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La espiral misak

Por Artesanías de Colombia. martes 4 de mayo de 2021

En el mes de la madre, compartimos la historia de la artesana Patricia Hurtado, madre, artesana y líder de la Asociación Espiral Misak. ¡Conózcala!

Espiral Misak, Patricia Hurtado
Patricia Hurtado - Imagen: Artesanías de Colombia

Patricia Hurtado fue criada por su madre y sus abuelos maternos en Silvia, Cauca; en el seno de una familia del Pueblo Misak. En el “yatul”, que es la huerta y la despensa para los Misak, conoció los poderes medicinales y nutritivos de las plantas, mientras sus mayores le contaban acerca de su origen y de la importancia de ser líder. 

De la mano de su abuela, aprendió a tejer con lana en crochet y a usar el telar vertical. Pero la culminación de estos saberes llegó a la manera de las niñas Misak: con la primera menstruación. El ritual constó de un encierro de cuatro días. Bajo la tutela de su abuela, Patricia terminó de cimentar sus conocimientos en el telar vertical. 

En esos cuatro días, aprendió a tejer sus propios chumbes, anacos (ruanas para las mujeres) bufandas y mochilas. Del encierro, salió convertida oficialmente en una artesana. Hoy tiene 35 años y  dos hijos, un chico de 19 y una chica de 15,  a quienes enseña el arte que aprendió de su abuela. 

Para ella, ser mamá artesana significa: “transmitir los saberes y legados de los shures y shuras para que la tradición no muera y continúe viva de generación en generación”. Hoy son sus dos hijos, quienes hoy le ayudan a Patricia en la elaboración de nuevos bocetos y diseños que además de mantener la simbología Misak, también se adaptan al mercado contemporáneo. 

Hace un lustro creó la Asociación Espiral Misak, con el objetivo de organizar el trabajo de treinta mujeres artesanas de la vereda Ñimbe, Cauca, así como de fijar precios competitivos para sus productos tejidos, cuyo proceso de elaboración y venta beneficia a 150 familias. 

El proceso inicia con el cuidado de las ovejas. Pastorearlas, cambiarlas de potrero y alimentarlas bien, garantiza que produzcan mejor lana. Las ovejas se esquilan y la lana se lava para sacarle la mugre. Se deja secar y se tiza, es decir se desenreda y se deshacen los nudos. De esta manera, queda lista para convertirse en el hilo con el que se tejen las ruanas, las bufandas, las mochilas y las chalinas. Si se trabaja en el telar vertical, se debe montar la cantidad exacta de lana necesaria para una ruana o una cobija. 

Estos productos pueden ir en el color natural de la lana, o pueden teñirse empleando plantas de la huerta como la cebolla larga, que da un color verde; las hojas del nogal, de las que se obtienen los tonos marrones; o diversas frutas con las que se consiguen colores vivos como el rojo y el amarillo.

El Pueblo Misak concibe el tiempo como una espiral en tres dimensiones. Una rueda que da vueltas en sí misma. La llaman el ir y venir. Por ello, no pierden de vista el pasado y las historias contadas por los mayores. Cuando tejen, hilan el pensamiento con sus tejidos. 

Y es en este pensamiento, en el que para las artesanas de Espiral Misak, la ancestral “Cacica Manela” las acompaña en su oficio. Mientras tejen, recuerdan que Mama Manela les enseñó la importancia femenina de ser semilla y dejar huella en los demás. Con esa intención ancestral, elaboran y sacan a la venta sus productos artesanales,esos que nos muestran al mundo, parte de su cultura.

Celebremos el mes de las madres con las historias que nos inspiran, nos recuerdan el origen y nos animan a conservar nuestra tradición. ¡Que vivan las Artesanías!

