mando”
durante el cargo, como símbolo de mando que le dio la comunidad
63
Los cargos no tienen ninguna remuneración económica
El cargo se asume por un año
Después de cumplir el cargo, la persona puede descansar dos años para asumir de
nuevo otro cargo
Después de cubrir todos los cargos la persona es considerada como “consejo” y
forma parte del “Consejo de ancianos” (Vásquez, 2008:106).
Con la influencia de los estudios clásicos acerca del sistema, comparte la idea de
un sistema jerarquizado sin tantas contradicciones. Sin embargo es necesario apuntar
el carácter social que la autora le da al sistema de cargos y desde ahí visibiliza cómo es
que las mujeres han estado presentes en él, particularmente mediante las
responsabilidades religiosas. Aquí habríamos de señalar que las responsabilidades de
ser mujer autoridad, sea como titular o “esposa de”; oscilan entre que las mujeres opten
por la vida pública, la privada o permanecer en ambos espacios; como sea, estos tres
escenarios implican mayores cargas de trabajo para las mujeres de Tlahuitoltepec.
En ese escenario y madeja de participación de las mujeres que encontramos los
ecos de aquellas que votan pero no son votadas, las que están en contra de que las
mujeres sean autoridades municipales y las que consideran que la dinámica
comunitaria tiene que reconsiderar las reglas de participación para la inclusión de las
mujeres en los cargos de toma de decisiones.
Durante el 2007, 2008 y 2009 y en referencia a los mismos hallazgos de
Vásquez, encontré que desde la década del 80, las mujeres de Tlahuitoltepec tuvieron
las posibilidades para que fueran nombradas como autoridades en cargos marginales,
relacionados con actividades propias del género como comités de salud, mayordomas
para la vigilancia y limpieza de la iglesia, madrinas de fiestas y madrinas para los
deportistas (Vargas L; 2010: 112).
En aquellos años apuntaba que cada uno de los cargos dentro de un sistema
amplio, se reconocía en un orden jerárquico en el cual se va ascendiendo en un sistema
elíptico piramidal de cargos políticos, cívicos y religiosos de acuerdo a reglas internas.
Señalaba que las personas más jóvenes deben de iniciar a escalar desde abajo, es
decir desde el peldaño de menor jerarquía hasta llegar a cumplir con todas las
funciones políticas y ser ciudadanas reconocidas con prestigio y reconocimiento social.
En el recorrido del sistema advertía también que el prestigio y valor se adquiere en
64
términos de la adquisición de más responsabilidades a comparación de los cargos
como el de topil, uno de los más bajos en la estructura piramidal para el caso de los
varones (Vargas L, 2010)19.
Suponía en mi primera investigación que como miembros de la comunidad
debemos de cumplir con cada uno de los cargos en una dinámica anual de servicio y
con una alternancia de descanso. Resumía también que la clave para empezar con la
carrera política ascendente de daba de manera automatizada con el servicio de capitán
de festejo (comisión de festejo- käptän). Estas conclusiones han ido cambiando a lo
largo de esta investigación.
En otras opiniones, me he encontrado que aceptar y realizar un buen papel
durante el tiempo que dura el cargo o el servicio, puede brindar y amparar el uso
legítimo de los terrenos por parte de los oriundos de la comunidad, además; otras voces
de mujeres han dicho que la participación de hombres y mujeres en el cargo no
transcurre de la misma forma, ni tienen los mismos impactos. Olga Cardoso lo
manifiesta de la siguiente manera:
Si tienes ganas puedes aceptar [el cargo], aunque no es muy a fuerzas, pero
puedes recibir una multa o alguna sanción. Pero como tú sabes que tienes
terrenos ahí, es una obligación que tienes que hacer para tu pueblo y para ti,
Durante las entrevistas realizadas encontré opiniones comunes sobre la relación establecida
entre un mayor de vara y sus topiles. El compromiso de trabajo y atención de parte del mayor y su
esposa, parte de considerar que los topiles llegan a ocupar un lugar en la familia no de los hijos
biológicos, pero sí de una relación de parentescos políticos, en la que la familia ha de atender a los hijos
(topiles) con la alimentación, consejos, trabajos y predicar con el ejemplo durante el tiempo que dure el
cargo. Predicar con el ejemplo se refiere a mantener diálogos, cumplir con las responsabilidades
asignadas al equipo de trabajo, el consumo del alcohol de manera “responsable” para no descuidar las
actividades, estar al pendiente en temas de seguridad ante cualquier emergencia y aconsejar y cuidar a
los topiles. A su vez, será el síndico “padre mayor” junto con su equipo y por supuesto su esposa;
quienes deberán verse obligados a mantener una relación cordial con sus subordinados para evitar
cualquier conflicto. Dinámicas de distensión son recurrentes y deben ser procuradas por el síndico en la
mayoría de los casos y con el apoyo y colaboración del mayor y sus topiles (procuración de alimentos
cada fin de semana, organización de comida colectiva, dotación de refrescos, cervezas o frutas, etc.). En
charlas informales y en las entrevistas también fue recurrente que los mayores y sus esposas se
refirieran a los topiles casi como hijos porque vivieron circunstancias tensas por varias razones: Al topil no
le gusta cómo cocina la esposa (madre), no se sienten en confianza porque la esposa-madre no
responde bien, porque el mayor-padre se fue a tomar y no procuraba preguntarle a los topiles sobre sus
gustos y hábitos alimenticios. Por su parte los topiles están obligados a asumir las responsabilidades y
tareas asignadas, aunque habrá quienes pueden tomarse responsablemente su cargo mientras que
habrán otros también que su responsabilidad quede mermada por sus actitudes nada favorables para con
el equipo y consigo mismos.
19
65
para que no te quiten esos derechos que tienes. Además, a los hombres los
beneficia porque pueden acceder a la presidencia y a la mujer la perjudican más
cuando ellas no tienen trabajo migrante desde 2001, casada, 28 años), (En:
Ramírez, 2006:25)
En este párrafo, la entrevistada enuncia algunos elementos importantes de los
cargos: son obligatorios, son fuente de legitimación para el uso y disfrute de los
recursos naturales y de posesión de parcelas, los que ocupan mayormente los cargos
en el ayuntamiento son los varones y las mujeres se ven perjudicadas porque no tienen
tantas oportunidades para contar con una fuente de ingresos y mantener sus cargos.
Las contradicciones, crisis y tensiones entre el sistema de cargos, los cargos
mismos y la participación de las mujeres con una aparente rigidez excluyente de las
mujeres, se van rompiendo paulatinamente; muestra de ello es que la misma ex
candidata a la presidencia en 1998 en Tlahuitoltepec sería la misma quien fuera
presidenta en el 2012, casi 14 años después.
Optar o no por la participación pública en los cargos no sólo parte de la
diversidad de experiencias de vida y de los status de las ciudadanas adjetivadas
(mujeres casadas, viudas, con discapacidad, madres solteras, mujeres casadas con
esposos migrantes y solteras), sino también de las dinámicas contextuales que obligan
a los sistemas de cargos a reducir las brechas de participación al recurrir a las mujeres
como ciudadanas colectivas e individuales capacitadas y con derechos a participar en
esos espacios. Aunque también cabría preguntarnos ¿A qué tipo de espacios nos
referiremos? ¿Qué tanto las participaciones de las mujeres se acogen desde el ejercicio
de la ciudadanía individual o es mero producto, resultado o castigo por la ausencia del
varón en la vida de las mujeres? ¿Qué diálogo subyace entre el ejercicio del derecho a
la participación política desde el plano individual y desde el derecho colectivo de la
comunidad?
La naturaleza de la participación social y política de las mujeres indígenas en los
sistemas de cargos, reta a que su abordaje no se limite a la estructura y función, sino
como se apuntaba anteriormente, es necesario ampliar la mirada para comprender
cómo es que las mujeres y hombres se colocan y se encuentran en dicha organización
socio-política y cuáles son las experiencias vividas. Y aquí parafraseamos a Diana
Maffía, porque en momentos pareciera que la participación en los espacios de
decisiones políticas, particularmente en la administración municipal, tiene un doble
66
candado: limita la participación de las mujeres en las entidades de decisiones públicas
que construyen y legitiman la administración y desarrollo de la vida comunitaria y
expulsa las cualidades consideradas femeninas de tal construcción y legitimación
(Maffía, 2000).
Así pues, el carácter político y social del sistema de cargos, los derechos
colectivos e individuales, la ciudadanía y las obligaciones, son temas pendientes que
habrán de ser abordados para entender este entramado que puede limitar o en su caso
abrir brechas de participación para las mujeres en espacios que les concierten y en los
que por derecho pueden intervenir en tanto parte de la colectividad y en tanto
ciudadanas mexicanas, pero también como parte de un proyecto vivo que ha permitido
a las comunidades sobrevivir a los embates institucionales de Estado mexicano.
Por otro lado, se observa que uno de los fenómenos que ha tenido una notable
influencia con respecto a la paulatina incorporación de las mujeres en el sistema de
cargos (sea en su carácter político, social. religioso, cívico) son la lucha de los Pueblos
y mujeres indígenas. La mirada de las condiciones y situaciones de las mujeres en los
espacios locales trajo consigo un sinnúmero de investigaciones desde la perspectiva de
género; algunas enfocadas a la violencia de género y su correlación con la escasa
participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones ¿Cómo se ha dado
este recorrido y de qué manera las mujeres indígenas han encontrado nuevas
herramientas para defender sus derechos individuales y colectivos y de qué manera
esta tensión es vivida por ellas a nivel local? ¿De qué manera el movimiento indígena y
social ha incidido en la generación de leyes que han reconocido a los gobiernos
indígenas y la urgente participación de las mujeres indígenas en ellos? ¿Cómo nuevas
posibilidades de empoderamiento de las mujeres indígenas aterrizan a nivel municipal?
¿Cómo el municipio normado por sistemas normativos internos ha acogido este cambio
social? Estas preguntas intentarán responderse a lo largo del siguiente capitulado que
tiene como objetivo mostrar cómo los contextos de los movimientos sociales han
influenciado para que de una u otra forma, las mujeres indígenas estén teniendo una
mayor participación junto con lo que ello ha implicado, por ejemplo la visión que señala
la constante violación a los derechos políticos de las mujeres indígenas, condenando,
satanizando a las comunidades y vendiendo como único modelo garantizador de la
participación de las mujeres indígenas en sus comunidades el marco de los derechos
humanos.
67
68
SEGUNDO CAPÍTULO: LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE
LAS MUJERES INDÍGENAS EN LOS GOBIERNOS LOCALES DE LOS
MUNICIPIOS INDÍGENAS DE MÉXICO
En este segundo capítulo se aborda la participación de las mujeres indígenas en los
gobiernos locales; me refiero a aquellas mujeres que han sido o son parte de los
gobiernos municipales que son al mismo tiempo integrantes del ayuntamiento municipal
y del cabildo. Mi énfasis gira en torno a las luchas políticas de las mujeres indígenas en
un contexto mucho más amplio y la puesta en escena a sus demandas colectivas e
individuales desde los pueblos indígenas y ante la sociedad en general, así como las
tensiones encontradas en la incorporación de las mujeres indígenas en los gobiernos
locales.
Así mismo, este capítulo desemboca particularmente en la intervención de las
mujeres indígenas en espacios no tradicionales, estos son: los espacios representativos
de la toma de decisiones y participación comunitaria en los municipios indígenas,
muchas veces enmarcada en el sistema de cargos.
II.I REMEMBRANZA DE LA PARTICIPACIÓN Y LUCHA POLÍTICA Y SOCIAL
DE LAS MUJERES INDÍGENAS EN MÉXICO
Los pueblos indígenas de México mediante sus diversas formas de resistencia, han
configurado una larga historia de entereza. Aunque en las dos últimas décadas del siglo
pasado, sobre todo a partir de la irrupción del movimiento zapatista en Chiapas en
1994, se desencadenaron nuevas formas organizativas y algunas consolidaron sus
procesos mediante la reafirmación y demandas étnicas y de género al interior del plano
colectivo e individual y hacia el exterior de las organizaciones y comunidades mismas20.
El movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México, tuvo sus
derivaciones no solo en la generación de profundos debates sobre los derechos de los pueblos indígenas
y las condiciones sociales en las que habían permanecido hasta la entrada en vigor de los tratados de
libre comercio con América del Norte en 1994. Los intereses políticos de los diversos partidos políticos
mandaron un mensaje a la nación y a los pueblos indígenas, de resistencia a una reforma integral que
permitiera generar leyes reales y respetadas; en esa reforma fue eliminad todo aquello que refería a los
derechos colectivos de los Pueblos Indígenas como sujetos de Derechos, lo que sí contenían los
Acuerdos de San Andrés y que la propuesta redactada por la Comisión de Concordia y Pacificación sí
20
69
Estos procesos forjados como respuesta a las políticas colonialistas y racistas del
Estado mexicano, han generado grandes debates, sobre todo acerca de los
mecanismos que el Estado mexicano ha implementado para con los pueblos indios de
México y cómo paradójicamente, a través de una relación paternalista, ha desatado
luchas reivindicativas de los y las indígenas de México a través de la defensa y
conservación de las lenguas, sus sistemas económicos propios, la religiosidad de las
comunidades, los sistemas políticos y jurídicos, la protección y defensa de los recursos
naturales, entre otros. Ante estas dinámicas contradictorias y de una relación desigual
de poder con y frente al Estado, los pueblos indígenas siguen demandando el
reconocimiento a sus marcos normativos tradicionales y de las diversas formas
colectivas de gobiernos, así como el respeto a los derechos humanos tanto de los
sujetos colectivos como individuales y el acceso a una educación intercultural y bilingüe.
Estas demandas dirigidas hacia la sociedad en general y al Estado mexicano, han
contribuido al mismo tiempo, a abrir debates al interior de las propias comunidades,
sobre todo, desde las mujeres indígenas, quienes al analizar su situación con respecto
al ejercicio de las ciudadanías locales, han colocado en la palestra política temas
trascendentales como la situación y condición de las mujeres indígenas al interior y
exterior de sus propios pueblos a lo largo de la historia y en la actualidad,
particularmente referidas a su participación social y política en las diferentes formas de
gobiernos locales inscritas en los mecanismos de elecciones propias.
Esta malla histórica del movimiento indígena de México del siglo pasado que bien
trajo consigo el que las mujeres se apropiaran de la palabra, fue coincidente con la
crisis económica y política y convocante de varias voces desde los diversos rincones
del país, en donde, diversas expresiones del feminismo también se sumaron a las filas
de las demandas de género de las mujeres zapatistas, en las que previamente las
propias mujeres indígenas le abrían dado el toque revolucionario al movimiento: la
autocrítica y reflexión de las mujeres con respecto a su dignidad, fundamentadas en el
respeto a los derechos colectivos e individuales al interior de las comunidades y fuera
de ellas, así como frente a la sociedad nacional, frente al Estado, frente a las mujeres y
hombres no indígenas y frente a los hombres indígenas.
retomó. Francisco López Bárcenas especialista y experto en el tema de las reformas en materia
indígena, recapitula en varios de sus libros todo el proceso de la reforma (López, 2001, 2002, 2009).
70
Varias voces han recogido estas experiencias, como las propias voces de
mujeres indígenas con liderazgos significativos, así como las voces de académicas
nacionales e internacionales que han compartido no solo las trayectorias, sino lo que ha
significado para las mujeres el haberse apropiado de la palabra en contexto de luchas
más amplias. Para ello encontramos procesos narrados por las propias mujeres en los
que nos comparten la manera de como se involucraron al movimiento indígena, los
retos a los que se enfrentaron, las limitaciones y la apropiación de sus cuerpos y
palabras para impulsar las demandas de género (Espinosa, Dircio, Sánchez, 2010,
Hernández, 2006).
En una visión un poco más amplia con respecto a los Pueblos Indígenas, Paloma
Bonfil y Raúl Marcó (1997) publicarían un libro intitulado Las mujeres indígenas al final
del milenio, en el cual esbozaban el perfil colectivo de las mujeres indígenas en la
última década del siglo pasado. Los autores no solamente comparten lo que en teoría
se entiende por Pueblos Indígenas, sus rasgos y características étnicas y el lugar que
ocupan las mujeres indígenas dentro de los pueblos; sino ante todo, las condiciones y
posiciones en las que se encuentran las mujeres indígenas frente a la economía, el
trabajo, la salud, la religiosidad, así como su papel frente a los movimientos indígenas
de aquella época. En general, se destaca la situación precaria y de subordinación de las
mujeres como resultado del desconocimiento de sus derechos y los atributos impuestos
por los roles de género, llevando a que paradójicamente algunas de ellas terminaran
por inmiscuirse en procesos organizativos para contrarrestar su situación, dinámica que
hoy se sigue observando en los procesos de participación de las mujeres indígenas en
los más diversos espacios.
Lina Berrio (2006) realiza un recorrido histórico de la lucha continental de los
indígenas y por ende, de las mujeres indígenas de México y Colombia; ambos
enmarcados en el V Centenario de la Colonización, la implementación del decenio de
los pueblos indígenas de las Naciones Unidas, así como en el marco del nombramiento
de la primera premio nobel mujer indígena, Rigoberta Menchú. Esta remembranza,
hace patente el poder del movimiento indígena dentro del cual, el análisis y las
demandas a partir del entrecruce de género y etnicidad se fueron posicionando y que
más tardíamente permitieron generar organizaciones propias de las mujeres indígenas
como la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas en México, el Enlace Continental
de Mujeres Indígenas y una multitud de organizaciones de base impulsadas por las
71
propias indígenas. Dentro de estas organizaciones fundacionales de mujeres indígenas
en México y Latinoamérica encontramos que mujeres indígenas de Oaxaca han sido
actoras propulsoras de estos espacios como Sofía Robles, ex presidenta de
Tlahuitoltepec, quien actualmente desde la sociedad civil junto con las nuevas
generaciones de mujeres han impulsado la creación de redes de mujeres mixes, siendo
este un mecanismo articulador y espacio de encuentros para la discusión de los
principales problemas de las mujeres mixes; dentro de los debates han sobresalido los
problemas de violencia de género y la situación sobre la participación actual de las
mujeres Mixes en los cargos comunitarios.
Hace poco más de una década, la Alianza de Mujeres Indígenas de
Centroamérica y México aparecería en el marco internacional como impulsora de la
formación para el fortalecimiento de las capacidades de incidencia política de las
mujeres indígenas en México y Centroamérica primordialmente, varias de la lideresas
indígenas de México, Centroamérica y de la región andina han sido facilitadoras en este
ejercicio. En ese sentido es que Paloma Bonfil en uno de sus textos apunta, realzando a
las nuevas actoras:
Las movilizaciones de las mujeres indígenas a través de organizaciones no
tradicionales, fundamentan y defienden la importancia de la comunidad en la vida
femenina indígena, así como la existencia de demandas de género que implican
profundas transformaciones en los arreglos y órdenes de poder familiares,
comunitarios y étnicos. La movilización de las mujeres indígenas, tanto por las
causas de sus pueblos como en defensa de sus propios intereses, ha generado
una experiencia poco conocida y aún menos reconocida en el panorama político
contemporáneo: la creación de una nueva interlocución social, de un nuevo sector
que exige respuestas específicas ante demandas particulares y de una nueva
conformación ciudadana al interior de los pueblos indígenas […] en términos
generales, la participación de las mujeres indígenas se ha dado también en dos
niveles: en los espacios y las formas que tradicionalmente les han sido accesibles
dentro de sus comunidades y que, con la nueva forma y circunstancia de su
participación, se han politizado, a través de organizaciones no tradicionales que
ellas han conformado como un medio para lograr fines concretos (satisfactores
económicos, servicios, recursos culturales); y como un factor de toma de
72
conciencia étnica y de género y para la colocación de sus demandas particulares
en las agendas más amplias de sus pueblos. (Bonfil, 2002:70-71).
Sin embargo y a pesar de la apertura de estos espacios, también se ha
encontrado que las dinámicas comunitarias no necesariamente favorecen siempre a las
mujeres vistas sólo como actoras individuales, independientes y descontextualizadas,
particularmente en cuanto
al respeto a sus derechos políticos, que encuentra una
correlación tangible entre las estructuras comunitarias, valores, tradiciones y la lógica
patriarcal que encierra la sub representación de las mujeres en los espacios públicos,
así se dice que:
Entre las estructuras y los valores tradicionales indígenas se considera que la
seguridad y los intereses de las mujeres están representados por los varones jefes
de familia, quienes en su calidad de padres, esposos o incluso hijos asumen la
responsabilidad y la función de velar por los derechos de las mujeres “a su cargo”.
En estas definiciones patriarcales de la dependencia y la complementariedad, los
derechos de participación política y ejercicio ciudadano de las mujeres indígenas
pasan por su estatus civil y por la capacidad particular de negociación que cada
mujer tenga dentro de su núcleo familiar para externar opiniones propias, disensos y
propuestas que puedan considerarse dentro de las definiciones colectivas […] En
este sentido, el tema del matrimonio y la dependencia conyugal es crucial para
entender los obstáculos, coyunturas y posibilidades de participación política de las
mujeres de los pueblos indios (Bonfil, Barrera, Aguirre, 2008:28).
Este escenario describe que la participación tanto de varones y mujeres, está
condicionada por los atributos de los roles tradicionales de género y por las dinámicas
propias de la participación política en los espacios comunitarios de los Pueblos
Indígenas. Lo que en cierta medida permite esta mirada es comprender entonces que
no todas las mujeres indígenas experimentan las mismas dinámicas ni naturaleza de la
participación política local. Pero no significa que ninguna mujer, participe ni tampoco
que todas tienen las mismas posibilidades de participación.
Sin embargo es necesario apuntar que existen elementos comunes que se
repiten constantemente en las comunidades indígenas que hasta hoy han sido
abordadas a lo largo y ancho del país, como el hecho de que la participación social de
las mujeres se confina a los ámbitos domésticos relacionadas con los atributos de
73
género; como el cuidado de los santos y elaboración de alimentos en las mayordomías,
el cuidado y suministro de servicios como comités de salud, así como su participación
en programas gubernamentales como los comités del DIF (Sistema Nacional para el
Desarrollo Integral de la Familia).
Por otro lado se ha observado que los cargos de titularidad en el órgano
municipal, las asambleas comunitarias y consejos de ancianos son ocupados en su
mayoría por varones; paralelo también a ello, se ha encontrado que los municipios con
población indígena gobernados por partidos políticos, no necesariamente incluyen en
sus listas de aspirantes a personas indígenas, mucho menos a mujeres indígenas;
estas prácticas de gobernabilidad jurídica, política y religiosa, son hoy usos y
costumbres de la vida política ya sea de partidos políticos o no; paradójicamente los
cambios sociales provocados por el fenómeno mundial de la globalización y el
capitalismo avasallante causante de la movilidad humana, como la migración de la
población rural a las regiones del norte, constituyen hoy una de las variables que
paulatinamente le han abierto posibilidades de incidencia a las mujeres en los espacios
que tradicionalmente les habían sido negados.
¿Concluimos que la globalización y el neoliberalismo abren la participación
consciente y crítica de las mujeres indígenas en los espacios de toma de decisiones ya
sean políticas o sociales? la respuesta es que no. Primero, el neoliberalismo es el
capitalismo avasallante; significa que el mantenimiento de la extracción de la fuerza de
trabajo de las personas indígenas a escala mundial, se sostiene también mediante el
trabajo local que realizan las mujeres indígenas para que un trabajador mantenga
vigentes sus derechos colectivos fundados desde una filosofía colectiva de la existencia
humana, misma que traza la esperanza del retorno del trabajador. Tampoco al
neoliberalismo le interesan las condiciones sociales de las mujeres, quienes en mayor
medida mantienen la fuerza del trabajador solitario en un mundo globalizado y
xenófobo, donde muchas veces el sueño americano de los varones; para las mujeres
indígenas implica abandono de la pareja y con ello la multiplicación de sus
responsabilidades de manera unipersonal dentro de sus comunidades, particularmente
con la crianza de los hijos, la construcción de un patrimonio familiar y las
responsabilidades para con la comunidad; del otro lado también encontramos que esos
sueños impliquen para las parejas, dejar pender su vida de un hilo que representan los
74
riesgos de cruzar la frontera y los riesgos de asesinato por odio étnico-racial en el país
de destino.
Así, el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres de las comunidades indígenas,
tiene configuraciones complejas que constituidas desde la transversalidad, la
horizontalidad y la intersección entre las asignaciones de los roles de género, la
migración, la discapacidad, la edad, el status económico, el nivel educativo, la
maternidad y las trayectorias familiares, la relación y condición jurídica de sus
comunidades frente al Estado, han sido determinantes para que una y otra mujer llegue
a ser visible y ocupe cargos políticos-sociales al interior de sus comunidades y/o fuera
de ellas.
A nivel estatal, los discursos actuales sobre los derechos civiles y políticos de las
mujeres que oscilan entre el Estado protector de los derechos, y las demandas sobre
los derechos colectivos de las comunidades indígenas a ser diferentes; configuraron a
la entidad oaxaqueña para que los municipios y el reconocimiento a sus usos y
costumbres en la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca fuera
posible a partir de 1992 conforme a los principios del Artículo 115 de la Constitución
Estatal. En
ella, se permitió la elección de las autoridades municipales bajos los
mecanismos propios de las comunidades sin la presencia de los partidos políticos; en
ese mismo sentido, se mandata que las mujeres como ciudadanas pueden ejercer su
derecho político, en concreto votar y ser votadas21. Se ha mantenido insistentemente y
de manera poco responsable que los Pueblos Indígenas no permiten la participación de
las mujeres indígenas en los espacios de decisión, desde de otros ángulos también
han existido voces críticas al respecto:
Por otra parte, la misma ley define a los sistemas normativos internos como el
conjunto de normas jurídicas orales de carácter consuetudinario que los pueblos y
comunidades indígenas reconocen como válidas y utilizan para regular sus actos
públicos y sus autoridades aplican para la resolución de sus conflictos […] Sin
embargo, existen detractores del sistema de usos y costumbres, quienes al respecto
han formulado las siguientes críticas […] una de ellas consiste en que se afirma que
Estos mismos mandatos han quedado estipulados en normas internacionales que reconocen las
formas de administración jurídica, política y económica de las comunidades, al mismo tiempo que ponen
énfasis especial en el derecho a la participación política femenina.
21
75
el carácter universal del sufragio en la democracia occidental es contradicho por la
costumbre indígena de negar la participación de las mujeres en el sistema de
cargos, hecho que se extendió a los avecindados, en cuanto a las mujeres la
tradición es que asuman una actitud pasiva, dejando a los varones la res pública, lo
que ha favorecido la idea de que a aquéllas se les niega la participación, y si bien es
cierto que el
abstencionismo en materia electoral constituye un problema de
educación cívica y responsabilidad social, las prácticas se van abandonando
paulatinamente en las comunidades
(González Oropeza & Martínez Sánchez,
2011:338-349).
Por supuesto tampoco estamos de acuerdo en que no exista una educación
cívica en materia electoral, lo que no se entiende es que lo electoral en las
comunidades indígenas es vivido y entendido de otra manera, donde las discordancias
y los diálogos son parte importante para la elección de las autoridades y por ende, para
las votaciones. Postular erróneamente que los sistemas de elección mediante los usos
y costumbres de los pueblos y comunidades indígenas no permiten que las mujeres
participen o sean electas, es no hacer patente los mecanismos y formas propias de
participación de las mujeres; y claro está que las comunidades han tenido sus
dinámicas de ajustes, posibilitando que sean las propias mujeres quienes demanden
mayores espacios de participación; en este sentido es obligatorio revisar cuáles son
esos mecanismos que facilitan y fortalecen la participación de las mujeres en los
espacios del gobierno municipal más allá de las actividades relacionadas a los roles de
género.
Por lo pronto podemos aseverar que todas las mujeres indígenas tienen en
mayor o menor medida, una participación social en sus comunidades, y sin embargo es
necesario reconocer que existen formas de participación de las mujeres que tienen
mayor cercanía a la participación de la política formal e informal.
Según Dalia Barrera, la política formal está asociada a la participación en los
niveles de gobierno y en los procesos de elección y la política informal hace referencia a
la participación activa en grupos organizados, y es en ésta última donde ha habido una
mayor presencia de las mujeres como gestoras de las necesidades colectivas de
género. Esas demandas prácticas enmarcadas en la participación social han tenido un
impacto para la gestión de las necesidades estratégicas de las mujeres en los diversos
escenarios. A partir del movimiento indígena las mujeres indígenas dieron un salto
76
cuantitativo y cualitativo, pues no sólo se convirtieron en portavoces de las demandas
sino que se constituyeron como las principales gestoras para cubrir las demandas
prácticas y estratégicas para la atención de las agendas locales de género, que hoy
siguen demandando no sólo que se garanticen los servicios básicos como la salud,
educación y alimentación, sino que incluyen la demanda de una política real e
intercultural.
En 1992 se reformó el Artículo 4° de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, con lo cual se reconoció la composición pluriétnica de México y en
agosto del 2001 se hizo la segunda reforma a la Constitución Federal incorporando el
reconocimiento de los pueblos indígenas en México; con ello se lograron los primeros
avances en la formalidad jurídica pero desde el ejecutivo, en tanto que las políticas
interculturales han sido un gran reto.
Las reformas legislativas fueron producto de varios años de discusiones
emanadas del movimiento social, que cuestionó la situación de los pueblos indígenas
ante los festejos de los 500 años de la invasión española a los pueblos
latinoamericanos; desde ahí es que las mujeres indígenas visibilizaron que la
discriminación hacia los pueblos indígenas existe tanto como la discriminación
perpetrada contra ellas. La incomodidad masculina sobrevino cuando las mujeres de las
propias comunidades denunciaron que la discriminación hacia los pueblos y personas
indígenas no se vivía de igual manera, puesto que en el cuerpo y vida de las mujeres
aterrizaban y se entrecruzaban el sexismo, racismo y clasismo al interior de las mismas
comunidades.
Por esas mismas épocas, el sector popular, campesino e indígena se
encontraban frente a pactos internacionales de libre comercio. El análisis adelantado
acerca del impacto social que ocasionaría tal pacto comercial, apuntaba a la
agudización de la pobreza y la polarización económica de la población. Hoy se
confirman esas afirmaciones (alto índice de pobreza, mayor número de migrantes,
salarios bajos, inseguridad, extracción de recursos), que como se mencionaba en
párrafos anteriores, de manera emergente han impactado en la feminización de los
sistemas de cargos en algunas regiones, sin que ello necesariamente haya implicado
una transformación profunda de las relaciones sociales entre hombres y mujeres en
cuanto a relaciones de poder y pobreza se refieren.
77
La suma de los factores anteriormente expuestos y los escenarios desfavorables
para los pueblos indígenas del país, junto con los diversos movimientos de resistencia
social, lograron visibilizar el protagonismo de la lucha y la apropiación de la palabra por
indígenas chiapanecos que, alzados en armas, exigían una vida digna con estricto
apego al respeto y cumplimiento de los derechos humanos básicos, como: salud,
educación, alimentación, empleo entre otros; denunciando que el Estado chiapaneco
mediante herencias caciquiles, clientelismo político-partidista de los gobernadores y sus
intermediarios, había mantenido a la población indígena en la miseria como en la época
colonial. Este gran hito colocó al Estado mexicano en el centro de las noticias
nacionales e internacionales.
Ante esta atmósfera, el movimiento zapatista también se condujo hacia una
introspección. Claro ejemplo de ello como ya se decía, fue que el movimiento alzado en
armas significó para las mujeres indígenas zapatistas una oportunidad para la discusión
y cuestionamiento interno acerca de las implicaciones de relaciones y roles
tradicionales de género en las comunidades, en el movimiento indígena y en la vida de
las mujeres. Fue entonces cuando las mujeres zapatistas señalaron y denunciaron una
triple opresión basada en el género, la etnia y la clase.
Ya es sabido que en los diálogos de San Andrés realizados en 1996, en la
Marcha por la Dignidad (2001) y la Convención Nacional Democrática (2006) las
indígenas apuntaban y demandaban tener voz propia, enunciaron que los usos y
costumbres de sus pueblos, debían ser respetados en la medida que no atentasen
contra la dignidad femenina, es decir, que no tendrían por qué ser usados como
pretextos para violentar los derechos y la dignidad de las mujeres, que el respeto a los
derechos sexuales y reproductivos hasta los derechos políticos debiera de ser ejercido
por ellas sin contrariedades.
En la década del noventa, las mujeres indígenas zapatistas representaron un
movimiento de avanzada en tanto que habían logrado denunciar las prácticas machistas
denigrantes que al interior de sus comunidades existían, por ejemplo, la venta de las
mujeres, el no acceso a los bienes patrimoniales, la no participación en los cargos
comunitarios y políticos; de la misma manera, señalaron las prácticas caciquiles y de
esclavitud por terratenientes y de políticos poderosos. De esa manera, las mujeres
78
indígenas de Chiapas habrían de ser las primeras en denunciar públicamente su
situación entre las entidades con más población indígena 22.
El reconocimiento de los derechos humanos y de la constitución pluricultural de
la entidad chiapaneca antes de 1994, así como el Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo que México firmaría el 5 de Agosto de 1990, no habían
logrado tener resultados reales, puesto que la mera formalidad jurídica que enunciaba
la garantía de los derechos colectivos e individuales y que pretendía erradicar la
desigualdad social, no logró tener un impacto substancial y quedó como letra muerta, y
el aspecto político de los marcos normativos quedó a la deriva.
A nivel nacional antes de 1991, cinco eran las entidades federativas de la
república mexicana que “tomaban el carácter pluricultural de sus habitantes: Guerrero,
con reforma en 1987; Chiapas y Oaxaca a partir de modificaciones publicadas en
octubre de 1990; Querétaro, con reformas en noviembre de 1990; e Hidalgo a partir de
las modificaciones publicadas en octubre de 1991” (Jiménez, 2002:165). Actualmente
son más de una decena de entidades las que han emitido una ley de reconocimiento
indígena23.
López Bárcenas (2009) en su libro La diversidad mutilada, hace hincapié en
Oaxaca en cuanto a que la trayectoria y méritos en materia legislativa indígena ha sido
patente a lo largo de los años en esta entidad, como el hecho de que existieron leyes
locales antecesoras a las leyes federales y refiere a la Ley Orgánica del Gobierno del
Estado de Oaxaca creada en 1824 como antecesora de la primera Constitución Política
de la entidad. Y es en esta Ley Orgánica de 1824 en la que se reconoce que:
[…] el estado se componía de todos los pueblos y partidos que antes formaban la
provincia de ese nombre […] al promulgarse la primera Constitución Política del
estado, la cual estableció en su artículo 5 que para la administración del mismo se
dividía en departamentos, partidos y pueblos; estos últimos serían administrados por
Ayuntamientos integrados por alcaldes, regidores y síndicos, siempre que su
población llegara a tres mil “almas” o que sin tenerlas contaran con suficiente
Según el porcentaje de población de 5 años y más, hablante de lengua indígena por entidad
federativa sobresalen los estados de Oaxaca, Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Guerrero, Veracruz,
Puebla e Hidalgo. Fuente: INEGI. Panorama socio demográfico, 2011.
23
Un panorama general acerca de las legislaciones indígenas en las entidades federativas se
puede encontrar en Bailón Corres (2008)
22
79
ilustración, industria y otras circunstancias particulares que los hicieran merecedores
de contar con ese tipo de autoridad” (López, 2009:41).
Una estrategia que el Estado oaxaqueño ha adoptado a lo largo de los años es la
integración de las demandas del movimiento indígena a las leyes estatales, muchas
veces como estrategia para apaciguar algún descontento:
La separación de Oaxaca de la representación nacional constituyendo un Estado
libre, obedecía a los intereses de quienes en ese momento ocupaban los puestos
políticos en la región, mayoritariamente españoles criollos. Antonio de León, el jefe
político era descendiente de españoles, lo mismo que José María Murguía Lagardi,
primer gobernante después de erigido el estado. No obstante, la presencia indígena
era bastante importante y no podían olvidarse sus reclamos, algunos de los cuales
quedarían plasmados en los documentos políticos fundamentales […] Uno de estos
fue la ley orgánica para el gobierno del estado de Oaxaca. […] (Bárcenas, 2009:4041).
La diversidad y complejidad cultural que representan la entidad y las demandas
del movimiento indígena, han obligado a los poderes del Estado a adoptar nuevas
medidas y acciones, han sido en las leyes donde paulatinamente se han incluido las
dichas demandas, sobre todo en las décadas más recientes. En 1986 el gobierno de
Oaxaca promulgó una ley Orgánica de la Procuraduría para la Defensa del Indígena; el
gobernador Heladio Ramírez López en 1990 promovió reformas a la Constitución en las
que se reconocía a los pueblos indígenas como sujetos de derecho 24. En 1995 se
reformaron algunas disposiciones para reconocer el derecho de las comunidades
indígenas a elegir sus autoridades internas, formuladas en el Código de Instituciones
Políticas y Procedimientos Electorales, este último sufriendo una tercera reforma en
agosto del 2012, con el decreto 1335. En esta última reforma en el Artículo 255, fracción
segunda “reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas
del Estado de Oaxaca a la libre determinación expresada en la autonomía para decidir
sus formas internas de convivencia y organización política, así como para elegir, de
Para un panorama más amplio acerca de la legislación Oaxaqueña se puede encontrar en Bailón
Corres, (2008: 17-62).
24
80
acuerdo con sus normas, procedimientos y prácticas tradicionales, a las autoridades o
representantes para el ejercicio de sus formas propias de gobierno, garantizando la
participación de las mujeres en condiciones de igualdad frente a los hombres, en un
marco que respete la Constitución Federal”.
En el mismo artículo, fracción cuarta se define que: “se entiende por sistemas
normativos internos, los principios generales, las normas orales o escritas, instituciones
y procedimientos que los municipios y comunidades indígenas reconocen como válidas
y vigentes, y aplican en el desarrollo de su autogobierno, en particular en la definición
de sus cargos y servicios, la elección y nombramiento de las autoridades comunitarias
del gobierno municipal, la resolución de sus conflictos internos cuya determinación no
sea competencia del Congreso; la participación en los asuntos que son susceptibles de
afectarles y la protección de sus principios, valores y culturas políticas propias en el
ámbito municipal, como expresión del derecho de la libre determinación y autonomía
reconocidos en la Constitución Federal, los tratados internacionales y la Constitución
Estatal”.
En la fracción quinta correspondiente al mismo artículo se define que “el
procedimiento en el régimen de sistemas normativos internos, comprende el conjunto
de actos realizados por los ciudadanos y las autoridades competentes de los municipios
que se rigen por sus sistemas normativos internos, para la renovación y prestación de
cargos y servicios municipales. Estos actos comprenden desde la preparación de las
asambleas electivas, el desarrollo de las mismas y el levantamiento de las actas
correspondiente”.
Estos estatutos, hoy se han vuelto recursos históricos para las mujeres indígenas
de la entidad, especialmente el correspondiente a la fracción séptima del artículo 255
del Código, que a la letra reza: “Las normas, procedimientos y prácticas tradicionales,
garantizarán que las mujeres disfruten y ejerzan su derecho a votar y ser votadas, en
condiciones de igualdad frente a los hombres; así como a acceder y desempeñar los
cargos públicos y de elección popular para los que hayan sido electas o designadas”,
pero también significan grandes retos y tensiones tanto para las comunidades indígenas
como para el mismo Estado. Por ejemplo, en la recién aprobada reforma política en la
entidad oaxaqueña en Julio del 2015, no se introduce la obligatoriedad de la paridad de
género en las comunidades indígenas; aunque en el artículo 25 en su apartado A,
señala que la “Ley protegerá y promoverá las instituciones y prácticas democráticas en
81
todas las comunidades indígenas y afromexicanas del Estado de Oaxaca, para la
elección de sus Ayuntamientos, en los términos establecidos por el artículo segundo de
la Constitución de Oaxaca, establecerá los mecanismos para garantizar la plena y total
participación de la mujer en dichos procesos electorales y el ejercicio de su derecho a
votar y ser votada en condiciones de igualdad y sancionará su contravención”.
Sin embargo, seguimos encontrando una sintonía paternal desde la idea de la
“protección y promoción de las instituciones en todas las comunidades indígenas y
afromexicanas” frente a la necesidad de “establecer mecanismos que garanticen la
participación de las mujeres”. En síntesis lo que encontramos es que el Estado no
busca garantizar que sean las propias comunidades indígenas quienes garanticen la
inclusión de las mujeres en la participación política, específicamente la relacionada con
la participación en la administración y el gobierno municipal; correspondería pues al
Estado, reconocer primero y de manera responsable y consciente, la capacidad que las
comunidades y pueblos indígenas tiene para fortalecer sus propios mecanismos de
empoderamiento y participación de las mujeres en los espacios locales y fuera de ellos;
pero postular también que la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en los
espacios políticos sólo puede ser posible desde una visión liberal de la democracia y
desde una legislación que pretende impulsar acciones descolocadas para los Pueblos
y mujeres indígenas, es seguir corroborando la racialización y discriminación no sólo a
las formas de gobierno de los Pueblos Indígenas, sino también el intento de invisibilizar
que las mujeres están participando al interior de las comunidades de manera
diferenciada; de ahí que encontremos miradas condescendientes que abren una
interpretación de que efectivamente pareciera ser que existen ciudadanas de segunda y
de tercera, pero pierden de vista y se olvidan de señalar que son efectivamente las
políticas racistas y coloniales las que han ignorado la diversidad cultural, social e
histórica que las mujeres indígenas junto con sus pueblos ha vivido, puesto que
actualmente sólo se canalizan las demandas de las mujeres indígenas en una bolsa de
programas institucionales con perspectiva de género reglamentado que no hacen eco ni
retumban sobre las demandas colectivas de la autonomía y libre determinación de los
cuerpos y pensamiento de las mujeres indígenas a la par que vean el fortalecimiento de
sus pueblos.
Otra postura encontrada y más alejada de la legalidad, está fundada en la idea
82
de que la participación de las mujeres
indígenas desestabiliza la capacidad 25
“armónica, orgánica y autónoma” de las comunidades como se ha documentado a lo
largo y ancho del país y del continente. Estas posturas caen en el extremo de
considerar a las sociedades indígenas totalmente armónica sin relaciones de poder
donde lo colectivo lo es todo, lo cual ha traído como consecuencia no dar cabida ni
reconocer los procesos de conflictos interno y los tratos desiguales y de subalternidad
en la que muchas veces se encuentran las mujeres al interior de sus comunidades;
Aura Cumes (2007) anota al respecto y plantea aunque en el ámbito de la justicia, cómo
las mujeres indígenas frente al derecho estatal, “se enfrentan a un sistema racista,
etnocéntrico y patriarcal, y ante el derecho maya, tienen una posición de subalternidad
por ser mujeres. Todo ello indica que la idea de justicia no hay que buscarla solamente
en el marco doctrinario, en la filosofía y en los principios que la rigen, sino
principalmente en la forma en que se ejerce, pues es allí donde se evidencia que está
constituida en contextos de relaciones de poder” (Cumes,2007:33).
Evidenciar estas tensiones, hacen que las demandas colectivas e individuales de
las mujeres indígenas aparezcan en constantes roces y conflictos entre aquello que es
asumido como el único beneficioso en tanto normatividades legales del estado y de
aquellas prácticas comunitarias que se venden fuera de las comunidad como
aplastadores contra la dignidad absoluta de las mujeres indígenas o en su caso, como
algo decorativo con mujeres trenzadas y de vestidos coloridos; en ambos casos; existe
un arma potencial que vacía a las mujeres de su capacidad crítica y de lucha política,
particularmente desde los espacios culturales e históricamente situados y diferenciados,
como las voces de las mujeres zapatistas.
Las amenazas que enfrentan los Pueblos Indígenas han provocado que integrantes del movimiento
indígena argumenten que el hecho de concentrarse en los derechos de las mujeres es elemento divisorio,
o al menos secundario para el movimiento, frente al objetivo más amplio de garantizar los derechos
colectivos de los territorios y la libre determinación los Pueblos Indígenas. Las mujeres indígenas están
confrontando y transformando esta actitud, basándose en la convicción de que asegurar los derechos
humanos de las mujeres indígenas (en particular, el derecho a una vida sin violencia definida por las
propias mujeres indígenas) es integral para garantizar los derechos de los Pueblos Indígenas como grupo
(FIMI, 2006:14-15).
25
83
II.II DE LA LUCHA A LA PARTICIPACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DE LAS
MUJERES INDÍGENAS EN LOS GOBIERNOS LOCALES DE LOS MUNICIPIOS
Y COMUNIDADES INDÍGENAS
Como ya anotábamos, el levantamiento zapatista fue un hito histórico que logró que las
mujeres colocaran públicamente sus demandas al interior del movimiento y de las
comunidades, quedando asentadas en la Ley Revolucionaria de Mujeres Zapatista que
las comandantas Esther y Susana habían presentado en 1993 con diez artículos.
Habiendo negociado ríspidamente con el Comité Clandestino Revolucionario Indígena
(CCRI), ellas tomaron en sus manos la responsabilidad para la difusión de dicha ley
entre las mujeres y comunidades zapatistas26.
En materia de participación en los espacios de toma de decisiones públicas, el
artículo cuarto de esta ley revolucionaria plantea: “Las mujeres tienen derecho a
participar en asuntos de la comunidad y tener cargos si son elegidas libre y
democráticamente”. La presencia de las mujeres indígenas en el movimiento propulsó a
que se iniciara una nueva etapa a nivel nacional con relación a la participación de las
mujeres indígenas en México. La participación protagónica
y trascendental de las
mujeres zapatistas se confirmó con la presencia femenina en los eventos subsecuentes
como los Foros de la Convención Nacional Democrática (CND) realizados en Chiapas
(1994) y Querétaro en 1995; la Convención Nacional Indígena en Tlapa, Guerrero
(1994)27; en la Consulta Nacional por la Paz y la Democracia del EZLN (1995); en el
Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo; en el
Foro Nacional Indígena (1996), en la creación del Congreso Nacional Indígena (CNI,
1996); en la consulta nacional sobre derechos y culturas indígenas organizada por el
EZLN (1999) hasta la presencia de las mujeres indígenas en la tribuna legislativa en el
200128.
Video sobre la intervención del Subcomandante Marcos en el encuentro con mujeres en el 2006
durante el recorrido de la Otra compaña, se puede consultar en la siguiente liga:
http://mujeresylasextaorg.wordpress.com/ley-revolucionaria-de-mujeres-zapatistas/
27
Revisar la Declaración de la Montaña de Guerrero de la Convención Nacional Indígena, 1994.
28
Un mayor panorama sobre los caminos recorridos por las mujeres indígenas en México a nivel
local e internacional, se encuentra en Laura Valladares (2008).
26
84
Los resolutivos de las mesas de trabajo y sesiones plenarias del Foro Nacional
Indígena sobre Derechos y Cultura Indígenas efectuado en 1996, se convirtieron en la
plataforma para la elaboración de los Acuerdos de San Andrés Larrainzar. En el
documento final del Foro, en la mesa cuatro de la parte temática, se trabajó en torno a
la Situación, Derechos y Cultura de la Mujer Indígena; este resolutivo dejaba entrever
los procesos de empoderamiento y las demandas puntuales de las mujeres, que iban
desde la eliminación de los sesgos sexistas del lenguaje hasta la autonomía de los
pueblos; en esos resolutivos las mujeres dejaron asentada la relación implícita entre la
lucha por la autonomía indígena y la autonomía del cuerpo de las mujeres a través de la
promoción y ejercicio de los derechos, en estas conclusiones también se lee entre
líneas la innegable influencia de las feministas.
Por otro lado, la puerta a la participación política se fue abriendo porque las
participantes dejaron inscrita la necesaria capacitación enfocada a mujeres para el
desempeño de cargos públicos; específicamente para garantizar el derecho de los
pueblos -sus hombres y mujeres- a participar en los diferentes niveles de decisión
política y de gobierno, promoviendo la paridad participativa entre de hombres y mujeres
en todos los niveles, la creación de centros de capacitación y formación política de la
mujer indígena en todas las comunidades, el garantizar que la comunidad, municipio,
región y pueblo indígena decidieran las formas de elección. Éstos y otros fueron
algunos puntos de los resolutivos que las mujeres consensuaron en su mesa temática.
Con estos antecedentes y otros, como la creación de diversas organizaciones de
mujeres indígenas de corte local, regional e internacional, las mujeres indígenas en
México se abrieron procesos de visibilización, y pasaron de ser las sujetas pasivas
estudiadas a ser las actoras claves para la visibilización de sus demandas; de ahí la
vigencia de la agenda temática al día de hoy, en la que de manera indiscutible, la
apropiación y priorización de la participación política de las mujeres en las agendas de
género y de los pueblos indígenas, constituye una prioridad pero ¿Desde dónde se
colocan hoy las agendas?
En el terreno práctico de la arena política formal e informal, se observa poca
organización colectiva de las mujeres indígenas en sus comunidades, más bien que se
observa es una paulatina incorporación de las mujeres a nivel individual, en los
espacios de toma de decisiones (aunque insípida e invisible), que ha permitido que
85
hayan colocado sus palabras y pensamientos en los gobiernos locales, a veces con
agenda de género, o sin ella.
Sin embargo, es menester señalar que la administración municipal en las
comunidades indígenas no suele transcurrir de la misma manera en todas las
comunidades, pues las directrices van cambiando en la medida que éstas se
encuentran inscritas en lógicas diferenciadas, donde a veces los sistemas de cargos,
los Sistemas Normativos Internos, los mecanismos de elección y el gobierno municipal,
se entrecruzan, se excluyen o se condicionan, según las normatividades locales de las
dinámicas políticas comunitarias y las normatividades estatales.
Ante esta complejidad étnica-social, varios son los puntos de encuentro y
desencuentro que hay que tomar en cuenta para hacer un análisis frente a propuestas
como las de capacitación para la participación política de las mujeres indígenas, la
participación paritaria con las cuotas de género, las formalidades jurídicas, las
candidaturas en los partidos políticos y las demandas de género; muchas veces
marcadas por las agendas internacionales (hoy es el empoderamiento de la juventud y
el empoderamiento económico) y no por agendas locales de desarrollo autonómico.
Estas dinámicas internacionales a veces encuentran ecos en los espacios locales.
Abordamos al municipio como el órgano local ejecutor del Estado y
entenderemos a lo local como noción relativa vinculada a lo global en interacción
mutua, que plantea el desafío de mantener una apertura total a lo particular, a la vez
que existe la capacidad de analizar las formas de inscripción de lo universal en lo
particular (Arocena, 1995 en Massolo 2003:38). En ese mismo sentido, recuperamos
una de las tres maneras en que el autor sitúa el tema de “lo local” frente a lo global: “La
que se basa en un análisis de la complejidad de los procesos que caracterizan la
sociedad contemporánea, intentando superar la antinomia global-local por un esfuerzo
de articulación en real tensión, expresada en términos de oportunidades y desafíos”
(Arocena, 2001:32-33 en Massolo: 2003: 38).
Para Alejandra Massolo (2003) esta propuesta es alentadora en tanto que
descarta el estatismo de la sociedad y del conservadurismo folklórico; y anota:
[…] sobre el espacio local: está indisolublemente ligado a un territorio, contiene un
sistema de relaciones sociales, y se concibe como una escala subnacional determinada
por la división político administrativa del estado nación; es la unidad territorial de menor
86
desagregación generalmente asociada en América Latina a alguna forma de arreglo
institucional del gobierno local (municipio, comuna, parroquias, etc.) (Massolo, 2003:38).
Este acercamiento coloca en el seno de la reflexión la importancia de las
relaciones sociales más allá de lo que pueda ser entendido como local o global. Es
decir, Massolo señala la existencia de un sistema de relaciones sociales y en él, son las
personas quienes dinamizan esos espacios, particularmente las administraciones
territoriales y de los gobiernos. Ante estas dinámicas, actualmente los municipios
indígenas hoy no sólo son regidos por las políticas nacionales, sino por los movimientos
supranacionales de la globalización, mediante el flujo de información digitalizada y las
dinámicas monetarias como ya se apuntaba en párrafos anteriores, los movimientos
sociales de las comunidades, así como mediante las normas jurídicas sobre los
derechos humanos, los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas.
En esa dinámica se encuentra el municipio de Santa María Tlahuitoltepec y
también en esos vaivenes se inserta hoy su gobierno local que, antes del movimiento
indígena nacional y continental de las décadas del 80 y 90, se encontraba invisibilizado
al igual que otros municipios indígenas y sus gobiernos locales (municipales o no), los
cuales estaban perdidos del mapa de la participación e importancia política para el
desarrollo de un país incluyente y respetuoso de la diversidad; para Massolo, la
transición hacia la visibilidad de los municipios tuvo que ver con la crisis económica:
En América Latina la crisis económica de la década de 1989 […] las políticas de
ajuste estructural, las transiciones a la democracia en algunos países, las políticas de
descentralización y reforma municipal, propiciaron el auge de la revalorización del
espacio local y el gobierno municipal, […] Surgió entonces una inédita corriente de
interés por vincular las temáticas de género con el espacio y el gobierno local, interés
sobre todo fundamentado en el crucial papel de las mujeres de sectores populares
urbanos como agentes del bienestar social, asumiendo la abrumadora lucha por la
subsistencia familiar y la colectivización solidaria de la sobrevivencia (Massolo,
2003:40).
Sin embargo esta coyuntura marcada por esta la crisis, también estuvo
acompañada con las demandas mundiales de las mujeres expresadas en las cuatro
conferencias mundiales de la mujer (Ciudad de México, 1975; Copenhague, 1980;
87
Nairobi, 1985; Beijing, 1995, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y los
exámenes quinquenales subsecuentes), así mismo por el proyecto político indígena
continental en América Latina mediante la emergencia del movimiento indígena y la
demanda autonómica. La puesta en la arena internacional de la Campaña 500 Años de
Resistencia Indígena, Negra y Popular contra del V Centenario del encuentro de dos
mundos que los estados naciones estaban festejando, también fue una catapulta para
la visibilización de las condiciones y situaciones de los municipios indígenas. La
irrupción del movimiento zapatista en México en plena crisis política y en pleno apogeo
de las políticas neoliberales, habrían inaugurado el trabajo de parto para la visibilización
de la diversidad étnica en México, y junto con ello, la apropiación de las voces por las y
los propios actores para la visibilización de las instituciones que rigen a los pueblos
indígenas, y es en ese contexto que las mujeres indígenas comienzan a hacerse
visibles en medio de una crisis política y económica marcada por las dinámicas de
explotación, racismo, discriminación y violencia estructural.
En esas oscilaciones, dinámicas y análisis políticos de las comunidades
indígenas mediadas por las agendas nacionales e internacionales de género, es que
también la antropología no sólo regresa la mirada a las instituciones de los pueblos y
comunidades indígenas, sino que propone nuevos abordajes que dan pie al
reconocimiento de una pluralidad de sistemas político-jurídicos y la coexistencia de los
mismos en un marco de normatividades estatales; y es ahí donde la interlegalidad
encuentra sentido, no sin denunciar la relación del poder instaurada entre Estados y
Pueblos Indígenas que ha dado pie a que las actuaciones de las instituciones de
gobierno de los pueblos indígenas se den en un marco de ilegalidad en tanto que las
leyes no reconocen estas instituciones, fundadas en una relación colonial de saberes e
instituciones.
En esas tensiones epistémicas, políticas y jurídicas, las mujeres indígenas se
han cuestionado el papel que deberían de jugar ante sistemas machistas que insisten,
si bien no en desconocer, sí en limitar la participación femenina en los órganos de
deliberación locales y de toma de decisiones de los Pueblos indígenas en donde las
ciudadanías no plenas29 requieren ser discutidas y analizadas más ampliamente. En
Se dice que: La ciudadanía política incluye el derecho a participar en el ejercicio del poder
político, como miembro del cuerpo investido de autoridad política o como elector de sus miembros. La
ciudadanía civil, se compone de los derechos a la libertad individual: libertad de la persona, de expresión
29
88
ese vacío también se encuentra la escasa visibilización de la participación femenina en
los estudios sobre el sistema de cargos, si bien una parte ha estado enfocada en los
sistemas de cargos religiosos; la parte política, social y agraria del sistema de cargos,
su relación con la participación femenina y el gobierno local son temas pendientes que
intentaré encuadrar en el siguiente apartado.
Es importante señalar algunos aspectos que hasta aquí hemos abordado: existe
un antecedente de las luchas políticas de las mujeres indígenas que se remota
visiblemente con el movimiento de las mujeres zapatistas y junto con ello, el movimiento
continental de los Pueblos Indígenas que se extendió por América Latina; con influencia
de las feministas, se colocaron demandas específicas de las mujeres indígenas como el
problema del acceso a la educación, la participación política, el acceso a bienes, la
violencia de género, la salud sexual y reproductiva; desde la visión liberal de los
derechos humanos, las demandas tomaron un rostro de violación a los derechos
humanos de las mujeres; las formalidades jurídicas asentadas en los marcos nacionales
e internacionales incluyeron las demandas de género a raíz del movimiento mundial de
las mujeres; paulatinamente las mujeres indígenas internacionalizaron su movimiento; a
mediados de la década del 90, el movimiento indígena habría obligado al Estado
Mexicano a un proceso de re distritaciones electorales indígenas para que candidatos o
candidatas indígenas fueran postulados por los partidos en los distritos con una
población indígena significativa, que no tuvo mayor impacto en el cambio jurídico y de
relaciones política y sociales de las comunidades y el Estado.
Las presiones del movimiento feminista obligaron al Estado mexicano en la parte
política a decretar la obligatoriedad de la paridad de género en los registros para las
candidaturas, algunas entidades federativas armonizaron las leyes para garantizar la
paridad vertical y horizontal como un mecanismo de salvaguarda de los derechos
políticos electorales de mujeres y hombres, con miras a lograr la participación
porcentual equilibrada entre mujeres y hombres desde los órganos ejecutivos a nivel
municipal, estatal y federal y los órganos legislativos a nivel estatal y federal. En
Oaxaca la obligatoriedad de la paridad de candidaturas a nivel municipal sólo quedó
circunscrita a los 153 municipios que se rigen por partidos políticos, los municipios
de pensamiento y religión, derecho a la propiedad, a establecer contratos válidos y derecho a la justicia.
Finalmente, la ciudadanía social se refiere al mínimo de bienestar, conforme a los estándares
predominantes en la sociedad (Marshall en Rababoldo et al, 2006, en Vásquez Verónica,48:2011)
89
indígenas que se administran mediante Sistemas Normativos Internos se eximen de
esta obligatoriedad.
El aterrizaje de los avances de la política formal y la democracia liberal desde la
perspectiva de la interculturalidad y en los ámbitos locales-municipales, nos obliga a ser
muy cuidadosos y cuidadosas sobre lo que estos cambios han significado desde los
contextos de exclusión y marginación de las mujeres indígenas. Puede ser
que
implique que el entramado comunitario desde donde se postulan las demandas de
género y desde donde se constituyen las identidades de género de las mujeres
indígenas, signifique una clara correlación con la vida colectiva. Para entender y
abordar los problemas sociales de las comunidades no tendrían que ser explicados y
resueltos a partir de otros ángulos que ignoren los entornos sociales e históricos de las
comunidades en los que el espíritu colectivo de las comunidades conforman un
elemento determinante para marcar las diferencias entre sociedades indígenas y
urbanas, así como sus agendas e inclusive sus metodologías de atención y abordaje
para la comprensión de los marcos sociales.
En cierta medida ubicamos que son las constantes tensiones entre los
postulados individuales y los derechos colectivos, como el hecho de obligar a un
sistema político partidista con base en lo punitivo para lograr una paridad participativa
entre los sexos que paradójicamente en los propios postulados de la democracia liberal,
no se ha logrado. Imponer las mismas medidas en las comunidades indígenas donde a
veces no se concursan los cargos, es no reconocer que se habla de un sistema con
fundamentos de una democracia colectiva, que también tiene muchos retos en cuanto a
la participación entre los sexos se refiere.
Más allá de estas acciones afirmativas legislativas ¿Qué significa para una mujer
indígena participar en los espacios políticos y sociales de los gobiernos locales? ¿Cómo
es visto por la colectividad y de qué manera las mujeres se han ido integrando en los
espacios locales al tiempo que van transformando los entramados sociales que no
permiten la participación de las mujeres de manera igualitaria? ¿Es la mera
participación de las mujeres indígenas en los espacios de decisión un objetivo
horizontal de las comunidades y de las propias mujeres indígenas? ¿Qué retos implica
para una mujer indígena participar social y políticamente en los marcos comunitarios
donde no existe una remuneración económica y donde no es el candidato o la
90
candidata quien busca el poder? Estas preguntas abren líneas de debate que se
mostrarán en el siguiente apartado.
II.III MUJERES INDÍGENAS, SISTEMAS DE CARGOS Y GOBIERNO LOCAL:
ACERCAMIENTOS ACTUALES
En la parte anterior intenté acercarme a la trayectoria de las demandas colectivas de las
mujeres indígenas y la participación política y social de las mismas en agendas
nacionales y locales, así como los ecos encontrados a nivel local. También de manera
muy general se abordó la noción del gobierno local y su relación con la territorialidad y
la administración municipal; en este caso pensamos en las comunidades indígenas.
En este inciso se pretende abordar el acercamiento a los estudios sobre el
gobierno local30, así como la participación de las mujeres indígenas en la participación
social y política en los marcos de los gobiernos locales. Poca literatura crítica existe con
respecto a cómo las mujeres indígenas han vivido las mediaciones de las dinámicas
locales y globales mediante el discurso de los derechos individuales de las mujeres
indígenas y su participación en los espacios de los gobiernos locales.
Alejandra Massolo (2003) quien estudia la participación de las mujeres en los
ámbitos locales encuentra que la participación de las mujeres sigue un patrón femenino
en los espacios locales de la vida cotidiana - las antropólogas han señalado desde los
estudios del sistema de cargos el mismo fenómeno- sobre todo, la relación existente
entre la esfera de la familia, las tareas domésticas y la participación de las mujeres en
los gobiernos locales.
Plasmadas en el territorio la división y desigualdad entre los géneros, el barrio, la
comunidad vecinal, la localidad representan los lugares de la vida social donde las
mujeres se han desenvuelto y proyectado sus papeles, habilidades y luchas. Si
bien los estudios de género han destacado que el ámbito municipal y el hacer
Los estudios de las mujeres indígenas y su participación en el gobierno local, están
estrechamente vinculados con la participación en los espacios de la administración y gestión municipal.
Aunque las mismas estudiosas han dado cuenta de que la participación femenina no sólo se reduce a
esos espacios, antes bien, hay muchas investigaciones que dan cuenta que la participación de las
mujeres indígenas está relacionada con la gestión social, con los roles y demandas de género, como:
comités de salud, de escuelas, clínica, de barrios, de fiestas patronales, regidoras de educación, salud,
de la mujer, de saneamiento, participaciones religiosas, agrarias y un sinfín de actividades que las
mismas comunidades les exigen y permiten a las mujeres.
30
91
política comunitaria facilitan la participación pública de las mujeres debido a la
proximidad espacial y la mayor flexibilidad de tiempo, también se han lanzado
certeras críticas, por ejemplo en la investigación urbana, sobre el concepto de
comunidad y la ideología doméstica que naturalizan "el lugar de la mujer" en lo
estrictamente
local,
ocultando
situaciones
de
opresión,
explotación
y
discriminación de género. Además de que se encubre el hecho de la feminización
de la pobreza y el traspaso de las responsabilidades estatales, a las tareas
domésticas femeninas y la autoayuda comunitaria bajo los efectos de las políticas
neoliberales (Massolo, 1996, en Massolo 2003: 40).
