Guatemala es considerado un país de tránsito de drogas, pero ¿cuánto se queda para el consumo?, ¿qué tan fácil es conseguir estupefacientes en la ciudad?
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Personas fuertemente armadas, camionetas agrícolas último modelo y crímenes atroces. Es lo primero que se piensa cuando se habla de narcotráfico y drogas.
Esa realidad se ve alejada y sacada de una serie de televisión, pese a que Guatemala es utilizado como ruta de paso por grandes cárteles de droga y se cree que municipios completos son gobernados por narcotraficantes.
Pero ¿Guatemala es solo un país de paso? ¿Qué pasa con el consumo? ¿Qué tan fácil es conseguir drogas en la ciudad?
Según el Ministerio de Gobernación (Mingob), en 2023 se decomisó en Guatemala drogas ilícitas valuadas en más de 1,600 millones de quetzales (Q1,615,102,821), monto que representa poco más del presupuesto asignado al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) para todo el año.
Eso es solo lo decomisado, mucho más cruza el país con rumbo al Norte, pero ¿cuánta droga se queda y se consume en Guatemala?
Los "niños buzón"
Aunque no existe una estadística clara del consumo y comercio de droga en el país, el Ministerio de Salud registró 17 fallecimientos en 2023 por sobredosis de opio, cocaína, marihuana y heroína, de los cuales dos eran niños entre los 5 y 9 años. Aunque reconocen que existe un subregistro muy elevado.
¿Es fácil encontrar droga en la Ciudad de Guatemala?
Soy502 acompañó a un consumidor a realizar sus compras "habituales" en varios sectores.
Contrario a lo que muchos creerían, esta venta se realiza en plena luz del día. Esta es la narración de lo que descubrimos:
Era un día entre semana como cualquiera. El sol estaba radiante y no eran más de las 10 de la mañana. Nos encontramos en la Plaza de la Constitución.
Turistas, trabajadores y muchas más personas caminan en su cotidianidad.
A los lejos se observa a un grupo de vendedores ambulantes que han colocado sus puestos de artesanía y bisutería entre el Portal del Comercio y la Plaza.
El olor a hierba seca quemada era inconfundible. Al acercarse uno de los vendedores corrió para apagar su cigarrillo fabricado y así atender a sus potenciales clientes.
"No lo apagues, yo quiero", le dijo nuestro acompañante. "¿En serio?", respondió el vendedor y se ofreció para ir por el producto.
Después de entregar 30 quetzales, el vendedor simplemente cruzó la calle y se dirigió a un grupo de niños y adolescentes. Sí, sí leyó bien, eran niños y adolescentes los que tenían la droga. La imagen fue captada con una cámara oculta.
El hombre regresó con un gramo de marihuana. Estaba empacada dentro de una bolsita de plástico, acompañada de un papel especial para forjar un cigarrillo.
Se le preguntó por "algo más fuerte", es decir, cocaína u otro tipo de estupefaciente. El vendedor contó que a un costado de los baños ubicados en la Concha Acústica venden cocaína y crack.
El escenario era el mismo. Un grupo de adolescentes y niños que no pasaban de los 11 y 15 años eran los que se encontraban en el lugar.
Tras observar a sus alrededores, el acompañante no quiso comprar, pues a pocos metros se encontraba un grupo de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), quienes, según él, nos observó desde que realizamos la primera compra.
“Mejor no nos arriesguemos”, dijo. Hecho en el que se estuvo de acuerdo.
Otro entrevistado contó que la utilización de menores de edad se ha implementado como un recurso para evadir a las fuerzas de seguridad, pues “ya estaban muy choteados” y en cada operativo “se perdía mucho producto”.
Además, el vendedor contó que están tan "controlados" que una vez uno de sus amigos había preparado "pastelitos" con marihuana para la venta, pero al salir de su casa fue detenido con todo y su bandeja. "Salió hasta en las noticias", resaltó.
Los niños y el mercadeo de drogas
Víctor Gudiel, director de la Fundación para la Juventud (Fundajú), aseguró que el uso de niños en el narcotráfico es muy común, no solo en la venta y distribución, sino que los ven como clientes potenciales, empleados o sicarios a futuro.
“Los usan principalmente como vigilantes. Debido a la agilidad de los niños para correr y avisar si algo está ocurriendo o está por ocurrir. Son los vigías más exitosos, nadie va a desconfiar de un niño”, indicó Gudiel.
