Dedica su vida a la conservación de la naturaleza, en especial, a los procesos ecológicos que impulsan la distribución y abundancia de las poblaciones animales en el espacio y el tiempo. Se trata de Guillermo Fandos (Madrid, 1988), biólogo, especializado en Zoología y máster en Biología de la Conservación. “El objetivo final de mi investigación es avanzar hacia una ecología predictiva más fiable y, en consecuencia, aportar conocimientos críticos para apoyar una mejor conservación de la biodiversidad”, expone. Pero, es mucho más de lo que dice, se podría decir que un estadista de la conservación: “Me considero una mezcla de biólogo de campo y friki de los datos, que disfruta trabajando con grandes conjuntos de datos, mientras implemento nuevos métodos estadísticos para responder a preguntas en biología de la conservación”.
“En mi investigación, combino distintos tipos de datos y enfoques metodológicos para construir una ciencia ecológica más integradora que pueda delinear los procesos que rigen las respuestas de la biodiversidad a los cambios ambientales en o, a través de, distintas escalas espaciales y temporales”. Explica la clave final de todos esto: “Si comprendemos mejor por qué las especies están donde están, podremos mejorar las predicciones sobre cómo cambiará esto en el futuro y contribuir a encontrar soluciones para los grandes retos en la biología de la conservación de nuestro tiempo. Identificar los sesgos en los datos de biodiversidad existentes y sus causas”.
Ha estado trabajando sobre cómo se distribuye la información sobre biodiversidad en el espacio y el tiempo, y cómo podemos superar estos sesgos usando modelos estadísticos a los datos recogidos sobre individuos, poblaciones y comunidades, recalca Fandos.
“Si comprendemos mejor por qué las especies están donde están, mejoraremos las predicciones sobre cómo cambiará esto en el futuro, encontrando soluciones para los grandes retos en la biología de la conservación de nuestro tiempo”
A este biólogo, la pasión por la conservación le viene de casta. Y es que, a menudo, la educación marca los caminos profesionales. Como en este caso. Fandos recuerda que desde muy pequeño sus padres le inculcaron la pasión por la naturaleza, le decían que su sonajero eran las ramas de los pinos de la sierra de Cazorla. Hijo también de biólogo, relata que su padre le despertó desde muy temprano el interés por la biodiversidad, y, lo que es más importante, “ese aspecto más crítico de analizar las interacciones entre las especies y su relación con el medio que las rodea”. Académicamente, resalta que su director de tesis, José Luis Tellería, siempre ha sido un referente en su carrera como investigador y docente.
Volviendo a sus investigaciones. ¿Qué medidas entonces habría que tomar para lograr avanzar hacia una biología predictiva más fiable? “Estamos en un momento donde las redes mundiales de seguimiento de la naturaleza están mejorando rápidamente nuestra capacidad de observar y comprender los patrones de cambio de la biodiversidad en todo el mundo”, destaca Fandos. “Sin embargo”, advierte, “a diferencia de la ciencia del clima, los biólogos no tenemos marcos de modelización compartidos y exhaustivos para proyectar los cambios en la biodiversidad en el espacio y tiempo”.
“Es urgente desarrollar modelos precisos para pronosticar el cambio de la biodiversidad, identificar las necesidades de datos, orientar estrategias de conservación eficaces y priorizar la conservación de las especies y los ecosistemas más amenazados”
Por eso, reclama: “Es urgente desarrollar modelos precisos para pronosticar el cambio de la biodiversidad, identificar las necesidades de datos, orientar estrategias de conservación eficaces y priorizar la conservación de las especies y los ecosistemas más amenazados. En resumen, la modelización se ha vuelto más indispensable que nunca para transformar los datos en inferencias que respalden las decisiones de conservación”.
Llegados a este punto, cabe mencionar el relevante papel que el desarrollo tecnológico desempeña en el avance del seguimiento y la modelización de la biodiversidad. Por ejemplo, existen animales huidizos, difíciles de observar. “Sin embargo, el desarrollo de herramientas de seguimiento pasivo, como el fototrampeo o las grabadoras de sonidos, que realizan un registro continuo de la actividad de la vida silvestre a lo largo del tiempo, han permitido un boom en el seguimiento de las especies esquivas o nocturnas”. Ejemplos que menciona son los carnívoros o murciélagos, sobre los que ahora puede obtener información valiosa sobre su distribución y abundancia.
Además, los avances en tecnología de sensores remotos, como satélites y drones, permiten una caracterización del hábitat en el que viven las especies a un alto nivel de detalle, resalta Fandos. Y resalta que, sobre todo, “ahora existen avances en la informática, inteligencia artificial y potencia de cálculo sin precedentes que nos permiten disminuir la incertidumbre de nuestros modelos y desarrollar mejores estrategias de conservación basadas en datos. Tenemos que pensar de forma más estratégica sobre cómo aprovechar todos estos datos y capacidad computacional para responder a las preguntas más difíciles”.
“Ahora existen avances en la informática, inteligencia artificial y potencia de cálculo sin precedentes que nos permiten disminuir la incertidumbre de nuestros modelos y desarrollar mejores estrategias de conservación basadas en datos”
Y está convencido de que los ciudadanos, en general, podemos hacer mucho para evitar que la situación empeore. Es más, el mismo está desarrollando un proyecto relacionado con ello: “Exploro la ventaja de integrar los datos recogidos por estudios científicos con la ciencia ciudadana para proporcionar estimas más sólidas sobre la distribución y abundancia de las especies”.
Los resultados no sólo supondrán un avance en la ciencia ecológica, sino que también darán lugar a información esencial para mejorar las directrices y políticas de conservación de la biodiversidad, asegura. Y respecto a los estudios actuales del Grado de Biología defiende: “Necesitamos que nuestros estudiantes tengan una formación adecuada y motivadora en la biología de la conservación cuantitativa”, defiende.
“Uno de los mayores retos será vincular de una manera más estrecha ciencia y conservación, algo a menudo difícil de conseguir”
A día de hoy, tras pasar cuatro años en Alemania como investigador, ha vuelto a España como Profesor Ayudante Doctor en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Una vez de vuelta, ¿cuál es su objetivo como investigador? “Establecer y consolidar un grupo de investigación multidisciplinario en la biología de la conservación cuantitativa en la UCM para comprender y predecir cómo y por qué está cambiando la naturaleza, las consecuencias de esos cambios y qué medidas de conservación se pueden aplicar en cada caso”.
Y concluye que es consciente de que, ahora, “uno de los mayores retos será vincular de una manera más estrecha ciencia y conservación, algo a menudo difícil de conseguir”. Con la pasión que transmite por lograrlo, fijo que lo conseguirá.
Comentarios sobre esta publicación