Ante esta crítica, podemos observar una tesis: Se postula que la participación de
las mujeres en los ámbitos locales está relacionada con las actividades propias del
género; una visión feminista liberal que concluye que estos espacios esconden
situaciones de opresión, explotación y discriminación basadas en el género. Encuentro
un primer quiebre en ello en tanto que las actividades “domésticas” desde estas
perspectivas sufren procesos de extracción de valor desde el punto de vista económico.
Y sin embargo, lo que podemos observar es que estos espacios privados desde donde
participan también la mayoría de las mujeres indígenas, son uno de los muchos
espacios de participación para dar vida a la dinámica colectiva y desde donde se
comunaliza la vida; de no reconocer esto, caeríamos en el de obviar los posibles
valores simbólicos, religiosos, sociales y políticos que bien pueden ser parte constitutiva
de los andamiajes de las formas de organizaciones políticas y sociales no liberales de
las comunidades indígenas. ¿Es ser esencialistas de lo femenino? No, puesto que no
partimos de que el único espacio de incidencia y participación sociopolítica de las
mujeres indígenas se da sólo desde los espacios privados o mediante actividades
propias del género; se entiende más bien que existen movimientos cíclicos con avance
y retrocesos que han abonado a la búsqueda constante de la dignificación de la vida
social e individual de las mujeres indígenas en sus entornos inmediatos. Aquí encuentra
sentido el buen vivir, y para que ello suceda, será necesario también que el sujeto
colectivo tenga las posibilidades de desarrollo propio o lo que es lo mismo,
reconocimiento jurídico de una libre determinación.
Aquí también encuentra sentido la pregunta apelativa: ¿të m’uk texy kyiimyë?
¿Acaso has dado de comer? ¿Acaso has llevado el plato? Contrariamente a lo que
92
pudriéramos pensar, aquí es justo donde el trabajo que implica la elaboración de
alimentos y dar de comer a toda una colectividad en Tlahuitoltepec no siempre significa
sumisión y pasividad, significa un aporte de las mujeres, es el desprendimiento personal
hacia lo colectivo y con la participación, se hace una capa legitimadora que respaldará a
una mujer ante un eventual abuso tanto autoridades o personas. ¿Que sólo se les
confina a los espacios privados a las mujeres? No necesariamente. ¿Que los hombres
no se involucran en actividades referidas para la elaboración de alimentos? No
necesariamente, aunque sean las mujeres quienes participan en mayor medida, eso no
se discute. ¿Que se observan cambios de roles en las actividades? También eso es
cierto. Quizás hace años no se observaba a los hombres desplumar y limpiar pollos, o
ir al molino en Tlahuitoltepec como sí se observaba y se sigue viendo que también son
ellos -así como las mujeres- los encargados de recibir y atender a los comensales,
poner
los canastos de tortillas en las mesas, repartir bebidas entre los invitados y
visitantes, son los meseros. . Pero también es cierto que los roles de género cambian
de comunidad en comunidad. Por ejemplo en algunas comunidades del municipio de la
zona media, son los hombres los encargados por excelencia y en los marcos festivos
los responsables de cocer el nixtamal, son ellos quienes cargan el maíz y el nixtamal.
En otros lugares públicos puede que este tipo de configuraciones de masculinidades no
se observen. Tampoco con ello se dice que las condiciones sociales sean igualitarias
entre hombres y mujeres, pero asentamos que los roles de género no se configuran de
una sola forma y no sólo son los roles de género los que determinan o pesan más para
saber dónde, cuándo, porqué, quién y desde donde las mujeres indígenas deben de
participar en los gobiernos locales; antes es una tradición histórica que entrecruza
varias condiciones y situaciones, aunque por supuesto el machismo y androcentrismo
ha sido una tradición marcada.
Otras de las autoras obligadas a revisar en materia de participación de las
mujeres en los gobiernos locales es Dalia Barrera (2002, 2003, 2006, 2011, 2015)
aunque desde otros ángulos, aborda la participación de las mujeres en los partidos
políticos y en los gobiernos locales; particularmente de las mujeres indígenas en los
espacios y cargos municipales. En una de sus múltiples investigaciones da cuenta del
rezago actual de la participación de las mujeres en los cargos municipales como las
presidencias, sindicaturas y regidurías. Anota que para 1986 sólo el 2.9% de los
municipios eran gobernados por mujeres, en el 2000 correspondía el 3.5%, en el 2012
93
el 6.8%. Mientras en el 2013 se reportaba que 162 mujeres gobernaban municipios de
los 2,445, correspondiendo al 6% según la Red de Investigadores en Gobiernos Locales
Mexicanos. La misma red nos indica que al 2013 en México existían 17,446 regidores,
de los cuales 5,129 eran mujeres, representando el 29.3%; 2,600 síndicos, siendo solo
473 mujeres correspondiente al 18.1%. Mientras tanto, el Observatorio político de la
participación política de las mujeres en México, reporta que para el 2015 se logró que
129 mujeres fueran electas presidentas municipales en las 17 entidades federativas en
elecciones que sumadas a las presidentas en turno daban un total de 232 presidentas
municipales a nivel nacional al 201531.
Las numeralias muestran cifras tangibles, y que a pesar de todo el registro, no
existen datos exactos que rastreen cuántas mujeres son electas mediante los sistemas
normativos internos a nivel nacional, o cuántas mujeres se adscriben como indígenas y
cuántos municipios indígenas y no indígenas son gobernados por mujeres indígenas,
además de que en la parte cualitativa no se reflejan las agendas políticas que llevan las
candidatas. Este vacío no es más que el resultado del tratamiento que se le ha dado a
la participación de las mujeres indígenas desde la política formal mediante numeralias.
Desde la parte cualitativa, Barrera (2003,2006, 2011) también ha realizado
interesantes investigaciones sobre
los perfiles
y trayectorias de
presidentas
municipales, síndicas y regidoras electas por partidos políticos y sistemas normativos
propios; en estos aportes la parte cuantitativa encuentra las razones cualitativas de las
brechas abismales de las numeralias que se observan en los puestos municipales entre
los sexos, como el hecho de que en ocasiones los municipios gobernados por mujeres
mediante partidos políticos, son municipios en los que las mujeres fueron postuladas a
manera de relleno, particularmente cuando las planillas de registro de los partidos
políticos son rebotadas por no apegarse a los principios de la cuota de género. Otro de
los fenómenos observados es que las postulaciones de las mujeres por sus partidos se
realizan en municipios perdedores.
Barrera también da cuenta de cómo la participación de las mujeres en las
presidencias municipales se va diluyendo, contrariamente a lo que sucede en los
congresos federales e inclusive en otros espacios de los mismos gobiernos locales; por
el ejemplo el caso de las sindicaturas y regidurías han tenido mayor apertura para la
31
94
Con datos registrados también por la Red de Apoyo de Mujeres Municipalistas A.C.
participación de las mujeres32. La autora también encuentra que el perfil de las
presidentas municipales y su relación con el acceso a los espacios de los órganos
municipales está condicionado por el grado académico de las mujeres, el estado civil, la
maternidad, la trayectoria laboral, la edad reproductiva, la militancia en los partidos, la
existencia de redes, la historia de los liderazgos familiares y una marcada trayectoria en
el magisterio. Estos dos últimos aspectos, particularmente tienen importancia en
municipios rurales e indígenas.
En esa misma línea y con resultados parecidos
encontramos otras investigaciones como las realizadas por Verónica Vásquez (2012).
Desde otro ángulo pero no menos importante, es que Barrera (2006) ubica uno
de los elementos importantes que guía también nuestra reflexión, y es acerca de los
aspectos subjetivos que las mujeres experimentan durante sus cargos, inclusive ha
encontrado que estos condicionantes pueden llegar a limitar la participación de las
mujeres llegando incluso al caso de dimitir:
[…] una problemática que hemos llamado costos de la participación, que se resume
como: culpa, estrés, ansiedad por descuidar o intentar cumplir a toda costa los roles
de madre-esposa, al mismo tiempo que con los de trabajadora, o miembro de una
organización social o política; violencia doméstica acrecentada, presiones, chantajes
y celos del compañero y los hijos, hasta la violencia física, para disuadirla de salir;
presión para elegir entre la familia y la pareja y la participación o el trabajo; presión
social
y
estigmatización
de
la
transgresora
(chismes,
ofensas,
desprestigio);alusiones a su masculinización, surgida de su acceso a espacios de
poder político o social, considerados masculinos (Barrera, 2006: 25-26).
Las investigaciones de Alejandra Massolo (2003, 2005, 2007) se inscriben en los
municipios, considerado como unidad político administrativa de acceso inmediato por
parte de las mujeres. El municipio representa según la autora, la célula primaria de
gobierno y la unidad política administrativa de base territorial. Se ha apuntado también
que los municipios son espacios de vital importancia para las mujeres en tanto que son
los espacios más próximos para el desarrollo de las habilidades de las mujeres en tanto
Dalia Barrera (2003) anota que “el nivel local de gobierno es aquel con el que las mujeres tienen
mayor cercanía y relación desde su rol de madres—esposas, estrechamente ligado con las necesidades
de la reproducción en el ambiente familiar, vecinal y comunidad. Es por ello que se dice que el espacio
municipal es más accesible para ellas. Sin embargo, actualmente en nuestro país vivimos la paradoja de
la particular cerrazón de las estructuras locales de gobierno respecto a las mujeres” (pág. 33-34).
32
95
gestoras sociales para la vida familiar y comunitaria. Massolo recupera que la presencia
y participación de las mujeres en los espacios locales tiene varias características, entre
ellas menciona: que en los espacios locales el papel de la mujer adquiere importancia
por el rol doméstico sobre la participación política; no se eliminan las desigualdades de
género; sigue siendo una costumbre que a las mujeres se les asignen y se concentren
en actividades relativas a las necesidades familiares y comunitarias frente a los
varones, que ostentan cargos públicos de decisión en los gobiernos locales. Las
mujeres son intermediarias para fines de bienestar para otros, hay una percepción de la
participación femenina de manera instrumental (programas sociales, cargos religiosos);
pocas veces se les percibe como agentes de cambio y como sujetas sociales con
derechos propios y hay una percepción de que las mujeres deben de estar disponibles
todo el tiempo para problemas emergentes; la participación en el mundo público local es
más una obligación por necesidad que un derecho ciudadano a participar en los
asuntos públicos, y que siendo una paradoja, este tipo de acciones no necesariamente
han facilitado el acceso de las mujeres a los cargos de poder municipal (Massolo:
2005:78).
En el escenario de los municipios indígenas estas situaciones no son tan
divergentes, sin embargo, el análisis se complejiza cuando la dinámica comunitaria no
necesariamente pone para su análisis, visiones binarias opuestas, pues hablamos de
un continuum donde la participación de las mujeres indígenas y hombres tiene una
correlación con los demás espacios de participación, llámese participación religiosa,
social, administrativa, agraria, política-jurídica y donde a veces lo público adquiere un
carácter privado y lo privado un carácter público, y donde además lo privado y lo público
se pueden encontrar en espacios sociales más amplios en donde los roles tradicionales
de género de hombres y mujeres indígenas implican no sólo legitimar un cargo y el
proceso de las dinámicas de la política no formal; antes bien estas dinámicas pueden
ser oportunidades para repensar cómo los actos políticos y sociales deben de tener
mayor apertura para que las mujeres indígenas y otros sectores puedan participar, de
manera tal que se respeten sus demandas locales, que van desde las de aquellas que
piden participar hasta las que de quienes pugnan por la no participación en el ámbito
local. Estas constantes tensiones lo que en realidad denuncian son efectivamente la
condición y situación de las mujeres indígenas, marcadas por las situaciones históricas
96
de la colonialidad a través de hechos concretos como el clasismo y racismo por la
pertenencia étnica, de género y etaria.
Estos aspectos sociales de la participación de las mujeres indígenas en los
espacios locales, la participación en los gobiernos locales y en el sistema de cargos,
son abordados por Paloma Bonfil (2002, 2003); Bonfil, Barrera y Aguirre (2008),
Margarita Dalton (2012), Verónica Vásquez (2011), quienes analizan particularmente la
participación política, los liderazgos, así como la trayectoria de lucha de las mujeres
indígenas desde su condición de género, de pertenencia étnica y los ecos hallados en
los espacios locales. De ahí que las investigaciones han visibilizado el impacto local de
la agenda nacional de las mujeres indígenas y los caminos recorridos por las propias
mujeres tanto en la política formal partidista, como en los gobiernos locales de los
municipios indígenas y rurales.
Desde esta parte social, Bonfil aborda la participación política y el liderazgo de
las mujeres indígenas al interior de sus comunidades y cómo la valorización cultural,
social y condiciones particulares determinan puntualmente que las mujeres puedan
participar o no en las esferas públicas de toma de decisiones. Lo que encuentra Bonfil
(2002) es una creciente diferenciación de clases al interior de las comunidades
indígenas teniendo como efecto, fracturas y quiebres en torno a los trabajos colectivos.
Anota que estos quiebres se han convertido en cierta medida es una fuerza motora para
la participación de las mujeres, aunque claro está, no de manera homogénea, pues
hemos visto que entre las mujeres indígenas existen posiciones y condiciones
diferenciadas como la clase, escolaridad, estatus marital, el prestigio del cónyuge o los
antecedentes familiares que tienden a incidir en el desarrollo de los liderazgos de las
mujeres.
También la misma autora refleja en sus investigaciones que las condiciones
económicas, el limitado acceso a la educación, el machismo vigente en los sistemas
políticos son factores que han limitado la participación de las mujeres indígenas en los
gobiernos locales; un eco de descontento se encuentra en los procesos organizativos
de algunas mujeres indígenas quienes han puesto como parte de la agenda principal de
género, la reflexión sobre la participación política y social a nivel local; es decir, la línea
rectora de discusión de la lucha de las mujeres indígenas ha girado en torno a los
mecanismos que han utilizado las mujeres para participar, y los retos con los que se
97
han enfrentado no solo frente a los varones y mujeres mestizas, sino frente a la
diversidad de los sistemas de participación política y frente al Estado.
En resumidas cuentas, para las mujeres indígenas ha significado el derecho a la
conquista de la palabra mediante la visibilización de los problemas de género existentes
al interior de las comunidades (Bonfil, 2002, 2003). Y es ahí donde Bonfil encuentra el
entrecruce del ejercicio de los derechos de las mujeres indígenas y los derechos
colectivos de los pueblos indígenas. Ambos derechos han configurado la agenda de las
mujeres indígenas en la que insistentemente se pugna y se pone en diálogo los
derechos individuales y colectivos, primordialmente referidos a la participación política,
la violencia y el acceso a los recursos naturales por parte de las mujeres. Bonfil enuncia
además que esas demandas remiten no sólo al ejercicio de los derechos individuales,
sino al derecho a la diferencia cultural, jurídica, política y lingüística, el respeto a los
recursos naturales, la tierra y al territorio; donde además, los instrumentos
internacionales se han convertido en el andamiaje, paraguas y basamentos jurídicos del
respeto a la diversidad, a las identidades, a las luchas de género y a la etnicidad.
Por otra parte, la autora avanza algunos pasos más al enunciar que la lucha de
las mujeres indígenas es contra la herencia de la colonialidad presente en la pobreza,
exclusión, discriminación y racismo estructural. Pone en la palestra de análisis el que a
pesar de las luchas y resistencia de las mujeres indígenas, actualmente siguen
habiendo lagunas como
la escasa participación política y social de las mujeres
indígenas en sus comunidades, pues existen constantes tensiones entre su rol
productivo y reproductivo
en una dinámica donde la política comunitaria facilita la
participación femenina por la cercanía que mantienen con respecto al cabildo, pero que
paradójicamente está permeada por una tradición acerca de que a las mujeres se les
debe de adjudicar puestos, cargos y/o responsabilidades propias del “género” como los
comités de salud, comités de clínica, comités del DIF y comités de educación justo, en
ámbitos político-sociales donde interactúan y se entremezclan dos sistemas políticos: el
indígena y el de la democracia formal, vividos por las mujeres y hombres indígenas.
La presencia de las mujeres en el ámbito local del gobierno, propicia la toma de
decisiones por el carácter local del municipio, para Bonfil, Barrera y Aguirre significa
que “en lo referente a las mujeres indígenas, la comunidad es al mismo tiempo el
espacio más accesible y el más vedado para su participación política” (Bonfil, Barrera y
Aguirre: 2008:59), en otras palabras significa que:
98
La organización tradicional de las comunidades indígenas rurales (cuyo territorio
puede o no coincidir con la demarcación del municipio) se basa en una jerarquía
cívico-religiosa o sistema de cargos, dentro del cual se ejercen las decisiones, los
derechos ciudadanos, se resuelven los conflictos y se dictan las normas de
convivencia. En ese sentido, el sistema de cargos puede entenderse como el
sistema normativo indígena, mal llamado también de “usos y costumbres”,
integrado por un conjunto de normas comunitarias indígenas aplicado y
readaptado a lo largo de los siglos. Este sistema presenta variaciones de una
comunidad a otra y de un grupo étnico a otro, y también ha experimentado
importantes transformaciones a lo largo del tiempo […] (Bonfil, Barrera, Aguirre,
2008:59)
Las autoras también plantean las características de la ciudadanía de las
mujeres en un sistema en el que la participación en tanto que esposas del
carguero, titular del cargo; a quienes deben de apoyar y ayudar a sacar adelante
el compromiso contraído, señalando el carácter cambiante de estas formas en
las últimas décadas:
[…] en la mayoría de las modalidades que adoptan estas estructuras, los cargos de
autoridad y el ejercicio ciudadano se confieren únicamente a los hombres, mientras
las mujeres ejercen una ciudadanía mediada en tanto esposas del “carguero”,
compartiendo el estatus de sus compañeros junto con las responsabilidades y el
trabajo que implican los cargos de sus maridos, al asumir, por ejemplo, la
preparación de los alimentos y otras tareas rituales propias del cargos asignado a
su marido, con ayuda de otras mujeres de la familia […] Este esquema general
también se ha resquebrajado en los últimos años y se cuenta con información sobre
un ingreso creciente de las mujeres indígenas a los cargos, ya sea como
representantes de un marido o pariente emigrado, o como propietarias del cargo en
razón de situaciones como la migración masiva masculina o el aumento en la
escolaridad de las mujeres jóvenes especialmente, entre otros. (Bonfil, Barrera,
Aguirre, 2008:61)
Sin embargo, las autoras señalan las dificultades que viven las mujeres para que
su asunción de un cargo signifique un mayor estatus o reconocimiento social:
99
[…] en cualquier caso, la información disponible registra que la asunción de cargos
y responsabilidades comunitarias por parte de las mujeres no es necesariamente
una condición de elevación de estatus y reconocimiento, porque suele darse en
situaciones de desventaja familiar y económica. En efecto, dentro de las estructuras
y los sistemas comunitarios tradicionales, los cargos que detentan los varones
implican un compromiso familiar (en trabajo, en tiempo, en dinero y en ayuda) que
se pone a disposición del carguero o de quien realiza el servicio a la comunidad y
en el que el aporte de las mujeres es crucial. Cuando es una mujer quien asume
estas responsabilidades públicas, y más aún cuando lo hace sustituyendo al varón
“jefe de familia”, ella no cuenta con esos apoyos y soportes familiares, de modo que
su participación en la estructura comunitaria se da a costa de sus propios recursos
y de un trabajo acrecentado para otras mujeres de la unidad familiar, generalmente
las hijas, hermanas o madres, que son entonces quienes atienden las tareas
domésticas de la carguera en cuestión. (Bonfil, Barrera y Aguirre, 2008:59-62).
Estos análisis pintan un panorama muy complejo, no obstante resalta la carencia
de investigaciones desde las miradas internas y situadas que visibilicen la participación
de las mujeres indígenas en entornos comunitarios bajo el sistema de cargos y en una
relación jurídica y política formal entre el Estado y las comunidades así como los
sistemas normativos internos, de lo contrario, los abordajes existentes requieren mayor
profundización, pues hemos encontrado que los estudios que intentan comprender este
entramado, terminan por describir de manera aislada las trayectorias de las mujeres
indígenas, sin tomar en cuenta la parte comunitaria, cultural e histórica de la dimensión
colectiva.
Otra de las autoras importantes a revisar es Margarita Dalton (2012), en su libro
Democracia e igualdad en conflicto: Las presidentas municipales de Oaxaca, donde
recoge las trayectorias de las mujeres en la vida política desde los contextos
particulares; comparte las experiencias de mujeres que han roto con los roles
tradicionales y los tabúes en los escenarios políticos locales. Particularmente se refiere
en uno de sus capitulados a las formas y normas de gobierno en Oaxaca, como son los
municipios regidos por usos y costumbres. El aporte de Dalton es muy importante pues
logra conectar la participación de las mujeres al interior de la administración municipal
en entornos comunitarios de los sistemas de elección usocostumbristas; observa que
estos cargos en su mayoría funcionan con una lógica meritoria desde el compartimento
100
de las responsabilidades comunitarias. Este tejido de araña como lo dice la misma
autora, ha logrado instaurar abordajes que no sólo visibilizan la participación femenina,
sino ponen en diálogo a las diversas formas de participación política en la entidad
oaxaqueña.
Estas formas de organización y participación implican como la misma autora lo
dice “un trabajo o servicio social que todos deben de realizar para ser considerados
integrantes del pueblo”, en esas modalidades, cierto es que existe una variedad de
formas y mecanismos de participación, como el hecho de que hay comunidades donde
no existe permisibilidad para la participación de las mujeres en las asambleas
comunitarias, ni en las votaciones, así como tampoco la posibilidad de registrarse o que
sean postuladas como candidatas a un cargo. También existen comunidades donde la
participación de las mujeres es más que visible, aunque no necesariamente se refleje
en los cargos de toma de decisiones, o están aquellas que participan activamente sin
que ello implique un cambio social con respecto a las condiciones sociales de las
comunidades y de las mujeres mismas. Pero lo que es innegable como lo observa la
autora es el hecho de que son las mujeres bastiones importantes para el ejercicio de los
cargos asumidos por los varones, particularmente en las ceremonias, la elaboración de
la comida mediante el trabajo de las mujeres
y que continuamente estos aportes
pasan desapercibidos en tanto que son los maridos quienes asumen los cargos:
En las comunidades no es reconocido como un aporte político importante y tampoco
significa que ellas tengan oportunidad de realizar esto como parte del sistema de
cargos que las podría llevar a la presidencia municipal. Si bien, por un lado, al decir
que las mujeres no participan en política se está desconociendo -como en todas
partes- el trabajo invisible de las mujeres, su colaboración en la infraestructura del
gobierno, por otra parte, el trabajo que realizan no es valorado como un aporte
político al sistema de usos y costumbres (Dalton, 2012: 145-146).
Quizás aquí habríamos de anotar que las actividades tradicionales de las
mujeres en los marcos festivos y de transición de cargos no están confinadas
solamente a espacios públicos sin que exista contacto con las dinámicas exteriores;
quizás anotaríamos que desde la política formal, estas actividades pueden pasar
desapercibidas y sin ninguna validez social y política, pero ello no quiere decir que los
espacios y actividades desde donde se insertan las mujeres ( religiosas, económicas
101
culturales, de gestión y elaboración de alimentos), se desarrollen en un antagonismo
mecanizado entre lo público y lo privado, entre lo masculino y lo femenino. Esta
perspectiva
lo
que
borra
es
la
existencia
de
momentos
y
espacios
de
complementariedad entre los sexos y géneros desde las diversas posiciones y
ejercicios de poder desigual; en cierta medida devela que los espacios y roles, son
políticos en la medida que ninguno de los espacios se encuentra en una pureza que no
implique y presuponga una relación que pase por lo público mediante el cual adquiere
un carácter político comunitario y con lo cual
se marca un diferencia frente a las
comunidades no indígenas, frente aquello que es diferente, en otras palabras, las
actividades son constitutivas de identidades, identidades de servicio interno
comunitario; aquello que respalda que las mujeres y hombres han trabajado por la
colectividad. ¿En qué condiciones y cómo puede limitar o permitir que las mujeres
desarrollen habilidades para una vida digna? Eso es lo que considero que es un punto
nodal, ver un proyecto que dignifique la vida implica trabajar desde adentro, entender la
historia de los pueblos y el papel de las mujeres en ella es también comprender y
entender los retos, avances y retrocesos que las mujeres han vivido, es posicionarse
desde miradas internas no victimistas.
Verónica Vásquez García (2010) muestra por ejemplo el carácter social de la
participación políticas de las presidentas en municipios usocostumbristas y da cuenta
que las mujeres autoridades tienen como primer vía de acceso las redes familiares.
También encuentra que mientras más ascienden las mujeres a cargos y puestos que
representen estratos de mayores responsabilidades burocráticas, el número de
participación de las mujeres va disminuyendo. ¿Eso es privativo de los cargos
municipales de las comunidades indígenas? Por supuesto que no, pero sí es privativo
de los sistemas de gobierno machistas patriarcales.
La misma autora observa que la participación de las mujeres indígenas en los
municipios indígenas tiene otra dimensión que es la migración, pues encuentra que las
mujeres están participando a falta de varones, particularmente en regiones y zonas de
alta expulsión como la mixteca oaxaqueña. Esta dinámica migratoria también ha
configurado nuevas formas de organización comunitaria y de participación social;
tomamos de ejemplo el municipio de San Mateo Xindihu; en la mixteca:
102
[…] un ejemplo de otra región es el de San Mateo Xindihui, en la mixteca, donde las
mujeres, a causa de la migración, han podido participar en las elecciones.
Actualmente, después de que se tomaron varias medidas para detener el flujo
migratorio y regresaron muchos de los varones, para la elección de sus autoridades
se hacen dos asambleas: una exclusiva para los hombres –pues las mujeres deben
quedar-se en casa cuidando a los hijos– y otra exclusiva para las mujeres pues
corresponde a los hombres quedarse en casa y cuidar a los hijos (Martínez, 2003).
Si bien, Vásquez (2011) deshila aspectos importantes de los usos y costumbres
de los municipios oaxaqueños que se rigen mediante mecanismos internos propios, sin
embargo el peso cultural en estas descripciones ocupa un lugar mínimo. Al igual que
otras estudiosas del tema, encuentra que la división sexual del trabajo relega a las
mujeres al ámbito privado y son los varones quienes representan las instituciones del
gobierno local. Otro punto que se resalta en esta investigación son los lugares y
posiciones que ocupan las mujeres, visiblemente determinados por sus estatus civil y
de género; esposa del varón autoridad, mujeres solteras que tienen cargos y
responsabilidades propias de las gestorías sociales comunitarias, actividades religiosas,
participación en las organizaciones productivas y programas impulsadas por
instituciones, a veces el uso instrumental de las mujeres por parte del gobierno es
visible. La autora también visibiliza la asamblea como un espacio importante de
decisión y proyección de acciones comunitarias; como en otros estudios, da cuenta no
solo de una diversidad de participación de las mujeres en estos espacios, sino de las
vías de acceso al cargo máximo del ayuntamiento municipal: la presidencia, donde
ubica cuatro vías; la tradicional por escalafón, el trabajo político del PRI, el liderazgo de
las maestras y el tequio desde la ciudad.
En su momento, Cristina Velásquez (2003) también detectaba que los cargos
públicos comunitarios que asumen las mujeres en Oaxaca en orden de importancia,
eran los siguientes: comités de educación, comités de salud, cargos auxiliares en el
ayuntamiento, en las juntas patrióticas y en diversas comisiones recolectoras de
cooperaciones, vocales, entre otros. En cuanto a la participación específica de las
mujeres en las elecciones internas, Velásquez revelaba hace casi 13 años, que en 10%
de los municipios de elecciones por usos y costumbres, las mujeres no votaban y la
tendencia de participación pública era baja o nula; en los otros 9%, tampoco las mujeres
votaban pero sí ejercían cargos comunitarios; el 21% restante, las mujeres votaban
103
pero la tendencia de participación pública en cargos era baja o nula, y el 60%, además
de votar, cumplían con cargos y participaban en la vida pública de la comunidad.
Aunque estos datos ya llevan más de una década, la tendencia y visibilización de la
participación de las mujeres indígenas en los cargos no ha cambiado de manera
significativa.
En Trastocadoras de la costumbre: mujeres virtuosas y públicas, Rosa Simón
(2015) hace un ejercicio interesante en tanto que ella como investigadora y parte de la
comunidad de estudio, desmonta las ideas machistas que se empeñan en ordenar el
lugar que las mujeres deben de ocupar en la comunidad. Aunque no estoy en total
acuerdo, pero la autora anota lo siguiente:
Ser mujer en un municipio de usos y costumbres representaba para mí, obedecer
las normas sin cuestionarlas, sin romper el silencio, porque si lo hacía, era atentar
contra la comunidad y lo que mi familia me había enseñado. Mi cuestionamiento
empezó al asistir por vez primera a una asamblea comunitaria y ser silenciada por
las propias mujeres, y por los propios hombres, con la justificación de mi
desconocimiento de los usos y costumbres (Simón, 2015:11).
Esta discordancia quizás se fundamente en que la experiencia vivida por las y los
alumnos de una escuela primaria de Tlahuitoltepec, donde por uso del patio escolar se
llevó a cabo una asamblea extra ordinaria por allá de 1991-1992, si no mal recuerdo.
En aquella ocasión habrían de escuchar los debates con respecto a asuntos religiosos.
Se debatía la pertinencia o no, de expulsar a los comuneros que profesaban creencias
de sectas religiosas que les prohibían cumplir con las obligaciones comunitarias como
el hecho de dar cargos y cumplir con la obligatoriedad de los procesos festivos que ello
implicaba. Niña aburrida de 11 años, a mí me habría quedado en la memoria una
participación de entre muchas otras: la de su madre, quien argumentaba que expulsar a
las personas de la comunidad y quitarles sus bienes por profesar una secta u otra
religión, era igual de intolerante como si existiese otra religión no católica y que ésta no
tolerara a la misma. El acuerdo colectivo fue que no se les expulsara pero que las
personas dieran su servicio obligatorio en la comunidad en tanto que vivían ahí y
disfrutaban de los bienes. Tiempo después unos abandonaron la comunidad, otros se
quedaron con la condición de dar su cargo como cualquier otra persona. Regresado a
Simón, es importante destacar el hilo conductor de su discusión y es la ya abordada en
104
párrafos anteriores con respecto a que la participación de las mujeres en el
ayuntamiento municipal ocurre con aquellas que poseen un capital social diferenciado
respecto al resto de las mujeres, el acceso y nivel educativo y económico. Quizás el
aporte más significativo de Simón, es el ejercicio que realiza sobre la autodefinición de
la ciudadanía desde las propias mujeres de la comunidad, en la que recupera que la
ciudadanía está relacionada con las obligaciones comunitarias muchas veces invisibles;
señala también que esta ciudadanía es diferenciada entre hombres y mujeres, así el
binomio ciudadanía-servicio hacia, para la autora es una definición fuera del liberalismo,
donde la identidad forma parte de las definiciones y configuraciones de las ciudadanías
de las mujeres de los municipios que se rigen por sistemas normativos propios.
Finalmente lo que podemos encontrar es que el abanico de conocimientos vistos
hasta ahora, describen la condición y situación de las mujeres indígenas, aunque como
se puede observar, en este apartado lo que prima son las constantes tensiones no sólo
entre los derechos civiles de las personas y los derechos de los pueblos, sino también
de miradas, perspectivas y paradigmas sociales y científicas sobre y desde la política
de la democracia liberal. ¿Cómo esos hallazgos se encuentran en el plano comunitario
de una comunidad indígena? Eso quedará ilustrado en el capítulo cinco, en el que las
mujeres de Tlahuitoltepec comparten sus experiencias; pero antes ubicaré la región y la
comunidad indígena de la cual soy parte, en el siguiente capítulo desarrollo el
acercamiento geográfico a la región Mixe y a Tlahuitoltepec.
105
TERCER CAPÍTULO: EL PUEBLO AYUUJK
Hablar del pueblo Ayuujk es hablar de un pueblo pintado con escenas paisajísticas de
dimensiones orográficas accidentadas y de llanuras, éstas últimas cobijadas por el calor
de la cercanía del mar. Desde cerca del mar hasta la sierra, existieron en algún
momento de la historia dinámicas propias que se encargaban de gobernar esas tierras,
donde mujeres y hombres formaban parte de las instituciones que dirimían cualquier
asunto. Hoy son los partidos políticos quienes gobiernan de manera directa, de manera
implícita en algunos municipios, en otros lugares del pueblo mixe, los partidos y en
otras más no tienen tanta influencia como sí la tenía el PRI en la época del cacicazgo
regional.
En esas ondulaciones climáticas desde las neviscas hasta el calor húmedo que
puede llegar a oscilar arriba de los 35° centígrados en tierras bajas y cerca de los 4°
centígrados en las tierras altas, se encuentran los 19 municipios Mixes que como se
sabe, se distinguen por la riqueza de los recursos naturales, además de la cultura
contenida en la música, lengua, las formas de gobierno y demás costumbres que
mantienen vivo al pueblo Ayuujk. En este apartado nos adentraremos a la región Mixe,
ubicada al noreste del Estado de Oaxaca.
III.I CONTEXTO GENERAL
En Oaxaca con las reformas al código de procedimientos electorales, desaparecieron
los municipios uso costumbristas para darle reconocimiento a los 417 municipios con
sistemas normativos internos (SNI) en la entidad oaxaqueña, de los cuales, 236 son
municipios indígenas, 167 son municipios con población indígena dispersa, 6 con
presencia indígena y 8 sin población indígena; el resto de los municipios corresponde a
los 153 registrados para elección vía partidos políticos 33, actualmente con la nueva re
distritación del 2015 en Oaxaca por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral
Catálogo de localidades indígenas 2010. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas; Catálogo general de municipios que elegirán a sus autoridades bajo el régimen de sistemas
normativos internos, 2012.
33
106
(INE), el distrito XX se conforma por 18 de los 19 municipios Mixes y 4 municipios
zapotecos, en esa cartografía de los municipios indígenas existe una cartografía
paralela de tipos y formas de participación de las mujeres indígenas en los municipios
de la entidad.
A lo largo y ancho del estado oaxaqueño se encuentran también esparcidas estas
unidades administrativas locales que con sus habitantes configuran la pluralidad étnica
de la entidad. Son en estos municipios donde se encuentran los pueblos y mujeres
Amuzgas, Cuicatecas, Chatinas, Chinantecas, Chocholtecas, Chontales, Huaves,
Ixcatecas,
Mazatecas,
Mixes,
Mixtecas, Nahuas, Triquis, Zapotecas, Zoques,
Afromexicanas y Tacuates, que son reconocidos por la constitución estatal. Sin bien no
es la única entidad con mayor concentración de pueblos indígenas, su importancia
emana en que concentra una gran parte de la diversidad étnica del país. Y en esta
diversidad se encuentra el pueblo Mixe y Tlahuitoltepec es uno de los 75 municipios que
se rigen por sistemas normativos propios con duración de un año en los cargos. El resto
corresponde a los 329 municipios con un periodo de tres años de elección; sólo un
municipio elige a sus autoridades por dos años y 30 municipios más por un año y
medio, según datos desglosados por el Instituto Estatal Electoral y de Participación
107
Ciudadana de Oaxaca34. La región Mixe sólo tiene un municipio que es gobernado por
el sistema de partidos políticos, y éste se encuentra cercano a las comunidades
zapotecas del istmo.
Las comunidades y municipios Mixes de Oaxaca, integran al único distrito
rentístico que lleva la denominación étnica de la región: Distrito Mixe. El pueblo mixe se
administra con 19 municipios, ubicados en zonas climáticas diferenciadas: la primera
correspondiente a la zona alta, integrada por Santa María Tlahuitoltepec, San Pedro y
San Pablo Ayutla, Asunción Cacalotepec, Santa María Tepantlali, Santo Domingo
Tepuxtepec, Totontepec Villa de Morelos, Espíritu Santo Tamazulapam y Mixistlán de la
Reforma; todos ellos forman parte del catálogo de elección de municipios con Sistemas
Normativos Internos (SNI). La zona media está conformada por los municipios de San
Pedro Ocotepec, Santiago Atitlán, Santa María Alotepec, San Juan Juquila, San Lucas
Camotlán, Santiago Zacatepec 35, San Juan Cotzocón y San Miguel Quetzaltepec, estos
municipios también están concentrados en el padrón de SNI; finalmente la zona Mixe
baja constituida por San Juan Mazatlán y San Juan Guichicovi. Sólo Guichicovi
mantiene su gobierno mediante partidos.
Con base en la nueva distritación de Demarcaciones Distritales Electorales locales
realizada en el 2015 en Oaxaca, los municipios mixes quedaron distribuidos en dos
distritos distintos; distritos X y XI respectivamente 36. El primero tiene su cabecera en la
localidad de San Pedro y San Pablo Ayutla, perteneciente al mismo municipio, e integra
un total de 22 municipios. La demarcación territorial distrital XI tiene su cabecera
ubicada en la localidad de Matías Romero perteneciente al municipio de Matías Romero
Avendaño y se integra por un total de 13 municipios, dentro de esta demarcación se
encuentra el único municipio Mixe de San Juan Guichicovi, el resto son zapotecos.
Para
mayor
información,
se
puede
consultar
el
siguiente
enlace
virtual:
http://www.ieepco.org.mx/index.php/component/content/article/9-uncategorised/433-sin.html
35
En este municipio se encuentra el juzgado distrital y se ubica en la Mixe media, es parte de la
zona norte de la entidad oaxaqueña, al 2010 tiene un mayor índice de rezago social, ocupa el lugar 46 a
nivel nacional con muy alto grado de marginación frente a Guelatao de Juárez, municipio zapoteca de la
zona norte que tiene el menor índice de rezago social, con un grado de marginación muy bajo ubicándose
en el número 2391 a nivel nacional, este último se encuentra entre los diez municipios de la entidad
oaxaqueña con menor índice de rezago social.
36
Para
mayor
información,
se
puede
consultar
el
siguiente
enlace
virtual:
http://www.ieepco.org.mx/biblioteca_digital/PDFs/Dttos2015/DESGLOSE_POR_DTTO.pdf Consultado a
marzo del 2016.
34
108
Cada municipio Mixe cuenta con una estructura política propia, esto significa que los
sistemas de cargos políticos-comunitarios tienen estructuras semejantes pero también
varían de comunidad en comunidad, otro más, elige sus autoridades mediante el
sistema de partidos políticos, como es el caso de San Juan Guichicovi. No en todos los
municipios las mujeres participan en la toma de decisiones relacionadas al desarrollo
social de la comunidad.
La entrada a la zona alta desde la capital oaxaqueña es por Ayutla Mixe.
Tlahuitoltepec se ubica en esta zona climática, que junto con su agencia municipal
Santa María Yacochi comparten territorialmente el cerro sagrado de los mixes conocido
como Cempoaltépel37 o iipxyuukp (cerro de veinte picos en Ayuujk). Llegar a Ayutla,
pasar por Tamazulapam y adentrarse a Tlahuitoltepec, obliga a ubicar al fondo, el cobijo
gigantesco y verduzco del Cempoaltépel, donde el frío a veces toma cuerpo de copos
de nieve. En enero de 2008, este cerro se cubrió con su manto blanco. Justo los
primeros días de enero, en el cambio de autoridades en Tlahuitoltepec.
Los cinco municipios que integran la zona alta, no sólo comparten este clima;
Ayutla Mixe además de ser la puerta de entrada, mantiene el mercado central que
convoca cada domingo a productores de diferentes comunidades. Llegar un día
domingo a la zona alta de los Mixes es poder escuchar las variantes dialectales del
Ayuujk. Una marchanta de Tepuxtepec platicando con una de Tamazulapam es habitual
en el mercado de Ayutla, sobre todo entre los vericuetos de los puestos de los
pequeños productores que exponen sus productos en los pisos sobre ayates, plásticos
o costales. Hortalizas frescas, verduras, legumbres hasta comidas típicas de la región,
pintan el paisaje y le dan movimiento y olor a los domingos en Ayutla, y en menor
medida también en Tamazulapam, un mercado centro periférico ubicado a 15 minutos
de Ayutla en transporte público. El mercado dominical de Ayutla, también convoca a
comunidades provenientes de la zona media, en la que como es lógico, los productos
agrícolas son propios del clima templado húmedo que caracteriza esta zona: plátanos,
granos de café, papayas, mamey, zapote, son algunos de los frutos provenientes de las
comunidades de la zona media.
La zona media por su parte, se ubica
aproximadamente a 800 metros sobre el nivel del mar, colinda con los zapotecos del
Nombre de origen Náhuatl que significa el cerro de los veinte picos, Usamos indistintamente
Zempoaltépetl y Cempoaltépetl. .
37
109
istmo y en ésta se encuentran sólo dos municipios Mixes de los 19: San Juan
Guichicovi y San Juan Mazatlán. Dada la lejanía entre las comunidades de la zona Mixe
baja y las zonas media y alta, la comunicación e interacción no es fluida, como sí lo es
entre las comunidades de la zona alta y media.
La región se caracteriza por cuatro colores básicos, el azul del cielo, el blanco de
las nubes, el café de la tierra y el verde de los bosques. La orografía de la región Mixe
es sumamente montañosa con inclinaciones muy pronunciadas y en estas arterias
accidentadas cada comunidad tiene sus propios lugares sagrados, en especial en
cuevas y cerros que muchas veces, sólo los lugareños conocen. Cabe hacer mención
de que las ritualidades llevadas a cabo en los lugares sagrados son episodios que
terminan en fiestas, en los que se convoca a los y las invitadas a disfrutar de los
principales platillos de la región, como el tamal de amarillo y frijol, el caldo Mixe,
machucado, tepache y mezcal. Todos hechos a base de la producción local de la región
como el maíz, frijol, la papa, calabaza, chayote, así como el pulque en el caso de la
zona alta. Los árboles frutales de clima frío también se hacen presentes tanto en el
hogar como en los mercados tradicionales de las comunidades Mixes. Para la zona
Mixe alta, es Ayutla Mixe quien pudiera tener una convocatoria mayor de los
productores de las comunidades de la zona Mixe alta y media, y por tanto, se ha
constituido como el principal mercado; de ahí la variedad de productos agrícolas que
van desde productos de las comunidades con climas fríos, templados y en menor
medida de climas calientes, esta última caracterizada por la venta de productos de ríos
y mar.
En años anteriores, las autoridades electas de Tlahuitoltepec o cualquier familia,
se trasladaban a Ayutla para surtirse de provisiones necesarias para los convivios,
particularmente la demanda era carne de res y pollo. Para evitar ir hasta Ayutla, se
tenía la costumbre de interceptar los camiones de pollo en el entronque de Santa Ana;
las personas paraban a los surtidores de pollo que se trasladaban a la plaza de
Zacatepec cada jueves. Era común que los proveedores vendieran pollos vivos de
postura que habían terminado su ciclo de vida productiva en las granjas avícolas de
postura, por ello los precios eran mucho más accesibles que los pollos criollos y de
engorda.
La importancia de los días de la plaza en los municipios además de la provisión
de productos de primera necesidad, es que también son espacios y momentos de
110
intercambio e ingresos económicos, donde se dan las transacciones entre particulares,
los “tesoreros o tesoreras” del municipio aprovechan para recaudar impuestos de los
pequeños productores.
Otras fuentes de ingresos económicos para las familias de las comunidades
Mixes son los servicios de oficios especializados, el comercio a pequeña escala y las
remesas de los migrantes desde la Ciudad de Oaxaca, México, Monterrey y E.U.A.
mayoritariamente, así como las ayudas sociales que los programas federales del
gobierno destinan.
Las zonas medias y bajas de la región, además de compartir climas más calientes,
comúnmente cuentan con extensiones geográficas mayores que los municipios de la
región alta. La propiedad comunal de los terrenos en estas zonas, permite que las
personas puedan aprovecharlas para la siembra de cultivos de un solo ciclo y/o para la
crianza de ganado a escalas mayores y en espacios abiertos. Un caso paradigmático
que muestra inclusive el tipo de posesión de tierra y las formas de organización social,
es el ganado comunal mixe de San Juan Juquila; aunque este ganado ande suelto,
cuentan con la vigilancia permanente de toda la población; con muchos ojos a la vez, se
evitan extravíos y los ataques de los animales salvajes. El cuidado colectivo del ganado,
obedece a que éste es sacrificado en las fiestas patronales y/o en eventos significativos
que lleguen a organizar las autoridades; de cierta manera tanto el cuidado y las
festividades forman parte de las dinámicas locales que dan vida y movimiento a las
formas de gobierno local.
Es por ello que hablar de distintos municipios y comunidades Mixes no es sólo
hablar de la distribución política territorial que delimita a las comunidades. Introducirse a
la región mixe es comprender que cada comunidad mantiene sus propias costumbres,
culturas, instituciones, vestimentas y variantes dialectales propias. Más allá de las
categorías administrativas y políticas, encontramos de esa manera al mixe de Ayutla,
mixe de Tepuxtepec, mixe de Tlahuitoltepec, mixe de Tamazulapam38, al mixe de
Yacochi39, al mixe de Cotzocón y al mixe de Guichicovi; en estos dos últimos municipios
Estos municipios integraban un grupo agrario mancomunado, pero el Programa de Certificación
de Derechos Ejidales y Titulación de Solares urbanos (PROCEDE) tuvo un gran impacto y a raíz de su
llegada a la región cada municipio adquirió personalidad jurídica propia.
39
Etsuko Kuroda recupera de los relatos que Yacochi –actual agencia municipal que depende del
municipio de Tlahuitoltepec- es el pueblo de un hermano mayor de Tlahuitoltepec, Tamazulapam, Ayutla,
Tepantlali y Tepuxtepec. En Oaxaca sólo existían tres grupos agrarios mancomunados sobre la
38
111
de la zona baja, se observa una composición pluricultural, resultado de las migraciones
intra-regionales en el estado y de las reubicaciones por las obras transísmicas del
ferrocarril y por otro lado las presas 40. En 1965 Salomón Nahmad, escribía que “En
Guichicovi, se habla el Mixe, el zapoteco del Istmo y el castellano, pero predominaba el
primero. En San Felipe Cihualtepec, del municipio de Cotzocón, se habla el mazateco y
el chinanteco por ser un poblado de reacomodo de la presa Alemán” (Nahmad,
1965:36).
Actualmente la integración multiétnica de los municipios de la zona baja, es en
parte
el resultado de los desplazamientos forzados por la construcción de
infraestructuras como el ferrocarril y las presas; también es cierto que es un fenómeno
de las migraciones internas de las mismas comunidades mixes y de otros pueblos
indígenas. Los 19 municipios Mixes abarcan una extensión territorial que representa el
5% del territorio oaxaqueño. Al 2010 más de la mitad de los municipios oaxaqueños, es
decir, el 55%se encontraban en alto y muy alto grado de rezago social, dentro de ese
porcentaje se encuentran los municipios mixes, particularmente los de la zona alta y
media donde se observa una mayor marginación.
Y esto tiene que ver con que parte de los municipios de la zona baja tienen
mayor infraestructura, pues colindan con municipios zapotecos del Istmo que tienen un
mayor flujo económico e infraestructura por las actividades costeras de Salina Cruz y
Tehuantepec mediante las actividades marítimas y petroleras. Aunque las actividades
propias de los municipios mixes de la zona baja se reducen a la agricultura y ganadería
en mayor escala que los municipios de la zona alta y media, existe en mayor medida
fuentes de empleo para los habitantes de la mixe baja. A diferencia de las llanuras de
la zona baja; la zona alta y media se componen de serranías que pegadas a los
territorios colindantes de los pueblos chinantecos al norte, al este los popolocas y los
propiedad de la tierra. Hasta hace pocos años correspondía a los municipios de Tamazulapam del
Espíritu Santo, Santa María Tlahuitoltepec, Santa María Tepantlali, Santo Domingo Tepuxtepec y San
Pedro y San Pablo Ayutla uno de esos grupos mancomunados, en los relatos, estos municipios son de
los hermanos menores del fundador de Yacochi.
40
Cada municipio Mixe tiene formas propias de autonombrarse así como de referirse a las otras
comunidades y municipios. Ejemplo: Ayutla se nombra a sí mismo Tuguiom; Tlahuitoltepec se refiere a
Ayutla como Tukiom; Tlahuitoltepec se dice a sí mismo Xaamkëjxp, Yacochi es conocido como Yukp. Los
de Tlahuitoltepec se refieren a Tamazulapam como Tuk nëë´m y Mikyëxp a Santiago Zacatepec,
cabecera del Distrito Mixe.
112
zoques, los zapotecos de la sierra al oeste y los zapotecos del valle al suroeste, hacen
de ello lugares más lejanos a la capital oaxaqueña. Aunque en la última década del
presente siglo se ha impulsado de manera acelerada, obras de carreteras
pavimentadas que intentan comunicar las tres zonas de la región Mixe y con la capital
oaxaqueña. Sin embargo, al interior de cada municipio, las brechas de terracería siguen
siendo las más notorias porque a través de las diversas bifurcaciones llegan a
conectarse con otras zonas.
La ampliación de carreteras ha aumentado considerablemente los números del
transporte terrestre privado y público; así como el aumento de otras infraestructuras y
servicios de comunicación como la telefonía celular, internet, teléfonos, fax, paqueterías
en transportes privados y otros servicios comerciales; pero particularmente son muy
importantes las radios comunitarias ubicadas en Tlahuitoltepec y otras comunidades
Mixes como, San José del Paraíso41, radios por internet como el de Tamazulapam,
pues tienen el papel de informar y hacer fluir los suceso regionales, intrarregionales,
estatales, nacionales e internacionales.
Para los y las mixes estar en medio de otros pueblos colindantes, ha implicado
configuraciones de relaciones inter étnicas permanentes, y las radios han sido espacios
que permiten compartir momentos, eventos y vivencias entre los pueblos Mixes,
zapotecos y/o chinantecos, ya sea para narrar los acontecimientos de una fiesta
patronal, hasta eventos paradigmáticos e históricos como la primera marcha Ayuujk en
apoyo a las demandas del magisterio
y en contra de las represiones al pueblo
oaxaqueño ocurridas en el mes de junio del 2016 por el gobierno estatal y federal. Ahí
las consignas fueron en Mixe, en el que enunciaban el descontento hacia el gobierno y
en el que enunciaban también la dignidad de su pertenencia Mixe y la resistencia ante
los embates coloniales.
Las narrativas de los Ayuujk
jää’äy sobre
las
historias
de
pugnas,
discriminaciones, luchas políticas y económicas entre los pueblos zapotecos y Mixes, ya
no aparecen tan constantemente como en épocas anteriores, y donde los concejos de
ancianos aparecían de manera protagónica para la resolución de conflictos mediante
sus consejos y asesorías a las partes involucradas, pero principalmente, aconsejaban a
las autoridades de cada comunidad y/o municipio para que pudieran velar por la paz e
41
Pertenece al municipio de Santo Domingo Tehuantepec.
113
integralidad en las comunidades; hoy esos concejos tienen un papel e importancia
plural según los municipios, en algunos casos han ido desapareciendo paulatinamente,
más ahora que la población ha ido en aumento, y que actualmente suma alrededor de
117 935 Ayuujk hablantes, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI) del 201042. Esta cifra de población hablante, ocupa el cuarto lugar
después de los zapotecos, los mixtecos y chinantecos.
Tanto las personas de Tlahuitoltepec como de otros municipios aledaños se
encuentran asentadas en las faldas del Cempoaltépetl y tienen una estrecha relación
con el mismo, particularmente fundada sobre la historia del personaje mitológico de los
mixes: Konk ëy, quien fuera el máximo líder Mixe, que se dice que combatió y defendió
a su pueblo y se resguardó en el cerro del Cempoaltépetl; conocido hoy como el
guardián de los pueblos Mixes, la figura femenina es Tajëëw, hermana de Konk.
Con este antecedente y por las revueltas durante el periodo colonial; al pueblo
Mixe se le consideró belicoso, “en los documentos de la colonia acerca de los Mixes, se
les describe como un pueblo belicoso que habitaban las inaccesibles faldas del
Zempoaltepetl de manera dispersa” (Kraemer, 2003: 62). Y “posiblemente el señor de
Mixistlán era quizás el más fuerte de los gobernantes Mixes” (Maldonado y Margarita,
1999: 99).
Es por ello que el pueblo Mixe actualmente vive en una relación estrecha y
compleja entre las divinidades representantes de los diversos mundos; la naturaleza y
la comunidad, sobre las cuales está cimentada una parte importante de la identidad
Ayuujk; de ahí que la cosmovisión esté estrechamente vinculada con la naturaleza, la
tierra y territorio, el medio ambiente y la lengua y es a través de esta relación dinámica
sobre la cual también se tejen las bases comunitarias de la organización social.
Inclusive, la vivencia cotidiana, los análisis de la vida comunitaria, las dinámicas
Los diversos datos desagregados muestran las tendencias en el uso de las lenguas, por ejemplo,
en el Índice de Reemplazo Etnolingüístico la lengua Ayuujk se mantenía en equilibro según índice
calculado sobre los datos del Censo de Población 2005. En 1990 la población de 5 años y más hablantes
del Ayuujk correspondía el 8.7 por ciento en la entidad oaxaqueña; para el año 2000 correspondía el 9.4
por ciento y para el 2010, 9.8 por ciento respectivamente; lo anterior, nos muestra que el uso de la lengua
Mixe ha tenido un aumento porcentual ligero de 1990 al 2010. Un diagnóstico realizado por la CDI (2003)
encuentra que es en las zonas altas cálidas y frías de la región Mixe donde hay una mayor vitalidad de la
lengua Ayuujk, mientras que en la parte baja se muestran desplazamientos lingüísticos donde la
población hablante de la lengua indígena presenta porcentajes de entre 66 y 52 hablantes de cada 100
habitantes mayores de cinco años (CDI, 2006:37).
42
114
políticas regionales, la filosofía, la identidad y la lengua, han llegado a ser parte de los
planes escolares; pues hemos de señalar que las propuestas educativas construidas
desde las diferentes comunidades mixes han sido visibles y palpables; propuestas que
han buscado la generación de nuevos centros educativos que permitan a la cultura
Ayuujk formar parte de la currícula escolar. Actualmente la región Mixe cuenta con
servicios educativos en los 19 municipios; para el 2006 según el Centro de Estudios
Ayuujk y la Universidad Indígena Intercultural Ayuujk, había 29 instituciones de nivel
medio superior, 15 se ubican en la zona alta-media y 14 en la zona baja (CEA-UIIA,
2006: 70). Por ahora se cuenta con cuatro centros de estudio a nivel superior, dos
ubicados en Santa María Tlahuitoltepec43 y uno en santa María Alotepec y el último en
Jaltepec de Candayoc. Existen otras instituciones educativas como el Centro de
Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM) y el Centro de
Educación Especial, ambos localizados en Santa María Tlahuitoltepec.
En los últimos años en Tlahuitoltepec se han colocado en la urdimbre educativa
nuevos conceptos como el Wejën-Kajën, que apela al desarrollo de las ideas y el
despertar de la mente en un marco comunitario donde rige el aprendizaje sobre la
práctica colectiva e individual (Vargas Vásquez, Vargas Hernández, Vásquez García, &
Pérez Díaz, 2008); la noción de educación del pueblo Mixe se explica con el concepto
“Wejën Kajën”, que significa “brotar”, “despertar”, “desatar”, “desenrollar”, y que refiere a
la educación en un sentido amplio y no se refiere sólo a las escuelas y a las aulas
(Cardoso, 2008).
Estos espacios han abierto dinámicas de discusión, particularmente entre los y
las jóvenes de la región, que ponen en la mesa de análisis aspectos del desarrollo local
y regional, la comunicación comunitaria, la situación política nacional de los pueblos
indígenas así como la generación de nuevas dinámicas que pretenden no sólo
recuperar sino fortalecer los aspectos identitario de la región Mixe como la lengua, la
vestimenta, la política, los recursos naturales entre otros.
En cuanto a los servicios estatales de salud en la región, están dispersos y
cubren a los municipios según la ubicación geográfica; existen unidades de la
Secretaría de Salud (SSA), del Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS), la
El Instituto Tecnológico de la Región Mixe (ITRM) y una universidad de reciente apertura; la
Universidad Cempoaltépel (UNICEM).
43
115
cobertura del programa IMSS-Prospera y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales
de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), éstas no necesariamente cubren la totalidad
de la población Mixe. Los servicios hospitalarios de la región mixe alta se localizan en el
municipio del Espíritu Santo Tamazulapam que se encuentra a media hora de
Tlahuitoltepec; en Tlacolula de Matamoros cercana a la ciudad de Oaxaca, se
encuentra el otro hospital que da cobertura para la región Mixe alta y media; y para el
bajo Mixe se encuentra el hospital María Lombardo de Caso. Ambas zonas también
cuentan con servicios médicos particulares.
Los servicios del Seguro Popular han cubierto paulatinamente la región y los
programas como Prospera han beneficiado con dotaciones económicas a la población
juvenil que se encuentra inscrita en los planteles educativos, así como niños y niñas en
edad escolar. También algunas madres de familia y personas de la tercera edad
cuentan con estos mismos apoyos además de los servicios de monitoreo, seguimiento y
control sanitario obligatorio de parte de las instancias de salud para las y los
beneficiarios del programa Prospera y 70 y más.
A diferencia de la percepción de la salud occidental, para una gran parte del
pueblo Mixe la salud está relacionada con el equilibrio y armonía que debe existir entre
el bienestar físico, espiritual y emocional, distribuido en las dimensiones sociales e
individuales de las personas y la comunidad. La veneración y el respeto a las deidades
locales y cristianas, la relación armónica con los difuntos de cada familia forman parte
de esta concepción44.
Las enfermedades son concebidas desde tres ángulos, el primero que corresponde
a las enfermedades físicas leves y que se originan a partir del desequilibrio físico del
cuerpo, que se expresa con enfermedades como las fiebres, diarreas, empachos,
resfriados y tos, que no requieren más que cuidados básicos, o que en su caso, con la
intervención de atención de alta especialidad se revierte la situación. Las enfermedades
de origen sobrenatural que se suscitan a partir de un desequilibrio entre la naturaleza, la
persona y la sociedad; los casos más frecuentes son los sustos y el mal de ojo.
Finalmente están los padecimientos físico-crónicos del paciente frente a los cuales la
medicina institucionalizada no puede dar resultados concretos, tal es el alcoholismo, la
En especial en la comunidad de Tlahuitoltepec, los difuntos llegan a ocupar un papel central en
cuanto al desequilibrio de la salud.
44
116
drogadicción y problemas de comportamiento anómalo que desequilibran la paz social y
familiar. Estos padecimientos no tienen orígenes bien definidos. En algunos casos,
según las comunidades, los familiares más cercanos a los enfermos, o los pacientes
mismos, acuden a los adivinos para pedir su intervención en las enfermedades que no
muestran mejoría inmediata. En algunas comunidades, el consumo de estupefacientes
como los hongos (es el caso de Santiago Zacatepec), es usado en rituales para tratar
de comprender los orígenes de las enfermedades puesto que existen enfermedades
que son asociadas a fenómenos heredados. El xëëmapyë (adivino) es la tercera
persona que interviene y dialoga con los diversos elementos que interactúan y dan
permanencia al malestar de la persona; mediante rituales, los xëëmapyë logran saber
desde umbrales no muy claros, las mandas o querellas que dejaron los familiares
difuntos más cercanos a los pacientes. Éstas deben ser saldadas por los familiares con
los rituales precisados por los adivinos o adivinas para que el espíritu en pena deje de
molestar a sus familiares y así recuperar la salud.
Problemas con otras personas, promesas incumplidas, mal comportamiento,
mandas sin realizarse, son algunas de las razones que se heredan y se convierten en
ciclos abiertos para las familias. Los rituales intentan menguar la crisis entre el enfermo
y los demás seres que se hacen presentes mediante la enfermedad; por lo tanto, los
diversos rituales como los rezos en las Iglesias, los sacrificios en los cerros 45, el pago
de una misa, novenarios, la realización de una comida en honor a los muertos, son
parte de esas indicaciones. Todo lo anterior debe ser realizado bajo las
recomendaciones y guía del adivino/adivina con miras a apaciguar la inestabilidad
familiar y contrarrestar la enfermedad. 46
Aunque la medicina alópata sea aceptada en su totalidad, la medicina propia de las
comunidades Mixes sigue teniendo uso y vigencia. El xëëmapyë 47, huesero, chupador,
hierberos, las parteras o comadronas, son algunas profesiones médicas del sistema de
salud comunitaria del pueblo Mixe que siguen vigentes. Las principales enfermedades
de la región se concentran en problemas gastrointestinales y respiratorios, aunque
45
Pueden ser lugares específicos como la casa, el panteón, lugares donde se adquiere el susto y
demás.
La migración inter regional entre los Mixes, sobre todo habitantes de la región Mixe alta hacia la
Mixe baja, ha llevado consigo la recreación de estas prácticas. Una de ellas son los sacrificios en los
cerros.
47
Adivina (o), lector del calendario solar.
46
117
gradualmente la diabetes se hace cada vez más fuerte. La desnutrición ataca
principalmente a la población infantil, femenina y a las personas de la tercera edad.
La otra cara de la moneda es que las enfermedades son el resultado de las
ausencias de infraestructura como la cobertura de los servicios de agua entubada; ésta
sigue siendo necesaria sobre todo para las comunidades alejadas de las cabeceras
municipales. El drenaje en la región Mixe, al igual que el agua entubada, sólo se
encuentra en las cabeceras municipales y en las agencias de fácil acceso. Sólo en los
municipios de San Pedro y San Pablo Ayutla, Santa María Alotepec, Totontepec Villa de
Morelos y Espíritu Santo Tamazulapam se cuenta con plantas de tratamiento de agua.
A nivel regional como ya se ha hecho mención, existe una pluralidad de formas
organizativas en torno al gobierno local y al sistema de cargos. Tlahuitoltepec se
organiza con base en sus dinámicas propias como se describe en el siguiente apartado.
III.II TLAHUITOLTEPEC (XAAMKËJXP): MUNICIPIO ABORDADO
Remembrar la llegada a la zona alta de la región Mixe hace un poco más de diez años,
es acordarme de la rojipinta bienvenida de Coca-Cola en una casa de adobe que
atrapaba la visión de cualquier viajero o viajera proveniente de la capital oaxaqueña.
Para llegar a Tlahui se pasa por Ayutla; la puerta de la Mixe alta. Pasar constantemente
por ese lugar, justo en el tramo donde se encontraba escrita la bienvenida, fue recordar
también las condiciones en la que se encontraba ese tramo hace unos años, un tramo
lodoso, peligroso, con derrumbes y lleno de muchas leyendas, en algunas ocasiones
pude ver batallar a serpientes entre el lodazal; la capacidad rastrera de los reptiles de la
región, no les era de mucha ayuda en esas condiciones.