Mientras que el director General Adjunto de la PNC, Helver Beltetón, aseguró que en sus investigaciones “no han identificado” que utilicen a los niños como mulas para el resguardo y distribución de los estupefacientes.
Sin embargo, sí saben que “en algunos casos utilizan a menores de edad para que estén en la vía pública y den señales del domicilio en donde se distribuyen” las sustancias ilícitas.
Hay algo más preocupante. El representante de Fundajú contó que mientras ponían en marcha un programa de prevención de la violencia en una zona muy conocida de la ciudad, se encontraron con un escenario digno de una película de horror, había niños que “creaban clientes futuros”.
"Los mismos narcos drogan a los niños. Vimos cómo patojos de 10 u 11 años, que ya se dedicaban a la venta de drogas, llevaban marihuana y cocaína a las escuelas para regalarle a sus compañeritos. Su función era hacerlos consumidores”, narró Gudiel.
En su último Informe Mundial Sobre Drogas 2023, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió sobre un aumento preocupante de la producción y el consumo de drogas en el mundo.
El estudio refiere que 5 de cada 10 personas, de entre 15 y 64 años, son o han sido consumidores de estupefacientes en todo el mundo. Esto ha disparado no solo las cifras de enfermedades relacionadas con el consumo, sino que también las muertes.
La puerta y el callejón
Estábamos decididos a ubicar puntos de venta y distribución, y la Plaza de la Constitución no es el único lugar en zona 1 donde comercializan drogas ilícitas.
Junto a nuestro acompañante nos dirigimos hacia el área de la 18 calle de la zona 1. Un punto importante del comercio en la ciudad.
Después de preguntar en comercios y a vendedores de dulces, una persona nos informó de un punto de venta. “Ahí encuentran lo que quieran”, dijo.
Sin tanta fachada ni escondite, encontramos el lugar. Se trata de una vivienda ubicada a pocos metros de la Policía de Turismo (Politur) de la PNC.
Según las indicaciones, la vivienda mantiene la puerta abierta para que ingresen sus “clientes” y puedan comprar sin dificultades. Y así fue.
Al llegar al punto, observamos a un hombre que no solo saludaba a cuanta persona pasara, sino que también se movía constantemente desde la vivienda a los vehículos parqueados sobre la calle.
Más tarde nos enteramos que él, además de dedicarse a cuidar el parqueo, también es el encargado de venderle a los compradores que llegan en sus automóviles. No se bajan, solo piden, pagan y se van.
Así pues, entramos. Era una casa antigua con un callejón estrecho. Al final había una puerta de metal con rejas y un timbre. Tras tocar, un hombre de avanzada edad salió para atender. Nuestro acompañante solo pronunció una frase: “Dame una dura y una suave”.
El hombre reaccionó con sorpresa, pero no nos hizo esperar. “Ahora vuelvo”, dijo. Después de unos segundos eternos, reapareció y entregó dos cápsulas. Una contenía cocaína (suave) y la otra, crack (dura), también conocida como piedra.
Cada una tuvo un costo de 65 quetzales.
El “producto” venía empaquetado en un blíster, como si se tratara de un medicamento. En el caso de la cápsula era de color corinto con blanco, mientras que el aluminio que lo cubría era de color azul.
Uno de los entrevistados aseguró que los puestos de venta y distribución de ilícitos utilizan diferentes fachadas. La mayoría de veces son negocios legales como la venta de alimentos, cuidadores de carros y hasta hoteles, que además alquilan sus habitaciones para que sus clientes puedan consumir de manera discreta.
Esta modalidad ocurre con mayor frecuencia en hoteles o pensiones del Cerrito del Carmen y los que están a los alrededores de las calles 18, 17 y 16 de la zona 1, así como en las zonas 4 y 8 de la ciudad.
Resulta interesante que todo ocurrió a plena luz del día. No hubo que esconderse, ni esperar la oscuridad de la noche.
Según los entrevistados, el consumo y la venta de drogas se ha ido normalizando, lo que ha facilitado encontrar cualquier “producto”.
NOTA: Este reportaje fue dividido en tres capítulos. No dejes de ver la segunda parte mañana donde encontrarás más detalles de esta investigación.