Patricia Hurtado fue criada por su madre y sus abuelos maternos en Silvia, Cauca; en el seno de una familia del Pueblo Misak. En el “yatul”, que es la huerta y la despensa para los Misak, conoció los poderes medicinales y nutritivos de las plantas, mientras sus mayores le contaban acerca de su origen y de la importancia de ser líder. 
De la mano de su abuela, aprendió a tejer con lana en crochet y a usar el telar vertical. Pero la culminación de estos saberes llegó a la manera de las niñas Misak: con la primera menstruación. El ritual constó de un encierro de cuatro días. Bajo la tutela de su abuela, Patricia terminó de cimentar sus conocimientos en el telar vertical. 
En esos cuatro días, aprendió a tejer sus propios chumbes, anacos (ruanas para las mujeres) bufandas y mochilas. Del encierro, salió convertida oficialmente en una artesana. Hoy tiene 35 años y  dos hijos, un chico de 19 años y una chica de 15,  a quienes enseña el arte que aprendió de su abuela. 
Para ella, ser mamá artesana significa: “transmitir los saberes y legados de los shures y shuras para que la tradición no muera y continúe viva de generación en generación”. Hoy son sus dos hijos, quienes hoy le ayudan a Patricia en la elaboración de nuevos bocetos y diseños que además de mantener la simbología Misak, también se adaptan al mercado contemporáneo. 
Hace un lustro creó la Asociación Espiral Misak, con el objetivo de organizar el trabajo de treinta mujeres artesanas de la vereda Ñimbe, Cauca, así como de fijar precios competitivos para sus productos tejidos, cuyo proceso de elaboración y venta beneficia a 150 familias. 
El proceso inicia con el cuidado de las ovejas. Pastorearlas, cambiarlas de potrero y alimentarlas bien, garantiza que produzcan mejor lana. Las ovejas se esquilan y la lana se lava para sacarle la mugre. Se deja secar y se tiza, es decir se desenreda y se deshacen los nudos. De esta manera, queda lista para convertirse en el hilo con el que se tejen las ruanas, las bufandas, las mochilas y las chalinas. Si se trabaja en el telar vertical, se debe montar la cantidad exacta de lana necesaria para una ruana o una cobija. 
Estos productos pueden ir en el color natural de la lana, o pueden teñirse empleando plantas de la huerta como la cebolla larga, que da un color verde; las hojas del nogal, de las que se obtienen los tonos marrones; o diversas frutas con las que se consiguen colores vivos como el rojo y el amarillo.
El Pueblo Misak concibe el tiempo como una espiral en tres dimensiones. Una rueda que da vueltas en sí misma. La llaman el ir y venir. Por ello, no pierden de vista el pasado y las historias contadas por los mayores. Cuando tejen, hilan el pensamiento con sus tejidos. 
Y es en este pensamiento, en el que para las artesanas de Espiral Misak, la ancestral “Cacica Manela” las acompaña en su oficio. Mientras tejen, recuerdan que Mama Manela les enseñó la importancia femenina de ser semilla y dejar huella en los demás. Con esa intención ancestral, elaboran y sacan a la venta sus productos artesanales,esos que nos muestran al mundo, parte de su cultura.
Celebremos el mes de las madres con las historias que nos inspiran, nos recuerdan el origen y nos animan a conservar nuestra tradición. ¡Que vivan las Artesanías!

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may 09/2021 Cielo Quintana dice

Hermoso escrito haciendo honor al pueblo Misak Guambiano especialmente a sus Ancestrales Madres

may 09/2021 Cielo Quintana dice

Hermoso escrito haciendo honor al pueblo Misak Guambiano especialmente a sus Ancestrales Madres

may 09/2021 Cielo Quintana dice

Hermoso escrito haciendo honor al pueblo Misak Guambiano especialmente a sus Ancestrales Madres

may 09/2021 Cielo Quintana dice

Hermoso escrito haciendo honor al pueblo Misak Guambiano especialmente a sus Ancestrales Madres

may 09/2021 Cielo Quintana dice

Hermoso escrito haciendo honor al pueblo Misak Guambiano especialmente a sus Ancestrales Madres

may 09/2021 Cielo Quintana dice

Hermoso y detallado escrito que hace Honor a Nuestro Pueblo Misak Guambiano, especialmente a sus Mujeres!

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18 de abril de 2024 - Última actualización: 17 de abril de 2024

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