Fue justo en uno de mis viajes de regreso a Oaxaca que un conductor de taxi nos
arrulló más de una vez con sus narraciones mitológicas, con los cuentos locales, las
historias, leyendas y con sus vivencias llenas de misterios; una de sus narraciones tenía
que ver con el lugar, la vegetación y de sus vivencias propias. Por momentos pensaba
en la capacidad narrativa del conductor de Tlahui, también pensaba que el servicio
incluía actividades imaginativas que buscaban bloquear cualquier sensación de
incomodidad del viaje apretujado y del olor característico de los taxis foráneos. Así, me
enteré que a un señor de Tlahui y su acompañante, se le aparecieron dos mujeres en
bikini a media noche y en pleno cerro, mujeres de cuerpos exuberantes que no se
118
apartaban de la carretera para no dejar pasar a los conductores del camión, entendimos
que por más de una ocasión estos señores le imploraron a las dos mujeres para que se
apartaran del lugar. Nos quedamos con la duda de si les hablarían en mixe o en
español, pues con “senos y traseros enormes”, sólo en las revistas de modelos existen
mujeres así, comentó el chofer; con esos detalles imaginamos que no eran mujeres
mixes. Entre risas y risas entendimos el mensaje, en esa escena reinó un miedo tal que
lo que menos importó para los hombres era ver cuerpos exuberantes de las mujeres,
antes bien, las víctimas del suceso imploraban llegar a casa, sanos y salvos; después
de ver que ambas mujeres en bikini se internaron en un bosque espeso, cerca de un
arroyo, casi a media noche.
Así son las historias, así son los aprendizajes, y aquí es donde me remito a otra
escena. Se trata de una charla sobre el aprendizaje que se realizó en Tlahui; algunos
profesionistas resumían en términos muy concretos que el aprendizaje no se da solo en
el aula, que éste representa una mínima parte de todo el conocimiento que puede
adquirir una persona; señalaban que los procesos de aprendizaje y aprehensión se
daban sobre y en el camino, sobre y a orillas del agua, el mar, o el arroyo; con el aire y
en el aire, en el trabajo o en los diferente espacios y momentos. Me refiero a ello porque
en el camino aprendí a escuchar estas grandes narraciones exquisitas, hoy puedo
imaginarme a los duendes Mixes.
119
Así es como se llega a Tlahui, lleno de historias; pasar por Ayutla, Tamazulapam e
internarse hacia la cabecera municipal, justo en el entronque de Santa Ana, esa la ruta
obligada. Santa Ana es una localidad de Tlahui, característica por su pequeña llanura,
ofrece tanto a oriundos de la comunidad así como a personas externas, en tiempo de
lluvias paisajes verdes de los maizales, árboles de duraznos llenos de fruto, o en su
caso, el reino del color café en tiempo de cosecha y siembra. No menos importante es
mencionar que la escuela primaria bilingüe de esta comunidad es una, si no es que la
única, que lleva el nombre de un líder Mixe, “Floriberto Díaz Gómez” quien fuera un libre
pensador mixe por la defensa autonómica de los pueblos indígenas. Pasar a lado de las
instalaciones de la escuela, también es observar una pared pintada con la clave escolar
y el nombre oficial. También en el muro se observa una imagen pintada, se trata de un
niño que lleva en mano a manera de ofrecimiento un guajolote negro. Esta imagen
resume la importancia de estas aves, pues no sólo se convierten en elementos básicos
para la gastronomía local, sino que representan la relación divina que existe entre los
mixes y la naturaleza, entre las personas y el Cempoaltépel, entre lo profano y sagrado,
entre la religión católica y las ritualidades mixes. Las aves criollas; pollos, gallos gallinas
y los guajolotes son los intermediarios entre estos dos mundos, mediante la guía e
instrucción de las y los adivinos. Esta vida también queda resumida en los murales del
antiguo palacio municipal.
No en pocas ocasiones las autoridades agrarias, municipales, religiosas, civiles,
culturales, etc., de Tlahuitoltepec, ya sea de manera anual, semestral o según cada
grupo de kutunk, se ven obligadas a una serie de rituales con los que estrechan una
relación sacra entre la comunidad, la tierra (cerros), los cargos y las y los adivinos. Un
“cargo” es convocante de rituales y por ende, rememoran la relación obligada del “ser
autoridad o ser kutunk” con los lugares sagrados en donde se llevan a cabo una serie
de ofrendas y sacrificios en torno a los cargos comunitarios, en busca de buenos
augurios para el desempeño positivo que deberán de guiar las autoridades; en el que
piden un futuro sin atropellos y problemas mayores para todo el equipo en turno. Así,
varios días previos al cambio de autoridad cada 1° de enero, la comunidad entera sabe
que las autoridades nuevas de Tlahui se reúnen para cumplir con los mandatos de cada
xëëmapyë, que ha de acompañar al grupo de personas con los cargos más importantes
para velar por la integridad y seguridad de todas las autoridades, particularmente
120
municipales y agrarias. Parte del ritual se lleva a cabo en el Cempoaltépetl, cerro
conocido como iipxy yukp para los mixes, una cumbre que llega a tener temperaturas
muy bajas, de ahí también que Tlahuitoltepec sea conocido en la región mixe como
“Xaam këjxp”, lugar frío y Xaam jää’äy y xaamkëëjxpït hacen referencia a las personas
originarias de Tlahuitoltepec.
Y hablando de murales, obligadamente también se observa el que está plasmado
en el palacio municipal que representa la relación imbricada entre la vida política,
religiosa y la mitología mixe que se describe en los párrafos anteriores. El otro mural
está plasmado en la entrada a la sala de ensayos de la banda municipal, donde la
intricada relación entre la música, la vida cotidiana y los músicos, es evidente , ahí una
vez más, un ave aparece desde una propuesta gráfica y conceptual diferente, que no
hace más que reflejar la identidad colectiva.
Sobre la avenida principal que va de subida, del lado opuesto del mural de la
escuela de música municipal, se encuentra otro escenario que hace referencia a un
candado, un signo de interrogación y signos de pesos, a un personaje masculino
representando a Kong Ëy e indican la cárcel municipal. Develan también en cierta
medida la naturaleza de la justicia comunitaria, que en esencia busca que cualquier
imputada e imputado encarcelado, averigüe comprender por él o ella misma, la razón
de su encierro.48 En la cárcel se tiene tiempo suficiente para reflexionar acerca de un
posible delito cometido; así en las deliberaciones y ante las autoridades judiciales y
administrativas, la pregunta obligatoria que deberá responderse es ¿Cuál crees que sea
el motivo de tu encarcelamiento? Y de ahí el juicio oral transcurre; como sanción,
muchas veces se impone una multa. He de precisar que los careos en la sindicatura
municipal de Santa María Tlahuitoltepec transcurren casi siempre en Ayuujk, pues de
9663 habitantes, 9659 somos Ayuujk hablantes.
Administrar la vida de una población de 9663 habitantes distribuidas en las
localidades y que puede apreciarse en el anexo 1; no es nada fácil para la autoridad
municipal, aunque las actividades entre más de 500 cargueros y cargueras por cada
ciclo anual, hacen más llevadera las actividades 49. Cada grupo de cargueros se
48
La autoría de los murales en Tlahuitoltepec en su mayoría son de artistas de la comunidad.
De las 4983 mujeres, 478 son jefas de hogar; de 4680 hombres, 1603 son jefes de hogar, según
los datos del INEGI 2010. La cabecera municipal cuenta con una población de 3452 habitantes, 1642
hombres y 1811 mujeres respectivamente. El municipio es clasificado como mixto; ello quiere decir que
49
121
encarga específicamente de ciertas actividades encomendadas, como los topiles y
mayores encargados de la seguridad; el comité de la banda para la gestión de apoyo y
acompañamiento a la banda municipal en sus presentaciones; las mayordomas
específicamente se dedican al mantenimiento de la iglesia y recaudación y
administración de las limosnas. Las regidurías municipales, salud, educación, hacienda
tendrán entre sus manos actividades como la limpieza, la administración de fondos
generados por el municipio, coordinación de encuentros y actividades educativas y
deportivas, asistencia a las reuniones locales de las rancherías etc.
De estas regidurías habrá quien se encargue de mantener la limpieza de la plaza
central. La cancha techada habrá de mantenerse limpia porque es el espacio por
excelencia que utiliza la escuela primaria federal para llevar a cabo eventos sociales. El
mantenimiento de las instalaciones de la escuela correrá a manos de la dirección con
apoyo del comité de educación. La otra escuela primaria ubicada del otro lado de la
iglesia administrada por los salesianos de Don Bosco, también cuenta con su propio
comité y éste último se encarga de todas las actividades de mantenimiento, gestión,
elaboración de alimentos y demás. Así, cada mañana las madres o padres semaneros
habrán de barrer muy temprano el patio de la escuela y dar la bienvenida a los alumnos
con las instalaciones limpias. A diferencia de la escuela federal, la escuela Xaam de los
salesianos, cobra una cuota de recuperación mensual para las colegiaturas y otra cuota
semanal para los alimentos que recibe el alumnado. El poco subsidio que tiene esta
escuela, ha obligado a que la institución pase de ser una escuela gratuita, a tener una
cuota de recuperación que no rebasa los $50.00 pesos mensuales de colegiatura por
cada alumnado y $ 2.00 pesos diarios de alimento. El cambio de política interna en esta
escuela, hizo que su alumnado disminuyera y desertara para pasarse a la escuela
federal. El ingreso económico de las familias es muy inferior a la media nacional. La
pobreza en el municipio es evidente, según los datos del CONEVAL, actualmente
Tlahuitoltepec es catalogado un municipio con alto grado de marginación 50.
su población no se concentra en ninguna de las localidades con un porcentaje mayor o igual al 50% de la
población total, revisar anexo 1. Santa María Tlahuitoltepec es un municipio rural e indígena de Oaxaca,
más del 50% de la población vive en localidades con menos de 2500 habitantes.
50
El municipio de Tlahuitoltepec pasó de ser una jurisdicción con alto grado de marginación en el
2005 a muy alta en el 2010, llegó a ocupar el número 94 a nivel nacional después de haber estado en el
lugar 185 en el 2005. Tiene un índice bajo de Desarrollo Humano (IDH), en cuanto al Desarrollo de
Género (IDG) se ubica en un índice medio y la Potenciación de Género (IPG) es considerada alta. Según
indicadores del rezago social del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
122
El resto de las escuelas se encuentran dispersas en todo el municipio, sólo la
secundaria, el bachillerato y los niveles superiores se encuentran en la cabecera
municipal al igual que las escuelas especializadas, tal como se refleja en el anexo 2.
Cabe mencionar que la organización en la cabecera municipal recientemente en
barrios: Juquilita, el Calvario, Esquipulas, Santuario, Manantial, Centro, Santa Cecilia,
Albergue, también ha permitido que las personas se organicen por barrios, por ejemplo
para ayudar a los centros de preescolar, donde padres y madres de familia también
apoyan.
III.III LAS FESTIVIDADES EN TLAHUITOLTEPEC: FIESTAS PATRONALES
Algo muy importante por mencionar, son las fiestas que en Tlahuitoltepec se dan a lo
largo de todo el año; porque una festividad es parte de la vida local que convoca a una
multitud de personas que fortalecen los lazos familiares de la comunidad. Entre aquellas
fiestas que convocan a una mayoría de la población están las fiestas patronales,
realizadas en los meses de mayo, agosto y diciembre. Las fiestas patronales son
escenarios que requieren de la participación activa de la autoridad municipal, en
especial del Alcalde Único Constitucional, quien se coordina para el aspecto logístico de
las actividades religiosas y culturales, para tal caso, los y las capitanas de fiesta 51, las
mayordomas, el comité de la banda municipal, los encargados de los grupos de danza,
son autorizados para llevar a cabo los movimientos encomendados. La autoridad
municipal también se ve demandada, principalmente las regidurías de educación, salud,
los topiles y mayores, la presidencia y el síndico municipal, este último encargado de la
impartición de justicia.
Las mayordomas son otras de las autoridades religiosas que se llenan de
actividades pues son ellas las que arreglan, limpian y vigilan las instalaciones de la
(CONEVAL) con base en los datos del XII Censo de Población y Vivienda 2000, II Conteo de Población y
Vivienda 2005, y Censo de Población y Vivienda 20I0; Tlahuitoltepec Mixe cuenta con 9663 habitantes,
de éstos, el 28% mayor a 15 años es analfabeta; el 5% de entre 4 y 14 años de edad no asiste a la
escuela; el 62% de la población de 15 años y más tiene la educación básica incompleta; el 78% de la
población no es derecho habiente de los servicios de salud; el 30% de las viviendas tienen piso de tierra;
el 6.87% de las viviendas habitadas no cuenta con servicios de sanitario o excusado; el 55 % de las
viviendas habitadas no cuenta con agua entubada de la red pública. El 75% de las viviendas no cuentan
con servicio de drenaje, el 21% de las viviendas no disponen de energía eléctrica, su índice de rezago
social es de 2.017.
51
Kaptän en Ayuujk.
123
capilla central, por excelencia las mayordomas son las amas de llaves de la iglesia del
pueblo; la actividad comercial se ve aumentada con la renta de las velas, la venta de
imágenes religiosas, con la recaudación de limosnas, la venta de productos donados a
los santos y al aumento de la producción de las velas.
Los capitanes de fiesta tienen su papel activo durante las fiestas porque son los
encargados de suministrar alimentos a las bandas locales y visitantes, así como a
invitados en general. Ser capitanes de fiesta significa para la familia como ya se
mencionó anteriormente, el andamiaje principal para que la persona (familia) comience
a ascender a cargos de mayor jerarquía. Una vez que la persona pasa como capitán de
festejo, estará obligada a ocupar otros cargos; en el caso de los varones, tienen
muchas posibilidades de
ser nombrados para el cargo de mayor de vara52. Los
periodos de descanso de un capitán de fiesta varían, y pueden ser entre dos a tres
años, toda vez que no tengan otro tipo de nombramiento. Ser capitanes de fiesta,
significa más que una devoción al santo festejado, una palanca para ascender en la
carrera política social en la comunidad; también es un mecanismo y medida para evitar
que la persona (en representación de su familia) permanezca en cargos marginales.
Los comisionados o comisionadas de festejo convocan a una multitud de personas que
pertenecen a su red política y familiar más próxima y quienes a lo largo de una semana
ayudan a la familia comisionada para la elaboración de los alimentos y atención a la
banda asignada. El reconocimiento comunitario de estas personas comisionadas es
inmediato, puesto que la presentación de los mismos ante la comunidad, facilita la
socialización de los mensajes.
Los casos de los migrantes pueden obedecer a otra lógica, en especial, el interés
de no perder contacto con la comunidad de origen y el de legitimar su pertenencia
étnica comunitaria. Para un capitán en condición de migrante, puede resultarle raro que
sea nombrado para que posteriormente ocupe otros cargos, toda vez que su lugar de
residencia se encuentra fuera de la comunidad, entidad e inclusive en otros países; se
deduce que las personas migrantes de Tlahuitoltepec, estudiantes y en minoría de edad
no pueden ser nombrados para que ocupen un cargo, a menos que dejen de tener las
condiciones mencionadas.
Sólo los varones ocupan este cargos, el mayor de vara es el equivalente al jefe de los policías
locales y se coordina directamente con el síndico; este último es el administrador e impartidor de justicia.
52
124
El caso de mujeres solteras comisionadas para capitanas suelen ser
más
habitual que de hombres solteros 53. De principio, era una regla común que fuera el
alcalde quien comisionara a las mujeres solteras para que dieran un cargo,
específicamente en el marco religioso, como los casos de las mayordomías, las
desaparecidas madrinas de fiesta, la comisión para la compra de castillos y las
capitanas de fiesta. Sin embargo, esto ha ido cambiando paulatinamente tanto por el
número de cargos, la petición voluntaria de la comisión de festejo, la integración de las
mujeres en otros campos no exclusivamente religiosos y la desaparición de ciertos tipos
de cargos.
La triada mujeres solteras, varones solteros y varones con familia nuclear,
configura de manera compleja la carrera política de cada una de esas personas si
queremos enmarcar la visibilización individual de los cargos, pues se excluye a las
mujeres casadas en cuanto que no mantienen la titularidad de los cargos; si bien es
cierto que existe una idea de que el sistema de cargos debiera de ser ascendente para
todas las personas, lo cierto es que la mayoría de las mujeres 54 se quedan en cargos
marginales, así como los varones que no tienen mayor estudio o presencia en la
comunidad, a diferencia de aquellos que son profesionistas, comerciantes, o que tengan
algún tipo de ingreso económico y reconocimiento a su liderazgo local.
Las comisiones enunciadas aquí, como capitán de fiesta, mayordomas, compra
de castillo, madrina de fiesta entre otros, son algunos de los cargos que se involucran
directamente en las fiestas de la comunidad; puestas en movimiento sus
responsabilidades durante los días con mayor ajetreo social.
FIESTA DE LA ASCENSIÓN DE JESUCRISTO EN EL MES DE MAYO
Esta fiesta acontece todavía en época de siembra, se rememora la Ascensión de
Jesucristo, un mes después de la fiesta de Semana Santa. Como en las demás fiestas
patronales, esta convoca a una multitud de personas y como es habitual, nunca falta la
participación de las bandas locales y visitantes de otros municipios Mixes. En el día de
Son mujeres que tienen alguna fuente de ingreso: trabajadoras del hogar, profesionistas,
empleadas, etc.
54
En la década 2000-2010 es donde se empieza a observar que mujeres (en especial
profesionistas, maestras, activistas jóvenes y adultas) inician a ser nombradas de manera significativa. En
el 2012 habría de ser nombrada y electa la primera presidenta municipal.
53
125
la calenda varias actividades se realizan, entre ellas: el recibimiento de las bandas
locales y visitantes por parte de las autoridades municipales, presentación en la cancha
municipal de todos los capitanes y capitanas de fiestas encargados de suministrar
alimentos a todas las bandas de esa fiesta, se ameniza con un baile serrano con la
participación de todas las bandas, capitanes y el pueblo en general. El segundo día,
víspera de la fiesta no puede faltar la quema del castillo, en ciertos casos se cuenta con
la participación de los maromeros locales que hacen gala de sus habilidades; la
inauguración de los eventos deportivos, las ceremonias religiosas y el baile grupero
también son parte de las actividades realizadas.
El tercer día es la fecha principal, las misas, la presencia de los danzantes
locales como los cubanos, los negritos, los viejitos entre otros, hacen sus
presentaciones ya sea en el centro del pueblo, en el atrio de la iglesia y/o en las casas
de los capitanes. La audición musical con la participación de todas las bandas convoca
a las personas a deleitarse con las mejores melodías de las bandas, el programa
sociocultural organizado por la autoridad municipal es otro de los eventos, la
continuación de los juegos deportivos y el baile grupero cierran este día.
Cuarto y último día de la fiesta, se realizan la misa en honor a la Ascensión de
Jesús, la premiación a los equipos ganadores, un baile serrano de despedida a los
visitantes y a las bandas fuereñas. El quinto día se limita sólo si fuera el caso, a la
despedida de algunas bandas visitantes y el cierre doméstico de las fiestas para con los
y las capitanas. Por lo general, esta fiesta se cierra con una comida tradicional,
conocida como mä´ätsy (machucado) en casa de los capitanes.
FIESTA EN HONOR A LA VIRGEN DE LA ASUNCIÓN EN EL MES DE AGOSTO
La fiesta efectuada en honor a la Virgen de la Asunción se realiza en el mes de agosto;
al igual que la fiesta de mayo se cuenta con la participación de toda la población y de
las bandas filarmónicas de la comunidad, así como de bandas visitantes. Las fiestas
patronales se vuelven momentos idóneos para que las familias puedan obtener algún
ingreso extra con la venta de sus productos agrícolas, de alimentos y bebidas
alcohólicas.
Al igual que en las demás fiestas, en esta, existen comisionados de
festejos o capitanes de fiesta. Cada banda es atendida por tres familias con sus
126
respectivos ayudantes55 que van intercalando el servicio de alimentos según previo
acuerdo con menús variados. Por lo general, los gastos de los capitanes de fiesta
varían y pueden oscilar entre 50 mil a 100 mil pesos por cada familia según sea el caso.
La fiesta de agosto resulta peculiar a diferencia de las otras; durante la festividad
de agosto, la comunidad se organiza bajo la coordinación de la autoridad municipal y
personajes claves de la comunidad para la presentación del teatro comunitario conocido
como “los arrieros”.
El teatro comunitario es una representación de los sucesos y acontecimientos
que vivieron los arrieros de la comunidad en sus travesías como comerciantes en otras
regiones, se cuenta que las personas que eran muleros y abastecedores de mercancías
en la comunidad, vivían una serie de acontecimientos atropellados a lo largo de sus
viajes, los cuales eran narrados por ellos mismos una vez que regresaban a la
comunidad, éste adquirió el formato de teatro comunitario y que actualmente no solo
representa a los comerciantes sino a un sinfín de actores que simbolizan las relaciones
y condiciones actuales de la comunidad, generalmente denunciando la relación PuebloEstado e Iglesia. Entre los personajes que aparecen se encuentran: el presidente de la
república, los gobernadores y los jueces; algunos soldados y el aparato militar; la
iglesia, los curas, las monjas y el papa. En algunas ocasiones aparecen personajes
internacionales según el contexto, por ejemplo George W Bush, Bin Laden así como la
representación de las diferentes instituciones de gobierno como el sistema de salud
entre otros.
Otro grupo personifica al sector de la sociedad más amplia: los rateros, el
demonio, la enfermera, los médicos, el indigente, los turistas, el papá soltero, las
adelitas, la banda de música, los candidatos presidenciables y los diputados.
El teatro comunitario se caracteriza por la puesta en escena con sarcasmos y
denuncias implícitas sobre la situación actual de la sociedad en general y el papel que
cumplen los personajes de la política nacional e internacional. Palemón Vargas
Hernández lo narra de la siguiente manera:
Esta obra se origina a partir de las promesas (manda = wäntä’äky) que hacían los
arrieros comerciantes, quienes viajaban hacia el Istmo de Tehuantepec, Tuxtepec,
Para la elaboración de alimentos, son las mujeres quienes tienen esa responsabilidad y trabajo,
se organizan según el horario asignado para la atención a la banda: desayuno, comida o cena.
55
127
Juchitán, el Camarón, Matías Romero, etc., que era la ruta de la sal y el centro
comercial más grande e importante de ese tiempo y que, la gente de la sierra se
veía obligada a viajar por esos lugares por necesidad. Los viajes, lo hacían por
muchos días y en caravanas para mayor seguridad de resguardarse de los animales
feroces que existían entonces así como de los ladrones que asaltaban en los
caminos. Era toda una hazaña realizar estos viajes, y por eso, precisamente, los
que regresaban al pueblo sanos y salvos, cumplían su promesa, el principal día de
la fiesta de la Virgen de la Asunción el quince de agosto, representando, en una
obra de teatro, su travesía y los peligros a que se enfrentaban […]” (Vargas
Hernández, 2012).
Vargas Hernández (2012) caracteriza en dos grupos a los personajes: uno
correspondiente a las personas con poder económico, como en las pasadas
votaciones presidenciales del 2012, en que aparecieron los casos Monex y
Soriana. El otro grupo de poder fue representado por la iglesia católica, los
políticos internacionales y aquellos que buscan el poder56.
El segundo grupo
corresponde a los personajes que representan al pueblo, estos personajes
actuarán según el guión ensayado y/o de la espontaneidad, pero sobre todo
El Papa, los sacerdotes, el Calderón, el Bush, el Castro, Peña Nieto, AMLO y demás candidatos y
funcionarios del gobierno. El ejército, la policía, el Ministerio Público, el Juez etc.
56
128
buscan en el marco de la diversión, distraer y provocar con sus intervenciones un
caos total57. El mismo autor escribe en un guión el significado del teatro “los
arrieros”:
A través del primer grupo se representa la dominación y el poder, la humillación, el
engaño y el menosprecio hacia los pueblos y comunidades de los que fueron objeto
en el transcurso de la historia; en tanto que el segundo grupo son, la resistencia y el
rechazo de la comunidad hacia la imposición. Los medios que utilizan los primeros,
está la religión impuesta por el miedo, el conformismo: (el infierno y el cielo).
También los programas del gobierno: Procampo, oportunidades, Alianza para el
campo, Crédito a la palabra, y otros, que son formas de dominación económica,
política, cultural que, supuestamente responden a la justicia e igualdad de los que
menos tienen (Vargas Hernández, 2012: s/p).
El
Aparecen los ladrones, los turistas, voceadores, cazadores, boxeadores, luchadores, periodistas,
locutores, los payasos, los cantineros vestidos de diablitos, los borrachitos y otros más.
57
129
teatro comunitario es un espacio catártico que pone en escenificación la realidad que
viven los pueblos, particularmente la relación histórica colonial de los Estados y del
sistema económico actual, así como la escenificación de las dinámicas locales de la
propia comunidad y de las dinámicas políticas a nivel nacional e internacional. Si bien,
no profundizamos esta parte, sería interesante realizar un análisis más detallado que
nos otorgue un panorama más profundo de este evento catártico.
El mes de agosto también es un mes significativo para la comunidad; es sabido
que es la época de escasez de alimento. Para esas fechas las siembras aun no
proveen de alimento y el mä’ätsy o machucado sirve como platillo especial que
simboliza la unión, solidaridad y el compartir de los alimentos para hacer frente la
escasez; este platillo es consumido cada primero de agosto. En Tlahuitoltepec el
mä’ätsy también es un menú obligado y principal en el último día de convivencia con los
invitados en cada fiesta; 58
y
busca
cerrar
una
convivencia con armonía
entre el anfitrión y los
invitados al cierre de cada
fiesta. Este platillo es un
alimento
básicamente
hecho a base de maíz,
consiste
principalmente
en memelas cocidas e
integradas luego en una
bola, bañadas en salsa de
chile con o sin pepitas.
Esta bola se coloca en un recipiente de barro previamente calentado y luego se pone en
un lugar central para que las y los invitados puedan acomodarse de forma circular
entorno al recipiente, donde la masa es bañada con la salsa. El platillo se acompaña
Las fiestas pueden ser familiares por razones de manda, bodas, bautizos o por el hecho de rezar
y proteger a los integrantes de las familias; las otras fiestas pueden ser las que organizan todos los
integrantes del cabildo. Podemos también ubicar las fiestas que organizan los topiles y mayores para
protegerse y tener un buen año de servicio en la comunidad, lo mismo puede suceder con las
mayordomas y los diversos comités.
58
130
con carne asada, pescado seco cocido y quelites hervidos. Los comensales toman el
alimento del único platillo central a excepción de las carnes y los quelites. Es común
que de bebida se sirva café, agua de chilacayote, y para abrir o cerrar el apetito, una
copa de mezcal nunca falta para los adultos.
FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE EN EL MES DE DICIEMBRE
Considerada como la fiesta más grande realizada en honor a la virgen de Guadalupe
durante los días 10, 11,12, 13 y 14 de diciembre. Al igual que las fiestas anteriores, las
bandas visitantes y locales amenizan la fiesta durante toda una semana, los equipos
deportivos de básquetbol se hacen presentes; se trata de un deporte que se practica
habitualmente en la región, prueba de ello es la instauración de la copa Benito Juárez
en la comunidad de Guelatao de Juárez y la copa Mixe efectuada en la comunidad de
Tamazulapam del Espíritu Santo. El jaripeo es otro de los eventos que sólo se lleva a
cabo en esta fiesta, anteriormente era un jaripeo ranchero que paulatinamente fue
desplazado por un evento más especializado. El último día de este mes se festeja el
año nuevo junto con la salida de las autoridades salientes, y el primero de enero las
nuevas autoridades toman el mando.
III.IV OTRAS FESTIVIDADES RELIGIOSAS
Estas festividades se realizan también a lo largo del ciclo anual, muchas de ellas se
realizan en las rancherías, agencias, parajes y ermitas, otra parte obedece al calendario
litúrgico de la iglesia.
ABRIL: LA SEMANA SANTA
Es una fiesta religiosa de origen católico que convoca a recordar la crucifixión de Jesús
de Nazaret. Este evento lleva un formato preestablecido por la iglesia recordando los
pasajes bíblicos. Sin embargo, a nivel local las mayordomas y el acalde municipal se
llenan de trabajo porque cada fiesta exige proveerse de todos los materiales necesarios
para su realización. Personajes como los doce apóstoles, Poncio Pilato y el encargado
de adornar la iglesia son citados por el alcalde único constitucional; la elaboración de
alimentos para la última cena es coordinada por el alcalde y las mayordomas; los topiles
y mayores son los comisionados para que en el ritual litúrgico lleven los doce platillos
131
diferentes a los doce apóstoles, en el 2015 las esposas de los mayores también
formaron parte de esta comitiva. En la Semana Santa es común la organización de
procesiones que van reviviendo las escenas significativas del proceso de crucifixión de
Jesucristo.
En las procesiones cada imagen tendrá un grupo de mujeres y hombres
encargados de trasladar las imágenes de la iglesia a los lugares indicados como el
calvario. También se puede distinguir que las procesiones se pueden conformar por una
población solamente femenina que acompaña a la Virgen y de una población masculina
que sigue a Jesús, ocurre un sólo día, en las procesiones consecuentes hay una
población mixta que asiste a otros santos.
A diferencia de agosto, mes de la escasez, octubre es el mes de las primeras
cosechas agrícolas. En el calendario católico durante la primera semana de octubre se
festeja a la Virgen del Rosario. En Tlahuitoltepec esta fiesta pasa desapercibida aunque
exista una semana de rosarios en honor a la virgen. Durante esa semana también es
tiempo de ofrendar las primeras cosechas, algunas familias tienen la costumbre de
ofrecer sus productos a los santos de la iglesia, de entre las cosas podemos encontrar
elotes, ejotes, chayotes, calabaza, maíz, blanquillos y algunas frutas de la región,
aunque estas últimas dependen también de los ciclos de producción. En toda la semana
del rosario, las mayordomas van recolectando los elotes ofrendados a los santos de la
132
iglesia principal. Para el primer domingo del mes-día litúrgico- la distribución de los
elotes hervidos se lleva a cabo en el atrio de la iglesia entre los asistentes de la misa en
honor a la Virgen del Rosario.
Por
estas
fechas
es
también, -específicamente la
segunda semana de octubre59 el periodo de nombramiento de
topiles. Los doce mayores de
vara, elegidos cada agosto, en
octubre integran los equipos de
trabajo que tendrán a lo largo
de un año; así, se prevé que
cada mayor de vara tendrá bajo
su
mando
sumando
un
a
tres
total
topiles
de
48
jóvenes.
Le decimos nombramiento como asignación de un cargo, no como un proceso amplio donde se le
nombre a una persona a ocupar un cargo, antes bien, se trata de una dinámica propia de la comunidad
que opta por buscar a los próximos posibles topiles en la plaza o en sus domicilios.
59
133
FIESTA DE MUERTOS Y ÚLTIMO CAMBIO DE AUTORIDADES PRINCIPALES
En Noviembre se festeja a los fieles difuntos, mejor conocida como fiesta de muertos o
“äp xëëw”; desde el 31 de octubre, cada familia recuerda a sus difuntos adornando y
montando altares en las tumbas del panteón municipal y en sus respectivas casas; la
fiesta de muertos va acompañada no sólo de letanías y rezos, sino de la gastronomía
local que es sostenida por el periodo de cosecha que ocurre al tiempo que se festejan a
los difuntos.
El primero de noviembre también es el periodo de cambio de autoridades
educativas y de seguridad, entre ellos los topiles y mayores, así como los comités de
las escuelas primarias –particulares y públicas- y secundarias respectivamente60. La
trasferencia de poderes se realiza en la cancha municipal, lugar donde cada persona
entrante recibe el bastón de mando y unos presentes que constan de cigarros y botellas
de mezcal; los topiles y mayores reciben garrotes en vez de bastones de mando como
símbolo de las autoridades de seguridad. En la parte superior de estos garrotes (varas)
traen diseñados un candado, un signo de interrogación y un signo de pesos, mismas
que simbolizan el encierro en la cárcel, la interrogación como ejercicio de reflexión si
una persona fuera encarcelada, -¿Qué delito cometí y por qué?- y después de las
deliberaciones existe la posibilidad de un pago económico por las infracciones
incurridas61.
El dos de noviembre es el primer día de entrenamiento de los topiles y mayores
entrantes, particularmente porque el trabajo se concentra en la vigilancia de la fiesta de
muertos y en el mantenimiento del orden y la paz. Así, la aparición pública de los
nuevos topiles y mayores se lleva a cabo en contextos de festividades sincréticas entre
la religión católica y las fiestas prehispánicas del día de los muertos. En ese marco y en
la realización de la misa en el panteón municipal, los topiles y mayores se aposentan en
la entrada del panteón con la finalidad de otorgar orden y vigilancia de la fiesta al tiempo
Täjk es el homónimo en mixe de topil, esta última palabra proveniente de la lengua náhuatl; täjk
significa al mismo tiempo bastón y se entiende que un bastón es el apoyo principal para la realización de
algún movimiento, para apoyarse durante el camino, para avanzar.
60
Sobre los mecanismos de detención de un infractor y/o demandado se puede revisar a Vargas
Vásquez L, 2010.
61
134
que es un mecanismo ampliado de presentación indirecta de las nuevas autoridades de
seguridad ante toda la comunidad.
Por otro lado, las autoridades agrarias forman parte de la dinámica de esta fiesta,
sobre todo, porque aprovechan la concurrencia de las personas para presionar
simbólicamente y obligar a todas las familias y/o personas a dar su cuota anual
obligatoria que se tiene establecida en la comunidad; de esa manera, una comisión de
la autoridad agraria también se establece en la entrada del panteón municipal, cuya
presencia tiene efectividad en tanto que voluntariamente las personas se acercan a
efectuar su pago. El siguiente caso narrado corresponde a una mujer madre soltera
profesionista migrante y quien no cuenta con el título de posesionaria de ninguna
parcela y que sin embargo aporta a la comunidad:
Sí, yo aporto, estoy aportando desde que me divorcié, desde el 2005 o 2004, sí he
estado aportando a la comunidad aunque no viva en Tlahui; cuando es la fiesta de
muertos siempre vamos y sí, siempre me piden, y sí doy la cooperación de 100
pesos y 50 pesos, ahí en la entrada del panteón […]se entiende que es una
135
aportación de los comuneros, porque en sí, el que recauda la aportación anual son
los del comisariado de bienes comunales por el uso y disfrute de los bienes y
terrenos comunes porque son bienes comunes; pero en sí no tengo parcela, porque
decía, bueno, me decía mi madre:¿sabes quién tiene que dar las aportaciones? los
que sacan frijoles, maíz, para los que se van a estudiar a otros estados y se llevan
el fruto de la tierra, tienen que aportar, digo; nunca me llevé de los años que trabajé
en Oaxaca, nunca traje mi frijol, si mucho el durazno; hay padres de familia; me
cuenta mi mamá, que cada mes les manda sus tortillas, sus frijoles, calabaza, para
que se mantengan en la ciudad, pero aun así, sí he dado mis aportaciones, no tan
consecutivamente pero sí desde el 200462.
Estas fiestas expuestas hasta aquí no son las únicas que conforman las
dinámicas locales del sistema festivo de la comunidad, sin embargo este ejercicio busca
un acercamiento con respecto al hecho de que las fiestas y el sistema local de los
cargos comunitarios de Tlahuitoltepec no se encuentran desligadas de los diversos
campos de actuación humana, y en ese sentido, faltan de enunciar las fiestas de las
diversas localidades, que si bien no ocurren en el centro de la población, sí se insertan
en el sistema local de cargos comunitarios como se detalla en el siguiente capítulo.
62
Entrevista a Teresa Jiménez en Tlahuitoltepec Mixe, 2012.
136
CUARTO CAPÍTULO: KUTUNKÄJTËN
Este capítulo versa exclusivamente sobre la organización social y política interna de
Tlahuitoltepec. El objetivo primordial es ilustrar el escenario sobre como el kutunkäjtën
es una parte primordial de la organización cívica, política y social del municipio de
Tlahuitoltepec así como los principios fundamentales que le dan sentido a la
participación de las personas en los cargos desde una organización fuera de la lógica
totalmente individual.
En la primera parte se analizan la palabra con la que es referida una persona que
ocupa un cargo en Tlahuitoltepec, independientemente del tipo que sea. Así, kutunk
engloba a todas las personas con cargos, esta parte pretende distanciarse un poco de
la categoría de cargueros, para analizarla desde la enunciación local.
En la segunda parte se analizan los diferentes campos en los que actúan todos
los tipos de kutunk, se analizarán también los kutunk y aquellos tipos de servicio,
comisiones y participaciones que no poseen ningún carácter condicionante en la
estructura de cargos y aquellas comisiones que sí son condicionantes para ser kutunk.
De esa manera, la participación en la administración municipal, en los espacios políticoreligiosos, en los centros educativos y otras relacionadas a las gestiones sociales; se
les describe aparentemente de forma independiente, pero funcionan de manera
interrelacionada.
Antes de pasar a las descripciones, es necesario aclarar que en Tlahuitoltepec
existe una estrecha relación de las autoridades que dan su cargo entre la cabecera
municipal y en el resto de las comunidades, algo parecido a lo que sucede en algunos
municipios zapotecos de la sierra:
[…] en los sistemas de cargos, por ejemplo, confluye también la participación de las
otras comunidades del municipio. Sin embargo, no se debe dejar de lado el hecho de
que cada comunidad (agencia o agencias de policía) tiene su organización propia,
basada en la comunalidad: sus asambleas como máxima autoridad donde se asignan
los cargos internos, sus tequios y sus fiestas. Lo que sí comparten […] es un territorio
comunal […] (Mesri Hashemil-Dilmaghani & González Guerrero, 2014: 61).
Solo que a diferencia de otras situaciones, todas las comunidades excepto la
agencia de Santa María Yacochi se auto adscriben como gente de Tlahuitoltepec o
137
xaam Jää’äy, esto significa que comparten una red muy amplia de parentescos, un
territorio y una variante común del Mixe, que es el de Tlahuitoltepec.
IV.I KUTUNK Y KUTUNKÄJTËN: EL SER, ESTAR Y SERVIR A LA
COMUNIDAD, SISTEMA VERTEBRAL DE LA VIDA COMUNITARIA DE
HOMBRES Y MUJERES DE TLAHUITOLTEPEC
Si Kuroda ya había descrito que la categoría de la conciencia del espacio para los Ayuk
jää’äy de Tlahuitoltepec es el municipio, junto con una estructura de parentesco, un
dialecto y las mismas tradiciones; y si la lengua forma parte de esta conciencia, así
como de las instituciones, tradiciones, la tierra y territorio; necesariamente estamos
obligados a revisar aquellos elementos fundamentales que los conforman y los
cohesionan. Principio describiendo la denominación que se da a las personas que dan
un cargo comunitario63 y que fungen a su vez como autoridades locales 64
en
instituciones como el municipio, la iglesia y las ermitas, las escuelas y otros espacios de
interacción. Esta identificación es necesaria porque a partir de ahí hemos de
comprender la lógica del kutunkäjtën.
¿QUÉ ES Y QUIÉN ES UN KUTUNK?
Kutunk, es una palabra Mixe que en una traducción tradicional podemos entenderla
como “autoridad”. Está formulada por el prefijo ku y con el sufijo tunk (trabajo). El prefijo
ku hace referencia a la posesión extra o de abundancia de las cosas tangibles e
intangibles de una persona o familia, de esa manera [ku]-[tunk], en su primera acepción
significaría alguien que tiene mucho trabajo. Existen muchas palabras que usan el
mismo sentido del prefijo ku, como las siguientes que sirven aquí como mero ejemplo:
[ku]-[meeny] se refiere a la persona que tiene mucho dinero; [ku]-[käm] persona con
suficiente parcela o terreno.
El segundo significado está relacionado con las responsabilidades y obligaciones
delegadas por alguien más, es decir; una persona que hace acciones en representación
del interés o mandato de alguna otra persona o de un grupo garantizando el
Una persona que tiene un cargo comunitario se le puede denominar con el adjetivo “kutunk”, al
mismo tiempo “kutunk” puede ser entendido como la institución de los gobiernos locales, autoridades
agrarias, religiosas, municipales etc.
64
Según el Estatuto comunitario elaborado y coordinado por la Autoridad Agraria, el Art. 16 de
dicho estatuto dicta “se entenderán por Autoridades Comunitarias a los integrantes del Cabildo Agrario,
Cabildo Municipal y Autoridades de cada una de las localidades.
63
138
cumplimiento de los acuerdos – por lo general orales- establecidos previamente. En
términos coloquiales es el relevo de una persona por otra para realizar algún trabajo,
entonces ku (en lugar de alguien) tumpë (trabajador), [ku]-[tumpë], entendido como el
trabajador transitorio65, enuncia que las personas que son [ku]-[tunktë] –autoridadesson personas -ciudadanas y ciudadanos- que trabajan en representación de alguien, en
este caso el pueblo. Así por ejemplo ku significa en lugar de alguien y tanaapyë el que
está de pie, en su traducción literal hace referencia de alguien –sea hombre o mujerque se para o hace presencia en lugar de otra persona y específicamente alguien que
cubre a otra persona para trabajar, como los interinatos; ello recalca pues que hay un
acuerdo mínimo entre dos entidades para sacar acuerdos comunes. De esa manera se
entiende que las personas que son kutunktë (autoridades) trabajan en representación
del pueblo y que es éste quien asigna los cargos mediante nombramientos en
asambleas comunitarias.
Finalmente ku, también se usa como prefijo para señalar objetos que se
encuentran en la parte superior: ku –arriba- päjk –hueso-: el hueso superior, este
específicamente hace referencia a la cabeza, el ku en este caso sirve como prefijo para
señalar un estatus mayor o la parte superior; en ese sentido el kutunk es la cabeza
(kupäjk) del pueblo, es decir, ellos tienen el poder del uso de la palabra frente a
diversos actores dentro y fuera del pueblo, llevan la voz del pueblo y tienen el poder de
tomar decisiones mayoritariamente colegiadas para salvaguardar el interés colectivo,
porque tienen un estatus superior frente a otros ciudadanos que no son “kutunk” y por
tanto, para ellos implica mayores responsabilidades.
Vargas Hernández (2003) indica que la reflexión de algunos conceptos en Ayuujk
permite dimensionar y fundamentar el papel de la autoridad comunal. En ese sentido en
Ayuujk, nos explica que “kutunk”, está formulado por el prefijo ku, que da sentido a la
palabra por lo menos en tres sentidos: a) es apócope de la palabra kupäjk “que significa
cabeza”; unida a la palabra tunk, tenemos en su acepción literal “cabeza-trabajo”, o sea,
alguien que encabeza el trabajo; b) ku es “en lugar de”, agregada a la palabra tunk, se
refiere a alguien que trabaja en lugar de otro, en este caso, ese otro es el pueblo y, c) la
última acepción de ku es “abundancia, con la palabra tunk significa “alguien que tiene
Y esto da una idea de que hay una persona, grupo o pueblo que encarna la persona la que se le
ha asignado la responsabilidad.
65
139
trabajo en abundancia”. Aquí no debe entenderse como el patrón que tiene mucho
trabajo, sino como alguien que no le alcanza el tiempo para cumplir con todos los
trabajos que debe realizar.
Con estas acepciones Vargas Hernández (2003) también resume que ser
autoridad comunitaria conlleva obligaciones de conducir el trabajo a favor de la
comunidad mediante el tequio, la representación de la comunidad ante otros actores y
la ejecución del trabajo comunitario en la organización y desarrollo de las actividades
dentro y fuera del municipio. El mismo autor apunta que:
Ser autoridad comunal, es tener la capacidad de entrega al trabajo sin
remuneración. Mediante los cargos y servicio de autoridad y del desempeño del
tequio en general, se hace manifiesto el nivel de conciencia comunitaria de cada
uno de los habitantes de la comunidad. En ese sentido, también el tequio forma
parte fundamental de los principios comunitarios entendido como el desprendimiento
espiritual de la persona hacia su comunidad; como un acto de reciprocidad y de
complementariedad vivencial y cultural. A través de esta actividad, la persona se
identifica con sus semejantes, mediante la exteriorización de sus capacidades y
potencialidades que se comparten a favor de la comunidad, en la realización de los
cargos y servicios comunales (Vargas Hernández, 2003 s/p).
En estas premisas que nos comparte Vargas Hernández, se inscriben a las
gestiones de las autoridades comunitarias, éstas a su vez, están enmarcadas en la
columna vertebral de la organización comunitaria a través del tequio. Asumir un cargo
es una forma de dar tequio en la comunidad.
En resumen, kutunktë66 son personas de la comunidad que tienen un cargos
temporal, este cargo implica para las personas mayores cargas de trabajo y
compromisos de los que comúnmente tiene una persona sin cargos, ser kutunk implica
por lo tanto que a lo largo de un cierto periodo de tiempo que no va más allá de un año,
se adquieren mayores responsabilidades y trabajos. El ser kutunk es ser la cabeza del
pueblo en los diversos espacios donde se asignan los cargos, a saber: autoridad
66
140
Palabra sin género, enuncia tanto a mujeres y hombres autoridades.
agraria, municipal67 la mayordomía68, los comités de la banda música, las autoridades
de seguridad, los comités de escuela, las mayordomías de las ermitas, entre otros.
Estos son espacios con portadores de voz e interlocutores, ya sea para interlocutar
entre ellos mismos como autoridades locales en los diversos escenarios, o para ser un
puente frente a instituciones externas y la comunidad. Es por ello que en cada área,
centro o cargos habrá un titular con su suplente, junto con un equipo ampliado que
oscila entre dos o tres integrantes por comités como el del patrimonio y los capillos, o
hasta 48 personas, como los casos de topiles y mayores (en adelante myt) o las 135
autoridades municipales y sus auxiliares respectivamente junto con todas las
regidurías69.
SER KUTUNK EN TLAHUITOLTEPEC
Si kutunk significa tener más trabajo al asumir el cargo delegado y ser el portavoz de los
intereses del pueblo sin ningún tipo de remuneración económica ¿Por qué se tiene que
ser kutunk? ¿Es por elección, por obligación o por ambas cosas? ¿Qué principios
obedece el ser kutunk? ¿Será acaso porque da prestigio y honor el ser kutunk en
Tlahuitoltepec? Según el estatuto comunitario de Tlahuitoltepec, el Artículo 25 versa
acerca de los servicios comunitarios, en el cual se enumera una lista de motivos que
sustentan la obligatoriedad de los cargos y se encuentran los siguientes:
El Municipio se entiende como edificio de la presidencia municipal y las personas que son
nombradas para dar su cargo en la administración pública municipal junto con todo el equipo ampliado,
tendrán su espacio de atención por excelencia en el edificio de la presidencia municipal.
68
Espacio físico que se localiza en la cabecera municipal, se ubica frente a la iglesia, este edificio
alberga a las autoridades religiosas como las mayordomas o mayor tumpë (trabajadores de la
mayordomía), los fiscales o pïskäl y los topiles del fiscal. El edificio tiene espacios de bodega, una tienda
de artículos religiosos y de enseres para las actividades litúrgicas, un espacio que sirve para la
elaboración de las velas y una habitación que sirve de dormitorio para los topiles y los fiscales.
69
En el 2005, Díaz Ortiz contabilizó entre autoridades agrarias, municipales, religiosas, comités de
escuela, comité de la banda, salud y otros, un total de 494 personas que dieron su servicio a lo largo de
ese año. Faltaría agregar a las personas que dan servicios temporales como las capitanas y capitanes
de fiesta, para este caso, las personas requeridas como ayudantes dependerán siempre del número de
bandas contratadas e invitadas que amenizan las fiestas patronales. Como un promedio, se puede hablar
de cuatro bandas por fiesta, cada banda tiene tres personas asignadas, por lo tanto podemos calcular
alrededor de doce comisionados de fiesta por cada fiesta patronal; un promedio de treinta y seis personas
anuales. Nótese que sólo se están mencionando los titulares, es decir sólo a los hombres y mujeres que
aparecen como titulares de los cargos y sabiendo que los cargos siempre se realizan con el apoyo de
algún familiar, especialmente las esposas, madres y abuelas de las mujeres solteras, la cantidad se
duplica a 1060 personas cada año, todas estas personas se coordinan entre aquellas que tienen que
mantener a la familia y las que tienen que dar el cargo en los lugares asignados.
67
141
I. Por la posesión de terrenos
II. Por la convivencia comunitaria
III. Por los hijos
IV. Por ser originarios de Tlahuitoltepec
V. Por la herencia de los padres
VI. Por correspondencia a la vida
VII. Por la educación
VIII. Por necesidad a una identidad
IX. Por ser un elemento que nos une
X. Por tener salud y vida
XI. Por preservar nuestros sistemas normativos orales
XII. Porque necesitamos protección y seguridad de las Autoridades Comunitarias
Es por demás sabido que en las teorías del sistema de cargos, el estatus, el
honor y el prestigio forman parte de las tesis principales. Al examinar esta lista, se dejan
totalmente fuera los atributos que la teoría clásica del sistema de cargos le imputa a los
cargueros o que por lo menos deja entre líneas suponer que las personas buscan el
prestigio al ocupar un cargo o que al finalizarlo adquieren mayor reconocimiento social.
En Tlahuitoltepec el honor y el prestigio en ningún momento forman parte principal de
los cargos ni mucho menos conforman el motor principal de los cargueros para
participar. Ser kutunk, no es otra cosa que formar parte de una colectividad mayor que
establece ciertas reglas de convivencia, y ser parte de ello implica ser kutunk en algún
momento de la vida. El kutunkäjtën, es decir, la acción del ser kutunk en Tlahuitoltepec,
transcurre entre la corresponsabilidad de la vida colectiva y la vida individual que se
inscriben en un espacio territorial determinado, vigilado y resguardado por la
comunidad, las personas y las familias; todo esto posibilita procesos y dinámicas
comunitarias propias que refuerzan una identidad étnica mediante la vigencia de las
instituciones propias de la comunidad, como son los sistemas normativos orales, los
sistemas políticos, religiosos, sistemas de salud comunitaria, la lengua, etc.
142
Ser kutunk en Tlahuitoltepec mixe, no trae implícito como objetivo principal la
consecución del prestigio y honor, ser kutunk es al mismo tiempo una obligación y en
cierto sentido un derecho que en teoría toda persona debiera de tener, por lo que no
existe una relación cardinal entre el ser kutunk y el prestigio; el primero es una
obligación en la comunidad, el segundo puede ser el resultado de un buen desempeño
mostrado durante el cargo, gracias a lo cual, la persona puede ser considerada de
actitud propositiva, vanguardista, negociadora y plural, al mismo tiempo respetuosa de
la investidura tradicional del kutunk.
El prestigio se genera a raíz del reconocimiento al trabajo y compromiso
comunitario de una persona y de todo su equipo de trabajo; lo que significa que pueden
haber personas cargueras que pasen desapercibidas o que de un momento a otro su
liderazgo puede escabullirse sin mayor esfuerzo si este no tiene mayor presencia
comunitaria ya sea a través de los tequios o su participación en asambleas
comunitarias. El prestigio por tanto es un ingrediente del reconocimiento de los trabajos
de las cargueras y cargueros; pero principalmente son los varones quienes se ganan
estos honores ya que ponen en escena pública sus habilidades y tienen mayores
posibilidades de reconocimiento a sus trabajos. Sin embargo, también puede suceder
143
que ello sea transitorio y/o permanente, todo depende de los trabajos emprendidos a
favor de la comunidad y el ímpetu de los mismos.
Por la reciente participación de las mujeres, paulatinamente se han instaurado
procesos de reconocimiento a los liderazgos y participación de las mujeres en las
comunidades, ello ha hecho que algunas mujeres sean referentes hoy del liderazgo
local; ya sea por su participación social y política no sólo en el marco de los sistemas de
cargos y administración municipal, sino también en las gestiones sociales como fue el
caso concreto de la escuela secundaria federal El Sol de la Montaña, donde hubieron
mujeres involucradas en la gestación de este proyecto y que hoy han sido parte de las
primeras mujeres en ocupar cargos de decisión en la administración municipal.
Regresando al estatuto, he realizado una clasificación en dos ámbitos: entre lo
material e inmaterial. El primero se fundamenta en la posesión, disfrute y uso de los
terrenos, adquiridos mediante las herencias, y el segundo se refiere a la pertenencia
étnica y comunitaria que se adquiere mediante la participación en la vida comunitaria
como son los cargos, y en esta entra la protección, seguridad y respaldo que dan las
Autoridades Comunitarias ante posibles situaciones que lo requieran.
A nivel material, la posesión de una porción de tierra salta a la vista; este se
convierte en el lugar por excelencia donde se establecen las unidades domésticas70.
Las parcelas además son un primer bien que tienen y tendrán los habitantes de la
comunidad y esta primera relación aparentemente se limita sólo al disfrute físico. Sin
Generalmente son bienes heredados por los progenitores o adquiridos mediante compras de
parcelas, las compraventas solamente pueden ser realizadas por los y las comuneras de Tlahuitoltepec.
Los tipos de uso de los terrenos varían, pero sólo se reconocen tres tipos en el estatuto comunal: la
parcela, los solares y espacios de uso común. Los primeros dos tipos sirven para siembra y vivienda
respectivamente. En teoría tanto hombres como mujeres pueden ser posesionarios de alguna parcela,
pero Verónica Vásquez García (2014) enuncia que es a los hombres a quienes se les reconoce como
posesionarios de las parcelas, aunque éstos tengan o no acta de posesión y aunque las parcelas
trabajadas sean los bienes de las esposas, que adquieren mediante herencias familiares y/ compras. La
autora también anota que las mujeres casadas pierden el reconocimiento sobre sus parcelas heredadas.
Quizás la autora haga referencia a que las mujeres efectivamente pueden contar con un acta de
posesión, pero socialmente a quienes se les atribuyen las propiedades es a los varones. En variadas
ocasiones resulta que sean ellos mismos a quienes se les considere posesionarios de las parcelas ante
las autoridades agrarias, estas mismas autoridades registran el nombre de los esposos, ejemplo de ello
es que en las asambleas y/o reuniones, a las mujeres casadas se les omite su nombre aunque sean ellas
quienes acudan a dichos citatorios. En el caso de las mujeres solteras existe una diferencia. Esto da pie a
que podamos pensar que existen comuneros con una ciudadanía de primera y las comuneras con una
ciudadanía incompleta, donde la familia prima sobre las personas y el hombre prima como portavoz de la
familia.
70
144
embargo, la lista presentada trae entrelazada la parte inmaterial que complejiza las
venas de las relaciones comunitarias que mantienen una reciprocidad estrecha entre la
pertenencia étnica, la permanencia sobre la tierra y las responsabilidades que implican
permanecer en ella. Por eso ser kutunk en Tlahuitoltepec también es inmiscuirse en la
dinámica local:
Ahora sí como lo dicen, es sentir ¿no?, la responsabilidad que tú debes de tener y
hacer por el pueblo en el momento en que te toca; de una manera honesta,
responsable, que tenga que ver con entender los valores comunitarios, la esencia
del servicio es aprender, pero también enseñar a los demás, y ¿cómo?: ¡haciendo
las cosas!, lo mejor que puedas hacer, ya no es pensar en uno solo, por eso te digo
que es mucha responsabilidad porque tienes que pensar en cómo vas a ejercer tu
autoridad y tu trabajo, de tal manera que beneficie lo más honestamente posible, lo
más responsable, lo más comunitario posible. En ese sentido se es, y es en un año,
y un año es perfecto, si tienes ese sentido de responsabilidad en ese año lo haces y
hasta donde llegues y sabes que viene el relevo y el cambio sin esperar que por
eso vas a subir o escalar, en ese momento que te toca, es ese momento, es tu
trabajo donde te haya tocado o donde te corresponde, yo fui secretaria de la
tesorera, pude dar servicio, porque trabajaba y estudiaba; llegaba y me encerraba,
era chamba, llegar, pegar notas, hacer informe, era más laborioso, más manual, ahí
recibir el año y a cerrar cuentas, así es, yo creo que eso dependerá de cada quien,
de la experiencia de vida, porque no es lo mismo con otras personas, yo fui
huérfana, aprendí a trabajar y estudiar, y en el trabajo ir y venir, como mujer tenía
que salir independientemente de ciertas cosas, tomar decisiones, eso me ayudó a
mí, claro es totalmente diferente, cambia el contexto, te ayuda tu forma de vida, a
dar el servicio71.
En la parte inmaterial se encuentra la relación espiritual con el entorno, esa
relación intangible, filosófica, histórica, empírica, política, civil, social y artística que
concurre, no sólo con las diversas instituciones locales, sino con el espacio donde se
existe, donde se vive, se sujeta y recrea la existencia. De ahí la importancia de que el
kutunkäjtën (acción de dar un cargo comunitario) es en sí misma una forma de vida y
una organización social, un espacio de integración social, de reciprocidad y de
71
145
Entrevista realizada a Patricia López, Junio 2014.
existencia. En ese sentido, Floriberto Díaz Gómez apuntaba en relación a la
reciprocidad entre la tierra y el pueblo lo siguiente:
En la variante Tlahuitoltepecana de Ayuujk, la comunidad se describe como algo
físico, aparentemente, con las palabras näjx, Käjp (näjx: tierra; Käjp: pueblo).
Interpretando, näjx hace posible la existencia de Käjp pero Käjp le da sentido al
näjx. A partir de aquí podemos entender la interrelación e interdependencia de
ambos elementos y en este sentido se puede dar una definición primaria de la
comunidad como el espacio en el cual las personas realizan acciones de recreación
y de transformación de la naturaleza, en tanto que la relación primaria es la de la
tierra con la gente, a través del trabajo”. (Díaz, 2007:39).
Ese con-vivir comunitario que transcurre en un espacio físico (näjx: tierra); ha
creado para los habitantes de Tlahuitoltepec una relación entre la existencia humana
como tal y la tierra, y es en esa relación en la que se tejen múltiples posibilidades que
permiten crear y generar una identidad comunitaria que se fortalece, aprende y se
transforma desde las diversas instituciones de la propia comunidad (Käjp: pueblo).
Explicado y vivido con un término que encierra las responsabilidades y significados
políticos y filosóficos, como lo es el término de kutunk, y kutunkäjtën de los hombres y
las mujeres.
Los principios y postulados del ser “kutunk” sobre los cuales considero que se
fundamentan los cargos en Tlahuitoltepec serían los siguientes 72:
Primero: como institución, el kutunkäjten es manifiesto de manera constante
mediante la acción –trabajo gratuito - y a través de una institución normada por la
oralidad y sujeta a una estructura y un sistema complejo de cargos dentro del cual, una
persona tiene posibilidades de ascender no de manera unilineal sino mediante una
dinámica propia que la comunidad va adoptando según los contextos sociopolíticos en
los que la participación cíclica ascendente de los cargos, puede estar distante o cercana
a los cargos que se insertan en la administración municipal. En estas dinámicas las
personas de Tlahuitoltepec se ubican y colocan, y en ella los diversos campos y cargos
72
logro.
146
Kuroda describía en la década del 70 algunos de los siguientes principios: de competencia y
(religioso, cultural, social73, político, judicial y agrario) se incluyen, excluyen y se
condicionan a lo largo de la carrera sociopolítica y religiosa de una persona o de una
familia. En este sentido, se observa una dinámica cíclica de avances y retrocesos con
invariables contradicciones en un sistema que no necesariamente obedece a una lógica
lineal ascendente en forma piramidal para todas las personas, sean hombres o mujeres.
En esos movimientos también se ubican condiciones particulares que hacen que un
carguero o carguera pase gran parte de su vida ejerciendo cargos lejos de aquellos que
impliquen toma de decisiones y prestigio en la comunidad; ubicamos los cargos de la
presidencia municipal, la sindicatura, la alcaldía, las regidurías, así como la presidencia
del comisariado de bienes comunales como los de mayor visibilidad e importancia
según se muestra en el estatuto comunitario. Lo anterior revela dinámicas reales y
virtuales a manera de una fuerza centrífuga, que hace de ello que los movimientos y las
dinámicas que van rigiendo y condicionando la participación de las personas en el
sistema de cargos, se ubiquen en cargos de menor importancia, a manera de cargos
secundarios lejos de la estructura central que en este caso vienen siendo los cargos
municipales.
Los cargos más próximos a los preponderantes o centrales, en cambio, revelan
dinámicas y condiciones que hacen que una persona pueda pasar por estos cargos y
contar con la posibilidad de integrar y ser parte del consejo de ancianos. Estas
condiciones van variando a lo largo del tiempo, por ejemplo hace 70 años era tan
importante ser una persona honorable como puede ser hoy hablar español y haber
dado cargos previamente. En el caso de las mujeres, ser soltera y autosuficiente, hoy
son importantes para solventar los cargos y responsabilidades; hace décadas la
participación de las mujeres en los espacios de decisión eran nulas. Aunque en ambos
casos, existen condiciones sociales para que una persona u otra puedan oscilar entre
ambas posiciones, las cuales señalo enseguida74:
Denomino social la parte de los cargos que se ejercen en las instituciones del Estado; un ejemplo
son las escuelas primarias y secundarias, tiendas DICONSA y las casas de salud junto con la clínica.
74
Nuevamente cito a Kuroda: “En teoría se espera que cada hombre adulto del municipio de Tlahui
“ascienda la escalera” de cargos, desde el más bajo de topil hasta el de alcalde, el pináculo de la
jerarquía. [] En la práctica, sin embargo, a veces se pueden saltar pasos, y pasar el cargo más bajo al
más alto, porque no hay una rígidamente establecida […]” (Kuroda, 1993:119).
73
147
✓
Existe una estructura de participación cívica, social, política, agraria y religiosa en
torno a la cual giran las participaciones comunitarias.
✓
Las personas que van ascendiendo de manera regular en la estructura de cargos
y en la que sus nombramientos futuros se perfilan para ocupar un cargo de
mayor reconocimiento y responsabilidad, son personas que se ganan el
reconocimiento a su liderazgo local, cumpliendo, si no en la totalidad pero sí en
cierta medida, las expectativas colectivas. Más allá de ello, las personas
forzosamente han de cubrir los cargos primarios que dan pie a que sus cargos
sean cada vez de mayor responsabilidad.
✓
Para el caso anterior influyen: la escolaridad, la posición económica, los oficios
(maestros, tiendero, profesionistas, docentes) el lugar de residencia, el
bilingüismo, la experiencia, el sexo-género, la edad y la discapacidad.
✓
Existe una fuerza centrífuga del sistema de cargos, que se concentra y se
canaliza en la posición de las personas que ocupan cargos de menor jerarquía al
interior de la estructura. Entre ellas como en el anterior caso, se encuentra el
nivel de grado educativo, la posición económica, el oficio, el lugar de residencia,
el monolingüismo, la experiencia y el género como las condicionantes.
Las
personas que se encuentran en cargos de menor jerarquía, son aquellas que
poca posibilidad tendrán para escalar. En este caso pueden estar ubicadas las
mujeres, los hombres con menor escolaridad, posición económica desfavorable y
las personas con discapacidad.
✓
Existe la posibilidad de que un nombramiento se dé como respuesta al periodo
alargado de descanso de una persona, esto es enunciado con las siguientes
expresiones: ya le toca, ya le tocaba, ya ha descansado mucho, esta vez no se
salva. Estas presiones surgen a raíz de que los cargos tienen una carga
económica y de trabajo, por lo cual, un descanso alargado de una persona,
implica para la comunidad poca correspondencia, poca participación y poca
inversión en trabajo y dinero para con la comunidad. Desde la otra mirada, el
nombramiento puede ser entendido como una venganza, un castigo y
revanchismo, ello queda manifiesto en las entrevistas, cuando las mujeres
referían que su nombramiento era producto de un revanchismo y/o castigo.
