Que nadie se preocupe en buscar el manuscrito de mi libro “Ventana al futuro”. No existe. Es un signo de estos tiempos.
Como este escrito, que estoy escribiendo con un teclado de pc conectado a mi móvil, es una gotita de bits perdida en internet.
Por eso, esta época es tan efimera como los segundos que el lector tarde en leer este escrito. Mientras que todavía podemos leer textos inscritos en tablillas de barro de hace seis mil años, nuestra actualidad desaparecerá en cuanto se desconecte internet. Y sí, eso sucederá.
En realidad, buena parte de mi único libro en papel, hasta ahora, es una transcripción de varios vídeos que subí antes a mi canal principal de internet. Youtube tiene una herramienta que convierte la palabra hablada en texto para los subtítulos en ficheros de texto. No tuve más que bajar esos ficheros y adaptar el texto en capítulos de mi libro.
Luego, Amazon publica cada ejemplar independientemente según la demanda. Así que, que cada propietario de un ejemplar que sepa que su ejemplar es un ejemplar único e incomparable.
Es la facilidad de estos tiempos, pero que los convierte en un época olvidable. Este progreso, esta tecnología, nos ha convertido en un tiempo que no perdurará. Como todo, todo tiene sus ventajs e inconvenientes.
Ahora, mi enhorabuena a los que logren conservar uno de los pocos ejemplares de mi libro que firmé de mi puño y letra. Quién sabe, puede que incluso tenga algo de valor al ser un ejemplare totalmente único y sin igual. Quién sabe.
Por cierto, ciertamente es más cómodo escribir con un teclado físico de verdad y no con el dedo en el teclado virtual de la pantalla. Aunque creo que hay ya quien ni tan siquiera usa teclado sino un programa de reconocimiento de voz para escribir directamente. Próximamente, supongo, acabaré igual. Todo sea por la comodidad.