✓
El nombramiento de una persona no necesariamente responde a que ésta tenga
proyectos y propuestas comunitarias de desarrollo, el nombramiento sigue una
148
cronología oral de los cargos ejercidos por cada persona –varones y mujeres
solteras-.
✓
La máxima institución que puede juzgar la manera como un equipo de trabajo
ejerce su cargo, es la asamblea comunitaria, esta institución también tiene el
carácter colectivo de remover a un carguero toda vez que con sus acciones
pueda amenazar la concordia de la comunidad. La participación en esta
institución oscila entre la participación como personas y como representantes de
las familias.
✓
Al interior de todo el sistema de organización sociopolítica –sistema de cargosno hay una separación tajante entre la vida religiosa, política, judicial y agraria,
los diversos cargueros trabajan de manera separada pero coordinada.
✓
Hay cuatro mecanismos vigentes de nombramiento para ser kutunk: por elección
en asambleas comunitarias a mano alzada (asambleas de comités de padres de
familia, asambleas en las localidades, asamblea general de elección de
administradores municipales), elecciones mediante citatorios dirigidos, elección
mediante visitas domiciliaras con previo consenso y la elección directa por el
grupo saliente mediante referencias y listas previas. En la elección mediante
visitas domiciliarias, las autoridades centrales (presidente, síndico, alcalde y
regidores) tienen la obligación de llevar un presente a cada uno de los futuros
integrantes (mezcal y cigarro) con la aceptación de estos presentes por la
contraparte, se formaliza la elección para ocupar el cargo75.
✓
De entre los espacios
(estructura física) que funcionan para albergar a los
kutunk, se encuentran: el palacio municipal, el edificio de bienes comunales, la
casa de la mayordomía76, las instalaciones de la escoleta municipal, las ermitas y
las diversas escuelas y las casas de salud de la secretaría de salud.
Los mecanismos de elección han venido variando con el tiempo, hubo un periodo donde se
elegía mediante urnas, mediante los consejos de ancianos y/o mediante el levantamiento de votos de
casa en casa y por familia.
76
Conocida también en la comunidad como sacristía. Sin embargo no es la sacristía de la iglesia,
no es una habitación en la que se guardan los objetos que son necesarios para la misa, como las hostias
sin consagrar, cálices, casullas, agua y toalla para que el sacerdote se lave las manos. Es un espacio de
las mayordomas donde se venden y elaboran las velas y objetos religiosos. Es una especie de
cooperativa de las mujeres para sufragar los gastos que se requieren para el mantenimiento de la iglesia
o de algunas necesidades de la comunidad. No existe una relación obligada entre las mayordomas y los
curas, antes bien, las mujeres se coordinan con el alcalde, los fiscales, topiles y el sacristán cuando a
este último se le contrata en fechas especiales, puesto que él es el personaje que sabe y se ha
75
149
El sistema de cargos como institución social, tiene un andamiaje religioso que
✓
sirve de relación sacra entre las diversas autoridades y la religiosidad católica y
Mixe para la protección de la comunidad y los habitantes, esto significa que las
autoridades municipales tienen una responsabilidad que ancla su quehacer
político, social y civil en la espiritualidad.
✓ El mecanismo principal de acción para que las personas (familias) puedan teóricamente
ascender en la administración municipal y agraria, es pasar por la comisión de
capitanía en alguna de las tres fiestas patronales. Esto es una medida
obligatoria. Sin embargo se precisa que existe una diferencia entre la trayectoria
y el valor que se le pueda atribuir al servicio dado por los varones solteros y
mujeres solteras. Esto significa que los varones siendo solteros no pierden su
aportación si contraen matrimonio, puesto que el servicio dado se contará en el
futuro para su carrera de cargos como nuevo representante de una familia. En el
caso de las mujeres, existe una gran diferencia; aquellas
que decidan
posteriormente contraer matrimonio, pueden tener una alta posibilidad de que el
servicio de la capitanía que dieron siendo mujeres solteras, no sea transferido ni
tomado en cuenta para la carrera del futuro representante familiar, por lo que; 1)
la familia solo podrá ocupar el cargo de mayor de vara representado por el
hombre si éste siendo soltero dio su servicio de capitán de fiesta o 2) en caso
que la familia acuerde que deben de dar nuevamente el servicio de capitán de
fiestas siempre y cuando el varón no lo haya dado, o; 3) con pocas posibilidades
de negociación familiar, que el servicio dado por la mujer sea transferido y
reconocido como aporte familiar para evitar nuevos gastos.
Personal
✓ Todos los hombres mayores de edad e indistintamente de su estado civil, tienen
el derecho, la obligación y la posibilidad de ser kutunk como representantes de
sus familias y en ejercicio de su ciudadanía.
✓ No todas las mujeres mayores de edad e indistintamente de su estado civil,
tienen el derecho, la obligación y la posibilidad de ser kutunk; ya sea como
representantes de su familia y por su ciudadanía.
✓ No todas las mujeres podrán acceder a los cargos de manera directa.
convertido en una especie de especialista y asesor en el manejo de los santos y la iglesia: adorno,
vestidos, rituales católicos, entre otros.
150
✓ Las mujeres solteras (madres, viudas, divorciadas, jóvenes) son las que ocupan
un cargo representando a sus familias y a su estatus de ciudadana.
✓ Las mujeres casadas son las “las esposas de las autoridades”, ellas no son
titulares de los cargos; su función se centra en la colaboración en los días
festivos para la elaboración de alimentos que se requieren a lo largo del año de
servicio; las mujeres son el apoyo fundamental para que los esposos estén en el
espacio público. La responsabilidad del cuidado familiar recae en ellas durante el
periodo que duran los cargos. Algunas mujeres fungen como asesoras de sus
esposos desde los espacios privados.
✓ Los hombres y mujeres inician siendo kutunk con un cargos de menor jerarquía y
desde diferentes áreas (religiosos, municipales, agrarios, sociales).
✓ Las personas que son kutunk no reciben ninguna remuneración económica.
✓ La transición de poderes implica que las personas que son kutunk entrante,
tienen que dar una cooperación económica para financiar los componentes de
transición.
✓ No todas las personas irán ascendiendo en el sistema, hay un mecanismo de
filtro invisible que sitúa con mayores posibilidades a hombres que tienen una
posición económica medianamente acomodada, a maestros y profesionistas y
líderes locales.
✓ Los dos puntos anteriores no implican que todas las personas profesionistas o
con un ingreso económico puedan ser electas.
✓ Las personas electas kutunk, en teoría deben de tener la sensibilidad y
capacidad de diálogo, conciliación, responsabilidad, transparencia, honestidad y
humildad. Todo lo anterior le permite a una persona ganarse la simpatía y
respeto de la comunidad y la parte económica a veces no prima sobre estos
valores.
Mujeres
✓ Las mujeres y los hombres no acceden por igual a todos los espacios para ser
kutunk, las primeras tienen una mayor participación como auxiliares en las
gestiones sociales de las instancias de gobierno, así como en la parte religiosa.
Los hombres tienen una mayor participación en los espacios agrarios, culturales,
en la administración municipal y de procuración y administración de justicia, así
como en los aparatos de seguridad y vigilancia.
151
✓ Las mujeres que paulatinamente han ido accediendo a cargos de mayor
jerarquía, son mujeres que cuentan con una solvencia económica como las
profesionistas, activistas, pensionadas o bien, que tienen algún tipo de ingreso
económico. Estas mujeres por lo general son mujeres solteras y/o divorciadas.
✓ Las mujeres que han ocupado cargos de mayor jerarquía en la administración
municipal (regidoras, síndicas, presidentas) son mujeres que se ubican en edad
no reproductiva y/o con hijas/hijos con mayoría de edad y profesionistas.
✓ El otro grupo de mujeres corresponde a las que cubren temporalmente los cargos
en ausencia de sus maridos. Por lo general, son mujeres de bajos recursos
económicos que son nombradas en cargos de menor jerarquía, generalmente
cuando retornan sus maridos, ellas se salen de la esfera pública para ayudar a
sus parejas a ejercer sus cargos desde los espacios tradicionales de género.
✓ Las mujeres solteras que participan en las capitanías de fiesta desembolsan una
cantidad importante de recursos económicos; esta comisión no tiene los mismos
efectos en las mujeres pues no necesariamente ascienden en la estructura de
cargos por las siguientes razones: son mujeres en condición de migración, son
mujeres que no participan activamente en las asambleas comunitarias, son
mujeres que en un futuro contraerán matrimonio perdiendo los cargos que ellas
pudieran haber dado, son mujeres de escasos recursos económicos, de baja
escolaridad, y monolingües, y porque en la comunidad prima la participación
masculina en los espacios de decisión y se limita una participación en igualdad
de oportunidades para mujeres y hombres.
✓ Hay una alta probabilidad de que las mujeres nuevamente sean capitanas si
contraen matrimonio o deciden vivir en pareja, siempre y cuando el varón no
haya sido capitán de fiesta.
✓ Una mujer que llegue a separarse de su marido después de que hayan sido
“kutunk como familia”, no se queda con el reconocimiento comunitario de los
cargos ejercidos durante su vida matrimonial, antes bien, existe una alta
posibilidad de que ésta sea nombrada en los cargos religiosos, escolares o en
los programas de gobierno (tiendas comunitarias), los cargos escalonados no
tienen el mismo efecto para ellas a diferencia de los varones, quienes al volver a
contraer matrimonio se llevan consigo “los cargos y escalas recorridas” al tiempo
que la “nueva pareja” pasa de ser una mujer soltera a esposa y con la alta
152
posibilidad de convertirse en algún momento de su vida en “esposa de la
autoridad” y de abandonar sus cargos recorridos como mujer soltera.
✓ Los varones que tienen varias parejas sólo darán cargos a nombre de la familia
reconocida por la comunidad; el resto de las parejas darán su cargo como
mujeres solteras.
En sentido estricto, la comunidad de Tlahuitoltepec ha configurado un mecanismo de
participación femenina camaleónica, esto es que existen condiciones y argumentos que
trascienden el estado civil de las mujeres, su maternidad y la familia para el ejercicio de
su ciudadanía, particularmente en el ejercicio del derecho a voz y voto en las
asambleas comunitarias para la elección de las autoridades municipales y agrarias, al
tiempo que esas mismas mujeres quedarán fuera de toda posibilidad de ser electas
como kutunk titular en tanto sean esposas; o caso contrario, otras serán nombradas
bajo la lógica de ser mujeres solteras o madres solteras y serán las que en su mayoría
ejercerán cargos religiosos, cargos auxiliares administrativos municipales o cargos
153
institucionales y de programas de gobierno. El otro grupo corresponderá a mujeres que
han incursionado en los cargos de toma de decisiones como la presidencia, sindicatura
y regidurías, estas son mujeres solteras con un nivel adquisitivo mayor al promedio, con
una escolaridad alta y con hijas e hijos en mayoría de edad. En los casos anteriores, el
estado civil ha sido determinante para uno u otro caso, al parecer sólo las mujeres
solteras han tenido voz y voto así como la posibilidad de ser votadas al mismo tiempo 77.
En estos casos podríamos percibir una ciudadanía femenina a medias, si la
relacionamos con una perspectiva liberal ligada a los derechos universales en la que
cada persona goza de un conjunto de derechos y obligaciones reconocidos en la ley. Si
partimos desde la filosofía de la democracia del estado moderno, que plantea la
igualdad de las personas ante el Estado y las instituciones, nos hemos de dar cuenta
que las mujeres no brillamos en las teorías primigenias de la ciudadanía liberal, lo cual
resulta interesante puesto que esas desigualdades al día de hoy se siguen reflejando en
lo concreto cotidiano como en el escaso reconocimiento y apertura a la participación
femenina y de las mujeres indígenas en las instituciones políticas y toma de decisiones
del Estado para la conducción de una república democrática. La igualdad formal está
obligada a reconocer la pluralidad desde la cual debe proponer la igualdad sustantiva.
Injertar la idea de la democracia en sociedades donde la participación tanto de
mujeres como de hombres, venía aconteciendo fuera de todo canon occidental, implicó
obligadamente la generación de nuevos paradigmas de participación, como la idea de
elegir –bajo un mecanismo particular- a un representante político o un gobierno, donde
en teoría, estos estarían obligados a velar por los bienes del pueblo y donde la bolsa de
ideas sobre la igualdad en la participación política, pasó a ser una retórica más de la
Se pudo detectar dos casos no comunes: 1) Una mujer viuda que no es de la comunidad fue
elegida como presidenta, siguió y retomó los cargos escalonados de su marido. Evidentemente este
ejemplo es un caso concreto donde la mujer tiene una trayectoria propia y quien fuera compañera de un
hombre con liderazgo amplio y reconocido fuera y dentro de la comunidad. Es necesario mencionar que
el contexto del nombramiento de esta mujer fue antecedido por una crisis de la administración municipal.
Finalmente podemos deducir que esta mujer pudo asumir un cargo como titular siendo soltera (viuda) y
que su trabajo local, regional y estatal con organizaciones indígenas también le respaldaron. Un segundo
caso encontramos y se trata de una mujer casada que fue suplente de síndica, como el caso anterior
tiene un liderazgo propio; es una mujer con antecedentes familiares de liderazgo; el esposo es de un
municipio que estuvo en conflicto con Tlahuitoltepec. A diferencia de todas las familias, ambos han
ocupado cargos en representación de su familia, pero sólo la mujer ha llegado a los cargos municipales.
Con ello podemos deducir que el sistema de cargos se encuentra en constantes ajustes y que por ahora
ha dado la posibilidad para la participación de las mujeres.
77
154
colonización ideológica y concreta hacia los Pueblos Indígenas; ejemplo práctico de ello
es que “esas pocas personas que podían participar políticamente en los órganos de
decisión” llegaban a las comunidades indígenas de Oaxaca a recoger “los votos” y
contabilizarlos desde uno de los partidos y mecanismos de la democracia mexicana, el
Partido Revolucionario Institucional.
Lo anterior no solo ignoraba, sino menospreciaba que una comunidad como
Tlahuitoltepec, pudiera y pueda tener sus propios mecanismos que han normado la
participación de las personas en los ámbitos sociales y políticos; y es en ese sentido
que recupero la perspectiva sustantiva y crítica de Tamayo (2006) con respecto al
ejercicio de la ciudadanía hegemónica “[porque] niega el carácter inamovible y funcional
de la ciudadanía. La existencia de las relaciones desiguales y la distribución diferencial
de los recursos y del poder promueve prácticas diferenciadas de ciudadanía. La
ciudadanía, por consiguiente, se modifica, y por tanto cambia la relación de los
individuos entre sí y con respecto al Estado (Tamayo, 2006:15).
Desde la visión androcéntrica inicial de la ciudadanía, quedaron excluidos:
mujeres, ancianas, niñas, niños, esclavos e indígenas y
al día de hoy se sigue
insistiendo en la necesidad no solo del reconocimiento formal de la ciudadanía, sino la
traducción sustantiva de la misma. Y es en el entrecruce de la ciudadanía formal y
sustantiva donde las mujeres indígenas han caminado, lo cual ha representado un gran
desafío para las mismas.
Sin embargo, hemos de tener en mente que el ejercicio de la ciudadanía de las
mujeres indígenas no sólo se da en relación al ejercicio de sus derechos frente a un
Estado y sus instituciones; sino que ésta viene atravesada por un legado histórico de
lucha, resistencia y reivindicaciones culturales y políticas frente a una serie de
desigualdades en los planos colectivo e individual, sustentados en el racismo estructural
y que mediante instituciones propias de las comunidades, las mujeres indígenas hoy
por hoy se convierten en actoras en lucha, en tanto ejercen el derecho colectivo por la
vigencia de sus instituciones y por la generación de circunstancias para una ciudadanía
sustantiva que vigile la participación activa de las mujeres en los espacios de toma de
decisiones a nivel local. El ejercicio de la ciudadanía individual y colectiva de las
mujeres indígenas se inscribe por lo menos en dos planos: en el marco comunitario y en
la relación con el Estado y sus instituciones; en medio y en forma de telaraña, ubicamos
las participaciones sociales y políticas en las que se comparten experiencias sociales y
155
políticas desde la diversidad cultural y desde la opresión histórica por etnia, género y
clase.
En ese sentido, la diversidad del ejercicio de ciudadanía de las mujeres
indígenas, está atravesada no sólo por los roles tradicionales de género, sino por los
recursos distribuidos y accesados de manera desigual tanto al interior y exterior de las
comunidades marcadas por la historicidad; intentar igualar el ejercicio de las
ciudadanías de las mujeres indígenas es dejar de pensar en las relaciones desigual
desde las estructuras políticas, económicas y culturales. El ejercicio plural de la
ciudadanía requiere por tanto ser revisado para seguir señalando que éste no tendría
que atentar contra la dignidad de las personas, toda vez que en las definiciones y
redefiniciones de los derechos, han sido las mujeres indígenas partícipes activas para la
propulsión de contextos, situaciones, discursos y bienes simbólicos para la participación
social y política a nivel local, en la que sigue siendo un gran reto que el ejercicio de la
ciudadanía de las mujeres indígenas en el marco de los derechos humanos y las
sociedades plurales, no deba de ser debilitado si no se ajusta a los marcos de una
participación política hegemónica, pues lo anterior significaría la miopía del análisis
histórico de las miradas materna listas y paternalistas.
IV.II FORMAS DE PARTICIPACIÓN EN EL SISTEMA DE CARGOS: KUTUNK,
SERVICIOS, COMISIÓN Y ASAMBLEA COMUNITARIA
En el punto anterior se abordaron algunos principios del ser kutunk y los mecanismos
existentes que ponen en marcha a todo el sistema. Menciono al trabajo gratuito como
un dinamizador principal que permite compartir las experiencias y los trabajos de las
personas en un marco comunitario y desde el cargo, siempre en concordancia con las
demandas y necesidades de la comunidad. Estas demandas pueden ser muy variadas,
desde problemas de infraestructura, problemas presupuestarios, proyectos educativos y
productivos, hasta actividades religiosas. Para que éstas puedan ser atendidas, pasan
por procesos de consensos coordinados entre los diversos cargueros.
En adelante detecto cuatro formas visibles de permanecer e interactuar al interior
del sistema de cargos en Tlahuitoltepec, estas formas de participación son del tipo:
kutunk, los servicios, las comisiones y las asambleas.
Debo de aclarar que el sistema de cargos no termina sólo con estas formas de
participación, esta clasificación obedece a la necesidad de ordenar para fines analíticos
156
y para comprender un poco más la manera en como las personas se insertan en dicho
sistema.
KUTUNK
Se le llama kutunk al carguero o carguera independientemente del cargo que éste
posea; los periodos de cargos de larga duración, aunque cada equipo de trabajo se
puede organizar de diferentes maneras. Los cargos semanales son aquellos en los que
las y los cargueros se turnan y les toca asistir a sus obligaciones una semana al mes y
así hasta terminar el ciclo; en ciertas ocasiones cuando la fecha lo amerita se realizan
actividades en conjunto como en las fiestas o en casos emergentes; posteriormente
retoman la dinámica semanal, este tipo de organización generalmente recae en los
auxiliares y vocales de cada regiduría y tesorería. Existen cargos de tiempo completo
sin descanso y que exigen que las y los cargueros estén los 365 días del año, este tipo
de obligaciones son para los y las titulares y suplentes de la presidencia, sindicatura,
alcaldía, regidurías y tesorería, además de los secretarios municipales y de la
sindicatura, y/o presidentes de los comités escolares así como la presidencia y tesorería
de las mayordomías.
El ser kutunk implica situarse en la lógica de los cargos ascendentes y
escalafonaria, sin que ello necesariamente signifique que toda persona que sea kutunk
recorrerá de manera ascendente y sin retrocesos sus cargos. Ser kutunk también es un
cargo que condiciona y excluye los demás cargos en tanto se piensa que los cargos son
un camino que debiera de seguirse sin mayores contratiempos.
LOS SERVICIOS
Distingo los servicios del kutunk porque tienen una temporalidad muy corta, de días o
una semana. Estos servicios tienen denominaciones propias. La persona o la familia no
son kutunk porque no son nombradas para permanecer en todo un ciclo anual y no
necesariamente esos servicios son condicionantes o excluyentes de los cargos.
Generalmente la participación es voluntaria o por nombramiento del alcalde como el
caso de los topiles de banda para cuidar a los músicos y sus instrumentos musicales
durante los días que dure una fiesta patronal; entre los servicios también ubicamos a las
madrinas de fiestas patronales que voluntariamente pagan la misa, donan flores y velas;
157
los apóstoles varones adultos, que acompañan a Jesús de Nazaret durante las fiestas
de Semana Santa son otra forma de servicio; algunas madrinas y padrinos que acogen
al niño Dios durante las posadas decembrinas así como el sacristán quien percibe una
cuota económica simbólica por parte del municipio y se coordina con las mayordomas,
con el cura, el alcalde, los fiscales y sus topiles para la preparación de las fiestas de
Semana Santa y las decembrinas, particularmente su papel se reduce en las
actividades para la decoración de la iglesia. La diferencia radica en que estos servicios
no son excluyentes de otros cargos pero tampoco son condicionantes.
COMISIONES
En el tercer tipo incluyo las comisiones, especialmente la capitanía, este servicio
concreta en gran medida la parte política, social, cultural, económica y religiosa del
sistema de cargos. La capitanía, comisión de festejo o kaptän como se le conoce en
mixe, tiene una temporalidad muy corta y sirve de condicionante para ocupar otros
cargos, significa que esta comisión forma parte de la estructura de servicio, se excluye
de otros cargos y permite en teoría avanzar a las personas a otros cargos de mayor
reconocimiento y responsabilidad. La capitanía aparecerá protagónicamente en las
fiestas patronales, estas festividades se vuelven campo de acción de la capitanía donde
las personas involucradas se visibilizan públicamente. La compra del castillo es otra
comisión, esta comisión servirá solo de excluyente en cuanto a no ocupar cargos en
próximos periodos Inmediatos. Actualmente las madrinas y padrinos de las ermitas que
sufragan los gastos durante los días de festividad y forman parte del grupo organizador
de las fiestas siguen siendo vigentes, y su cargo cuenta como un servicio excluyente y
condicionante de otros cargos locales, principalmente en las comunidades y/o
rancherías.
158
ASAMBLEAS
Aunque en sí misma la asamblea puede considerarse como órgano independiente y con
reglas propias, lo cierto es que tiene una estrecha relación con el órgano de gobierno
local y con las demás autoridades locales. Participar en ella o no, no tiene
consecuencias inmediatas dado que su naturaleza es otra y carece de obligatoriedad
como lo era anteriormente; la asamblea no condiciona y mucho menos excluye la
participación de las personas en el sistema de cargos. Pero antes de restarle
importancia y caer en el error de minimizarla, la asamblea responde a un órgano central
de la vida colectiva, por tanto su función no se limita a ser un espacio de elección de
autoridades, exposición de problemas; la asamblea es un espacio donde se discuten,
dirimen y se solucionan conflictos internos y externos que amenazan la integralidad de
la comunidad. También la asamblea resulta un órgano rector que funciona casi con la
misma importancia que las autoridades locales, es más, ésta vigila el papel de las
mismas, al mismo tiempo que se configura como espacio de legitimación de cualquier
iniciativa colectiva o toma de decisiones en tanto que en ella concurren las personas de
159
toda la comunidad y dan fe y aprobación de cualquier proyecto, situación, decisión y/o
problemas colectivos. La otra naturaleza de la asamblea es que se fundamenta en y por
la vida colectiva, y ésta viene regida por instituciones propias como el sistema de
cargos, de esa manera intentar separar una de otra es hacer un ensayo que condene a
la generación de otros mecanismos de organización carentes de sentido que da origen
a las instituciones y órganos locales vigentes al día de hoy y sobre el cual reposan el
andamiaje y el sentido colectivo de las decisiones comunales. Es necesario aclarar que
aunque sea un órgano deliberador y máximo espacio de decisión, no solo para con el
sistema de cargos, sino para la vida local en general, debo de anotar que tampoco ha
estado libre de tensiones y conflictos; en ella como en otros espacios ocurren dinámicas
interesantes que develan la puesta en escena de las luchas de poder entre los géneros
y congéneres, entre los pobladores de la cabecera municipal y los habitantes de las
localidades, las descalificaciones etarias y clasistas para con los cargueros, la
administración municipal y la dinámica de la vida comunitaria en general. Durante el
2009 y 2010, la cabecera municipal junto con las diversas localidades, vivieron este tipo
de dinámicas, en las cuales un porcentaje alto de la población estuvo involucrado78. En
este conflicto se observó una correspondencia biunívoca entre ambas instituciones
(asamblea y gobierno local-autoridades-), en el que una de las partes necesariamente
requería de la otra; la autoridad requería de la asamblea y la asamblea de las
autoridades, tanto así que las autoridades municipales si bien no quedaron acéfalas,
sufrieron un proceso de deslegitimación y la autoridad inmediata para darle
correspondencia a la asamblea fue la autoridad agraria y ésta a su vez fue respaldada
por la asamblea para su intervención en un momento de caos.
Finalmente estas cuatro formas de estar, ser y servir en el sistema local de
cargos descritos hasta aquí, de ninguna manera agotan la totalidad y la complejidad
que representa el sistema, antes que nada el nuestro es un ejercicio de acercamiento y
discernimiento. En el esquema que representa las formas y naturaleza de participación,
reflejan los campos superpuestos a manera de plataforma sobre el cual se mantiene la
dinámica y estructura de los cargos en Tlahuitoltepec. Este esquema representa la
En términos generales el conflicto se generó entre las rancherías y la cabecera municipal,
particularmente el problema se desató por la reducción de los presupuestos asignados a las rancherías y
sobre esto surgieron una serie de inquietudes como el hecho de que las rancherías comenzaron a
demandar mayor participación en los cargos municipales.
78
160
naturaleza de las formas de participación desde donde las personas dinamizan sus
trabajos hacia la comunidad, por tanto, una persona y su familia pueden participar tanto
en la asamblea comunitaria, en las comisiones, en los servicios y pueden ser kutunk, al
mismo tiempo que todo ello les permitirá a lo largo de sus vidas, generar una red amplia
que hará interrelacionar los diferentes mecanismos de participación, en algunos casos
se concretan redes de parentesco político.
IV. III TIPOS DE KUTUNK
En esta parte describo por separado los tipos de kutunk después de haber abordado las
formas y/o formatos de intervención en el sistema de cargos. Para un mejor análisis
realizo las descripciones en diez esferas de intervención, a saber: municipio kutunk,
161
näjx në kutunk, tsaptëjk kutunk, clínica kutunk, escuela kutunk, xuxpë kutunk, wënkkutunk y jotmay kutunk.
MUNICIPIO KUTUNK Y EL AYUNTAMIENTO MUNICIPAL79
El ayuntamiento es un órgano de representación pública encargado del gobierno y la
administración del municipio. El artículo dos de la Ley Orgánica del Estado de Oaxaca
expresa que “el Municipio libre es un nivel de Gobierno, investido de personalidad
jurídica, con territorio y
patrimonio propios, autónomo en su régimen interior, con
capacidad económica propia y con la libre administración de su hacienda; con una
población asentada en una circunscripción territorial y gobernado por un Ayuntamiento”
El Artículo tres de la misma ley expone que “El Ayuntamiento tiene como misión
primordial servir a la población dentro del marco legal por la paz, la igualdad entre
hombres y mujeres, la justicia y el desarrollo social, generando en forma permanente,
continua y creciente, servicios y obras de calidad; basados en la participación
ciudadana y en una administración responsable, honesta y eficiente, respetando la
dignidad de la persona y del medio ambiente, fomentado compromisos para fortalecer
nuestra cultura”.
La municipalización en México y en las comunidades de Oaxaca, ha sido un proceso complejo,
sobre el cual no voy a abundar por no ser tema de investigación. Sin embargo, tanto la independencia de
México y con ella la instauración de una República Federal, la conformación de los congresos, la
promulgación de la primera constitución de 1824 y la instauración del gobierno representativo y federal de
los Estados Unidos Mexicanos, llevaron a la instauración inicialmente de 19 estados y 5 territorios como
parte de lo que fuera la nueva nación. Oaxaca era una de esas entidades. El 10 de enero de 1825
Oaxaca promulgó su primera Constitución, antecedida por dos partes de una ley Orgánica del Gobierno
del Estado, la primera emitida el 25 de Mayo de 1824 y la otra el 22 de julio del mismo año. En la
constitución oaxaqueña de 1825, se dividió al territorio en ocho departamentos: Oaxaca, Villa Alta,
Teotitlán del Camino, Teposcolula, Huajuapan, Tehuantepec, Jamiltepec y Miahuatlán.
Tlahuitoltepec pertenecía al departamento de Villa Alta, y como municipio tuvo su primer
presidente municipal en 1861 según datos registrados. El primer presidente, Felipe Raymundo, fungió
bajo la gubernatura de Ramón Cajiga (1860-1863) y bajo el mandato presidencial de Benito Juárez.
Hasta ahora, el municipio ha tenido 152 presidentes a lo largo de 153 años y sólo una presidenta
municipal, Sofía Robles ha sido la única mujer presidenta de Tlahuitoltepec, en el periodo 1861-2012.
Recientemente la cabecera municipal ha tenido un proceso de organización interna para la conformación
de barrios, que busca una mejor organización en términos de administración municipal, sin embargo, ello
no implica que cada barrio tenga un representante en términos de un cargo comunitario y de
reconocimiento ante la comunidad, antes bien se trata de personas que son intermediarias entre sus
barrios y la autoridad municipal para darle seguimiento a las obras o para gestionar alguna necesidad
específica de cada lugar, lo cual no significa que no se asuman responsabilidades frente a la colectividad.
79
162
Más allá de las definiciones formales, el municipio también ha sido definido
como:
[…] la célula primaria del gobierno de las comunidades y la institución políticaadministrativa de base territorial-con personalidad jurídica expresada en el derecho
público-más próxima a la población. Es la instancia de representación política y de
administración del territorio que le corresponde atender directamente diversos
asuntos públicos de la vida cotidiana de la gente; los pueblos y ciudades. El
municipio está compuesto por: un territorio e integrado por localidades y otras
subdivisiones municipales; una población; un gobierno ejercido por el Ayuntamiento
(Massolo, Barrera & Aguirre, 2006:44).
Desde los marcos legales y administrativos podemos entender que las personas
electas en los municipios indígenas ante el Estado se convierten en servidores públicos
de la entidad, principalmente por la administración de los recursos públicos asignados al
municipio. En la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado y
Municipios de Oaxaca se tiene reglamentados a los sujetos de responsabilidad pública,
estatal y municipal; sus obligaciones, las responsabilidades y sus sanciones
administrativas, disciplinarias y resarcitorias, o mediante juicio político vienen asentadas
en las leyes. El Artículo dos de dicha ley reza:
ARTÍCULO 2º.- Son sujetos de esta Ley, toda persona que desempeñe un
empleo, cargos o comisión de cualquier naturaleza en la administración pública estatal
o municipal, y en los Poderes Legislativo y Judicial del Estado sea cual fuere la
naturaleza de su nombramiento, designación o elección. También quedan sujetos a
esta Ley, todas aquellas personas que manejen, recauden, apliquen, administren o
resguarden recursos económicos estatales, municipales, concertados o convenidos por
el estado con la Federación o con sus Municipios.
Con lo arriba citado, se concibe que la administración municipal en
Tlahuitoltepec, cumple un papel fundamental como gobierno municipal enmarcado en
las diversas leyes locales, estatales y nacionales. Aunque es cierto también que la
autoridad municipal de Tlahuitoltepec se mueve en un engranaje que va entre la vida
comunitaria de una comunidad Ayuujk y las responsabilidades como funcionarios
municipales ante el Estado.
163
Es importante mencionar que un Honorable Ayuntamiento por ley está integrado
por el Presidente, el Síndico y los Regidores. A partir de esta lógica institucionalizada
hay una diferencia entre los “funcionarios públicos” de los municipios constitucionales y
las personas que son “kutunk” en el municipio de Tlahuitoltepec. A nivel local la
estructura y el servicio en el Ayuntamiento se inscriben en una lógica amplia de
servicios comunitarios, es decir: ser municipio “kutunk” o formar parte del Honorable
Ayuntamiento es sólo una de las formas en las que personas de la comunidad pueden
ejercer sus cargos comunitarios bajo los principios de gratuidad y de obligatoriedad. Las
personas que sean o son autoridades, serán ubicadas en la comunidad en un proceso
de reconocimiento y de distinción a lo largo de su vida y trabajo. De ahí que no se es
estrictamente un “servidor público” puesto que el sistema de cargos y servicios funciona
bajo la lógica de servir al pueblo, ello significa que cualquier persona que nazca, se
case en Tlahuitoltepec y viva en la comunidad, se encontrará con la obligación de
involucrarse en la vida comunitaria, lo cual implica ocupar un cargo en algún momento
de su vida. Toma relevancia que a lo largo de las participaciones comunitarias, el
sistema de cargos dota a las personas de herramientas clave para el desenvolvimiento
adecuado en futuros cargos; todo ello es posible porque el sistema funciona a través del
trabajo comunitario, siendo el mecanismo primario e integrador de las relaciones
humanas. Los y las kutunk así como todas las personas de la comunidad tendrán la
posibilidad de tejer redes de reconocimiento mutuo y de establecimiento futuro de redes
de parentesco político y religioso. Estas son útiles en la posteridad porque llegan a
constituirse referentes clave para cualquier actividad colectiva en las familias y/o en la
comunidad.
El espíritu colectivo del “ser kutunk” se hace manifiesto desde el nombramiento,
la conformación y la integración de equipos de trabajo así como en el proceso de
transición de poderes que, revestidos de ritualidades político-religiosos otorgan el
carácter colectivo y de respeto a la esencia del ser “kutunk”. De esa manera, aunque el
Ayuntamiento esté integrado principalmente por un presidente como máxima autoridad
municipal, el síndico como el responsable de velar por los intereses municipales y de
representar jurídicamente al ayuntamiento y los regidores que tienen bajo su mando
comisiones de la administración pública municipal según la Ley Orgánica Municipal del
Estado de Oaxaca, no necesariamente se les percibe a nivel local como tales.
164
Ser municipio kutunk implica ser la bisagra entre cumplir, vigilar y buscar
respuestas a las demandas del pueblo y resolver las cuestiones administrativas que
requiere la entidad federativa en la ejecución de los programas federales y de la propia
comunidad. Municipio kutunk significa concretamente “autoridades municipales” aunque
es necesario aclarar que aquí nos referimos a todas aquellas personas que asumen un
cargo y lo desempeñan en las instalaciones del palacio municipal sin distinción de
status y responsabilidades.
A nivel local los compromisos internos no se concretan sólo en las gestiones y
ejecución de las obras, sino en una relación de compromisos y principios mutuos en un
marco de respeto, sobre todo teniendo en mente el papel de una autoridad-guía,
protector, consejero y de respeto a la integridad comunitaria. Esto no necesariamente
ocurre libre de conflictos, tensiones y/o de corruptelas como se ha observado en los
últimos años.
Ser kutunk también es una expresión de la vida comunitaria, y ser municipio
kutunk es vivir en el engranaje de la vida comunitaria y las prolongaciones de las
funciones del Estado a través del poder ejecutivo a nivel local como gobierno. Gobierno
que es kutunk y kutunk que es gobierno en un municipio determinado, conformado por
un Ayuntamiento integrado por el presidente, síndico y regidores según el Artículo 30
del Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales de Oaxaca. La
comunidad de Tlahuitoltepec es un Ayuntamiento que tiene directamente alrededor de
495 personas que son kutunk y que tienen bajo su mando a 8780 habitantes,
excluyendo a la localidad de Santa María Yacochi, pues ésta última tiene autoridades
propias y se rigen bajo sus propias normas aunque formen parte del Municipio de
Tlahuitoltepec, Yacochi es una comunidad mixe étnicamente diferenciada del resto de
las comunidades del municipio80. En resumen, es posible observar y entender que tan
sólo en las denominaciones de las personas que ejercen un cargos (autoridad, kutunk),
se encierra una lógica amplia de la vida comunitaria en Tlahuitoltepec como ya ha sido
descrito anteriormente, ésta puede ser observada en las reglas y principios implícitos de
Santa María Yacochi, es una Agencia municipal pero es autónoma con respecto al municipio, su
dependencia es con respecto a los recursos económicos. Tiene sus propias formas de elección, tiene una
variante dialectal, son de una comunidad étnica Mixe que se diferencia de las personas de Tlahuitoltepec
y del resto de los municipios Mixes.
80
165
los cargos, sean de tipo administrativo, de guardias de seguridad, religioso, agrario y de
tipo social.
De manera comparativa, el siguiente cuadro muestra las obligaciones de un
servidor público y un kutunk así como sus relaciones con el Estado en el marco de las
atribuciones legales, y por otro lado las obligaciones sustentadas en la normatividad, los
principios y reglas orales que hay en el ejercicio de los cargos en Tlahuitoltepec. Se
enuncia en este cuadro comparativo que Tlahuitoltepec elige sus autoridades mediante
su propio sistema normativo, es decir, no hay presencia de partidos políticos, de ahí que
la relación del kutunk municipal no es laboral, antes bien, es la de servir a la comunidad.
Cuadro: 1 Algunos principios y características que obedecen las elecciones de autoridades
en Tlahuitoltepec y las elecciones por partidos políticos
Honorable Ayuntamiento de Tlahuitoltepec Servidor Público en los Ayuntamientos elegidos
por sistema de partidos
No hay presencia de partidos políticos
Se llega por nombramiento en asamblea
comunitaria siguiendo un programa
ascendente y a veces regresivo de los
cargos de cada persona; persiste y existe
en la memoria colectiva. Representante
político
del
pueblo,
portavoz
y
representante administrativo en su año de
gestión.
El principio rector de los cargos es que las
autoridades entran para servir a todo el
municipio y las comunidades.
No hay relación laboral con el Estado
Servicio gratuito
Nadie puede remover a nadie, sólo la
asamblea comunitaria toda vez que haya
una negligencia y abandono de funciones
de un kutunk o mal ejercicio y
comportamiento que atente contra la
comunidad y al Ayuntamiento.
Los regidores tienen un nivel en los
escalafones de cargos, y sólo el suplente
del presidente puede suplir al presidente.
Si fuese el caso de remoción de su cargo
del presidente, se hace una nueva
elección o en su caso es el suplente quien
toma el mando con conocimiento de la
asamblea.
Fuente. Elaboración propia
166
Hay presencia de partidos políticos
Elección por partidos políticos y por tanto
representante político y administrativo
Relación laboral con el Estado, relación política
partidista y servidor público.
Hay relación laboral
Se percibe un sueldo
Según la Ley Orgánica Municipal del Estado de
Oaxaca, el presidente municipal está facultado
para nombrar o remover a otros funcionarios del
Ayuntamiento.
Los regidores pueden suplir al presidente en
sus faltas temporales.
En el esquema que se encuentra en el anexo 4, mostramos un esquema elaborada con
base en la información del Estatuto comunal del municipio (revisar anexo 3)81 y la
integración del Ayuntamiento según la Ley orgánica municipal del Estado de Oaxaca.
Este esquema híbrido se limita a ilustrar sólo al municipio kutunk y algunas
funciones al exterior, principalmente mediante el Alcalde Único Constitucional, la
asamblea comunitaria y los cargueros auxiliares del cabildo. En éste se observa la
preponderancia del Alcalde y se ubica en la cúspide del esquema; aunque bajo las
normas de la administración municipal éste no forma parte del Ayuntamiento.
Según el Artículo 113 fracción VIII de la Constitución Política del Estado de
Oaxaca, los alcaldes serán designados por la mayoría del Ayuntamiento y la
administración de justicia de cada Municipio estará a cargo de los alcaldes como
servidores judiciales. Sin embargo, el alcalde forma parte del municipio kutunk a nivel
local, es decir la comunidad ubicará al alcalde como municipio kutunk; pero que no
funge ni como administrador municipal ni como autoridad judicial, más bien la
importancia del papel del alcalde proviene de que las personas nombradas para ocupar
este cargo son aquellas que ya han sido presidentes y por tanto se convierten en
personajes con autoridad moral reconocida ante la comunidad y ante el resto de las
autoridades del Honorable Ayuntamiento municipal, Así, más que administrador
municipal e impartidor de justicia, un alcalde es un articulador de la vida religiosa y las
responsabilidad que adquieren las cargueros durante las fiestas, ya sea de la cabecera
municipal y/o las agencias con coordinadas con el alcalde. La oficina del juzgador
menor del alcalde, sirve para la discusión de las actividades y responsabilidades de las
autoridades religiosas tanto de la cabecera municipal como de las localidades. .
En el mismo esquema se aprecia que Tlahuitoltepec tiene como máxima
institución a la asamblea comunitaria, este órgano de consulta es el punto nodal de todo
tipo de nombramiento de autoridades y la deliberación de problemas que involucran a la
comunidad y a las autoridades. El esquema presentado intenta resumir dos lógicas de
servicios imbricadas, pues resulta de la conjunción de dos normatividades, aunque en la
realidad puede resumirse en uno solo de manera superpuesta: a) la primera
corresponde a una lógica de trayectoria ascendente, piramidal y cíclica que poseen
Este estatuto fue elaborado por las autoridades de Tlahuitoltepec. En este documento no se
contempla a la agencia de Santa María Yacochi, como ya se ha dicho esta comunidad tiene sus propias
normas internas en tanto funciona como otra comunidad Mixe autónoma.
81
167
todos los cargos (direccionalidad ascendente) y la segunda corresponde a una lógica de
jerarquía
descendente
plasmada
en
las
leyes
de
administración
municipal
(direccionalidad descendente).
La primera correspondería a una lógica del sistema de cargos de la comunidad,
tal como el Artículo 28 del Estatuto comunitario dicta “La escala representa el proceso
de participación comunitaria que cada comunero va acumulando, cuyo ascenso
depende única y exclusivamente de dos elementos: la constancia en el cargo y la
valoración que la comunidad hace al desempeño de cada comunero en Asamblea
General”.
Esta valoración enunciada, les servirá a las personas para continuar con sus
trayectorias de participación, aunque no dependa únicamente de ello. Ya se había
señalado que la generación de compadrazgos, redes y la participación comunitaria en
otras actividades pueden ampliar o limitar la posibilidad de nombramientos futuros. La
escala de la administración municipal que se muestra es piramidal y por tanto tiene una
parte conclusiva, esta pirámide es finita para una persona, no así el sistema de cargos
como una corporación amplia que se ha venido transformando a lo largo de la historia,
su finitud o no, dependerá de otros contextos.
La lógica cíclica del sistema de cargos está relacionada con las dinámicas
ascendentes, con retrocesos y avances en la participación comunitaria de las personas,
una lógica que también involucra a toda la comunidad toda vez que la vida comunitaria
es un mecanismo de trascendencia a las nuevas generaciones, es decir; hay una vida
comunitaria propia de Tlahuitoltepec que se ha venido dando de generación en
generación, de ahí que el mismo estatuto enuncie esa parte:
Artículo 8. El sistema normativo oral es el conjunto de prácticas que los
comuneros se transmiten de generación en generación para el cumplimiento de los
cargos comunitarios, el actuar del individuo dentro de la colectividad y su propia
formación.
Podemos entonces resumir que la vida colectiva no sólo es un mecanismo de
participación ciudadana mediante las diversas formas de participación, sino que al
mismo tiempo es un mecanismo de transferencia de saberes.
La otra lógica descendente es la lógica del H. Ayuntamiento en tanto conformado
por servidores públicos. Esta lógica ubica a los servidores públicos en una relación de
168
poder entre ellos, según el grado o categoría de sus puestos. Siendo así, el presidente
se convierte en la autoridad máxima del Ayuntamiento, seguido de los síndicos y
regidores. Esta estructura surge bajo el mandato de la administración estatal y es de
esa manera como se concibe a las autoridades comunitarias frente a las diversas
instancias de la administración estatal y el marco de la Ley Orgánica Municipal de
Oaxaca. De ahí que el H. Ayuntamiento de Tlahuitoltepec actúe entre dos marcos
jurídicos, es decir entre la ley de la administración pública y el estatuto comunitario y la
oralidad; la primera requiere del registro y acreditación ante la Secretaría General del
Gobierno del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca y la validación de las autoridades
ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca mediante el
Consejo General y la segunda, mediante la asamblea comunitaria.
Para el caso comunitario basta con que el nombramiento del kutunk se lleve a
cabo con base en los formatos preestablecidos en la comunidad como las asambleas,
citatorios, visitas domiciliarias entre otros. De esa forma pues, habrán autoridades
registradas ante instancias de gobierno y otras, serán los integrantes ampliados del H.
Ayuntamiento a nivel local como se muestra en el siguiente listado.
Cuadro 2. Cargos y espacios de participación para las autoridades del municipio
Autoridades del H. Ayuntamiento municipal de Santa María Tlahuitoltepec Mixe Oaxaca
(municipio kutunktë)
Presidencia
1
Suplencia de la Presidencia
1
Secretaria/o Municipal
1
Secretaria/o Suplente
1
Agentes
16
Alcaldía
1
Suplencia de la Alcaldía
1
Secretaria/o del Alcalde
1
Nïmëj (agentes de la Presidencia)
16
Sindicatura
1
Suplencia de la Sindicatura
1
Secretaria/o de la Sindicatura
1
Regiduría de Hacienda
1
Tesorería de la Regiduría de Hacienda
1
Suplencia de la Tesorería de la Hacienda
1
Secretaria/o de Hacienda
1
Vocales
16
Regiduría de Salud
1
Suplencia de la Regiduría de Salud
1
169
Secretaria/o
Tesorería de la Regiduría de Salud
Vocales
Regiduría del Agua
Suplencia de la Regiduría del Agua
Secretaria/o
Tesorería de la Regiduría del Agua.
Vocal
Regiduría de Educación
Suplencia de la Regiduría de Educación
Secretaria/o
Vocal
Regiduría de Obras
Suplencia de la Regiduría de Obras
Tesorería de la Regiduría de Obras
Secretaria/o
Vocal
Topiles
Mayores
Total de cargueros en el palacio municipal
201
1
1
4
1
1
1
1
16
1
1
1
16
1
1
1
1
22
36
12
Fuente: Elaboración propia con base en la revisión de diversas fuentes
MATÄJK: EL ALCALDE ÚNICO CONSTITUCIONAL ENTRE LA ADMINISTRACIÓN
MUNICIPAL Y LA VIDA RELIGIOSA
El matäjk o el Alcalde Único Constitucional, tiene un papel importante en tanto que
representa la atribución moral y la experiencia acumulada del ser kutunk en todas las
esferas del sistema de cargos. Si bien el Alcalde debiera de fungir como auxiliar de
juez, tal como dice la ley y la leyenda de su oficina: Juzgado Menor; 82 lo cierto es que el
matääjk,83es kutunk que articula la vida religiosa de la comunidad y el municipio; en él
recae toda la organización de las diversas fiestas religiosas que ocurren a lo largo de
todo un año y que pueden estar enmarcadas o no en las fiestas patronales del
municipio, así como en los diversos eventos religiosos fijos o aquellos que surjan
repentinamente durante la gestión. El Matäjk –bastón grande- es la autoridad máxima y
como tal, las fiestas de transición de poderes de todo el ayuntamiento se llevan a cabo
en el domicilio del Alcalde.
Para mayor profundidad consultar Vargas Vásquez Liliana Vianey (2010: 38-43; 90; 100).
Matäjk, está conformado de las siguientes palabras: mëj, significa grande y täjk se refiere a un
bastón; Matäjk por tanto significa el bastón grande y es la denominación de la persona que posee el
bastón de mando de mayor jerarquía.
82
83
170
Al ser el Alcalde una persona que representa la autoridad máxima, se le requiere
necesariamente de una larga trayectoria al interior del sistema de cargos que integrado
por las relaciones imbricadas entre la administración municipal, la gestión agraria, la
vida religiosa y cultural, otorgará a todo kutunk un cúmulo de experiencias como el caso
del matäjk; por esta razón, es poco probable que sea una persona joven la que ocupe
este cargo, antes bien, habrán de haber sido kutunk en otras esferas del sistema de
cargos y por tanto haber cubierto una parte de las escalas de servicios,
preferentemente municipales. Etsuko Kuroda con respecto al papel de los Alcaldes en
la década del 1970 reportaba lo siguiente:
Los cargos de alcalde y principal integran las jerarquías cívico-religiosas. Alcalde: el
alcalde, con su suplente, el secretario y los regidores, constituyen un grupo informal
en las jerarquías cívico-religiosas. Es el responsable de impartir justicia en casos
donde el presidente no puede hacerlo. Es también responsable de los festejos
comunales. En los rituales de Cuaresma, Semana Santa, y las fiestas de los santos
mayores, el alcalde organiza y promueve activamente los festejos como líder de la
jerarquía religiosa. El alcalde tiene autoridad para hablar en contra del cura. Por
ejemplo, alrededor de 1960 el alcalde no quería aceptar al cura enviado por el
obispo salesiano y le pidió que lo reemplazara por otro (Kuroda, 1993: 115).
Poseer el bastón de mando de mayor jerarquía religiosa, le otorga también al alcalde
poder para elegir, convocar y legitimar los nombramientos de las autoridades religiosas
de la cabecera municipal, agencias, localidades y barrios respectivos, así como de los
nombramientos y organización de las y los capitanes de fiesta como se explicará más
adelante84.
Ser matäjk implica también que entre el catálogo local de funciones se encuentre
la coordinación con el comité de la banda filarmónica municipal. La música y los
músicos en la región Mixe se han convertido en un componente fuerte e importante
para la vida comunitaria y religiosa, tanto que existen autoridades de la banda
Como ya se ha dicho los o las capitanas de fiesta son personas solteras o casadas que se
convierten en los encargados de suministrar alimentación a las bandas visitantes y locales durante las
fiestas patronales. A lo largo de todo un año habrá tantos capitanes como bandas en cada fiesta patronal.
Cada banda es atendida por tres capitanes en cada fiesta. Durante los días de festividad los y las
capitanas se organizan para turnarse el menú y el horario de atención.
84
171
filarmónica municipal para la coordinación interna y la articulación con el Alcalde
Constitucional en Tlahuitoltepec.
En el esquema anterior se presenta al alcalde como la autoridad con la jerarquía
más alta, sin embargo, a nivel local la figura del alcalde no se percibe estrictamente
como parte de las autoridades religiosas sino del cabildo municipal, sin embargo, el
resto de las autoridades religiosas trabajan coordinadamente con el alcalde que al
mismo tiempo se coordina con las demás autoridades municipales en tanto autoridad
judicial ante el Estado pero con responsabilidades religiosas y en ciertos casos
judiciales85.
En la última reforma a la Ley Orgánica Municipal del Estado de Oaxaca,
aprobada el 22 de febrero del 2012 y publicada en el Periódico Oficial del Gobierno del
Estado el 28 de Febrero del 2012, el capítulo III de dicha ley, habla acerca de la Justicia
Municipal y los Alcaldes; según estos ordenamientos, corresponde a los alcaldes
administrar la justicia. En el artículo 145 de esta ley se mencionan las atribuciones de
los alcaldes:
I.- Conocer de los asuntos de jurisdicción voluntaria y de aquellos no
contenciosos de su competencia que soliciten las partes con excepción de las
informaciones de dominio y ad-perpetuam:
II.- Auxiliar a los tribunales y jueces del Estado; desempeñarán las funciones que
unos y otros les recomienden en materia civil, mercantil y penal ajustándose al
mandamiento respectivo:
III.- Conocer como instancia conciliatoria; y
IV.-Conocer como instancia mediadora de los asuntos encomendados para la
conciliación y; además los asuntos penales que se persigan a petición de parte
ofendida, bajo los principios establecidos en la materia.
V.- Conocer como defensor del ciudadano de las quejas que se presenten contra
el Ayuntamiento, funcionarios, representativos o administrativos de éste así como la
prestación de servicios públicos formulando las recomendaciones correspondientes.
En las oficinas del juzgado menor localizado en el edificio municipal se institucionaliza la figura
del alcalde como autoridad municipal, aunque sea él quien vigile y coordine la dinámica que se emprende
en el marco de las festividades religiosas y la elección de autoridades religiosas.
85
172
Todo lo anterior, a nivel comunitario no sucede; pues jurídicamente y ante el
Estado oaxaqueño el alcalde tiene la figura de auxiliar de los jueces, según el título
quinto de la Constitución Política del Estado de Oaxaca que hace referencia al gobierno
municipal, en el artículo 113, fracción VIII que dice que la administración de justicia de
cada Municipio estará a cargo de uno o más servidores públicos que se llamarán
Alcaldes, por cada Alcalde Propietario habrá dos Suplentes que llevarán su respectivo
número de orden, durarán en su cargo un año y serán designados por la mayoría de los
integrantes del Ayuntamiento. Para ser Alcalde se requiere haber cumplido veinticinco
años antes del día de su designación y cubrir los mismos requisitos que se exigen para
ser miembro de un Ayuntamiento. Los Alcaldes son auxiliares de los Jueces y
Tribunales del Estado, la Ley Orgánica respectiva establecerá el número que deba
haber en cada Municipio, las funciones y atribuciones que les corresponda.
La alcaldía en Tlahuitoltepec es un espacio para las personas de mayor
experiencia con un amplio camino recorrido86; convirtiéndose de esa manera en una
autoridad moral que funge como articulador entre la autoridad municipal, la organización
de las fiestas y con las autoridades religiosas de la comunidad. El matääjk o Alcalde –
bastón mayor- tiene entre sus funciones lo siguiente:
a) Tener coordinación con las mayordomas principales, sobre todo para la
organización de las fiestas de Semana Santa, fiesta patronal de Mayo, fiesta
patronal de Agosto, fiestas del día de Muertos, fiestas de Diciembre y otras
festividades como las propias organizadas por todas las autoridades,
especialmente durante los procesos de transición.
b) El alcalde es el encargado de buscar y nombrar a los apóstoles y a la persona
encargada de adornar la iglesia en Semana Santa y en las fiestas
decembrinas. Este último suele ser un sacristán aunque ante los ojos de la
comunidad, este cargo ya no existe porque el sacristán actualmente suele ser
una persona que percibe una cuota simbólica por su asesoría. 87 El alcalde en
Hasta ahora, sólo los varones han sido alcaldes, a excepción del alcalde que fungió en 1995
quien dejó a cargo a su esposa pues él tenía que estar presente en su centro de trabajo .
86
Kuroda narraba que en la década del 1970 el cargo de sacristán en Tlahuitoltepec era un cargo
permanente y en su momento existieron once sacristanes, para 1970 sólo quedaban dos que conocían
los detalles de las fiestas y rituales del pasado e informaban al cura sobre las costumbres pasadas, así
mismo ellos se hacían cargo de los instrumentos y ornamentos de Ia iglesia y, con los acólitos auxiliaban
al cura en Ia misa. (Kuroda, 1993)
87
173
coordinación con el sacristán, comisionarán a la persona responsable de
colocar y descender el cuerpo durante la crucifixión en la fiesta de Semana
Santa. Tanto la persona que asesora para adornar la iglesia, aquel que
maneja el cuerpo crucificado y de los santos que salen a procesión reciben
una remuneración simbólica de parte del municipio a través de la alcaldía.
c) El alcalde se coordina con las mayordomas, fiscales, topiles de los fiscales,
mayores y topiles municipales para la elaboración de alimentos para la última
cena de los apóstoles en Semana Santa.
d) El alcalde Único Constitucional no sólo organiza las fiestas con las
mayordomas y mayordomos, también tiene la autorización para emitir
citatorios a fin de elegir a los nuevos mayordomos de las capillas y/o ermitas
o para presidir alguna reunión de carácter organizativo para las fiestas.
e) El alcalde gira citatorio individual para la elección de fiscales y sus topiles,
éstos comparecen ante el alcalde.
f) Es el alcalde quien nombra a los capitanes o comisionados de festejos
mediante citatorios si el caso lo amerita, lleva el registro de los comisionados.
g) El alcalde nombra a las mayordomas del templo principal, ubicado en la
cabecera municipal.
h) El alcalde nombra también para la fiesta de diciembre, caporales que ofrecen
de comer a los toreros y a los jinetes.
i) Nombra a los padrinos y madrinas para la fiesta de navidad, en especial para
sufragar los gastos de las posadas. Esta comisión ha ido disminuyendo y
actualmente adopta el carácter de voluntaria por lo que su obligatoriedad ya
no es vigente, es por ello que ya no se considera parte de los servicios del
sistema local de cargos. La petición a veces es voluntaria y se le manifiesta al
alcalde.
j) El alcalde nombra al topil de la banda en cada fiesta, éste debe de cuidar los
instrumentos durante las fiestas patronales, acompaña en todo momento a la
banda, se entiende que para que cierre el ciclo de su servicio debe participar
al menos en tres fiestas patronales y de esa manera se le puede considerar
como si hubiera dado un cargo completo.
174
k) Mediante la alcaldía se establecen relaciones políticas y de intercambio
cultural con las bandas municipales de otros municipios para su participación
en las fiestas patronales.
l) El alcalde nombra a las madrinas que sufragan parte de los gastos en las
fiestas de las ermitas. Estas ermitas a su vez se pueden organizar de dos
formas, aquellas que están ubicadas en las Agencias de policía y en
comunidades con Consejos de Desarrollo y las otras que se localizan en un
paraje, localidad o en un barrio, se caracterizan estas ermitas porque no
tienen mayor afluencia.
Kuroda en la década del 1970, describía la figura y las actividades del alcalde, y
que hoy por hoy, hemos de constatar que este cargo en realidad representa el
engranaje de la vida comunitaria y de la dinámica del sincretismo religioso en la
comunidad:
En Tlahui, durante 1963 a 1974, el vía crucis fue representado de estación en
estación, puesta simbólicamente en el interior de la iglesia. En 1974 fue
representado alrededor de la iglesia y del curato, cuando el cura está en el pueblo la
preside. Si no, la gente lo representa bajo la dirección del acalde, su suplente, el
sacristán, el cantador y los músicos. Cada año el alcalde y su suplente desempeñan
un papel importante. En 1974 un anciano quien cada año como varón (sabio y
virtuoso), llevaba la imagen de Jesús en la Cruz, se convirtió en el suplente del
alcalde. Por tanto sus actividades en la representación del Vía Crucis fueron más
conspicuas que en casos ordinarios, el suplente llevó la imagen y, en cada estación,
la detenía mientras el cura explicaba la historia de la pasión, mientras el alcalde
caminaba con los músicos en la procesión (Kuroda, 1993: 202).
Actualmente el alcalde ya no se involucra directamente en los rituales de la
tradición católica como se narra en este pasaje, pero es cierto que sigue siendo la figura
principal que se encarga de resolver todos los asuntos relacionadas con la logística de
la fiestas, la coordinación de equipos, el delegar responsabilidades en el marco de las
festividades religiosas así como dirimir algún conflicto que pueda surgir durante la
organización de las fiestas.
175
TÄJK-MAYUT: TOPILES Y MAYORES; GUARDIAS DE SEGURIDAD MUNICIPAL
La imagen corresponde a las autoridades “judiciales” de la comunidad, en ella, se
aprecia a los topiles, los mayores y finalmente a dos mujeres, una que fuera la titular de
la sindicatura y la otra suplente, junto con el respectivo secretario. El bloque formado
entre las autoridades municipales (síndicas), servidores administrativos (secretario) y
los varones como guardias de seguridad representados por los topiles y mayores,
constituye un equipo de trabajo que a lo largo de un año permanece en el cargo.
A diferencia de la sindicatura que como parte integrante del H. Ayuntamiento
municipal, los tym (topiles y mayores), si bien se coordinan con la autoridad municipal
mediante la sindicatura, éstos no necesariamente son parte de la estructura municipal,
así que a ellos se les refiere como täjk o mayut, según sea el caso. Aunque en el
esquema de cargos referidos en el estatuto comunitario, el topil se ubica en el primer
nivel de cargos y el mayor salta al tercer nivel junto con las suplencias del presidente; lo
cierto es que los myt participan en el sistema de cargos local en el marco de la provisión
de la seguridad local de las personas y la comunidad de Tlahuitoltepec.
A diferencia del síndico y/o la síndica que tienen unificado el periodo de
permanencia en el municipio y que corresponde exactamente a un ciclo anual que corre
176
de enero a diciembre, los myt tienen otro periodo de transición, por lo que llegan a tener
dos equipos de coordinación municipal: las autoridades municipales salientes y las
autoridades municipales entrantes. Las primeras corren del primero de noviembre al
último día de diciembre y las segundas van del primero de enero al último día de
octubre, esto a raíz de que los periodos de transición no son los mismos para la
autoridad municipal que para el cuerpo de seguridad. Por cuestiones metodológicas,
clasifico al cuerpo de seguridad como parte del municipio kutunk, toda vez que éste
tiene una coordinación exclusiva con las autoridades municipales a través de la
sindicatura municipal para la administración del orden y seguridad de la vida local.
Corresponde a los myt, durante la transición de las autoridades municipales cada
primero de enero, tomar en sus manos la capacidad de gobernar y mantener la
seguridad de la comunidad durante casi 24 horas sin la presencia del cabildo, puesto
que estos se encontrarán festejando la entrega y recepción de poder en el domicilio del
alcalde.
NÄJX NË KUTUNK: COMISARIADO DE BIENES COMUNALES Y CONSEJO DE
VIGILANCIA
Otro espacio en el que se ejercen los cargos es en la estructura de la Comisaría de
Bienes Comunales (en adelante comisaría), las personas que son nombradas como
autoridades agrarias son conocidas como näjx në kutunk, literalmente significa
autoridades de la tierra. En párrafos anteriores, se mencionaba que el sistema de
cargos involucra los diferentes espacios donde se ejercen los cargos y uno de ellos es
la Comisaría de Bienes Comunales. Al igual que el Ayuntamiento municipal, esta
comisaría cuenta con una estructura propia, que a diferencia del Ayuntamiento, tiene un
número menor de cargos.
En el Artículo 95 del Estatuto comunal dicta al respecto:
“Artículo 95. El Comisariado de Bienes Comunales estará constituido por un
Presidente, un Secretario, un Tesorero y sus respectivos suplentes. Los
integrantes del Comisariado de Bienes Comunales forman parte del Cabildo
Agrario en el que además están los integrantes del Consejo de Vigilancia.
Siempre actuarán en forma conjunta en la toma de decisiones y acciones
ejecutivas.”
177
La Comisaría pues, es una estructura paralela al H. Ayuntamiento municipal, si
bien las autoridades municipales tienen una relación estrecha con la administración
pública municipal y la comunidad; la comisaría es la instancia de la comunidad donde
se dirimen y discuten temas importantes relacionados con los recursos naturales,
especialmente el uso y disfrute de los terrenos, y en términos de legitimidad, es la
segunda autoridad más importante para la comunidad, éstas, inclusive ha llegado
sustituir a la máxima autoridad municipal en tiempos de crisis, principalmente cuando el
órgano municipal se ha encontrado en desbarajustes político sociales, como el vivido en
el 2009. En ese año, Tlahuitoltepec vivió una crisis política social interna, que vio
involucrada a toda la comunidad, en la que autoridades de las agencias, rancherías y
las autoridades de seguridad, (topiles y mayores) encarcelaron a miembros de la
autoridad municipal con previo conocimiento de la asamblea. Ante la ausencia de
gobernabilidad, la autoridad agraria se vio involucrada para dirimir las diferencias y
participar en los procesos de resolución de conflictos que involucraban a todo el
municipio, excepto a la agencia de Santa María Yacochi.
La comisaría también es el órgano de representación y gestión administrativa de
la comunidad ante el Estado, específicamente ante la Secretaría de Asuntos Agrarios, y
a través de la Ley agraria adopta algunas funciones 88. En esta ley por ejemplo se dictan
los mecanismos de elección para los miembros del comisariado y del consejo de
vigilancia, el tiempo de permanencia y sus obligaciones. Sin embargo, es importante
resaltar que la actuación de las autoridades comunales de Tlahuitoltepec se da en un
marco donde la
lógica de acción se inscribe en el sistema de cargos, por lo que
cualquier cargo se inviste de obligaciones y derechos bajo el principio de mandar
obedeciendo, es decir, existe en teoría la idea de que toda autoridad tiene la atribución
para mandar y al mismo tiempo obedecer las demandas del pueblo, de lo contrario,
toda autoridad corre el riesgo de ser desconocida y linchada socialmente, siempre que
no cumpla con sus obligaciones y principios del ser un buen kutunk. La naturaleza de
las autoridades agrarias en Tlahui no es la misma que la de las autoridades que
administran los ejidos; pues hay que tomar en cuenta que el municipio (por lo general
los municipios y agencias Mixes de la zona alta y media) representa una comunidad
El antropólogo Mixe, Floriberto Díaz Gómez, hacía hincapié a finales del siglo pasado acerca de
las ambigüedades que esta ley tiene, particularmente la tendencia del Estado a transformar las tierras
comunales en ejidos con miras a la privatización.
88
178
étnica con una variante lingüística, cuenta con festividades propias, sistemas de
parentesco, delimitaciones territoriales y el régimen de tierra en su mayoría es comunal.
Lo anterior ha determinado que la autoridad agraria no sólo actúe bajo los
principios de la ley agraria, antes bien, procede bajo el mandato de la norma oral de la
comunidad y recientemente bajo el mandato del Estatuto Comunal 89 que define algunos
principios generales. La comisaría se ha vuelto en un órgano interno que tiene el mismo
nivel de reconocimiento y prestigio que las autoridades municipales, por esta razón,
ellos tienen la capacidad de convocar a asambleas comunitarias cuando el caso lo
amerite. En casos excepcionales este órgano puede inclusive suplir como ya se
mencionó anteriormente, a las autoridades municipales, por lo que la comunidad tomará
como referente a las autoridades agrarias ante ciertos escenarios, toda vez que son
“kutunk”.
En el siguiente cuadro se elaboró una lista de los cargos que conforman la
comisaría de bienes comunales, en la que tanto mujeres y hombres profesionistas o no,
desempeñan sus cargos a la luz de las responsabilidades encomendadas por la
comunidad.
Cuadro 3: tipos y número de cargos en el Comisariado de Bienes Comunales de
Tlahuitoltepec.
COMISARIADO DE BIENES COMUNALES
Presidencia
Suplencia de la Presidencia
Secretaría
Suplencia de la Secretaría
Tesorería
Suplencia de la Tesorería
1
1
1
1
1
1
CONSEJO DE VIGILANCIA
Presidente
Suplencia de la Presidencia
Secretario
TOTAL
Fuente: Elaboración propia con base en datos de Díaz, 2013
1
1
4
12
Aunque el estatuto estuvo a cargo de la Comisaría de Bienes Comunales, en realidad esta norma
escrita es un intento de la normalización de la vida comunitaria; en la vida real las cosas son mucho más
complejas.
89
179
NÄJXNËKUTUNK Y SUS FUNCIONES
La comisaría tiene entre sus atribuciones principales la de administrar y vigilar los
recursos naturales al interior de la comunidad; sus obligaciones están principalmente
ligadas a cumplir los acuerdos de las asambleas generales, representar a la comunidad
en asuntos relacionados con los recursos naturales de la comunidad. También, la
autoridad agraria es el apoderado legal para actos de administración, cobranza, y
resolución de pleitos en materia agraria fuera y dentro de la comunidad, así como
convocar a asambleas generales, presidir todas las asambleas y reuniones sobre
cuestiones agrarias, asistir a las asambleas que convoquen las autoridades municipales
de la comunidad, sin importar el motivo de la misma. Informar a la comunidad las
labores efectuadas y de la administración de fondos que por cualquier concepto formen
parte del patrimonio de la comunidad; informar a la comunidad sobre los trabajos de
aprovechamiento de las tierras de usos y reserva común y el estado en que éstas se
encuentren; recibir las cuotas prediales y demás contribuciones especiales que autorice
la Asamblea General. Así mismo la autoridad agraria tiene autorizado firmar y sellar en
actos de compraventa al interior de la comunidad, señalar áreas protegidas, expedir
constancias de comuneros activos, así como mantener vigente la lista de comuneras y
comuneros activos e inactivos90.
Es importante recalcar que todo conflicto relacionado con los asuntos agrarios se
canaliza directamente a las autoridades agrarias, donde el presidente, el comisariado
de vigilancia y la suplencia de ambos, fungen como los intermediarios directos para la
resolución de algún conflicto, sobre todo con el establecimiento de límites, corte ilegal
de árboles, invasión a predios, explotación de recursos naturales sin permiso previo,
entre otros.
Sin embargo, cuando los problemas suben de tono y llegan a las agresiones, la
autoridad agraria tiene la facultad de coordinarse con la sindicatura para que mediante
los mayores y topiles las partes en conflicto sean encarceladas si la situación lo
ameritara. En caso de que el síndico no se localizara, el presidente del comisariado de
Aunque el estatuto comunal puntualiza las obligaciones de la autoridad agraria, lo cierto es que
su trabajo no sólo se limita a lo señalado porque la comunidad vive en una dinámica cambiante, en la
oralidad y flexibilidad.
90
180
bienes comunales tiene la facultad de ordenar directamente a los mayores para que
éstos puedan encarcelar a las partes, bajo el lema de que la cárcel sirve para
reflexionar sobre los actos emprendidos. Si los problemas no se solucionan de manera
pacífica y siguen latentes, la autoridad agraria tiene la facultad de pedir apoyo a los
mayores y sus topiles para que puedan fungir como observadores y como cuerpos de
seguridad a la hora de visitar y establecer linderos entre los vecinos en conflicto. En
ocasiones, los problemas pueden no solucionarse y aflora la violencia entre las partes o
ignoran las recomendaciones de las autoridades, adoptando actitudes de prepotencia e
inclusive, agrediendo a algún integrante del comisariado. Cuando esto sucede, es
entonces mediante las órdenes del presidente del comisariado, cuando intervienen los
mayores y sus topiles, éstos últimos sólo intervendrán cuando el presidente del
comisariado lo solicite.
Estos casos por supuesto implican al síndico a la hora de hacer justicia a los
involucrados o involucradas, en ese careo el síndico se limita a solucionar y sancionar
las agresiones, a veces con la comparecencia del presidente del comisariado y su
equipo para contextualizar los hechos. Sin embargo, las cuestiones netamente agrarias
se vuelven a turnar a la comisaría hasta poder solucionar y/o establecer acuerdos
mínimos entre los involucrados e involucradas. También sucede que los involucrados
llegan a interponer una demanda directamente a la sindicatura, ya sea por agresiones
físicas, destrucción de bienes, construcción de casas en terrenos en conflicto. En ese
caso el síndico se limita a juzgar los hechos, pero el problema agrario se turna a la
comisaría, donde mujeres, hombres y familiares cercanos se involucran para la solución
a los mismos. Los problemas más invariables están relacionados con los linderos entre
vecinos; en estos casos, las mismas autoridades se trasladan para verificar el lugar del
problema, averiguar y solucionar los conflictos.
De entre otras funciones del comisariado, está la de organizar las jornadas para
la limpia de los linderos de Tlahuitoltepec. Estas actividades se dan a conocer en las
asambleas que organiza el comisariado, tanto hombres y mujeres de Tlahuitoltepec se
involucran activamente; el municipio mediante el suministro de gasolina a los
transportes particulares, solicita viajes a los puntos indicados; los mayores y topiles
también se involucran como cuerpo de seguridad para atender cualquier emergencia,
ellos también sirven de apoyo logístico para el transporte de algún material y suministro
de agua principalmente.
181
El control de los incendios también recae en las autoridades agrarias. Aunque
actualmente ya se integran equipos de trabajo como empleos temporales bajo el
financiamiento de programas gubernamentales; sin embargo, cuando los incendios son
a gran escala, es el pueblo quien suministra la mano de obra colectiva para
contrarrestar estos fenómenos. En ciertos casos y si se tiene información suficiente, se
averigua quiénes son los responsables de los incendios, los que pueden llegar a recibir
una sanción según disposición de la autoridad agraria.
Esas y otras cosas corren bajo el encargo del comisariado de bienes comunales.
Al igual que los integrantes de la administración municipal, las autoridades agrarias
realizan la transferencia de poder el primero de enero, en el acto cívico-social y en el
marco de la toma de protesta, se homenajean tres banderas; la primera bandera
corresponde a la bandera nacional, resguardada y abanderada por las autoridades
municipales; la segunda bandera corresponde a la bandera Mixe, ésta, preservada y
abanderada por el alcalde único constitucional91 y la última bandera corresponde a la
bandera de bienes comunales 92. Esta última presentada en 1994 siendo presidente del
comisariado de bienes comunales el antropólogo Mixe Floriberto Díaz Gómez.
Actualmente durante el acto de transferencia de poderes, las tres banderas son
entregadas a las autoridades entrantes durante el acto cívico; los cuadros de escoltas,
integradas por las nuevas y salientes autoridades, han adoptado dar las órdenes en
Mixe durante la ceremonia, en la cual se entonan tanto el himno nacional como el himno
Mixe o himno a konk ëy, así mismo, la toma de protesta durante la entrega de banderas
se formula en Mixe.
Aunque a diferencia de la autoridad municipal, las autoridades agrarias en las
fechas de entrega del bastón de mando no se encuentran insertas en la parafernalia de
las fiestas de transición. Sin dejar de apuntar que para las nuevas autoridades es casi
La bandera Mixe fue ideada por intelectuales de la comunidad, principalmente enmarcada en los
trabajos del que era el Centro de Capacitación Musical Mixe (CECAM) hoy Centro de Capacitación
Musical de la Cultura Mixe. Durante la década del 2000, esta bandera fue acogida por la autoridad
municipal a través de la figura del alcalde quien resguarda este símbolo Mixe, aunque la bandera original
se encuentra en el CECAM.
92
En una charla informal con Palemón Vargas Hernández, nos compartió que la bandera de Bienes
Comunales fue propuesta por Floriberto Díaz Gómez, quien en su explicación fundamentaba que el color
azul representa el espacio, el aire, las nubes y todos aquellos elementos del espacio, el color amarillo
ocre representa la tierra; y el color verde a la naturaleza y todo lo que emana de la tierra. Esta propuesta
fue presentada y aprobada por el consejo de ancianos.
91
182
una obligación realizarlas, sobre todo porque la imbricación de diversos elementos
mágico-religiosos en el marco de los cargos, se hace presente a través del sincretismo
religioso, incluso con un peso mayor de la religiosidad Mixe a través de los sacrificios en
los cerros y la intervención del xëëmapyë y/o adivino.
De esta manera, la autoridad agraria cierra su ciclo de protesta y se inicia como nueva
autoridad con una fiesta posterior, invitando a la banda, a la autoridad municipal y a las
personas principales de la comunidad. La fiesta generalmente es realizada en el
domicilio del presidente de la comisaría, donde mujeres esposas de las autoridades
agrarias, tienen bajo su responsabilidad no sólo elaborar alimentos y atender a los
maridos e invitados; sino preparar todo lo que pide el xëëmapyë para ofrendar al cerro,
incluyendo bebidas, aves, flores, pollos, alimentos y figuras simbólicas hechas con
masa, bajo la supervisión e indicación del xëëmapyë, además elaboran el itacate,
consumido durante el trayecto al cerro y viceversa.
NÄJXNËKUTUNK Y PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES
En la línea histórica de las responsabilidades y funciones
la autoridad agraria en
Tlahuitoltepec, puede ser ubicada inicialmente con un esquema informal al interior de la
comunidad, pero con un papel preponderante y activo ante los otros municipios
mancomunados y ante el Estado, particularmente con respecto a la resolución de los
problemas de linderos y la vigilancia de la explotación de los recursos naturales.
Anteriormente, la administración de los problemas agrarios recaía en manos de
la autoridad municipal. Así por ejemplo en el archivo municipal se puede ubicar que en
1982,
el
alcalde
único
constitucional
tenía
entre
sus
responsabilidades,
la
administración de los problemas agrarios internos como la resolución de conflictos, la
medición de parcelas, la emisión de constancias de propiedad de parcela y la vigilancia
de la explotación de los recursos naturales. Fue en esa misma década que se modeló la
organización agraria hasta tener la estructura que hoy tiene; atravesaron ligeros
cambios como los años de servicio del presidente del comisariado comunal
reduciéndose de tres años de servicio a uno.
En la década del 90 las mujeres no participaban directamente en los cargos
agrarios; como se señaló anteriormente, a lo largo de los primeros años de la década
del 2000, mujeres solteras comerciantes y profesionistas fueron ocupando cargos que
la comunidad les fue delegando en los diversos espacios.
183
Es importante también mencionar que la participación femenina gradualmente
fue aumentando casi paralela a las dinámicas de la década del 90 e inicios del año
2000, sobre todo con la intensificación de las migraciones nacionales e internacionales
de ambos sexos93.
Otras de las posibilidades que han abonado al ensanchamiento de la
participación femenina en el sistema de cargos ha sido un ligero aumento con respecto
al retraso de la maternidad de las mujeres solteras, así como un aumento cuantitativo
de madres solteras; muchas veces van de la mano con la ampliación de niveles
educativos y del acompañamiento del fortalecimiento de los liderazgos femeninos
mediante los nuevos discursos de los derechos de las mujeres y curiosamente,
a
través de la misma participación local en el sistema de cargos.
A pesar de ello, la participación femenina en espacios como la comisaría de
bienes comunales no se da libre de tensiones y conflictos, por lo que el ejercicio de
cargos encierra dinámicas internas que a primera vista pueden resultar positivas en
aras de ver una participación cada vez mayor de las mujeres; sin embargo, en la arena
política-social de los cargos la situación cambia, la participación femenina no transcurre
en las mismas condiciones que la de los varones; esta situación difícilmente se puede
llegar a observar a primera vista, puesto que la parte privada e interna de los cargos,
son espacios por excelencia donde los conflictos aparecen, muchas veces surgen con
base en la discriminación y rechazo al género y sexo femenino, abonado por aquellas
actitudes machistas y por el ejercicio del poder tradicional masculino, en el que no se
incluyen, tanto en los proyectos personales y comunitarios el acompañamiento y la
inserción de las mujeres en los diversos ámbitos de la comunidad. Esto, como se
anotaba, no solo abona a la limitación de la participación femenina, sino que muchas
veces atenta contra la dignidad de la persona, como el siguiente caso que se nos
compartió:
A diferencia de un hombre, aunque no diga nada pero es hombre, pero como él es
mi amigo, le dan todas las facilidades y la mujer dice: oye yo quiero permiso, o
Lilia Díaz Pérez en su texto intitulado “El proceso migratorio y su impacto hacia la comunidad, en
Santa María Tlahuitoltepec, Mixe” hace un acercamiento al fenómeno migratorio que ha sufrido el
municipio desde la década del 40 con el programa de braceros hasta las nuevas migraciones
transnacionales.
93
184
propongo que hagamos esta actividad; ¡no, espérate! tú apenas estás iniciando, es
más, eres mujer […] había mujeres que decían: ¡oye! la asamblea me nombró, no
llegué sola aquí, ¡si pues, pero eres mujer! aquí lo vamos a hacer a la manera de
nosotros; entonces es complicado para la mujer que esté en esa dinámica […] y si
hay esa contraparte y la mujer quiere proponer, disponer y hacer actividades y si el
hombre la obstruye, ahí es donde empiezan a existir conflictos internos entre las
autoridades nada más por ser hombres y mujeres […] Hay hombres que dicen:
quisiera estar aquí entre hombres para que definamos actividades y ¿esta mujer
por qué tiene que proponer actividades que le competen al hombre?, hay esas
cuestiones. […] entre los hombres de repente sí influye el machismo, no es que
nosotros, sí, lo han dicho, lo he escuchado, pero ¿por qué te nombró la asamblea si
yo no quería mujer aquí en el cabildo? ¡Yo nada más me entiendo con los hombres
y no con las mujeres! ¡las mujeres a su hogar a cuidar a los hijos! y que venga ese
concepto, de percibir del titular, de los jefes, de los que esperamos que deben de
coordinar, a veces baja la moral para todo, pero más para la mujer, entonces dicen
las mujeres: ¡ya me voy! ¡No sé para qué estoy aquí! ¡También el pueblo me
nombró! ¡No quería! Entonces finalmente se rompe el esquema de comunidad, que
a veces se piensa que todos somos organizados, somos hermanos, que nos
llevamos bien y que el cargo es bonito y no es tan así94.
Estas y otras experiencias enuncian no sólo la existencia de las prácticas
machistas contra las mujeres, sino que evidencian que las dinámicas institucionales de
la comunidad se rigen por reglas propias que poco incluyen el respeto a la mujer, o si se
plantean ciertas reglas de convivencia en el marco de los cargos, no necesariamente se
respetan ni se sancionan, antes bien, las exigencias sobre los comportamientos y
responsabilidades diferenciadas de hombres y mujeres se sustentan en el mecanismo
cultural de la comunidad que espera al mismo tiempo de manera diferenciada los
resultados de los cargos:
A mí me interesa el rescate comunitario, el valor comunitario y al tener ese objetivo
comunitario, te ganas la autoridad, pero no lo aplican, ni lo respetan los otros, sobre
todo los hombres, a veces, al menos lo vi; denigran a las mujeres, porque tampoco
le dan ese lugar a las mujeres, porque es mujer, y más sobre todo que lo ponen a
uno de suplente, y más que uno dice: vamos a hacer lo siguiente, ¡no! ¡Es que aquí
94
185
Entrevista realizada a un comunero de Tlahuitoltepec, ex autoridad agraria. Mayo 2015,
se hace así! ¡Así está! ¡Así se ha hecho! y ¡Así va seguir! o sea, de que no se
entregan las cuentas, total, ¿quién lo pide? no entregan trabajo, pues ni les piden 95.
Las entrevistas nos introducen a que las mujeres no sólo tienen condiciones de
desventaja en su participación, sino condiciones de trato desigual que atentan contra la
dignidad de una persona.
Paradójicamente para aquellos partidarios de la idea que la mujer no tendría que
participar en los cargos, sus argumentos carecen de mayor sustento y se ven obligados
a “tener que aceptar” a las mujeres, dado que la participación femenina muchas veces
viene acompañada y respaldada por el nombramiento de la asamblea comunitaria y/o
por varones titulares que tienen una perspectiva amplia y que buscan la inclusión
femenina. Así, para una persona que no comulga con la participación de una mujer no
le será tan fácil evitar que las mujeres participen mientras las asambleas y las o los
titulares las propongan y se den cuenta de la necesidad de incluir cada vez más a la
población femenina. De allí se sustenta el argumento de las mujeres y se refuta el
comportamiento discriminatorio de los varones, puesto que las cargueras hacen
manifiesto que sus nombramientos se los hace la comunidad y no son ellas quienes
piden tener un cargo; que de acuerdo también con lo expresado por ellas, un cargo
significa para las mujeres solteras mayores responsabilidades y retos en tanto que el
nombramiento se entreteje con muchas aristas y nodos de la vida comunitaria; en el
que existen grandes campos analíticos pendientes por abordar, como se refleja en el
siguiente esquema.
95
186
Entrevista realizada a una comunera de Tlahuitoltepec, ex autoridad de bienes comunales.
TSAPTËJK KUTUNKTË96: AUTORIDADES RELIGIOSAS
Otros de los espacios de acción de las cargueras y cargueros están relacionados con
los espacios religiosos. La gestión, administración, control y ejecución de las dinámicas
religiosas en Tlahuitoltepec, sobre todo aquellas referidas a la religión católica, se
realizan bajo la coordinación y mando de las autoridades religiosas. Sobresale en el
microsistema la figura del alcalde, de mayordomas, fiscales y topiles, tal como se
muestra en el esquema, donde se presentan
la lista ampliada de las autoridades
religiosas de la cabecera municipal, que queda de la siguiente manera 97:
Cuadro 4: cargos religiosos de la cabecera municipal de Tlahuitoltepec
Cargos
Puestos
Número
Fiscales
4
Topiles
Mayordomas
8
Presidenta
Suplente de la presidencia
1
1
Tesorera
1
Secretaria
1
Vocal
12
Total
28
Fuente: elaboración propia
De las responsabilidades que tienen cada uno de los cargueros encontramos lo
siguiente:
a) Los fiscales junto con las mayordomas resguardan los bienes de la iglesia; sólo
los topiles y fiscales de la iglesia están autorizados para repicar las campanas, en
horas, días, fechas y eventos específicos, las mujeres quedan fuera de estas
responsabilidades.
b) En las fiestas patronales, los fiscales junto con sus topiles son los encargados de
hacer la quema de cohetes en cada evento litúrgico importante así como hacer la
limpieza general de la iglesia. En esta también se involucran las mayordomas
Traducción literal: Autoridades de la iglesia.
Se calcula que en las iglesias de las localidades son alrededor de 8 personas por cada capilla, las
principales son Las flores, Santa Cruz y Santa Ana, significa que existen alrededor de 24 personas más
que ocupan cargos religiosos anualmente, Recientemente la comunidad de Tejas fundó una capilla en
honor a San Antonio de Padua.
96
97
187
c) Los fiscales además de todo lo anterior, siempre participan en eventos luctuosos,
acompañan a las familias durante el sepelio, su presencia es importante porque
acompañan al muerto al cementerio.
d) Las mayordomas son las encargadas de administrar y recolectar los bienes
donados a las imágenes de la iglesia, como las limosnas y ofrendas; también son
las encargadas de la limpieza de toda la iglesia.
e) Las mayordomas tienen una tienda que funciona como una pequeña cooperativa
que genera recursos y sirven para solventar gastos requeridos en las fiestas o para
mantenimiento de la iglesia, en algunos casos estos recursos son usados para una
obra pública del municipio. En la tienda, se venden materiales religiosos, flores,
imágenes, velas y veladoras, también hay renta de velas y veladoras elaboradas
por ellas.
f) Las mayordomas tienen una cierta autonomía de actividades en relación con el
municipio, pero hay una coordinación enérgica en cada fiesta.
188
Las misas de las fiestas patronales son solventadas por el municipio a través de la
secretaria y por medio del alcalde, las mismas son realizadas para pedir por el pueblo
en general. Los tsaptëjk kutunk son las personas que organizan, administran y vigilan
las actividades litúrgicas de la comunidad. En general, cada grupo de cargueros
funciona con una cierta autonomía con respecto a los demás y con respecto a la
autoridad máxima religiosa que es el Alcalde, sin embargo, la coordinación y la
ejecución de las actividades se acentúan en las fiestas patronales y en las fechas
conmemorativas del calendario católico.
En el siguiente esquema se aprecia el grupo de autoridades religiosas que son
designadas para cubrir responsabilidades exclusivas por un periodo determinado de
tiempo y en espacios geográficos exclusivos. Hago mención de ello dado que la figura
de los sacristanes que Kuroda describía en la década del 70, ha desaparecido del
mapa:
“Sacristanes: Este es un cargo permanente. Antes había 11 sacristanes, y cinco o
seis de ellos se alternaban el trabajo semanal. Actualmente hay dos. Conocen los
detalles de las fiestas y rituales del pasado y a veces informan al cura sobre
costumbres pasadas. Se hacen cargo de los instrumentos y ornamentos de Ia
iglesia y, con los acólitos, auxilian al cura en la misa” (Kuroda, 1993:116).
Actualmente es un cargo que ya no figura y se ubica prácticamente borrado del
sistema
de
cargos,
puesto que ya no tiene
la
misma
vigencia
como hace cuatro o
cinco décadas.
189
En la realización de las actividades litúrgicas tradicionales en la conmemoración anual
cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret, la figura del
sacristán aparece y adquiere un papel preponderante en tanto experto técnico para la
ejecución de la fiesta santa e instructor principal para la realización de las actividades y
la decoración de los lugares sacros. Es una función temporal y permanente a su vez;
temporal en tanto que sólo aparece en ciertos periodos del año, y permanente en tanto
que es una sola persona la que ha estado fungiendo como sacristán. En la actualidad la
persona que ayuda a instruir para la celebración de las fiestas ha heredado el papel del
sacristán, y dado que no es exactamente un cargo comunitario éste personaje recibe
una remuneración económica por parte de la Alcaldía 98.
Como se puede observar, a lo largo de los años, diversos cargos se han ido
borrando, al ser considerados cargos innecesarios por el pueblo. Se puede observar
que el propio sistema ha venido adquiriendo una dinámica interna que le permite
suprimir, cambiar, ampliar y/o reducir los tipos de cargos según las necesidades de la
administración local. Esas fisuras han traído consigo una oportunidad importante para
que mujeres y jóvenes se hayan involucrado e integrado paulatinamente en cargos que
antes no se les permitían, y que hoy, cargos que eran exclusivamente para mujeres u
hombres, los puedan ejercer tanto los varones como las mujeres 99.
En los siguientes apartados, trataré de manera muy general describir cada uno de los
cargos religiosos.
La figura del sacristán es poco visible si no es que nula. El sacristán es la persona encargada de
dar indicaciones para la organización logística de la fiesta de Semana Santa. El adornado de las iglesias,
imágenes, los recorridos y crucifixión corren en coordinación del Alcalde, Mayordomas, el Párroco de la
comunidad, los fiscales y topiles así como el sacristán.
99
De entre algunos cargos que ya no existen están los de: Obras materiales, que administraban
entre otras cosas; las obras públicas emprendidas por el municipio y resguardaban los instrumentos de
trabajo, así mismo a ellos se le solicitaban ayuda en los eventos funerarios para que cavaran las tumbas.
Los sacristanes que trabajan muy de cerca con los párrocos fueron desapareciendo a lo largo de los
años, en la actualidad, las pocas personas que saben todas las instrucciones técnicas para la realización
de los rituales litúrgicos especialmente de Semana Santa, perciben una remuneración económica por
parte de la Alcaldía Municipal, lo mismo sucede hoy con los apóstoles; éstos últimos no necesariamente
tienen la figura de cargueros, antes bien, las personas pueden ser voluntarias. Algunos de ellos han
fallecido y se han requerido nuevos integrantes, sin embargo, no cualquiera quiere ser apóstol, por lo que
el Alcalde ha tenido que recurrir a los pagos. Otros cargos que han desaparecido son los del comité de la
luz; mayores y topiles de la escuela y la iglesia, los caporales; el club deportivo donde participaban
mujeres; el comité del comedor comunal; las mujeres madrinas de básquetbol. Los servicios que pueden
dar hoy los hombres son los referentes a la compra de castillo o capitanes de fiesta en su calidad de
hombres solteros.
98
190
PÏSKÄL-TSAPTÄJK: FISCALES, TOPILES DEL FISCAL Y LA PARTICIÓN DE LAS
MUJERES
Los fiscales son varones de edad avanzada, estas personas se caracterizan por su
poco liderazgo y visibilidad en la comunidad, y una manera de culminar sus servicios en
la comunidad es mediante este cargo. Durante el periodo establecido del cargo, los
fiscales se van turnando semanalmente; cada uno tiene bajo su mando a dos topiles y
les deben suministrar alimentación durante la semana de servicio. Por lo general,
pernoctan en el edificio de la mayordomía; sólo en la cabecera municipal existe la figura
del fiscal y topil del fiscal.
A lo largo de los años la función de un fiscal ha ido cambiando, arriba se
describían algunas de las responsabilidades actuales. La antropóloga Kuroda reportaba
en sus reflexiones que “[…] cada sábado, día de mercado en Tlahui, [los fiscales]
recorren la plaza para encontrar una muchacha que muela el maíz de la casa
parroquial” (Ballesteros y Rodríguez, 1974:55).
“La joven escogida se convierte entonces en molinera por una semana. Este
servicio de molienda era también requerido para las maestras federales, quienes
son generalmente de otros lados: sin embargo, desde hace 15 años, en la medida
que Tlahui empezó a requerir maestras Mixes que vivían con las familias o comían
con ellas, este servicio para las maestras ha sido eliminado. (Kuroda, 1993:113).
El fiscal ocupa un papel preponderante en los rituales mortuorios, éste
acompaña al difunto con su bastón, especialmente durante la marcha fúnebre que
transcurre del que fuera domicilio principal del perecido, pasando por la iglesia hasta el
panteón municipal. De entre otras funciones que tienen está el de ayudar y coordinar la
limpieza de la iglesia en combinación con los topiles y mayordomas; la revisión y
limpieza de los bancos, la búsqueda de materiales decorativos naturales para el
ornamento de las iglesias en fechas especiales (pinos, encinos, palmas, flores,
magueyes, musgos entre otros) el repique de las campanas corre bajo responsabilidad
de los topiles.
Tanto las esposas de los topiles como de los fiscales no figuran públicamente,
sin embargo, son ellas quienes elaboran los alimentos durante la semana de servicio;
191
sobre todo las esposas de los fiscales, quienes tienen que alimentar a sus dos topiles
que tienen bajo su mando. Cuando hay actividades colectivas, especialmente en
Semana Santa, son las mujeres quienes hacen presencia en los espacios de gestión de
alimentos para la representación litúrgica de la última cena:
El fiscal manda y cuida a los topiles, es una friega, bueno para las mujeres, ahora
que estuve ahí, pude observar en la Semana Santa que nos reunimos, ¡imagínate
tienen que venir las esposas de los fiscales, ya son abuelitas!, ¡Ay no!, de verdad
que me dieron lástima, no sé, te digo como sea nosotras estamos no cayéndonos
de jóvenes, pero somos jóvenes todavía comparadas con ellas, podemos trabajar,
no sentimos tanto el frío, podemos andar, por lo menos con pantalón. Pero ellas
son mujeres ya muy viejitas, de edad muy avanzada, y son las esposas de los
fiscales, ellas son las mujeres de los fiscales; también a ellas les toca integrarse y
colaborar a la hora de elaborar alimentos para los apóstoles, ahí las pobres viejitas
tienen que levantarse a las cinco de la mañana, imagínate. Yo también siento que
eso ya tampoco debería de ser, es una chinga para las mujeres, los hombres como
sea pues ellos no se llevan la chinga pero las mujeres, ellas son las que tienen frío,
ya están viejitas, sus huesitos ya no aguantan. Así estuvo una viejita, mucho tiempo
después me di cuenta, casi al final del trabajo, cuando ya nos separamos en
semana santa; que la viejita tenía incapacidad motriz, no podía caminar, no sé cómo
pudo aguantar, no sé cómo estuvo parada para elaborar la comida, pues ella estaba
ayudando, y cuando ya nos separamos, pues sí, caminaba muy chueca, y entonces
pienso, ¿acaso las autoridades que eligen a los fiscales piensan en las esposas?
¿Cómo es la esposa del fiscal? ¿Si realmente está en condiciones de atender a los
topiles? obviamente no, porque al único que se le conoce es al esposo, ¡pongamos
al esposo, pongamos a él!, y quién sabe cómo sea su esposa, si trabaja o ya no; si
todavía puede mover su mano, sus pies, si puede pararse; yo dije: deberían también
considerar quiénes están en condiciones, porque casi todas era muy viejitas 100.
Conscientes las mujeres esposas de los fiscales de las responsabilidades que tienen,
desde los espacios marcados por el género, asumen y desarrollan las actividades que
les corresponden como “mujeres”. El fragmento anterior de la entrevista, se centra
principalmente en las condiciones etarias en las que se encuentran estas mujeres que
100
192
Entrevista a una comunera, ex autoridad municipal y religiosa, Tlahuitoltepec Mixe, 2014.
sustentan el andamiaje de los cargos en familia representados por el esposo. Los
cuestionamientos a las condiciones de pobreza, exclusión e inclusión etaria, de salud
de las mujeres, desde y por las mujeres, sugieren no solamente demandas y críticas
muy específicas a las normas que obedecen los nombramientos, sino que proponen
realizar reajustes a las dinámicas de todo el sistema de cargos, en el que no prime la
idea de “las generaciones pasadas lo hicimos y ustedes como jóvenes también lo deben
de hacer”. Estas posturas han aflorado a la hora de iniciar actividades de reflexión que
ha implementado la misma comunidad, con respecto a la situación del sistema de
cargos.
LAS MAYORDOMAS
Las mayordomías son cargos asumidos por mujeres solteras para el caso de la
cabecera municipal (viudas, solteras, madres solteras, divorciadas); en parejas para el
caso de las ermitas101 y las agencias, sin excluir actualmente a las mujeres solteras
como anteriormente sucedía. Estos cargos tienen el estatus de “kutunk”, es decir; las
personas cargueras son consideradas como autoridades ante y por el pueblo. En cada
una de las capillas también hay mujeres nombradas como madrinas de fiesta, esto
significa que ayudan a organizar y subvencionar la celebración, sobre todo en la compra
y elaboración de los alimentos 102.
Ser madrina implica dar un servicio temporal que excluye los demás cargos e
implica que si es nombrada en un periodo posterior inmediato puede argumentar que
dio un servicio temporal que le significó gastos e inversión de tiempo. Con estos
argumentos las autoridades pueden otorgarle el tiempo y el “privilegio de seguir
descansando” hasta que haya reposado lo suficiente para que pueda ser nombrada
como kutunk o nuevamente madrina103.
Manejamos ermitas o capillas indistintamente.
La figura de la madrina no tiene el carácter de ser kutunk, sin embargo excluye a los demás
cargos en un periodo de tiempo. En la cabecera municipal esta figura ha desaparecido y sólo en las
ermitas o iglesias de las rancherías sigue vigente.
103
kuno’ kpë, es el nombre que reciben las madrinas, su traducción literal es: la o el que alumbra.
101
102
193
Para el caso de las mayordomas, basta ser de la comunidad y vivir en ella. Las
mayordomas son mujeres solteras y es interesante encontrar que de las dieciséis
mayordomas de la cabecera municipal se observa que en cada ciclo existe una
pluralidad de condiciones; en esa diversidad trabajan desde mujeres sin escolaridad
hasta aquellas que son profesionistas, las hay de condiciones económicas precarias o
cargueras que tienen un empleo formal en alguna institución gubernamental o con
empresas propias. Es común también observar que entre las cargueras haya mujeres
con hijos o aquellas que no tienen ninguna descendencia. También encontramos a
aquellas que viven en el centro y cuentan con casa propia o mujeres que vienen de
algún paraje o barrio lejano y que se ven obligadas a pedir asilo con algún familiar.
Las mayordomas son las encargadas directas de los picaportes para abrir y
cerrar la iglesia y de los nichos de las imágenes, de administrar los recursos que llegan
a ser donados por los creyentes. Las mayordomas también son las responsables de
mantener la iglesia limpia, diariamente recogen flores ofrendadas, recolectan las
limosnas y las ofrendas en especie (cosechas de la comunidad) 104, éstas las clasifican,
Las ofrendas cambian según el ciclo agrícola y de acuerdo a las cosechas que se van realizando
a lo largo de todo un año
104
194
las limpian y las venden. Las mayordomas también asean los altares y los repositorios
de velas, asisten en algunos casos a los curas para la organización y preparación de las
actividades litúrgicas, atienden y surten la tienda conocida popularmente como
“sacristía”, rentan las velas que ellas mismas elaboran para los concurrentes.
Los recursos obtenidos de las ventas pueden ser prestados a las personas de la
comunidad que requieren de algún crédito, las mayordomas cobran las utilidades
correspondientes que llegan a parar en la bolsa de la cooperativa para ser utilizadas en
las necesidades de la mayordomía y la iglesia, -compostura del reloj, arreglo de la
campana, adornos florales-, o de vez en cuando esos recursos pueden servir para
alguna obra de la comunidad, o como el caso de compra de la despensa para la
elaboración de alimentos para los apóstoles e invitados.
La dinámica de trabajo es semanal y rotativa; de las doce auxiliares se organizan
cuatro equipos de trabajo. Tres cargueras más las “titulares” de tal forma que una
carguera con mayor jerarquía quede como responsable del equipo de trabajo. Aunque
la presidenta y la tesorera permanecen más tiempo por ser las titulares y las
encargadas de la vigilancia, coordinación y administración del equipo y de los recursos
económicos. Cierto también es que durante las fiestas patronales, semana santa, día de
muertos y fin de año, las mayordomas se congregan debido al movimiento en todo el
municipio con fines de actividades litúrgicas. En las mayordomas recae toda la
responsabilidad de administrar y suministrar la iglesia con velas y flores, atender la
tienda para suministrar también las necesidades de los feligreses de todo tipo de
materiales religiosos, imágenes, cuadros, reliquias, velas, rosarios, flores; ponen a la
venta las ofrendas que recaudan durante las festividades. En semana santa, ellas son
las encargadas de mantener la limpieza de la iglesia, del calvario 105, recolectan las
monedas, acompañan a las vírgenes y a los santos en las procesiones para cuidarlos,
recogen las veladoras y velas ofrendadas.
Sábado de gloria es un día de rezo al cuerpo de Jesucristo resguardado en el
calvario, las mayordomas son las encargadas de vigilar la capilla y la limpieza corre
El calvario se refiere a un lugar-barrio donde en Semana Santa descansa el cuerpo de Jesús de
Nazaret después de la crucifixión, es en la iglesia del calvario donde su cuerpo reposa y donde los
feligreses llegan a rezar durante toda una noche y la madrugada del día siguiente de la crucifixión. Esta
iglesia solamente se abre en Semana Santa, el resto del año a veces puede ser útil como bodega ya que
no alberga imágenes.
105
195
bajo su responsabilidad. En la madrugada del sábado, las mayordomas ofrecen atole y
pan a los rezanderos. En octubre, es el mes de la Virgen del Rosario y mes de las
primeras cosechas de elotes en la comunidad; en ese periodo, algunas personas llegan
a ofrendar las primeras cosechas de elotes a la iglesia. Durante la primera semana de
octubre se llevan a cabo rezos en honor a la Virgen del Rosario, y el primer domingo de
este mes se celebra la misa en su honor. Ese día las mayordomas y un grupo de
religiosas allegadas a la iglesia católica, ofrecen elotes hervidos recolectados durante la
semana de rezos.
A finales del mes de octubre y principios del mes de noviembre también son
fechas ajetreadas para las mayordomas. Son ellas quienes deben de estar al tanto no
sólo de la iglesia sino del panteón. Todo el pueblo llega a visitar a sus difuntos, y en la
capilla central del panteón se ofrendan limosnas y productos. Las cargueras deben de
mantener limpio el espacio.
Existe un espacio acondicionado que sirve de tienda provisional donde las
mayordomas trasladan las velas que deberán ser rentadas a las personas para los
rezos familiares realizados en el panteón, este espacio también sirve para resguardar
las ofrendas recolectadas por las mayordomas. El periodo de transferencia de poderes
para las mayordomas de la cabecera municipal se realiza cada 15 de enero al igual que
los fiscales, topiles de los fiscales y el comité de la banda.
En las iglesias, capillas o ermitas de las comunidades y parajes los mayordomos
tienen bajo su responsabilidad el mantener en buenas condiciones las ermitas y de
administrar los recursos que se van juntando a lo largo del ciclo anual. También son la
máxima autoridad religiosa de las localidades y son el puente entre la comunidad y el
alcalde único constitucional. Bajo su responsabilidad y en coordinación con las
autoridades locales corre la organización de las fiestas locales en honor a los santos
locales: en la iglesia de la agencia de Santa Cruz se festeja “la Santa Cruz” el 3 de
mayo y San Antonio de Padua en el mes de junio; en el barrio y ermita de Santa Cecilia
se festeja en noviembre a Santa Cecilia patrona de los músicos; en la comunidad de
Santa Ana en julio se festeja a la Virgen de Santa Ana; en el paraje y ermita conocido
como Esquipulas se festeja al Cristo Negro en el mes abril; en la ermita y paraje del
Santuario se festeja a principios del mes de mayo a Cristo Verde; en la capilla de la
comunidad de Tejas se acoge y festeja a San Antonio Abad en el mes de octubre y
finalmente en diciembre se festeja a la virgen de Juquila en el paraje del mismo nombre.
196
Durante las festividades, las kutunk solteras deben de llevar a una ayudante extra para
la elaboración de los guisos, por lo general suelen ser mujeres que forman parte del
círculo familiar cercano de la kutunk; las personas que dan su cargo en pareja no tienen
mayores complicaciones en tanto que será el varón quien se dedique a las actividades
de coordinación en los espacios públicos y su esposa será quien atienda y lidere la
organización para la gestión de los alimentos. La carga de actividades se concentra en
mayor medida en los periodos de transición de poderes que se realiza durante las
festividades de cada centro religioso del territorio municipal, excluyendo la comunidad
de Yacochi. Es por esta razón que los periodos de transferencia de poderes van
variando y se formalizan en los marcos festivos. Durante ellos, las autoridades salientes
y entrantes entregan cuentas donde el Alcalde y las autoridades locales son los testigos
máximos, así como la comunidad en general que presencia el acto de entrega
recepción.
La pluralidad existente en las mayordomías y la presencia femenina en su
mayoría, puede que a primera vista emita una perspectiva incluyente de las mujeres en
los cargos pero con tintes diferenciados frente a los varones. Es cierto que los cargos,
en especial para las mujeres madres solteras y viudas; son experimentados desde la
condición del ejercicio de la maternidad. Cargos, maternidad y soltería, van de la mano
en estrecha correlación del multifacético sistema de cargos en Tlahuitoltepec como se
expresa en las entrevistas:
Pues sí, se le da espacio a la mujer, tanto en las asambleas; de los cargos a lo
mejor se confunde un poco, porque hay mujeres que dicen que es un castigo por ser
una mamá soltera o por ser viuda, pues les dan el cargo, pues se entiende que los
hombres lo hacen de manera intencional, ¿no? por tener esa vida, ¿por qué no se
nombra a la mujer casada? ¿Eso cómo se traduce? se entiende pues como doble
filo, pues, te nombro a ti porque hablas mucho ¿no? como mujer, pero también te
vamos castigar, teniendo este cargo y que asumas esa responsabilidad, pues igual
por ser madre soltera, yo siento que son versiones que cada comunero emite de
una mujer pues, obviamente hay gente que son conscientes, bueno te nombro a ti
porque veo que eres responsable, veo que participas y tienes un buen punto de
vista que un hombre ¿no? ¿Cómo se entendería de que una mujer haya llegado
hasta cargos mayores como sindicatura y síndicas municipales?, una que llegó a ser
presidenta municipal, hubo ahí votos a la mujer y ganó en votos, y a lo mejor si
197
comparamos en otras comunidades que es mucho más complicado, que ni siquiera
vas a ver en asamblea una mujer, entonces es un proceso que se va dando. […] Se
siente un castigo porque a lo mejor moralmente pues, es una mujer que es
divorciada o madre soltera, existe un prejuicio, digamos en la vida familiar, o en
pareja no funcionó, se separan, tiene sus hijos o hijo y la comunidad todavía le da
un cargo para generar responsabilidades ante una sociedad, ¿no?, entonces es un
peso más, uno, tiene que darle sustento a su hijo, educación, alimento y vestido y a
lo mejor tiene que atender a los padres, mamá, papá, o hermanos, todavía tiene
que asumir un cargo ante la comunidad, y siente igual que se le viene encima el
mundo106.
Es aquí donde cabe preguntarse ¿el nombramiento de las mujeres obedece al
ejercicio y reconocimiento de su ciudadanía o es por el contrario un mecanismo que ha
ensanchado las obligaciones de las mujeres más allá de las responsabilidades
domésticas? ¿Qué fronteras existen entre la identidad, la responsabilidad y los
derechos individuales y colectivos? Estas constantes contradicciones vividas por las
propias mujeres son expresadas de la siguiente manera:
Sí, es complicado, porque tienes que organizarte muy bien, es pesado, por ejemplo
yo, tengo dos hijos pequeños uno de siete años y el otro de tres, a veces no tengo
dinero, tengo que dejar la comida y tortilla preparada, temprano vengo a la
mayordomía, abrir la iglesia, trabajar un rato y regresarme a mi casa a ver si mis hijos
desayunan antes de irse a la escuela, a veces ni regreso y se van sin desayunar, en
la comida voy corriendo a atenderlos, dos horas y luego otra vez a mi cargo, en las
fechas de mayor movilidad a veces estamos toda la noche, mis hijos se quedan,
aunque ahora está mi papá, pues se quedan con él, pero de todas maneras, no sé si
comen bien, la comida fría, sus tareas, es mucho, pero así es la vida acá y muchas
mujeres a veces tienen a sus hijos muy pequeños aun amamantando107.
Anteriormente el papel de la mayordomía lo asumían hombres y mujeres en
pareja, y al parecer, el estatus era totalmente diferente a lo que hoy se puede percibir:
“el más alto cargo religioso de mayordomo se considera de carácter sagrado y, por
106
Entrevista a un comunero, ciudad de Oaxaca 2015.
107
Entrevista, Victoria Martínez, 2013
198
tanto, en la conciencia de la gente este puesto tiene un prestigio igual al del presidente,
si bien el último goza de mayor prestigio social y económico. En algunos casos un
hombre se ha convertido en mayordomo después de haber sido presidente” (Kuroda,
1993: 119).
Opinión diferenciada encontramos hoy entre las mujeres, en la que este tipo de
cargo se considera como mucha carga de trabajo y no representa ningún prestigio para
las mujeres, ello se confirmaba cuando varias de las mujeres anotaban que el cargo
que menos querían ocupar era el de la mayordomía.
AUTORIDADES RELIGIOSAS EN AGENCIAS DE POLICÍA Y COMUNIDADES CON
CONSEJOS DE DESARROLLO
AGENCIA DE SANTA CRUZ
La comunidad de Santa Cruz tiene una de las capillas/iglesias con mayor afluencia en
las festividades, hoy ubicada en la agencia de Santa Cruz. En esta comunidad se
realizan dos fiestas realizadas en Mayo y Junio respectivamente; la primera en honor a
la Santa Cruz y la segunda por San Antonio de Padua. Anteriormente en todas las
ermitas del municipio de Tlahuitoltepec, a excepción de Santa María Yacochi, se
nombraba a los nuevos mayordomos en las festividades, en una asamblea a mano
alzada el mero día festivo, se hacía la entrega-recepción de los cargos, inmediatamente
después del nombramiento. Sin embargo, a raíz de la reorganización de las
comunidades, actualmente cada comunidad realiza una asamblea local para la elección
de nuevas autoridades, entre ellos las y los mayordomos. Es en el mes de mayo, en el
festejo del día de la Santa Cruz, cuando se hace la transferencia de poder, para ello, las
autoridades locales, es decir, el agente, suplente del agente, secretario y tesorero de la
localidad son quienes presiden las elecciones con anterioridad y sólo el alcalde se hace
presente como autoridad máxima para dar fe y reconocimiento a las nuevas autoridades
religiosas junto con la población presente.
LOCALIDAD DE SANTA ANA
La otra capilla
que resguarda la virgen de Santa Ana se ubica en la comunidad del
mismo nombre, se festeja en el mes de julio, en los días festivos se hace la
transferencia de poderes frente a todos los visitantes y con la presencia de la autoridad
municipal, por lo general, son los titulares de la administración municipal quienes
199
constatan el ritual y dan fe de la seriedad y formalidad del ingreso de los nuevos
mayordomos. Para el caso de esta localidad, los mayordomos son electos por una
asamblea local presidida por el consejo de desarrollo, luego se hace la entrega de lista
de las personas electas a la alcaldía municipal, y durante la fiesta patronal local se hace
entrega y transferencia del poder. El alcalde y el resto del cabildo municipal, presencian
la entrega-recepción de la administración saliente y entrante.
AGENCIA DE LAS FLORES
La comunidad de Las Flores tiene una iglesia local, donde está resguarda la virgen de
María Auxiliadora festejada en el mes de mayo. Siendo Las Flores una agencia de
policía organiza sus propias asambleas internas para realizar elecciones de sus
autoridades religiosas locales. Una vez que son elegidos los nuevos mayordomos o
mayordomas, se hace entrega de la lista de los nuevos candidatos a las autoridades
municipales. Al igual que en los casos anteriores, es en la festividad de mayo cuando se
transfieren los cargos, en la cual se hace la entrega recepción de los materiales de
trabajo y las cuentas administrativas frente a las autoridades salientes de la comunidad
y las autoridades municipales, en especial, frente al Alcalde.
AUTORIDADES RELIGIOSAS DE LAS ERMITAS DE PARAJES, LOCALIDADES Y
BARRIOS
La Ermita de Santa Cecilia está localizada en la cabecera municipal ubicada en el barrio
del mismo nombre, al sur del centro de la población. En el mes noviembre se festeja a
la Virgen de Santa Cecilia y a los músicos, la organización corre a cargo de las y los
mayordomos así como de la Alcaldía y regiduría de educación. Durante la festividad se
hace la transferencia de poderes entre mayordomos salientes y entrantes. Las
autoridades entrantes se convierten en los responsables inmediatos para administrar,
limpiar y salvaguardar la ermita durante todo un año. Las elecciones de las y los
mayordomos para esta ermita se dan mediante citatorios y comparecencias ante la
alcaldía, esto es así dado que el barrio forma parte de la cabecera municipal. Por lo
general, los mayordomos salientes proponen a sus sucesores siempre y cuando los
precandidatos o precandidatas no estén en ningún cargo, sea de tipo municipal,
religioso, administrativo e institucional.
200
La Ermita del Santuario, está localizada al noreste de la cabecera municipal. Se
cuenta que esta capilla se instauró para la despedida y bienvenida de los feligreses que
visitaban al Cristo Negro de Otatitlán, Veracruz. La fiesta en esta capilla se realiza en el
mes de mayo, en esa misma fecha se realiza la transferencia de poderes entre los
mayordomos salientes y los mayordomos entrantes de la capilla. El nombramiento se
da por citatorio y comparecencia ante el Alcalde Municipal al igual que el caso anterior,
ello es así porque el paraje no cuenta con una autoridad local y se localiza muy cerca
de la cabecera municipal. La fiesta corre bajo la coordinación de los mayordomos y con
el apoyo de las autoridades municipales.
La de Juquila es otra capilla ubicada en una localidad y paraje del mismo
nombre, esta ermita resguarda la Virgen de Juquila que es festejada en el mes de
diciembre. Las elecciones de los nuevos mayordomos se hacen con anterioridad
mediante citatorio y comparecencia ante la alcaldía y la transferencia de los cargos se
realiza en el mes de diciembre. El alcalde da fe de la entrega y recepción de los
recursos.
Esquipulas es un paraje que cuenta con una capilla, se ubica al oeste de la
cabecera municipal. Resguarda el Cristo Negro que es celebrado cada lunes después
del domingo de pascua en semana santa. Anteriormente en las festividades se elegían
los mayordomos para la administración de esta capilla. Actualmente es una de las
ermitas que ya no tiene mucha afluencia y las fiestas que se realizan se dan con base
en la organización de los feligreses por lo que ya no hay elección de mayordomas.
XUXPË KUTUNK Y CAPILLOS
Este comité (de la banda filarmónica municipal) surge exclusivamente para la
coordinación de las actividades de la Banda Filarmónica Municipal. El comité es
integrado por veinte cargueros quienes se distribuyen y organizan a lo largo del año. El
calendario de servicio de cada carguero es de una semana completa teniendo un
periodo de descanso de tres semanas y así sucesivamente hasta culminar el año.
Los y las integrantes del comité trabajan en coordinación con el alcalde único
constitucional y con los capillos para coordinarse en las actividades; especialmente
referidas a la formación continua de las y los músicos así como de las
responsabilidades comunitarias asumidas por la banda para con otros pueblos. Así por
201
ejemplo, de ser aceptada una invitación proveniente de otros municipios Mixes, o de
otras regiones del Estado o fuera de él, existen cuatro actores que se coordinan para
consensuar y organizar la participación, siempre con la asistencia y acompañamiento
de las autoridades municipales. Los cuatro actores: son los integrantes de la banda, el
comité de la banda, el alcalde y los capillos, deliberan sobre cualquier problema y
necesidades requeridas para una situación concreta. La exclusividad de un comité que
ayude a la banda, radica en que los músicos son un componente fundamental para
atender las invitaciones y asegurar la asistencia de las otras bandas visitantes durante
las tres fiestas patronales de la comunidad, así como participar en los diversos eventos
políticos, sociales, culturales, civiles y eventos funerarios en la comunidad. Así pues, la
banda municipal por lo general se convierte en la carta de presentación de colaboración
del municipio hacia los otros pueblos, ello ha permitido el fortalecimiento de lazos
interétnicos y de cooperación municipal. Al respecto Kuroda explicaba lo siguiente:
[… ] La banda es un elemento indispensable en los rituales civiles y religiosos de
la comunidad. Está bajo la dirección del Comité de la Banda de Música,
compuesto de un presidente, tres capillos y nueve vocales. El presidente y los
capillos invitan a la banda a sus casas para que ensaye […] el comité de la Banda
de Música y los músicos sirven a la comunidad como un todo, pero originalmente
los músicos dependían de la iglesia y eran encabezados por los capillos, los
especialistas en música sacra” (Kuroda, 1993:117).
El cargo de capillos108 es asumido por integrantes de la banda, músicos o ex
músicos pues son los encargados directos de salvaguardar los instrumentos, partituras
y demás accesorios musicales. El papel de los capillos también es fundamental en los
sepelios, eventos y fiestas fúnebres como el día de muertos; son los encargados de
llevar a cabo los rezos y cantos en las exequias. En la fiesta de día de muertos, son
ellos principalmente, así como otras personas los autorizados para encabezar el canto
de los responsos y salmos en el ritual obligatorio que se lleva a cabo previo a la
repartición de las ofrendas montadas en casas particulares.
Se ha quedado este nombre para denominar a los cargueros que posiblemente antes
funcionaban como maestros de capilla. Estas personas eran los cantores en las liturgias y eventos
religiosos.
108
202
ESCUELA KUTUNKTË: COMITÉS DE ESCUELA
Otro grupo de kutunk se enmarca en los programas federales y estatales establecidos
en los centros educativos y en los centros de formación especializados de la
comunidad. Los centros educativos han sido las instituciones que más apoyo han
requerido de la comunidad. A partir del establecimiento de las primeras escuelas en el
municipio, los docentes se apoyaron de las autoridades de Tlahuitoltepec para que les
ayudaran a resolver algunas necesidades. En el párrafo anterior, se citaba a Kuroda,
(1993) quien describía que el fiscal era el encargado de buscar a una muchacha los
sábados y estar al servicio de los maestros y el párroco durante toda una semana para
la molienda del nixtamal y suministrar su servicio para la elaboración de alimentos.
Por su lado, los comités de escuela se establecieron en la década de los setenta
y a lo largo de los años han sufrido modificaciones suprimiendo cargos como los
extintos topiles y mayores de la escuela, otro comité desparecido es el comité de
padres de familia del Centro de Bachillerato Tecnológico. Muchos otros comités se
crearon en la década de los sesenta y setenta debido a la introducción de los
programas de gobierno, principalmente aquellos que estaban relacionados con
infraestructura y obras públicas, desarrollo y asistencia. Por ejemplo, la CONASUPO
tenía su comité, hoy la tienda Diconsa sigue contando con comités en las rancherías, a
excepción de la cabecera municipal en las que los encargados de la tienda reciben una
comisión de las ventas aunque también las o los encargados pasan por un
nombramiento.
La introducción de la luz también requirió de un comité propio que hoy ya no es
vigente, estas dinámicas forjaron a la comunidad a conformar grupos de comité en los
marcos del kutunkäjtën109 pero que paulatinamente han ido desapareciendo del mapa y
esquema de los cargos.
Actualmente las personas designadas como comités de escuelas, dan su servicio
a lo largo de todo un año de manera gratuita en cada una de las instalaciones
educativas, a saber: Escuela Primaria Xaam, Escuela Primaria Federal Pablo L Sidar,
Los que fueron de reciente creación en las década de los 60, 70 y 80 fueron los comités de las
escuelas, de bienes comunales, de obras materiales, de electricidad y los tesoreros de las mayordomías,
estos últimos prestaban dinero y cobraban intereses.
109
203
Escuela Secundaria Federal y Albergue Escolar, anteriormente el Centro de
Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM) contaba con comités.
La naturaleza del comité de escuela ha ido cambiando a lo largo de los años,
pues tiempo atrás bastaba ser de la comunidad para que una persona fuera nombrada
parte de la escuela kutunk, pero los mecanismos de nombramiento se han ido
transformando como el hecho de que actualmente sólo aquellas madres y padres de
familia que tengan algún hijo o hija inscrita en el plantel, deberán ser nombrados toda
vez que no estén dando ningún otro cargo. El CECAM es la única escuela especializada
en música que hasta hace poco contaba con la ayuda de las personas de la comunidad
a manera de kutunk; éstos eran designados por el alcalde sin que necesariamente
contaran con algún familiar inscrito en la escuela.
Los comités de las escuelas tienen entre sus obligaciones el de salvaguardar los
bienes escolares, apoyar en la organización de actividades; en algunos centros
educativos los comités tienen bajo su responsabilidad mantener limpias las áreas
escolares, preparar alimentos cuando sea necesario, coordinarse con los padres de
familia para la elaboración de desayunos escolares, darle mantenimiento a las
instalaciones y coordinarse con los docentes y con la regiduría de educación cuando
sea necesario, presidir junto con los docentes, las reuniones de padres de familia,
pernoctar en las instalaciones y finalmente apoyar en las gestiones ante la regiduría de
educación y ante otras instancias para cubrir las necesidades escolares.
Cada agencia y localidad tendrá sus propio comité de escuela, ya sean éstos de
primaria o telesecundaria, así como en los albergues escolares que la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) subsidia. Una gran parte de
la población anualmente se encuentra apoyando a los centros educativos; en todo el
municipio, al 2005 se contabilizaba a ciento noventa y seis personas mujeres y hombres
quienes estaban al frente de estas obligaciones.
CLÍNICA KUTUNK Y COMITÉ DICONSA
Son los cargos que entre sus responsabilidades está la de atender las casas de salud
(clínica kutunk) y las tiendas comunitarias de DICONSA (comité tienda). Estos cargos
son vigentes en las localidades. Ambos cargos ya no son vigentes en la cabecera
municipal.
204
WENK KUTUNK: OTROS CARGOS
En esta parte ubico los cargos que en su mayoría ya no son vigentes como el comité
del club deportivo, comité del comedor comunal, el patronato y el cargo de patrimonio,
éste último se ha venido debilitando, funcionaba para la administración de una caja
comunitaria de ahorro y préstamos, y aún era vigente en el 2013.
JOTMAY KUTUNK: CARGOS FESTIVOS
Ubico en esta parte las comisiones, éstas se caracterizan por una temporalidad muy
corta y se realizan en los marcos festivos preponderantemente; entre ellos ubicamos: la
comisión de festejos, las madrinas de fiestas y los topiles de los músicos.
Si bien no entran en la categoría de kutunk como tal, sin embargo realizo esta
clasificación para tener una idea de las formas de participación en el sistema de cargos
dado que estas comisiones condicionan y algunas excluyen a otros cargos.
Jotmay110
en
Mixe
hace
referencia
a
las
actividades
que
conllevan
preocupaciones. También hace referencia a las fiestas familiares o comunitarias. La
comisión de festejo es en sí misma, una preocupación para los y las comisionadas, lo
mismo para las madrinas. Las fiestas son jotmay. Kuroda en su libro clásico Bajo el
Zempoaltepetl anotaba:
El cargo del capitán es el puesto que cualquier hombre adulto necesita cumplir
para ser elegible a cargos más altos. Esta es la única y sola regulación en la
selección de autoridades. Después de ser capitán le es permitido a uno saltar
varios cargos, dependiendo de la habilidad y las necesidades comunitarias- de
acuerdo a la situación actual, uno puede saltar hasta suplente o síndico (Kuroda,
1993: 119).
Jotmay en realidad enuncia el carácter festivo que tienen los cargos, sin
embargo, las comisiones aquí enunciadas se inscriben en las fiestas patronales de la
comunidad y se desarrollan en estos entornos.
110
Jotmay: se refiere a la preocupación.
205
A manera de resumen, presentamos el siguiente esquema que representa la
diversas formas de participación, que siendo en el marco de los servicios gratuitos y
obligatorios, estos espacios no se separan tajantemente; lo que observamos mas bien
son campos superpuestos y concéntricos que son regidos por las normatividades
internas de los cargos.
IV.IV KUTUNK: PERIODOS Y ETAPAS DE TRANSICIÓN DE PODERES
Los cargos presentados en el apartado anterior, son entregados y asumidos en los
procesos de entrega y recepción de responsabilidades. Es así que en Tlahuitoltepec
encontramos que el cambio de autoridades (kutunktë) acontece de manera continua, a
lo largo de todo un año. Cronológicamente se inicia el primero de enero. En año nuevo
se lleva a cabo la transición del cabildo del ayuntamiento municipal de la cabecera
municipal junto con todos los auxiliares ya enumerados anteriormente. Los cambios de
las autoridades locales de las agencias de policía se realizan también en este mes, lo
mismo para el consejo de desarrollo comunitario de algunas localidades. El 15 de enero
206
se realiza la transición de autoridades religiosas (mayordomas del centro, fiscales,
capillos, topil del fiscal) del centro de la población y los integrantes del comité de la
banda.
Para el mes de mayo, se realizan los cambios de mayordomos en Santa Cruz, en
la agencia de Las Flores y en el barrio del Santuario respectivamente. En junio hay
cambio de mayordomas en la localidad de Santa Ana. Noviembre es el mes de cambio
de topiles y mayores así como los comités de escuela y de salud de la cabecera
municipal. El cambio de mayordomos en Santa Cecilia también se realiza este mes;
finalmente en el mes de diciembre se realiza el cambio de mayordomos en Juquila. A
manera de resumen, la dinámica de cambios de autoridades y ciclos festivos se puede
distribuir como se muestra en el esquema de periodos de entrega- recepción de
poderes, que como se puede observar, los periodos de nombramientos y elecciones
acontecen a lo largo de todo el año aunque en periodos distintos del ciclo anual 111.
Estos datos son con base en la dinámica de elecciones más recientes (2015). No se incluye
Santa María Yacochi, que administra su propia dinámica local con respecto al Municipio .
111
207
Cuadro 5: número y nombres de los cargos en Santa María Tlahuitoltepec Mixe Oaxaca.
Comunidad/Sexo
Número Subtotal
Cargos
de participantes
personas
Frijol
4
Comité de Salud
HyM
2
Comité de DICONSA
Comité de Escuela primaria
8
14
Guadalupe Victoria Comité de Salud
3
HyM
Comité de Escuela Primaria
10
HyM
Comité de Escuela Telesecundaria
8
H
Agencia de Policía (agente, suplente, tesorero,
4
25
secretario)
Laguna H y M
Comité de Escuela Primaria
5
5
4
Comité de Salud
Las Flores
8
Comité de Albergue
HyM
12
Comité de Escuela Primaria
HyM
8
Comité de Escuela Telesecundaria
H
Agencia de Policía (agente, suplente, tesorero,
4
36
secretario)
Magueyal
6
6
Comité de Escuela Primaria
HyM
Metate
6
6
Comité de Escuela Primaria
HyM
Nejapa
Comité de Salud
5
HyM
Comité DICONSA
2
Comité Primaria
16
12
Comité de Escuela Telesecundaria
H
Agencia de Policía (agente, suplente, tesorero y
4
39
secretario)
Santa Ana
Comité de Salud
1
HyM
Comité Escuela Primaria
8
MyM
Comité de Desarrollo
4
13
Santa Cruz
Comité de Salud
6
HyM
9
Comité Escuela Primaria
MyM
8
Comité de Escuela Telesecundaria
H
Agencia de Policía (agente, suplente, tesorero y
4
27
secretario)
Tejas
Comité de Salud
5
HyM
Comité DICONSA
5
HyM
Comité Escuela Albergue
8
15
Comité Escuela Primaria
4
Comité Escuela Telesecundaria
H
4
41
Comité de Desarrollo
Diferentes
24
24
Mayordomías de las ermitas y localidades
localidades
HyM
Comité Albergue
5
Cabecera municipal Comité de Escuela Primaria Xaam
12
HyM
Comité de Escuela Primaria Federal
16
Comité de Secundaria General
8
41
H. Ayuntamiento
Mayor de Vara
12
H
Topiles
36
48
H. Ayuntamiento
Alcalde, Presidente, Síndico y sus suplentes
6
HyM
Regidores y sus suplentes
9
208
Tesorero municipal y su suplente y tesoreros de las
5
regidurías
H
MyH
MyH
Comité de la Banda,
municipio (H y M)
Capillos (H)
Fiscales (H)
Topil de fiscal (H)
Mayordomas (M)
Comisariado de
Bienes Comunales
(H y M)
Consejo de
vigilancia de Bienes
comunales (H y M)
Agentes auxiliares del presidente
Nïmëj- regidores auxiliares del Alcalde
Secretarias/os: del presidente, síndico, alcalde,
tesorería y regidurías
Vocales de hacienda y tesorería
Presidente, presidente suplente, tesorero, secretario y
vocales
Capillos
Fiscales
Topil de fiscal
Presidente, presidenta suplente, tesorera, secretaria y
vocales
32
9
74
135
20
20
4
4
8
4
4
8
16
16
Presidente, presidente suplente, secretario, secretario
suplente, tesorero y tesorero suplente
6
Presidente, Presidente suplente, secretarios
6
6
6
Población activa en cargos comunitarios por año 112: 496
Servicios temporales (capitanes, madrinas de las ermitas, caporales) en promedio: 70 participantes
Gran total directo de titularidad: 566
Gran total de participación directa ampliada por cada ciclo anual (1132)
Fuente: Elaboración propia con base en la revisión de diversas fuentes y diario de campo.
En el cuadro cinco también podemos darnos cuenta del número y nombre de los
cargos que cada localidad de Tlahuitoltepec tiene y que a lo largo del ciclo anual
tendrán sus propios calendarios de elecciones tal como se anotaba en el esquema
anterior.
IV.V MECANISMOS DE NOMBRAMIENTO Y PERIODOS DE ELECCIONES
Las autoridades municipales son elegidas en asamblea comunitaria en los meses de
julio y agosto; estas votaciones se llevan a mano alzada. La autoridad que preside la
reunión, conforma una comisión de conteos entre los asistentes para que reporte a la
mesa de debate el número de votos por candidato. Los o las titulares elegidas
anualmente para la gestión municipal se organizan bajo sus propios tiempos e integran
una lista larga de posibles vocales y auxiliares para la integración de los equipos
ampliados de trabajo. Serán ellos mismos quienes visiten en sus domicilios a los
posibles aspirantes, contemplados previamente en la lista; esta visita tiene como
Se excluye Santa María Yacochi. A esta cifra aproximada, se suman las jefas o jefes de familia
quienes solventan las necesidades económicas del carguero o la carguera durante el tiempo de servicio
en el que permanecen. Tomo como base la lista que maneja Filemón Díaz Ortiz de las autoridades del
2005, por localidad e institución y datos recolectados durante el trabajo de campo (Díaz Ortíz, 2013).
112
209
finalidad, informarles e invitarles a que se integren al equipo de trabajo del Honorable
Ayuntamiento durante el siguiente ciclo anual de servicios. Los criterios de selección
generalmente obedecen al tiempo de descanso que lleve la persona, es decir, se
investiga el último año en el que fue kutunk, las mujeres también pasan por este filtro
además de su situación conyugal.
En las visitas a domicilio, el equipo central expone el motivo por qué consideran
que la persona debería de ser parte del equipo y ser autoridad, por lo general, se apela
a las obligaciones, las responsabilidades, los derechos, el tiempo de descanso y la
capacidad que consideran que tienen la personas para dar su servicio. En esas visitas
se puede tener éxito o no, según sea el caso de cada candidato a vocal; entre algunas
de las situaciones que se encuentran para que las personas no acepten el cargo están:
los candidatos son comités de escuela, de ermita o son autoridades en las localidades;
que se encuentren enfermos; que las y los candidatos estén estudiando; 113 que no han
tenido suficiente periodo de descanso entre un cargo y otro, o que estén nombrados
para asumir cargos próximos en las rancherías, localidades, cabecera municipal o que
sean parte de la lista de comisionados como capitán para las fiestas anuales inmediatas
a su visita.
También se encuentran excepciones donde el candidato o candidata acepte
placenteramente, independientemente de posibles factores no muy favorables como la
falta de recursos económicos principalmente. Antes bien, para algunas personas hay un
sentimiento honroso al ser tomadas en consideración por las próximas autoridades y se
saben parte de las autoridades futuras. Una vez que se concreta el asunto, los titulares
principian una nueva relación con sus auxiliares y vocales, formalizando la relación con
la entrega ritual de una botella de mezcal y cigarros. A partir de ese momento, la
relación y saludo anterior cambia de hermana y hermano mayor o menor a una relación
de parentesco político ampliado. Es decir, las titulares en ese momento se convierten
en madres (tääk) o padres (teety) de las y los vocales, a partir de ese momento también
se sella una nueva relación que se deberá seguir aun después de culminar el servicio;
también es muy probable en que si hay una relación de parentesco familiar, ésta sea la
que predomine. Las y los titulares quedan en una relación de igualdad de estatus, es
Estatuto comunitario: Art. 29 Es obligación de todo comunero aceptar la designación para ser
autoridad conforme a los sistemas normativos orales, siempre y cuando haya cumplido los 20 años de
edad y que tenga tres años de no estar estudiando.
113
210
decir, son hermanas y hermanos mayores y menores según sea el caso, una vez que
asumen el cargo en la transferencia de poderes, automáticamente serán madre o padre
de la comunidad. El proceso de visitas domiciliaras se vuelve un camino y una
estrategia que permite conocer las personalidades de cada individuo, es por ello que
pueden haber personas con una respuesta respetuosa, como habrá otras que no la
tengan y rechacen el nombramiento con una serie de argumentos. Ante esto, algunas
veces se toman acciones como una multa por no aceptar el cargo si es que los
argumentos carecen de validez ante los ojos de los titulares.
El formato del periodo de elección a domicilio, puede iniciar una vez que son
confirmados los nombramientos de los titulares; éstos deberán organizarse para iniciar
las visitas que pueden alargarse hasta el mes de noviembre o diciembre, según sea el
caso. Lo cierto es que antes del 24 de diciembre debe de estar completo el equipo de
trabajo por cada regiduría, presidencia, alcaldía y secretaría para que presidan su
presentación como integrantes de las nuevas autoridades municipales cada 25 de
diciembre, y hacer acto de entrega-recepción cada primero de enero.
El formato de elección ha ido cambiando con el tiempo, anteriormente sólo el
presidente era nombrado en asamblea y personalmente se ocupaba de integrar su
cabildo. A partir de 1950 según narra Díaz Ortíz, “Los presidentes municipales eran
nombrados porque tenían solvencia económica, es decir, se nombraba a personas que
tenían bienes, ganado vacuno, ganado mular o suficiente maíz o frijol para la
subsistencia durante un año de servicio comunitario”. A partir de la década de 1980 se
instaura el formato de la mesa de presídium y votación a mano abierta. Posteriormente
se instauraron las votaciones por urnas para elegir el presidente, síndico y alcalde, ese
formato requería una invitación de casa en casa para que las personas votaran por los
posibles candidatos que ya habían sido elegidos previamente por el consejo de
ancianos y la asamblea. Las elecciones se llevaban durante tres días mediante urnas,
ello de ninguna manera implicaba actividades proselitistas y de campaña por parte de
los candidatos, antes bien eran postulados previamente en asamblea comunitaria y los
votos en las urnas implicaban un segundo filtro. Finalmente las elecciones que se
realizan en la asamblea comunitaria mediante votaciones a mano alzada, persisten
actualmente para las elecciones de algunas autoridades municipales, de las
localidades, de autoridades religiosas, agrarias y de las instituciones educativas.
211
Los otros formatos de elección son las designaciones por citatorio, este tipo de
elección implica que el citado debe de comparecer ante el alcalde, pues corresponde a
los cargos religiosos de la cabecera municipal ajustarse a este tipo de formatos de
elección. En este mecanismo, son las mujeres quienes en su mayoría se encuentran en
estas dinámicas, pues son las que en mayor medida ocupan los cargos de
mayordomas. En las mismas dinámicas de elección se encuentran los fiscales y sus
topiles, inclusive en ciertos casos los comisionados de festejo también son citados para
sumir la comisión festiva.
La elección por referencia y comparecencia se encuadra en las elecciones de
topiles y mayores, esto significa que son referidos y/o ubicados por los cargueros
salientes. Este formato también implica para los posibles candidatos comparecer ante la
sindicatura en la que se les expone las razones de su citatorio. En ese momento los
posibles candidatos argumentarán y expondrán las razones del rechazo al cargo o de
su aceptación. Generalmente el aviso se da por el grupo de mayores y topiles quienes
se organizan exclusivamente para la elección de sus sucesores, inclusive, al posible
candidato se le acompaña a la sindicatura con todo el equipo de electoreros
comunitarios. Suele pasar que un posible candidato no haya sido ubicado y éste se
entera de la visita; por voluntad propia acude a la sindicatura sabiendo de antemano de
su posible nombramiento al cargo. Éstos casos obedecen a que las mismas personas –
varones en este caso- saben que en algún momento de su vida, se verán obligados a
ser topiles, y para no retrasar los procesos prefieren ir ocupando aquellos cargos
obligatorios, condicionantes y excluyentes.
Las dinámicas de nombramiento por tanto no son uniformes y no sólo suceden
en una sola fecha, pues éstas están relacionadas tanto por los ciclos festivos y los
periodos de entrega y recepción de cargos.
212
QUINTO CAPÍTULO: MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN Y
VISIBILIZACIÓN DE LAS MUJERES DE TLAHUITOLTEPEC EN EL
GOBIERNO MUNICIPAL
La generación de los liderazgos locales en las comunidades y municipios indígenas de
Oaxaca bajo los mecanismos propios de las dinámicas y de la administración interna de
la vida comunitaria en general, ha logrado atraer la suficiente atención de las y los
expertos para entender las dinámicas locales que buscan realizar miradas críticas
acerca de la participación social y política de las mujeres de los Pueblos Indígenas. Sin
embargo, las miradas tendenciosas pueden llevar a una apreciación generalizada de
que en las comunidades indígenas poca y/o casi nula es la participación de las mujeres
en los espacios públicos, o del otro lado, se puede caer en la conclusión de que si las
mujeres indígenas participan en el sistema de cargos es un indicador de que las
mujeres ejercen sus derechos políticos en contextos de igualdad y equidad ciudadana.
Seguir una línea intermedia me lleva a observar que efectivamente, la
participación de las mujeres en las comunidades no ha sido nada fácil, principalmente
cuando ellas se atreven a romper esquemas tradicionales de participación femenina, es
decir, aquellos famosos saltos que han dado las mujeres desde la vida privada
doméstica tradicional a la vida pública-política. Paradójicamente estos saltos han
demostrado que las comunidades indígenas tienen sus propias dinámicas en las que
diversas mujeres siempre han estado presentes, cierto es también que han sido
invisibilizadas en los procesos de documentación desde tiempos inmemoriales y la
visibilidad de la participación de las mujeres permanece en la presencia activa de las
mismas.
Es interesante señalar que los mismos procesos internos como el caso de
Tlahuitoltepec, se han encargado primero de reconocer –aunque no abiertamente- a
mujeres indígenas que se atrevieron a preguntar si la invisibilización era parte de la vida
comunitaria o si la participación en los espacios públicos marginales era inamovible
para las mujeres; a pesar de ello, sólo la presencia y la participación de las propias
mujeres ha obligado a transformar la tradicional mirada del sistema de cargos para que
éste no perdiera de vista que cada vez más mujeres se hacían presentes en los
diversos espacios mediante el uso de la palabra, los trabajos y la maternidad,
convirtiéndose así en nuevas actoras transgresoras comunitarias, pero que aún al día
213
de hoy el ejercicio de una ciudadanía que considere la titularidad de los cargos más allá
del estatus civil, sigue siendo un gran desafío.
Para el presente caso, tomo la experiencia de las mujeres Ayuujk de
Tlahuitoltepec, que se han podido visibilizar mediante las múltiples dinámicas y aristas
de la vida individual y colectiva, que atravesadas por las dinámicas locales y externas,
mediadas por la vida política, las relaciones interétnicas, el Estado, los discursos de los
derechos humanos, los movimientos sociales, las reivindicaciones de los derechos de
las mujeres, las dinámicas económicas y la migración, han hecho que el sistema de
cargos que rige la vida comunitaria de Tlahuitoltepec tenga continuas fisuras y reajustes
a lo largo de los años.
El tema aquí pues es tratar de tejer esas dinámicas locales que se describieron
en los capítulos anteriores con respecto a los principios del sistema de cargos, ubicando
las dinámicas que han vivido las mujeres con respecto a su participación en la
comunidad y la participación política y social en general, así como los costos sociales
que pudieran haber tenido las mujeres durante los cargos ejercidos.
Primero, trataré de hacer un recorrido general acerca de la participación
comunitaria de las mujeres de Tlahuitoltepec para finalmente reducirlo a la participación
en los cargos de la administración municipal, la siguiente parte abordará los costos
sociales y las vivencias personales que han tenido que sobrellevar las mujeres de la
comunidad en esta dinámica pendular de la vida político-social y familiar y el carácter
ciudadano que se le imprime a la participación femenina.
V.I REMEMBRANZA HISTÓRICA; RECONSTRUCCIÓN DE ESPACIOS Y
MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA DE LAS MUJERES
EN TLAHUITOLTEPEC
Si en 1953 a las mujeres mexicanas se les estaba reconociendo el derecho al voto en
elecciones federales, habríamos de regresar la mirada con respecto a las personas de
las comunidades indígenas. Sin bien es cierto que para las mujeres vivir en una
comunidad indígena puede tornarse más complicado en términos de participación
política, también es cierto que actualmente existen fisuras que han permitido a las
mujeres introducirse a estas dinámicas nuevas.
Oaxaca es una entidad que reconoce actualmente en su constitución la
pluralidad cultural de su territorio así como de los procedimientos de la elección de
214
autoridades municipales, precisando la necesaria apertura para la participación
femenina en los municipios indígenas. Siglos atrás, con la influencia de los movimientos
liberales en Europa, México logra su independencia suceso que implicaría el inicio de
la instauración de un modelo político de la democracia que se consolidaría a lo largo de
los años. Es sabido también que a raíz de la independencia mexicana, el país inició
procesos de reajustes sobre la administración del territorio nacional. Las comunidades
indígenas en Oaxaca se encontrarían pues entre los legados de la colonia y los nuevos
mecanismos de control territorial a partir de la independencia; de ahí que se desataran
movimientos
y
revueltas
sociales
de
los
propios
pueblos
que
buscaban
fundamentalmente el respeto a sus territorios por un lado y por otro, el respeto a sus
culturas. A nivel nacional varias entidades se ajustaron llanamente a la política liberal,
reconociendo los derechos individuales sobre cualquier manifestación colectiva; Jaime
Bailón (2002) describe que esto no ocurrió así en estados que instauraron sus propias
constituciones estatales reconociendo
la organización y propiedad territorial de los
pueblos indígenas de Yucatán, Sonora y Oaxaca.
El mismo autor anota que en esta última entidad con su primera constitución de
1825, habría de permitir la elección de sus autoridades; un gobernador, los legisladores,
diputados jueces y los ayuntamientos. La reorganización del Estado, estaba sujeta a la
nueva instauración del sistema político y entonces Oaxaca fue dividida en
departamentos, partidos, municipios y repúblicas en la que participaban ciudadanos
definidos para su administración. Por ejemplo; sólo podían ser electos los hombres de
21 años o más o de 18 años pero que estuvieran casados, además de tener una
propiedad territorial, bienes raíces, una profesión, empleo o industria productiva;
especialmente para ocupar cargos en los congresos.
Bailón describe que la naturaleza de la posesión comunal de pueblos indígenas,
impedía que los representantes de los pueblos tuvieran posibilidad alguna para ser
designados para alguno de los cargos. La situación se agravaba todavía más si
agregaban otra cláusula que hacía más difícil el asunto del ejercicio de la ciudadanía de
los integrantes de los pueblos indígenas: saber leer y escribir. Así pues, para un
“ciudadano indígena” se le anulaba el ejercicio de sus derechos políticos por todos los
requerimientos ya descritos, no así para los varones latifundistas, propietarios de
grandes extensiones de terrenos e hispanoparlantes, de esa manera cuerpos
eclesiásticos y militares figuraron como jefes en los tribunales (Bailón, 2002: 13-14).
215
Las mujeres por su parte, tardíamente participaron en los espacios públicos, ello
no quiere decir que a lo largo de los años no tuvieran participación desde los espacios
asignados como propios de su género. Para el caso de las mujeres indígenas es muy
probable pensar que si a sus compañeros no se les permitía participar en los espacios
de toma de decisiones y de cargos populares del Congreso constituyente del México
independiente, pues éstas simplemente no figuraban como ciudadanas, al igual que
sucediera con sus congéneres indígenas. Estas dinámicas de reajuste político social se
concretaron con las nuevas figuras de administración local y con la consolidación del
municipio como una figura descentralizada de poder principalmente después de la
Revolución Mexicana, donde los varones habrían de ocupar esos espacios máximos de
poder local.
Así pues, podríamos darnos una mejor idea si existiera un registro minucioso de
las autoridades locales, esto daría cuenta de un mapa histórico de participación que a
su vez, revelaría un amplio panorama sobre la participación de las personas en el
sistema local de gobierno, sistema que se ha encontrado entre la dinámica normativa
interna y los mecanismos normativos de la administración municipal como son los de
las comunidades indígenas.
Al hacer una mirada retrospectiva en el municipio de Tlahuitoltepec, se tiene
claro que desde 1861 al 2014 se cuenta con una lista larga de la principal autoridad en
la figura del presidente municipal, en Tlahuitoltepec, en esta lista no ha figurado ninguna
presidenta municipal según el registro del Instituto Nacional para el Federalismo y el
Desarrollo Municipal, quedando borrada la única ex presidenta que ha tenido
Tlahuitoltepec.
Las dinámicas atropelladas, de reajuste, presión política y jurídica de la entidad
oaxaqueña hacia las comunidades indígenas, han hecho de los datos y registros,
mecanismos de seguimiento bajo los principios y normas establecidas para la
administración municipal de manera unidireccional. A nivel entidad, se puede observar
en la lista de ex presidentes de Tlahuitoltepec que administra el Sistema Nacional de
Información Municipal consultada al 2015, que a partir de 1993 se inician los registros
de manera irregular acerca de los trienios presidenciales y los candidatos titulares,
subsumiendo a los presidentes interinos. Con la misma importancia hay que mencionar
que el mandato del presidente de 1993 y por única ocasión aparece registrado bajo el
Partido Revolucionario Institucional (PRI), considerando también que es a partir de ese
216
año cuando aparece de manera irregular el registro de los candidatos por el sistema de
Usos y Costumbres (hoy sistemas normativos internos), esto es a raíz de la adición que
se le hace a la Ley Orgánica Municipal del Estado en referencia a la integración de los
Ayuntamientos y el respeto a las tradiciones, usos, costumbres y prácticas
democráticas de las comunidades en 1993; mismo que quedaría en 1995 asentado en
la Constitución del Estado en la que se agregó un párrafo que hace mención de la
protección de las tradiciones y prácticas democráticas de las comunidades indígenas
que hasta entonces habían utilizado para la elección de sus ayuntamientos; lo anterior
dio origen a la modificación del Código de Instituciones Políticas y Procedimientos
Electorales de Oaxaca. Sin embargo, las dinámicas anteriores y la presencia del PRI
son explicadas por David Recondo de esta manera:
La injerencia del PRI en el seno de cada municipio parece ser menos directa en
Oaxaca. El tamaño reducido de los municipios, su elevado número […] y la falta de
vías de comunicación en la mayoría de las regiones, contribuyeron sin duda a que el
PRI no extendiera su control directamente en cada uno de los municipios. El PRI
estaba generalmente representado a nivel distrital por personas comparables a los
secretarios de Urbina: con frecuencia se trata de hombres que hablaban español
además de la lengua local y que, por su capacidad de liderazgo regional, servían de
intermediarios entre las autoridades municipales y el gobierno estatal. Poco después
de la fundación del PNR, en los años treinta, se constituyeron comités del partido en
cada uno de los municipios. Sin embargo, no tenían más función que la de
comunicar a los dirigentes del partido el nombre de las nuevas autoridades, el
nombre de los candidatos oficiales para las elecciones de diputados locales y
federales, de gobernadores y del presidente de la república. El día de las
elecciones, los presidentes de los comités estaban encargados de velar, con ayuda
de las autoridades municipales, que las boletas fueran marcadas en el lugar
“correcto”, el correspondiente a los candidatos del PNR (después del PRM y del
PRI). Frecuentemente llenaban ellos mismos las boletas sin que realmente se
hubiera instalado una casilla de voto. La función de presidente del comité municipal
del partido la asumía el secretario municipal o alguna otra persona de la comunidad,
designada para tal efecto entre los asambleístas del pueblo. En una considerable
cantidad de municipios, hasta los años noventa, el comité del PRI formó parte de la
jerarquía tradicional de los cargos comunitarios. A partir de los años cincuenta y
sesenta fueron a menudo los maestros los que cumplieron esa función. Además de
217
su papel de informadores, parece que no tuvieron mayor incidencia en el plano
municipal. De esta forma el PRI, en su calidad de organización política, no
intervenía directamente en la designación de las autoridades municipales. Se
contentaba con registrar las planillas que los comités municipales enviaban
(Recondo, 2007:44-45).
Teresa Valdivia dice al respecto:
Ante todo es necesario considerar que previo a las citadas reformas en materia
electoral en el estado de Oaxaca se sostuvieron tres tendencias políticas: 1) dar
preferentemente los votos al PRI para la renovación de los ayuntamientos, las
diputaciones, senadurías y presidencia de la República; 2) elegir a las autoridades
locales, en la mayoría de los casos, conforme a su costumbre —aproximadamente,
70% de los municipios—; y 3) «negociar» los pueblos y comunidades indígenas,
especialmente los caciques locales, con el gobierno estatal y con el PRI el voto a
este partido, a cambio de la sobrevivencia de su costumbre y autonomía electoral
para la renovación de sus ayuntamientos. A estas prácticas también han sido fieles
los pueblos Mixes. (Valdivia, 2005: 178).
Precisamente el antropólogo Mixe Floriberto Díaz, mencionaba en la década del
90, los mecanismos de elección desde el ejercicio de la autonomía de las comunidades
con relación a las elecciones, periodos y la relación con el partido oficial, el PRI:
Para entender mejor el planteamiento de la autonomía creo que es necesario poner
un ejemplo concreto: el caso en Santa María Tlahuitoltepec. En todo el estado de
Oaxaca se eligen autoridades municipales. En el caso de Tlahuitoltepec, cada tres
años se eligen tres presidentes municipales y tres síndicos; mientras que la Ley
orgánica Municipal dice que un presidente y un síndico municipal deben durar en su
cargo tres años, en Tlahuitoltepec el cargo se desempeña durante un año. Para
ajustarse a lo que dispone la ley, la comunidad […] resuelve el asunto de modo muy
sencillo: toda función municipal es gratuita. El síndico o el presidente municipal
deben dar servicios gratuitos. Todos estamos llamados de cualquier manera a dar
nuestro aporte de servicios, de tequio, siendo autoridades directamente en trabajos
concretos; entonces, se nombra tres presidentes municipales, el primero el que sale
con más consenso es el que asume el cargo el primer año; terminando el año en
diciembre él culmina con su función y, para ajustarse a la ley, pide licencia, se hace
218
un acta […] y supuestamente sesión el cabildo y nombra un interino. Pero esa
sesión no existe, eso lo decidió la asamblea con anterioridad. Entra como primer
interino el segundo de los presidentes elegidos. Ese primer interino, al finalizar el
año, también renuncia y entra el tercer presidente municipal previamente elegido
como el segundo interino pero es un presidente con el mismo valor que los
anteriores dentro de la comunidad y cumple con la tradición[…] De esa manera
nosotros nos evitamos el problema con el Estado y evitamos que nos impongan la
vía de los partidos políticos para elegir a nuestras autoridades, porque aquí está la
trampa de los partidos políticos, que no solamente es del partido oficial, el PRI, sino
también del opositor PRD. Lo que se hace normalmente es que, como el Instituto
Federal Electoral (IFE) exige que todas las autoridades pasen por un partido
político, se va al partido político después de las elecciones a rellenar el formato con
las autoridades que ya nombramos y pedimos que se registre para que la dirección
de Gobierno del Estado extienda credenciales […] Y eso solamente sucede en el
caso del primer presidente, en el segundo ya no, nos vamos directamente a la
Dirección de Gobiernos con las credenciales, no necesitamos pasar otra vez por los
partidos políticos […] (Díaz Gómez, 2007:156-158).
El caso anterior queda corroborado en la revisión de archivo municipal, donde
han quedado asentados en actas de acuerdo, con una “aparente sesión de cabildos”,
cuando en realidad era un acto de formalidad ante las instancias de gobierno, como el
ejemplo aquí mostrado:
219
ACTA EN LA QUE CONCEDE LICENCIAS EL PLENO DE CONCEJALES
DE SANTA MARIA TLAHUITOLTEPEC, DISTRITO Mixe, OAX114.
_________________________________________________
En el municipio de Santa María Tlahuitoltepec Distrito Mixe, Estado de
Oaxaca, siendo las trece horas del día primero de enero de mil novecientos
ochenta y ocho; constituidos en Pleno los Concejales en el Salón de Cabildos
para tratar expresamente el punto relativo a las LICENCIAS presentadas por
los
ciudadanos:
OROZCO,
RAFEL
JORGE
PEREZ
VARGAS
VASQUEZ,
JIMENEZ,
GONZALES, GUSTAVO DIAZ LOPEZ,
EUGENIO
EUCARIO
MARTINEZ
HERNANDEZ
quienes venían fungiendo hasta el
día de ayer como Presidente Municipal, Síndico Municipal, y regidores
respectivamente, como también con sus suplentes correspondientes los
ciudadanos:
BENITO
DIAZ
GUTIERRREZ,
MODESTO
VASQUEZ
MARTINEZ, CONSTANTINO VASQUEZ JIMENEZ, FRANCISCO NUÑEZ
VASQUEZ.- Acto seguido la Sesión se constituyó bajo la Presidencia del
Concejal Mayor de edad, el ciudadano ERASMO VARGAS GASPAR para
tratar el punto relativo a las LICENCIAS:
deliberaciones,
el
Pleno
acuerda:
después de profundas
CONCEDER
LAS
LICENCIAS
SOLICITADAS por los ciudadanos arriba citados. Una vez hecho lo anterior
el Presidente del Pleno tomó la palabra para exhortar a los presentes, para
que en un acto posterior se nombre a las personas que han de integrar el
nuevo Ayuntamiento; para que vayan pensando en ellas tomando en cuenta
la voluntad de servicio y responsabilidad de los ciudadanos a elegir.- No
habiendo otro punto que tratar se da por terminado el acto, siendo las catorce
horas del mismo día levantándose la presente con los tantos necesarios para
dar cumplimiento a las disposiciones legales, remitiendo las copias
autorizadas a las dependencias del gobierno; para constancia firman los que
en ella intervinieron….
Damos Fe………………………………………………………………………
PRESIDENTE DEL CONCEJO
C. ERASMO VARGAS GASPAR.
114
Transcripción original del acta de Licencias de autoridades 1988, Archivo Municipal.
220
Esta aparente formalidad buscaba procurar ajustarse a los mandatos
estatales en cuanto a la elección de autoridades locales, así como respetar las
dinámicas de la comunidad. Cabría puntualizar que a pesar de la formalidad
jurídica que refleja el documento, se aprecia perfectamente un mecanismo
interrelacionado que se refleja en los discursos institucionales locales y del
sistema de administración municipal. Lo anterior también es
reflejo de la
imbricación de las dinámicas y perspectivas locales particularmente del deber ser
de una autoridad, quedando en el documento en la parte apelativa y de buena
voluntad de servicio y responsabilidad que tiende a ser parte de la ética
comunitaria de los candidatos.
La figura del presidente del consejo de ancianos y la formalidad para los
procesos de las licencias, en su momento mostraban mecanismos de comunicación
interna y externa, es decir, ante los propios comuneros y ante autoridades de gobierno
se daban a conocer en tanto asuntos de la administración municipal.
Regresando al tema de los registros del Sistema Nacional de Información
Municipal y con la dinámica descrita, podemos comprender por qué en la lista de sus
registros, sólo aparecen los ex presidentes propietarios, quedando al margen del
registro los candidatos interinos. A diferencia de esto, la comunidad tiene una memoria
compartida que lleva un registro informal, un registro oral remembrando en cada
elección de autoridades quiénes han dado algún servicio y quiénes serían las próximas
personas que tendrían que cubrir los más de 400 cargos anuales en la administración
municipal.
Una sección de esta lista de autoridades, especialmente de los presidentes
titulares se muestra más abajo. El Sistema Nacional de Información Municipal como ya
se hizo mención anteriormente, no registra los nombres de los presidentes auxiliares y
los datos no necesariamente tienen una correspondencia real, este sistema de
información por ejemplo no permite la visibilización de las demás personas que han
fungido como presidentes interinos.
Es sabido que en el 2012, se tuvo por vez primera una presidenta municipal, sin
embargo en el sistema de información municipal no figura ni siquiera como presidenta
interina. A manera de tener mayores datos, en el siguiente esquema se muestran los
presidentes titulares de un periodo de 20 años, en el cual se recopilaron los datos de los
presidentes interinos y por primera vez aparece una presidenta.
221
Cuadro 6: Lista de ex presidentes de Tlahuitoltepec por trienios de 1993-2013: Titulares e interinos.
Presidente Municipal
Sexo
Periodo
Partido
Ramiro Díaz Cardozo
H
1993
UyC
Crescenciano Torres Vargas
H
1994
UyC
1995
PRI
Hugo Gallardo Martínez
Cirilo Cardoso Vargas
H
Félix Hernández Vásquez
Andrés Hernández Núñez
H
H
León Jiménez
H
C. Pedro Díaz Zúñiga
H
C. Julián González González
H
C. Mayolo Gallardo Jiménez
H
C. Juan Martínez Vásquez
C. Constantino Jiménez Martínez
C. Juan Gutiérrez Vásquez
H
H
H
C. Eugenio Martínez Nicolás
del 01-ene-1996 al
31 dic-1998
1997
1998
del 01-ebe-1999 al
31-dic-2001
del 01 de ene-1999
al 31 dic-2001
UyC
UyC
UyC
UyC
periodo 2000
UyC
periodo 1999
Destituido en su
periodo
2001
del 01-ene-2001
al 31-dic-2004
Periodo 2003
Observaciones
Titular
Periodo 1993
Interino
Interino, y no fue por
partido
Su periodo fue en
1996
UyC
Periodo 2002
2005
UyC
UYC
UyC
Periodo 2004
Titular
H
2006
UyC
Interino
C. Juan Jiménez
H
2007
UyC
Interino
C. Palemón Vargas Hernández
H
del 01-ene-2008
al 31-dic-2010
UyC
Titular,
Periodo 2008
Interino,
Periodo 2009
Interino
C. Antonio Martínez Gómez
H
2010
UyC
Periodo 2010
del 01-ene-2011
Titular
C. Cenobio Díaz Martínez
H
UyC
al 31-dic-2013
Periodo 2011
Interina
C. Sofía Robles Hernández
M
2012
UyC
Periodo 2012
Interino
C. Hermenegildo Hernández Cortés
H
2013
UyC
Periodo 2013
del 21-jul-2013
Titular
C. Pablo Pacheco Vásquez
H
UyC
al 21-jul-2014
Periodo 2014
Fuente: Elaboración propia con base en los datos recabados en campo y con base en el Sistema
Nacional de Información Municipal y del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo
C. Erasmo González
H
2009
UyC
Municipal.
Así pues en esa invisibilización virtual, la realidad es que de 1861 al 2014,
Tlahuitoltepec solo ha tenido una mujer que ha ocupado el cargo máximo dentro de la
222
administración municipal de la comunidad. Es decir que a lo largo de 153 años, sólo una
fémina ha podido ser nombrada como máxima autoridad en el gobierno local.
El hecho de que una mujer haya sido presidenta municipal aunque fuera con el
carácter de interina, no significa que otras mujeres no hayan estado presentes en la
administración municipal. Por ejemplo, desde 1979 en Tlahuitoltepec, ya se veía a las
primeras mujeres participar en el municipio en su carácter de “kutunk”, según consta el
archivo municipal, principalmente como secretarias; aunque es bien sabido que este
cargo es de responsabilidad administrativa, pero en la comunidad es un cargo más que
cuenta en la jerarquía establecida para las personas.
El requisito para las secretarias es y era saber leer y escribir, un requisito que no
todas las personas de la comunidad cumplían, Etsuko Kuroda observaba hace poco
más de tres décadas que había dos secretarios, “uno para el presidente y otro para el
alcalde, son responsables de la correspondencia, de las actas de nacimiento, del
matrimonio, de defunción y otras. Quienes les solicitan esos servicios en el municipio
les pagan por sus servicios. Hablan bien el español y gozan de un nivel de prestigio
entre la población analfabeta” (Kuroda, 1993: 116). En 1980 el pago para el secretario
era de 300 pesos mensuales provenientes de la partida número tres del presupuesto de
egresos, según información recabada en el archivo municipal. Hoy no existe
remuneración alguna.
Lo anterior permite comprender que los maestros y otros profesionistas fueran
cada vez más visibles en la comunidad y que paulatinamente fueron sobresaliendo, y se
convirtió en una tendencia el nombramiento de docentes para ocupar el cargo de
secretarios, y en el mismo vaivén del kutunkäjtën, se fueron incorporando para ocupar
los cargos de síndicos, regidores y presidentes. Tan sólo en los últimos 45 años
correspondientes al periodo de 1970 al 2015; 22 de los expresidentes fueron
profesionistas y docentes, 12 comerciantes, y 11 campesinos, albañiles y empleados.
Solo una mujer profesionista figura en esta lista.
Así, para las primeras mujeres secretarias –no necesariamente municipales- era
un requisito indispensable que fueran mujeres con estudios, capacidades técnicas y
habilidades de comunicación y redacción en español, para cualquier asunto relacionado
al cargo. La primera mujer que ocupó un puesto de secretaria de patrimonio en 1979
comenta lo siguiente:
223
Cuando yo di mi servicio por primera vez y como soltera, fue cuando pasé de
secretaria de patrimonio, ese fue mi primer cargo, yo estaba sola, sola, creo que era
en 1977, más o menos, yo estaba sola y aún no era madre, ese fue mi primer cargo.
[…] éramos dos mujeres autoridades […] era soltera, aún no me casaba, fui tesorera
y mi tío Félix, presidente del patrimonio. Así es como pasamos, fue el primer cargo
que di, y luego, también fui presidenta del club deportivo, estuve ahí sola 115.
Presidentas, regidoras, síndicas y suplentes de las mismas, han sido algunos de
los otros cargos más importantes que las tlahuitoltepecanas han ido ocupando a lo largo
de estos años. Principalmente, se fueron abriendo mayores caminos en las últimas dos
décadas del siglo pasado y principios de la década del segundo milenio. Donde mujeres
regidoras, tesoreras, vicarias de presidentes y síndicos, síndicas, agentes y una serie
de cargos menores fueron adquiriendo un rostro femenino. Estos primeros cargos del
municipio kutunk no inauguraron la participación femenina, pero impulsaron sin planear,
que el sistema del gobierno municipal iniciara a tomar en cuenta de manera más
significativa la participación de las mujeres.
V.II GOBIERNO MUNICIPAL EN TLAHUITOLTEPEC Y PARTICIPACIÓN DE
LAS MUJERES
En el anexo 5 se realizó un mapeo general acerca de las posiciones de participación
cívico-política de algunas mujeres en Tlahuitoltepec. Este vaciado muestra las pocas
mujeres que se han inmiscuido en los diversos espacios de participación municipal, en
la que predomina la participación masculina. Este rastreo, si bien no recoge todos los
datos con exactitud, sí nos da idea acerca de los recorridos de las mujeres a lo largo de
las últimas tres décadas aproximadamente116, donde incluso aparecen algunos
nombres de mujeres en cargos de titularidad.
No hay que olvidar que los cargos administrativos en el municipio, también han
sido espacios ocupados por muchas mujeres pero que debido a la ausencia de un
mecanismo de registro y control de los cargos no se cuenta con datos exactos y su
rastreo sólo es posible en trabajo de archivo. A pesar de la falta de registros, la misma
Entrevista realizada a Deogracias Díaz Gómez, Tlahuitoltepec 2012.
En el registro no está la participación de todas las mujeres, sin embargo sólo se focalizan los
cargos en la administración municipal, de trata de un acercamiento y falta aún desarrollar datos más
sólidos.
115
116
224
comunidad lleva un registro oral que ha de poner en movimiento en cada elección y las
mujeres no quedan fuera de éste.
Siguiendo una observación histórico-lineal, se ha de observar que las primeras
mujeres registradas en el cuadro; correspondieron a la parte administrativa, pasando
por la titularidad para administración de recursos, titularidad de cargos en las regidurías
y finalmente, el primer caso de una presidencia presidida por una mujer. De 1982 al
2012, se observa una geografía de participación político social de las mujeres en la que
la apertura en los espacios se ha diversificado al interior del gobierno local.
Los nombres que aparecen en el anexo 5, sólo muestran los cargos ocupados en el
Ayuntamiento municipal de manera parcial, ello quiere decir que es altamente probable
que las mismas mujeres hayan tenido un recorrido paralelo en cargos religiosos, sociales,
agrarios, institucionales y de administración de justicia; así mismo, es muy probable que
un número mayor de mujeres hayan participado en los cargos de auxiliares y vocales de
cada regiduría y de la tesorería, pero que
no consideramos registrar puesto que el
objetivo aquí es visibilizar aquellas que han ocupado cargos de mando.
En siguiente cuadro 7 a manera de ejemplo, se puede apreciar lo que se
mencionaba anteriormente, pues hace referencia a los cargos paralelos que las mujeres
han ocupado al tiempo que van intercalando sus cargos con los del Honorable
Ayuntamiento.
Cuadro 7: cargos ocupados por una mujer entrevistada en Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca.
Año
Administración
Comités de escuelas
Otros
Edo Civil
municipal
1979
1983
Secretaria
Patrimonio
Secretaria
Municipal
de
Soltera
Soltera
1987
Madrina
(Santa
Cecilia)
Madrina (Las Flores)
Soltera
Capitanía
Casada
Secretaria del comité
de Bachillerato
Casada
Vocal de Obras
Casada
Club deportivo
Secretaria del Comité
de
educación
de
padres de familia
225
Soltera
Casadatitular del cargo
Casada
Vicepresidenta
del
Comité de educación
de padres de familia
2005
Casada
Mayordomos Santa
Cecilia
Comité de la Banda
Casada
Casada
Regiduría
de
Casada-titular
Educación
del cargo
2013
Suplente de la
Casada-titular
Sindicatura
del cargo
Fuente: Elaboración propia con base en los datos obtenidos en las entrevistas y revisión de
archivo municipal
2008
La importancia del cuadro 7 radica en que ilustra cómo una persona va ascendiendo en
la lógica de los servicios de cargo de manera diferenciada, aún en el estatus de una
mujer casada si consideramos que la regla general de participación de las mujeres se
ha fundamentado en el estado civil y en la maternidad. Es por ello que este caso puede
catalogarse por ahora, fuera de la regla común, puesto que esta mujer sigue
participando ya sea como titular de los cargos independientemente de su estado civil o
“como esposa de”. Con base en ello podemos aceleradamente concluir que las mujeres
tienen dos posibilidades de participación: a) las mujeres pueden ser titulares de sus
cargos en donde la auto representación implícitamente lleva la representación colectiva
de una familia monoparental encabezada por ellas mismas; o b) se trata de mujeres
esposas de autoridades “kutunk të’xy”, en donde el ejercicio de sus cargos está limitado
a ser “la mano derecha” del esposo desde los espacios domésticos mediante la
economía del cuidado y del sustento familiar, lo que lleva a que el aporte sea
invisibilizado. En este último caso, algunas estudiosas del género concluyen que las
esposas delegan su ciudadanía en los esposos, quienes se convierten en
representantes de la familia; sin embargo en ambos casos de participación de las
mujeres en Tlahuitoltepec, el estado civil y la maternidad son determinantes para que
una mujer pueda insertarse tanto como titular de su cargo o como esposa de una
autoridad masculina.
En el cuadro anterior sin embargo, se revela que el sistema de organización de
los cargos en Tlahuitoltepec se encuentra en constantes ajustes. Como le hecho de que
revela una tercera posibilidad de participación: mujeres titulares de los cargos con
esposos que no sean del mismo municipio. En ese sentido, la preocupación mayor sería
con respecto a las mujeres casadas con varones de la misma comunidad ¿Qué
226
posibilidades de participación de las mujeres se puede plantear en este tipo de
relaciones más allá de que las mujeres se conviertas en la mano derecha o consejera
desde los espacios privados, como se ha argumentado? En síntesis, lo que
encontramos en primer lugar es la vigencia del binomio espacio público-privado y el de
varón-mujer. Sin embargo, no son fijas estas relaciones como más adelante veremos.
Regresando al cuadro 7, ubicamos que en 1979 esta mujer fue secretaria de
patrimonio y fue hasta el 2013 que llegó a ocupar el cargo de la suplencia de la
sindicatura, significa que a lo largo de treinta y cuatro años entre 1979 y 2013, tuvo que
prestar otros cargos y servicios a la comunidad; primero como soltera, luego como
madre soltera, y posteriormente como esposa; por ahora, ha sido el único caso donde la
esposa en ciertos cargos ha mantenido la titularidad desde su condición de mujer
casada. Que claro está, su situación viene atravesada por su liderazgo reconocido en la
comunidad y sin temor a equivocarme, es un único caso presentado con tales
características. En resumidas cuentas, la carrera del kutunkäjtën de esta pareja ha
tenido que transcurrir en procesos imbricados entre ser municipio kutunk, escuela
kutunk, tsaptëjk kutunk y jot may kutunk; todo ello sumando alrededor de un promedio
de trece años de servicio gratuito a la comunidad.
Este caso permite observar las fisuras que la propia dinámica de los cargos ha
generado, y en las que se crean pequeñas y grandes oportunidades para la mujeres; lo
anterior por ejemplo ha permitido observar que de ninguna manera la lógica del
kutunkäjtën se mantiene inalterado, antes bien, los reajustes son necesarios ante
fenómenos que coexisten con la vida comunitaria para dar cabida a una dinámica local,
integrando
nuevas
rutas,
cargos,
espacios,
recursos,
discursos
y
nuevas
representantes. Y es aquí donde nos preguntamos ¿En qué consiste que la comunidad
reconozca el liderazgo ciudadano de una mujer antes que su estatus civil para asignar
los cargos comunitarios? Esta pregunta necesita ser escudriñada, si bien hemos de
observar mujeres que dan servicio en “ausencia” de la figura masculina, pero hace falta
poner puntual atención, generándose la pregunta ¿por qué en ciertos casos el nombre
del varón aparece en la lista cuando la mujer da el cargo y cuando éste retorna, retoma
la vida comunitaria adjudicándose los cargos que ha dado la esposa y la mujer regresa
a la esfera doméstica? ¿No es más que uno de los reflejos machistas del sistema de
cargos que se fundamenta en el discurso de la representación familiar? ¿Una mujer no
puede representar a su familia aun estando casada? Esta última pregunta puede
227
hacernos intuir que las mujeres casadas pueden representar a su familia, siempre y
cuando el esposo esté ausente, sea de otra comunidad o que sea una persona con
alguna discapacidad que limite su participación activa en las actividades comunitarias.
Saúl Ramírez (2006) en una entrevista que realizó, dejaba entrever un caso
haciendo referencia a un varón de Tlahuitoltepec; “en 2004 fue parte de la mesa
directiva del comité de la escuela secundaria desde Los Ángeles, por lo que su esposa,
que vive en Tlahui, tuvo que responsabilizarse del cargo ”; otro caso similar es el de otro
varón que “tuvo un oficio en el comité de la escuela primaria a través de la
representación de su esposa, quien fungió como titular del servicio”. Ambas
percepciones son interesantes porque hay una auto adjudicación de los cargos desde la
distancia; éste encuentra sentido en tanto que los cargos se dan en representación de
la familia y son los varones quienes lo asumen públicamente; adjudicarle el poder a la
mujer, en cierta medida le resta importancia a las configuraciones de los roles
tradicionales de género de los hombre en el cargo, al tiempo que significa una
posibilidad para transformarlos, sin embargo es una constante que aunque sean las
mujeres quienes estén al frente de los cargos; los varones asuman el cargo como
propios aun en situación de migración, en tanto suministradores económicos para el
sustento de la familia y de los cargos respectivamente. Aquí retomamos lo que Cristina
Velásquez también anota al respecto:
Sin embargo la situación es más compleja que la simple sustitución de un hombre
en un cargo, ya que en realidad, la participación pública de la mujer en
comunidades de migrantes, exige como respuesta a una necesidad de orden
social, en la cual la mujer cede su estatus ciudadano y literalmente cumple las
funciones del cargo, aunque el titular del mismo siga siendo un varón, o bien, paga
los servicios o tequios a nombre de un varón para que éste conserve su estatus,
mientras está migrando.
Además de esta falta de reconocimiento a la mujer como persona, el problema
fundamental aquí es que mientras la mujer tiene que asumir un tercer rol para
sustituir al marido en el cumplimiento de sus obligaciones comunitarias, nadie está
sustituyendo a la mujer en el cumplimiento de sus obligaciones productivas y
reproductivas” (Velásquez, 2003:162).
228
Las mujeres de Tlahuitoltepec con esposos migrantes, se ubican en un ejercicio
pendular en el reconocimiento de su participación en los cargos. Así, encontramos
mujeres que son titulares de sus cargos y aparecen registradas como tales – algunas
han pugnado por ello- o mujeres que prestan su servicio pero son los esposos quienes
aparecen en la lista de registros. Esto en cierta medida significa que no todas las
mujeres están dispuestas a ceder su colaboración a los esposos, pues saben que ellas
son las titulares y han “dado la cara” por la familia en su proceso de ser kutunk durante
la situación migratoria de la pareja. Estas pugnas, demandas y apropiación de los
cargos por parte de las mujeres encuentran sentido a la hora de una crisis de pareja
que puede tener como resultado último la separación, al respecto planteábamos en las
entrevistas ¿Con quién se queda el reconocimiento y adjudicación de los cargos
realizados ante la comunidad? Las respuestas apuntaron que son los varones quienes
se llevan la adjudicación y el reconocimiento social de los cargos ante la comunidad.
Así, ante una eventual separación, la comunidad reconocerá la trayectoria y
participación del varón como kutunk, es decir; llevará consigo su experiencia y cargos
acumulados, lo que significa que no se encontrará en un proceso de regresión en la
escala de cargos como sí sucede en la mujer separada. Ella por su parte, en su calidad
de soltera, madre soltera o separada, asumirá cargos que se le encomienden sin que
necesariamente le tomen en cuenta la trayectoria y cargos asumidos durante su vida en
pareja. Generalmente los nuevos cargos pueden llegar a limitarse a los de tipo religioso,
educativo y auxiliares del municipio, con muy poca posibilidad de darle continuidad a los
cargos asumidos en pareja y con poca posibilidad de seguir ascendiendo en la escala
de cargos hasta lograr a ocupar los cargos de mando dentro de la administración
municipal.
Ante un eventual retorno a una vida en pareja con otro varón, será ella quien
deberá asumir nuevamente el rol de esposa de autoridad sólo que con la trayectoria del
nuevo esposo, ante esta situación la mujer se olvidaría de sus cargos asumidos como
ex esposa de y como mujer soltera. Del otro lado, sucedería lo mismo, la nueva pareja
del ex esposo, asumiría el rol de esposa de y se enmarcaría en las nuevas
responsabilidades asumidas de su esposo. En resumen, si ambas mujeres deciden
tener vida en pareja, serán ellas quienes deberán despojarse de sus cargos y aportes
previos, aun habiendo dado cargos marginales o servicios altamente significativos como
lo es la capitanía de fiestas.
229
En esa misma línea, la participación de las esposas cambia al retorno de los
maridos migrantes. El reconocimiento social ganado por la mujer puede ser afectado y/o
disminuido con la presencia del hombre, a menos que su liderazgo haya sido visible en
las responsabilidades encomendadas (tomar la voz, proponer, gestionar, analizar,
discutir etc.); en este sentido, pareciera que la posibilidad de participación política y
social de las mujeres casadas tiene caminos muy limitados por las siguientes razones:
1) para participar en espacios públicos y ser la titular de los cargos los esposos tendrán
que estar ausentes; 2) que los esposos que no sean de la comunidad no se involucren
activamente en la dinámica local; 3) que los esposos sean de una comunidad en
conflicto con el municipio; 4) que los esposos tengan alguna discapacidad o
enfermedad que limite su participación, y 5) que los esposos hayan fallecido.
Otro caso narrado por Saúl Ramírez (2006), es el de una mujer soltera que se
encontraba en condición de migrante. A diferencia de los varones, ella tuvo que pagarle
a otra persona para que la cubrieran en su cargo. Poner un interino es como cumplir
con el cargo (Ramírez, 2006: 42-43).
En resumen, tenemos que los varones casados en condición de migrantes
cuentan con el apoyo de sus esposas mientras que las mujeres solteras –en su mayoría
madres-117 tienen que pagarle a otra persona para que asuma las tareas
A falta de oportunidades de empleo, las mujeres madres solteras se ven obligadas a migrar para
poder darles oportunidades de desarrollo a sus hijos. Una parte migra a las ciudades para realizar
diferentes tipos de trabajos, entre ellos actividades y oficios del hogar. La dificultad que encuentran en
sus centros laborales, es que no son aceptadas con sus hijos, por lo que las mujeres buscan mecanismos
en la comunidad para que sean los familiares quienes se encarguen de la crianza del hijo o hija. Son las
abuelas y/o tías las responsables del cuidado al tiempo que las madres se encuentran trabajando ya sea
en la comunidad, región, o en otros estados, inclusive, fuera del país. Tener un hijo en la comunidad
implica para las mujeres, el deber de representar a su familia en los diferentes cargos. Irse por tanto a las
ciudades y tener hijos en la comunidad no las exime de las responsabilidades comunitarias aunque en el
estatuto comunitario esté asentado que las personas que vivan en la comunidad serán a las que
principalmente se les nombre. Así pues, las madres ausentes pueden ser nombradas como parte de los
comités de escuelas, mayordomías de las ermitas, mayordomías en la cabecera municipal o cargos
auxiliares del municipio. Es entonces cuando también sus familiares mujeres se vuelven las encargadas
de cubrirlas o en su caso, se ven obligadas a contratar a alguien para no desatender el cuidado de los
miembros más pequeños de la familia, en casos extremos, las madres se ven obligadas a regresar a la
comunidad para asumir el nombramiento. Para ellas, esto implica mayor gasto, pues son ellas quienes
deben de desembolsar una cantidad de dinero no sólo para pagar a una posible interina sino también
para cooperar en la realización de las fiestas. Lo anterior no necesariamente es igual para los varones
padres solteros por las siguientes razones: los casos de padres solteros son por viudez, por lo general
vuelven a establecer una nueva familia con otras parejas; las mujeres que renuncian a la guardia y
custodia de sus hijos son escasas; los varones que procrean una o un hijo no necesariamente responden
por su paternidad y por ende su responsabilidad comunitaria para con su hijo queda desdibujada; será la
117
230
encomendadas. El problema no radica tanto en los costos o ahorros económicos, sino
que el sistema de cargos perfila que las mujeres tengan dos opciones: mantener su
cargo y su visibilidad de participación en esos espacios en tanto no haya
presencialmente una figura masculina a su lado, o limitar o reconocer su participación
desde y en los espacios domésticos al retorno de los esposos o al contraer matrimonio.
De ahí el gran reto de la comunidad es cómo hacer valer el liderazgo y la
ciudadanía de las mujeres no con base en su estado civil, sino sobre su trayectoria
propia y familiar. Recientemente se ha observado que las parejas jóvenes,
especialmente profesionistas, comparten las responsabilidades en esos espacios
públicos, sin embargo sigue siendo el varón quien posee la titularidad. Con estas
nuevas dinámicas podría existir una posibilidad de que las nuevas relaciones y
responsabilidades entre hombres y mujeres vayan abriendo nuevas configuraciones
para el reconocimiento de la ciudadanía integral de las mujeres. A nivel colectivo, los
derechos de las personas deben de permitir las mismas posibilidades de participación y
acceso a los recursos políticos, sociales, jurídicos, económicos y agrarios; y es ahí
donde la dinámica comunitaria debe de comprender que las desigualdades sociales
descritas en el marco de la colectividad llega a limitar el desarrollo integral de la
comunidad así como de las personas, en tanto las inequidades sociales fundamentadas
en la cultura sigan normalizando la exclusión de las mujeres en los diversos espacios.
V.III MUJERES Y CARGOS ADMINISTRATIVOS DEL MUNICIPIO
Como ya se ha mencionado anteriormente, en Tlahuitoltepec ocupar cargos
administrativos es tan válido y determinante en la dinámica local como ocupar otros
cargos de mayor jerarquía.
Lo que hasta ahora podemos encontrar es la participación de las mujeres en los
cargos municipales ha pasado por varias etapas: a) antes de la década del 70 no había
mayor visibilización de mujeres en los espacios públicos, a menos que fueran cargos
religiosos y en matrimonio, ellas principalmente servían desde el ámbito privado
acompañando a sus esposos; b) en la década del 80 las mujeres fueron designadas
mujer madre soltera quien tendrá que representar su familia ante la comunidad. La comunidad no
necesariamente toma en cuenta la paternidad de los varones, la ciudadanía de ellos es reconocida en
tanto varones y su ejercicio no necesariamente está mediado por su paternidad.
231
paulatinamente para asumir cargos administrativos al interior del ayuntamiento
municipal en su carácter de mujeres solteras; c) en la década del 90, hay un salto en la
tendencia que se venía observando en años anteriores; las mujeres logran asumir
cargos de administración financiera, principalmente el cargo de tesorera municipal; d)
finalmente, en el primer decenio del siglo XXI, las mujeres logran dar un salto cualitativo
y cuantitativo, se observa una participación mayor de mujeres; jóvenes principalmente,
profesionistas, docentes, jubiladas, comerciantes, trabajadoras del hogar, campesinas,
amas de casa. Se les asignan puestos de auxiliares, vocales de las diversas regidurías,
secretarías así como la titularidad de cargos de decisión como la presidencia y la
sindicatura.
Una de las sendas recorridas se muestra en el siguiente cuadro, en el que como
en el anterior caso, se puede observar que los cargos que se dan en la administración
municipal son condicionantes, excluyentes y se viven de forma entremezclada con y los
demás cargos ya expuestos. Los datos corresponden a una mujer profesionista, madre
de un hijo, con un promedio de servicio de diez años.
Año
s/f
Cuadro 8: Tipo de cargos ocupados por una mujer entrevistada en Tlahuitoltepec.
Administración
Comité de escuela y
Otros
Edo
Municipal
salud
Civil
Vocal de mayordomía de la Soltera
cabecera municipal.
s/f
Secretaria
del
comedor
comunal (cargo actualmente
que ya no es vigente)
Clínica (vocal) cargo
desparecido
Soltera
Madrina de fiesta de agosto,
(cargo actualmente que ya no
es vigente)
Secretaria
tesorería
de
la
Soltera
Soltera
Comité de la Escuela
primaria (vocal)
Soltera
Capitana
Soltera
Soltera
Secretaria de la mayordomía
de Santa Cecilia.
Soltera
Comité de la escuela
de música CECAM
Cargo desaparecido
2008
2011
Soltera
Tesorería municipal
Soltera
Regidora
de
Soltera
educación suplente
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas realizadas y revisión de archivos.
232
Para los cargos de mayor prestigio, la comunidad ha llegado a elegir regidoras de
educación y salud primordialmente, así como suplentes de presidentes y síndicas. Las
primeras dos mujeres que llegaron a ocupar el cargo de presidenta y síndica, lo hicieron
a principios del segundo decenio, durante los años 2012 y 2013 respectivamente.
A diferencia de las esposas de las autoridades, quienes participan desde los
espacios asignados por mandato de género, las mujeres autoridades titulares que
asumen sus cargos públicamente desde su condición de mujeres solteras, han podido
configurar socialmente diversas posibilidades de participación, entre las que se
encuentran espacios no tradicionales como son algunos cargos comunitarios
relacionados con la presidencia, la autoridad agraria y otros mecanismos de
participación como los denominados comités de barrio de reciente creación.
Ser mujer soltera, madre o no, se configura en la comunidad como un punto nodal para
el reconocimiento de las mujeres en la participación social y política desde dos ángulos:
por un lado, el derecho a la auto representación, en tanto que se es mujer soltera sin
233
hijos y el derecho a la representación familiar, en tanto mujer jefa de familia. Esta
situación puede requerir algunas precisiones ¿Hasta qué grado la participación de las
mujeres se puede sostener no sólo sobre la percepción tradicional de la obligatoriedad
de tener cargos por ser de la comunidad, sino de la obligatoriedad basada en el estatus
civil y la maternidad principalmente? ¿Qué mecanismo adquiere la obligatoriedad de los
cargos cuando las mujeres tienen pareja? ¿Cómo la representación familiar de los
cargos se negocia en la comunidad para que sea el varón quien represente a la familia?
Estas y otras preguntas han aparecido a lo largo de la investigación, cuya respuesta
requiere mayores indagaciones a profundidad.
Con
base
en
las
preguntas
anteriores, se puede observar que la condición particular de las mujeres requiere una
mirada más crítica, sobre todo si consideramos que la sociedad no tiene cimentadas
condiciones sociales de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, no sólo en
los pueblos indígenas, sino en toda la sociedad mexicana en la que las políticas
públicas con perspectiva intercultural y de género representan aún un gran vacío.
El común denominador de todas las mujeres autoridades titulares de sus cargos
–sean vocales, auxiliares o presidentas- es que son mujeres solteras, madres solteras,
viudas y divorciadas y que una vez que optan por mantener una vida conyugal, las
mujeres desaparecen de la arena política principalmente y de la toma de decisiones en
los espacios públicos, a excepción de casos particulares; no así su participación en
espacios masivos como en las asambleas comunitarias, donde mujeres y hombres
participan indistintamente de su situación conyugal.
Otro punto que merece atención es que las mujeres autoridades en la
administración municipal, de la década del 1980 al 2013, han sido participantes que
cuentan con un nivel de escolaridad plural, como: carreras técnicas, secundaria,
bachilleratos, carrera magisterial (normal), profesionistas como agrónomas, abogadas,
administradoras, ingenieras, veterinarias, médicas, músicos, hasta de escolaridad
primaria trunca. Este dato es relevante si hacemos un comparativo, sobre todo
considerando que en ese periodo, hubo varones comandando la presidencia, con poca
instrucción escolar, no así en el caso de las mujeres, quienes desde 1979 requirieron
tener un mayor nivel de instrucción escolar para ser parte de alguna titularidad en el
ayuntamiento municipal.
Actualmente, se puede encontrar un gran abanico de grados escolares tanto en
hombres como en mujeres, pero cierto es también que hay mujeres que no tuvieron la
234
oportunidad de asistir a las escuelas y son generalmente designadas en cargos
marginales como las mayordomías, y
que los varones quedan exentos de estos
nombramientos.
En la revisión de archivo, se reflejaba que entre 1979 hasta 1985 la trayectoria
colectiva femenina de seis años observaba una mayor participación en espacios
secundarios. También se encontraron cargos que han ido desapareciendo a lo largo del
tiempo como los comités de salud, de nutrición y el comité de saneamiento en los que
las mujeres eran mayoría. Los datos además reflejaban que los cargos de las mujeres
no sólo se han enmarcado en la administración municipal, sino también de otros tipos
de cargos. Resultó interesante saber que ninguna de las mujeres que se lograron
rastrear en ese periodo de tiempo, han sido electas como presidentas hasta hoy. En
ese mismo mapeo nos dimos cuenta que la alta movilidad del sistema de cargos en
Tlahuitoltepec, revela que cargos que existieron hace 40 años, hoy ya no son vigentes,
esto es en concordancia con lo que observaba Etsuko Kuroda (1993) acerca de la
relación que existía entre los cargos y los programas de gobierno.
Un fenómeno que hoy se observa al respecto, es que algunos de los programas
como el de Prospera, y su exigencia para la participación de las mujeres en el mismo,
ya no forzosamente tienen el carácter de cargo como sucedía en años anteriores. La
organización de las beneficiarias es en torno a grupos de comités que se organizan
para realizar actividades solicitadas por el personal del programa que demanda la
participación femenina a fin de que cumplan los requisitos para ser acreedoras de las
becas mensuales. De esa manera se observa que donde antes existieron comités de
salud que contaban como kutunk, hoy ese trabajo no cuenta para el sistema de cargos
porque se ha perdido el carácter colectivo del trabajo y se ha vuelto un requisito
personal y administrativo del programa marcado por personas e instituciones ajenas a
la comunidad.
El artículo 35 del Estatuto Comunitario, hace referencia a la creación y/o
desaparición de los cargos y lo expresa de la siguiente manera: “Pese al incremento de
los servicios públicos y la creación de instituciones gubernamentales, no se
incrementarán los cargos comunitarios sin la anuencia expresa de la Asamblea General
de Comuneros”. Así pues, tenemos un sistema dinámico que se ajusta a los contextos
sociales.
Las trayectorias de las mujeres encuentran rostros en estos registros; en el
235
cuadro anterior se puede observar el caso de una mujer que fue tesorera municipal en
1985; y en 26 años tuvo que dar otros cargos para que finalmente fuera nombrada
como suplente de la presidencia, a diferencia de un varón que ocupó el cargo de
secretario en 1981 y para 2002 era el presidente municipal; le llevó 21 años para que
llegara y fuera nombrado presidente, cinco años antes que la mujer, sólo que a
diferencia de él, ella no ha logrado ocupar el cargo de la titularidad de la presidencia
municipal como órgano máximo del gobierno local. Estas y otras dinámicas rigen al
sistema de cargos, donde indudablemente la participación de las mujeres se inserta en
las inercias de los contextos sociales de los ámbitos locales, estatales, nacionales e
internacionales y que plantean grandes retos de participación y de ejercicio de la
ciudadanía de las mujeres sin menoscabar la integridad personal y colectiva.
El siguiente esquema se presenta un resumen de datos recabados de nueve
mujeres entrevistadas, en este ejercicio, se filtraron los cargos correspondientes al
ámbito del municipio kutunk y los servicios contenidos en la jerarquía de cargos según
el Estatuto Comunal. En el esquema se retoman los cargos comunitarios de manera
ascendente, y como puede observarse sólo registramos los correspondientes al
municipio kutunk. En el nivel uno registramos a los auxiliares de los cargos municipales,
llámese vocales de las regidurías, secretarias y los topiles; el nivel dos corresponde a la
comisión de festejo; en el nivel tres se encuentran los cargos de mayores de vara según
la escala del Estatuto, este cargo no es estrictamente parte de la administración
municipal pero los cargueros trabajan bajo el mando del síndico municipal en tanto
impartidor de justicia y del presidente en tanto autoridad ejecutiva local. En el nivel
cuatro registramos a los Agentes, pues como condición previa de este cargo, en teoría
las personas comisionadas debieran de haber ocupado el cargo de mayores y/o
capitanes y es en el nivel cinco donde ubicamos a los suplentes de las regidurías y
tesorería; por su parte en el nivel seis se encuentran los titulares de las regidurías y de
la tesorería; en el nivel siete están los suplentes de la presidencia, sindicatura y
alcaldía, el nivel ocho corresponde a la titularidad de la sindicatura; el nivel nueve a la
titularidad de la presidencia y finalmente en el nivel diez, ubicamos a la presidencia de
la alcaldía como parte del municipio kutunk en Tlahuitoltepec.
El cuello de botella es evidente en los subsecuentes niveles, excluyendo al nivel
dos, pues este si bien es condicionante para los subsecuentes cargos, no se desarrolla
en el marco de la administración municipal. Así pues podemos observar que el siguiente
236
nivel con mayor participación femenina es en el nivel seis, donde se observa el número
de años de participación que suma un total de dos años de inversión y si tomamos en
cuenta que los cargos tienen un periodo anual de duración, significa que sólo han
participado dos mujeres de este grupo como titulares de la regiduría y de la tesorería de
entre las nueve mujeres entrevistadas, en un periodo de 36 años si tomamos en cuenta
que la primera inició a participar en 1979 y la última entrevista y datos recogidos fue en
el 2015.
Tanto el nivel cuatro, cinco y siete cuentan con un año de participación de las
mujeres, esto significa que sólo tres de estas nueve mujeres han participado en estos
tres cargos. En el nivel dos correspondiente al servicio de capitanía (jotmay kutunk)
cuatro mujeres han dado este servicio, lo que en teoría significa que los cargos de los
subsecuentes niveles podrían ocuparlos tal como se refleja. Tenemos que de estas
cuatro mujeres, algunas de ellas han participado en los niveles cuatro, cinco, seis y
siete, con un total de cinco años de trabajo gratuito para la comunidad, esto significa
que una de estas cuatro mujeres, ha dado dos años de servicio posterior a la capitanía,
lo que la coloca como una de las mujeres con mayor trayectoria.
apartado de detallarán las trayectorias de manera más precisa
118
También se puede revisar el esquema dos.
237
118
.
En el siguiente
238
V.IV DINÁMICAS Y TENDENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES
EN EL SISTEMA DE CARGOS DE TLAHUITOLTEPEC
En el apartado anterior se observaron los niveles y los espacios de participación de las
mujeres al interior de la administración municipal bajo un esquema híbrido en el que se
retoma el estatuto comunal y los puestos que reconoce la Ley Orgánica Municipal del
Estado de Oaxaca para la integración de un ayuntamiento; también se observaron las
dinámicas y los cambios con la desaparición y/o formación de nuevos cargos 119. En este
apartado pretendemos graficar los hilos de la participación cualitativa y cuantitativa de
nueve mujeres, con ello se busca visibilizar las contradicciones que se observan en la
dinámica local, en la que la idea de la igualdad de participación queda rebasada por la
desigualdad social desde donde las mujeres se involucran para ser y ejercer parte de
esa ciudadanía local compartida en la comunidad y desde una complejidad que implica
responder y comprender al ser hombre y ser mujer en los cargos comunitarios desde
los roles tradicionales de género.
En el siguiente cuadro se recogen y resumen los datos de la participación de las
mujeres desde los diferentes espacios de los cargos; si bien buscamos observar los
caminos recorridos de manera concreta, también buscamos señalar los elementos
cualitativos que van configurado la participación de las mujeres. A manera de ubicar los
campos de participación, retomamos la clasificación que ya se había hecho donde
autoridad en la administración municipal es municipio kutunk (mk), autoridad agraria es
Es muy importante anotar que los cambios y la generación de nuevos cargos se ha dado paralelo
a las condiciones políticas externas. La agenda de género mediante políticas públicas de género, ha
priorizado la creación de la figura de la instancia municipal de la mujer como promotor para
transversalizar la perspectiva de género. Las instancias han sido cobijadas de manera muy limitada con
recursos concursables de la federación mediante el Instituto Nacional de las Mujeres y otros. En algunas
comunidades y municipios indígenas de Oaxaca se han abierto estos espacios que más que instancias
son oficinas con un mínimo de muebles. En Tlahuitoltepec se logró con acuerdo y firma de cabildo del
2011, y fue la regiduría de educación quién quedó a cargo de su coordinación, por lo que algunas de las
mismas mujeres autoridades (kutunk) pasaron a ser representantes de dicha instancia logrando gestionar
el amueblado y la elaboración de un proyecto de atención integral (jurídica, psicológica, talleres,
asesorías etc.) para las personas de Tlahuitoltepec. Esta instancia fue cerrada por el cabildo del 2012
para evitar mayores conflictos y como parte de su acuerdo, regresaron el recurso del proyecto
presentando por las autoridades anteriores. Otra de las inquietudes giró en torno a que la instancia se
veía como un espacio conflictivo en tanto que se tenía la idea de la defensa y asesoría únicamente para
las mujeres y por el otro lado, no quedó clara la figura que adquiriría este espacio en torno al kutunkäjtën.
119
239
näjx kutunk (nk), autoridad religiosa, tsaptëjk kutunk (tk); comité de clínica/salud, clínica
kutunk (ck); comités de escuela, escuela kutunk (ek); comité de la banda, xuxpë kutunk
(xk); otros cargos wënk kutunk (wk) y finalmente también los servicios enmarcados en
festividades clasificados aquí como, jotmay kutunk (jk). Los datos generales de las
mujeres entrevistadas se muestran en el siguiente cuadro.
45
soltera
1
0
1
1
3
1
1
3
11
Patricia López Delgado
45
soltera
3
0
2
1
1
1
1
2
11
Martha Pérez Gómez
45
Soltera
2
0
2
1
1
0
0
7
13
Teresa Jiménez Vásquez
32
soltera
1
0
0
0
0
0
0
0
1
Zenaida Pérez Gutiérrez
29
soltera
1
0
0
0
0
0
1
0
2
Leticia Martínez Jiménez
32
soltera
1
0
1
0
0
0
0
0
2
Deogracia Díaz Gómez
53
casada
4
0
1
0
3
1
2
3
14
Paula Vargas Martínez
53
soltera
1
1
0
0
1
0
1
3
7
Clemencia Martínez Martínez
38
Soltera
2
0
1
0
1
0
1
3
8
16
1
8
3
10
3
7
21
69
Total de años por tipo de cargos
Municipio
Kutunk
Näjx në
kutunk
Tsaptëjk
kutunk
Clínica
kutunk
Escuela
kutunk
Xuxpë
kutunk
Wënkkutunk
Jotmay
kutunk
Estado civil
María Torres Vásquez
Nombre
Edad
Año total de
servicio por
persona
Cuadro 10: Datos generales y años de participación en cada tipo de kutunk de las mujeres entrevistadas.
Fuente: Elaboración propia.
Lo que resume el cuadro 10 es que las nueve mujeres han abonado diez y seis años
de servicio en cargos municipales, un año de trabajo en los cargos agrarios, ocho años
en los cargos religiosos, tres años en cargos de comités de salud, diez años en comités
de escuela, tres años en el comité de la banda, siete en otros cargos (vigentes y no) y
21 años en servicios festivos; en total tenemos alrededor de 69 años de servicio gratuito
ejercido por nueve mujeres informantes. De manera distributiva podemos observar que
el mayor número de años de servicio se ha dado en los espacios de jotmay kutunk,
seguido del municipio kutunk y en tercer lugar lo ocupa escuela kutunk. Por otro lado
ubicamos los cargos agrarios como los de menor participación femenina, seguidos de
clínica kutunk y xuxpë kutunk.
¿Qué trayectorias individuales han seguido las mujeres entrevistadas?, es lo que
recuperaremos ahora con base en las entrevistas realizadas a cada una de ellas.
La trayectoria de clemencia en los cargos se resume de la siguiente manera:
240
Clemencia ha tenido participaciones en tk (cargo religiosos o de la iglesia), ek
(comité de escuela), wk (otros cargos) por una ocasión en cada uno de ellos.
Clemencia ha participado en mk (cargos municipales) en dos ocasiones
Clemencia ha participado en jk (servicios festivos) en tres ocasiones
Clemencia no ha participado en nk (cargos agrarios), ck (Comité de clínica), xk
(Comité de la banda)
Su trayectoria graficada se puede observar en el anexo 6, lo que refleja la participación
en los cargos de Clemencia se concentra en los jotmay kutunk; en tres ocasiones por
un total de 3 años, le siguen sus participaciones en municipio kutunk; en dos ocasiones
por un total de 2 años, y, finalmente sus participaciones en tsaptëjk kutunk, escuela
kutunk, wenk kutunk por un total de 3 años. En suma, Clemencia ha aportado a la
comunidad 8 años de servicio gratuito y obligatorio.
Clemencia Martínez es una mujer soltera con tres hijos, cuenta con estudios de
educación básica terminada, un periodo escolar lo realizó en la ciudad de Oaxaca
porque en su escuela local sufría acoso por parte de sus compañeros y por parte de los
varones de comité escolar que se ejercían como kutunk. Por un intento de matrimonio
forzado a los 15 años, ella se vio obligada a salir de su localidad pues en su proyecto de
vida no estaba casarse muy joven, algunos familiares suyos habrían de ayudarla a
trasladarse a Oaxaca capital y buscarle una empleadora que le permitiera tener un
horario flexible para que asistiera a su escuela.
Al momento de ser entrevistada tenía 38 años, se divorció al experimentar una
vida llena de violencia y a partir de ahí inicia su trayectoria en los cargos como mujer
soltera. Ella ha migrado en varias ocasiones para trabajar y mantener a sus hijos. Su
trayectoria en los cargos ha sido en los espacios municipales, religioso, comités de
escuela, en servicios festivos y otros tipos de cargos. Su mayor participación se ha
dado entre municipio kutunk y jotmay kutunk (servicios en marcos festivos).
Ella, ama de casa con patrimonio propio, adquirió un terreno comprado, vive con
sus hijos, y aunque tenga pareja (no matrimoniada), a ella la registran como madre
soltera, pues su pareja vive con otra familia. Sus cargos han sido diversos y con
experiencias diferentes, ha sido madrina de fiesta (kunokpë), hasta comité de la tienda
comunitaria en su localidad; ambos cargos son totalmente diferentes; para el primer
caso le requirió una sola inversión económica en un año y se desarrolló en un periodo
241
corto y en festividades, el segundo le exigía estar atendiendo la tienda, sin horario, con
reuniones, juntas continuas y cortes de caja. Recuerda el primer servicio que dio
cuando vivía en pareja:
Bueno, como él fue el titular, él iba al municipio y yo me quedaba en casa, yo estaba
organizando las cosas del hogar, sobre la comida, alimento, leña, esos suministros
de la casa, pero para que yo estuviera pensando en cómo ser autoridad o qué se
necesita en el municipio, ¡Pues no! El que estaba al frente era mi esposo […]. Ahora
la preocupación es doble, pero sobre todo cuando te ponen de presidenta de algo,
ahora lo que tienes que analizar profundamente es en cómo organizarte, cómo
hacer el mejor trabajo para superar todos los obstáculos, cómo le vas a hacer y
también en tu casa, de qué manera organizarse, cómo poder empatar los horarios
del servicio con las cosas del hogar, qué van comer tus hijos, tus hijas, dónde van a
comer, de qué se van a alimentar. O sea, tienes que bifurcar tus preocupaciones,
eso es lo que a veces frena, porque necesitamos tener asertividad, pensamiento
firme y duro, o sea, yo siento que es muy fuerte, porque cuando tienes esposo, él
es el único que está al frente, lo que hace la mujer es que se queda en su casa a
cuidar a su familia, hacer la comida y las provisiones del hogar, ahora cuando eres
soltera, pues así, sola tienes que estar al frente de ambas responsabilidades, tu
familia y el cargo, solita a veces ni comes, de tal forma que tengas que cubrir tu
responsabilidad en tu cargo, es muy fuerte que sea así, en cambio cuando es en
pareja, pues a mí qué me importaría cómo el hombre da su servicio. […].
Clemencia, como aquí la nombramos, prosigue sobre su apreciación con
respecto a que los hombres sean los titulares de los cargos y las mujeres
responsables del hogar:
Bueno, cuando la mujer no se involucra a las dinámicas del servicio, pues no va
saber nada, no sabrá nada acerca de dar un cargo y ser titular, cubrir las semanas
o días; ahora, cuando tu como mujer tienes ideas, pensamientos y quieres decirle
eso a tu marido, pues él te va responder: pues así no es...y te quedas callada.
Pero cuando las mujeres somos titulares, y cuando estás ahí en el campo, de
frente, siempre aprendemos a responder y argumentar nuestras participaciones
frente a los varones, y puedes decir: creo que así no es la manera correcta o decir,
según nuestras experiencias, consideramos que esta puede ser una buena opción,
o ustedes como varones siempre quieren imponer su decisión, así no es. Y por lo
242
general cuando los varones saben que algunas mujeres han sido autoridades les
toman las palabras, pues como sea, al igual que ellos, las mujeres tenemos
experiencias y no tan fácil nos van a decir que nuestras ideas y participaciones no
valen. Actualmente es normal que las mujeres opinen, no como nuestras abuelas,
antes el único que hablaba era el varón y mientras tanto, las mujeres tenían que
agachar la cabeza, pero ahora ya no es la misma situación.
Su experiencia de acoso sexual no se quedó solo en su etapa escolar, ejercer
cargos como madre soltera, trae implícito sortear varios problemas como el riesgo de
sufrir algún tipo de violencia física, psicológica, en mayor medida con contenido sexual,
la entrevistada narra su experiencia:
Bueno, sí hay problemas, por ejemplo de la escuela Xaam no tuve problemas, con
la tesorería tampoco tuve problemas; bueno, donde tuve más problemas, fue
cuando pasé de agente, y tuvo que ver con el acoso, porque los hombres no te
respetan aunque participes, no toman en cuenta tus ideas, o porque a veces
decidimos, o porque platicas, hay gente que no le gusta, eso es lo que a mí me
indignó, pienso y me pregunto ¿Por qué la persona fue tras de mí, tapándome el
camino? Ese fue mi gran problema, yo le dije que no era correcto que me hiciera
eso, sobre todo porque ambos éramos autoridades y qué ejemplo íbamos a dar,
además yo le dije: tú sabes que yo tengo compañero - papá de sus hijas- yo no
soy soltera, aunque yo no viva con él y aunque yo esté dando el servicio, pero no
fue correcto que me hiciera eso. Entonces yo les dije a mis titulares que desistía
de mi cargo, y entonces no sé cómo se enteraron,
entonces yo le dije al
presidente lo que me había hecho, y él me dijo: pues vamos viendo y que vaya
sumando sus acciones y será sancionado, pero más bien era yo, le dije a mi pareja
lo que me sucedía, cuando llegaba a casa me daba mucho miedo, me daba
tristeza, a mis hijas yo les tenía miedo, sobre todo sobre qué iban a decir ellas de
mí, qué tipo de ejemplo les estoy dando, porque el señor andaba tras de mí,
agarrándome en el camino, y si no les decía a mis hijas, de algún modo ellas se
iban a enterar en cualquier momento, y yo callada, muy líder dando mucho
consejo. Por mucho tiempo estuve callada con mi pareja, pero donde se fue
viendo, fue cuando ya no soportaba a la persona y fueron dos veces, la primera
vez no dije nada, pensé que tal vez porque estaba alcoholizado por eso me hizo
eso, entonces dije, pues me voy a tranquilizar, y en la segunda ocasión ya no
pude, me tapó el camino, me paró a medio camino, ya no me dejaba pasar, y eso
243
sí me dolió mucho ¿por qué me hace esto? Pensaba, qué tal si me llegaba a hacer
algo y me pasa algo, y yo sin decir nada, entonces fue cuando ya le dije a mi
pareja, y me dijo: ahora sí, piénsale, seguirás yendo o no, eso me dijo, y yo le dije:
pues ya ni se, ya mi semana iba finalizando, entonces hasta me sentí más
tranquila, entonces dije, mejor ya no regreso a cubrir mi cargo y no sentí de qué
manera; bueno, mis compañeras fueron por mí a mi casa casi a la siguiente
semana y me dijeron que el síndico me llamaba, y entonces pensé ¿Pues qué
hice? pero más bien yo estaba pensando en mí, me mandaron a llamar, y
entonces me dijeron ¿Por qué no nos avisas? ¿Por qué no nos platicas desde
cuando pasa eso? y les dije: yo no fui la provocadora, yo no le hice nada, al
contrario, tengo miedo, tanto en el municipio con el riesgo de que nadie me
respalde y en mi casa, ustedes saben que aunque yo no viva con mi pareja pero
ahí está, y me dijeron: ¡ah! pues tampoco se vale que te hayas callado, pues si tú
decides que se le juzgue al señor pues se le juzgará e investigará y les dije:
ustedes determinen, porque ya he decidido dejar mi cargo, no voy a terminar mi
servicio aunque me encarcelen, total, pues me van a encerrar, y entonces, ellos
dijeron: pues no se vale que le hagan eso a las mujeres, es que a las mujeres se
les hace cualquier cosa, y es que a las mujeres se les necesita reconocer sus
habilidades, ellas necesitan subir y ascender en sus cargos, a las mujeres no se
les tiene como juguetes y para burlarse. Porque el señor o el compañero ha
incurrido en un problema, te faltó el respeto, tiene un error, no respeta a las
mujeres, está equivocado, porque no eres la única, le ha hecho también a otras
mujeres, y entonces yo ya había determinado que mi servicio lo abandonaba,
hasta ahí terminaba, eso les dije. Ellos me dijeron que no, que tenía que terminar
mi servicio, pero yo les decía, es que sigo pensando, si ustedes me dicen que yo
termine mi servicio, lo voy a terminar, pero siempre y cuando al señor se le esté
vigilando y que se le sancione, si ustedes me piden que yo termine mi servicio, y el
síndico me dijo, pues mira hija: claro que se le tiene que investigar, porque él se
acostumbra, porque hasta cuándo se les va a respetar a las mujeres, ¿hasta
cuándo se les va tomar en cuenta? y si tu desistes, pues truncas tu carrera y
entonces los hombres pueden hacer cualquier cosa sólo porque son hombres.
Entonces lo encarcelaron, y lo juzgaron, pagó multa, pues yo no sé, me quedé con
dos panoramas: es que estaba la regidora de salud, ella estaba como parte de los
juzgadores, porque como fue problema entre autoridades ella le dijo fuerte al
señor, que no tenía por qué faltarle el respeto a las mujeres, que se burle de ellas,
en lugar de ayudar
244
a sus compañeras como autoridades y como equipo de
trabajo, estaba perjudicando, insistí en dejar mi cargo, pero ella dijo: pues no, ahí
no manda un solo hombre, porque muchas mujeres también están en sus hogares
trabajando, si estuviera tu marido aquí, pues tu estarías trabajando en tu casa, en
realidad no son los hombres las únicas autoridades, pues son las mujeres quienes
se andan quemando en la cocina, así le dijeron a él, de ahí, lo multaron y le dijeron
que me pagara los pasajes, porque yo les dije que cada vez que terminaba mi
servicio en la tarde, abordaba un taxi y me iba directo a mi casa porque tenía el
riesgo de que el señor nuevamente me parara en el camino. Así terminé mi última
semana, y le dijeron que pagara los gastos que había generado, le dijeron: ¡pues
de dónde crees que ella saca dinero, pues tienes que pagar su pasaje, y aparte el
dinero que gasta para toda su semana! él contestó: no, yo no le hice nada, solo le
tapé el camino porque quería platicar con ella, y le dijeron: pero ¿Qué derechos
tienes al querer forzarla para platicar con ella, acaso ella te concedió el permiso
para que ella platique contigo en medio de la vereda? ¿Por qué no participas en
las reuniones que se hacen acá? ¿Por qué no platicas con ella aquí? Ese fue mi
problema, por mi condición de ser mujer, ni modo que también le tape el camino a
sus compañeros hombres.
A Clemencia le queda claro que este tipo de condiciones y situaciones hace que
a las mujeres se les dificulte su desarrollo integral, pues en vez de crecer, ella
particularmente experimentó procesos que no necesariamente abonaron para su
crecimiento personal en esos espacios; como ella misma observa: “a las mujeres nos
nombran pero sigue habiendo poca posibilidad de crecimiento en los cargos, no escalan
las mujeres como los hombres a pesar de que participen en los diversos espacios”.
A diferencia de Clemencia, Leticia es una mujer profesionista joven, soltera y
madre de una hija y un hijo. Hasta el 2014, había dado dos tipos de cargos: uno
correspondiente al municipio kutunk y el otro correspondiente a tsaptëjk kutunk. En
ambos cargos, el ejercicio de su maternidad fue determinante, en primer lugar porque
ser madre implicó para ella asumir un nuevo rol ante la comunidad, y con ellos los usos
de los recursos comunitarios en beneficio de la nueva familia (instituciones de salud,
cerro, cosecha, mano de obra de las redes familiares para las fiestas privadas, uso de
redes familiares para el cuidado, entre otros). El algunos casos, la instauración de una
familia monoparental o no, implica la dotación de parcelas para la construcción de
casas; Leticia cuenta con una pequeña parcela donde tiene su casa construida, aunque
245
no la habite. El uso de la parcela implica para ella una mayor responsabilidad para con
la comunidad. Por ejemplo la obligatoriedad de ser autoridad y el pago de la cuota anual
en la comisaría de bienes comunales.
A sus 32 años habría de organizarse para poder asumir sus responsabilidades
para con la comunidad. En los dos casos, fue la familia materna quien se convirtió en su
apoyo fundamental. En ese sentido, la participación indirecta de los familiares de
Leticia,
principalmente
las
mujeres
(tías,
hermanas
y
abuelas)
resultaron
fundamentales para que ella como mujer y madre soltera asumiera su responsabilidad.
Al igual que el caso anterior, nos remitos al cuadro para ubicar los datos de
Leticia, lo cual nos revela lo siguiente:
Leticia ha participado en mk (cargo en la administración municipal) por una
ocasión.
Leticia ha participado en tk (cargo religioso) por una ocasión.
Leticia no ha participado en nk, ck, ek, xk, wk, jk
Es decir, la participación de Leticia en lo cargos, se concreta en dos tipos de
kutunk a saber: municipio kutunk (cargo en el municipio) y tsap tëjk kutunk (cargo
religioso), con una duración de un año en ambas participaciones, lo que da un total de 2
años de servicio hacia la comunidad, esta trayectoria queda graficada en el anexo 7.
Para que una mujer soltera y madre, pueda cumplir con las obligaciones durante
su cargo, se revela que implícitamente trae consigo una red paralela de mujeres, entre
ellas una o dos personas permanentes que han de ser parte nodal para el cuidado de
los hijos e hijas de las cargueras.
En orden cronológico, Leticia dio su primer servicio en el espacio municipal,
posterior a ello, se vio involucrada en una alta posibilidad de ser nombrada como parte
de la escuela kutunk donde su hijo acude; en aquella ocasión argumentó que mujeres
con hijos de pocos meses y años, habrían de ser excusadas según mandata el estatuto
comunal.
En un periodo de cuatro años entre cargos, habría de asumir un cargo
religioso como ya lo tenía contemplado, en palabras suyas: “ahora estoy en la
mayordomía, como vocal, de hecho yo creo que me dejaron descansar un buen ratito,
sabiendo cómo son acá, que nada más saben que alguien está libre y otra vez, te
nombran. Ahorita, de hecho yo ya sabía que me tocaba, si no era ahí estaba pensando
a lo mejor en la escuela de mi hijo”. ¿Qué obliga a esta mujer a saber de sus
responsabilidades de participación? Más allá de tener hijos y ser usuaria de servicios,
246
tener o no una parcela o disfrutar de los recursos naturales; claro está que tuvo y tiene
contemplado que asumir un cargo es “parte de la vida en la comunidad” y por tanto, vivir
en y con la comunidad, obliga y permite al mismo tiempo que cada persona asuma una
responsabilidad desde una ciudadanía local y desde el sentido de pertenencia. En esta
parte es importante anotar que antes de sentenciar la existencia de ciudadanía
incompleta y a medias para las mujeres, sería muy interesante entender que en México
existen múltiples configuraciones y ejercicios ciudadanos si partimos de la pluralidad de
sistemas sociales, culturales y normativos. Esto en ningún sentido implica no denunciar
la existencia de prácticas machistas generalizadas en las sociedades, sean indígenas o
no.
Leticia es una mujer soltera que es madre, su caso reafirma parcialmente lo que
estudiosas en el tema han encontrado a lo largo y ancho del país: que las mujeres
participantes en los espacios públicos son mujeres profesionistas y muchas de ellas
provenientes de carreras magisteriales - jóvenes o no - quienes asiduamente asumen
los cargos; aunque a diferencia de lo que pudiera pensarse, en Tlahuitoltepec como ya
se hizo mención, en teoría todas las personas mujeres y hombres habrán de
involucrarse en los cargos desde sus diferentes roles y estado civil. Y es en los dos
extremos, es decir entre las mujeres casadas y solteras donde la tensión puede
observarse, pues se revela un sistema colectivo que se representa y se recrea
mediante un representante familiar –hombres en su mayoría- así como el ejercicio
individual de la auto representatividad, sustentad en los derechos políticos establecidos
en el sistema del derecho positivo.
Antes de esta tensión visible, no hay que perder de vista que el punto de
comparación se efectúa desde marcos diferenciados, como sea, en ambos casos se
demuestra que sigue habiendo una limitada participación de las mujeres, fenómeno que
no es solamente propio de los pueblos indígenas ¿Desde dónde mirar la ciudadanía a
medias e incompleta? ¿Cómo puede medirse el ejercicio ciudadano para argumentar
que existen ciudadanías a medias en el caso de las mujeres indígenas? ¿Cómo hablar
de una ciudadanía incompleta en una sociedad donde la mujer sabe que se involucrará
en algún momento de su vida en la vida social política y religiosa, a diferencia de
sociedades donde la mujer habrá de conquistar esos derechos y arrebatarlos en la idea
del ejercicio de la ciudadanía y el derecho a la participación política? Estas son algunas
247
de las preguntas que han surgido a lo largo de este documento y que bien podrían
servir de hilos conductores para futuras investigaciones.
Paula Vargas es una mujer soltera, profesionista y docente jubilada, 53 años al
momento de ser entrevistada. A diferencia del caso anterior, Paula inicia su carrera de
cargos en otros espacios que hoy ya no son vigentes. Para tal caso, los clasifico como
wënk kutunk (otro tipo de cargos) con ello hago referencia a que esos cargos no se
encontraban dentro de la estructura municipal, escolar, agraria o religiosa; sino que
respondían a las necesidades propias de la comunidad (los casos son los comités de
comedor, biblioteca y club deportivo, hoy cargos desaparecidos).La gráfica 3 que se
puede ver en el anexo 8, cuya estructura es similar a las anteriores, revela que Paula:
Ha participado en mk (cargos en la administración municipal), nk (cargo agrario),
tk (cargo religioso), ek (comité de escuela), wk (otros cargos) por una ocasión en
cada uno de ellos.
Ha participado en jk (comisión y servicios festivos) en dos ocasiones. No ha
participado en ck (comité de clínica) y xk (comité de la banda). Es decir, que las
participaciones de Paula en los cargos comunitarios se concentran en los jotmay
kutunk por 2 años, y, en municipio kutunk, näjx në kutunk, tsap tëjk kutunk,
escuela kutunk, y wenk kutunk por un año en cada uno de ellos.
Alrededor de siete años, Paula ha contribuido a su comunidad en los ámbitos de
cargos en la administración municipal, agrarios, religiosos, escolares y en las fiestas,
así como en cargos que hoy ya no son vigentes. Su participación en las fiestas ha sido
la más repetida. A diferencia del caso anterior, Paula ha ocupado cargos en la cabecera
municipal y en una ranchería. La razón de ocupar cargos en diferentes espacios
(localidad y cabecera municipal) es que su vida ha transcurrido entre una ranchería y la
cabecera municipal, en ambos lugares cuenta con vivienda de sus padres pero no tiene
propiedades propias.
Se asume como comunera sin tierra. Debido a su actividad
magisterial, se le complica trabajar la tierra y no le da mucha importancia a la herencia;
pero su deber ciudadano lo expresa de la siguiente manera:
Mi deber ciudadano en la comunidad es el impuesto predial y de repente voy a la
asamblea, cuando tengo tiempo, ahí es el deber ciudadano, son las obligaciones
comunitarias, eso es lo que estuvimos viendo, que se cumpla con la cuota predial
248
y que se cumpla con la asamblea comunitaria que se realiza, y también el cargo
comunitario, o sea, aquí, es el deber ciudadano, no que les impongan, porque eso
a veces pasa; te imponen un cargo, cuando que tú no estás en la disposición para
de esa manera (sic) porque tu trabajo no te lo permite; tu responsabilidad desde tu
hogar o desde tu familia no te lo permite de esa manera. Si se tomara en cuenta
que hay una democracia, hay un respeto comunitario que debería de ser así, que
opinen la gente cómo tiene o cómo pueden dar el cargo, cómo pueden servir el
pueblo, y cosa que eso no se hace ni se aplica, y no a todos, pues algunos sí, a
veces se cizañan con los que viven aquí y los que están más tiempo y el que se
deja, pues se aprovechan de él, porque lo ponen cada año, eso lo hemos palpado
con mi cuñado […] empezó a dar servicio desde los 17 años y hasta apenas hoy
está descansando, lleva dos años que están
descansando, pero, a él
continuamente año con año lo nombran.
El deber ciudadano que Paula hace mención enmarca tres aspectos: la
cooperación comunitaria o predial, la participación y asistencia a la asamblea
comunitaria y la participación en los cargos. En los tres casos, se entrecruzan aspectos
que se mencionan en el Estatuto Comunal: a) se es autoridad porque se goza de bienes
y recursos naturales. La cuota es un hecho simbólico y un mecanismo interno de
acceso legítimo al uso y disfrute de los recursos concretos que las personas requieren
para la subsistencia familiar, en esa medida, la organización familiar y las redes en
torno a las parcelas son vigentes para establecer mecanismos de reparto, disfrute e
inclusive de reivindicación de las parcelas añejas con base en las historias y herencias
familiares cuando se encuentren en disputa. Las parcelas por tanto, se fundamentan en
las redes familiares y comunitarias. b) la asamblea como órgano máximo de decisión;
participar en ella no es obligatorio, pero no hacerlo, puede condicionar o limitar la
participación en otros espacios de participación social y política de la comunidad. c) la
participación en los cargos se convierte en uno de los ejes articuladores no solo entre
las personas, sino entre los diferentes campos que el mismo sistema y estructura
posee. El ejercicio de la ciudadanía en Tlahuitoltepec por tanto no sólo se ubica en el
derecho sino en la obligatoriedad de la participación. El desfase entre obligaciones y
derechos es un punto que debe ser abordado con mayor profundidad, puesto que
existen desfases entre obligaciones, posibilidades y oportunidades de participación y
249
acceso a recursos, concretamente para con las mujeres y jóvenes. Esto es que hay
mujeres sin parcelas pero eso no las exime de las responsabilidades comunitarias.
Como Teresa, ella también es una mujer profesionista sin parcela, soltera, madre
de un niño y migrante desde los 12 años. A sus 32 años habría de ocupar el primer
cargo en el 2012, iniciando su tequio en los cargos de la administración municipal o en
el municipio kutunk. A diferencia de las demás mujeres, ella se vio obligada a
interrumpir su empleo que mantenía en la ciudad para trasladarse a la comunidad junto
con su hijo; ello le implicó un ajuste entre las obligaciones comunitarias adquiridas, las
actividades del hogar y el cuidado así como su empleo, en resumen significó para ella y
para su hijo, el cambio del lugar residencia. Actualmente paga cuotas prediales a la
autoridad agraria aunque no viva y no tenga algún bien en la comunidad. Migró a la
ciudad desde su niñez y al haber sido nombrada en asamblea comunitaria la hace
reflexionar en los siguientes términos:
[…] fue una cuestión que se dio por un primo que estaba ahí, hasta eso, él no me
propuso, me propuso una persona, una mujer, pero la verdad, no me he preguntado
por qué pasó, yo me enteré un día domingo, me hablaron por teléfono […] fue por
terna, entonces estaban dos personas y quien se llevó la mayoría de votos fui yo,
pero de hecho no me conocían en Tlahui, pues tantos años, no es lo mismo vivir ahí
que ir de entrada por salida, no sé cómo me conocieron, supieron que existía y me
nombraron, ahí no estudié, no había convivido mucho tiempo, me nombraron en una
asamblea general de ciudadanos del pueblo, me nombraron sin que estuviera
presente, si no estás presente no puedes alegar, por eso me quedé con el cargo,
sólo me avisaron […] no tengo parcelas, ni casas, no trabajo ahí, nada, solo me
nombraron porque alguien le gustó mi nombre, porque el pueblo tampoco me
conocía, hay cosas medias raras que me decían, ¡ah! pues por el apellido […] eso
influye mucho, […] me llevé la mayoría”.
El caso de Teresa revela que los mecanismos de elección en Tlahuitoltepec
también han venido cambiando a lo largo del tiempo. Cierto es que de un tiempo para
acá, los candidatos ya no necesariamente son aquellos que vivan en la comunidad
como venía sucediendo en tiempos anteriores. Para Teresa significó un reto mayor que
no sólo hizo reajustar su vida laboral y familiar, sino aprender y regresar a su
comunidad como lo expuso.
250
La gráfica 4 del anexo 9, expresa que Teresa:
Ha participado en mk (cargo en la administración municipal) por una ocasión.
No ha participado en nk (cargo agrario), tk (cargo religioso), ck (comité de
clínica), ek (comité de escuela), xk (comité de la banda), wk (otros cargos), jk
(comisión y servicios festivos).
Es decir, que la participación en los cargos comunitarios de Teresa se concentra
en el municipio kutunk por una ocasión cuya duración es de un año. Así, Teresa aporta
1 año de servicio a la comunidad al 2013.
Estas dinámicas comunitarias también llevan a que actualmente las personas en
situación de migración tengan no sólo la obligación, sino el mantener los derechos
vigentes particularmente con la remembranza y fortalecimiento de la identidad étnica de
la comunidad, pues con ello se han instaurado dinámicas pendulares entre la vida
citadina y la rural indígena, en la que obligadamente las personas que se encuentran
en esta situación, permanecen en constantes diálogos internos y externos con respecto
a la revalorización y fortalecimiento étnico de la comunidad, pero también existen
cuestionamientos y reflexiones sobre las condiciones de marginación, la política, el
desarrollo, la violencia en general y otras problemáticas actuales de las propias
comunidades.
Teresa es una de estas personas que encontró a su retorno la posibilidad de
reintegrarse a la vida local, vivió en primera persona las obligaciones que representa un
cargo y llegó a cuestionarse la violencia contra las mujeres que observaba durante la
impartición de justicia en la que ella se vio involucrada durante el periodo de su cargo.
Zenaida Pérez por su lado es otra mujer joven profesionista, soltera sin hijos.
Inicia su recorrido en el sistema de cargos desde el espacio municipal, posteriormente
es nombrada para ocupar otro cargo que no le implica estar todo el tiempo. A sus 29
años al momento de ser entrevistada, habría servido a su comunidad durante dos años.
Su incursión en otros espacios comunitarios ha hecho de ella una mujer joven con
inquietudes que la han llevado a reflexionar sobre la situación de las mujeres, su misma
inquietud desde la niñez la forjó a seguir preparándose e incursionar en otros espacios
laborales al tiempo que logró vislumbrar y revalorar su pertenencia étnica:
251
[…] esas otras dinámicas –se refiere su estancia fuera de la comunidad-, pues te
van dando otras perspectivas que no hay en la comunidad, o cuando me dijeron
que en la India las vacas caminan en la calle, pero cómo se conecta una con el
cambio, pero son cosas que no he tenido la oportunidad de estar mirando en la
cotidianidad, entonces creo que son
estas cosas que yo soñaba, de hecho
siempre dije que quería hacer otras cosas para no quedarme en un mundo que me
vio nacer, lo que después te permite ver mayores panoramas. Cuando fui a Bolivia
en el festival del cine indígena, cuando en la declaración inicial una parte de la
gente de la región, pasaron a hacer sus declaraciones en español, y luego me
dijeron que desde México estaba una compañera y me pidieron que hablara en
Mixe, ¡hazlo en Mixe!, la propia palabra genera respeto, que afortunada de hablar,
de haber nacido con eso y aprender a hablar otra lengua, aprende a valorar lo que
tienes, qué afortunada aprender a hablar de a gratis, creo que es lo que es un
plus, y tienes que refinar y valorar la identidad porque de lo contrario serías como
una persona cualquiera, y la identidad se da a partir de la lengua, pero tenías que
tener estas condiciones particulares para sobresalir en el espacio.
El aspecto y la revaloración de la identidad étnica en los marcos del ejercicio de
los cargos, suelen suceder continuamente en aquellas mujeres migrantes y con niveles
escolares superiores al promedio. Ella siendo una mujer joven profesionista que se vio
obligada a salir de su casa para seguir estudiando, hace una retrospección y logra
generar un proceso de revalorización de su propia identidad étnica. Sin embargo
también, la negación de llevar una vida “normal de las mujeres” de la comunidad, hace
común a Zenaida con otras mujeres profesionistas, quienes expresaban en sus
entrevistas las ganas de sobresalir a pesar de encontrarse en situaciones complicadas.
La gráfica 5 del anexo 10, revela que Zenaida:
Ha participado en mk (cargo en la administración municipal), wk por una ocasión
en cada una de ellas.
No ha participado en nk (cargo agrario), tk (cargo religioso), ck (comité de la
clínica), ek (comité de la escuela), xk (comité de la banda y jk (cargos y servicios
festivos)
252
Es decir, Zenaida ha participado en municipio kutunk y wenk kutunk con una
duración de un año en cada uno de ellos. Así, Zenaida aporta 2 años de servicio a la
comunidad.
Zenaida encuentra un punto de vista parecido al de Teresa: existe un alto nivel
de violencia contra las mujeres ¿cómo abordarlos? Sigue siendo un gran reto para ella,
y es desde ahí que tiene muy claro el entrecruce que existe entre el nivel de violencia,
la población y los cargos que asumen las mujeres de Tlahuitoltepec, el alcoholismo, así
como la complejidad que implica el abordaje de la violencia contra las mujeres,
empezando
con
las
constantes
contradicciones,
las
lógicas,
posibilidades,
oportunidades y limitaciones que significan los cargos para las mujeres.
Deogracia Díaz es la única mujer casada y jubilada por el sistema de salud en la
comunidad. Inicia su trayectoria de participación política y social en el ámbito del
municipio kutunk desde muy joven. Como ella misma menciona y lo constata el archivo,
fue quizás una de las primeras mujeres que se convirtió en titular de sus cargos en la
administración municipal. El liderazgo familiar y su profesión, le permitieron visibilizarse
como mujer con iniciativa propia y con participación activa. Lo anterior hizo que fuera
nombrada constantemente en los diferentes cargos más allá de su estado civil. Su caso
se torna poco convencional porque logra alternar su cargo con su pareja, ambos han
servido y fungido como titulares en los diferentes cargos en los que han sido
nombrados; sólo que a diferencia de su pareja, es a ella quien el pueblo la ha nombrado
en varias ocasiones como titular en los cargos municipales. Esta excepción viene
atravesada por varios elementos, como el hecho de que su pareja no sea de la
comunidad o que sea originario de un municipio con el cual Tlahuitoltepec ha mantenido
riñas añejas. Las gestiones para Deogracia al interior de su familia han sido un gran
reto, desde la negociación de sus responsabilidades de sus cargos fuera del espacio
doméstico, los trabajos del hogar y particularmente el diálogo constante con la familia
sobre sus nombramientos, que implícitamente rompe con el paradigma tradicional de
una pareja y el papel que han de asumir en los cargos y servicios en la comunidad. Este
caso único, demuestra rupturas y ajustes del sistema, que bien pueden ser vistos como
una oportunidad de participación ciudadana de las mujeres, o bien, como mecanismos
de transformación del ejercicio de la ciudadanía local encaminados al reconocimiento
pleno de los derechos políticos de las mujeres indígenas en los espacios locales más
allá de su estatus civil.
253
La gráfica 6 del anexo 11, muestra que Deogracia:
Ha participado en mk (cargo en la administración municipal) en cuatro ocasiones
Ha participado en ek (comité de escuela) y jk (servicios y comisiones festivos)
en tres ocasiones en cada uno
Ha participado en wk (otro cargos)en dos ocasiones
Ha participado en tk (cargos religiosos), xk (comité de la banda) una ocasión en
cada una de ellas
No ha participado en nk (cargos agrarios), ck (comité de la clínica)
Es decir, las participaciones de Deogracia en los cargos comunitarios se
concentran en el municipio kutunk por cuatro años, en escuela kutunk y jotmay kutunk
por tres años en cada uno de ellos, wenk kutunk por dos años, en tsap tëjk kutunk,
xuxpë kutunk por un año en cada uno de ellos respectivamente.
Al momento de ser entrevistada, Deogracia contabilizaba que de su tiempo
habría sumado un promedio de catorce años de servicio a la comunidad y es en el
municipio kutunk donde refleja que mayormente ha sido nombrada en repetidas veces.
Para ella los cargos le han exigido mucha responsabilidad, particularmente como
abridora de brechas para que más mujeres lleguen a los cargos de mando, esto implica
para ella, que las mujeres cargueras deben de asumir los cargos con mucha
responsabilidad y con un buen ejemplo.
El buen actuar de las mujeres muchas veces está atravesado con el ejercicio de
la sexualidad, particularmente por las dinámicas que se desatan entorno al
cumplimiento de los cargos. El caso de Clemencia lo confirma ella advertía a su
acosador: ¡Cómo vas a ser eso, qué ejemplo estamos dando si somos autoridades! La
preocupación de Clemencia aparte de sentirse acosada, también giraba en torno a las
percepciones que el entorno más inmediato pudiera construir con respecto a su actuar
como mujer autoridad. Así Deogracia, también considera que las mujeres deben de
llevar una responsabilidad más, cuidarse de los chismes, pero sobre todo, para ella es
muy importante que las mujeres no deben de entrar “ni a buscar maridos ni a buscar
pareja” porque no se entra a eso.
Otra de las mujeres entrevistadas fue María Torres, ella es costurera, madre
soltera y terminó la educación secundaria. Hija de campesinos, cuenta sólo con una
254
parcela registrada a su nombre. De joven inició su trayectoria de cargos. Se observa en
la gráfica que mayoritariamente ha tenido mayor participación en los espacios de
escuela kutunk (comité de escuelas), seguido de jotmay kutunk (servicios en espacios
festivos), y en la misma secuencia de participación se encuentra el municipio kutunk
(cargos municipales), tsaptëjk kutunk (autoridad religiosa), clínica kutunk (comité de
salud), xuxpë kutunk (comité de la banda) y wënk kutunk (otros cargos).
comparte su sentir con respecto a ser kutunk:
Cuando te nombran autoridad, no se debe de aceptar porque sí, el hecho de que
seamos nombradas autoridades es el resultado de no haber encontrado una vida
en matrimonio, es decir en pareja [...] -¿porque no hay vida matrimonial?- Sí, es
por eso que se nos nombra para estar en algún cargo; porque si existiera en mí la
vida matrimonial, pues sería el hombre quien fungiría como autoridad, es por eso
que me pasa eso a mí, paso y vivo mi vida sola, por eso se me encomiendan las
responsabilidades de los cargos, me han nombrado, eso ha sido muy pesado para
mí, no es una cuestión sencilla, ser autoridad no es cosa fácil, no es una situación
menos complicada, implica mayores responsabilidades, se sufre, se piensa sobre
todo cuando hay hijos, no hay tranquilidad cuando se es autoridad, se deja a los
hijos e hijas, cuando están en casa a veces no comen, ayunan todo el día,
cuando se da servicio a la comunidad, a los hijos se les abandona, hay mucho
sufrimiento, no hay tranquilidad, cuando doy mi servicio al mismo tiempo tengo
que estar pensando sobre las carencias y problemas en mi casa, cómo
resolverlas. Cuando las personas viven en pareja, la situación cambia y es
diferente; ellos tienen comida preparada en sus hogares, hay pues alimento
preparado, pero cuando una mujer vive sola, a veces no hay nada, llegas a tu
casa después de estar cubriendo tu jornada en tu cargo, pues no hay nada, todo
apagado, no hay lumbre ni calor, las hijas y los hijos ayunan y se mal pasan, eso
es ser autoridad. En realidad creo que tampoco es malo, porque permite que
aprendamos muchas cosas, como mujer, vas viendo cómo suceden las cosas, tu
mente despierta observando, adquieres mayores ideas, observas cómo se van
dando los cargos, miras y entiendes lo que sucede en torno al pueblo, sólo que
hay esa situación, dejamos el hogar y es una desventaja, la casa queda
abandonada, no ves nada, llegas no hay nada quien te ayude, quien te sirva y
haga la comida, esa es la desventaja, pero ser autoridad, no significa que no lo
hagas, cuando se acepta el cargo pues se ejerce, pasa, no es que no se acepte
255
María
pero eso implica, son los sacrificios, sobre todo cuando los hijos y las hijas están
pequeñas, pero cuando van creciendo, las complicaciones ya no son tantas,
aunque me nombren de autoridad, las hijas y los hijos ayudan.
La gráfica 7 del anexo 12, revela que María:
Ha participado en ek (comité de escuela), jk (cargos y servicios festivos) en tres
ocasiones en cada uno de ellos.
Ha participado en mk (administración municipal), tk (cargos religiosos), ck (comité
de la clínica), xk (comité de la banda), wk (otros cargos) en una ocasión en cada
uno de ellos.
No ha participado en nk (cargo agrario).
Es decir, que los cargos de María se concentran en escuela kutunk y jotmay
kutunk por dos años en cada uno de ellos, en municipio kutunk, tsap tëjk kutunk, clínica
kutunk, xuxpë kutunk y wenk kutunk por un año en cada uno de ellos. María ha
aportado con los cargos comunitarios 11 años de servicio gratuito a su comunidad.
María da cuenta de las tensiones y retos que han existido entre el ejercicio de su
maternidad y las responsabilidades de los cargos. Mujeres como ella, han logrado
aprender de los espacios de participación, particularmente para debatir y analizar la
situación de las mujeres. Según sus cálculos, alrededor de 15 años de servicio le ha
dado a la comunidad. Un aspecto relevante que hace notar María son las tensiones que
se generan entre las autoridades y las esposas de las autoridades, al respecto anota:
Es que cambia cuando eres tú la que tienes que dar la cara, pero sobre todo hay un
problema con las mujeres casadas, también ese ha sido un problema porque sus
esposos están en esos espacios, ellas se enojan porque estamos frente a frente con
los varones, por eso a veces digo que no está bien que a las mujeres se nos
nombre
autoridades, está mal también
que se piense que entramos por los
hombres, ellas no conocen cómo se da el proceso, pues una no entra para buscar
maridos, a una la nombran […] yo creo que la participación de las mujeres en el
cargo ayuda mucho porque te enteras de muchas cosas, conoces a las personas,
sabes qué significa dar un servicio, se sabe de los eventos, suceso, en realidad
pues aprendes mucho y sabes, a diferencia de que si estás en casa, pues no sabes
qué pasa en los espacios públicos, a veces dices, pues quien sabe que pasó, no sé
nada, pero cuando estás al frente siempre sabes, despiertas y aprendes muchas
cosas. Pero también veo que se minimizan a las mujeres, a veces hay ofensas, a
veces participamos en las reuniones y los hombres llegan a contradecirnos o a
256
atacarnos, no te dan tu lugar, no te toman en cuenta, siempre dicen: pues ella qué
nos puede decir si es una mujer. No sé en realidad qué es lo que se requiere, no sé
cómo pensar y reflexionarlo, a veces salen comentarios de que se pide igualdad
para hombres y mujeres y luego cuando vas conquistando espacios, como por
ejemplo el que yo haya sido comité de la banda, no puedo decir que
soy
exactamente como un hombre, no es posible, no se puede, aunque yo diga que soy
como hombre, quiero pensar como ellos, quiero lo mismo, creo que ahí hay
conflictos, sobre todo cuando te delegan trabajos muy pesados, esa es la
desventaja de las mujeres, entonces no hay igualdad, es lo que yo veo, aunque se
pida la igualdad, por un lado piensas en tus responsabilidades en casa y por el otro
lado tus obligaciones en tu cargo.
Esta reflexión hecha por María, devela el sentir subjetivo que desencadena el ser
kutunk desde las mujeres, en ese sentido podríamos anotar que los efectos, tensiones,
dinámicas, y principios de asumir los cargos, regulan la vida subjetiva de las mujeres, y
si bien, asumir un cargo implica una inversión de recursos concretos por parte de las
cargueras, habríamos de anotar que también implica una inversión subjetiva de carácter
psicológico al hacer frente a las responsabilidades en medio de estas tensiones
multidimensionales de vigilancia y poder, en tanto que las condiciones de igualdad
social y acciones desde la equidad siguen ausentes y en la medida que las obligaciones
–sobre todo para el cuidado de las y los hijos- no sean compartidas desde los hogares.
Así, mujeres madres solteras, siguen cargando con la responsabilidad de los cuidados
al tiempo que representan a su familia en la comunidad desde condiciones que no
necesariamente abonan al fortalecimiento de las mujeres, antes bien, las condiciones y
situaciones pueden ser de desventaja social en tanto mujeres y ésta se profundiza si no
existen fuentes permanentes de ingresos económicos.
Patricia López es una mujer profesionista, docente, soltera y madre de un hijo.
Cuenta con bienes propios y ha participado en los cargos que la comunidad le ha
asignado. En la gráfica se observa que es en el municipio kutunk (administración
municipal) donde ha tenido mayor participación, pasando por ser tsaptëjk kutunk
(cargos religiosos), clínica y escuela kutunk (comité de clínica y escuela) hasta jotmay
kutunk (comisiones y servicios festivos).
257
La gráfica 8 del anexo13, muestra que Patricia:
Ha participado en mk (administración municipal) en tres ocasiones.
Ha participado en tk (cargos religiosos)y jk (servicios y comisiones festivos)en
dos ocasiones cada uno
Ha participado en ck (comité de la clínica), ek (comité de la escuela), xk (comité
de la banda), wk (otros cargos) en una ocasión en cada uno respectivamente
No ha participado en nk (cargos agrarios)
Es decir, su participación comunitaria se centra en el municipio kutunk por tres
años, en tsäp tëjk kutunk y en jotmay kutunk por dos años cada uno y en clínica kutunk,
escuela kutunk, xuxpë kutunk, wenk kutunk por uno año en cada uno de ellos. Patricia
ha participado por 11 años en los cargos comunitarios.
Su trayectoria profesional ha sido su plataforma fundamental para poder asumir
los cargos conferidos. Encuentra que entre las mujeres solteras y mujeres casadas hay
una cierta diferencia, nos comparte lo siguiente:
Las propias mujeres casadas ya saben que el servicio lo da el marido, no ellas, así
crecieron, así lo viven y así va seguir siendo, pero mientras ellas no quieran dar
servicio no se va dar el cambio, depende de ellas nada más, de nadie más, las que
han de tomar la decisión serán ellas. Que una mujer le diga a su marido, bueno,
descansa este año, yo voy a dar servicio, pero la decisión la tiene que tomar ella, y
si quieren realmente y no esperarse a enviudar, pero depende mucho de la mujer,
no hay de otra.
El haber crecido y nacido fuera de la comunidad, le permite comparar la situación
y condición de las mujeres de otros municipios. Al principio, a ella sus nombramientos le
causaban conflictos como lo narra:
[…] a mí me costó los primeros cargos, la forma en que te llamaban y te imponían
las cosas, por ejemplo cuando fui mayordoma acá, yo estaba en la escuela y
fueron por mí, yo les dije: yo no me voy a ir, yo estoy acá, me insistieron que tenía
que ir al municipio, cuestiones de ese tipo, o cuando me llamaron no sé para qué,
al municipio, a la presidencia, creo que yo quería cambio, pues que en lugar de ser
vocal de primaria, les pedí que sólo atendiera la banda, porque ese mismo año
atendí la banda, pero no quisieron, entonces dije: cuando tenga todo listo, lo voy a
258
asumir, de todos modos, en noviembre entregué mi cargo de vocal y en diciembre
atendí la banda, y entonces no me contaron el periodo de descanso y de
recuperación.
El tratamiento violento que ha sentido ella para con los cargos, es que los
encargados que la citaron al municipio, fueron un tanto impositivos puesto que la
sacaron de su centro de trabajo, aunque habría explicado que ella por su propia cuenta
acudiría al llamado una vez que terminara su jornada. Esto no sucedió.
Un punto importante que anota Patricia es que encuentra diferencias
fundamentales entre una mujer madre soltera y una mujer casada; da cuenta que una
mujer al establecer una familia monoparental no tiene una figura masculina inmediata
que represente una limitante para la toma de decisiones, a diferencia de las mujeres
casadas. Se ha dado cuenta también de que el carácter de muchos servicios se
fundamenta en la responsabilidad que sienten los habitantes de retribuirle a la
comunidad mediante su servicio, el caso concreto es el de la capitanía:
Muchas personas no necesariamente ascienden en el sistema escalafonario, a
veces no implica un problema para las personas porque se quedan con la
satisfacción de haber cumplido con ese requisito, de ser ciudadano, en la
comunidad se tiene que atender a la banda en algún momento, dependerá de
cada persona, de ti, por eso te digo si lo pides, tú estás preparada, y dispuesta,
pues atiendes a
la banda, cuando no, pues no lo vas a pedir, pero si estás
viviendo en la comunidad, corres el riesgo de que cuando no haya alguien que no
esté pidiendo, te llamen y te digan que te toca y tienes que atender la banda, esos
casos se dan.
La doble naturaleza que puede tener la capitanía va en dos sentidos: que su
ejercicio pueda ser por voluntad propia o por imposición. Aunque este servicio ha de
transcurrir en las fiestas patronales, el meollo del asunto es el carácter sociopolítico que
tiene; la parte religiosa es un agregado fundamental que tiene una relación implícita con
la parte político-social, en esa imbricación es poco probable que se encuentren
servicios de capitanía que obedezcan y se fundamenten en una manda religiosa en
honor al santo patrono en cuestión. La naturaleza del mismo, hace que este servicio
forme parte de los cargos. Es el espacio potenciador por excelencia, en donde el
capitán o la capitana pondrán a prueba su capacidad de liderazgo, mando, respeto,
259
organización y diálogo. Patricia ha sido capitana, por tanto abrió el picaporte para que
pueda seguir ascendiendo en los cargos de la administración municipal como una
obligación y un derecho. Hasta ahora sólo ha sido suplente de una regiduría.
Desde otra situación, encontramos a Martha Pérez, ella es viuda, cuenta con
educación básica incompleta y es madre de cuatro hijos y una hija. A sus 45 años al
momento de ser entrevistada, contabilizó doce años de servicio a la comunidad. Al vivir
en una ranchería, su servicio ha sido pendular entre la cabecera municipal y la
ranchería, dos unidades administrativas independientes pero coordinadas. Es en la
ranchería donde tiene establecido su domicilio. A diferencia de las demás participantes,
ella se involucró en la dinámica de los cargos comunitarios desde su condición de una
mujer casada, sería su esposo, titular del cargo en el municipio kutunk en dos
ocasiones. Martha asume el cargo como suyo, pues a ella le implicó colaborar con su
esposo desde los mandatos de los roles de género.
Saber y asumir el cargo como propio –antes de ser viuda-, hace que ella pueda
defenderse ante los nombramientos abusivos que muchas veces experimentan las
mujeres viudas y/o solteras. Lo anterior se refleja en su trayectoria, mayoritariamente
confinada a los cargos del tsaptëjk kutunk (cargos religiosos) y sólo en una ocasión ha
sido parte de escuela kutunk. La mayoría de los cargos los ha asumido como mujer
soltera en los nueve años posteriores a su viudez:
Ha sido complicado para mí, porque los cargos son anuales, hoy ya no es
obligatorio ser madrina de fiesta, si siguiera existiendo su obligatoriedad, es muy
probable que siguiera en ello, ser madrina implicaba darle de comer a las bandas
en las fiestas, cooperación, la compra de las despensas, darle de comer a los
capillos y darle de comer al pueblo. Ser madrina implica gasto de dinero, del
tiempo y significa también abandonar a tu casa y a tus hijos durante una semana.
Se gasta mucho dinero al ser autoridad, ahora que ya no es obligatorio ser
madrina y ya no es vigente, creo que es mejor. Mira hermana –se refiere a mí- me
traían de un lado a otro, apenas descansas un año y luego otra vez, en el año que
no te toca vives en un mundo muy feliz, te la pasas bien, pero cuando te nombran
otra vez ¿Dónde conseguir dinero y cómo pagar las deudas que adquiriste en tu
cargo anterior? Así es como la gente se organiza. Ya no he sido autoridad, fui
cuando mi hija estaba muy pequeña, y las personas con las que fui autoridad, ya
fueron nombradas otra vez, ya están descansando. Como no hay dinero, por eso
260
me vine a trabajar a la ciudad. Así es la vida en la comunidad, ya fui autoridad
muchos años. Ser madrina era la obligación para las madres viudas y solteras y
sobre ellas recaía este cargo, abusan de ellas, siempre están de autoridad. […]
siempre se les nombra como mayordomas, mujeres solteras y en algunos casos
hombres solteros, pero sobre todo en las rancherías. Los hombres solteros en mi
rancho sí los nombran y luego tenías que darle de comer a tu compañero de
cargo; […] los hombres ayudaban, arreglaban instalaciones, limpiaban la iglesia,
pero ahora ya tiene piso la iglesia y es muy fácil, ya no implica mucho trabajo para
ellos.
La gráfica 9 del anexo 14, muestra que Martha:
Ha participado en jk (servicios festivos) en 7 ocasiones.
Ha participado en mk (administración municipal), y tk (cargo religioso) en dos
ocasiones en cada uno de ellos.
Ha participado en ck (comité de la clínica) y ek (comité de escuela) en una
ocasión en cada uno de ellos
No ha participado en nk (cargo agrario), xk (comité de la banda), wk (otros
cargos).
Es decir, las participaciones de Martha se centran en jotmay kutunk por siete
años, en municipio kutunk y tsap tëjk kutunk por dos años en cada uno de ellos, en
clínica kutunk y escuela Kutunk por un año en cada uno de ellos. Martha ha
participado por 13 años en los cargos comunitarios.
La situación de Martha es el caso paradigmático de mujeres viudas o solteras sin
instrucción escolar o con escolaridad básica trunca. La expresión “me traían de aquí
para allá” significa para ella que no podía descansar suficientemente para atender a su
familia y a dedicarse a buscar dinero para cumplir con el cargo y cuidar a sus hijos.
Estas experiencias de las mujeres son un claro ejemplo de la pluralidad de
recorridos y costos personales que las mujeres viven a lo largo del ejercicio de cargos,
son las implicaciones subjetivos y de recursos económicos sobre todo. Como se anota
al principio de esta tesis, las condiciones y situaciones de las mujeres son plurales y por
eso, sus experiencias al interior de la dinámica local de los cargos o el kutunkäjtën
serán diversas, lo que en cierta medida permite entender la complejidad que esto
implica para el análisis mismo de la dinámica de los cargos, que como he dado cuenta,
261
se encuentra en constantes ajustes, donde la presión externa y de las propias mujeres,
ha obligado a reaccionar al propio esquema, sistema y dinámica de participación, para
empezar por lo menos a plantearse la situación de las mujeres y el ejercicio de su
ciudadanía al interior de la comunidad.
Es una realidad que a pesar de que las mujeres participen activamente, el
reconocimiento a su aporte para la vigencia de la vida colectiva en términos de
inversión material no ha sido cuantificado, un análisis con esta naturaleza sería de
mucha importancia. En términos particulares cabría preguntarnos ¿cuál es la inversión
económica que hacen las mujeres al sistema durante la cobertura de sus cargos y
cuántas de ellas invierten en la regeneración de empleos directos con la contratación de
interinas o trabajadores del hogar para el cuidado de sus hijas e hijos?
En resumen, encontramos que las mujeres han desarrollado liderazgos propios
que les han servido para articular la vida colectiva y el replanteamiento de sus roles de
género al interior de la dinámica colectiva de los cargos. Un punto importante que
hemos de anotar es que para las mujeres solteras que son kutunk, sus hijas, hijos, sus
hermanas, tías, madres, son las primeras redes de apoyo con las que cuentan y que en
ciertas situaciones éstas, sirven de punto central de apoyo para las mujeres en casos
de conflictos, dudas y crisis durante sus cargos. Mientras que para los varones, serán
las esposas o sus familiares más cercanos quienes los acompañen durante su cargos;
sólo que a diferencia de las mujeres kutunk, estos tendrán menos posibilidad de
conflicto y si emergiera, estarían relacionados no con la violencia de género, sino con
la falta de experiencia para mandar y negociar los conflictos y/o por desvíos de
recursos.
Desde luego, cabe anotar que esta brecha entre las posibilidades de dar cargos
desde la ciudadanía local –derechos y obligaciones- las condiciones sociales
desfavorables para las mujeres y el acceso a recursos concretos para mantener sus
cargos, han hecho que al menos en el discurso de las mujeres se escuche ¡Yo también
he sido autoridad!, lo cual apela al reconocimiento de los aportes que han hecho las
mujeres hacia la comunidad.
262
V.V MUJERES Y HOMBRES EN EL MUNICIPIO KUTUNK
En esta parte hemos acotado los datos a siete de las nueve mujeres entrevistadas del
cuadro anterior. Estos casos fueron seleccionados de manera aleatoria y comparativa
frente a siete casos de varones. En nuestro universo de análisis tenemos entonces que
un hombre de los siete y una mujer de las siete entrevistadas no terminaron su primaria,
los mismos datos se reflejan para el caso de primaria completa. Ningún hombre ni mujer
entrevistada tiene secundaria incompleta; dos mujeres sí terminaron de cursar la
secundaria y sólo un hombre pudo hacer su nivel medio superior. Seis personas
terminaron su carrera, tres mujeres y tres hombres respectivamente y sólo un varón
terminó un posgrado.
Los oficios varían, para el caso de las mujeres encontramos a una costurera, una
empleada del hogar, una enfermera jubilada, una docente jubilada, dos profesionistas
independientes y una docente de nivel medio superior. En el universo de los hombres
encontramos a un carpintero, un campesino, un desempleado, un vendedor, un
profesionista independiente, un docente de licenciatura y otro docente de nivel medio
superior. En su mayoría, los varones están casados o viven en pareja, mientras que las
mujeres son solteras casi en totalidad.
En el cuadro 11 se observa que las siete mujeres, han estado presentes en los
diversos campos y formatos de participación. El promedio de edad es de 41 años. En
cuanto al estado civil se tiene que seis de ellas son solteras, de éstas, sólo una no tiene
hijos y sólo una es casada con hijos. La mayoría accedió a la escuela, desde educación
básica incompleta hasta licenciatura. Este grupo de personas se fue integrando
mediante referencias por bola de nieve y detección de informantes clave. De estas
siete mujeres, se realizó una sumatoria total de 60 años invertidos en el trabajo
comunal gratuito. De estos, catorce años fueron para municipio kutunk (cargos en el
municipio), siete para tsaptëjk kutunk (autoridades religiosas), tres para clínica kutunk,
nueve para escuela kutunk, tres para xuxpë kutunk (comité de la banda), seis wënk
kutunk (otros cargos) y 18 para jotmay kutunk (servicios festivos). Con estos datos se
aprecia una tendencia de participación de las mujeres en los campos de jotmay kutunk
(servicios festivos), seguido de municipio kutunk, luego de escuela kutunk, después
sigue tsaptëjk kutunk (autoridades religiosas), luego wënk kutunk (otros cargos) y
263
finalmente clínica y xuxpë kutunk (comité de la clínica y la banda). La ausencia de la las
mujeres se observa en mayor medida en näjx në kutunk (cargos agrarios).
Xuxpë
Kutunk
Wënkkutunk
Jotmay
Kutunk
Año total
de
servicio
0
1
1
3
1
1
3
11
Patricia López
45
Soltera
3
0
2
1
1
1
1
2
11
Martha Pérez
45
Soltera
2
0
2
1
1
0
0
7
13
32
Soltera
1
0
0
0
0
0
0
0
1
29
Soltera
1
0
0
0
0
0
1
0
2
53
Casada
4
0
1
0
3
1
2
3
14
2
0
1
0
1
0
1
3
8
Total de años por tipo de cargos
14
0
7
3
9
3
6
18
60
0
2
0
1
1
12
Clínica
Kutunk
1
Tsaptëjk
kutunk
Soltera
Näjx në
kutunk
45
Estado
civil
María Torres
Edad
Escuela
Kutunk
Municipio
Kutunk
Nombre
Cuadro 11: cuadro comparativo entre tipos y años de servicio de mujeres y hombres entrevistados.
S
MUJERESO
Teresa Jiménez
Zenaida Pérez
Deogracia Díaz
Clemencia
Martínez
38
Soltera
HOMBRES
1
Palemón Vargas
64
Casado
6
1
Toribio Vásquez
Rigoberto
Vásquez
47
Casado
4
0
1
0
0
0
2
1
8
1
0
0
0
0
0
0
1
2
Mario Díaz
44
Casado
1
1
0
0
1
0
2
2
7
Cenobio Gómez
39
Casado
1
1
2
0
0
0
0
1
5
Elfego Gómez
45
Soltero
Casado
5
1
0
0
1
0
1
4
12
2
0
0
0
0
0
0
0
2
20
4
4
0
4
0
6
10
48
34
Marcel Vargas
27
Total de años por tipo
de cargos
Soltero
Fuente: Elaboración propia con base en los datos obtenidos en campo y entrevistas
En comparación con el grupo de mujeres, los varones arrojan un promedio de
edad de 42 años. Se entrevistaron hombres con educación básica incompleta hasta
posgrado. Cinco de los siete entrevistados son casados, de este grupo, uno no tiene
descendientes, los dos restantes son solteros, uno con hijos y otro más sin hijos.
El total de servicio acumulado por los varones fue de 48 años, doce años menos
que las mujeres. De estos, 20 transcurrieron para municipio kutunk, cuatro para näjx në
kutunk (cargos agrarios), cuatro para tsaptëjk kutunk (cargos religiosos), ninguno para
clínica kutunk, cuatro de escuela kutunk, cero xuxpë kutunk (comité de la banda), seis
264
wënk kutunk (otros cargos) y diez en jotmay kutunk (servicios festivos). El espacio con
mayor participación masculina es el municipio kutunk, con 20 años frente a los 14 de las
mujeres; luego sigue jotmay kutunk con 10 años frente a los 18 años que invirtieron las
mujeres. En estos dos campos de participación, se modifican los años de servicio.
Mientras que para las mujeres, el Jotmay kutunk es el espacio con mayor cantidad de
años de participación, para los varones es en el municipio kutunk; para las mujeres el
espacio de mayor participación corresponde a los ámbitos festivos y para los varones
su relación y participación más visible es en la administración municipal del gobierno
local. Estos datos quedan corroborados en el cuadro 12.
Sexo/añ
os de
servicios
Municipi
o Kutunk
Näjx
kutunk
agrario
Tsaptëjk
kutunk
religioso
Clínica
kutunk
Escuela
kutunk
Xuxpë
kutunk
Wenk
kutunk
/otros
Jotmay
kutunk/
servicios
festivos
años
Cuadro 12: cuadro comparativos de años de servicios dados por hombres y mujeres
entrevistados de Tlahuitoltepec en los diferentes campos del kutunkäjtën.
Hombres
20
4
4
0
4
0
6
10
48
Mujeres
14
0
7
3
9
3
6
18
60
Fuente: elaboración propia con base en los datos recabados en campo.
Otro espacio con mayor número de años de inversión en los varones es para
wënk kutunk, con seis años, mientras que para las mujeres éste ocupa el quinto lugar;
sería el tsaptëjk kutunk el tercer espacio de mayor inversión de tiempo para el caso de
las mujeres.
En cuarto lugar para los varones lo ocupa el tsaptëjk kutunk (cargos religiosos),
empata con näjx në kutunk (cargos agrarios) y escuela kutunk, mientras clínica kutunk
y xuxpë kutunk (comité de la banda) no tuvieron ningún año de inversión para este
grupo tal como se esquematiza en el cuadro.
El resumen de este cuadro refleja las responsabilidades asignadas tanto a
hombres y mujeres, en donde
los roles tradicionales de género siguen siendo
determinantes; de esta manera es que podemos observar que los espacios para la
toma de decisiones y negociaciones en su mayoría son los varones quienes ocupan
estos espacios; aunque en el cuadro se refleje que la diferencia de participación sea
sólo de cuatro años, lo cierto es que las mujeres tienen posiciones y niveles de
265
participación en espacios administrativos, es decir, que no implican responsabilidades
de mando. Lo que también se puede ver es que los varones no cuentan con ningún tipo
de impedimento para ocupar cargos de titularidad al interior del honorable ayuntamiento
municipal, o al menos, no se toma en cuenta su estado civil. Los cargos periféricos
repetitivos que ocupan los varones y que les pueden implicar un ascenso lento o en su
caso, una limitada participación en la administración municipal, obedecen a otras
lógicas como la escolaridad, clase, lugar de residencia, discapacidad entre otros. Entre
mujeres también existe una diferencia en el acceso a los niveles de cargos en la
administración municipal; esto es, que los cargos en donde las actividades a desarrollar
se concentran para auxiliar a los titulares serán ocupados por mujeres que están
iniciando con la participación obligatoria de los cargos, mujeres con poca trayectoria,
bajo nivel de liderazgo o nivel educativo poco o básico, mientras que los cargos de
mando y toma de decisiones serán ocupados por mujeres con trayectoria visible en la
comunidad, esto como resultado de un recorrido relativamente regular en torno a los
niveles de los cargos.
De manera más detallada, en el siguiente cuadro podemos observar en qué
niveles y cargos de la administración municipal o del municipio kutunk participan
mayoritariamente las mujeres y los hombres. Es necesario anotar que en este esquema
se introdujeron el servicio de capitanía y las guardias de seguridad como parte
importante de los cargos del municipio kutunk en términos de coordinación de
actividades, así como de condicionantes para la participación en la administración
municipal de manera gradual.
En el cuadro 13, se puede observar que son en el nivel tres y diez donde aún las
mujeres no empatan con los varones. El primer caso corresponde el cargo de mayor de
vara y topiles y en el segundo, a la alcaldía. Para los mayores y topiles es usual que se
tenga como argumento el hecho de que este cargo implica retos físicos, pues se trata
de suministrar y vigilar la seguridad comunitaria mediante rondines, detenciones,
separación de personas en caso de riñas, así como implementar acciones para procurar
orden en caso de caos vial y de circulación. Aunque también estos cargos no han tenido
atención suficiente desde las propias mujeres; es decir, no han ocupado un punto
especial en la agenda local de las mujeres con respecto a qué tipo de cargos ocupan
las mujeres y por qué.
266
Es por ello que actualmente no existe un cargo que equivalga al mismo nivel para
las mujeres, se sobreentiende que por ahora, es un cargo ocupado sólo por varones; no
así en el caso de la alcaldía donde se ha contado con la experiencia y participación de
las esposas como las facultadas para llevar y organizar las actividades en ausencia de
los esposos120. Aunque la experiencia también revela que no ha habido una sola mujer
titular de este cargo a diferencia de la presidencia, en la que recientemente se tuvo ya
la primera mujer presidenta.
Con base en el cuadro 13, se refleja una sumatoria de 24 años de servicio de los
varones entrevistados, incluyendo la capitanía. Es en el nivel uno (Auxiliares y topiles)
donde han tenido mayor participación con 12 ciclos anuales. Para el caso de las
mujeres este ciclo se reduce a nueve años y al igual que los varones, es el espacio con
mayores años de servicio por ellas. El segundo nivel (capitanía) es el segundo más
ejercido, este servicio ha sido asumido por cuatro varones y tres mujeres.
Para el caso del nivel tres y cuatro, no se reporta ninguna participación de
ninguna mujer, esto en razón de que las guardias de seguridad tradicionalmente sólo
han sido ocupadas por varones hasta el día de hoy (mayores de vara). Para el nivel
cuatro (agente- nïmëj) el nombramiento de mujeres ha sido reciente, por lo que sólo se
reporta un ciclo anual de servicio a diferencia de los hombres, quienes reportan para el
tercer nivel, tres años de servicio y dos años respectivamente para el nivel cuatro. Otra
diferencia substancial son los niveles ocho y nueve, correspondientes a cargos de
titularidad de la presidencia y sindicatura, en estos niveles las mujeres no reportan
ningún año de servicio a diferencia de los hombres. El último nivel, correspondiente a la
alcaldía, no tiene ningún periodo de año reportado dentro de nuestro universo de datos.
En la tesis de licenciatura se ejemplificó la experiencia de una mujer, esposa de un ex alcalde.
Para mayor profundidad se puede consultar de Liliana Vargas Vásquez (2010), Las mujeres de
Tlahuitoltepec frente a la impartición de la justicia local y el uso del derecho internacional.
120
267
268
Si bien estos datos corresponden sólo a un grupo de hombres y mujeres
entrevistadas, no hay que perder de vista que las tendencias reflejan lo que sucede en
la mayoría de los casos, sobre todo porque sabremos que hay niveles de los cargos en
donde las mujeres aún no participan y las que logran participar, serán mujeres solteras
o mujeres con esposos migrantes, quienes en la mayoría se concentra en cargos
religiosos, educativos y de cargos auxiliares del municipio. De manera resumida
podemos observar el cuadro 14 en el que se reflejan los niveles y dinámica de
participación.
Cuadro 14: años de servicios de hombres y mujeres en los diferente niveles de
cargos del municipio kutunk
Nivel de cargos
Años de cargos
Mujeres
ejercidos por nivel
Hombres
Fuente: Elaboración propia
1
2
3
4
5
9
3
1
1
1
12
4
3
2
0
6
7
8
2
1
0
1
0
1
9
10
total
0
0
18
1
0
24
V.VI ESTATUS CIVIL Y CARGOS: ENTRE LA SOLTERÍA, EL CONCUBINATO Y
EL DIVORCIO
Como se ha demostrado, las mujeres en Tlahuitoltepec se encuentran activas en los
cargos, ya sea con las limitaciones, riesgos y costos que éstos pueda significar, ya que
sabiendo de la obligatoriedad de los cargos, asumen de manera consciente que en
algún momento de la vida, las personas de Tlahuitoltepec habrán de involucrarse en la
dinámica de los cargos.
A pesar de que las mujeres se involucran desde
condiciones sociales
inequitativas, ya sea desde los espacios privados o públicos, como mujeres casadas o
solteras, como madres o no, a lo largo de la investigación se pudieron plantear algunas
preguntas ¿Qué sucede cuando una mujer contrae matrimonio y cuenta con una
carrera previa de participación? ¿Qué pasa cuando las mujeres se divorcian o quedan
en la viudez después de haber cubierto sus cargos con sus esposos?
Estas preguntas encontraron eco en el análisis con respecto a la “trascendencia”
de los cargos para con las mujeres, particularmente cuando se asienta que el carguero
representa a su familia al mismo tiempo que se sostiene que las mujeres esposas de
las autoridades también asumen los cargos como propios, pues son ellas quienes a lo
269
largo de todo el ciclo anual, o en periodos de actividades las que toman la
responsabilidad del cuidado familiar, inclusive algunas se convierten en las
suministradoras de recursos económicos. Al respecto surgió la siguiente pregunta
¿Qué pasa cuando una pareja se separa y el varón vuelve a contraer matrimonio?
¿Qué pasa cuando las mujeres solteras con cargos previos contraen matrimonio? Se
hallaron las siguientes respuestas:
✓ Una mujer que asume el cargo como esposa de, no necesariamente se
apropia del ejercicio del cargo en tanto ella no aparece en los espacios
públicos, y por ende, el reconocimiento social lo adquiere el varón.
✓ En un eventual divorcio o separación, al hombre no le implica un desbarajuste
en su carrera pues lleva consigo su experiencia y reconocimiento social, su
recorrido seguirá en la lógica ascendente en el cargo municipal.
✓ A las mujeres no les cuentan ese cargo, sino que tendrán que asumir los
cargos tradicionalmente asignados a las mujeres solteras, inclusive iniciando
de nuevo en los cargos auxiliares y/o de mayordomía en la cabecera
municipal y rancherías, si el caso fuera de que no hubiesen asumido estos
cargos, previamente a su matrimonio. y/o en el periodo de su matrimonio; en
su condición nueva de soltera, es posible que se le reconozcan sólo los
cargos religiosos.
✓ En un posible escenario, en el que el hombre vuelva a contraer matrimonio o
decida vivir en pareja, será él quien representará a la nueva familia ante la
comunidad, sin que para él implique iniciar desde principio. Y será la mujer
quien renunciará a su participación previa pública y directa en los cargos.
✓ Las mujeres solteras con trayectoria previa en los cargos, pueden verse
limitadas al contraer matrimonio, pues será el esposo quien retomará los
cargos.
✓
Servicios como las capitanías dadas por las mujeres, no necesariamente
tienen trascendencia; si el varón no ha sido capitán, la probabilidad aumenta de que la
familia nuevamente tenga que ser capitán. No ocurrirá así si fuera el hombre quien
hubiera dado ese servicio siendo soltero. Mujeres divorciadas, o recién casadas ven
disminuidas su participación en los espacios públicos, particularmente en la toma de
decisiones en los ámbitos municipales, aunque para las mujeres divorciadas, en
apariencia su posibilidad de participación en los espacios públicos aumenta, pero
270
también dependerá de su liderazgo e interés personal así como de los recursos
concretos con los que cuente.
Estos breves análisis reflejan la complejidad de la situación femenina en torno a
los cargos, en ese sentido, el ejercicio de la ciudadanía a medias puede encontrar
resonancia en tanto que el derecho a la participación política puede verse mermado por
la cultura machista, en la que las mujeres no son vistas como sujetas de derecho para
la participación en la administración municipal como tomadoras de decisiones, más allá
de su estatus civil y maternidad.
V.VII GÉNERO Y MATERNIDAD EN LOS CARGOS
La participación femenina implica tanto para las madres solteras como para las esposas
de las autoridades, cargas de trabajo adicional que las obligan a organizar
detalladamente sus quehaceres domésticos; principalmente las mujeres solteras con
cargos son las que se ven en la necesidad de armonizar sus actividades del hogar y las
actividades durante el tiempo que duren en el cargo. De esa manera, los cuidados de
los hijos y las actividades programadas durante el año o semanas de servicio, exigen
administrar el tiempo para no descuidar ambas responsabilidades. Para la mujer
soltera, la familia se convierte en la principal fuente de apoyo, principalmente para la
atención de sus hijos; la madre (abuela), hermanas, cuñadas, comadres, hijas mayores
y vecinas son parte de la configuración de la red inmediata de apoyo, una especie de
economía solidaria del cuidado que habrá de existir en los periodos de las actividades,
esta red solidaria indirectamente abona a una economía indirecta y solidaria para la
dinámica local de los cargos y del gobierno local.
Las mujeres en periodos de lactancia permanecen con sus críos durante sus
labores, ideándose mecanismos de cuidado; esta situación ha sido discutida por las
mujeres y por la comunidad, sobre todo porque representa una jornada triple, entre la
lactancia y el cuidado neonatal, las actividades en el cargo y el cuidado de la familia en
general. Ante tal situación, la misma comunidad mediante el estatuto comunitario en el
artículo 38 expresa lo siguiente “Para designar como Autoridad Comunitaria a una
mujer, se tomará en cuenta el crecimiento integral de sus hijos que estén en periodo de
lactancia”.
271
Estos reajustes han sido producto de los mecanismos de análisis interno y de las
reflexiones que las mujeres han realizado, expresadas sobre todo durante la
recolección de información. Dos de las posiciones encontradas durante las entrevistas y
charlas se veían constantemente; las mujeres que pugnaban por mayor participación y
aquellas que encontraban una sobrecarga de actividades y veían como un castigo la
asignación de los cargos en tanto madres solteras. Estas contradicciones se han
encontrado en otras comunidades indígenas, como el caso expuesto por Cristina
Velásquez:
En el proceso electoral municipal del año de 1998, un grupo de aproximadamente 40
mujeres del municipio de Asunción Tlacolulita, Oaxaca, demandó su derecho de ejercer por primera vez- el voto en la asamblea de elección de su municipio, mismo que se rige
por el sistema de Usos y Costumbres. Aunque esta demanda sufragista no prosperó,
encontraba su razón de ser en una exigencia de igualdad de género para ejercer el
derecho ciudadano de votar en el contexto de una problemática política interna, en el cual,
seguramente el voto de las mujeres hubiera hecho la diferencia. […] Tres años después
durante el proceso electoral municipal del año 2001, otro grupo de mujeres del mismo
municipio, demandó de manera contraria su derecho a no ejercer el voto en la asamblea
de elección, expresando no sólo su total acuerdo con el respeto a los usos y costumbres
tradicionales según los cuales las mujeres no participan políticamente, no votan y no son
electas en cargos: sino argumentado que el ejercicio del voto tenía efectos negativos,
pues se corresponde –según su sistema tradicional de organización social política- con la
obligación
de ocupar cargos, prestar servicios o dar cooperaciones comunitarias,
situación que iba en detrimento del tiempo necesario dedicado a la atención de la familia y
de las actividades productivas (Velásquez, 2003, 151-152).
Aunque en Tlahuitoltepec se cuenta con una norma escrita para regular los
mecanismos de participación en los cargos ¿Cuántas de las mujeres saben de su
existencia, cuántas acceden a ella y cómo ha impactado en la organización
comunitaria? En Tlahui, esta normatividad tiene varias debilidades: 1) no ha sido
socializada ante la comunidad, 2) tiene una percepción parcializada, 3) se rige por la
estructura de normatividades previas como el reglamento de la ley agraria que hace
mención de la unidad agrícola-industrial de la mujer y la comunidad o las mujeres no
saben nada al respecto.
272
Estas y otras anotaciones podemos encontrar, sin embargo, queda claro que el
estatuto comunitario encuentra su espíritu en el sistema de cargos donde mujeres y
hombres tienen la obligación de participar, no siempre en las mismas condiciones, pero
que de existir mayor fortalecimiento educativo en las mujeres, el estatuto y la misma
oralidad pueden convertirse en una fuente de referencia, de identidad y de apelación
como en el siguiente caso se comparte:
Es que mira, sí ayuda cuando sabes del estatuto, o te enteras de lo que se habla en la
asamblea, vas a saber de qué se habla, qué acuerdos existen y te puedes defender, por
ejemplo, yo sí lo sé, pero, no dudo que haya gente que no sepa que hay tal estatuto, que
hay un pequeño apartado que dice que se debe de respetar esa parte. Así por ejemplo el
año pasado cuando mi bebé estaba muy pequeña, de dos meses y se realizó una reunión
y yo pensaba que ya me iba a poner, pues, y entonces le dije al director de la escuela, yo
todavía estaba en reposo por lo de mi nena, le dije que no podía ir porque estaba en
reposo y le dije que si me ponían ¿no?, que yo no iba a poder porque estaba mi nena y
que había un estatuto en donde decía que las mujeres quienes estaban amamantando o
tenían bebés, no podían dar cargos. Eso fue lo que dije, pero yo ya sabía que puedo
defenderme con eso, pero te digo, hay muchísima gente que no lo sabe121.
Estos mecanismos de regulación reciente, ponen en teoría nuevas reglas al
carácter muchas veces involuntario de los servicios. Por un lado las mujeres saben y
dan cuenta de las contradicciones que implica la participación ciudadana local en los
cargos; en primer lugar las voces de las mujeres dejan ver implícitamente que es un
compromiso más, particularmente con el entrecruce del ejercicio de la maternidad,
más aun
cuando sus hijos o hijas son aun dependientes del cuidado de ellas.
Reconocen también los costos que implican los cargos comunitarios tanto para ellas
como para sus hijos e hijas, particularmente hay una apreciación generalizada sobre el
abandono a la familia.
La visión encontrada entre la visión positiva y alentadora de las mujeres solteras
profesionistas y la de un sector de mujeres casadas que demandan mayor participación
femenina
frente a la situación real que viven las mujeres madres solteras; no
necesariamente hablan de las mismas experiencias, ni necesariamente tienen puntos
121
273
Entrevista a Leticia Martínez, agosto 2014.
de encuentro. Así es cómo las lecturas que afirman que la participación femenina se
efectúa bajo el reconocimiento pleno de los derechos humanos, sólo porque hay
obligatoriedad de participación en los cargos, llegan a ignorar las condiciones reales y
diversas que
las mujeres deben de sortear, y que desde las resistencias y
creatividades cotidianas, luchas, demandas y ejercicio de las obligaciones comunitarias
las mujeres las asumen, paradójicamente convirtiéndose en fuentes y conquistas de los
derechos comunitarios y recursos
apelativos ante un caso de abuso en los
nombramientos internos. Esto inclusive trasciende al mismo tiempo el marco de los
derechos políticos de las mujeres que busca que las mujeres voten y sean votadas ante
un cargo popular, en el caso de Tlahuitoltepec esto parcialmente se ha venido
cumpliendo en la lógica de la obligatoriedad ciudadana con respecto al espíritu y
derecho colectivo de la comunidad, pero ¿No son las condiciones sociales las que
están desfasadas entre las condiciones y posibilidades de participación política de las
mujeres fuera y dentro de las comunidades atravesadas por las condiciones de
marginación, pobreza, clasismo, machismo que se resume en un racismo estructural?
Encontramos así y ante el colonialismo actual, que en la comunidad de
Tlahuitoltepec es la responsabilidad y participación del individuo lo que permite
mantener vigente la vida colectiva y éste a su vez rige la participación individual antes
que la participación individualizada busque un reconocimiento, empleo, liderazgo,
visibilidad en un puesto político desde el cual la persona asuma un poder vertical que
obvie las demandas y necesidades del pueblo que gobierna. No es desde ahí donde se
colocan los liderazgos de las mujeres a nivel local, más bien, los liderazgos en parte
tienen que ver con la honorabilidad no sólo a las palabras sino de las acciones, es decir,
con el hecho de haber cumplido con las obligaciones sociales, que en mucho, las
mujeres han aportado como parte de las vindicaciones étnicas y políticas colectivas e
individuales, desde la rebeldía de algunas por mandar a la escuela a sus hijas e hijos
hasta aplaudir ahora las participación de las mujeres en los diferentes campos de
participación del kutunkäjtën.
274
VI REFLEXIONES FINALES
“Un cargo implicó regresar a mis raíces, también como persona, recuperar el tiempo perdido,
convivir otra vez con mi familia que tenía muchos años de no hacerlo, regresar a mis orígenes,
de donde soy realmente, de mi pueblo, y que también cuando me salí esa era la meta, no huir
tanto sino sobresalir, ser profesionistas y ¿por qué no? Cuando me nombraron y me lo comentó
mi madre, me dijo que tenía que regresar y dar mi servicio, pero regresar algo que me dio el
pueblo, bien o mal, ahí nací, ahí crecí, y ahí es mi cultura, mi identidad, entonces es regresarle
algo a mi pueblo de lo que aprendo en la ciudad”
Entrevista a Teresa Jiménez, Tlahuitoltepec 2013.
Las perspectivas sobre los sistemas de administración y organización político-social en
las comunidades indígenas son tan variadas como la diversidad cultural y étnica en
México. Los abordajes a las formas de organización tanto política y religiosa desde los
sistemas de cargos a través de la antropología, han sido una línea fundante que se ha
abocado a entender las estructuras y sistemas organizacionales tanto de los pueblos
indígenas, rurales y actualmente, en algunas zonas urbanas con una marcada tradición
de la cultura prehispánica; pese a la gran riqueza teórica, hemos encontrado que no se
reflejan el papel y la importancia de la experiencia comunal de las comunidades,
mujeres y hombres indígenas, como resistencia, creatividad, y estrategia ante las
políticas liberales de administración gubernamental (Leif Korsbaek, 1995, 1996, 2008;
Pedro Carrasco, 1979; Saúl Millán, 2005; Saúl Ramírez, 2006; Hilario Topete, 2005ª,
2005b).
Por tanto, la revisión de marcos teóricos sobre la participación de las mujeres en
las formas de organización social y políticas de las comunidades indígenas, ya sea
desde los sistemas de cargos y desde la perspectiva feminista, ha arrojado datos
cualitativos que merecen tener mayor atención (Dalia Barrera, 2002, 2006, 2011; Dalia
Barrera y Alejandra Massolo, 2003; Paloma Bonfil, 2002, 2003; Patricia Castañeda,
2002; Margarita Dalton 2012), pues encuentro en ellos un vacío en cuanto a que se
abordan a las mujeres indígenas como actoras fuera de las formas de organización
político-social de los pueblos indígenas y no como parte de los cuerpos vivos que las
formas de organización social representan para las comunidades,
cuerpos en transformación continua, en devenir,
es decir; como
en los que eventualmente, las
estrategias y luchas políticas anticoloniales heredadas y remembradas por la historia
colectiva y la colectividad histórica, puedan ser acuerpadas en el espíritu comunal de
275
las normatividades, que en lo concreto se traducen en los trabajos, planes, acciones,
negociaciones de las personas en el marco comunitario y comunal, así como en la
integración de las personas a un cuerpo vivo de la organización social y política de las
comunidades, que como cuerpo vivo, experimentan malestares y momentos de
integralidad y de tensión.
Pero es innegable también, que los estudios feministas enmarcados en la
visibilización de la participación de las mujeres indígenas al interior de sus comunidades
(llámese sistema de cargos, gobierno municipal, sistemas de cargos religiosos) tienen
varios puntos importantes, como la visibilización de la participación de las mujeres en sí
misma y de la relación de desigualdad entre hombres y mujeres en las organizaciones
sociopolíticas, en la que los roles tradicionales de género, ubican a las mujeres en una
relación subalterna frente a los varones. Sin embargo, estas visiones corren el riesgo
de ignorar la capacidad para el ejercicio de poder que tienen las propias mujeres
indígenas desde un contexto de marginación, ya sea para resistir, negociar y analizar
las situaciones de discriminación al interior de las propias comunidades y fuera de ellas.
Un abordaje distinto implicaría comprender que las actividades colectivas públicas que
eventualmente proyectan la separación de roles colectivos de género entre varones y
mujeres, si se dan en situaciones de marginación y colonialidad, se convierten en
estrategias reivindicativas de aquello que hace justamente diferente al gobierno
indígena frente a la idea de la democracia liberal.
La socióloga guatemalteca Gladys Tzul (2015) ha realizado un acercamiento
desde el sentido de lo común y habla del sistema de gobierno comunal como una
respuesta a las ideas y conceptualizaciones sobre el indígena arcaico, o los usos y
costumbres como tradiciones repetitivas, los cuales ocultan para la autora, las
posibilidades emancipadoras y la construcción de estrategias políticas e históricas que
han mantenido los Pueblos Indígenas a lo largo del tiempo. La célula gobierno comunal
y comunidad indígena, implica para la socióloga la existencia de un sistema de
gobierno, que gobierna y administra tanto los recursos naturales como las dinámicas de
las comunidades. Y es desde ahí también que la autora rescata lo comunal, porque no
solamente enuncia que las sociedades indígenas no se gobiernan individualmente, sino
para ella es el acuerpamiento para la resolución de problemas cotidianos producidos de
manera comunal. Lo comunal es también para la autora un ruido para el sistema de la
democracia liberal donde prima lo individual sobre lo colectivo (Tzul, 2015).
276
Encontramos también que las formas de organización social y del gobierno
comunal las que hace referencia Tzul, son mecanismos que marcan la diferencia entre
una sociedad individualista y colectiva mediante el sentido de lo común que tejen las
identidades étnicas de los Pueblos Indígenas.
Por eso el kutunkäjtën de Tlahuitoltepec se separa tajantemente del sistema de
cargos, porque en principio implica inmanentemente compromisos, obligaciones y
derechos de las personas con respecto a asumir una responsabilidad individual y
colectiva para con la comunidad. Significa que es participar desde una inercia comunalcolectiva, toda vez que el kutunkäjtën no sólo forma parte de la vida comunitaria de toda
persona de Tlahuitoltepec, sino que dinamizada mediante el ser, estar y servir desde la
corporeidad personal y desde el cuerpo colectivo, se hace viva esta forma de gobierno
hacia lo común. Esa experiencia comunal histórica permite que la etnicidad no sólo sea
vivida desde lo individual, sino desde una identidad colectiva.
Visibilizar, legitimar y remembrar la pertenencia étnica colectiva, abre camino a
las personas no sólo en los espacios en el kutunkäjtën en el caso de Tlahuitoltepec,
sino que permite la gestión de los derechos para el acceso a los recursos concretos
propios de la comunidad como el disfrute de los recursos naturales administrados por el
municipio, así como gozar del respaldo de las instituciones comunitarias si una persona
ha de requerirlo en algún momento. Hallazgos parecidos encontró Desirée Bornardel
(2014) en su tesis de maestría con respecto a la participación de las mujeres en las
mayordomías en Xochimilco, como mujeres devotas reconocidas por la comunidad.
Por otro lado, encontramos que el kutunkäjtën (ser autoridad) tiene como
basamento fundamental el trabajo gratuito desarrollado entre las personas y hacia la
comunidad. Esto significa que el mecanismo dinamizador de los cargos en
Tlahuitoltepec es el trabajo gratuito –el tequio-, sin embargo, el trabajo no sólo se limita
a dinamizar a los componentes de kutunkäjtën, sino ajustarlos en caso de requerirlo.
También se reconoce que el trabajo es parte de la criba invisible que moldea a nivel
individual para que las personas puedan o no, seguir en una participación política-social
ascendente conforme a la idea de un sistema escalonado, pues éste no sólo se limita a
dinamizar a las personas, sino hace que haya interacción, convivencia, establecimiento
de redes, de compromisos y de valoraciones subjetivas y objetivas sobre el ser kutunk
de una persona; esto significa que a través de la convivencia mediante el trabajo, las
personas sabremos el tipo de carácter y responsabilidad asumida por cada quien.
277
Sobre estas y otras dinámicas, las personas de Tlahuitoltepec son parte
generadora de otras riquezas, por ejemplo aquellas que se ubican en el plano de la
complejidad discursiva sobre los derechos y obligaciones de las personas, o aquellas
críticas constructivas contra la violencia; el análisis de las condiciones económicas de
las personas de Tlahuitoltepec o los temas culturales, los cuales han servido incluso de
elementos moldeadores del rumbo de las demandas y plataformas del ser, estar y servir
como kutunk en la comunidad.
Observamos que el cuerpo vivo y dinámico de la esencia del kutunkäjtën, no sólo
se circunscribe a las actividades que habrán de emprenderse a lo largo de un ciclo, sino
que su dinámica se fundamenta en que ese trabajo ha de ser desarrollado de manera
gratuita y colectiva; la obligatoriedad de ese trabajo y desde la investidura de una
autoridad guía, sea como madre o padre de la comunidad, se convierte en el
mecanismo que hace común la participación de todas las personas más allá de la clase.
Al referirnos aquí a la madre o padre, no es en términos de relaciones filiales, sino la
recuperación y compartición de las experiencias de las personas más grandes que
fungen como guía de las generaciones venideras.
También, el kutunkäjtën de hombres y mujeres de Tlahuitoltepec, se ubica y
transcurre en un sistema híbrido de participación social y política entre la administración
municipal, la agraria, la impartición de justicia, la vida religiosa y de los programas
gubernamentales de “desarrollo” y aparatos de seguridad ¿Qué los hace un espacio
común? El trabajo gratuito y la obligatoriedad de los oriundos de servir a la comunidad.
El involucramiento de las mujeres en las dinámicas sociopolíticas tiene como
basamento la colectivización y lo común de los trabajos y estos acontecen en paralelo a
los ajustes que el kutunkäjtën va experimentando a lo largo del tiempo, el cual se ha
visto obligado a reconocer la necesidad, obligatoriedad y urgencia de involucrar a las
mujeres en los diferentes espacios de decisión como se ha visto en la administración
municipal, donde las mujeres son titulares de sus cargos al interior del gobierno
municipal y su administración; sin que ello necesariamente signifique que las
condiciones y situaciones sociales sean iguales entre varones y mujeres en la
actualidad.
Falta abonar lo que Paloma Bonfil, Dalia Barrera e Irma Aguirre (2008); Verónica
Vásquez (2010); Margarita Dalton (2012), encuentran en sus múltiples investigaciones,
y es que las mujeres titulares de sus cargos, poseen lo que Rosa Simón (2015)
278
describe como un capital social diferenciado, marcado por el nivel de escolaridad,
clases, profesión y estado civil. En cierta medida es aquí donde debemos de tener
cuidado, hablar de un espíritu comunal de servicio no debe de llevarnos a borrar las
diferencias sociales que existen al interior de las propias comunidades, ya sea por
género, clase, discapacidad y edad, porque desde esas diferencias, las mujeres
indígenas se desprenden de sus recursos para dar sentido y tener cabida en lo común,
pero que paradójicamente desde la colectividad, no necesariamente aparece como un
interés colectivo el visibilizar la situación y condición de subalteridad y discriminación
contra las mujeres. Pocas propuestas existen para atender estos vacíos internos, lo
cual tampoco significa que no existan prácticas alternativas de empoderamiento
colectivo para la visibilización y revaloración de las mujeres indígenas en sus
comunidades.
También hemos encontrado que la paulatina participación de las mujeres no
necesariamente ha sido consecuencia de un proyecto comunitario de agenda de género
impulsado al interior de la propia comunidad; esto revela en cierta medida que no
necesariamente una mayor participación de las mujeres implica un cambio substantivo
de sus condiciones sociales y políticas locales resultado de un impacto inmediato en la
redefinición y re significación de los roles de género en el marco del ejercicio de los
cargos. Sin embargo, el aporte fundamental de la participación de las mujeres -lo cual
es irreversible- es que se han abierto las puertas a las nuevas generaciones, cosa que
no sucedía masivamente hace cuatro o cinco décadas.
Otro punto importante que se ha de señalar es que a pesar de que los roles
tradicionales de género son muy marcados también se han abierto puertas de discusión
sobre los derechos de las mujeres y su situación, condición y participación como
kutunk, un ejemplo de ello fue el foro convocado por la autoridad de Tlahuitoltepec
realizado en el marco del 8 de marzo del 2016 y transmitido por radio, donde las
mujeres reflexionaron sobre lo que implica para ellas el ser autoridad, cuáles son los
problemas que atraviesan y cómo el control social del cuerpo entre las mujeres y por la
sociedad en general, afecta o limita el desarrollo integral de las mujeres. La violencia de
género sigue ocupando hoy un lugar importante en las discusiones de las mujeres.
¿Qué estrategias comunitarias y desde lo comunal se requieren para atender este tipo
de situaciones? Ese es el gran reto que enfrentamos la mujeres y hombres de
Tlahuitoltepec.
279
Generar las condiciones de igualdad para la participación de las mujeres en el
kutunkäjtën en términos más igualitarios, es un gran reto que no sólo le corresponde a
la autoridad y la comunidad, sino también a un Estado capaz de desarrollar políticas
públicas que tengan como principio básico inmanente el reconocimiento crítico acerca
de que la elaboración tradicional de las políticas públicas ha sido desarrollada, en una
sociedad multi y pluricultural, enfocada en atender a una sociedad mono cultural. Luego
entonces, plantear acciones desde y por una sociedad diversa, tendría como resultado
grandes canales de comunicación y acciones con pertinencia cultural o culturalmente
situadas.
Por otro lado, la participación de las mujeres en Tlahuitoltepec ha sido el
resultado de los contextos específicos sociales tanto internos como externos, que
pueden ser interpretados como estrategias colectivas y oportunidades individuales,
como el hecho de que hoy para las mujeres existen mayores posibilidades de acceso
educativo, o la aparición de las familias mono parentales con jefas de familia; las
migraciones nacionales e internacionales, los discursos de los derechos humanos, así
como la consciencia colectiva de la etnicidad; estos son algunos de los fenómenos que
han incidido de manera indirecta para que las mujeres cada vez se involucren más en el
ejercicio del kutunkäjtën, aunque esto no se traduzca por ahora, en una mejoría
significativa de las condiciones sociales de vida para ellas como tampoco significa que
todos las formas de participación política y social de las comunidades indígenas sean
intolerantes a la participación de las mujeres, el caso de Tlahuitoltepec queda fuera de
los postulados de que “los usos y costumbres” “los sistemas de cargos” “los municipios
indígenas” entre otros, no dejan participar a las mujeres, más bien lo que
hemos
observado es que las actitudes abiertas al rechazo de la participación de las mujeres en
los cargos, los maltratos o la descalificación de la partición de las mujeres, -ya sea por
parte de los hombres, de las mujeres o de la comunidad en general-, no sean toleradas
abiertamente como sucedía años atrás.
También los ecos de los movimientos feministas han llegado a instalarse en las
dinámicas locales mediante la intervención de grupos organizados y colectivos a través
de los trabajos enfocados a la realización de talleres de sensibilización en materia de
violencia de género y en algunos casos, han dado como resultado la conformación de
redes de trabajo o grupos de jóvenes y mujeres. El trabajo de las organizaciones civiles
280
ha sido determinante, particularmente en el desarrollo de proyectos de sensibilización
en materia de género.
Pero la participación política y social de las mujeres, no necesariamente se
traduce en una participación en igualdad de condiciones como se anotaba, más bien,
para las mujeres de Tlahuitoltepec ser kutunk puede tener varias miradas: ya sea como
un castigo, como una conquista de espacios, como una obligación, como un medio,
como un espacio de aprendizaje, como un mecanismo de fortalecimiento de identidad,
un derecho o un revés que atenta con los derechos individuales de las mujeres. Estos
mismos hallazgos han sido encontrados por Cristina Velásquez (2003).
Esta pluralidad de apreciaciones encuentra sustento en las historias personales
de cada una de las mujeres entrevistadas, ya sea por el grado educativo que poseen,
sus proyectos personales, la clase, el estatus civil y el ejercicio de la maternidad. Un
aspecto evidente que ha incidido en la transformación de los cargos y la mayor apertura
para la participación de las mujeres
es la relación estrecha entre el acceso a la
educación, los procesos de empoderamiento personal de las mujeres –relacionados con
la toma de decisiones con respecto a sus proyectos de vida- y las demandas cada vez
más enmarcadas en el ejercicio de los derechos políticos individuales; sin que
necesariamente éstos deban de estar en constante choque con las obligaciones de los
derechos comunitarios y colectivos.
En ese sentido podemos encontrar que el acceso educativo se ha convertido en
una ventana de oportunidades para las mujeres con respecto a la participación en el
gobierno local. El acceso a la educación institucionalizada también ha servido como un
recurso para la reflexión de las propias mujeres con respecto a las condiciones de su
participación en kutunkäjtën, en la que se han dado cuenta de que con el trabajo de
mujeres madres, solteras y esposas, se han abonado a la vigencia del sistema local de
organización social, al tiempo que poco a poco se cuestionan las condiciones de
marginación, discriminación y violencia de género al interior del mismo.
El mecanismo de participación mediante el fundamento filosófico de la
colectividad, tiene un gran reto, pues no ha podido poner en diálogo las obligaciones
comunitarias y la representatividad de las familias desde los derechos individuales. En
ese sentido, se observa que no es que los derechos colectivos necesariamente se
contrapongan a los derechos individuales, antes bien, son las instituciones y las
ideologías machistas las que tendrán que ser transformadas para considerar a las
281
mujeres como representantes también de las familias en los diversos espacios de toma
de decisiones a fin de lograr condiciones dignas y de igualdad para la participación
social y política de ambos sexos. Ha de quedar claro que las reminiscencias machistas
en las instituciones no son propias de las comunidades indígenas únicamente, como
tampoco lo es el poco interés que pudiera haber en materia de la agenda de género.
En el kutunkäjtën y desde las mujeres, existe una lógica invisible de
discernimiento y a manera de criba, las mujeres madres solteras y profesionistas han
proyectado mayores posibilidades de ocupar cargos de titularidad en el sistema de
administración municipal frente a las mujeres solteras con poca instrucción escolar, lo
cual indica que los accesos y las limitaciones no son homogéneos en esta supuesta
obligatoriedad y posibilidad de participación.
También encontramos que el kutunkäjtën en la comunidad no es una estructura
rígida; las fisuras que experimenta pueden convertirse en ventanas de oportunidades
para las mujeres, como lo demostró el nombramiento de la primera presidenta municipal
Sofía Robles, que iba contra todas las posibilidades de ser elegida para ocupar el cargo
máximo de la administración municipal según los mandatos locales: mujer viuda que no
es originaria de la comunidad, ni pertenece a otro municipio mixe, no tuvo titularidad en
algún cargo previo en la administración municipal, como persona no recorrió el sistema
escalafonario que se supone toda persona debe de recorrer; sin embargo; ha sido el
único caso en que los cargos ejercidos por su pareja Floriberto Díaz, pudieron ser
retomados por ella y reconocidos por la propia comunidad. Un aspecto importante es
que ambas partes –tanto la mujer y el hombre- desarrollaron liderazgos comunitarios y
de reconocimiento local, regional y nacional, mediante acciones que impulsaron la
reflexión de los derechos indígenas y acciones que buscaron atender la organización e
inquietud de las mujeres Mixes del Tlahuitoltepec, de la comunidad de Tlahuitoltepec y
de toda la región Mixe122.
En el 2011 habría de ser electa Sofía Robles como la primera presidenta municipal. Su
nombramiento atravesó una serie de cuestionamientos: particularmente el lugar de origen y el historial
de sus cargos comunitarios dados no de manera escalonada como mujeres; ello provocó que se
realizara en otra asamblea comunitaria una nueva ronda de votación con la cual fue ratificada su triunfo.
Al respecto, Damián Martínez Vásquez (2012) recupera una parte las discusiones ríspidas que se
desataron a raíz de esta elección. También es necesario anotar que la postulación necesariamente tuvo
que haber pasado por el reconocimiento al liderazgo propio de Sofía Robles, como el hecho de haber
sido una de las primeras impulsoras para la organización local de mujeres en espacios para la
122
282
La pregunta final aquí es ¿Es necesario que una mujer permanezca sola ante
una eventual separación, divorcio, viudez para que pueda ser nombrada? La misma
pregunta podría ser respondida por otro caso anómalo: una mujer que llega a ser titular
de los cargos en la administración municipal en su condición de mujer casada, y sobre
la base de que su pareja proviene de un municipio Mixe con el que Tlahuitoltepec en
años anteriores tenía conflictos de linderos. Entre estos dos casos paradigmáticos y
opuestos se revela que hay un arcoíris de posibilidades de participación que habrá de
nutrirse con las mismas herramientas que las propias mujeres han ido desarrollado y
fortaleciendo, como el mayor acceso a la educación, el fortalecimiento económico y el
desarrollo de liderazgos comunitarios que ponen en diálogo estas limitantes y
posibilidades de oportunidades de participación y desarrollo de la comunidad desde las
propias percepciones comunitarias.
Aunque siga habiendo una percepción de que el escalafón no es un camino
totalmente abierto para las mujeres, cierto es también que existen hombres jóvenes
conscientes de esta desigualdad social, que si bien no hacen suyas las inquietudes de
género, sí suman su esfuerzo en los trabajos colaborativos que paulatinamente se van
observando en el mayor involucramiento en el cuidado de los hijos y en la negociación
de las actividades en los cargos. Tomamos a este último como ejemplo de que la
representatividad de las familias no monoparentales, puede darse tanto por las esposas
y los esposos, diversos casos concretos ya se pueden observar en parejas jóvenes y
de profesionistas.
Desde el punto de vista político, encontramos que los municipios que están
dentro del catálogo de elección mediante sistemas normativos internos, no limitan sus
formas de gobierno solo al mecanismo de elección, sino que existe una multiplicidad de
formas de gobierno local en todo el territorio oaxaqueño que reflejan dinámicas,
conflictos, procesos y lógicas internas propias, así podemos encontrar municipios
indígenas en los que sus autoridades perciben una remuneración económica simbólica,
del lado opuesto encontramos a municipios y comunidades donde la lógica de la
remuneración no tiene cabida. En ambos casos también hay una multiplicidad de
formas de participación de las mujeres, desde aquellas comunidades y municipios que
producción de hortalizas, costuras y otros proyectos a pequeña escala, pero que involucraba a varias
mujeres en Tlahuitoltepec.
283
no dejan opinar a las mujeres hasta aquellas donde las mujeres llegan a cargos de
decisión, pasando por municipios que mantienen a las mujeres en cargos auxiliares que
no implican necesariamente el involucramiento en la administración municipal.
Encontramos también que los municipios con población indígena, gobernados por
partidos políticos no necesariamente reflejan que las mujeres indígenas estén llegando
a ocupar puestos de mando; pues sólo 9 de 153 municipios eran gobernados por
mujeres al 2015, de éstas no existen datos certeros sobre cuántas son indígenas.
Así mismo es necesario anotar que, no todos los municipios con sistemas
propios de elección se encuentran libres de tensiones, a menudo existen grupos de
choque que se encuentran infiltrados en los grupos locales de poder, inclusive de
afiliación partidaria. Tampoco todos los municipios con sistemas normativos internos
son indígenas. Tlahuitoltepec es un municipio con más del 95% de la población
indígena y en el que
la presencia de afiliación partidaria no es tan visible. Los
constantes ajustes de formas de organización social en el estado, los municipios, las
dinámicas jurídicas, los movimientos sociopolíticos, han definido los rostros locales de
los sistemas de gobierno local de cada comunidad.
Los mecanismos de participación comunitaria de las mujeres indígenas vistos
desde los estudios de género y la antropología política y jurídica, tienen grandes
pendientes para comprender no sólo los sistemas políticos diversos que existen en
territorio mexicano, sino ante todo, está pendiente el deshilvanar los componentes de
los gobiernos locales que bien pueden abonar en el desarrollo de estrategias
comunitarias de participación de las mujeres para el buen vivir. Es pues necesario
rescatar metodologías propias de reflexión que pudieran abonar a las miradas
constructivas para el desarrollo de sociedades más igualitarias y diversas.
Una perspectiva de acercamiento es la del Wejën Kajën discutido, teorizado y
analizado por personas oriundas de la comunidad de Tlahuitoltepec y de la región mixe,
y que hace referencia a los procesos de aprendizaje comunitario; pero valdría la pena
rescatar el espíritu formativo y socializador del conocimiento desde y al interior del
sistema del kutunkäjtën, así pues éste y los diferentes espacios físicos podrían ser y
son espacios de formación, es decir, un wejkaj-tääjkën (espacios y lugares de
aprendizaje) para mujeres y hombres que más allá de convertirse sólo en espacios de
aprendizaje, también son generadores de experiencia, que luego se vuelven nichos de
intercambio de saberes de todas las personas sobre el papel del ser kutunk, en ese
284
sentido, todas las mujeres tendrían que tener acceso a esos conocimientos puesto que
son en esos espacios donde se adquieren y se encuentran las herramientas
pedagógicas para la apropiación y generación de los discursos –políticos-filosóficoscomunitarios y comunales. De esta manera, el sistema del kutunkäjtën en Tlahuitoltepec
no es un componente más de la comunidad, pues en sí mismo es la columna vertebral
sobre la cual gira la vida comunitaria establecida sobre el principio del kumuuny
tyunk123.
Así pues, es verdaderamente un desafío para la antropología, entender lo que
para los pueblos y sus habitantes significa el sistema de cargos, no en términos de la
estructura, sino con base en los principios filosóficos sobre los cuales descansa y se ha
construido la lógica de los cargos en las comunidades, siempre con el compromiso de
visibilizar y desmontar la naturalización de las limitaciones del desarrollo de las mujeres
basadas en ideologías machistas. Bajo esta lógica pues, hay una oportunidad
enriquecedora para México en términos de entender que si para la democracia el voto
es el camino, para las comunidades la asamblea y las diversas formas de participación
local también son componentes de esa democracia incompleta como la existente en
todo México; esto tampoco significa que dejemos de señalar los grandes pendientes
que requieren ser entendidos y atendidos desde la pluralidad de voces, desde los
diversos rostros y experiencias, en la que los usos y costumbres, tanto de las
comunidades y el Estado -unos limitantes y otros condescendientes- hacia con las
mujeres indígenas, tendrán que tener un rostro, en desuso y en el que la gestión de los
imaginarios en las mujeres con un interés por ocupar cargos de decisión sea una acción
desde las agendas de género, sin dejar de cuestionar las inequidades sociales reales
entre hombres y mujeres y las situaciones y condiciones colectivas de marginación y
colonización.
Finalmente, es imprescindible traer a discusión los componentes o resquicios de
políticas coloniales que han limitado la inclusión de las mujeres en la participación
política local como resultado de la discriminación y racismo estructural, un ejemplo claro
de ello fue y ha sido no sólo el uso de la lengua española, sino su imposición como la
única válida en un país pluricultural y plurilingüe, pues como ya se anotaba en las
páginas anteriores, fueron los varones quienes lograron dominar el castellano como
123
Trabajo en común.
285
lengua franca, y con ello paulatinamente llegaron a ocupar cargos de importancia al
interior del gobierno local, limitando de esa manera la participación tanto de mujeres y
hombres monolingües.
Pensar
también
actualmente
en
los
contenidos
educativos
desde
la
monoculturalidad o maquillados como interculturales con el abordaje historiográfico de
los pueblos indígenas considerados desaparecidos o inamovibles; ha condenado a que
las reflexiones en torno a la vida política mexicana y a los análisis de la construcción e
historia de la democracia mexicana, estén plagadas de grandes vacíos teóricos,
mismos que han tenido como resultado, políticas paternalistas, neo folkloristas y
asistencialistas, caracterizadas por su lejanía de una democracia real y poco incluyente
de las voces plurales de hombres, mujeres y de los sistemas de administraciones
políticas plurales de los pueblos indígenas en México. En ese vacío, queda evidente el
hecho de que el ejercicio de las ciudadanías indígenas se les quiera vaciar de su
contenido identitario, étnico y comunal, y con ello, el intento de homologación desde las
definiciones de las ciudadanías liberales, quedando clasificados como ciudadanías de
segunda. Esto peligrosamente ha llevado a que se deje de ver, que es el sistema
democrático moderno debilitado, el que da cabida a una clasificación involuntaria o
voluntaria de ciudanías de segunda, en tanto que se ignora que el acceso, el ejercicio y
la garantía de los derechos humanos individuales y colectivos, lastimosamente están
atravesados por las intersecciones de posición social, raza, etnia, género, orientación
sexual y discapacidad; y es en
estas intersecciones donde las mujeres indígenas
caminan a contracorriente de manera situada como anota Donna Haraway 124. Y tienen
124
Donna Haraway (1995) discute en su libro acerca de la objetividad del conocimiento científico
occidental, argumenta que busca “una escritura feminista del cuerpo que, metafóricamente, acentúe de
nuevo la visión, pues necesitamos reclamar ese sentido para encontrar nuestro camino a través de todos
los trucos visualizadores y de los poderes de las ciencias y de las tecnologías modernas que han
transformado los debates sobre la objetividad. Necesitamos aprender en nuestros cuerpos, provistas de
color primate y visión estereoscópica, cómo ligar el objeto a nuestros escáneres políticos y teóricos para
nombrar dónde estamos y dónde no, en dimensiones de espacio mental y físico que difícilmente sabemos
cómo nombrar. Así, de manera no tan perversa, la objetividad dejará de referirse a la falsa visión que
promete trascendencia de todos los límites y responsabilidades, para dedicarse a una encarnación
particular y específica. La moraleja es sencilla: solamente la perspectiva parcial puede ser tenida como
responsable de sus monstruos prometedores y de sus monstruos destructivos, todas las narrativas
culturales occidentales sobre la objetividad son alegorías de ideologías de las relaciones de eso que
llamamos mente y cuerpo, […] La objetividad feminista trata de la localización limitada y del conocimiento
situado, no de la trascendencia y el desdoblamientos del sujeto y el objeto. Caso de lograrlo, podremos
responder de los que aprendemos y de cómo miramos. que mirar desde abajo no es fácil y no es menos
problemático […] Las posiciones de los subyugados no están exentas de re-examen crítico, de
286
como fortaleza el espíritu colectivo irreverente de su trabajo gratuito, (muchas de ellas
llevando, cargando y comprando platos y dando de comer) y con ello,
mantienen
vigente las demandas étnicas y de género frente al Estado y frente a la sociedad
mexicana en general.
descodificación, de deconstrucción ni de interpretación, es decir, de los dos modos hermenéuticos y
semiológicos de la investigación crítica. Los puntos de vista de los subyugados no son posiciones
inocentes. Al contrario, son preferidos porque en principio tienen menos posibilidades de permitir la
negación del núcleo interpretativo y crítico de todo conocimiento (p 326-328). Este manera de
acercamiento, no tiene otras pretensiones que visibilizar lo que observo en el terreno práctico y que no
busca universalizar los hallazgos. Lo aquí se muestra es una parcialización del conocimiento y se busca
un diálogo político de los saberes.
287
GLOSARIO
CECAM: Centro de Capacitación Musical y Cultura Mixe.
IDH: El índice de Desarrollo Humano es calculado por el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) y es una medida de potenciación que indica que las
personas, cuando disponen de las capacidades y oportunidades básicas, están en
condiciones de aprovechar muchas otras opciones. Considera tres componentes: vida
larga y saludable, educación y nivel de vida digno e incluye indicadores tales como
esperanza de vida o tasa de mortalidad infantil, matriculación y alfabetización. Para la
tesis se usaron los datos interpretados sobre el censo de población 2005, se puede
consultar en el siguiente enlace: http://www.undp.org.mx/IMG/pdf/Oaxaca.pdf
Iipxy yukp: veinte montañas, veinte vegetaciones.
IPG: El Índice de Potenciación de Género (IPG) indica la medida en que las mujeres
participan activamente en la vida política y económica.
PROCEDE. Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares
(PROCEDE).
Kumuuny tyunk: trabajo colectivo.
Kutunk: persona que está ocupado un cargo.
Kutunkäjtën: Ser y estar de autoridad.
Texy: Plato
Xaamkëjxp: Tlahuitoltepec.
Xaam jää’äy: persona originaria de Tlahuitoltepec.
Xuxpë: Músico instrumentista, hombre o mujer.
Wejkaj-tääjkën: espacios y lugares de aprendizaje.
288
ANEXOS
Anexo 1: Cuadro de distribución municipal de habitantes y localidades de Santa María Tlahuitoltepec
Mixe y rezago social.
N°
Localidades
Habitantes
Categoría política
Grado de rezago
social
1
Santa María Tlahuitoltepec
2
3
Flores
Nejapa
4
Cabecera municipal
Medio
339
319
Agencia/localidad
Agencia/localidad
Alto
Alto
Santa Cruz
511
Alto
5
Tejas
417
Medio
6
Santa María Yacochi
996
Agencia/localidad
Consejo de desarrollo
comunitario/Localidad
Agencia/localidad
7
Frijol
125
Localidad
Alto
8
Juquila (metal grande)
53
Alto
9
Santa Ana
569
10
Mosca
176
Localidad
Consejo de desarrollo
comunitario/Localidad
Localidad
11
12
13
14
15
Guadalupe Victoria
Metate
Patio Arena
Laguna
Magueyal
512
87
14
58
181
Agencia/Localidad
Localidad
Paraje
Localidad
Localidad
Alto
Alto
Muy alto
Muy alto
Muy alto
34
Paraje
Muy alto
16
Escobilla (Rancho Guadalupe)
3,452
Medio
Medio
Alto
17
Red
499
Paraje
Alto
18
Esquipulas (Zempoalsúchitl)
47
Paraje
Alto
19
Aguilucho
31
Paraje
Alto
20
Carrizal
111
Paraje
Alto
21
Chilar
118
Paraje
Alto
22
Piedra Redonda
165
Paraje
Muy alto
23
Carbón
110
Paraje
Alto
24
Salinas
36
Paraje
Alto
25
Lagartija
13
Paraje
Muy alto
26
Paloma (PDJK'NKKDM)
18
Paraje
Alto
27
Chorra Vista
70
Paraje
Alto
28
Arroyo frijol
102
Localidad
Alto
29
Barrio Santuario
32
Barrio
Medio
30
Kuppetsy Jëm
136
Paraje
Medio
31
Barrio Juquilita
43
Barrio
Medio
32
Barrio San Lucas
199
Barrio
Medio
33
El Crucero
26
Paraje
Alto
34
Cerecillo
57
Paraje
Alto
Fuente: estimaciones del CONEVAL con base en el Censo de Población y Vivienda 2010.
289
Anexo 2: Centros educativos en las localidades de Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca.
Escuelas
Localidades
1.Centro de
Castellanización
Centro
1 2 3 4 5 6 7 8
10
Preescolar
Nejapa
1 2 3
6
1. Primaria
Mosca
1 2
2. Secundaria/telesecundaria
Santa Cruz
1 2 3
6
3. Nivel Medio Superior
Guadalupe
1 2 3
Victoria
4. Educación Especial
El frijol
1 2
5. Escuela de Música
Flores
1
2
3
6
7
Tejas
Santa María
Yacochi125
Santa Ana
1
2
3
6
7
1
2
3
6
7
1
2
Laguna
Magueyal
4
9
8
9
2
Albergues
7.
INEA
8.
Centro
de
Aprendizaje
Comunitario.
9
1
6.
9.
CONAFE-preescolar
10. Nivel superior
Metate
1 2
Fuente: Elaboración propia con base en la revisión de fuentes diversas.
Se incluye Santa María Yacochi al pertenecer al municipio de Tlahuitoltepec. Es la comunidad
más grande después de la cabecera municipal. Tiene la categoría de agencia municipal y tiene una
absoluta autonomía con respecto a la cabecera municipal. Yacochi tiene su propia variante dialectal,
instituciones propias, fiestas patronales, nombramiento y cambio de autoridades, funciona de manera
independiente y su relación con el municipio es por cuestiones administrativas. El resto de las
comunidades y agencias del municipio no sólo pertenecen al municipio de Tlahuitoltepec, sino
étnicamente son de Tlahuitoltepec, (xaam jää’äy).
125
290
291
Anexo 4
4
Fuente: elaboración propia.
292
Anexo 5: cuadro cronológico de participación de las mujeres de Tlahuitoltepec. Titulares de regidurías, sindicaturas, presidencias y secretarías.
Año
Presidente
1982
Suplentes
1983
Suplentes
Síndico
Secretaría del
Presidente, Síndico y
Alcalde.
Julieta Pérez Martínez
Secretaria del Síndico
Deogracia Díaz Gómez
Gudelia Gonzales
Jiménez.
Secretaria del Alcalde
Tesorería
Municipal.
1985
Sofía Martínez Vásquez
1986
Francisca Vásquez
Pérez
Suplentes
Virginia Pérez Díaz
Carolina Vásquez
Cardozo
1997
2001
2004
2006
2007
Sofía Díaz Gallardo
Araceli Jiménez Vásquez
Rosalba Vásquez
González
2008
2010
Suplente
2011
Suplentes
2012
Suplentes
2013
Suplentes
Elena Hernández
Vásquez
Patricia López Delgado
Francisca Martínez Pérez
Bárbara García Díaz
Sofía Vásquez Martínez
María Luisa Pérez González
Adelina Gallardo
Deogracia Díaz
Trinidad Díaz Martínez
Balbina Jiménez Vásquez
Caritina Vargas Orozco/Patricia
López Delgado
Sofía Díaz Robles
Hernández
Sofía Vásquez
Martínez
Francisca Cardozo
Rosa Vargas/Celia
Francisca Vásquez Pérez
Francisca
Deogracia Díaz Gómez
Martínez Pérez
Fuente: elaboración propia con base en los datos obtenidos de la revisión del archivo municipal.
293
Regidores
294
295
296
297
298
Estado
civil
Edad al
momento
de la
entrevista
Nombre
Anexo 15 Cuadro de personas entrevistadas
María Torres
45
Soltera
Patricia López Delgado
45
Soltera
Martha Pérez
45
Soltera
Teresa Jiménez
32
Soltera
Zenaida Pérez Gutiérrez
29
Soltera
Deogracia Díaz
53
Casada
Clemencia Martínez
38
Soltera
Paula Vargas Martínez
53
Soltera
Leticia Martínez
32
Soltera
Victoria Vásquez
Palemón Vargas
Hernández
Toribio Vásquez
Rigoberto García
Vásquez
Mario Díaz Gallardo
33
soltera
64
Casado
47
Casado
34
Soltero
44
Casado
Cenobio Gómez
39
Casado
Elfego Gómez
45
Soltero
Marcel Vargas Vásquez
27
Casado
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